Parlamento
unicameral para el ajuste político
Senador
José Korzeniak: Reducir el número de diputados es
peligroso para la representatividad. En cambio, en estados unitarios
como el uruguayo no tiene sentido que haya dos cámaras, como
en los federales. Y el procedimiento de reforma debería ser
muy ágil.
EN PERSPECTIVA
Martes 12.03.02, 09.00.
EMILIANO COTELO:
Además del ajuste fiscal, ¿es necesario un ajuste
político? ¿Los partidos y los dirigentes deben dar
una señal a la sociedad en cuanto a que también es
posible bajar el gasto de los organismos de gobierno?
El ex presidente Luis Alberto Lacalle lanzó, a fines de
febrero, algunas ideas de modificaciones constitucionales con la
finalidad de reducir el presupuesto del Poder Ejecutivo, el Poder
Legislativo y los gobiernos municipales y, al mismo tiempo, dotar
de mayor agilidad a las instituciones.
Las repercusiones fueron de diversos tipos. El presidente Jorge
Batlle cuestionó la oportunidad del planteo, mientras el
ex presidente Julio María Sanguinetti anunció que
estudiaría la iniciativa pero aún no ha dado a conocer
su opinión.
Desde la izquierda, en tanto, las primeras reacciones fueron críticas;
después hubo un período de silencio, y sobre el fin
de semana surgieron algunos planteos llamativos. El jueves, por
ejemplo, en declaraciones al semanario Búsqueda, el general
retirado Liber Seregni calificó de "válida"
la propuesta de Lacalle y consideró que la iniciativa podría
dar lugar a replantear "cuál debe ser la composición
del Poder Legislativo". En ese sentido se preguntó si
en lugar de discutir la reducción del número de legisladores
no sería más conveniente instrumentar "un sistema
unicameral".
Por su parte, en declaraciones que recogió el diario El
Telégrafo de Paysandú, el senador Danilo Astori dijo
cosas parecidas a las de Seregni. Astori consideró que la
iniciativa de Lacalle es "digna de estudio", pero no compartió
la forma elegida por el líder blanco para reducir el Parlamento.
El senador dijo que "Uruguay funcionaría mejor con una
sola cámara" y, concretamente, propuso la eliminación
del Senado. Según Astori, la Cámara de Representantes,
con su integración actual (99 diputados), permitiría
asegurar que se mantenga una representación proporcional
integral.
Por último, en esta serie de pronunciamientos podemos citar
al senador el senador socialista José Korzeniak, consideró
que "en países unitarios como Uruguay el mejor sistema
es el unicameral".
Precisamente estamos ahora en diálogo con el senador José
Korzeniak, catedrático grado 5 de Derecho Constitucional
en la Facultad de Derecho de la Universidad de la República.
Antes de pasar a la médula de su opinión, ¿qué
dice usted respecto de la propuesta del doctor Lacalle?
JOSÉ KORZENIAK:
La propuesta del doctor Lacalle tiene muchos puntos, no exclusivamente
el de la disminución del número de parlamentarios.
EC - Pero en ese plano concreto, la reducción en un tercio
de las dos cámaras.
JK - En ese plano concreto, no me preocupa demasiado el número
de parlamentarios. En Uruguay, en términos históricos,
el número ha ido disminuyendo. En 1918 los diputados eran
120 y ahora son 99. De 1830 a 1918 el número subió,
porque originalmente había un senador por departamento y
un diputado cada 3.000 almas, como establecía la Constitución
de 1830.
Hago esta referencia histórica porque en materia constitucional
es uno de los temas en que uno, a lo mejor con un poco de arrogancia
intelectual, oye grandes "payadas". La política
y la Constitución están mucho más pegadas que
lo que ocurre en otras ramas del Derecho, donde el sentido común
puede resolver las cosas. En materia constitucional, aunque el sentido
común es importante, hay que conocer un poco los temas.
