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NIETO Y SOBRINO DE PRESIDENTES, HIJO DE GOBERNADOR
George Prescott Bush “por ahora” sólo viaja para tener experiencia
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Defiendo las políticas del Partido Republicano la mayor parte del tiempo, pero no dedico mucho a la campaña electoral. La guerra es la última opción para nosotros. Mi tío lo dijo al país hace una semana: “No es algo que queremos, es la opción final”. Si no tomamos el papel que está tomando Estados Unidos en este momento, los valores de la democracia van a aparecer muy débiles a los ojos de los terroristas, en la opinión de muchos. No sé precisamente qué pasó en Chile (en el golpe de Estado de 1973), pero tenemos buenas intenciones en América Central y América del Sur.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 12.03.03, 08.45.
EMILIANO COTELO:
Es sobrino del actual presidente de Estados Unidos, nieto de un ex presidente y uno de los tres hijos del actual gobernador del estado de la Florida. Además parece ser el miembro más “político” de esta nueva generación en la dinastía Bush. Incluso tuvo una participación muy activa durante la campaña presidencial de su tío, George W., en el año 2000.
Estudiante de derecho, de 27 años, de madre mejicana; su perfil latino le asignó un papel central en la captación de votos entre la mayor minoría racial de Estados Unidos en la actualidad: los hispanos.
Pese a ser uno más de los Bush, dice haber sentido “en carne propia” la discriminación racial en su país, Estados Unidos.
Para conocer algunos detalles de su vida, de su familia, su posición frente a algunos temas que hacen a la coyuntura internacional, vamos a conversar con George Prescott Bush, de visita en nuestro país.
Para comenzar, ¿a qué se debe su visita a Uruguay?
GEORGE P. BUSH:
Llegué el lunes. El embajador Silverstein me invitó hace como un mes. Esta visita es para conocer más de su país, su manera de vivir, su forma de pensar. Para mí va a ser una experiencia maravillosa.
EC - Una experiencia para acumular información, ¿a efectos de…?
GPB - Nada de política; más como un turista, como un visitante. Por mis conversaciones con mi padre y quizás con mi mamá, puedo discutir algunos asuntos con ustedes en este país. Mi padre trabaja mucho en liderar el comercio entre el estado de Florida y una parte de América del Sur y de América Central. Voy a decirle lo que hay en Uruguay.
EC - ¿De alguna manera usted oficia como un embajador informal, no sé si del gobernador Jeb Bush o del presidente George W. Bush?
GPB - No, no, no.
EC - Se lo pregunto porque está teniendo una agenda política en estos días aquí en Montevideo.
GPB - Más como un estudiante, no como un representante oficial del gobierno estadounidense. Estoy tomando mis vacaciones de primavera esta semana, voy a regresar con mis pensamientos y experiencias de su país.
EC - ¿En qué medida es hoy una carga ser un Bush en Estados Unidos?
GPB - A veces es difícil, porque hay muchos conflictos en Estados Unidos. Cuando se está en la política siempre hay gente que lo conoce y quiere dar sus opiniones sobre todos los temas del mundo. Por eso a veces es complicado.
EC - Pero también es una ventaja, supongo.
GPB – Sí: hay ventajas, hay beneficios. Por ejemplo, puedo tomar vacaciones en Uruguay; puedo conocer gente que tiene mucha influencia en Estados Unidos. Los beneficios son increíbles, pero a veces, especialmente en el estudio de leyes, es algo complicado.
EC - ¿En la universidad?
GPB - En la universidad.
EC - ¿Con los compañeros de la universidad?
GPB - Con los compañeros. Algo interesante es que en la Universidad de Tejas hay más manifestaciones que en cualquier otra, aparte de Broadway, California. Es una universidad muy activa políticamente.
EC - ¿Qué siente como mayor responsabilidad, por ejemplo en ese contexto de la universidad, donde los estudiantes desarrollan tanta actividad involucrándose con la realidad? ¿Ser nieto del ex presidente George Bush, ser sobrino del actual presidente o ser el hijo del gobernador de la Florida? ¿Cómo pesa cada uno de esos factores?
GPB - En nuestro país tenemos entre la juventud casi una crisis de participación en política. Como alguien de la nueva generación en mi país, creo que tengo un papel importante en decirles a los jóvenes que la participación en política es muy importante porque puede cambiar la cara de su comunidad, podría ayudar a mucha gente. Por eso siempre dan discursos en Estados Unidos, para discutir los asuntos con que uno se encuentra. Me encantaría esta parte.
EC - ¿Usted de hecho defiende los gobiernos de sus familiares, le toca esa tarea en el día a día?
