|
Piloto de aerotaxi uruguayo apareció en Mato Grosso
|
Entrevista exclusiva con el piloto, Diego Romero: Soy instructor de vuelo y le puedo asegurar que el secuestrador volaba muy bien. Carlos Suveges: No podemos seguir siendo tan confiados, y recoger pasajeros sin control de las autoridades. Leonardo Costa: Se debe coordinar la represión con los países vecinos. (Foto de archivo: modelo de la avioneta secuestrada)
EN PERSPECTIVA
Jueves 03.04.03, 07.37.
EMILIANO COTELO:
El piloto de una avioneta uruguaya que fue dada por desaparecida el martes apareció ayer con vida en Corumbá, una localidad cercana a Mato Grosso, en la frontera brasileña con Paraguay. Tres supuestos pasajeros secuestraron el avión, un bimotor Piper Azteca propiedad de la empresa Aerotaxis Suveges, contratado para volar desde Minas hasta Bella Unión, en el departamento de Artigas.
El piloto, Diego Romero, pudo comunicarse con su esposa y decirle que se hallaba "sano y salvo".
ALFREDO DANTE:
La historia comenzó hace unos 15 días, cuando la empresa recibió llamadas telefónicas expresando interés en contratar el servicio para sobrevolar una plantación forestal. El martes pasado el aparato despegó del Aeroclub de Minas.
El propietario de la aeronave, Carlos Suveges, explicó que el viernes se contrató un viaje ida y vuelta entre Minas y Bella Unión, por U$S 300 la hora de vuelo. De acuerdo con lo convenido con los clientes, la nave debía recoger a sus pasajeros en el Aeroclub ubicado en Paso de la Azotea, en las afueras de Minas. Para ello la empresa puso el avión a cargo de Romero. El Piper decoló del aeropuerto de Carrasco el viernes a la hora 07.30 con unos 600 litros de combustible y una autonomía de vuelo que le permitiría llegar sin escalas hasta las ciudades de Asunción o Porto Alegre.
Pasadas las horas y al no recibir noticias de su piloto, el propietario de la empresa radicó la denuncia ante las autoridades aeronáuticas dando por desaparecida a la avioneta. Cuando se estaba en plena búsqueda, Romero llamó desde Brasil informando que había sido secuestrado por narcotraficantes que lo dejaron en una lejana ciudad de la selva amazónica.
EC - El piloto Diego Romero tiene actualmente 46 años, nació en Montevideo y se instruyó como piloto en la Fuerza Aérea del Uruguay, donde alcanzó el rango de Teniente 1º antes de retirarse voluntariamente.
Desde hace algo más de cuatro años trabaja en la empresa Aerotaxis Suveges, no sólo como piloto en servicios de taxi aéreo sino también como instructor en cursos de aviación, para la capacitación de pilotos de aparatos multimotor del tipo del secuestrado, así como para entrenar a tripulantes de vuelos en aerolíneas.
***
La producción de En Perspectiva pudo encontrarlo anoche, cuando Romero se encontraba todavía en un hotel en la ciudad de Corumbá en la zona del Mato Grosso brasileño, y desde donde narró la forma en la que los secuestradores se hicieron del avión una vez que despegó de la ciudad de Minas, en el departamento de Lavalleja.
(Grabación)
DIEGO ROMERO:
Ellos contrataron el vuelo con la empresa de aerotaxi. El dueño de la empresa me dijo que tenía que levantar unos pasajeros en Minas, de Minas ir a Bella Unión, levantar un par de inversionistas y recorrer unos emprendimientos forestales en la zona de Artigas, Rivera, Tacuarembó, e íbamos a terminar probablemente en Melo.
Yo salí hacia Minas [y llegaron] tres. Uno era, supuestamente, el hijo del inversionista. Salimos para Bella Unión... Diez minutos antes de llegar a Bella Unión, cuando ya estábamos empezando a descender para hacer tránsito de aterrizaje los dos de atrás me agarraron, me esposaron, me tiraron para atrás, me pusieron en el suelo. Me dijeron que no me iban a matar, que sólo querían el avión. Me tuvieron una hora, aproximadamente, porque me sacaron todo lo que yo tenía y con las manos esposadas en la espalda no podía controlar el tiempo. Me dijeron que querían el avión, no más, que no me iban a matar.
Luego me sentaron en la butaca del fondo, encapuchado. El avión voló hasta, más o menos, la una de la tarde de Uruguay – esto era a las diez de la mañana – y aterrizó en una pista en el medio de la selva. Y ahí me tuvieron toda la tarde, toda la noche hasta hoy de mañana, cuando me volvieron a subir al avión encapuchado y me dejaron en Corumbá. Me devolvieron los documentos, me dieron algún dinero y se fueron. Y esa es la historia.
