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EL SECTOR DEL EX PRESIDENTE INICIA CICLO DE DEBATES
Sanguinetti, el Foro y el Uruguay del "día después de la crisis"
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Diputado Washington Abdala: El Foro es un grupo de perfil socialdemócrata, liberal humanista. Muchas de sus ideas no han podido concretarse en los últimos tiempos porque en algunas actividades el gobierno tiene un perfil distinto. ¿Por qué no plantearlo ahora y ver quiénes pueden coincidir en esto? “Nuestro espíritu solidario no nos puede llevar a la parálisis económica, invirtiendo en lo que va a morir de todos modos; ni nuestra necesidad de eficiencia nos puede llevar a olvidar a los más necesitados”.
EN PERSPECTIVA
Lunes 17.03.03, 08.50.
EMILIANO COTELO:
¿Cómo hay que interpretar el discurso del doctor Julio María Sanguinetti del pasado 1º de marzo? ¿Cómo hay que interpretar los spots de televisión que incluyen imágenes de aquel acto? ¿Estamos ante el comienzo de la campaña electoral del Foro Batllista, como advirtió la semana pasada el senador herrerista Luis Alberto Heber? ¿O se trata de la elaboración del programa de gobierno del sanguinettismo? ¿Y qué puede implicar todo esto en cuanto al regreso del ex presidente al debate político cotidiano?
Vamos a conversar con el diputado Washington Abdala, uno de los coordinadores de los debates que el Foro está organizando para discutir, con distintos sectores de la sociedad, el futuro del país “Al día siguiente de la crisis”, como dijo el doctor Sanguinetti en su alocución.
***
EC - Las declaraciones del senador Heber al diario El Observador la semana pasada fueron fuertes. Dijo que ese aviso de televisión que se estaba viendo “le hace mucho mal al gobierno y evidencia una actitud electoralista de Sanguinetti”. Se manifestó preocupado por que “ese spot publicitario pago de promoción individual sea una señal muy clara del sistema político de que se están adelantando los tiempos electorales. A Sanguinetti sólo le faltó la proclamación de su candidatura a la presidencia para las próximas elecciones”.
Y usted respondió tan fuertemente como había hablado Heber: “Esto no es campaña electoral”.
WASHINGTON ABDALA:
Claro. En realidad creo que Heber leyó la información exactamente al revés de como se la debe leer. En este país, a veces, la gente pretende ver más allá de los acontecimientos; muchas veces hay una especie de interpretación que está en clave de interpretación propia. Lo único que se hizo a nivel del acto del 1º de marzo y la comunicación mediática fue, justamente, comunicar que se está en una etapa de reflexión de carácter filosófico, de debate filosófico político, y se hace una convocatoria a la gente que quiera participar de la misma. De allí a sostener que hay una convocatoria de adhesión electoral para una movilización de carácter electoral, no sé dónde se pueden encontrar argumentos de algún tipo para sostener una situación de esa naturaleza. Realmente no se puede sostener con la información que se publicitó.
EC - Quizás una de las pistas para esa interpretación pueda estar en el propio hecho de que se pauten en televisión piezas publicitarias en las que la figura del doctor Sanguinetti tiene un peso importante, cuando no estamos en tiempo electoral. No es habitual.
WA - No es habitual, pero también es cierto que si usted mira ejemplos de convocatorias a eventos, encuentros de carácter político partidario de los distintos partidos, la ciudad en más de una oportunidad está inundada de carteles, hay comunicaciones de carácter radial... En otras oportunidades se ha utilizado los medios visuales para hacer convocatorias de esta naturaleza y nadie ha tenido ningún tipo de reparos. Por supuesto que respeto ese tipo de alta sensibilidad que tiene el senador Heber, pero no le hace bien al país hacer lecturas en clave de carácter electoral.
EC - De todos modos, aún aceptando su respuesta de que no estamos en el comienzo de una campaña electoral, es cierto que estos spots reinstalan a Sanguinetti en la escena política, hablando de temas de nuestro país y no de asuntos internacionales, como tendía a privilegiar desde que dejó la Presidencia, y acompañado de una estética gráfica nueva. ¿Hay un reposicionamiento de la figura del doctor Sanguinetti, eso sí?
