Fernández Huidobro: en
la transición funcionó "un teléfono rojo"
entre militares y el MLN
Senador
Eleuterio Fernández Huidobro: Se puede mirar hacia atrás
y escribir un tango nostálgico, o remangarse para
enfrentar los gravísimos problemas de hoy. El trabajo del
Oyarvide es la reivindicación de soberanía más
grande desde Artigas. Hay que invertir en Defensa, y eliminar mucho
gasto superfluo en el entorno del ministro.
EN PERSPECTIVA
Martes 26.03.02, 09.00.
EMILIANO COTELO:
Dirigente histórico del Movimiento de Liberación Nacional
- Tupamaros, en los años 60 protagonizó varias de
las acciones armadas más notorias y estuvo preso antes y
después del golpe de Estado de 1973. En particular, en la
dictadura pasó por condiciones de reclusión singularmente
duras, recluido durante años en aljibes de cuarteles militares,
en condición de rehén del gobierno de la época.
Hoy, ya en pleno siglo XXI, Eleuterio Fernández Huidobro
no sólo lleva dos años como senador
de la República, sino que desde la semana pasada
preside la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara
Alta. Su designación no pasó inadvertida: inmediatamente
se hicieron oír voces discordantes. Por ejemplo el senador
Yamandú Fau, del Foro Batllista, consideró el nombramiento
de Fernández Huidobro como "una provocación".
Y el ministro de Defensa, Luis Brezzo (también del Foro Batllista),
entendió que esta novedad "no contribuye a la recomposición
de las relaciones políticas en el país".
De todas formas el senador Fernández Huidobro, pocas horas
después de su nombramiento, visitó una dependencia
de la Armada, el buque Oyarvide, y al salir cuestionó fuertemente
la política de recortes presupuestales implementada por el
Ministerio de Defensa Nacional y cuestionó de manera directa,
una vez más, al propio ministro Luis Brezzo.
En fin, sobre su nombramiento, sobre su relación con las
Fuerzas Armadas, sobre el trabajo de la Comisión de Defensa
Nacional vamos a dialogar con el senador del Movimiento de Participación
Popular Eleuterio Fernández Huidobro, que tiene 60 años,
está casado y tiene dos hijas.
Está claro que durante los años de la guerrilla,
antes del golpe de Estado, los tupamaros tuvieron comunicación
fluida con algunos sectores de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo
ha sido la relación con las Fuerzas Armadas desde 1985 en
adelante, desde que se volvió a la democracia y desde que
ustedes fueron liberados?
ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO:
Como todos sabemos, a la salida de la dictadura y por unos años
más Uruguay pasó lo que se llamó el "período
de transición", que recuerdo que fue delicadísimo.
Estaba todo aquello prendido con alfileres, las heridas abiertas
muy frescas y los rencores reconcentrados. Hubo que poner mucho;
creo que todos los sectores políticos del país lo
hicieron, las organizaciones sociales también y creo que
mis antiguos enemigos y nosotros también, para que hubiera
esta convivencia -no desprovista de lucha, pero convivencia pacífica-
desde aquel entonces hasta hoy. Creo que no hubo incidente grave
alguno producto de aquellos rencores y odios de los enfrentamientos
bélicos a muerte que entorpeciera este ya más de cuarto
de siglo de convivencia pacífica. Hubo que poner mucho, mucho.
EC - Pero en ese "poner mucho", ¿hubo contacto,
hubo comunicación Tupamaros - Fuerzas Armadas?
EFH - Sí, sí, sí.
EC - Decir comunicación Tupamaros - Fuerzas Armadas es demasiado
amplio, es generalizar demasiado. ¿Con quiénes ha
tenido diálogo usted: con militares en actividad, con militares
retirados?
EFH - De todo tipo. Este es un país chiquito, donde todos
nos conocemos. A veces basta ir al cumpleaños de un familiar
no muy cercano para encontrarse con un antiguo enemigo. O sentarse
en un bar para ver en la mesa del al lado al que lo tuvo preso a
uno durante añares. O tropezarse en una oficina pública
o simplemente por la calle. Por suerte, este no es un país
de masas; todavía es de tamaño humano, permite esa
cosa que a veces puede dar lugar a graves incidentes, pero otras
simplemente permite que uno se vaya acostumbrando a convivir. Entonces,
cuando pasaron cosas o se temía que pasaran cosas, siempre
hubo una especie de "teléfono rojo".
