Quileros "aceptan vender
productos uruguayos"
Director
nacional de Aduanas, Víctor Lissidini: Solamente los quileros
de Tacuarembó (no fronterizo) llenan cuatro contenedores
de comida por semana, reconocido por ellos mismos. Los estoy convenciendo
de que es un delito que los afecta no sólo a ellos, y distribuir
una canasta de alimentos uruguayos entre sus clientes habituales.
EN PERSPECTIVA
Viernes 29.03.02, 08.14.
EMILIANO COTELO:
Desde que asumió el nuevo director nacional de Aduanas, se
discute la relación con los quileros, qué se les permite
a esos trabajadores tradicionales de las zonas fronterizas de nuestro
país, a partir de la determinación adoptada por las
nuevas autoridades en cuanto al cero quilo. La Dirección
Nacional de Aduanas (DNA) prometió responder en las próximas
horas a esos reclamos que han efectuado los quileros de Rivera,
que solicitan los dejen pasar 20 quilos de mercadería por
la frontera para comercializarla en la zona de Tacuarembó.
El doctor Víctor Lissidini, director nacional de Aduanas
estuvo en esa región. ¿Cuántos días
estuvo en la frontera?
VÍCTOR LISSIDINI:
Fui y vine en el día, estuve en Rivera hace 38 horas, y luego
volví.
EC - ¿Cuál fue el resultado de esas reuniones?
VL - El reclamo de los quileros -cosa que ya conocía- era
poder pasar 20 quilos, pero no 20 quilos semanales, el tema era
poder vender esa mercadería extranjera en el departamento
de Tacuarembó. Creo que eso no se puede permitir de manera
alguna, evidentemente constituye un ilícito. Y fuera de constituir
un ilícito, creo que el gran problema de esa gente es que
no tiene conciencia de que está cometiendo un delito.
El delito del contrabando en sí mismo se podría denominar
como delito no aberrante, porque no vemos a la víctima. Pero
la víctima está cada vez más cerca, es la desocupación,
la falta de empleo y todos los problemas que ello acarrea.
EC - Lo que pasa es que es una costumbre completamente asumida
e instalada en esa zona del país.
VL - Aunque sea una persona tenga la costumbre de golpear a su
señora o a los hijos, y diga que la tiene desde hace 10 o
15 años, sigue constituyendo un delito: en algún momento
eso debe detenerse. Creo que una de mis grandes responsabilidades
es transmitir a la gente quiénes son las víctimas
del contrabando. Una consecuencia es la desocupación, el
cierre de las fábricas e incluso la propia destrucción
de la familia. De eso no nos hemos dado cuenta; tenemos que visualizarlo
y tomar conciencia de este flagelo, de este cáncer que es
el contrabando.
EC - Entiendo perfectamente lo que usted dice, pero el problema
es cómo frenar de golpe eso que está tan consolidado.
Es más: en distintas oportunidades se anunció el cero
quilo -hablo de gestiones anteriores a la suya-, se habló
en particular de restringir o directamente eliminar la actividad
de los quileros, pero siempre terminó habiendo un retroceso,
una marcha atrás. Supongo que todo eso contribuye a las protestas
y las gestiones que esta gente ha realizado ante ustedes estos días:
la costumbre de que esto se termina arreglando, de que hay una alternativa.
¿Cómo resuelve usted esto, en este momento y con esos
antecedentes?
VL - Mi idea es continuar no permitiendo el ingreso masivo de mercadería
extranjera, porque eso le hace un gran daño al país.
Solamente los quileros de Tacuarembó llenan cuatro contenedores
de comida por semana, reconocido por ellos mismos. Hoy el viaje
es diario, a veces dos o tres veces por día; varios integrantes
de la familia se han sumado a eso. La consecuencia es una cantidad
de fábricas que hoy ya no trabajan en el volumen que tendrían
que trabajar para poder dar alimento a toda esa cantidad de gente.
Y estamos hablando del centro del país, no de un departamento
fronterizo.
Tenemos que dar alguna solución. Estamos trabajando en una
canasta de productos nacionales, en que esa gente se regularice,
se inscriba como monotributaria en la Dirección General Impositiva
(DGI) y el Banco de Previsión Social (BPS). Estamos trabajando
incesantemente en el tema: hace menos de 24 horas estuve reunido
con el presidente de la Cámara de Industrias, buscando solucionar
el tema de la canasta personal.
