Después
de Simón, "buscar hacia adentro"
"Quiero
cuidar esta felicidad; ayudame a cuidarla". Eso fue lo que
Sara Méndez entendió de la primera conversación
con quien luego se confirmaría como su hijo, Simón.
Él ya no tenía dudas de que ella era su mamá.
Sara, sin embargo, necesitaba "escucharlo de una autoridad".
Tras la certeza del análisis de ADN, comienza la etapa de
"contar qué está pasando con esta historia y
con mis sentimientos", dice Méndez. Sin embargo, tras
años de exposición pública, aclara: "Necesito
reflexionar y vivirlos con Simón".
EN PERSPECTIVA
Miércoles 20.03.02, 07.35.
EMILIANO COTELO:
La confirmación de la identidad del hijo de Sara Méndez
es una de las noticias más destacadas de los medios de prensa
desde ayer. Los diarios uruguayos le dan distinta relevancia: La
República lo ubica como titular principal: "Es Simón";
El Observador le da un título secundario a una columna: "Confirman
oficialmente el hallazgo de Riquelo"; también El País
le da uno de los títulos chicos: "Prueba: Simón
Riquelo fue identificado y ya no está desaparecido";
y también es un titular secundario en Ultimas Noticias: "Simón
Riquelo vive en Argentina".
Al comenzar el programa, nuestro corresponsal en Buenos Aires,
José Antonio Gil Vidal, señalaba el destaque
especial que da al tema el diario Página/12. La
crónica de Victoria Ginzberg comienza con una frase de la
propia Sara Méndez: "Junto con Simón, también
hemos encontrado un motivo más para avivar el fuego de las
esperanzas y la fe en la lucha colectiva".
Agrega que Sara Méndez "pudo anunciar ayer que había
concluido su búsqueda
de casi 26 años. Halló a su hijo. Ambos
fueron separados en julio de 1976; la madre fue secuestrada en Buenos
Aires y llevada al centro clandestino Automotores Orletti. El niño
tenía veinte días. Sara ya se reencontró con
Simón. Lo hizo aun antes de tener la certeza oficial. Verlo
frente a frente le despertó nervios. 'Parece mentira en una
persona tan grande', dijo de ella misma. Pero entiende que si el
joven debe procesar su historia, de la que se acaba de enterar (hace
quince días no sabía ni que era adoptado), ella debe
asimilar su maternidad, que reapareció con ese joven de 25
años.
"Sara es una de las tres mamás de niños desaparecidos
que sobrevivieron a la última dictadura militar y hasta hace
pocos días era la única que no había recuperado
a su hijo. Hace una semana, luego de haber sido localizado por el
senador uruguayo Rafael Michelini, Simón -que ahora tiene
otro nombre- se sometió por su propia voluntad a los análisis
genéticos que le devolvieron su verdadera identidad. El resultado
fue oficialmente confirmado ayer. 'Fuimos informados por el juez
a cargo del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº
7, Jorge Urso, y la secretaria Olga Chávez, que los estudios
de ADN practicados por el Banco Nacional de Datos Genéticos,
a cargo de la doctora Ana María Di Lonardo, habían
arrojado resultado positivo en un porcentaje de 99.99 por ciento',
informó Sara en un comunicado. En diálogo con Página/12,
la mujer definió este momento como 'el fin de una búsqueda
principio de una relación'. La sobreviviente de la patota
que operaba dentro del Plan Cóndor trata de ser cauta, para
respetar el deseo de su hijo de preservar este incipiente vínculo.
"Sara conoció a Simón la semana pasada, cuando
esperaba los resultados científicos que le confirmaran si
el joven que estaba viendo era su hijo. Ayer se comunicó
por teléfono con él y le confirmó lo que ambos
intuían. De hecho, hasta el mismo presidente de Uruguay,
Jorge Batlle, anunció la semana pasada -sin la autorización
de los involucrados- el hallazgo del joven, en un intento para capitalizar
el caso como un logro de su gestión", según
la interpretación de la periodista.