WA - Yo diría que lo que efectivamente hay es una presencia, a nivel de compromiso, muy importante en los grandes temas que el país hoy tiene que analizar, sobre todo la sensación de que el debate está bastante ausente en Uruguay –el debate profundo, el debate con contenidos– y hay una percepción bastante generalizada de que se vive el intercambio de opiniones bajo una forma, si usted quiere, bastante dogmática y en algunos casos hasta esloganística, donde los distintos interlocutores tienen tendencia a no irse y donde incluso ustedes los periodistas, cuando hacen algún tipo de reclamo en torno a posiciones determinadas del actor político, casi ya saben de manera previa qué es lo que va a contestar el mismo. Esto hace que el debate sea aún más tedioso, diría más denso y, sobre todo, con poca capacidad de aporte a la vida de la República.
Lo que está tratando de hacer el doctor Sanguinetti es quebrar un poco esa lógica, abrir un poco el escenario, a los efectos no sólo de dar posiciones desde nuestro ángulo filosófico valorativo, sino también de cruzar la frontera y oír pensamientos distintos para ver qué puede salir de todo eso.
EC - El punto de partida para esas actividades fue el acto del 1º de marzo en la sede del Partido Colorado (PC), con motivo de los 100 años del primer año del gobierno de José Batlle y Ordóñez. ¿Por qué se eligieron esa fecha y esa referencia?
WA - Ahí tuvimos una obligación moral. Por más que en la Tertulia En Perspectiva del lunes 3 hubo algún colega que dijo que no es demasiado importante la recordación de Batlle y Ordóñez, creo que para la inmensa mayoría del país, con toda franqueza, lo que significó Batlle y Ordóñez, tanto desde la coincidencia como desde la adversidad, tiene ganado derecho a tener una jornada de recordación. Diría que el doctor Sanguinetti fue lo suficientemente cauto como para recordar en la justa medida, mirando hacia delante desde la plataforma histórica de Batlle y Ordóñez.
EC - Eso es lo que quería hacerle notar: casualmente el discurso de Sanguinetti tuvo pocas referencias a Batlle y Ordóñez. El pretexto fue el centésimo aniversario del primer gobierno de Batlle y Ordóñez, pero en el conjunto de la alocución figuró realmente poco.
WA - Sí. Hay tres referencias exactas: hay una referencia inicial recordando el tenor de la jornada; luego hay una referencia al debate donde los riveristas sostenían que Batlle y Ordóñez iba muy acelerado en términos de los cambios y los sectores más progresistas decían que había un cierto quietismo dentro del PC; y hay una referencia final al espíritu de Batlle y Ordóñez. Pero es verdad, en la reunión del 1º de marzo Sanguinetti hace una alocución bastante más hacia el futuro, y sobre todo, como dijo bien [el politólogo Oscar A.] Bottinelli, seleccionando una serie de áreas donde podía encontrarse una especie de calendario de preocupaciones para ser ejes de inquietudes, ejes de reflexión, ejes de diálogo.
EC - ¿Por qué Batlle sí, pero poco?
WA - Batlle sí, pero el talante de Batlle y Ordóñez; Batlle sí, pero la actitud de cambio, la actitud de reformismo; no Batlle en el sentido de estar ubicados en un ángulo nostalgioso, romántico y de hacer una especie de liturgia, como las que a veces los partidos tienen tendencia a hacer sobre el pasado, sino mirar el presente, que es lo que la gente hoy está reclamando con tanta ansiedad.
***
EC - Estos tres primeros años de la administración Batlle –Jorge Batlle– colocaron al sanguinettismo en una posición muy particular. Era obvio que ustedes tenían diferencias importantes con la gestión del presidente, algunas históricas, casi filosóficas, y otras surgidas directamente de la práctica. Sin embargo, los observadores tenían que aguzar el oído o la vista para detectar realmente esas divergencias, que más bien corrían entre bambalinas. En general, además, el Foro siempre votaba las iniciativas del gobierno, pese incluso a que en más de un momento se sintió objeto de una especie de persecución originada en funcionarios “jorgistas”, por ejemplo las denuncias sobre presuntas irregularidades en el Ministerio de Turismo durante la gestión Stern o en la primera etapa del Ministerio de Salud Pública, con Horacio Fernández Ameglio como titular y aquella frase “esto era un club político”.
