Preguntas al
senador Alejandro Atchugarry
RAMÓN DÍAZ:
Ha sido estimulante la charla. En particular querría destacar lo
estimulante que es decir que tenemos un camino propio, que podemos
tener una política para enfrentar la adversidad actual, no simplemente
sentarnos a esperar que los demás resuelvan el problema. Es estimulante
también que el senador Atchugarry pida, sin duda en nombre de su
partido y de su gobierno, que lo rezonguemos que no van a un ritmo
que encontremos adecuado. Creo que ésa es la tarea de lo que trabajamos
en materia de opinión.
Estoy de acuerdo con prácticamente todo lo que ha dicho, pero no
conozco el detalle, ha sido en términos un tanto generales. En materia
de desregulación de los monopolios estatales el presidente de la
República ha hablado de este año como el período en que se iban
a producir las desmonopolizaciones. Yo querría preguntarle qué perspectivas
hay de eso. Creo que el caso paradigmático es el de Ancap y que
la terminación del monopolio de los destilados es tal vez la medida
de más fuerza si lo que se quiere cambiar son las expectativas y
decirle a la gente que el país cambió, entonces quería preguntarle
en materia de monopolios en general y de ése en particular.
Y luego en materia de una enigmática falta de ritmo en algunas cosas.
Si queremos desregular, ¿cómo es posible que la ley de marco regulatorio
de la energía ecléctica, que es de 1997, no esté todavía regulada
y que tampoco se haya dictado la reglamentación de la ley de desmonopolización
de los alcoholes? Eso no indica una actitud diligente, entusiasta
del gobierno hacia permitir una mayor participación del sector privado
en esas actividades.
ALEJANDRO ATACHUGARRY:
El doctor Ramón Díaz está haciendo justamente lo que pedí que hicieran:
no nos peguen porque hacemos sino por lo que no hacemos. Es correcto,
y además aprovecho la oportunidad para enmendar un olvido no menor.
Siento en primer lugar que en materia de desmonopolizaciones el
gobierno ha puesto el más rápido acento en las telecomunicaciones,
además hay una discusión pública en esa materia. Creo que ahí había
dos estrategias posibles: una es buscar un socio para Antel, lo
que conlleva explícita e implícitamente dejar medio cerrado el mercado;
si yo salgo a vender una minoría accionaria de Ancel, para que sea
interesante tengo que apostar a que no haya muchos operadores. En
eso el gobierno tiene decisión ejecutiva de hacer en setiembre u
octubre la subasta de las bandas, empezó a funcionar la Unidad Regulatoria
que en realidad lo que hace es desregular, a pesar de su nombre,
porque también hay que regular la desregulación. Muchas veces las
regulaciones están ocultas en los monopolios, hay una regulación
no explícita que se toma en la oficina del gerente tal de la oficina
de Ancap o de Antel, eso ha sido siempre así. Tal vez tengamos el
mayor énfasis o la mayor velocidad en materia de comunicaciones,
las bandas van a ser subastadas; hay alguna duda en cuanto a si
la actual permisaria participará en forma directa o indirecta, pero
en definitiva vamos a tener esto no más allá de setiembre u octubre.
Por eso en términos políticos se ha dicho “está bien, el día que
se quiera vender algo venimos y pedimos una nueva ley”; hoy no queremos
dar esa discusión porque nos parece mucho más relevante abrir el
mercado que tratar de cerrarlo y ver si se obtienen para la caja
algunos dólares.
En realidad el tema de las telecomunicaciones empezó a desregularse
de facto por la nueva tecnología desde hace algún tiempo, pero el
tema de Ancap ha sido tal vez el sistema más regulado del país,
ha tenido un firme plan de 25 años por el que fue reduciendo la
cantidad de estaciones, haciendo las cosas de determinada manera,
así que es el sector más regulado de la economía. Sentimos que el
modelo final, del que estaremos a cuatro o cinco años, es un mercado
totalmente abierto. ¿Cómo llegamos? Hay quienes preguntan por qué
no desregularlo ya; hay una discusión de precios, algunos dicen
que el tema no está en la refinería. El total de sueldos que paga
Ancap es de 60 millones de dólares en una factura de 1.080, de los
cuales Bensión es 500 y pico; el precio final de Ancap es el 20
y pico y la cadena de distribución es el 13 y pico. Entonces el
tema no está en la refinería, lo de la refinería es una de esas
discusiones criollas que tenemos, es el tótem de la discusión para
el gremio, para la izquierda, para la derecha, para el centro, para
todo el mundo. Pero no pasa por ahí, refinería sí o no no es el
verdadero problema, el problema es cómo hacemos para ir desregulando
un sistema muy regulado, donde diría que el principal problema son
las estaciones, donde ostensiblemente hay 600 y pico de señores
que tienen no sé cuántos empleados y que pagan un determinado valor
por la llave de sus estaciones, a los que no les podemos decir en
un momento de recesión que vamos a dejar que pululen como hongos
después de la lluvia por todos lados, porque sería un cambio de
reglas y tendrían derecho a quejarse: usted me tuvo 50 años con
unas reglas, a mí que soy privado, no soy del Estado, y de la mañana
a la noche me las cambió. Hay inversiones, hay valor de llave, hay
puestos de trabajo y las reglas no se pueden cambiar de un día para
otro. De modo que lo más interesante de este asunto es cómo vamos
preparando a Ancap, reduciendo su personal, preparándola para competir.
