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DE BORDEAUX AL CERRO AREQUITA
Minas, futuro origen de vinos finos
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En una experiencia novedosa para Uruguay pero tradicional en la vitivinicultura europea, las uvas destinadas a la vinificación están siendo implantadas en suelos poco fértiles de base rocosa. Las primeras muestras ya han sido enviadas a Francia, donde existen buenas expectativas para la futura producción. Enólogo Pedro González.
EN PERSPECTIVA
Lunes 30.09.02, 09.15.
EMILIANO COTELO:
Hace un par de años, un grupo de inversores franceses dedicados a la producción de vinos decidió instalar un viñedo en Uruguay para producir vinos finos de alta calidad con destino a la exportación a los mercados más exigentes. Buscaron una región donde el suelo fuera rocoso, similar al de Bordeaux, Francia. De esta manera comenzó la primera experiencia vitivinícola del departamento de Lavalleja.
Actualmente están plantadas 18 hectáreas de viñedos sobre un suelo de piedra, algo que casi no tiene antecedentes en Uruguay. Es un proyecto tan original que ha sido visitado por productores vitivinícolas de otras regiones del país y del exterior, varios de los cuales evalúan ahora la posibilidad de continuar el camino de estos franceses e instalarse también en esta zona.
Ayer de tarde visité el predio, ubicado en las proximidades de la gruta del cerro Arequita, y estamos ahora con el enólogo Pedro González, responsable técnico de este viñedo. Hace años que usted asesora a distintas empresas vitivinícolas en Uruguay. ¿Por qué hasta ahora no había viñedos en suelo rocoso en nuestro país?
PEDRO GONZÁLEZ:
Implantar un viñedo en un suelo de estas características implica un costo adicional muy fuerte a los costos normales, que ya de por sí no son desechables. Siempre hemos manejado un entorno de U$S 15.000 por hectárea para implantar un viñedo en un suelo relativamente maleable; mientras que hacerlo aquí insumió unos U$S 10.000 adicionales por las dificultades adicionales para trabajar en la piedra, la cantidad de rocas grandes que afloraban en el suelo y había que sacar, algunas a mano y otras arrastrándolas; las dificultades para realizar el propio empalizado, porque no es lo mismo colocar un poste de sostén en un suelo como los utilizados habitualmente para implantar un viñedo que hacerlo entre las rocas, donde no se puede utilizar ninguna herramienta para colocarlo.
EC - Pero no es una locura plantar vid sobre piedra. ¿Qué experiencia hay en el mundo?
PG - Normalmente, se diferencias los suelos de aptitud agrícola y los de aptitud vitícola. En las regiones donde se produce vino fino, los mejores suelos vitícolas (de acuerdo a la definición europea para diferenciarla de la que hasta el momento era la definición uruguaya) son rocosos, que permiten una muy buena penetración radicular que no provocan problemas de asfixia en la raíz, y que además son a la vez suelos áridos y poco fértiles. Normalmente, en el caso de la viña, la noción de poca fertilidad está asociada a gran calidad.
EC - Para muchos oyentes esto debe ser un descubrimiento, una paradoja. ¿Por qué esas características implican mejor calidad del vino?
PG - Diría que la viña tiene que sufrir para producir calidad. Normalmente, los viñedos de producción de uva de mesa, donde se requiere grano grande, racimos en cierta forma "de fantasía", atractivos a la vista, son implantados en suelos fértiles. En la uva para vinos se requiere exactamente lo contrario: racimos pequeños, también el grano es mejor cuanto más pequeño por un problema de relación entre cáscara y jugo: cuanto mayor proporción de cáscara respecto al jugo mejor el aroma, la materia colorante, los polifenoles... Incluso en la parte sanitaria, porque un viñedo que tenga un gran desarrollo vegetativo es bastante sensible a la penetración de todas enfermedades en especial de origen fúnguico. Todas esas condiciones hacen que, para producir un vino de calidad, el suelo deba ser árido.
EC - ¿Quiénes son estos productores vitícolas franceses que impulsan este proyecto?
PG - Son tres socios, uno de los cuales está en el país desde hace unos 12 años, el señor Roger Marcelón...
EC - Que no era productor vitícola.
PG - No lo era. Es el propietario del predio, donde realiza ganadería y forestación. Los suelos que normalmente se utilizan para forestación en nuestro país son los mejores para hacer viñas. Lamentablemente, los estamos ocupando con eucaliptus.