La propuesta del doctor Lacalle es disminuir el número de
integrantes de la Cámara de Diputados de 99 a 66, y el de
la Cámara de Senadores de 30 a 20, más el vicepresidente.
Me parece que lo más importante no es el número.
Creo que para Uruguay y su población el número es
un poco alto. No creo que sea un tema demasiado importante: ahorrar
10, 20 o 30 sueldos de senadores y secretarios equivaldría
a 1 millón de dólares por año; habría
que esperar 33 años para que el ahorro en sueldos de diputados
y senadores diera un resultado equivalente al de una decisión
equivocada del gobierno, como es para muchos aportar U$S 33 millones
al Banco Comercial.
Es una respuesta política que recoge un sentimiento popular
que dice "que haya menos cargos en la administración
pública así hay más cargos en la vida privada,
en el mercado laboral". Me parece que tiene esa finalidad,
lo que no quiere decir que no haya que estudiarla objetivamente.
EC - Hace pocos días, en su espacio de análisis político,
el politólogo Oscar A. Bottinelli examinó En Perspectiva
las consecuencias de una reducción de las cámaras
como la que propone Lacalle en la representación proporcional.
JK - Sí: serían importantísimas, y algunas
graves. El doctor Lacalle planteó la base, pero no redactó
un proyecto de reforma tampoco en este punto. Hasta hace poco podía
sostenerse la tesis del diputado Lara, quien unos días antes
que Lacalle, había propuesto que se disminuyera por ley el
número de diputados, porque la Constitución permite
que ello se haga sin necesidad de reforma constitucional.
EC - ¿A usted le preocupan esos impactos en la representación
proporcional?
JK - Sí, sin duda. Yo soy partidario del sistema unicameral,
de una sola cámara; no la de Diputados ni la de Senadores:
es una Asamblea Legislativa, como hay en muchos países, a
algunos de los cuales les da un excelente resultado.
EC - Debo entender que usted es partidario de un sistema unicameral
desde hace tiempo, no desde ahora, a partir de esta discusión.
JK - Desde que empecé a dar clases de Derecho Constitucional,
en 1960, como ayudante, primero de Barbagelata, después de
Gross; y lo he escrito más de una vez. El tema es un clásico
en el Derecho Constitucional, en todos los libros de Constitucional
aparece un capitulito que dice "Unicameralismo o bicameralismo".
EC - ¿Por qué, para usted, en Uruguay no tiene sentido
un sistema bicameral?
JK - No diría tan fuerte, que no tiene sentido; por algo
Uruguay desde 1830 ha tenido dos cámaras. Pero el origen
de las dos cámaras tiene antecedentes franceses e ingleses,
que también influyeron mucho. Le menciono el sistema inglés
por una razón elemental: por razones históricas, Inglaterra
tiene una cámara verdadera, que es la de los Comunes -lo
que serían los diputados-, electa, y otra cámara que
es una especie de resabio de sus viejas monarquías, que es
la de los Lores, cuyos miembros no son electos, sino que la integran
por tener títulos nobiliarios. En el caso de estos últimos,
sus hijos heredan esos títulos y siguen siendo miembros de
la Cámara de los Lores.
¿Pero qué ha pasado con la experiencia inglesa, que
es muy sabia? En materia política la historia va haciendo
a los ingleses, con mucha sapiencia. En realidad hay una sola cámara
en materia legislativa, que es la de los Comunes; la de los Lores
no participa en la iniciativa de las leyes ni en su aprobación.
Esto nos muestra que los ingleses han ido comprendiendo la historia,
que les ha ido mostrando que la discusión de una ley repetida
en dos lugares distintos es una discusión un poco bizantina,
es lo que más retarda la aprobación o reprobación
de las leyes. Lo importante es saber qué quiere el Parlamento,
si aprobar o reprobar. Y en Uruguay y todos los países unitarios
que tienen dos cámaras es una discusión que se repite.
EC - Usted introdujo un concepto que no manejamos habitualmente,
¿qué quiere decir que Uruguay es un país unitario?