EC - ¿Cómo era eso del "teléfono rojo"?
EFH - Digamos que quienes de algún modo estuvimos muy enfrentados
y pagamos las consecuencias (nosotros las pagamos bastante), si
tuviéramos que pelearnos de vuelta quisiéramos hacerlo
por decisión propia, no por "púas", "manijas"
o intereses espurios de terceros, que desgraciadamente proliferan
en la vida del mundo, no sólo acá. Quienes generan
los conflictos siempre tienen guantes blancos en las manos, sancochan
en sangre a los pueblos y siguen flotando como corchos, pase lo
que pase, siendo los responsables últimos de todo lo que
pasó. Le pongo un ejemplo...
EC - Se lo iba a pedir: algún ejemplo en que haya funcionado
ese "teléfono rojo".
EFH - ¡Uhhh!, hubo muchos... En cada campaña electoral
con rumores de enfrentamiento, cuando se hablaba de nuestros hospitales
de campaña o de que estábamos entrenando no sé
dónde... Y viceversa: cuando vino Fidel Castro, cuando vino
el rey de España, grandes manifestaciones... En un montón
de oportunidades, especialmente cuando había algunas versiones
o trascendidos de que se estaba preparando esto o aquello.
EC - ¿Entre quiénes funcionaba ese "teléfono
rojo"?
EFH - Entre viejos conocidos.
EC - Estamos hablando de dirigentes tupamaros de un lado; ¿y
del otro?
EFH - De viejos militares de aquella época. Digo "viejos",
porque en realidad cuando usted dijo que yo tengo 60 años...
me abrumó (se ríe).
EC - ¿Pero es cierto o no?
EFH - ¡Es cierto! Eso es lo más desgraciado de todo.
Supóngase que yo era uno de los más jóvenes
en aquella época... (se ríe) imagínese la edad
de los otros.
Nosotros vivimos muchos años dentro de los cuarteles. Como
podrá imaginar, independientemente de las palizas, de la
tortura y de las cosas que pasamos, nos conocemos. Una vez alguien
vino a traerme una denuncia por corrupción y me dijo que
lo mandaba el coronel Fulano. Cuando él le preguntó
"¡¿Cómo me manda ahí!?", le
respondió "Porque estoy seguro de que ese no está
en la joda. Yo lo torturé".
EC - ¿En particular usted tiene diálogo con militares
que lo torturaron?
EFH - Sí, sí, ni qué hablar. No tuve más
remedio que tenerlo durante 13 años... Me faltaron dos para
jubilarme de milico.
EC - ¿Usted es de los ex guerrilleros que se sienten intrínsecamente
"combatientes"?
EFH - Sí, sí.
EC - ¿Qué quiere decir el concepto de combatiente?
EFH - Yo llamé a la lucha armada en mi país, está
escrito; todos mis compañeros lo hicieron, obviamente. Si
lo hice no puedo ahora decir que no lo hice, no puedo caer en esa
incongruencia. Reconozco, eso sí, plenamente, que en mi país
el terrorismo de Estado cayó con los 20 nudos de su látigo
feroz sobre gente que no había hecho absolutamente nada,
que fue presa, torturada, muerta y desaparecida por repartir un
volante, por pertenecer a una organización legal. En mi caso
yo sabía por qué estaba preso.
EC - ¿Hoy qué quiere decir "combatiente"?
EFH - Nada, absolutamente nada. En la guerra, en esa desgracia
repugnante que son la violencia y la guerra se puede ser combatiente
de muchos modos. En esa guerra siempre hay algunas reglas mínimas,
que algunos suelen cumplir y otros no. Cuando se las cumple se gana
respeto.
EC - ¿A qué reglas alude, por ejemplo?
EFH - No rematar a los heridos, atenderlos; no torturar a los prisioneros;
no meterse en el bolsillo dinero, producto de los combatientes;
cumplir la palabra. Yo participé en las durísimas
negociaciones de 1972, salí a la calle, herido; podría
haberme ido. En aquel momento las Fuerzas Armadas confiaron en mí,
yo volví al cuartel para después estar 13 años
como rehén. Creo que eso, para mis enemigos (que no dejaron
de tratarme mal por eso)... nobleza obliga a reconocer que hay palabra.