A partir de lo que fueron para el Foro estos tres años dentro de la administración Batlle, ¿hay que entender que ahora llegó el momento de marcar perfil, de poner sobre la mesa una identidad quizás borroneada en los años anteriores?
WA - Creo que lo que se está haciendo –vuelvo a reflexionar sobre la idea central– es un ángulo de carácter político partidario. Tiene un ángulo básicamente de reflexión de fondo sobre cómo se puede ayudar al país aportando sugerencias, generando debate, en alguna medida construyendo propuestas para el mediano y largo plazo. De allí a sacar conclusiones en el formato de que aquí hay una distancia con el gobierno… realmente no es así.
EC - Yo no decía eso. Apuntaba en todo caso a que esta serie de debates que se lanza puede ser un instrumento, una herramienta para que el Foro cobre cuerpo más nítidamente después de haber pasado tres años discretamente “tragado” por el gobierno Batlle.
WA - Lo que puede suceder –por tratar de ir encontrando una interpretación a esa inquietud– es que es probable que la presidencia de Sanguinetti hablando sobre los temas del país ocupe un nivel de atención significativo; en la medida en que últimamente no estaba haciendo reflexiones de carácter nacional hay allí un efecto noticioso importante.
A la vez, es un dato de la realidad que en todos los equipos de carácter multidisciplinario, técnico, que están trabajando dentro del Foro, que ahora se expanden y van a trabajar mucho más, hay una especie de agitación en términos de reflexión filosófica. Por allí uno puede entender que hay un movimiento algo mayor, pero en realidad hemos tenido un perfil bastante propio en algunos temas de la vida del país y un aporte de carácter patriótico. El propio Sanguinetti reflexionaba en torno a esas coordenadas, decía…
EC - …“A veces concordamos con ciertas medidas, a veces no, pero seguimos apoyando porque en medio de una crisis el patriotismo impone a todos los ciudadanos ayudar al gobierno que está a cargo. Esa es la ley de la democracia”.
WA - Y más en un momento como este, donde los márgenes son tan estrechos y uno tiene la sensación de que en realidad se trata de darle gobernabilidad, funcionalidad, operatividad, a un gobierno que ha tenido francamente dificultades, básicamente adversas muchas de ellas y otras seguramente por no estar siempre sintonizando la frecuencia de onda.
EC - A eso iba: el Foro sale a encarar esta actividad propia, que aparentemente se nota y tiene repercusiones, justo cuando ha quedado como el único sostén real de la administración Batlle, porque el Partido Nacional se fue de la coalición de gobierno.
WA - Lo cual le quita peso a las críticas de aquellos que quieren ver perfilismo. En realidad, si seguimos actuando desde el punto de vista de la gobernabilidad interna dentro del gobierno, me parece que tenemos derecho a reflexionar sobre el día después de la crisis, sobre cuál sería el ángulo o las aceleraciones que uno quiere darle al tiempo que viene, porque evidentemente ahí no todos tenemos el mismo acento. El Foro es un grupo básicamente de perfil socialdemócrata, liberal humanista, donde en alguna medida muchas ideas no han podido concretarse en los últimos tiempos porque el gobierno –hay que ser muy franco– en algunas actividades tiene un perfil algo distinto. ¿Por qué no planteare ahora este tipo de escenarios y ver quiénes son los otros actores de la vida de la República que pueden coincidir en esto?
EC - Reflexiones para “el día después de la crisis”… O sea, ¿más o menos para cuándo?
WA - Lo peor que uno podría decir es una fecha, pero da la sensación, por lo que anuncian los economistas –hoy de mañana usted mismo refería sobre el propio [economista Ernesto] Talvi–, de que está precluyendo esta etapa de alta complejidad financiera y económica. Todo indicaría que en algún momento en el correr de este año esto va a terminar.
***
EC - Yo le hacía algunas preguntas a propósito del momento, del contexto político en el que se produce esta iniciativa del Foro. Vayamos ahora más en profundidad a la propia iniciativa. ¿Qué es lo que el Foro se propone debatir?