GPB - No, no defiendo ningún propósito de mi papá o de mi tío.
EC - Defiende políticas, ¿no?
GPB - Pues sí, defiendo las políticas del Partido Republicano la mayor parte del tiempo, pero no paso mucho tiempo con la campaña de mi padre ni de mi tío.
***
EC - Usted se define a sí mismo como estadounidense y mejicano. No es rubio de ojos celestes, ni mucho menos; por el contrario, su piel y su pelo son bien oscuros. ¿Cómo resulta esto de ser un latino dentro de la dinastía Bush?
GPB - Me siento como cualquier miembro de mi familia y mi familia me acepta como usted. Mis padres se conocieron en México, en León de Guanajuato, se enamoraron hace 28 años y tienen una relación impresionante. Como un mexicano - estadounidense en mi país, como latino, estamos en un momento clave en la historia de nuestro país.
EC - Se lo preguntaba porque en su momento provocó cierta controversia la forma en que su abuelo presentó en sociedad lo que llamó “el ala morena” de su familia, dentro de la cual figuraba usted.
GPB - Sí, pero en México y alguna parte de Estados Unidos “morenito” es una forma cariñosa, nada más. Mi abuelo siempre ha tenido todo el amor por mí, es buena gente, esa frase suya no significa nada más.
EC - ¿Es cierto que usted vivió en carne propia la discriminación en Estados Unidos?
GPB - Sí, he encontrado discriminación a veces, en muchas partes.
EC - ¿En qué se notó, por ejemplo; en qué casos?
GPB - En restoranes, en lugares públicos; también en México, a veces en Europa. Eso pasa mucho en nuestra sociedad, lamentablemente.
EC - ¿Qué le ocurrió en esos lugares; por qué dice que fue discriminado?
GPB - No me sirvieron comida; a veces cuando entro a una tienda nadie me ayuda y me preguntaron por qué había robado algo, cuando no lo había hecho.
EC - ¿En qué lugares ocurrió ese tipo de situaciones?
GPB - No quiero decirlo específicamente, no quiero discutirlo.
EC - ¿En qué estados?
GPB - Esto pasa en casi todas partes. Es triste, por eso tiene que entrar la política, hay que cambiar cosas y la forma de pensar del resto de la población de Estados Unidos.
EC - Su debut en política fue durante la campaña para la presidencia de su tío, George W. Bush. Ahí le cupo un papel importante a usted, por ejemplo intervino en algunos comerciales destinados directamente a la población de habla hispana en Estados Unidos, incluso le tocó presentar a su tío en la convención del Partido Republicano. ¿Cómo definiría ese papel, esa participación que le tocó jugar?
GPB - Me encantó. Al principio de la campaña fui a los estados de New Hampshire y Iowa, durante las primarias, donde tomé un papel muy pequeño, como un trabajador menor; y luego, durante los tiempos de la convención del Partido Republicano empecé a tomar un papel mayor.
Nunca voy a olvidar mis experiencias de esa campaña. Una campaña presidencial es algo de otro nivel; nunca había participado en una elección presidencial antes y tengo ganas de hacerlo otra vez –la próxima es en 2004–, pero no sé si voy a entrar en la política personalmente.
EC - Iba a preguntárselo: ¿cuáles son, concretamente, sus planes? Usted defendía la necesidad, la conveniencia de que los jóvenes participen en política; usted mismo, de hecho, lo está haciendo de a poco, esto que mencionábamos recién fue su debut pero hay elecciones que vienen. ¿Piensa asumir alguna postulación concreta en ellas?
GPB - Pues, el año que viene voy a trabajar con un juez federal en la ciudad de Daos. Creo que va a ser una experiencia muy buena para aprender, con una carrera de Derecho.
EC - En principio eso no tiene nada que ver con la política, ¿o sí?
GPB - No, no: ahora no tengo planes concretos.
EC - Tiene que ver con su profesión de abogado, a la que está por consagrarse.
GPB - Sí.
EC - ¿Cómo vendría la política entonces?
GPB - Pues… me encantó mi papel como trabajador en varias campañas, por ejemplo la de mi padre. Aparte de eso, no creo que vaya a involucrarme en muchas campañas porque tengo ganas de tener una familia, comprar una casa y hacer las cosas que hace la gente normal.
EC - Y la política se lo impediría, por lo menos en este momento. Contando con los antecedentes familiares es de suponer que lo va a tentar una gobernación o el Congreso.
GPB - Quizás, nunca sabes. En la política todo cambia día a día; nunca sabes qué hay en el futuro. Pero sobre todo me encantaría entrar un poco en el servicio público, no sé, en Derecho o en otra área, quizás en la política... Pero ahora tengo ganas de empezar una carrera en los negocios o en leyes.