No me fui del país: fui el último, como todos mis
compañeros dirigentes históricos. O morimos peleando
o caímos heridos y fuimos los primeros en comernos toda la
cárcel que hubo que comerse y todas las torturas que hubo
que comerse. No nos fuimos al exterior a hacer conferencias de prensa
para después pasarnos al bando enemigo, como desgraciadamente
ha pasado en muchos lados.
EC - A partir de esa concepción de combatiente, ¿a
usted y otros dirigentes tupamaros les resulta más fácil
que a otros políticos relacionarse con las Fuerzas Armadas,
entenderlas?
EFH - Tal vez entenderlas, no me animo a decir lo otro. Cuidado:
no creo ser ni que mis compañeros sean Carlos Gardel ni mucho
menos en la materia. Entender una mentalidad, una manera de pensar,
de vivir, de ser, sí; por esa nutrida y densa estadía
dentro de todos los cuarteles del país que desgraciadamente
tuvimos.
EC - Cuando entró al Senado ¿pensó automáticamente
en integrar la Comisión de Defensa Nacional?
EFH - Mi dirigente máximo, mi querido compañero Tabaré
Vázquez, ya me había designado asesor en defensa,
no sé si lo recuerda, junto con el compañero Korzeniak,
en aquellos grupos de asesores que tenía cuando comenzó
la campaña electoral del año 1999. Desde ese momento
-lo decidió él, yo no le había pedido que lo
hiciera- me vi de cabeza metido en la Comisión de Defensa,
no por mi decisión expresa sino como producto de la circunstancia.
Quiero decirle a usted que con ex enemigos míos también
participé en la negociación de España que dio
lugar a la última tregua de ETA. Fue una negociación
peligrosa y participamos juntos, corrimos riesgos juntos.
EC - Es importante recordar ese episodio. Usted remarca que en
aquella negociación participaron tupamaros junto con ex enemigos
suyos, o sea con militares, supongo que retirados.
EFH - Y uno en actividad.
EC - ¿También?
EFH - Todavía quedan algunos, los que eran jóvenes,
que todavía eran muchachitos. Todavía quedan algunos
en actividad, obviamente.
***
EC - A partir de estos antecedentes, de ese relacionamiento con
integrantes de las Fuerzas Armadas retirados y en actividad, desde
el momento en que usted pasó a integrar la Comisión
de Defensa Nacional, ¿cómo lo han tratado las autoridades
militares?
EFH - Con extremada cortesía y respeto. Porque además
la vida sigue, el agua sigue pasando abajo de los puentes. Nosotros
podemos tener "ojos en la nuca", como han dicho que yo
tengo y como tienen otros, pero el problema es que un día
tras otro, como decía Quevedo cuando le preguntaron de qué
estaba enfermo y dijo "de un día tras el otro",
la vida arroja sobre la mesa, en el presente y en el inmediato futuro,
todos los días, gravísimos problemas. Uno puede decir
"Voy a seguir mirando para el pasado", entonces escribe
un tango melancólico y es un gran escritor de tangos. O puede
decir "voy a seguir viviendo la vida al mango, apasionadamente";
aquello está, fenómeno, no lo voy a olvidar nunca
ni voy a arriar mis banderas, como no le pido a nadie que arríe
las suyas. Pero hoy hay otros problemas gravísimos, en el
futuro inmediato hay problemas gravísimos, entonces hay que
remangarse y empezar a trabajar en ellos. Eso es lo que hemos hecho.
EC - Yo le preguntaba por la relación con las autoridades
militares.
EFH - Pasa eso.
EC - En particular, ¿lo han saludado más de una vez
haciendo la venia?
EFH - Ni qué hablar, obviamente.
EC - ¿Cómo le ha resultado eso?
EFH - Normal, no me llama para nada la atención.
EC - ¿Ninguna autoridad militar le ha negado el saludo?
EFH - No, ninguna, en absoluto. Que yo sepa no. Me dijeron que
alguna vez alguno lo hizo y lo arrestaron.
EC - ¿Sí?
EFH - Sí.
EC - ¿De qué fuerza era ese militar?