WA - Esto está en la segunda parte del discurso; en la primera Sanguinetti hace un diagnóstico bastante general en torno a la situación del mundo y de Uruguay, plantea una serie de inquietudes en torno a los derechos humanos, a la seguridad, al propio gasto social, al propio tema educativo, un recorrido de lo que han sido los cambios en esas áreas, y después hace una especie de remate en torno a algunos sectores que el país en alguna medida tiene que empezar a mirar, quizás bajo un formato algo distinto, como el tema de la forestación, agregándole todo el capítulo de la industrialización, una mirada si se quiere más moderna en torno al tema del arroz, alta especialización en los temas de productos cárnicos, no ya la producción clásica de Uruguay, aquella histórica tríada carne – lanas - cueros, sino tratar de ver cuáles son las industrias complementarias que pueden potenciar esa base.
EC - Sanguinetti allí dice: “Es necesario fijar prioridades” y se pronuncia por un criterio para fijarlas: la prioridad tiene que estar puesta en lo exportable. Dice: “Agro sí, pero sólo lo exportable; industria sí (también se pronuncia en contra de la dicotomía agro – industria), pero sólo lo exportable”.
WA - Tenemos la clara convicción de que la capacidad de recuperación del país viene desde el sector exportador. Muchas veces cuando se hace una afirmación de carácter genérico, “con el agro se salva al país”, no se está siendo totalmente sincero; con algunas partes del agro, con el agro exportador sí hay posibilidades de salvar el país; con algunas partes de lo que es la introducción del valor agregado a algunos productos sí tiene chance de salvarse al país, sobre todo con mucha creatividad en estas áreas.
Por eso decía, hay un diagnóstico en torno a estas regiones temáticas; luego los servicios vinculados al tema del turismo y al servicio portuario, donde hubo cambios bastante significativos, y después hay un análisis sobre cuál es el papel de Uruguay en la región, cuál es la región, cómo debe operar, qué tipo de Mercosur debemos sostener y defender y cuáles son los acuerdos de carácter bilateral que Uruguay tiene que tratar de apuntalar. Ahí también ha sido bastante flexible la mirada de Sanguinetti en torno a aceptar el Mercosur pero insistir en acuerdos de carácter bilateral tipo México, como el que ya se realizó, o eventualmente con Estados Unidos o la India, en caso de que algún día exista la posibilidad cierta de avanzar sobre los mismos. Por allí hay un panorama lo más general posible.
EC - ¿Un panorama de temas?
WA - Sí, un calendario temático. Inicial, porque seguramente estén faltando algunas reflexiones. Sanguinetti ha sido sumamente flexible también en áreas nuevas que en otra época de repente en un itinerario de este tipo era impensable referir; todo el tema de la publicidad, de la cinematografía, los éxitos que Uruguay ha tenido en el Festival de Sundance, los avances en materia cinematográfica, ya dan para reflexionar que este tipo de áreas y servicios tiene densidad y volumen y no debe vivir aislado en la sociedad sino que en alguna medida puede estar ambientado de otra forma.
EC - En algunas de esas áreas que Sanguinetti propone discutir avanza él mismo con algunos pronunciamientos. ¿Algunos de los mismos implican giros, cambios de posición con respecto al Sanguinetti de su último período de gobierno?
WA - Puede que la propia realidad esté pautando una mirada de repente más horizontal, porque la realidad es la que gobierna. Repito: los márgenes a veces son bastante más estrechos y obligan a tener una reflexión más madura. Cuando hace una reflexión en torno al tema de la salud, por ejemplo, Sanguinetti dice “hay que salvar el sistema, pero salvar el sistema no supone salvar a todos y cada uno de los sectores, como oímos también todos los días”. Esto implica establecer un calendario de prioridades. En Uruguay a veces las prioridades son todas y cuando son todas se hace muy difícil.
EC - Esa es otra afirmación que aparece en el discurso: “Cuando todo es prioridad el criterio es prioridad”. ¿Estos son quiebres en el pensamiento de Sanguinetti? Parecen marcar matices que hasta ahora no se habían visto con tanta nitidez.