Después competirá o no, pero el objetivo central de esta transformación
es, primero darle a la sociedad uruguaya los precios internacionales,
ése es el centro de la reforma. Yo busco un socio para tener precios
internacionales, y naturalmente, desde que busco un socio tengo
que poner un límite, porque tampoco voy a compartir un monopolio
con un privado toda la vida. Entonces al mismo tiempo que voy preparando
a Ancap, que voy explicitando un sistema regulatorio para estaciones
y distribuidores a los que a través de la Unidad Regulatoria les
tendré que marcar las reglas de juego, pongo una fecha. Si esto
es operativo en el año 2002, tal vez en 2005 o 2006 el país tenga
que ir a la total liberación, como ocurre en todos los mercados.
Usted seguramente no comparte este argumento, desearía hacerlo hoy
mismo, pero el país en 70 años no hizo nada, Ancap terminó invirtiendo
buscando petróleo en Argentina, compartiendo estaciones en Argentina,
todo a pagar de nuestra tarifa. Ese es el estado de situación que
hemos abordado y que tenemos, entonces la primera misión es equilibrar
la empresa y la segunda es transformarla, porque si abro después
tengo que poner un impuesto para pagar las inversiones fallidas
y los funcionarios. El costo existe, lo real es bajarlo, Ancap es
una inversión importante que tenemos los uruguayos, a la que tenemos
que buscar un buen destino. No tenemos por qué malbaratar una inversión
importante que tenemos, pero no podemos, por defender nuestra inversión,
perjudicar a toda la sociedad. El factor de empalme, para parafrasear
a nuestro amigo Cavallo, es empezamos ya, inmediatamente la transformación,
apretamos a la organización haciéndole bajar los precios, que es
la forma de obligar a hacer una transformación más eficaz. El día
que yo le digo “mire, aquí tiene una dead line, usted está acá y
tiene que terminar acá” es el día que le pongo el ritmo a la reforma
interna, porque se reforma o se reforma porque éste es el precio
que le baja y se le bajan los recursos. Tenemos que dar esta discusión
en dos meses para habilitar el llamado a interesados, al final la
empresa va a terminar siendo operada por una sociedad privada mixta
entre el Estado y un privado. Se va a fortalecer la inversión que
el país ha hecho en Ancap y en sus cadenas de distribución, que
buenas o malas ya tenemos, una local y otra en Argentina. Eso nos
habilita a que a fin de año, encaminado esto, le planteemos al país
la discusión de fondo que usted plantea. En función de esto hay
un camino de fortalecimiento de Ancap, que va a ser fuerte y va
a resistir la competencia. A los señores que tienen estaciones les
tenemos que dar un horizonte, avisarles tres, cuatro, cinco años
antes “mire que vamos para allá, por lo tanto adecue sus inversiones,
su posicionamiento en el mercado porque va a haber un cambio de
las reglas que tuvo durante 70 años”. Le avisamos con anticipación
y racionalmente le decimos que el 1º de enero del año tal esto se
abre totalmente, para ese momento Ancap, las cadenas de distribución
y las estaciones deberían tener amoldado su procedimiento para adecuarse.
Rezónguenos, tiene razón en hacerlo. También le digo si yo abro
mañana genero un perjuicio para por lo menos 10 o 12 mil personas
que trabajan en el sistema de distribución a las que les cambiaría
las reglas de juego y que tendrían derecho a quejarse. Y tengo un
costo fijo en Ancap, que si no puedo cargar a la tarifa en algún
lado lo tengo que cargar; lo efectivamente revolucionario a nuestro
juicio es bajar ese costo y ponerle un término. Si estuvimos 70
años así, podemos tomarnos cuatro más para desregular. Alguien podría
preguntar por qué no nos tomamos dos; lo vamos a discutir en el
Parlamento, capaz que hay que tomarse dos, capaz que hay que hacerlo
antes de que termine este gobierno. No le puedo anticipar lo que
va a pasar, me gustaría terminar aunque sea en el último año de
gobierno para decir “lo dejé hecho”, veremos si están los votos
en el Parlamento. Es una discusión en la cual todos ustedes nos
van a ayudar para que en lugar de ser en el 2006 sea en el 2004,
para que podamos decir “nos fuimos, pero quedó hecho”.