"'Quienes han compartido conmigo durante estos largos años
las esperanzas, las frustraciones, tienen el derecho muy ganado
para que hoy pueda decir que hemos encontrado a Simón y compartir
la alegría. Siento que hemos ganado una batalla contra la
impunidad y, lo más importante, que ella afirma mi compromiso
en sumar mi modesto esfuerzo, para que esta luz que hoy alumbra
en donde se pretendía preservar la oscuridad, continúe,
continúe...', expresó Sara".
En 1973, Sara Méndez, una militante del Partido por la Victoria
del Pueblo, decidió radicarse en la Argentina ya que era
requerida por los militares en el Uruguay. Su casa había
sido allanada varias veces y también la de varios de sus
familiares.
Pero la situación de Argentina no difería demasiado
a la de Uruguay en cuanto a seguridad y represión se refiere
para los militantes de izquierda.
La posición de los exiliados políticos latinoamericanos
en aquel país fue complicándose a medida que pasaba
el tiempo. En el caso de los exiliados uruguayos, en abril de 1976
habían sido secuestrados entre otros los legisladores, Zelmar
Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, y el matrimonio
Barredo y Whitelaw siendo hallado sus cadáveres días
más tarde, así como también había sido
encontrado el cuerpo de una maestra uruguaya acribillada a balazos
y su esposo continuaba desaparecido. También había
desaparecido el 9 de junio, Gerardo Gatti, hermano del padre de
Simón, Mauricio Gatti.
El 22 de junio de 1976 nacía Simón Antonio, hijo
de Sara Méndez y Mauricio Gatti. Es anotado en un juzgado
argentino como hijo natural bajo el apellido falso de Riquelo. Como
en aquella época la seguridad de los exiliados políticos
era muy frágil, Sara ocultaba su verdadera identidad y cambiaba
su apellido por el de Riquelo. Es así como su hijo queda
registrado como Simón Antonio Riquelo.
(Grabación:)
"SARA MÉNDEZ:
El 13 de julio fue el secuestro y él había nacido
el 22 de junio, es decir que tenía apenas 21 días
cuando nos secuestraron a los dos, luego me separaron de Simón
que quedó en manos de las fuerzas represivas que llegaron
hasta mi domicilio. Por investigaciones que hizo mi familia en el
barrio, sé que quedaron en ese domicilio durante varios días.
Yo digo siempre que esas personas, que en la parte uruguaya fueron
comandadas por José Nino Gavazzo, saben sin ninguna duda
qué pasó con Simón porque tuvieron que darle
inmediatamente algún destino, en la medida en que era un
niño tan pequeño y que merecía atención
inmediata".
(Fin de la grabación)
Junto con Sara Méndez vivía en esa casa Asilú
Maceiro. Las agentes no pudieron detener a Mauricio Gatti, que esa
noche no estaba en su domicilio. Al poco tiempo, el padre de Simón
pudo refugiarse en Europa. Las dos mujeres recibieron una violenta
golpiza durante los interrogatorios y se las detuvo en el centro
clandestino que funcionaba en Automotores Orletti, junto con un
grupo numeroso de uruguayos secuestrados.
Los agentes represivos a cargo del operativo trasladaron a Simón
a la Clinica Norte del barrio Belgrano donde lo abandonaron. Un
policía lo encontró allí y se presentó
ante un juez para pedir la tenencia del niño. Tras el otorgamiento
de esa tenencia, Simon fue registrado como hijo legítimo
del funcionario policial.
Diez días después, en el marco del llamado Plan Cóndor
(coordinación represiva entre militares argentinos y uruguayos),
Sara Méndez, junto con otros militantes del PVP, fue trasladada
clandestinamente a nuestro país y quedó detenida en
el Penal de Punta de Rieles. En 1981, una vez recuperada su libertad,
Sara Méndez comienza a buscar a su hijo.
Restablecido el sistema democrático en el Uruguay las investigaciones
por parte de Sara Méndez continuaron. Ni en el primer gobierno
del Dr. Julio María Sanguinetti, ni en el gobierno del Dr.
Luis Alberto Lacalle ni en el segundo gobierno de Sanguinetti, Sara
Méndez logró novedades sobre su hijo.
En el interín, el 11 de abril de 1991, Mauricio Gatti fallece
de un ataque cardíaco.