EC - En política estrictamente usted tiene un potencial interesante, que es la capacidad de llegada al electorado hispano. La comunidad hispana pesa cada vez más en Estados Unidos. Según proyecciones del censo 2000 difundidas hace pocos días, el número de hispanos creció a 37 millones en julio de 2001, desplazando del primer lugar entre las minorías raciales a los afro-estadounidenses, que quedaron en 36,2 millones.
¿Qué hay que hacer para seducir a ese electorado latino que tradicionalmente ha apoyado, en su mayoría, al Partido Demócrata?
GPB - Es verdad, por eso va a ser una batalla muy difícil. Pero me gustan los obstáculos y creo que en el Partido Republicano hemos platicado con la comunidad latina por primera vez. Cuando estamos discutiendo los asuntos con ellos siempre dicen que el Partido Demócrata ha abusado de su voto, por mucho tiempo.
EC - Que los demócratas han abusado del voto latino…
GPB - Sí.
EC - ¿En qué sentido?
GPB - En el sentido de que si tú ves a los líderes del Partido Demócrata, casi nunca son latinos, los latinos no toman posiciones importantes en su partido. Es un bloque electoral importante en nuestro país, está creciendo día a día, por eso ambos partidos están buscando su voto. Tradicionalmente votaron por el Partido Demócrata, pero en el año 2000, en la última elección, mi tío recibió casi 40 por ciento del voto latino. Eso es un récord entre los republicanos.
EC - ¿Qué hizo George W. Bush, qué hicieron ustedes para lograr ese apoyo? ¿Por dónde piensan que tienen capacidad para seguir creciendo entre el electorado latino? ¿Qué es lo que hay que atender en el electorado latino?
GPB - Primero hay que aprender más, conocer más de los asuntos que encuentran los latinos. Este año creamos muchos anuncios en español para comunicarnos con los latinos, aunque la mayoría habla inglés. Además, en el Partido Republicano tenemos políticos que hablan español, que dan discursos en todas partes, para decirles que se puede cambiar las cosas en nuestro país, que se puede votar y cambiar las cosas.
EC - ¿Cuáles son las principales demandas del electorado latino que ustedes tienen que atender?
GPB - Les decimos que compartimos los valores como fe en Dios, fe en la familia, en la comunidad, cosas que son muy importantes en la comunidad, porque son muy católicos, muy religiosos. El Partido Republicano comparte muchos de esos valores; ese es el mensaje que les damos. Estamos mejorando nuestra posición en esa comunidad.
EC - No solamente hay valores de por medio, hay problemas sociales muy complicados en la población latina de Estados Unidos. En ese plano, ¿cuáles son las inquietudes del Partido Republicano, en el plano de lo social?
GPB - Lo que queremos como republicanos es menos tarifas, menos impuestos, crear más oportunidades económicas, porque entre la comunidad latina, por ejemplo en el sur de Texas, hay casi 200 mil negociantes que han formado su propia empresa. Es algo interesante, hay un espíritu impresionante en la comunidad. Además tenemos mucho en común en relación con nuestras perspectivas en la relación entre Estados Unidos y México, el Partido Republicano está muy a favor del comercio libre, tenemos mucho en común en ese contexto.
***
EC - El tema principal hoy en la agenda de Estados Unidos es la eventualidad de una acción militar contra Irak. Y la población hispana de Estados Unidos, esa de la que usted se siente tan cercano, de la cual de alguna manera proviene, en su mayoría se ha manifestado en contra de la posibilidad de la guerra. ¿Cómo examina esa contradicción?
GPB - Quisiera decir que no soy un representante oficial del gobierno estadounidense: mis opiniones son mis opiniones, no las del gobierno de Estados Unidos. Como latino que vive en Estados Unidos, puedo decir que hay muchos que no quieren la guerra, nadie quiere la guerra; nadie quiere ver a sus compañeros, sus amigos, entrando en la región de Irak. Pero en los últimos 12 años no se está acatando las resoluciones de Naciones Unidas. Hay veces en la historia en que los líderes del mundo tienen que aprovechar la oportunidad de desarmar a un terrorista, a alguien que es tan peligroso en esa región y en todo el mundo; hay mucha gente en peligro.
La cosa impresionante de Estados Unidos es que la gente puede decir y pensar de cualquier forma, puede seguir su propio camino. Ojalá que algún día los ciudadanos de Irak puedan tener las mismas libertades que hemos tenido en nuestro país por muchos años.