JOSÉ MARÍA NORI:
Usted hizo referencia a la desregulación de los ferrocarriles y
a otros temas vinculados a ése, y manejó una cifra, habló de 80
millones de dólares. Hace alrededor de un año hablábamos de alrededor
de 40, hoy es 80, sin embargo las grandes empresas internacionales
de ferrocarriles estiman que la reconversión de la infraestructura
de Uruguay no puede bajar de 150 millones de dólares si se quiere
hacer una reconversión mínima, razonable para que en un país el
50% de las mercaderías esté en tránsito. La interconexión con Argentina
y Brasil obliga a ese tipo de cosas. Podría hablar de otros temas
a los cuales estamos vinculados en materia de inversiones. En el
tema de Ancap, en cemento, hay un acuerdo con Loma Negra en Argentina,
pero la administración anterior de Ancap no hizo lo necesario para
poder tener las conexiones con grupos brasileños, donde hay un mercado
muy fuerte para la reserva de calizas que tenemos en la zona de
Treinta y Tres. O sea que tenemos la visión de que hay distintas
ventanillas, de que no hay una coordinación general en materia de
inversiones.
AA - Es valiosa la pregunta. Hasta donde yo entiendo, 40 es aparentemente
el costo, por lo menos directo, de hacer el ramal que va paralelo
a la ruta 5 hasta Rivera. 80 es el costo si se hacen dos ramales;
probablemente la cifra de 150 que usted maneja se refiere al caso
de que se atienda a toda la red. No hay diferencias en las cifras,
todo depende de cuál es el objetivo. El objetivo central de esta
concesión no es todo el ferrocarril sino hacer los dos ramales básicos,
el que conecta con Brasil y el que conecta con Argentina, no toda
la red ni todos los tramos de la red. Además en realidad la cifra
es un poco mayor, porque AFE ha estado adquiriendo –incluso para
cobrarnos algunos préstamos mal dados en el pasado– una serie de
elementos por 20 o 30 millones de dólares que seguramente no están
tomados cuando se habla de una inversión de 40 u 80, hay que agregarlos.
De modo que tomando en consideración lo que AFE ya tiene y que no
estamos hablando de toda la red sino de lo principal, es probable
que las cifras sean consistentes. Lo que estamos pensando concretamente
son básicamente dos trabajos que según he escuchado del Ministerio
de Obras Públicas estarían en el entorno de 40 cada uno, el paralelo
a la ruta 5 y la conexión con Argentina, que son la prioridad desde
el punto de vista de la infraestructura global. Si a esto le sumamos
20 o 30 millones de dólares que ya están de material estamos en
110, con lo cual la cifra no parecería estar demasiado lejos.
En cuanto al portland, creo que llegó la hora de la verdad. Es el
mismo tema de siempre: estamos todos de acuerdo pero cuando llega
la hora de la verdad con 80 personas estamos bien. Ese es el tema
y va a haber que hacerlo, porque de otro modo de un proyecto que
supone incluso exportar portland y bajar los costos vamos a terminar
en la situación actual, en la cual amablemente se comparte el oligopolio
con otra empresa de carácter privado. Ya lo están ejerciendo, con
las sonrisas de Ancap ya subieron un 10% hace una semana. Es un
proyecto para hacer y llegó el momento de hacerlo, ahí va a haber
las posturas políticas que vamos a mirar entre todos. Ese pedido
de rezongarnos no es sólo para el gobierno, es para todo el sistema
político, vamos a repartirla. Cuando llega el momento de hacer las
cosas éstas siempre están de determinada manera y siempre hay alguien
que está cómodo con que estén así y si cambian ese alguien siempre
se va a quejar. Es natural, es humano, es normal, no vamos a echar
a nadie pero vamos a tener normas para redistribuir personal, para
premiar retiros, no al barrer, cuando hagamos una operación de reestructura.