Llegado el año 1987 a Sara Méndez recibió la
información sobre un niño que podría ser Simón,
que vivía en Montevideo. Y partir de allí comenzaron
los trámites legales de Méndez para obtener la aprobación
legal para realizar los exámenes hematológicos, a
los que hasta ese momento quien podría ser Simón y
sus familiares adoptivos se negaban.
Tras la asunción del presidente Jorge Batlle, y a su expreso
pedido, el joven Gerardo Vázquez (presunto hijo de Sara Méndez)
accedió finalmente a realizarse las pruebas de histocompatibilidad
y comprobar, si efectivamente, como lo suponía Sara Méndez,
se trataba de su hijo Simón.
Dicho examen se practicó en Uruguay y en Argentina. El resultado
fue negativo.
La Comisión por la Paz creada a instancias del presidente
Batlle para resolver el problema de los desaparecidos en tanto,
no obtuvo información sobre Simón lo que motivó
un enfrentamiento con Sara Méndez.
A fines del año 2001 y tras unos datos conseguidos por la
Comisión por la Paz, una investigacion del periodista Roger
Rodríguez e información conseguida por el senador
Rafael Michelini permitieron acercarse a la dilucidación
de este caso
Hace una semana atrás, el martes 12 de marzo, un joven argentino
accedió a realizarse el examen de ADN ante la fuerte sospecha
de que se trataba de Simón Riquelo.
Finalmente, ayer, 19 de marzo, cuando faltaban apenas quince minutos
para el mediodía se conoció el resultado de los exámenes,
y se confirmó que efectivamente la búsqueda de una
madre por su hijo había llegado a su fin.
Estamos en comunicación con Sara Méndez, desde Buenos
Aires. ¿Cómo fue para usted este giro que se produzco
en su vida, hace...? Yo decía menos de dos semanas, pero
¿cuándo fue exactamente?
SARA MENDEZ:
No recuerdo exactamente la fecha, pero fue hace dos domingos (N.
de R.: domingo 10 de marzo) que tuve la entrevista con el senador
Michelini. Fue a mi domicilio y me empezó a narrar la historia.
Ahí se precipitó todo, porque a los pocos días
tuvimos el comienzo del examen de ADN, y en muy pocos días
también -para las demoras que suelen tener estos exámenes-como
estaba disponible la sangre materna y paterna el plazo fue mucho
más corto y ayer tuvimos la confirmación.
Por lo tanto, todavía tengo la impresión de algo
que ha sucedido pero de lo cual no tengo una conciencia profunda
y real de todo lo que significa.
EC - Sí: entre otras cosas, pensaba preguntarle si después
de tantos años de búsqueda, después de haber
pasado más de 10 años convencida de que su hijo era
Gerardo Vázquez, si ahora que hay un examen de ADN que asegura
que usted encontró a su hijo ¿no le queda ningún
margen para la duda? ¿Está completamente convencida,
ya pudo asumir que encontró a su hijo?
SM - Sí, es muy fuerte. Cuando ayer la secretaria del juez
leyó los resultados que envió el Banco Genético
de Durán, que todos los marcadores habían dado positivo
y se había llegado a ese porcentaje de 99,99%, que es el
más alto al que se puede llegar... es increíble porque
a veces no tenemos conciencia real de hasta qué punto necesitamos
ese tipo de comprobación fehaciente de ese tema, para poderlo
decir. Por más que haya otros indicadores que lo dicen por
otros motivos: el joven me decía que no tenía duda
de que lo era, sin embargo...
EC - ¿El no tenía duda?
SM - El no tenía duda, pero yo tenía la necesidad
de escucharlo de una autoridad, y sobre todo haber culminado no
sólo con el estudio de mi sangre sino también la del
padre. Por supuesto eso era muy importante, en la medida en que
había sangre de Mauricio depositada en el Banco, lo que completó
todo el examen.
EC - En pocos de estos casos de niños desaparecidos que
fueron encontrados se pudo efectuar un examen con tantas posibilidades
de certeza, con la sangre del padre y de la madre.
