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EL CONFLICTO EN IRAK Y URUGUAY
Sanguinetti defendió la posición del gobierno
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El ex presidente Julio María Sanguinetti dijo que los términos en los que Uruguay se expresó en el comunicado sobre la crisis en Irak surgieron de una ronda de contactos a nivel regional. No es casualidad que en todas las declaraciones oficiales se lea “lamentamos profundamente”, dijo. Afirmó que Uruguay mantiene una postura clara contraria a la guerra y a favor del Derecho Internacional pero no por eso se puede “herir una relación” con países amigos “que es sustancial para el interés uruguayo”.
EN PERSPECTIVA
Lunes 24.03.03, hora 9.52.
EMILIANO COTELO:
La guerra, la intervención militar en Irak –hay distintas maneras de denominarlo– es el tema que nos tiene muy preocupados desde hace varios días. E incluso ha tenido repercusión en Uruguay con lo que fue la declaración aprobada y difundida el jueves por la Cancillería uruguaya y las discrepancias que en torno a ella se han generado y que llevan, por ejemplo, al Frente Amplio a promover esta semana una interpelación al canciller interino, Guillermo Valles.
Sobre esta posición oficial del gobierno uruguayo y sobre lo que está ocurriendo en Irak fue interesante enterarse, este domingo, de la posición que tiene el doctor Julio María Sanguinetti, ex presidente de la República. A propósito de este tema, vamos a dialogar con el líder del Foro Batllista.
Sanguinetti, usted ha dicho: “Estoy por la paz, contra la guerra y contra Saddam Hussein y su tiranía”. ¿Podemos desarrollar ese análisis?
JULIO MARÍA SANGUINETTI:
Sí, cómo no. Conforme a lo que es la tradición del país –y creo que no hay dos opiniones sobre eso–, siempre estamos absolutamente a favor de la búsqueda de caminos pacíficos. Esto es una histórica tradición del país y es lo que se ha venido sosteniendo todo el tiempo. Lamentablemente, varios esfuerzos que se hicieron en el Consejo de Seguridad fracasaron y se llegó a esta situación de conflicto, a esta situación de guerra, que no compartimos. Creemos que podían haberse tomado otros caminos. Irak ha violado reiteradamente las resoluciones de Naciones Unidas, una y otra vez. Fíjese que después de la terrible invasión a Kuwait se ha pasado violando todo, en cierto momento echaron a los inspectores, en la época de Bill Clinton y el ex presidente estadounidense llegó a bombardearlos incluso y propuso la caída del régimen de Saddam Hussein. Pero se podían haber hecho otras cosas. Así como hay zonas de exclusión de la aviación, por ejemplo, como hemos visto estos días, podía haberse avanzado en ese camino, prohibir todo sobrevuelo de aviones, que aceptaran misiones de inspección mucho más grandes, apoyadas con fuerzas militares adentro del territorio iraquí… Es decir, cosas que se podían haber imaginado y que desgraciadamente no cuajaron, no se pudieron alcanzar. Estamos en medio de una guerra que naturalmente no compartimos. La guerra es dolor, es muerte y, sobre todo, no es solución.
EC - En particular, ¿usted entiende que la tarea de los inspectores todavía podía dar sus frutos?
JMS - No, creo que así como estaba, no. Es evidente que Saddam Hussein estaba jugando con ellos, como jugó a lo largo de estos 10 años. Porque no es un episodio aislado, hay que mirar las cosas en su proceso. Estaba jugando, pero, justamente, el Consejo de Seguridad podría haberle dicho: “Señores, vamos a hacer una cosa mucho más amplia, más profunda y más importante; queremos más garantías”. Se me ocurre que eso podía haber sido, y podía haber habido un consenso internacional para ello. Allí hubiera tenido que aceptar o, si no, hubiera tenido que resignarse al uso de la fuerza para imponer el desarme. En eso no había dos opiniones: era unánime que había que desarmar a Irak. El tema era cómo desarmarlo pero respecto a que había que hacerlo Francia era todavía más enfática que el propio Estados Unidos. No había otra opinión.