WA - Yo tengo la sensación de que el doctor Sanguinetti es un hombre que evoluciona al ritmo de su tiempo y en alguna medida va aceptando también los cambios de los distintos actores. Es imposible de imaginar aquel Estado todopoderoso, omnicomprensivo de otras épocas. En alguna medida hay un Estado que tiene que ser bastante más inteligente, que tiene que tener mucho más foco –como dicen los estadounidenses– para poder concentrar su actividad y hacerla bien, y no desperdigar esfuerzos que muchas veces uno tiene la sensación de que caen en saco roto. Por ahí, si se quiere, estamos siendo en alguna medida más flexibles, pero no deja de ser nuestro pensamiento, el pensamiento de los foristas, que va evolucionando.
EC - Otra de las afirmaciones que me llamaron la atención durante esa alocución tiene que ver con algo que mencionaba recién: “Nuestro espíritu solidario no nos puede llevar a la parálisis económica, invirtiendo en lo que va a morir de todos modos; ni nuestra necesidad de eficiencia nos puede llevar a olvidar a los más necesitados”. ¿Qué es eso de “invertir en lo que va a morir de todos modos” como algo que hay que evitar? ¿A qué ejemplos recientes puede estar aludiendo?
WA - Probablemente la referencia sea en torno a algunos de los temas de carácter empresarial en que el país en alguna medida pueda haber ingresado en los últimos tiempos. Es un dato de la realidad, por ejemplo, que en materia de Ancap usted tiene un escenario de alta competencia en el mundo, donde tiene la necesidad de generar la presencia ya no monopólica de una empresa de esa naturaleza. Si uno no tiene la flexibilidad suficiente como para que el escenario vaya cambiando y haya posibilidad de competir y asociarse, quizás las dificultades sean de carácter profundo. Puede ser que esa sea una de las referencias.
Lo otro es en alguna medida aceptar... no digo un determinismo histórico, porque no somos deterministas, pero aceptar que en realidad la economía ha mutado y que en algunas áreas uno debe estar presente y en otras puede asumir algún tipo de repliegue.
La solidaridad mal entendida es esa que es declamatoria y no es eficaz. Sanguinetti se refiere por ejemplo al tema educativo, e insiste en que la batalla contra la marginalidad es desde el escenario de lo educativo; entonces insiste en que esa histórica tríada barrio – familia - centro educativo tiene que ser el puntapié inicial para dar la batalla. Si no muchas veces es teoría lo que estamos haciendo. Batalla contra la marginalidad, tratar de acotar la pobreza en un país sin instrumentos eficaces, es absolutamente imposible. Se trata de reorientar lo que está, de acelerar algunos ámbitos con capacidad de impacto y hacerlo bien, porque muchas veces hay empujones que no llegan a buen puerto.
***
EC - En este repaso rápido de algunos focos en los que puso atención el doctor Sanguinetti en me parecía bueno no dejar de lado las referencias a la globalización. En síntesis, ¿cómo se planta el Foro frente a ese fenómeno?
WA - Aceptándolo, porque no hay manera de tener una capacidad refractaria en la medida en que el mundo está absolutamente globalizado. Sanguinetti hace un encuadre bastante inteligente en lo que tiene que ver con el tema de las históricas regiones de Davos y de Porto Alegre, que parecen, unas y otras, mirar la globalización de distinta forma. Unas desde el optimismo económico, en el caso de Davos, y las otras desde una actitud si se quiere contestataria, pero sin un sustento programático.
EC - Pero a propósito del Foro de Porto Alegre dice “una contestación basada en hechos ciertos”… No hay un rechazo al Foro Social…
WA - Es muy lógico. Yo estuve en Seattle, en la reunión de la OMC, junto con el canciller Opertti y unos cuantos legisladores, y sin duda lo que sucedía fuera de la reunión era tan importante como lo que sucedía dentro. El reclamo desde afuera es muchas veces sensato, lo que pasa es que a veces es sumamente contradictorio; muchas veces los que critican o reclaman no tienen una base programática concreta, a veces son actores que entran en colisión.