SM - Sí, porque desgraciadamente los padres no han estado
presentes en esta situación de la búsqueda de sus
hijos, y han tenido que ser los abuelos quienes han salido a buscarlos,
y a veces con un árbol genealógico muy incompleto,
con sangre de tíos, o a veces no, y por lo tanto llevaba
un tiempo prolongado y no se llegaba a resultados tan concretos
como en este caso.
EC - Yo recordaba recién que el padre de Simón, Mauricio
Gatti, falleció en 1991. Pero ustedes habían tomado
la precaución de contar con una muestra de su sangre en este
hospital de Buenos Aires.
SM - Sí: Mauricio había tenido tres infartos estando
en Europa, y fue sometido a una operación muy importante
con muy pocas posibilidades de vida. En ese momento pidió
que se le extrajera sangre y se le hizo el examen de ADN. Ese resultado
está entre las cosas que le traje de su padre, y cuando se
abrió acá en 1985 el banco de sangre y se pudo conformar
una reserva de la sangre de muchos familiares que ya no están
porque han fallecido, los dos nos extrajimos sangre que está
aquí. Gracias a eso podemos tener el resultado con la sangre
de Mauricio.
EC - Yo hablaba recién del cambio brusco que tuvo su vida
en estos últimos 15 días. ¿Usted no tenía
indicios de que hubiera un trabajo en marcha, que estuviera por
culminar encontrando a su hijo?
SM - Tuve una información unos días antes y también
había empezado unos movimientos a través de algunas
personas acá para la ubicación de esa clínica.
Pedí la información a argentinos, que son las personas
indicadas porque conocen el medio. Al otro día estaba ubicada
la clínica, pero tenía que viajar para poder seguir,
tenía temor por el manejo de la información en los
medios de comunicación, sabemos que hasta el correo electrónico
puede ser interferido, y yo estaba pasando por una situación
familiar delicada por mi padre, por lo cual no pude viajar de inmediato.
A todo eso Michelini viene a Buenos Aires que sigue en busca de
pistas sobre su padre, para conocer los hechos y dar con los responsables,
y también continuaba con lo que pudieran ser rastros que
condujeran a Simón. Así fue que unas semanas antes
había conseguido información que precipitó
esto que hoy conocemos.
EC - Para usted, un cambio total en la vida. Y para su hijo, ni
hablar. Porque hasta este mes no sabía siquiera que era adoptado:
se enteró simultáneamente de que era adoptado y de
que probablemente usted fuera su madre, que él fuera ese
niño del cual la sociedad uruguaya ha venido hablando tanto
desde hace un cuarto de siglo. Lo asumió muy rápido,
¿no?
SM - Creo que sí: muy rápido y muy bien. Por supuesto,
cuando hablé con él ayer le dije que no me he podido
dar un espacio para pensar en lo que significa haber terminado la
búsqueda, porque estoy respondiendo a llamadas, y él
no puede tener la dimensión de lo que significa este tema
para Uruguay y aún más allá.
A pesar de que se dedicó a buscar por Internet y a conocer
estos 25 años de búsqueda...
EC - Efectivamente, poco después de enterarse de cuál
era su probable origen, se puso a buscar sus antecedentes.
SM - Se puso a buscar esa historia. Creo que eso lo conmovió
mucho, y fue un elemento que ayudó a la decisión de
querer definir esta situación.
EC - ¿Esperaba que se mostrara tan abierto? ¿Qué
temores tenía?
SM - Creo que estos años de búsqueda, años
en los que no lo hemos tenido con nosotros, han ayudado -por otras
experiencias-a que cuando nos encontremos seamos personas maduras,
con otra seguridad en sus vidas, con independencia de vida, lo que
también facilita a enfrentar esta historia de otra forma.
EC - Pero usted debía tener su temor, me imagino.
SM - Por supuesto, sobre todo a partir de la experiencia anterior.
Y es un paso difícil para cualquier persona tener que dudar
y buscar su propia identidad.
EC - El padre adoptivo de Simón (llamémosle así,
no sé cuál es el nombre con que circula en Argentina)
es un funcionario policial ¿pero no vinculado con los grupos
de represión de los años 70?
SM - Esa es la información que tengo por el senador Michelini:
no he incursionado en absoluto en la vida de la familia...
EC - ¿Se reunió con ellos, además de con su
hijo?