EC - ¿Podría decirse que usted estaba más cerca de la posición francesa en este debate?
JMS - No es el tema estar más cerca o más lejos. Creo que lo importante son los conceptos y creo que con el desarme de Irak estaban todos absolutamente conformes. Por eso me parece que hay que tratar de no hacer en esto ejercicio maniqueo, blanco o negro, en el cual terminamos discutiendo de un modo adolescente lago que es muy maduro y que, desgraciadamente, está costando muertes. Lo importante es eso, desarmar a Irak era algo en lo cual estaba de acuerdo toda la comunidad internacional, creo que rotundamente teníamos que estar todos porque tiranía como ésa, con una agresividad extraordinaria, no hay ninguna otra comparable. Que Irak no sea un peligro hoy para Estados Unidos, de acuerdo; pero de que lo era para todos sus vecinos, no hay ninguna duda. Los pobres kurdos han sufrido terriblemente una guerra bacteriológica, (también pasó con) Kuwait, además de los ocho años de guerra con Irán… Todos los vecinos han sufrido el expansionismo y la agresividad de esta tiranía. En eso estaba todo el mundo de acuerdo. Por eso digo: es una lástima, es de lamentar realmente que no se haya podido evitar la guerra con medidas de otro tipo. O, si hubiera habido que llegar finalmente a la guerra, que hubiera un consenso mayor que el que hay.
EC - Ése es su juicio, su opinión a propósito de cómo se procesó la crisis en Irak, el intento por lograr el desarme del régimen de Saddam Hussein en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y sobre la decisión que termina tomando Estados Unidos con Gran Bretaña y el apoyo de España –más otros países– de intervenir militarmente.
A parte de eso está el debate sobre cómo Uruguay se plantó de manera oficial, con su declaración, en torno a esta crisis. ¿Qué dice usted de esa declaración?
JMS - Yo digo que la posición de Uruguay no es sólo esta declaración. La posición de Uruguay, en primer lugar, se expresa a través de todo el proceso. Primero hubo una declaración muy clara en Naciones Unidas a través del embajador Paolillo, que todos escuchamos. Hizo toda una declaración de principios reafirmatoria del rol del Consejo de Seguridad. Luego una declaración de los ministros de Relaciones Exteriores del Mercosur, hecha acá en Montevideo, donde también se dice claramente que se apoyan los esfuerzos de paz de Consejo de Seguridad, como órgano prioritario, se sostiene la defensa del derecho internacional y se espera que se cumpla la resolución famosa que ordenaba el desarme de Irak. Finalmente vino esta declaración que es igual a las que han hecho prácticamente todos los gobiernos de la región, en la cual se lamenta que haya habido esta acción militar y que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no haya podido encontrar una respuesta positiva.
Yo la comparto, creo que es una declaración sobria y fundamentalmente que responde a las dos ideas: defender la vigencia del derecho internacional, no acompañar la acción militar y lamentarla, como la han lamentado Chile, Brasil, todos. Todos han usado el mismo verbo; eso también me parece importante porque a veces se piensa que a Uruguay le faltó énfasis. Si uno lee la declaración brasileña, del gobierno de Lula, dice: “El gobierno brasileño lamenta profundamente el inicio de las operaciones militares en territorio iraquí y que no se haya perseverado en la búsqueda de una solución pacífica para el desarme de Irak, en el marco de la Carta de Naciones Unidas”. Uruguay dice: “(…) lamenta profundamente que a través del sistema de Naciones Unidas la comunidad internacional no haya sido capaz de encontrar una solución pacífica (…)”. Quiere decir que las declaraciones de los gobiernos brasileño y uruguayo parecen escritas por las mismas personas, porque los dos usan la misma expresión, lamentan profundamente.
EC - La crítica que se ha escuchado a la declaración del gobierno uruguayo es que no incluye una crítica expresa, directa, a la acción militar emprendida por Estados Unidos.