Cuando llegué acá, me dirigí a Aviación Civil de Corumbá para avisar el tránsito ilegal del avión y la situación mía. Después fui a la Policía Federal, declaré ante un Juez Federal y me vine para el hotel. Y del hotel no he salido todavía.
(Fin de la grabación)
EC - Así narraba Romero la secuencia de hechos, de las instancias concretas que siguieron al momento preciso en que tuvo su primer contacto con los secuestradores en el aeroclub de Minas.
Pero más allá de la serie “objetiva” de hechos, está la forma en que el propio Romero fue viviendo esta situación de tanta incertidumbre. Según el piloto, su principal temor en ese momento estaba asociado a que la lógica de estos procedimientos indica que probablemente terminarían matándolo. “Los antecedentes en este sentido jugaban en mi contra”, señaló.
(Grabación)
DR - Mire, al principio fue mucho, mucho miedo, porque los cuentos son de que matan al piloto y se roban el avión. A mí la parte de que se robaran el avión, en esos momentos, era lo que menos me preocupaba, se puede imaginar. Luego, incertidumbre. Porque después me dijeron que no me iban a matar, que me iban a dejar cerca de la frontera con Bolivia, pero si ellos fueron capaces de contratar un vuelo, secuestrar al piloto y robar el avión las posibilidades de creerle no eran buenas.
Me trataron bien. Dentro de las limitaciones del caso, me trataron bien. Y cumplieron: me dejaron cerca de la frontera y de Corumbá. La gente de la estancia que tenía la pista donde ellos bajaron vinieron enseguida, cuando [los secuestradores] me bajaron del avión y salieron, y medio me encararon para ver qué estaba haciendo ahí. Ahí fue cuando me llevaron a Aviación Civil, me llevaron a la Federal. El Juez Federal me liberó y ahora estoy tratando de volver a Campo Grande, de Campo Grande llegar a San Pablo y ponerme a disposición de Cónsul.
(Fin de la grabación)
EC - Según Romero los secuestradores hicieron su trabajo como verdaderos profesionales, ya que no sólo lo despojaron de todas sus pertenencias –documentos y hasta una lapicera que llevaba– sino que por ejemplo atendieron el detalle de atrasarle algunas horas su reloj –según nos dijo él mismo– para evitar que pudiera brindar detalles precisos sobre las coordenadas del avión una vez que tomara contacto con autoridades.
En cuanto a la profesionalidad del trabajo, Romero destacó la destreza mostrada por uno de los secuestradores a la hora de pilotear el avión...
(Grabación)
DR - Uno de ellos era piloto. Yo soy instructor de vuelo y tengo capacidad como para evaluar pilotos, y el que voló lo hizo muy bien. Hizo un vuelo de baja cota, tratando de eludir radares y contorneando perfiles de cerros y morros. Yo sentía que el avión subía y aceleraba y bajaba y desaceleraba. Por eso intuyo que él estaba tratando de escapar de la posible detección de radares.
Pero yo estaba encapuchado y mi principal preocupación, mientras estuve en el avión era qué iba a pasar. No sabía que iba a pasar, no sabía con que gente iba a lidiar, no sabía si iban a respetar mi vida. Aunque anoche me dijeron “Nosotros no somos asesinos ni ladrones: precisamos el avión”. O sea que, por lo pronto eran ladrones de avión, pero no me iban a matar. Según lo que me dijeron. Ahora si después te encapuchan, te suben al avión y te llevan a otro lado... Es muy difícil; hay que estar ahí para saber la incertidumbre que se siente de qué es lo que va a pasar. Si lo que a uno le dijeron es verdad o no.
(Fin de la grabación)
EC - Más allá de la habilidad de uno de los secuestradores para pilotear la nave, Romero destacó el cuidado que mantenían cuando conversaban entre sí sobre temas que le permitieran sacar algún tipo de conclusión sobre el contexto en el cual se desarrollaba el hecho. En este sentido, dijo, no hay forma de articular este robo con un plan posterior.
(Grabación)
DR - Ellos incluso me comentaron que el avión iba para Colombia, que me quedara tranquilo y que no hiciera ninguna estupidez. Después, a partir de eso, las conversaciones que tenían entre ellos, cuando estaban cerca de mí, las tenían en voz baja, no me dejaron verlos. No vi a nadie en ningún momento, y de la gente que vi (que fueron los que subieron) al que más vi fue al piloto que volaba al lado mío. De los otros dos de atrás tengo una idea vaga. Pero además, con el mucho miedo que tuve, una de dos: o cualquiera me parece parecido o me puede pasar por enfrente y no reconocerlo.