El tema es aceptar la globalización y ver qué oportunidad tiene Uruguay en ese escenario, no mirar la globalización bajo un ángulo de aislamiento. Ahí el Estado recobra un papel importante, en una sociedad que naturalmente tiene componentes bastante contradictorios, porque las propias aspiraciones de la gente muchas veces van por carriles que tienen un nivel de choque. Se trata de, en esa sociedad contradictoria, en este mundo globalizado, ver en qué puede colaborar el Estado para orientar, para promover y para dar una mano justamente a la gente. Ahí hay una nueva discusión sobre el papel del Estado; el propio Bottinelli en sus reflexiones en torno a los debates del país hacía un apunte sobre esto.
EC - Ahí tenemos un ejemplo, un área en la que se pone atención pero en la que se abre a la recepción de ideas, propuestas, concepciones.
WA - Sí, porque hay un Estado que tiene que hacer cosas, pero que no debe estar presente en todas las áreas. El propio Sanguinetti, cuando refiere a esa globalización y a esa sociedad contradictoria, dice, hablando de la perspectiva en la que se está: “No existe una mentalidad de competencia, no se acepta el riesgo, sobrevive un espíritu de paternalismo estatal en el que se asocia el empresario para pedir subsidios con el trabajador para pedirle al Estado protección”.
La clave es: ¿cuál es el nuevo tipo de Estado que tiene que estar presente en este escenario de globalización? Algunas acciones debe desarrollar y otras no. A la vez hay que aceptar que es una sociedad a la que a veces le falta el dinamismo, la asunción del riesgo y asumir este espíritu de competencia. ¿Por qué no reconocerlo, si, en definitiva, es una elocuencia bastante evidente en el caso de Uruguay?
EC - Para algunos de estos temas el Foro llega con posición asumida; para otros, al revés, con la cabeza abierta.
WA - Es que en general nosotros tenemos posiciones asumidas a lo largo de la vida de la República; tenemos la actitud, el talante, de decir “No tenemos la verdad revelada; probablemente haya otra gente que tenga iniciativas e ideas que puedan ser útiles y que conviene oír”. Vamos a tratar de ir encontrando la verdad entre mucha gente. Uno tiene posiciones porque en la vida política y filosófica inevitablemente va asumiendo compromisos, lo cual no quiere decir que no tenga capacidad de evolucionar y de ser refrescado. Se trata de ir a alguna gente que de repente tiene un background en algunas áreas de la vida del país que puede ser muy útil; y capaz que de convencer a alguna gente, también, de lo que nosotros pensamos.
EC - ¿Cómo se trabajará en esas discusiones? Porque Sanguinetti dice: “algunas veces invitaremos, otras nos haremos invitar”. ¿De qué se trata?
WA - El propio Sanguinetti y algún equipo de asesores tendrán reuniones con distintos actores de la vida de la República que tienen que ver con el quehacer social, empresarial, sindical; actores de aquellos que han tenido un éxito fenomenal, como la gente de Zonamérica que son una referencia de éxito en el país; eventualmente sindicalistas que han tenido capacidad de aporte en la vida de la nación en momentos difíciles… Vamos a ir diseñando, junto con el doctor Sanguinetti, un recorrido para ir haciendo aprendizajes que son útiles para todo el mundo. A veces el mundo de lo político tiene tendencia a la cosa claustrofóbica, a hablar dentro de lo político, para lo político y para la política. Ese es un error. Entonces, probablemente haya que quebrar un poco esa lógica y hacer un tratamiento bastante más horizontal, más transversal.
EC - ¿Pero de qué se trata: de conferencias, seminarios abiertos al público o de reuniones cerradas en determinados ámbitos?
WA - Hay distintas metodologías. Si yo llego a comentar esto ahora me voy a ligar un coscorrón porque estoy trabajando con el equipo de coordinadores que está dando una mano en esto, así que tengo un inevitable deber de reserva. Pero lo que hay son distintas modalidades, desde algunas conferencias hasta mesas de trabajo, hasta lo que se llama grupos cualitativos. Hay toda una metodología que en esta semana estamos afinando y en los próximos 15 días estaremos anunciando ya algunos cronogramas básicos.
EC - ¿Cuánto tiempo durarán estos debates?
WA - Entre ocho meses y un año. En el correr de este año vamos a estar con esta actividad.