EC - Es más: ustedes deforestaron algunas hectáreas para implantar la vid.
PG - Sí: de las tres variedades, donde se implantó el tannat hubo que arrancar más de 400 pies de eucaliptus bastante añosos, lo que implicó otro considerable costo agregado. Pero era un suelo bastante particular, por lo que se quería implantar esa variedad en ese lugar, más allá de que era la zona de acceso al predio y estéticamente tenía importancia implantarlo en ese lugar.
EC - Es el socio francés local, digamos.
PG - Vive la mitad del año aquí y la otra en Francia.
EC - Después están los que residen en Francia, que son precisamente los que conocen del tema vitícola.
PG - Los dos (Jean Pierre Bouillac y James Espiot) son de la región de Bordeaux, de una zona de apelación de vinos finos ubicada unos 50 quilómetros al norte de la ciudad. Uno de ellos es un vitivinicultor que tiene 30 hectáreas de viña y bodega propia en esa región, además de ser un muy importante viverista, productor de plantas de vid. El otro socio tiene 70 hectáreas de viña en propiedad en una de las regiones donde el suelo es más caro, lo que habla a las claras del poderío de este hombre. A su vez es presidente de una cooperativa vitivinícola que es la segunda en volumen de toda la región de Bordeaux. En una región de más de 100 mil hectáreas de viña eso implica bastante, ¿no?
EC - ¿Qué tipo de vino se proponen producir, entonces?
PG - La expectativa es producir el mejor posible; el tiempo dirá. El año pasado se hizo una primera elaboración de 5.000 quilos, una muy pequeña experiencia pero obviamente son vinos muy jóvenes. Se alcanzó a elaborar unos 4.500 litros, y periódicamente se ha enviado muestras a Francia donde han podido ir viendo la evolución. Lo han hecho probar a compradores y degustadores reconocidos de la región (obviamente, el nivel de los vinos finos de Bordeaux es de primerísimo nivel) y han quedado muy entusiasmados. Todavía no existe un preacuerdo de venta, pero sí mucho interés de parte de estos compradores, obviamente acostumbrados a vinos de muy buen nivel. Nos dejó bastante satisfechos, porque las perspectivas son muy buenas.
EC - Eso quiere decir que lo que habían previsto en el papel está cerca de ser viable, va tomando forma.
PG - En cierta forma nos quita de la conciencia el peso de aquella inversión tan fuerte que se hizo al principio, porque la justifica.
EC - Hablando de inversiones, ¿podemos repasar algunos números? ¿Cuánto dinero suponen las 18 hectáreas plantadas hasta ahora?
PG - Contando no sólo la plantación sino la adquisición de maquinaria, las casas para personal, los galpones, pozos de riego, energía eléctrica y demás, estamos hablando de más de U$S 750 mil hasta el momento.
EC - ¿Qué es lo que falta ahora? La bodega, entre otras cosas.
PG - En principio, 10 hectáreas más de viña y la construcción de la bodega, que comienza el año próximo.
EC - ¿Qué tienen previsto para la bodega?
PG - Va a seguir los lineamientos de las típicas bodegas de Bordeaux, con las clásicas barricas de roble 225 litros; piletas de fermentación con temperatura controlada (algunas de ellas ya están compradas y el equipo de frío estaría llegando antes de fin de año). Algunas máquinas ya hay llegado y ahora restan pocos detalles para el equipamiento. Lógicamente, falta la infraestructura y algo que no es poco importante, que es ubicar el lugar definitivo.
EC - Porque no están resueltos a poner la bodega junto a la plantación.
PG - Es una de las alternativas que se maneja, pero tenemos el inconveniente serio de la energía eléctrica. No tenemos trifásica, estamos bastante alejados, y eso insumiría un costo bastante importante. Entonces se ha manejado acercar la bodega a la ciudad, incluso pensando en darle un cariz turístico: sería acercar la bodega a la gente y no pensar que todos van a ir expresamente hasta allá.
EC - En definitiva, entonces, ¿cuánto puede sumar el conjunto de la inversión: un millón y medio de dólares?
PG - Creo que un poco más. Creo que un poco más.
EC - ¿Cuánto?