(Fin de la grabación)
EC - En este sentido, Romero agregó que él mismo hacía todo lo posible para evitar que se le corriera la capucha, o tener que escuchar algo que pudiera comprometerlo con la situación y por tanto pusiera en riesgo su vida.
De todas formas, una vez superado este trance, Romero reconoció estar agradecido de poder contar esta historia. Sin embargo aseguró que de ahora en adelante difícilmente pueda volver a sentirse seguro, al punto que teme incluso por la seguridad de su familia, ya que es evidente que los secuestradores dominan todos sus movimientos y saben dónde vive.
Finalmente, ya un poco más distendido, comentó cuál era su expectativa para las próximas horas, las horas que transcurren en estos momentos, y durante las cuáles pretendía hacer todo lo que estuviera a su alcance para llegar lo antes posible a Montevideo y retomar su vida, a la que definió como “muy pacífica” y “para nada aventurera”...
(Grabación)
DR - Tratando de pasar ahora descansando, esperando poder salir de acá lo antes posible. Además uno queda paranoico porque no se siente seguro. Estoy en un lugar que no conozco, solo y con muy poco dinero, tratando de volver, nada más. Ser víctima es la parte más fácil, es lo menos heroico que hay. Eso se lo puedo asegurar.
(Fin de la grabación)
EC – Esta era la conversación que Diego Romero mantenía anoche desde Corumbá con la producción de En Perspectiva. Era imposible hacerlo al aire durante el programa, porque estaba prevista que a esta hora viajara hacia Sao Paulo.
***
Estamos ahora en comunicación con Carlos Suveges, propietario de la empresa de aerotaxis a la que pertenece el avión Piper Azteca secuestrado el martes.
¿No hay noticias de la nave?
CARLOS SUVEGES:
Para nada, y suponemos que no va a aparecer. En este tipo de casos nunca se conoció que aparecieran.
EC – Cuando usted dice “este tipo de casos”, ¿a qué alude: casos ocurridos en Uruguay?
CS – No: en Uruguay hasta ahora era impensable que pasara; tanto como para levantar pasajeros fuera de un aeropuerto controlado. Lo que nos pasó a nosotros le pudo pasar a cualquier colega, porque nuestro país ha sido muy confiado hasta ahora. A partir de ahora tendremos que tomar las previsiones del caso.
EC – Usted señala que se levantó a pasajeros en un aeropuerto no controlado.
CS – Sí, en un aeroclub donde no hay autoridades de Migración, ni policías que controlen documentación... La orden que tenía el piloto era pedirles la documentación para anotarla en nuestra planilla.
EC – Porque el vuelo fue contratado con la oficina de ustedes en Melilla.
CS – Nos llamaron al teléfono celular. En principio habían contactado con alguien de Melilla, pero no llegaron a un acuerdo por la capacidad del avión, y esa persona nos recomendó a nosotros. Después de 20 días en que anduvieron que hacían o que no hacían el vuelo, volvieron a llamar a la gente de Melilla, esta persona les dio nuestro celular, nos llamaron y confirmaron el vuelo. Lo único era que ellos querían salir con los inversores desde Minas. Fuimos al aeroclub, que son gente conocida, pero ahí no hay autoridades de Aeronáutica, ni policial ni de Migraciones. Pero hace muchos años que operamos en este ramo y era impensable.
EC – Ahora está claro por qué querían salir de Minas.
CS – Posiblemente fuera para evitar los controles.
EC - ¿Usted pudo hablar con el piloto?
CS – Anoche tuvimos comunicación.
EC – Porque este detalle que señaló, que tendría que anotar en una planilla la identidad de los pasajeros, ¿lo hizo efectivamente?
CS – Aparentemente, sí. Concordaba con todos los nombres que ellos nos habían dado telefónicamente.
EC – Pero eso no garantiza nada.
CS – Ah, no. En absoluto: usted sabe que en materia de documentación, esta gente que se dedica a este tipo de actividad se mueve libremente.
EC – En esos días en que se demoraba la gestión para contratar el viaje con ustedes?
CS – No, para nada, porque ellos aducían que los inversores no habían llegado del exterior. Que los estaban esperando, y... Es muy normal: nosotros volamos mucho para empresas de forestación, y es normal que llevemos extranjeros pero generalmente viene alguien de la empresa... Es normal: nos han llamado de Porto Alegre para ir a buscar a un cliente y lo traemos sin conocerlo. Y jamás nos ha pasado nada.