JK - En Derecho Constitucional hay una distinción entre
países federales, sistemas federales -como Estados Unidos,
México, Brasil, Argentina- y países unitarios. En
los federales, para decirlo en términos muy populares, cada
estado miembro es de verdad un estado que tiene su propia Constitución,
sus propios códigos y demás; en cambio en los países
unitarios hay una sola unidad política, con una sola Constitución.
En los países federales es absolutamente válido entender
que tenga que haber dos cámaras: una con representantes de
toda la nación, en el caso de Estados Unidos con representantes
de toda la Unión, como dicen ellos, y otra con representantes
de cada estado, porque la soberanía se reparte o se discute:
unos dicen que la tiene la Unión y otros que la tienen cada
uno de los estados. Eso es una federación.
EC - Por eso en ese caso se justifica el sistema bicameral.
JK - Claro: en una cámara está la voluntad de los
estados y en la otra la de toda la Unión, para que de la
armonía o el desencuentro de ambas cámaras se pueda
juntar eso que algunos llaman las dos soberanías.
Hay muchas teorías sobre dónde radica la soberanía
en un sistema federal; en los hechos radica en el gobierno central,
todo el mundo lo sabe. Pero pregúntele a un tejano de Estados
Unidos, quien le va a decir que la soberanía radica en los
estados miembros: Tejas es soberano porque es un estado, y necesita
una representación.
Pero Uruguay es un país unitario. Hay cierta descentralización
territorial -y es bueno que la haya- pero de todos modos son departamentos,
no repúblicas. Esto no es una federación. Mi departamento
de Rocha no tiene su Constitución, su Código Penal,
su Código Civil: se rige por la Constitución nacional,
por el Código Penal nacional, por el Código Civil
nacional, etcétera. ¿Para qué las dos cámaras?,
¿para representar qué?
La gente que no está cerca del Derecho Constitucional no
lo sabe: habla del diputado que representa a Canelones, a Montevideo
o a Artigas. Eso es absolutamente equivocado: los diputados son
simplemente elegidos en circunscripción departamental, pero
una vez incorporados a la cámara son representantes nacionales,
de toda la nación, igual que los senadores.
EC - Ése es el verdadero nombre del diputado: representante
nacional; Cámara de Representantes.
JK - Es el nombre que tiene en la Constitución, porque ésa
es la realidad jurídica. Está bien que si fue elegido
en un departamento vaya a visitarlo, porque sus electores están
allí, pero es un representante de toda la nación,
igual que los senadores. Tienen el mismo estatuto jurídico,
ganan lo mismo, trabajan más o menos lo mismo que los senadores,
y si hay haraganes los hay en una y otra cámara.
Yo no participo de eso que se dice de que en Uruguay "la manía
de las reformas constitucionales" es una cosa muy mala. Primero,
porque no es verdad que en los países que a veces se toman
como modelo constitucional, como Estados Unidos, no haya habido
reformas. Hay quienes dicen que la Constitución estadounidense
tiene más de 200 años y que parece mentira que aquí
cada poco tiempo la cambiemos. No; la Constitución estadounidense
tiene muchas más reformas que la uruguaya, la gente no lo
sabe, no sabe lo que son las enmiendas; la Constitución original
estadounidense no tenía una declaración de derechos,
y ahora la tiene, fruto de esas enmiendas; lleva más de 20
reformas o enmiendas, mientras que las nuestras son la del 18, la
del 30, la del 34, la del 42, la del 52, la del 67 y la del 96,
además de dos o tres cositas más que se reformaron
en la década del 30. De modo que nuestra Constitución
se ha modificado mucho menos que la estadounidense, a diferencia
de lo que la gente piensa.
Es como cuando se pregunta por qué tenemos una Constitución
con tantos artículos, mientras la Constitución estadounidense
tiene pocos. A veces eso me hace sonreír. Tiene pocos artículos
porque está dividida en artículos, que a su vez están
divididos en secciones, mientras que la nuestra es al revés.