EC - ¿Cuál será el resultado final de estos trabajos?
WA - Apuntes, notas, iniciativas, propuestas, reflexiones… La clave es ver, de todo esto, qué sale en concreto, donde salga algo bueno para la vida del país, vamos a estar satisfechos.
EC - Se lo pregunto porque cabe la posibilidad de que el resultado final de esto sea el programa de gobierno del Foro Batllista.
WA - No, no…
EC - Esa es la interpretación que ha circulado…
WA – Sí; alguna gente lo dice. Pueden surgir notas…
EC - …entre otras cosas porque cuando el Foro se creó también se lo presentó como un ámbito de reflexión y terminó siendo un grupo político como tal, el grupo de Sanguinetti. Ahora, ¿esta reflexión no será para redactar el programa?
WA – No; en principio no. Lo cual no quiere decir que como hay mucha nota, mucha reflexión que forma parte de nuestra matriz filosófica, al final, cuando haya algún programa político, usted encuentre puentes, links. Pero no está armado bajo la premisa de que esto inevitablemente tiene que terminar en un programa, porque la convocatoria a gente que tiene reflexión política distinta de la nuestra, reflexión filosófica e ideológica distinta, implica que sabemos que los entendimientos van a ser muy difíciles. Pero queremos recibir la riqueza del aporte de todo el mundo, sobre todo en un momento donde Uruguay se tensa, tiene tendencia a estar en un nivel de tensión cuasi preelectoral que, con franqueza, nos parece totalmente extemporáneo.
EC - ¿Qué tipo de actividad pública desarrollará el doctor Sanguinetti a partir de ahora?
WA - Va a estar a la cabeza de algunos de estos grupos de trabajo; sin duda será quien haga el seguimiento macro de todo este tipo de actividades, porque esto tiene un fenomenal nivel de complejidad.
EC - ¿Va a haber una mayor visibilidad del líder del grupo? ¿Estará más cerca o participando directamente en el debate político cotidiano?
WA – No; en el debate político cotidiano no estoy seguro. En el debate filosófico, en el aporte de ideas sí, porque además es una obligación que los partidos tienen y el doctor Sanguinetti no ha sido renuente jamás. Por eso creo que puede ser que tenga algo más de visibilidad en este tiempo, de ahora en adelante, pero del debate político cotidiano que se ocupen otros.
EC - Que se ocupe Abdala, por ejemplo.
WA - Se puede ocupar Abdala o algunos otros senadores y diputados, pero en el debate político cotidiano es mejor que no.
EC - ¿Por qué es mejor que no participe en el debate político cotidiano?
WA - Es una decisión del doctor Sanguinetti, me parece muy respetuosa. Ha mantenido ese perfil a los efectos de no distorsionar el funcionamiento del PC y el gobierno, ha dicho que muchas veces los ex presidentes, cuando son de un mismo partido y hay un partido que tiene el mismo signo político, pueden ser un elemento de distorsión y siempre ha tenido una fenomenal generosidad en esa actitud. Creo que hay que valorarla y que va a continuar en esa actitud.
EC - ¿Cuándo se define la candidatura presidencial?
WA - No sabría decírselo, pero si estamos diciendo que por lo menos en un año estamos bajo el panorama de la reflexión filosófica, por lo menos en un año y pico el tema no va a estar en consideración.
EC - Esa es una de las grandes preguntas: ¿será o no candidato Sanguinetti?
WA - He visto que esa es una de las inquietudes; todo el mundo tiene derecho a preguntárselo.
EC - ¿Qué opinión tiene usted? ¿Debe o no ser candidato?
WA - Creo que no debo hablar de estos temas, porque cuando hablamos de estos temas hacemos lo que hacen los demás, y cuando estamos diciendo que en realidad lo que queremos es trabajar en lo ideológico y filosófico, entrar en la cosa pequeña de si Fulano o Mengano van a ser candidatos es quitarles centralidad a la reflexión de fondo y a los problemas del país. Me parece que eso le hace mal a Uruguay. El periodista tiene la obligación de preguntar, pero yo tengo el derecho de contestar que en realidad uno debe evitar ese debate.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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