EC - ¿Está claro quiénes eran, si efectivamente se trataba de narcotraficantes colombianos?
CS – No le puedo decir: no los vi, no tuve trato con ellos. Sólo con una persona que dijo llamarse Dante Martínez, que tenía algo... No hablaba como nosotros, pero hablaba bien el español. Pero lo que le pueda decir es muy vago; el que más aportó fue el piloto, que fue el que estuvo más tiempo con ellos, y el taximetrista de Minas.
EC – Usted decía que de ahora en adelante las cosas cambian en Uruguay.
CS – Pienso que sí, que va a haber que tomar precauciones con gente que no conocemos. Dadas las condiciones... Fíjese el perjuicio moral (gracias a Dios el piloto salió vivo, porque uno ha escuchado las historias, ve en el cine y en la vida real que al piloto lo matan para no dejar rastros)...
EC - ¿Qué tipo de precauciones se puede tomar de ahora en adelante?
CS – Salir de aeropuertos donde haya control policial, no levantar pasajeros en ningún lado.
EC – Es una medida que ustedes, como empresa, adoptan desde ahora. Pero ¿en cuanto a los criterios que deberían adoptar las autoridades?
CS – La aviación es así: en los aeroclubes, en los aeropuertos del interior, no hay policía. A usted lo pueden llamar del aeropuerto de Tacuarembó; usted va y está la gente de Aviación Civil, los controladores, gente conocida, pero ahí puede subir cualquier persona como la que subió en Minas. O va a Flores, o a... Incluso a Melo, que es un aeropuerto de frontera: hay un destacamento militar, pero no hay control de Migración, no hay nada. En Rivera sí lo hay, pero es algo muy difícil; tanto acá como en Argentina o cualquier lado.
EC – Usted dice que no hay antecedentes de un caso como este...
CS – No. Hace más de 30 años que vuelo y nunca escuché algo así.
EC – Pero sí se habla desde hace tiempo de avionetas dedicadas al contrabando, y últimamente también de que utilizarían nuestro territorio para actividades de narcotráfico.
CS – Sí: usted vio que el otro día se accidentó cerca de Cerro Largo un avión parecido al nuestro, que aparentemente era utilizado por este tipo de personas. Así que lo que le puedo decir es que, desde ahora, tendremos mucho cuidado con gente que uno no conozca.
EC - ¿Qué costo tiene un avión como este de ustedes que desapareció?
CS – Para nosotros, su costo efectivo es de U$S 100 mil. Como estaba equipado y con el uso que tenía...
EC - ¿De qué año es?
CS – Del 80.
EC - ¿Cuántas plazas?
CS – Seis plazas.
EC - ¿Tenían seguro?
CS – Contra terceros, el obligatorio, como tiene cualquier colega dada la baja en el trabajo y la situación económica en la región, el poco trabajo que hay y todo lo que hay que pagar, uno hace el seguro obligatorio (accidentes de los pasajeros o terceros no transportados), que no cubre el robo.
EC – O sea que esto es directamente una pérdida para ustedes.
CS – Total. Pero lo que ocurrió es un aprendizaje, tenemos la alegría de que esté sano el amigo piloto, colaborador de la empresa, lo que es un logro incalculable... Dentro de todo, con el mal momento y la amargura que uno tiene, estamos contentos.
***
Dialogamos ahora con el doctor Leonardo Costa, prosecretario de Presidencia y presidente de la Junta Nacional de lucha contra la droga.
¿Qué le dice este episodio que estamos informando?
LEONARDO COSTA:
Sé que las autoridades están investigando. Quizás sea un poco prematuro dar detalles sobre el tema. Naturalmente, la consternación por lo sucedido y especialmente por lo que decía recién el propietario de la empresa, lo nuevo de este tipo de operativa. Pero también en un contexto en el cual estas cosas pueden suceder, hace tiempo que las autoridades, tanto policiales como militares, han detectado vuelos que vienen hacia el país dedicados a la actividad del narcotráfico.
EC - ¿Vuelos que implican operaciones de narcotraficantes no uruguayos: colombianos o de otras nacionalidades? ¿Estamos comenzando a ser, desde hace años, una base de operaciones para este tipo de negocios?
LC - Exactamente. A la gente que pregunta si Uruguay es un país de tránsito, uno siempre tiene que decir respecto de qué drogas: respecto de algunas de las que somos consumidores en Uruguay, no es un país de tránsito sino un país de consumo. Dado que el país no es productor de ese tipo de sustancias, las mismas vienen de distintos lugares. Me cuesta decir que sean de una u otra nacionalidad: en realidad muchas veces quizás sean uruguayos que están trabajando en esto. Hay que plantear esto como organizaciones que se dedican al narcotráfico, cuya procedencia puede ser Perú, Paraguay, Bolivia o Colombia.