SM - No: hasta ahora, sólo con él.
EC - No ha estado en su casa.
SM - No, no. Los encuentros siempre fueron en lugares públicos.
EC - ¿Tiene padre y madre adoptivos; tiene hermanos?
SM - Sí; también tiene hermanos; tiene una familia.
No quisiera dar datos precisos. A él todavía le afecta
que se pueda dar datos que puedan empezar a vincularlo, sino también
esto que nosotros podemos hablar públicamente porque es una
historia que venimos hablando de distintas formas hace 25 años,
a él le cuesta mucho asumirlo como caso público.
EC - Ustedes han resuelto no dar a conocer la identidad actual
de Simón.
SM - Eso tiene que ser un proceso que él decida, y lo primero
que hicimos ante el Juzgado fue un pedido para que no conste el
resultado del examen de ADN en el expediente que se lleva por el
secuestro de niños acá en Argentina, precisamente
para preservar su identidad.
EC - ¿Se puede saber sí qué hace Simón?
¿Estudia, trabaja, tiene novia...?
SM - Es un joven muy parecido a todos los de su edad. Trabaja,
estudia, tiene novia, tiene proyectos de casamiento a corto plazo.
En un país donde la vida se está poniendo difícil,
tiene muchos proyectos de futuro.
EC - Le ha dicho que es feliz, y que quiere incorporarla a usted
a su felicidad, ¿verdad?
SM - Sí, y creo que en ese "soy feliz" me decía
también "quiero cuidar esta felicidad; ayúdame
a cuidarla", y por lo tanto estaba marcando el cuidado de su
mundo de 25 años, que no se vea invadido. Creo que lógicamente
todavía no tiene conciencia -porque nunca se había
planteado que fuera hijo adoptado-todo lo que significa conocer
su identidad biológica. Por lo tanto, ese mundo se va a ver
alterado quiérase o no por el hecho de que conocer los orígenes
es algo muy fuerte en el ser humano...
EC - ...para cualquier ser humano adoptado, más en un caso
como este.
SM - Claro.
EC - ¿Cuántas reuniones ha tenido con él hasta
ahora?
SM - Dos veces.
EC - Y varias conversaciones telefónicas.
SM - Sí, todos los días.
EC - ¿En qué medida estos 25 años de gestiones,
de movilizaciones, de lucha en la búsqueda de su hijo, todo
eso que a usted la endureció mucho, en qué medida
puede parar de golpe ahora aquel vértigo, aquella tensión,
para poder disfrutar a su hijo? ¿Puede hacerse a un lado
por un tiempo, por un rato en el día, la causa de los derechos
humanos y zambullirse en este capítulo estrictamente personal
al que el destino le llevó? ¿Cómo se hace eso?
SM - Creo que no hay recetas, y que en cada persona esas cosas
se procesan distinto. Creo que terminó una etapa muy dura,
una etapa de búsqueda, muy dura porque -lo digo con total
conocimiento de causa- los familiares no tuvimos la ayuda del Estado
en ninguno de estos países para poder deslindarnos nosotros
de la búsqueda. Absolutamente todos los niños encontrados,
tanto los hijos de los uruguayos como los de los argentinos lo fueron
por las organizaciones de familiares, por organizaciones humanitarias,
por la gente que continuamente pasaba información. Así
hemos llegado en todos los casos.
Eso exige mucha fuerza, pero fuerza que a veces se convierte en
una herramienta muy dura para poder seguir adelante.
EC - ¿Una coraza?
SM - A mí me dijeron en determinado momento que Simón
estaba muerto. Yo tenía la absoluta certeza de que no era
así, y había que proseguir, buscar... Creo que lo
importante es, a pesar de eso, no perder nunca la sensibilidad.
Y creo que la coraza era necesaria porque era un tema sensible no
sólo para quien lo vivió en forma directa sino para
el otro, para quien se hacía conocido, se hacía cargo
de historia a medida que la conocía.
Yo reivindico mi condición de trabajadora social y en especial
de trabajadora por los derechos humanos, en lo que pienso seguir.