JMS - Sí, sí, por eso mismo; como digo, se dice prácticamente lo mismo en todas las declaraciones: en la chilena, en la nuestra –si se lee la chilena, es exactamente igual–, ninguna de ellas nombra a Estados Unidos, Inglaterra o España, ninguna los nombra ni los condena. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que son tan blandos que no son suficientemente claros? No, simplemente que los gobiernos usan el lenguaje diplomático que permite expresar una posición; lo importante es no apoyar la acción militar y lo expresan de un modo sereno para no deslizarse luego a una situación de alejamiento internacional de países amigos, democráticos, como Estados Unidos, Inglaterra, España, con los cuales se comparten muchos valores y muchas cosas y con los cuales no se quiere romper el diálogo por este tema. De modo que hay casi una unanimidad en las declaraciones, son todas muy parecidas, prácticamente idénticas.
EC – Son idénticas en las declaraciones oficiales, pero en las declaraciones que después formularon algunos gobernantes hubo diferencias, hubo más críticas, sobre todo en la de Lula.
JMS - Ah, eso sí. Yo también estoy diciendo claramente, estoy usando otro lenguaje, yo mismo estoy diciendo en este mismo momento que estamos contra la guerra por muchas razones. Eso es lo importante.
EC - Para usted la comunidad internacional, en particular Estados Unidos, Gran Bretaña, España, ¿entiende que Uruguay critica la decisión que esos países emprendieron?
JMS - Sin debates. Eso está probado efectivamente, usted vio que Estados Unidos hizo una publicación de los países que apoyaban su acción; eso se hizo público, se difundió, lo publicaron todos los diarios en el mundo. Está claro que en América Latina los únicos países que Estados Unidos considera que lo están apoyando son Colombia, Nicaragua y El Salvador. Entonces no es tema de debate, está dicho por Estados Unidos, no por nosotros.
EC - La semana pasada el canciller titular, el doctor Didier Opertti, que pertenece al grupo político que usted encabeza, el Foro Batllista, había sido muy duro en su análisis de lo que se venía.
JMS - Sí, sí.
EC - Había dicho que un ataque armado contra Irak por fuera de Naciones Unidas significaría una derrota de la comunidad internacional…
JMS - Y es así.
EC - “Si eso ocurre quiere decir que se ha quedado sin instrumento, algo así como la ley de la selva”, había señalado en declaraciones que formuló en Paraguay.
JMS - Y es así. Es así, yo comparto esa declaración. Fíjese que quien es más duro en ese concepto es el propio gobierno de Chile, que integra el Consejo de Seguridad. La declaración chilena dice: “Expresamos nuestra profunda decepción al constatar que los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no hemos sido capaces de encontrar una respuesta en el ámbito multilateral a esta crisis. Ello afecta seriamente la eficacia del órgano principal del sistema internacional encargado de velar por el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales”. Quiere decir que el gobierno de Chile –presidente socialista, brillante, como Ricardo Lagos, gran amigo nuestro– es el que más duramente se autocuestiona, dice “no hemos sido capaces” y expresa su profunda decepción. Está diciendo más o menos lo mismo que nuestro canciller había dicho antes. Sin duda esto es una derrota para Naciones Unidas, es triste; confiemos en que se pueda restañar pasada esta situación de conflicto, que ojalá termine cuanto antes.
EC - Aquellas declaraciones que Opertti formuló en Paraguay, comparadas con lo que terminó siendo la declaración de la cancillería uruguaya, llevaron a que se especulara o trascendiera que habían existido diferencias en el seno del gobierno, en particular entre Opertti y el presidente Batlle, sobre cuál tenía que ser el tono de la posición oficial.
JMS - Puede ser. Dos cosas: cuando se hace una declaración de gobierno se miden mucho las palabras. Quizás esta declaración no refleje exactamente el pensamiento del presidente ni el del ministro, es lo normal cuando se redacta un documento de este tipo, se hacen concesiones recíprocas para reflejar la posición de todo un gobierno.
EC - ¿Efectivamente existieron esas diferencias?
JMS - No, no, no, yo no lo sé. Yo estoy hablando de hechos, no de suposiciones, porque lo peor en estas cosas son las suposiciones.
EC - Pero como usted es el líder del Foro Batllista, se supone que el doctor Opertti debe haber consultado estas cuestiones con usted.
