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La Iglesia Católica por la paz
Obispo de Florida y Durazno, Raúl Scarrone: Las dificultades que presenta el panorama mundial en el comienzo del nuevo milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de Dios puede hacernos esperar un futuro menos oscuro del que se nos presenta. Cada cristiano se privará de lo superfluo en las comidas; algunos estarán a pan y agua solamente; este sacrificio junto a la oración harán que forcemos a Dios para que mueva la voluntad de aquellos que tienen en sus manos el poder de evitar esta guerra en ciernes.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 05.03.03, 07.55.
EMILIANO COTELO:
El Papa Juan Pablo II invita a los católicos de todo el planeta para que dediquen la jornada de hoy, miércoles de ceniza, a la oración y el ayuno por la paz y contra la guerra en Irak.
La invitación fue aceptada por protestantes, ortodoxos y anglicanos, quienes oficialmente han adherido a su iniciativa a través del Consejo Ecuménico de las Iglesias, con sede en Ginebra, y la jerarquía de la Iglesia Anglicana. Por ejemplo, cientos de italianos, muchos de ellos militantes de izquierda, han expresado públicamente su apoyo a la iniciativa del Papa, artífice, durante las últimas semanas, de una serie de importantes contactos políticos con todos los actores del conflicto para intentar evitar la guerra. La adhesión a la batalla espiritual del Papa cuenta también con el apoyo de la comunidad judía en Italia.
Mientras el pontífice tiene previsto dirigirse hoy a los peregrinos reunidos para la audiencia general en la plaza de San Pedro, su enviado en Estados Unidos, cardenal Pío Laghi, entregará un mensaje de Juan Pablo II al presidente George Bush, en el que le advierte sobre los peligros de una guerra. La semana pasada la Casa Blanca subrayó que no se dejará influir por las palabras del Papa, quien puede libremente pregonar por la paz, según dijo el vocero presidencial.
“La homilía del Papa deberá ayudar a entender las dificultades y los sufrimientos de nuestros hermanos que padecen hambre, miseria y guerra”, afirmó Juan Pablo II cuando anunció esta jornada de ayuno. Por su parte el diario de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, en un artículo dedicado a la jornada de la súplica contra la guerra, dijo que las armas del Papa no se cuentan, se pesan.
¿Cómo se vivirá esta jornada aquí en nuestro país, en la Iglesia Católica? Vamos a dialogar con el obispo de Florida y Durazno, padre Raúl Scarrone.
¿Qué características tiene lo que la Iglesia Católica ha previsto para este miércoles en Uruguay?
RAÚL SCARRONE:
Por supuesto que estamos en sintonía con el pedido que el Papa Juan Pablo II ha hecho, desde el 23 de febrero, para que este día tan significativo que para los católicos es el miércoles de ceniza y el comienzo de la cuaresma, este día de ayuno y abstinencia se ofrezca por el don de la paz, junto con las oraciones en los santuarios marianos.
EC - ¿Se cumple efectivamente con el ayuno?
RS - Por privilegio tenemos en Florida el santuario más significativo dedicado a la Virgen de todo el Uruguay, a nuestra patrona, la Virgen de los Treinta y Tres, y hoy vamos a elevar al cielo una ardiente oración por la paz con el rezo del Santo Rosario, como lo ha pedido el Papa Juan Pablo II. Quien ha dicho que también confiaba –porque este período no es sólo para los santuarios marianos, sino también para las parroquias y las familias– en que se rece el rosario por esta gran causa, de la cual depende el bien de todos y de toda la humanidad, no solamente del Oriente Medio.
A mi modo de entender, esta convocatoria a la oración y al ayuno continúa con esa maratón de encuentros y contactos emprendidos por el Papa Juan Pablo II y sus colaboradores para evitar una guerra contra Irak y para tratar de acabar con la violencia en Tierra Santa. Todos sabemos que estos últimos tiempos el Papa envió al cardenal Etchegaray a hablar con Saddam Hussein, al cardenal Pio Laghi a hablar con Bush y que en los últimos días ha recibido en el Vaticano, entre otros, al primer ministro británico, Tony Blair, al secretario general de la ONU, Kofi Annan, al viceprimer ministro irakí, Tarek Aziz, al ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, al presidente de turno del Consejo de Seguridad de la ONU. Por eso pienso que este día es sumamente importante, como usted dijo ha sido un llamado del Papa, quien considera que los cristianos, en particular, estamos llamados a ser los centinelas de la paz en los lugares donde trabajamos y vivimos.
EC - Concretamente, ¿cuáles son las actividades previstas?
RS - En nuestra iglesia catedral tendremos la eucaristía, la oración del Rosario…
EC - En Florida.
RS - Sí, en todas las parroquias de nuestra Diócesis de Florida y Durazno. Pienso que los demás obispos, cada uno en su diócesis, habrá determinado las orientaciones necesarias para que en este día se eleve oraciones por la paz, porque las dificultades que presenta el panorama mundial en el comienzo del nuevo milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo alto, del Cielo, de Dios, puede hacernos esperar un futuro menos oscuro del que se nos presenta.
EC - ¿Cómo se instrumenta el ayuno, en particular?
RS - Cada cristiano tiene que privarse de lo superfluo en las comidas; algunos estarán a pan y agua solamente, otros incluso se privarán de eso o se tendrá una sola comida liviana en el día. Este sacrificio, junto con la oración, hará que forcemos a Dios para que mueva la voluntad de aquellos que tienen en sus manos el poder de evitar esta guerra que está en ciernes.
EC - En cuanto a la coordinación con los otros credos que también han apoyado esta iniciativa, ¿qué puede saberse de lo que ocurrirá en nuestro país?
RS - El encargado de la parte de ecumenismo, monseñor Luis del Castillo, obispo de Melo, es quien maneja todo este asunto.
EC - ¿Algún ejemplo en el caso de su diócesis?
RS - En el caso de mi diócesis solamente hubo un contacto con el pastor metodista de Sarandí Grande, Durazno, y en los días pasados hubo un encuentro de oración en la parroquia de Sarandí Grande, donde había estado haciendo unos días de retiro en una comunidad religiosa católica; allí me encontré con él.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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