EFH - Creo que de la Armada. Son chismes, no tengo certeza de que
ello haya sucedido. Pero a mí eso me importa un bledo...
El pito, el tambor, el clarín, la trompeta... Soy civil,
sé que los militares le dan mucha importancia a eso, pero
yo no le doy tanta.
EC - ¿El hecho de ser ahora el presidente de la Comisión
no ha implicado para usted ningún cambio en este sentido?
EFH - No, sustancialmente no, porque cualquier miembro de la Comisión
de Defensa del Senado o de la Cámara de Representantes está
en pie de igualdad con el presidente de turno. La función
corresponde por el resultado electoral, no por otra cosa: cualquiera
puede aportar tanto o más que el presidente. Lo único
que tiene que hacer el presidente es hacerse cargo del orden del
día, consultar con los miembros, proponer temas en debate.
Pero es la vida la que los va proponiendo, más que el presidente.
EC - ¿Es cierto que no era usted en quien el Frente Amplio
había pensado en principio para presidir este año
la Comisión de Defensa, sino el senador Korzeniak?
EFH - No, no. El MPP y yo personalmente propusimos al compañero
Korzeniak. Por resultado electoral al FA le tocaban dos años:
el 40% de cinco años son dos años; en casi todas las
otras comisiones al FA le corresponden dos años de presidencia.
Pero, en esta comisión, la coalición de gobierno se
negó a darnos dos años y nos dio uno. Era obvio por
qué lo hacía.
EC - ¿En qué sentido era obvio?
EFH - Para que yo no fuera. De todas maneras el MPP, o sea Mujica
y yo, en consulta con nuestros compañeros, planteamos a la
bancada de senadores que el compañero Korzeniak en primer
lugar merecía ser el presidente, por más veteranía
en esa comisión -ya lleva varios períodos de gobierno-,
por más sabiduría y por más baquía parlamentaria.
Sabíamos por qué había una sola, pero... bueno:
no queríamos entrar en esa mezquindad, en el mismo nivel
de mezquindad, justamente de "ojos en la nuca", que hizo
que la coalición le votara dos presidencias al FA en todas
las demás comisiones, menos en esta. Que fuera Korzeniak.
Pero la unanimidad de los senadores, a propuesta del senador Korzeniak,
decidió que fuera yo. De modo que quedé atrapado.
***
EC - Ahora que es presidente de la Comisión, hablando de
la agenda, de los temas a priorizar, ¿qué se puede
adelantar con respecto a este año?
EFH - Usted ya encaró alguno ayer.
EC - ¿El del buque
Oyarvide, concretamente, o el de la Armada en su conjunto?
EFH - Podemos decir "Ministerio de Defensa en su conjunto",
después "Fuerza Aérea en su conjunto", "Ejército
en su conjunto", "Armada en su conjunto"...
En un período de crisis, de ajustes fiscales, de recortes
de gastos, es obvio que si fuéramos gobierno actuaríamos
de otra manera; pero no somos gobierno. Entonces, hay que defender
en medio de la crisis aquellos puntos de cualquiera de las tres
fuerzas que no pueden dejar de funcionar. Uno de ellos es el o "los
Oyarvide", porque para el relevamiento geofísico, tal
como quedó claro ayer -escuché con mucha atención,
aunque lo sabía todo-, especialmente del espesor de nuestros
sedimentos, que es vital para nuestros hijos y nietos, se necesitan
dos barcos, no uno. Por lo menos dos. Ya tenemos una oferta de precio
político en Alemania de otro Oyarvide un poco más
chico que podemos sacar por unos U$S 400 mil, en tres cuotas. Le
hemos entregado U$S 33 millones al Banco Comercial, el equivalente
a 66 Oyarvide. Podríamos hacer una "vaquita" entre
diputados y senadores y lo compramos.
EC - ¿Esa compra está en cuestión?
EFH - Lógico: está en cuestión porque la tijera
de Bensión, que entra en el país como un elefante
en un bazar, recortando parejo todo, "la Biblia y el calefón,
Carnera y San Martín", comete estos disparates. Uno
piensa que lo hace sin darse cuenta, pero el malintencionado puede
decir que se está dando cuenta muy bien de lo que hace.