EC - Pero una cosa es ir a una solución militar en Irak con el respaldo de las Naciones Unidas, con un voto afirmativo en el Consejo de Seguridad, y otra cosa es hacerlo unilateralmente o con Gran Bretaña y algún otro aliado. No es lo mismo. Este es uno de los aspectos que más polémica despierta en este momento a propósito de la actitud del gobierno del presidente Bush. Concretamente, la preocupación por cómo se observa a las Naciones Unidas: si Naciones Unidas acompaña mi posición y me sirve para llevar adelante la intervención militar en Irak con su apoyo, entonces las Naciones Unidas me sirven; si discrepan con la opción que yo propongo y deciden otro camino, la ONU no me sirve, desconozco su resolución y voy igual a la guerra por mi cuenta. Esa es una de las críticas que se le hacen a Estados Unidos, que actúa de esta forma.
GPB - En mi opinión Estados Unidos ha trabajado, ha buscado fórmulas en las Naciones Unidas durante los últimos 12 años, hemos pasado casi 20 resoluciones con países de todas partes del mundo. La resolución 1441 fue firmada por los mismos países, Francia, Alemania y los demás, unánimemente. Por eso, si no tomamos el papel que está tomando Estados Unidos en este momento, los valores de la democracia van a aparecer muy débiles a los ojos de los terroristas, en la opinión de muchos.
EC - Claro, pero países que apoyaron en aquel momento la resolución 1441 hoy están en una posición distinta a la de Estados Unidos. El caso más claro es el de Francia, pero junto a ella están Alemania, Rusia, China… ¿Cómo observa esa oposición?
GPB - La guerra es la última opción para nosotros. Mi tío dijo a la Nación, al país hace una semana que la guerra no es algo que queremos, es la opción final. Ahora tenemos que buscar caminos diplomáticos con las Naciones Unidas. Vamos a ver, poquito a poco estamos cambiando la posición, como estadounidenses tenemos que tomar esta oportunidad, si no el mundo va a estar en peligro. Yo tengo más confianza en los líderes de democracias como Estados Unidos y los demás que en un terrorista como Saddam Hussein.
EC - Está claro que se está intentando aunar posiciones en Naciones Unidas, llegar a una posición de consenso, pero puede ocurrir que ese acuerdo no se alcance. Ahí está una de las inquietudes que vienen en la posición francesa, alemana y de otros países: el riesgo de que este episodio se lleve por tierra con las Naciones Unidas, que la vacíe de contenido, siendo, como es, un instrumento fundamental en las relaciones internacionales de las últimas décadas. El riesgo de que Estados Unidos resuelva por su cuenta, si el fallo del Consejo de Seguridad no le satisface, y se consolide entonces una hegemonía estadounidense a nivel mundial. ¿Qué contesta usted sobre ese riesgo que se maneja y se teme?
GPB - Siempre hay riesgo en la guerra, siempre hay riesgo en el mundo, especialmente hoy en día. Hay que recordar que somos las víctimas del 11 de setiembre, las víctimas de actos de terroristas. No somos un país de hegemonía, somos un país que apoya los valores de la democracia, siempre en nuestra historia apoyamos los derechos humanos.
EC - Usted sabe que ése es un punto polémico: hubo apoyo del gobierno de Estados Unidos a gobiernos, por ejemplo latinoamericanos, violadores de los derechos humanos. Por citar un caso, nada más, el golpe de Estado en Chile en 1973.
GPB - Eso es un debate. Nuestro papel es asegurar los valores del capitalismo, de la democracia, mejorar la situación de poblaciones que a veces no tienen la oportunidad de mejorar su situación. En muchas partes del mundo, lamentablemente, no hay esas oportunidades. Por eso Estados Unidos, con cuerpos internacionales, ha trabajado mucho por los derechos de los que no los tienen.
EC - Pero usted reconoce que también hubo de las otras acciones, que hubo comportamientos de Estados Unidos en países donde los derechos humanos se violaban, donde había regímenes militares, donde Estados Unidos directamente avaló, apoyó o no tomó ese tipo de respuestas que se pretende tomar ahora en el caso de Irak. ¿Cómo ha analizado usted mismo ese aspecto del pasado de Estados Unidos, viniendo como viene del Partido Republicano? El golpe de Estado en Chile ocurrió durante un gobierno del Partido Republicano.
GPB - Yo tengo 26 años y el Partido Republicano ha cambiado mucho. Las posiciones anteriores no son de este tiempo. No sé precisamente qué pasó en Chile, pero las acciones de Estados Unidos tienen buenas intenciones, tenemos buenas intenciones en América Central y América del Sur, queremos crear puentes entre nosotros y América Central y América del Sur, queremos acercarnos a su cultura y a su comercio. Hay muchas oportunidades en este hemisferio, vamos a platicar más sobre ese asunto.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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