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MUTUALISTAS PROPONEN SEGURO DE PARO A FUNCIONARIOS
Asistencia médica colectiva la crisis que no termina
Presidente de la Unión de la Mutualidad (UMU) Julio Pilón: Todas las variables de ajuste están agotadas, excepto el personal. Director nacional de Salud del MSP, Diego Estol: Se está analizando a fondo el sector, y en un mes puede propuestas de mediano y largo plazo. Secretario general de la FUS, Jorge Bermúdez: El Seguro de Desempleo ya se usa y no resulta. El cortoplacismo nos llevó a esta situación.
EN PERSPECTIVA
Martes 22.04.03, 08.40.
EMILIANO COTELO:
Otra vez surgen desde el sector de las mutualistas o, si prefieren, desde las instituciones de asistencia médica colectiva (Iamc), la advertencia, los llamados, porque la evolución de los números de estas empresas está pasando por un momento crítico, ultracrítico. Se reclaman medidas urgentes, ya, más allá de lo que pueda ser otro tipo de políticas y decisiones a mediano y largo plazo como las que se están estudiando en la comisión multisectorial que nombró el Ministerio de Salud Pública (MSP) y que comenzó sus tareas ahora, a principios del mes de abril.
El contador Julio Pilón, presidente de la Unión de la Mutualidad del Uruguay (UMU) advirtió este fin de semana que el más grave de los problemas que tienen en el corto plazo es la diferencia entre ingresos y egresos. Dijo que hoy se está usando como variable de ajuste el salario de los empleados, se está atrasando seriamente el pago de esas remuneraciones y que por lo tanto hay que tomar alguna medida, que podría ser –y en principio no ve otra– la de enviar personal al Seguro de Desempleo, por lo menos por seis meses, mientras los números se estabilizan.
Recordemos que la UMU reúne a las mutualistas Casa de Galicia, Círculo Católico, Asociación Española y Hospital Evangélico. Vamos a dialogar con el contador Julio Pilón.
JULIO PILÓN:
Una precisión: reúne a las cuatro mutualistas que existen.
EC - ¿Por qué lo dice?
JP - Porque son mutualistas.
EC - Las otras no lo son.
JP - No.
EC - Las otras son Iamc.
JP - O son cooperativas médicas, o algún organismo gremial, como el Casmu, pero no son mutuales; las mutuales están gobernadas por sus socios.
EC – Vamos a escuchar un poco más tarde, a propósito del análisis que usted efectúa y de las propuestas que realiza, al ministerio y a la Federación Uruguaya de la Salud (FUS).
Empecemos por el comienzo. Tantas veces hemos hablado en los últimos años de que las mutualistas se encuentran en crisis terminal... ¿Qué es lo nuevo ahora?
JP - Lo que usted dice es válido: en mucho tiempo las Iamc, con variaciones, han tenido situaciones complejas. El hecho está claro si usted mira hacia atrás: en los últimos tres o cuatro años han cerrado varias instituciones en Montevideo.
A esto se le agrega otro fenómeno en los últimos 12 meses, a raíz de los cambios que se producen en el país después de la devaluación fuerte del peso, que pasó prácticamente de 15 a 30. Mirando brevemente hacia atrás, durante el año 2002, si se hubiese aplicado la paramétrica de ingresos, la cuota está atrasada 19 por ciento en diciembre; es decir que debió haber aumentado 19 por ciento para atender las variaciones de costos que se fueron produciendo de acuerdo a los indicadores clásicos.
Otra historia es si los indicadores clásicos son buenos, malos o regulares, pero son los únicos que están disponibles, una vieja paramétrica que ya tiene más de 20 años.
Eso se ve reflejado en la casi totalidad de las instituciones porque antes la crisis variaba: algunas estaban en déficit y otras mantenían un equilibrio presupuestal. Pero en este momento no hay institución que no presente un déficit de funcionamiento entre ingresos y gastos, entendiendo por gastos salarios y gastos propiamente dichos.
La razón fundamental de todo eso está en: disminución del número de afiliados…
EC - ¿Usted tiene números actualizados en ese sentido?
JP - En este momento no los tengo conmigo, pero se habla de 120 mil socios menos en un período de un par de años, según el Fondo Nacional de Recursos.