Ancap tiene planteados dos proyectos de asociación muy claros en
alcohol y portland, probablemente ambos traigan algunas resistencias
de sus funcionarios. Está todo muy lindo hasta que llega el momento
de hacerlo: está bárbaro, vamos, venimos, hablamos, hacemos los
proyectos de inversión pero llega el momento terrible de decir “500
no, 80”. Nadie va a echar a nadie, pero ¿tengo una fábrica con 80
o con 500? Con 80, y llegó el momento de hacerlo. Vamos a necesitar
el apoyo de la opinión pública. Esa es la realidad, por ahí está
el ahorro real, cuando usted me diga “500”, “no, son 80, porque
la fábrica es de otra naturaleza”. Por ahí está. La gente no tiene
la culpa, entonces hay que ponerle una especie de paracaídas para
que las familias no sufran porque no tienen la culpa, las personas
trabajaron 20 años en algo. Nadie los va a desamparar, pero si no
hacemos la transformación dentro de 20 años tendremos otra vez los
500 y estaremos haciendo el portland más caro del universo. Lo del
portland sin duda se va a hacer, lo de los alcoholes también, es
parte de la transformación de la empresa. La empresa necesita algún
tiempo, muy poco, y sobre todo un respaldo para ir tomando estas
decisiones de fondo. ¿Queremos una Ancap fuerte o vamos a hacer
un mecanismo por el cual dentro de tres años haya que cerrarla?
Estamos en la tesis de apostar a una Ancap fuerte, pero no a expensas
de la sociedad. Eso lleva a tener una serie de pequeñas guerrillas
en el portland, en los alcoholes, en los combustibles, y las vamos
a tener. Si no las tenemos es mucho más fácil: no hacemos nada,
que es lo que hemos hecho hasta ahora, hacemos muchos planes pero
ejecutamos cero, o de lo contrario tomamos una medida muy fuerte
que beneficia a la sociedad, que es la que nos ha reclamado Ramón
Díaz, pero que también le genera a la empresa un desastre. Estamos
en un camino de fortalecer y abrir, fortalecer y abrir, que es el
más enojoso, el más desgastante pero a nuestro juicio es que le
rinde a la sociedad los mejores dividendos. Si nos ayudan vamos
a tener la fuerza para hacerlo, si no va a pasar una de las dos
cosas: o la sociedad se termina hartando, abre abruptamente y destruye
un montón de cosas o pasa lo que pasa siempre, lo corporativo triunfa
sobre la sociedad y los intereses globales y en consecuencia, como
lo corporativo siempre tiene fuerza, sale en la televisión y hace
ruido, me para, etcétera, al final triunfa y deja todo como está.
No vamos a dejar todo como está, vamos a dar todas las peleas que
tengamos que dar, si ganamos o no está en manos de ustedes, del
resto del sistema político y de los dioses.
ROBERTO CUENCA, LA CÁMARA DE TIENDAS:
Retomando las palabras iniciales del presidente de la Cámara de
Comercio y uniéndolas con algo que usted dijo quisiera hacerle la
siguiente pregunta. Usted se refirió a tratar de esforzarnos, con
respecto al precio del dinero habló de los márgenes, dijo que era
posible fomentar el consumo con un crédito más bajo. Uniendo eso
con lo que dijo el presidente de la Cámara en su alocución inicial,
¿cómo bajar los precios para fomentar el consumo cuando por otro
lado se siente una carga impositiva que no permite hacer lo que
usted solicita? Tenemos por un lado que se instauró el COFIS, un
3%, por otro la famosa tasita de que usted habla de 1,1% a 3% del
Banco República, el aporte patronal al Banco de Previsión Social
que en lo que refiere al comercio quedó intacto –está prevista la
baja de un punto pero eso queda a discrecionalidad del Poder Ejecutivo
y no se ha realizado–, la tasa del IVA quedó incólume, porque si
bien las otras medidas son provisorias en el tiempo estaba previsto
que la tasa de IVA bajara algunos puntos pero se mantiene de la
misma manera. Esa carga se hace sentir y por otro lado provoca la
evasión, el informalismo y tienta al contrabando. Entonces, con
mi mejor buena volunta –perdone mi ingenua pregunta–: ¿qué hacer,
o qué esperar para poder acompañarlo en ese deseo, que evidentemente
también es una necesidad, de que el consumo aumente? Llegamos al
consumo con precios muy caros.
AA - En resumen: que la presión tributaria es alta está fuera de
toda discusión, en que cuando es alta se fomenta el informalismo
estamos de acuerdo, que en Uruguay la totalidad del IVA que cobramos
es lo que nos cuesta la factura de la seguridad social, que condiciona
que esa presión tributaria sea estructuralmente alta y lo va a seguir
siendo, es cierto. Podemos distribuirla mejor, podemos agrandar
la base, con la baja del informalismo y de algunos gastos estatales
podemos expandirla un poco y bajarla; pero tampoco se puede hacer
milagros, la mayor parte del IVA se va para un sistema de seguridad
social que por algo durante 15 años intentamos reformar.