JMS - Sí, las consultó; por eso mismo no lo hablo. Y si me lo hubiera dicho, tampoco lo hubiera dicho. Le digo que normalmente el proceso de redacción de una declaración hace que un ministro tenga un matiz, el asesor otro, el propio presidente, y se llega a una declaración. Vuelvo a decir: es una declaración análoga, casi igual a las de todos los países del Mercosur, con los cuales, además, el canciller estuvo todo el tiempo en consulta. Es decir que no es casual que todos digan “lamenta profundamente”; nadie dijo “condeno radicalmente”, “radicalmente nos oponemos a esto o lo otro”, todo el mundo dijo “lamenta profundamente”. Lo dicen Chile, Argentina, Brasil, todos, todos usaron la misma expresión, seguramente como resultado de esta ronda.
O sea que ésa es una primera cosa: es una declaración análoga a las de los demás y que reflejará, naturalmente, el debate matizado que siempre hay dentro de un gobierno. Eso es lo sustancial, lo que importa son los hechos y los hechos nos dicen eso. Repito: Uruguay está en la posición en que ha estado todo el tiempo, primero en la defensa del derecho internacional, en la defensa del Consejo de Seguridad, y segundo, no apoyando la acción militar.
EC – Desde que dejó la Presidencia, usted no participa habitualmente en el debate político interno de nuestro país. En cambio en este asunto sí ha hablado, expresó esto primero en el diario El País, hoy lo está haciendo en distintos medios radiales… ¿Hay que entender que la decisión de salir a fijar posición y formular este conjunto de precisiones que van más allá de la posición oficial uruguaya, con una crítica más directa de su parte a la acción militar de Estados Unidos, etcétera, busca, justamente, enriquecer, dar más amplitud a la postura del gobierno, en la medida en que usted, por supuesto, también es soporte del gobierno?
JMS - De algún modo sí. No he estado, como usted dice bien, en los debates políticos internos últimamente; he estado, sí, en los grandes asuntos internacionales; el 11 de setiembre salimos muy claramente en contra del terrorismo y lo hemos reiterado, y esto de algún modo es parte de ese mismo contexto internacional en el cual estamos. Ahora lo he hecho porque me parecía importante dar mi opinión y me parecía importante ir más allá de lo que son declaraciones diplomáticas que tienen que atenerse a los códigos naturales que se usan en las comunicaciones entre los estados y hablar más, explicar más, hacer desarrollos, tratar de hacer entender. Lo peor es cuando los países se deslizan al terreno de la pasión y se ponen todas las cosas en blanco y negro. Aquí en el país creo que hay hoy una unanimidad de las fuerzas políticas en, primero, sostener el sistema jurídico internacional, segundo, no aceptar, lamentar –con la palabra que se quiera–, no acompañar o estar en contra de la guerra. Quiere decir que esto es lo sustantivo. Por eso me parece malo cuando se empiezan a extremar los debates retóricos y terminamos dividiendo lo que no tiene por qué dividirse porque en la sustancia –repito– estamos de acuerdo.
Me parece que hay que entender, además, el mundo. Fernando Henrique Cardoso hizo un reportaje en Veja –que supongo que usted vio; muy bueno, de algún modo yo lo cité también en el diario El País ayer– donde es muy claro, es un presidente que acaba de ejercer dos períodos la presidencia de Brasil y dice claramente: “Si tenemos que estar en contra de Estados Unidos en alguna cuestión, digámoslo, pero cultivar la imagen de un país antiamericano es una idiotez, una tontería” –“bobagem”, dice–. Después dice: “No debemos abusar de palabras cuando no podemos luego llevarlas a la práctica, pues se paga el precio y no se tiene la ventaja de su posición. Los estados no pueden ser marionetas de los impulsos retóricos de los gobernantes”. Lo está diciendo alguien que acaba de dejar la Presidencia, que mira las cosas con esa serenidad y que tiene toda la experiencia.
EC - Para usted entre quienes critican la postura del gobierno uruguayo, calificándola de tibia, ¿hay mezcla de antiamericanismo?