EC - Concretamente los números que se difundieron ahora, durante Semana de Turismo, dicen que en el primer bimestre del año se habían perdido…
JP - No he visto datos oficiales de ese número, he oído la información pero no he visto datos oficiales, de manera que no puedo ratificarla ni rectificarla.
EC - En el primer bimestre se habrían perdido 20 mil afiliados.
JP - Es posible, no lo sé.
EC - Lo que llevaría, de mantenerse la tendencia, a que en el año se perdieran 120 mil…
JP - Pero supongamos que se estabilice el número de los afiliados, para analizar un poco hacia delante, para simplificar el análisis. O sea: le regalo que no baje el número de afiliados. El promedio de déficit financiero entre ingresos operativos y gastos operativos (estoy separando, no hay servicio de deuda incluido en lo que voy a decir) se ubica promedialmente en 15 por ciento, puede ir de 10 a 20 por ciento de institución a institución. Quiere decir que mes a mes la institución recauda 85 y tiene que pagar 100. Si esto continúa seis meses la institución va a haber perdido 90, o sea un mes de recaudación. Ese es el punto crítico hacia delante que se ve en lo inmediato.
EC - ¿Cómo están enfrentando ese desfinanciamiento mensual?
JP - Hay dos aspectos. Uno tiene que ver con el Ministerio de Economía. Venimos teniendo conversaciones muy abiertas, muy francas; en octubre más o menos iniciamos rondas de conversaciones con el subsecretario y en alguna ocasión con el propio ministro, y ahora, en el mes de mayo va a haber nuevas reuniones para ver los ajustes en los ingresos.
Pero los ajustes en los ingresos presentan dificultades serias en dos aspectos. Veamos cómo está compuesta la población afiliada a las Iamc: hay afiliados individuales y afiliados por grupos, especialmente los que vienen a través del Banco de Previsión Social (BPS), lo que se conoce como Disse (Dirección de los Servicios de Salud del Estado). La política del Poder Ejecutivo ha sido en los últimos tiempos de aumentar la afluencia de funcionarios públicos vía un sistema no exactamente Disse pero semejante, aunque con una cuota tal vez algo inferior en general, como fue el caso del magisterio y algún otro, hacia la asistencia médica colectiva.
EC - Eso los está beneficiando.
JP - No.
EC - ¿A ver?
JP - ¿Sabe por qué no nos beneficia? Por una razón muy sencilla: porque una Iamc reúne dos empresas: una compañía de seguros que es la que dice: “Señor, si usted me paga una cantidad fija mes a mes yo me ocupo de todos los problemas de salud que usted tenga en el futuro” –eso es un seguro–; y a su vez tiene una institución asistencial que administra. La compañía de seguros se basa –de ahí el nombre “mutuo” que está en el origen de las organizaciones mutuales, de mitad del siglo XIX, más o menos– en que una población que sea una muestra adecuada de la población del país en cuanto a composición etaria –niños, adolescentes, adultos y ancianos– está en porcentajes equivalentes a lo que es la población nacional y todos hacen un aporte igualitario; por eso es un seguro mutuo (todos ponemos la misma cantidad de pesos): los que están sanos están financiando a los que están enfermos. Es un ciclo que por evolución de vida se va cumpliendo año tras año y generación tras generación, ese es el principio.
En la medida en que esa cuota, ese aporte, esa prima que paga el afiliado, disminuye, se rompe el equilibrio. Entonces cuando empiezan a venir tributarios del BPS, el pago que hacen era arriba del 90 por ciento; estaba en el orden del 92, 93 por ciento.
EC - 90 por ciento de lo que paga un socio individual.
JP - De lo que pagaba un socio normal, que era la cuota de referencia que existía en ese tiempo. La razón era simple y valedera: no tengo atrasos, cobro todo junto, no pago comisiones.
EC - ¿Y ahora qué está pasando? ¿En qué porcentaje andamos?
JP - En un momento, allá por los años 91, 92, se lo pretendió llevar a un 75 por ciento de aquella cuota. Ahí se hicieron gestiones por parte de las instituciones y salió, por disposición legal, que debe estar entre el 85 y 90 por ciento de la cuota promedio. Esa es la situación actual.