PG - No me atrevería porque depende de ellos, no del mío... Pero, viendo cuánto se gastó hasta ahora, y pensando que la inversión en la parte industrial normalmente es mayor que en la parte agrícola, pienso que por lo menos y haciendo mucha economía, vamos a duplicar en la parte industrial lo que se invirtió en el campo. Y después queda todavía implantar otras 10 hectáreas de viñedo.
EC - Con la idea, básicamente, de exportar.
PG - Sí. Por dos razones. La primera es una razón de volumen: el mercado local de vinos finos está prácticamente saturado, y tendríamos que entrar a pelear una plaza en la que, para conquistar clientes, tendríamos que sacárselos a otros: básicamente no serían nuevos consumidores. Es además un mercado que en el último tiempo, por las razones conocidas, se retrajo bastante.
La segunda razón es un tema de precios: estamos hablando de un vino que saldría con un precio base en cierta forma inusual para los que se manejan para las categorías de vinos finos en plaza.
EC - ¿Puede hacer una estimación?
PG - No lo sé; no lo hemos elaborado aún, pero en virtud de los pocos quilos por hectárea que se va a cosechar, haciendo una simple ecuación se supone que el precio de venta deberá tener un determinado nivel que justifique toda la inversión, que justifique los pocos quilos por hectárea, y que deje una rentabilidad.
EC - Está bien pero, para tener una idea, ¿por encima de cuánto?
PG - No creo que salga de la bodega a menos de cinco, seis o siete dólares por botella de 750 mililitros. Como mínimo.
EC - Precio en la bodega.
PG - Eso es.
EC - ¿Qué deja este emprendimiento a la producción vitivinícola uruguaya, más allá de lo que significa para ustedes, para los socios y los profesionales que están trabajando en él y quienes van a trabajar en las tareas del viñedo y de la bodega? ¿Cuántas personas serían?
PG - De momento hay siete personas trabajando de forma efectiva, sin contar a los zafrales que ingresan por períodos de tiempo de terminados. Pienso que, una vez que esté implantado todo el viñedo, la bodega y demás, habrá que multiplicarlo por lo menos por tres o cuatro veces sólo en la viña.
EC - Pero ¿qué deja para el conjunto de la industria en el Uruguay?
PG - Claro: creo que lo importante no es considerar sólo eso, porque no es un cultivo que tenga una gran ocupación de mano de obra en forma directa. No es Mina Valencia, obviamente, pero sí es un emprendimiento muy importante desde el punto de vista de la imagen, estamos hablando de una bebida con cierto status, que lógicamente puede aportar a la región un renombre, una denominación de origen (un término muy en boga en vinos de alta calidad). Y al país en sí le puede dejar la experiencia, puede ser un motor impulsor al que después se pueden prender una serie de vagones...
EC - ¿Está previsto, es factible que vengan otros productores a hacer vitivinicultora en Lavalleja?
PG - Creo que sí. Ya hemos sido visitados por muchísimos productores que antes de llegar eran muy escépticos y se fueron muy entusiasmados por las posibilidades, porque vieron el desarrollo de las vides a dos años de su implantación y se fueron gratamente sorprendidos. Independientemente de todos los productores locales que nos han visitado, también lo han hecho grupos argentinos e italianos que han manifestado su vivo interés en realizar emprendimientos similares; se han reunido con los franceses porque quieren hacer algún tipo de acuerdo o asociación en ese sentido. O sea que este puede ser un establecimiento multiplicador de otros emprendimientos similares, quizá no en Arequita pero sí en suelos de las mismas características en el departamento.
***
EC - Intendente Vergara: ¿se imaginaba que su departamento podría ser vitivinícola?
HERMAN VERGARA:
Hasta haca poco tiempo, no; pero después de la clase que nos dio el señor Marcelon, nos convenció de que teníamos que ayudarlo en la parte de electrificación, cosa que hicimos, y también con la maquinaria pesada en los inicios de este nuevo emprendimiento. La Intendencia tiene que ser un factor de colaboración con todos aquellos que estén dispuestos a invertir en nuestro departamento, con todo aquello que genere empleo y dinamice la economía.
EC - ¿Tiene nombre el viñedo, una marca? ¿"El viñedo del cerro Arequita", cómo se llama?
PG - Por ahora le llamamos "el viñedo de Minas". De hecho es así. Todavía no hay una marca para el vino. Cuando salga al mercado se buscará una denominación que haga mención al origen, algo que en los mercados internacionales de vinos de alto nivel es muy importante.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón
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