EC - ¿Pero se percibe en los últimos dos o tres años una intensificación notoria?
LC - En los últimos tres años se ha percibido –es lo que dice nuestro informe al Parlamento– ciertos cambios en la modalidad operativa del narcotráfico.
EC - ¿Por ejemplo?
LC - Básicamente hay una regionalización y tránsito de delincuentes, lo que se ha llamado el desplazamiento del problema de las drogas. Ya no se está operando en un solo mercado, no sólo se está trabajando en un tráfico como el de antes, cuando se utilizaba un país como base para ir a otro continente o a Estados Unidos, sino que naturalmente el mercado pasó a ser toda la región sudamericana. Las mismas modalidades operativas que vemos en Uruguay están siendo vistas en Chile, en Paraguay, en Argentina, y las operaciones que se ha detectado involucran a más de un país, especialmente aquellas de tráfico ilícito internacional.
EC - ¿Cómo estamos preparados para combatir este fenómeno?
LC - Naturalmente en el caso particular de los vuelos quizás uno de los impedimentos es el que decía ayer el ministro de Defensa, el tema de los radares, sobre todo en la parte norte. Pero en el resto de las operaciones, especialmente en lo que tiene que ver con la Prefectura Nacional Naval y con la Dirección General contra el Tráfico Ilícito de Drogas, yo diría que la preparación es bastante buena. Con esto estoy diciendo algo que se ha destacado internacionalmente: la coordinación y el trabajo conjunto de ambas dependencias que se dedican a estas actividades de represión del tráfico ilícito de drogas.
EC - ¿Qué éxito se tiene en la detención de aviones o avionetas dedicadas al narcotráfico sobre cielos uruguayos?
LC - El año pasado se detectó dos casos; y en el caso del avión que cayó hace unos días, el mérito no está ahí sino en si, a partir de ahí, se llega a la fuente donde se origina el delito. En general hubo buena repercusión. Por la limitación de los radares quizás haya un poco más de vulnerabilidad.
EC - ¿Está previsto solucionar eso?
LC - Hace tiempo que está previsto.
EC - Pero no hay rubros.
LC - En este momento no hay rubros.
EC - Tampoco hay mucho rubro para el combustible de los aviones de la Fuerza Aérea Uruguaya.
LC - No quiero mezclar eso, en el sentido de que me parece que el rubro de la Fuerza Aérea Uruguaya en esto es más relativo. El tema es detectar por dónde está entrando el avión, dónde está yendo la mercadería, tratar de buscar a los contactos en Uruguay para a partir de ahí empezar a desarrollar la investigación. Es lo que en general se ha hecho y con éxito; hay varias investigaciones concluidas. A partir de que se detecta el último punto de la cadena de comercialización se ha llegado bastante atrás en trabajo internacional, incluidos fiscales estadounidenses que han venido a Uruguay cuando han detectado tráfico ilícito internacional, con bastante éxito.
EC - ¿No se necesita una policía aérea para estos casos?
LC – Sí; se necesitaría una policía aérea. En algún momento la Fuerza Aérea Uruguaya comenzó a trabajar en algunos operativos con la propia Fuerza Aérea brasileña. Esto es fundamental, especialmente por el tamaño del espacio aéreo uruguayo. Quizás este sea uno de los cambios que vamos a ver en los próximos tiempos. Hasta ahora todo lo que era represión del tráfico ilícito era de índole policial, sin perjuicio de lo cual se ha podido desarrollar, como en el caso de Uruguay en que la Prefectura Nacional Naval tiene la competencia de policía naval en las aguas territoriales. Probablemente ahora vayamos a apreciar una mayor coordinación incluso entre las fuerzas aéreas.
A nivel de América del Sur en general las fuerzas aéreas se dedicaban, en lo que tiene que ver con la actividad policial y tráfico ilícito, básicamente a los controles fronterizos; así ocurre en el aeropuerto de Carrasco, por ejemplo, pero no hubo grandes operaciones de involucramiento de fuerzas aéreas en actividades vinculadas al tráfico ilícito internacional de drogas. Probablemente ése sea uno de los cambios que vamos a ver en los próximos tiempos.
Para quien quiera profundizar, el informe está en el sitio de la Junta en la Internet.
---------------------------
Transcripción: Jorge García Ramón y María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
recomendar
esta nota
|
|