(Por dificultades técnicas se pierde un tramo de no más de un minuto
en la respuesta del senador Atchugarry. A él y a los lectores, las
disculpas del caso)
A fin del año pasado terminamos bajándole 40 millones de dólares
al Ministerio de Defensa y algunos otros gastos y tuvimos algunos
enojos de los que querían bajar el gasto, ésa es la discusión real.
No va a cambiar de forma dramática, pero aunque sea como señal bajar
el gasto es la pelea que usted y yo tenemos que dar. Bajar el gasto
es lo único que permite bajar los tributos. La otra pelea es contra
el informalismo y otras vías de comprar cosas sin impuestos, que
usted y yo tenemos que dar juntos porque es la manera de bajar la
presión global en la medida en que haya más que pagan. Estamos de
acuerdo. Yo le agregué a su menú el costo que paga su consumidor
por el diferimiento o financiamiento de su compra, que lo paga usted
mismo. Las administradoras de créditos, las tarjetas, hoy están
en un 100%, 120%, contra el 5% de inflación; pregunte en el mundo
si hay alguien que pueda vender con esas tasas, más lo que le cobran
a usted, que algo le cobran. Lo único que vine a decirles es: nosotros
estamos tratando de bajar el gasto, de reactivar; hay un camino
adicional, rápido: salgan y negocien porque hay gente dispuesta
a hacerlo en el sistema bancario para que ustedes abaraten este
costo, no lastima a nadie y pueden intentar bajarlo. Puede ser un
aliciente para consumir algo más, la gente no va a consumir si no
cree en el país y en que esto va a marchar bien, de ahí la firmeza
en mantener el rumbo, en mantener la estabilidad como primer objetivo,
en apostar a un rumbo a largo plazo. Porque aunque la tasa de interés
sea cero, si usted no cree en el futuro restringe su consumo a lo
mínimo indispensable; pero si usted empieza a creer que efectivamente
vamos a salir –porque vamos a salir– y le cobran el 120% de interés
es probable que usted esté menos propenso a consumir. La mayoría
de los países del mundo si quieren reactivar bajan la tasa de interés,
en Estados Unidos bajan medio punto, aquí tenemos una tasa al consumo
de mucho castigo. ¿Cuál es la solución?, ¿fijar la tasa por ley?
Jamás. ¿Entonces cuál es? Buscar acuerdos inteligentes para bajar
las tasas un poco, para obligar a competir un poco. Fíjese en la
tasa promedio de la familia de los bancos y la de las administradoras
de crédito, tiene un 100% de diferencia, hay para trabajar. Antes
de venir aquí hice algunas llamadas al Banco Central, al Banco República
para ver si ahí hay gente dispuesta a sentarse y hacer un acuerdo
con las instituciones o con grupos de comerciantes, y están dispuestos,
les interesa. Prestar a la mitad de lo que prestan las administradoras
de crédito sigue siendo un excelente negocio para los bancos, y
prestar a la tercera parte sigue siendo un buen negocio. Hay un
camino para hacer. Además están las cosas que usted y yo sabemos
que hay que hacer, usted me dirá que quiere ir más rápido y estoy
de acuerdo, que quiere combatir más el informalismo y estoy de acuerdo
y estamos intentando hacerlo, igual que al contrabando grande como
se está viendo en el norte. Y le digo que incorpore a su menú otro
problema: el costo del crédito hacia su cliente, que puede tener
no una solución pero sí una mejora interesante si ustedes arman
algo. Hay gente que está a la orden, dispuesta a hacer acuerdos
para bajar esos costos. Otra manera de hacerlo es a través del mercado
de valores; hay algún obstáculo impositivo, tenemos que juntarnos,
convencer al Ministerio de Economía y remover lo que puso a fin
de año, los terminó a los fondos. En el costo del crédito usted
tiene un problema, capaz que de tanta importancia como algunos de
los impuestos chicos que hemos puesto últimamente, o de mayor importancia,
porque por la tasa a usted se le puede haber encarecido un 1,9%
contra un 120% de interés. El 1,9% fue lo menos que pudimos hacer
frente al 10% que puso Paraguay y el 8% que puso Argentina, pero
el 120% se puede bajar a 45%, 50%. Hay un banco privado que le financia
a UTE al 26%, puede ser que ahora con el riesgo se vaya al 40%,
pero de ahí al 120% hay un camino. Rezóngueme, está todo bien, pero
le vine a traer una idea concreta, vamos a trabajarla.
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