La Constitución estadounidense tiene pocos artículos
pero tiene un texto larguísimo, más o menos como el
nuestro.
EC - Todo esto venía a cuento de la propuesta del doctor
Lacalle. ¿Qué iba a decir usted?
JK - El doctor Lacalle -esto ya no es una descripción académica,
es una tesis política- conocía que ya había
un proyecto del diputado Lara que proponía disminuir por
ley, creo que a la mitad, el número de integrantes de la
Cámara de Representantes (o Diputados), porque la Constitución
actual autoriza que la ley pueda modificar el número de sus
miembros. Ese proyecto había cobrado cierta difusión
en los medios, que son particularmente aptos -como todo Uruguay-
a recibir con beneplácito la cuestión de las leyes
y la Constitución; es un tema que apasiona a los uruguayos:
somos el país más "juridista" del mundo.
Lo digo con propiedad, lo he estudiado en congresos internacionales.
No hay otro país que tenga tantos planteos de inconstitucionalidad
como Uruguay; somos "juridistas", para bien o para mal.
En períodos de crisis es excelente que seamos así,
no digo leguleyos, digo legistas, pero en períodos de normalidad
constitucional hay una tendencia a enredarse en discusiones jurídicas,
lo que a todo el mundo le gusta: es como un hobby nacional, junto
con otros, como el fútbol y la democracia (lo que me parece
muy bien).
EC - ¿Por qué dice esto?
JK - Dejando de lado eso, creo que el doctor Lacalle, cuando vio
ese proyecto, cuando vio que había encuestas -repito: es
una tesis política; ni siquiera eso, una aventura intelectual-
que muestran que mucha gente tiene una reacción a decir:
"¡Cuántos parlamentarios! ¿Para qué
sirve el Parlamento? No hacen nada, trabajan poco" (a veces
trabajan poco, hay parlamentarios que trabajan muy poco), "hay
que disminuir el número; es un ahorro y con ese ahorro se
puede mejorar, se pueden dar puestos de trabajo para otros",
recogió ese sentido, yo no diría popular porque no
creo que las mayorías piensen eso, pero hay sectores importantes
que lo piensan. Lo digo para dolor mío, en algunas encuestas
que estuve escuchando, de gente experta que las ha estudiado muy
bien, el Parlamento en su imagen popular está por debajo
de las Fuerzas Armadas, lo cual no es nada bueno. La culpa no la
tiene la gente sino el Parlamento, en mi opinión.
Me parece que Lacalle, como hábil operador político
-lo digo en el buen sentido- necesitaba recuperar el primer lugar
en la interna del Partido Nacional -ésta es una aventura
intelectual mía- y planteó eso. No explicó
muy bien cómo sería el sistema electoral para hacer
eso, si la disminución en 33 miembros de la Cámara
de Diputados se haría con pérdida de representantes
de algunos departamentos o de todos. Recuerdo que en la propuesta
del diputado Lara se decía que Montevideo y Canelones tenían
demasiados diputados. Creo que ahí estaba cometiendo un error;
no comparto eso porque si dos, tres o un departamento tienen menos
diputados la representación proporcional se altera. El público
tiene que saber que el número de diputados de cada departamento
se fija en proporción a la cantidad de ciudadanos que actúan,
no es caprichoso; y hay una limitación que dice que ninguno
puede tener menos de dos.
Concretamente, sobre la propuesta del doctor Lacalle, digo que
salvo en el tema del Senado, que al final no es tan grande -es de
los chicos en el mundo-, lo otro se puede hacer por ley, no necesita
una reforma constitucional. Si bien esa ley requeriría dos
tercios de votos en cada cámara, también los requeriría
el procedimiento que propone el doctor Lacalle para reformar la
Constitución, la llamada ley constitucional.