EC - Para quienes no conocen la actividad que desarrolla el buque
Oyarvide ni la que tiene que llevar adelante esa otra nave a que
usted aludía, ¿por qué entiende que es imprescindible
que estos gastos no sean recortados?
EFH - Porque es la reivindicación territorial de soberanía
más grande desde la época de Artigas, con todo lo
que eso implica. Llegaríamos a unos 250 mil kilómetros
cuadrados de soberanía, en lo que la soberanía tiene
que ver con en el mar, mucho más que en nuestro continente,
sin contar con nuestros intereses en la Antártida. Mal hablarían
de nosotros nuestros hijos y nietos si mañana perdieran eso
porque no compramos ese barquito.
¡Hablar de U$S 400 mil...!, cuando aparte de los U$S 33 que
le regalamos a los estafadores del Banco Comercial, estamos mandando
otros U$S 35 en este mismo momento para arreglar los despilfarros
de Ancap en Argentina, y cuando Ancap está contratando a
una empresa francesa para hacer exactamente lo mismo que hace el
Oyarvide -que además haciendo la prospección comercial
y quedándose con esos secretos-, pagándole; cuando
los gastos de publicidad y el esponsoreo de algunas cosas de Ancap
daría para solventar los gastos del Oyarvide... Esto parece
cosa de locos.
EC - Ayer el ministro de Defensa Nacional, Luis Brezzo, dijo textualmente:
"Me parece un poco exagerado todo el fervor que puso el senador
Fernández Huidobro en la defensa de las actividades del buque
Oyarvide".
EFH - Lo que pasa es que mi historia con el Oyarvide es vieja.
EC - ¿De cuándo viene?
EFH - Uh, ya del gobierno de Sanguinetti, cuando -con toda la modestia
del mundo- hicimos la denuncia. En aquella oportunidad, cuando yo
escribí la nota en Mate Amargo, el Oyarvide estaba amurado
al muelle por falta de recursos: no tenía ni para el gasoil.
Hicimos la denuncia en dos números; no dio lugar a una gran
difusión nacional, pero en las Fuerzas Armadas impactó
tremendamente y Sanguinetti se vio obligado a mandarle gasoil.
Usted podrá imaginarse... Yo no quiero pensar en malas intenciones
de nadie, pero que Uruguay no reivindique esa extensión de
soberanía de 200 a 350 millas es del interés enorme
de las grandes multinacionales pesqueras, por ejemplo. No quiero
juzgar malas intenciones en nadie, pero ¡cuidadito!: cuando
la gente dice "Los militares no quieren trabajar", el
problema es que a veces quieren y no los dejan.
Por ejemplo, la gran interrogante (otro tema para la Comisión
de Defensa): ¿por qué se desactivó la tripulación
de un superpetrolero por parte de la Armada, que daría para
solventar los gastos de prácticamente toda la Armada, y que
para que a Uruguay le saliera gratis esa parte del presupuesto?
Gran pregunta. Yo quiero saber y lo voy a poner en la Comisión
de Defensa del Senado.
EC - ¿Puede explicar un poco mejor, aunque sea brevemente,
este caso?
EFH - Recordarán los que peinan canas varios superpetroleros
propiedad de nuestro país, que no sólo se encargaban
de traer el crudo que Uruguay necesitaba, sino también de
trabajar para terceros. Uno de ellos estuvo trabajando para Petrobras
durante tres años, por ejemplo.
El país está pagando ese servicio: es petróleodependiente
y está trayendo a la boya de José Ignacio, en petroleros
de otras banderas, de empresas privadas, el crudo que necesita.
O sea que estamos haciendo ese gasto, sí o sí. ¿Por
qué se desactivó eso, que además permitía
formar oficiales de la Armada? El único lugar donde los oficiales
se forman es en la mar, como ellos dicen: en cubierta, en el puente;
porque en un escritorio... es bravo.
EC - Ese va a ser otro tema que usted a poner en la agenda de la
comisión.
EFH - Sí, uno de los temas. La gente a veces dice: "Habría
que gastar menos en el Ministerio de Defensa". Ni hablar: hay
acuerdo total de todas las bancadas y de las Fuerzas Armadas en
que hay que gastar menos. Porque los trabajos académicos
y las investigaciones publicados por miembros activos de las Fuerzas
Armadas dicen lo mismo.