EC - ¿Cómo es la idea de la canasta?
VL - Son productos nacionales que van a llegar a determinado precio.
La idea es transformar a los quileros en comerciantes formales y
darles la distribución de la canasta por canales a los que
hoy no está llegando el comercio formal.
EC - ¿Cuáles esos canales?
VL - Son establecimientos ganaderos, pequeñas villas y pequeños
poblados, donde ellos tienen los contactos y venden su mercadería.
Que sigan vendiendo mercadería; ahí no hay comercios
formales porque esta gente lo ha impedido. Naturalmente, ¿quién
se va a constituir formalmente en determinado lugar, donde puede
tener 80, 90, 100 clientes, si por otro lado tiene un flujo continuo
de mercadería extranjera a menor precio? Nadie invierte en
un lugar donde las reglas de juego no son claras o son claras de
esta manera, con mercadería que entra ilícitamente.
No hay posibilidad de que haya formalismo cuando las reglas de juego
no son claras. La idea es transformar a esta misma gente, que tiene
esos canales de distribución, en distribuidora de mercadería
nacional en lugar de mercadería de contrabando.
EC - ¿Cómo se lograría que esos productos
nacionales tuvieran un precio acorde a lo que los clientes de los
quileros están acostumbrados a pagar?
VL - Tenemos diferencias en algunos productos, por ejemplo en el
aceite; una notoria diferencia en el azúcar, diferencia en
la yerba... Por eso se conforma lo que se denomina una canasta,
cuyo precio en general va a ser igual o inferior al de esos productos
en el supermercado de Livramento, en el caso de los de Rivera.
Estamos trabajando en eso. La idea que se trasmitió a los
industriales es: amplíen su producción, ganen menos
ampliando su producción.
EC - ¿Cuál ha sido la respuesta?
VL - La respuesta de los productores de aceite, como Cousa, Saman,
ha sido realmente afirmativa: van a hacer un producto bueno, como
es el uruguayo, a un precio realmente acorde, que permita que consuman
productos uruguayos más de 300 mil personas que viven en
Uruguay y consumen del otro lado de la frontera.
EC - ¿Qué dicen, por otro lado, los quileros?
VL - Los quileros están urgidos por el tema de la canasta
en mérito a que parece que las medidas de controlar la cantidad
de quilos que pasan por la frontera en principio han funcionado.
EC - Esa gente se ha quedado sin trabajo.
VL - Sí, por eso tratamos de solucionar este tema urgentemente.
En toda esta semana de Turismo-Criolla-Santa-de la Vuelta Ciclista
hemos estado trabajando en este tema.
EC - ¿Aceptan el mecanismo de la canasta?
VL - Por supuesto.
EC - ¿Sí?
VL - Por supuesto. Además creo que los he convencido de
que están cometiendo un ilícito y provocando un daño,
no sólo eventualmente a ellos mismos, que pueden llegar a
ser procesados por el delito de contrabando; muchos de ellos han
sido procesados sin prisión y han perdido la mercadería,
que se les ha incautado. Deben ser regularizados, tener derecho
a la seguridad social, o sea a constituirse como ciudadanos que
cumplen con el país, que están dentro de la reglamentación.
Eso implica un sacrificio. El hecho es que si un porcentaje, por
menor que sea, se formaliza y vende productos uruguayos, empieza
a tomar un buen camino.
EC - Este sistema que usted ha estado negociando con quileros en
la zona de Rivera y Tacuarembó, ¿se extendería
a otras zonas fronterizas con Brasil?
VL - El tema de la canasta tiene que funcionar en toda la frontera
con Brasil y Argentina.
EC - Ahora tenemos el mismo problema con Argentina.
VL - Sí. Esto tiene que ser universal. El tema de la canasta
es llegar con un buen producto al menor precio posible, es reducir
el costo de la canasta de alimentos al uruguayo.
EC - ¿Cuándo podrán concretarse estos planes?
VL - Esperemos que lo antes posible. Lamentablemente no depende
del director nacional de Aduanas personalmente, depende de muchos
factores como la distribución del productos, juntar todo
el producto. Instituciones como la Cámara de Industrias y
Cambadu que están trabajando arduamente en el tema.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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