JMS - No, no estoy entrando en debates con nadie, no estoy discutiendo con nadie, estoy exponiendo mi criterio. Al revés, estoy queriendo superar un debate que se haga luego simplista, no debemos caer en ese tipo de cosas. Apelo a una opinión como la de Fernando Henrique Cardoso, que dice “no nos deslicemos a un antinorteamericanismo que es una tontería”. Y agrega: “al día siguiente tenemos que hablar del acero brasileño y del jugo de naranja brasileño, entonces, ¿qué sentido tiene una actitud provocativa?” Si estamos en contra digámoslo y punto. Yo creo que es lo mismo, ése es el interés nacional uruguayo, porque aquí también hay que pensar en Uruguay. Es muy importante, el Uruguay de hoy está viviendo una crisis económica terrible, una crisis financiera tremenda. España y Estados Unidos son quizás los países más cercanos a Uruguay a lo largo de toda esta crisis.
EC - Colaboraron con Uruguay. Esa colaboración de Estados Unidos, sobre todo, y de España también, está incidiendo en la posición oficial uruguaya, entonces.
JMS - Tiene que incidir en toda la política uruguaya. Es absurdo, insensato, desconocer ese hecho. Nosotros podemos cuestionar a los amigos y lo estamos haciendo, no estamos acompañando a los países amigos en esta guerra, no los estamos acompañando, lo hemos dicho una y otra vez, eso está claro, ése es el hecho. Pero de allí a extremar las posiciones de tal modo de cortar el diálogo o herir una relación que es sustancial para el interés uruguayo, para su salud financiera, para su estabilidad económica, para los niveles de trabajo de su gente, cortar el diálogo con los países con los cuales tenemos más cercanía, me parece absurdo.
Fíjese Francia, que no es Uruguay, que es un país de los más grandes del mundo y una economía de las más grandes del mundo, cómo está cuidando su relación con Estados Unidos, a tal punto que siendo el líder de la oposición a la guerra, está diciendo, primero, que si Saddam Hussein usa armas bacteriológicas va a la guerra al lado de Estados Unidos, y segundo, está hoy mismo autorizando el sobrevuelo para que se hagan los bombardeos en Irak. Los aviones salen de Inglaterra, no salen de España ni de Italia ni de Turquía, países donde Estados Unidos tiene bases militares, porque no lo han autorizado, salen de Inglaterra y Francia lo autoriza.
Con esto le estoy diciendo que los países asumen posiciones, pero no por eso incendian la pradera, sino que mantienen, preservan el nivel de relaciones que tienen que tener con aquellos países con los cuales sigue la vida, como dijo el presidente Lagos de Chile, “señores, sigamos trabajando por Chile. Lo de Irak nos consterna, nos preocupa, nos angustia, pero sintamos también que el interés nacional de Chile está por allí”. Creo que nosotros debemos sentir lo mismo, es decir pensar que Uruguay no se termina en esta guerra, que tiene que seguir defendiendo sus intereses legítimos, de su gente, de su sociedad, con países que están en este momento cometiendo lo que a nuestro juicio es un error, en una actitud que no compartimos, pero con los cuales tenemos que sentarnos al día siguiente. Eso es lo normal.
EC - Hay quienes señalan un contraste, una contradicción entre ese lenguaje que resuelve utilizar el gobierno uruguayo cuando emite esta declaración sobre la intervención militar en Irak y un protagonismo público y un lenguaje mucho más fuerte que ha empleado, por ejemplo, en el caso de Cuba y los derechos humanos recientemente.
JMS - No sé, no sé qué significado tienen esas comparaciones. En todo caso no hacen a este asunto, creo que esto es mucho más trascendente, mucho más dramático, mucho más angustiante, es otro tipo de cosa. Repito: es el mismo tono que están usando todos los países de América Latina y aun aquellos países que están liderando la otra posición. Eso es lo rescatable, lo importante, lo sustantivo. El tema no es tratar de extremar las diferencias que podamos tener de matiz, sino tratar de extremar la coincidencia, que es sustancial: estamos todos por la paz, estamos todos contra la guerra y yo supongo que estamos todos también contra esta tiranía que estamos deseando que termine de una vez.
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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