Pero si usted se fija en los últimos aumentos aprobados, uno en diciembre y el otro ahora en marzo, el de diciembre sólo se aumentó con una cuota extraordinaria para mejorar la atención a los socios individuales, y en el último aumento de marzo se aumentaron 20 pesos –esa cuota extraordinaria; debemos hablar de un 4 por ciento aproximadamente– y se aumenta en 2 puntos porcentuales la contribución que hace el BPS. Es decir que la diferenciación sigue agudizándose.
En la medida en que me aumente la población que viene a través del BPS o del Estado en general y que ésta me pague menos, porque no dispone de fondos, a las instituciones en su conjunto o individualmente cada una de ellas, que de tener un 25 por ciento de afiliados por el lado estatal pasan a tener arriba del 40 en algunos casos, se les agrava la ecuación compleja. Porque la ecuación que se complica a partir de junio-julio del año pasado es que los medicamentos siguen teniendo la base dólar; los insumos para laboratorios de análisis clínicos, para imágenes, equipamiento, repuestos, todo eso sigue teniendo base dólar, con lo cual internamente son muy caros, pero no es que hayan subido su precio: bajó el poder adquisitivo del peso. Un aparato sigue valiendo 50 dólares, por decir cualquier número; pero 50 dólares en aquel momento se multiplicaba por 15 y ahora se multiplican por 30. Y los ingresos internos de la población en general siguen manteniéndose prácticamente estables. Entonces esa ecuación que soporta en su bolsillo cada particular prácticamente –vaya usted a comprar un repuesto de un automóvil que no sea de Brasil o de Argentina en origen y lo va a notar–, golpea muy fuerte en las instituciones.
EC - ¿Cuál está siendo la variable de ajuste: el atraso en los sueldos a los funcionarios?
JP - Vamos un segundito para atrás. Durante el período inflacionario, o sea hasta 1995, por ahí, las instituciones jugaban un poco con sus proveedores, fundamentalmente proveedores de servicios –o sea clínicas médicas, laboratorios, etcétera– y proveedores de medicamentos; si yo atrasaba tres meses un pago en un período de inflación de 10 por ciento mensual, ahorraba un 30 por ciento porque la cuota subía prácticamente cada 60 días. Eso se termina cuando se produce la estabilización. ¿Dónde se produce el ajuste financiero (porque en aquel momento también había déficit en la mayoría de las instituciones): el ajuste financiero se produce estirando el plazo, pero sin poder cumplirlo porque la inflación no me saca a flote. Ahí vienen los estudios que se hacen cuando asume el contador Fernández Ameglio en el MSP –estamos hablando del primer semestre de 2000– acerca de la viabilidad de las instituciones. Las conclusiones son que la viabilidad existe pero que se debe realizar ajustes. Uno de los ajustes que se previó en aquel momento fue el préstamo del BID que transforma la presión de esos acreedores en un pasivo a mediano plazo.
EC - Ustedes han ido recibiendo una parte de ese préstamo del BID.
JP - Sí, pero espere un poquito. Estamos en el segundo semestre del año 2000, y la situación es esa. Usted sabe que en la actividad económica, la dinámica y el paso del tiempo tienen mucha importancia. Transcurre el año 2001, se hacen determinados análisis, aquella multisectorial se reunió y culminó en abril; culminó urgida por las autoridades (y pienso que en aquel momento con razón) para llegar a un acuerdo, porque era necesario aceptar determinadas condicionantes para acceder al préstamo del BID fuera del aspecto económico, que ya se había estudiado, y las instituciones debían preparar sus proyectos de ajuste. Esos proyectos de ajuste se tenían que hacer rápidamente, porque se suponía que antes de octubre o noviembre de 2001 se debía acceder a los préstamos para poder resolver la situación y encarar el futuro en una forma ordenada.
¿Cuándo se accede a los préstamos? En diciembre de 2002. Ahí usted tiene buena parte de la respuesta a la crisis actual, porque ese año y fracción que transcurrió lo único que hace es agravar la situación. La agrava porque las instituciones que venían negociando con los laboratorios, con dificultades de pago, más o menos iban firmando un convenio, en fin, y el laboratorio les iba dando, 30, 60 o 90 días. En el momento en que se vio que el préstamo no salía, los laboratorios se empezaron a poner nerviosos, con toda razón, porque... “Perfecto: yo le sigo manteniendo un crédito, usted me va a pagar cuando le den el dinero. Se lo van a dar, porque todo el mundo lo dice, pero mientras tanto yo tengo que seguir dándole medicamentos y usted sigue sin pagarme; así no podemos seguir jugando”.