Por lo tanto, en ese aspecto no va a haber cambios: estos temas
están en nuestras vidas todos los días, pero creo
que esto que estamos haciendo hoy, que venimos haciendo (anoche
fue hasta la una de la mañana, hoy desde las siete), contar
qué está pasando con esta historia y con mis sentimientos,
que voy exponiendo pero necesito reflexionar y vivirlos con quien
tengo obligación de hacerlo, que este caso es con Simón...
EC - Usted tiene que volver a ser madre... Por supuesto que no
dejó de serlo en estos 25 años, pero "ejercer
directamente" como madre...
SM - Sí; creo que el hecho de no haber estado en toda esa
etapa cuando el niño comienza a decir las primeras palabras,
los primeros balbuceos, a dar los primeros pasos... Yo lo veo hoy
porque tengo la suerte de que mi compañero tenga una nieta
que hoy tiene seis años, Camila, que he podido disfrutar
en lo que no he podido disfrutar a Simón; por supuesto, no
desde el rol de madre sino desde el de algo parecido a una abuela.
Me he dado cuenta, como maestra y como educadora sé lo importantes
que son esos años en la vida del ser humano.
EC - Usted va a tener que reconstruir esa historia: buscar fotos
familiares, que deben existir, de esos mojones tan importantes en
la vida de un niño y un adolescente. Me imagino que va a
tener que buscar las imágenes y charlar, esa es una de las
tantas cosas que tienen ustedes dos por delante, ¿no?
SM - Sí, por supuesto. Creo que va a haber espacio, al menos
ahora tenemos la posibilidad de comunicarnos diariamente. Yo tengo
una gran necesidad de ponerme a escribir, cosa que nunca me había
animado a hacer, pero ahora con un objetivo muy concreto: ahora
hay un destinatario que tiene un rostro, que tiene una vida propia
y una historia, que no es solamente la de Simón sino que
es su propia historia.
EC - Usted dice que a eso tiene que dedicarse. O sea que esta etapa
de comunicación con la gente, con la sociedad uruguaya, va
a tener una pausa en los próximos días.
SM - Creo que lo que estamos haciendo hoy, el esfuerzo de contestar
a todas las entrevistas, es también un pedido por la necesidad
de normalizar la relación, tener espacio para reflexionar,
y si tengo ganas de llorar poder hacerlo.
EC - Ahora empieza otra búsqueda...
SM - ...hacia adentro.
EC - Una búsqueda con dos historias personales.
SM - Así es.
EC
- Una duda que ha que quedado: la fotografía, ese emblema
de Simón con el que usted y todos quienes apoyaron su búsqueda
se han movido en todos estos años, ¿es efectivamente
de Simón?
SM - Es la foto de Simón. Me han dicho que en algún
medio uruguayo salió publicado que era una foto utilizada
en función de que no se tenía un rostro...
EC - Por eso se lo preguntaba.
SM - Esa foto se salvó justamente (no se salvó nada
más, nunca pude recuperar nada de las cosas que estaban en
casa) porque yo la había enviado poquitos días antes
a mi familia. Fue la única foto que tuvieron para poder moverse
durante estos primeros años de búsqueda. Por supuesto,
creo que una foto que habrá perdido mucho del original, porque
ha pasado por tantas reproducciones, pero fue la primera y única
foto que tuvo Simón.
EC - Es una puntualización importante porque dejaba la duda
sobre si hubo tiempo de fotografiar a Simón en esos pocos
días en los que ustedes estuvieron.
SM - Sí, pero creo que también fue parte de una precaución.
EC - ¿"Parte de una precaución"?
SM - Sí: tener una fotografía, que la familia la
tuviera. Tenía muchos más planes para garantizar que,
estando en situación de riesgo, mi familia pudiera tener
otros elementos para valerse, también.
EC - Están organizado un recibimiento con un acto, mañana
por la noche, en el Obelisco. ¿Cómo le resulta eso?
SM - Me resulta algo muy fuerte. Pero creo que la gente lo siente
como algo necesario, porque estamos convencidos de que esta búsqueda
la hicimos entre muchos, muchísimos uruguayos, y que hoy
tenemos el derecho de festejar juntos también.
EC - ¿Usted vuelve mañana mismo?
SM - Mañana, jueves.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón
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