Quiero contrastar esto, porque de algún modo lo comparo
con un borrador de reforma constitucional que tengo. Mi propuesta
para reformar la Constitución va por otro lado: es el segundo
de los procedimientos que prevé el artículo 331 de
la Constitución, que se llama iniciativa legislativa, no
ley constitucional. Dos quintos de los legisladores pueden firmar
un proyecto de reforma, lo que obliga al presidente de la Asamblea
General a someterlo a plebiscito en las más próximas
elecciones.
EC - Ese es un punto importante, ¿usted efectivamente está
impulsando una reforma que lleve a un Parlamento unicameral?
JK - No. Creo que Uruguay en este momento tiene otros problemas
mucho más urgentes e importantes y hay que usar un procedimiento
liviano -en el sentido de ágil- para hacer esas reformas
que necesita la Constitución en temas urgentes. El cambio
de un Parlamento bicameral a un Parlamento unicameral es un tema
que requeriría un procedimiento más parsimonioso y
el más democrático -al decir de Aréchaga-,
que sería una Convención Nacional Constituyente, una
Asamblea Constituyente. Eso lleva mucho tiempo, mucha discusión,
hay elegir una convención que lleva 260 miembros. Pero para
cambiar uno de los resortes que viene desde 1830, que es el de las
dos cámaras, para sustituirlas por una sola, a mi juicio
el mejor procedimiento es el de la Convención Nacional Constituyente.
Es un consejo del viejo maestro Aréchaga, que me parece bueno.
Yo estoy impulsando un proyecto de reforma que tiene temas puntuales,
económico-sociales, algún tema electoral -como los
tiene también el proyecto del doctor Lacalle en otros puntos-,
alguna cosa referida a los órganos de contralor -como también
plantea el doctor Lacalle. No es lo mismo, pero son los mismos temas
que él plantea en su borrador (y digo "borrador"
porque todavía no ha circulado oficialmente en el Frente,
aunque muchos compañeros lo tienen), para lo que se necesitan
dos quintos, que son 52, y el Encuentro Progresista tiene 52 legisladores,
40 diputados y 12 senadores. No tendría que haber esos seis,
siete, ocho meses de discusiones interminables, llenas de prensa
y televisión, para ver qué pasa con la reforma, si
se ponen de acuerdo o no.
Creo que el uruguayo que necesita trabajo y gana poco o está
inseguro o al que roban todos los días en su comercio o en
su casa, quedaría asombrado de ver un sistema político
enfrascado en una discusión de seis meses para ver si va
a aprobar una reforma constitucional. La Constitución es
un marco jurídico en el cual se desenvuelve el Estado de
derecho en sus bases institucionales, pero no es un tema al cual
dedicar tantos meses. En ese sentido, el procedimiento que yo propongo
es muy económico.
EC - Pero para otra reforma constitucional.
JK - Para una reforma constitucional que contenga dos o tres aspectos
puntuales en lo económico-social, en lo electoral y en el
Poder Judicial.
EC - Pero no contendría modificación alguna del Parlamento.
JK - No, la reforma del Parlamento, que sostengo como algo mejor
para Uruguay, es una cosa de más largo alcance, que requeriría
una Convención Nacional Constituyente.
EC - Sobre la cual el Frente Amplio no tiene posición. Es
una opinión personal suya.
JK - Es una opinión personal mía, pero que cuenta
con adhesiones, también personales, entre las cuales la del
doctor Tabaré Vázquez, quien más de una vez
ha dicho que está de acuerdo con un Parlamento unicameral.
Lo mismo ocurre cuando se dice: "Hay que disminuir el número
de miembros de las juntas departamentales"; el Frente Amplio
tiene un proyecto de reforma constitucional de largo alcance que
hizo hace mucho, casi desde su fundación empezó a
elaborar un proyecto. En proporción a la población
activa había juntas departamentales con muchos miembros,
otras con menos miembros y otras con pocos miembros, lo que parece
ser lo mejor, representación proporcional en las juntas,
también en su integración. Eso estaba en el proyecto
del Frente Amplio, un proyecto que se hizo hace mucho, fue entregado
a todos los partidos pero nunca hubo respuesta oficial de ninguno.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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