El gran problema es que no sólo estamos gastando más
de lo necesario sino que lo estamos gastando pésimamente:
es un despilfarro al cuadrado. Por ejemplo, el otro día se
fue un general a Estados Unidos y se llevó su caballo. Fue
como agregado militar y se llevó el caballo, con todos los
gastos pagos.
Mientras tanto, no hay recursos para el Oyarvide ni para la Fuerza
Aérea, que a esta altura de la vida es peatonal, es lo menos
volátil que hay en el país. No hay radares para prevenir
desastres meteorológicos como la tromba del otro día,
no hay radares de tierra desde hace un tiempo (fueron desmontados,
lo descubrimos cuando investigamos la tragedia del barreminas Valiente)
para vigilar, controlar y salvar todo el tránsito marítimo
-turístico, comercial, pesquero, etcétera- en el estuario
del Río de la Plata.
Hay cosas que son escandalosas, que rompen los ojos. Pasan en casi
todos los demás ministerios y son la explicación de
esta política neoliberal, salvaje, que quiere dejar todo
en manos privadas. Fíjese (yo me caliento un poco): el Oyarvide
trabaja hoy con otro barquito más chico, del cual no le han
hablado porque hubiera sido alargar demasiado la conversación.
Ese barquito tiene a bordo más o menos el mismo instrumental
en pequeño y se dedica, para no gastar al Oyarvide, a hacer
lo mismo pero en los álveos, en las bahías, en los
álveos acuáticos de aguas bien someras.
Por ejemplo, trabaja en la Bahía de Montevideo, en el canal
de acceso, etcétera. Después de la subasta de la terminal
de contenedores, todo eso que está haciendo va a ser a beneficio
de las empresas privadas y de la Administración Nacional
de Puertos, que todavía sigue siendo del Estado. ¿Usted
puede creer que le cobran al Oyarvide por amurar a puerto? ¿En
qué país puede caber un disparate de esta naturaleza?
Cuando amura fuera de donde lo hacen los otros buques de la Armada
(tiene que amurar ahí porque tiene en el casco aparatos muy
sensibles) le estamos cobrando el agua y la luz, cuando esto tendría
que ser declarado de interés nacional. La Cámara de
Representantes ya lo apoyó y nosotros vamos a hacer lo imposible
para que en el Senado se vote la media sanción que falta.
Lo que pasa es que el Senado lo mandó a la Comisión
de Hacienda, y allí manda Bensión.
EC - Entonces, por un lado hay una serie de temas vinculados al
presupuesto de las Fuerzas Armadas y su eventual reestructura y
racionalización, en la medida en que usted entiende que hay
gastos superfluos e innecesarios mientras que hay debilidades en
otras áreas.
EFH - Especialmente hay mucho gasto superfluo en el Ministerio
de Defensa, o sea en los entornos y alrededores de don Luis Brezzo.
Hay muchos asesores muy bien pagos que nunca pertenecieron a las
Fuerzas Armadas.
EC - ¿También está en la agenda la reestructura
o la reformulación de las Fuerzas Armadas?
EFH - Este es un gigantesco capítulo. Está en la
agenda desde 1985, y el señor Jorge Batlle había dicho
que lo agendaba para el año pasado. Yo comprendo: vino la
aftosa, la crisis argentina, etcétera, la crisis uruguaya...
Espero que lo introduzca este año, justamente para ese gran
debate nacional que necesitamos en torno a la defensa nacional,
si son o no necesarias las Fuerzas Armadas, y la otra gran interrogante:
qué Fuerzas Armadas necesitamos. El comandante en jefe de
la Armada nos decía el otro día algo parecido a un
viejo cuento de gallegos (con todo el respeto que tengo a los gallegos):
"Le dijo un gallego al otro: ¿vamos a declararle la
guerra a Estados Unidos? Y el otro le dice: ¿y si ganamos?".
El comandante en jefe decía que creía que llegamos
en tiempo para hacer esa reivindicación territorial, por
la cual vamos a tener 250 mil kilómetros cuadrados, y también
compromisos internacionales, por ejemplo de búsqueda y rescate
en esa área y mucho más allá en el Atlántico,
más la protección de toda la riqueza que hay ahí.
Y se preguntaba: ¿cómo cuidamos eso después?
O sea, "¿y si ganamos?".
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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