Entonces empiezan los pagos contado; ese pago contado produce la asfixia financiera; esa asfixia financiera se agrava, y ¿dónde se descarga? En muchos casos –no digo que en el 100 por ciento– en el atraso con los funcionarios.
EC - ¿Qué atrasos hay hoy en los sueldos?
JP - Pienso que es variable, pero debe haber atrasos de más de tres y cuatro meses, lo cual no está bien; al contrario, es una barbaridad, para calificarlo en términos razonables.
¿Qué ocurre si, encima de toda esa situación, está el préstamo del BID que habrá que empezar a amortizar en 2004? Si el sistema o cada institución en particular mantiene un déficit operativo, ¿de dónde va a sacar dinero para pagar el pasivo?
EC - ¿De ahí que una de las alternativas que usted ve, quizás la única, es comenzar el envío de personal al Seguro de Desempleo?
JP - Lo mencioné como una hipótesis de análisis; no dije que sea una solución.
EC - ¿No es una herramienta que usan las mutualistas?
JP - Hoy por hoy en muy escasos casos se ha utilizado. Se ha dado prioridad a mantener la fuente de trabajo; es uno de los postulados de la FUS, incluso. En el caso de los médicos es un poquito distinto porque el multiempleo hace que el seguro de desempleo no sea operativo: si a una persona le indican en una institución A que pase el Seguro de Desempleo, pero trabaja también en la B, la C y la D, el seguro no le va a pagar. Hay instituciones que han negociado directamente rebajas salariales importantes en términos porcentuales; otras lo han intentado y no lo han conseguido... Hay toda la gama que a uno se le pueda ocurrir.
Veamos la estructura en grandes números. La parte salarial –incluyendo los médicos que puedan facturar los servicios como honorarios, aunque no sean funcionarios de planilla– se ubica entre el 65 y 66 por ciento de los gastos; agregamos los medicamentos, que andan alrededor del 16, 17 por ciento; ya estamos en un 80 por ciento del presupuesto financiero de la institución de uso regular para atención; le queda un 20 por ciento que son todos los demás gastos generales –limpieza, energía, comunicaciones, aparatos, insumos de laboratorio, de imagenología–. Si usted actúa sobre el 20 por ciento y consigue bajar exageradamente un 25 por ciento, habrá reducido 5 puntos porcentuales del total de sus gastos; sobre los medicamentos ya se ha actuado: la mayoría de las instituciones ha cambiado su vademécum, han cambiado sus proveedores (es frecuente oír quejas de usuarios que dicen “El médico dice que tiene que ser del laboratorio A y acá me dan del laboratorio J; no sé por qué me dan ese medicamento; la droga activa debe ser la misma”, etcétera, toda una discusión técnica que técnicos deberían analizar)...
EC - Detrás de la cual está el precio.
JP - Está el precio, obviamente; pero ya la variable de ajuste no da más. Entonces en esa situación, el ajuste por los ingresos; pero la población está muy ajustada en sus gastos…
EC - No es viable pensar en seguir aumentando la cuota.
JP - Por lo menos es muy difícil, en aumentos sustanciales. Imaginemos por un instante un 20 por ciento de ajuste de cuota. No sé qué pasa, de pronto se borra un 30 por ciento de la población y estamos peor que antes. Van a quedar los enfermos y se van a ir los sanos, porque son los que no la están necesitando; ese ajuste parece inviable.
Aparte, en los socios que vienen del lado del Estado, el Estado no está en condiciones de hacer un ajuste de esa naturaleza; no tiene condiciones financieras para hacerlo. Entonces tampoco es viable, porque no sería equitativo aumentar la brecha.
Supongamos por un instante que en una institución la población afiliada individual se presenta, firma el 95 por ciento y dice: “Señor, yo estoy dispuesto a que usted me aumente el 20 por ciento la cuota”. Lo único que hago es aumentar la brecha entre el afiliado individual y el afiliado colectivo que viene vía BPS. Entonces el ingreso aparece muy difícil como variable de ajuste.
Las prestaciones son un elemento que se ha manejado, hay gente que lo maneja y es uno de los puntos que va a estar a estudio cuando se constituyan estas comisiones en el MSP.
EC - Reducir el espectro de servicios que se brinda por la cuota básica.
JP - ¿Qué implica reducir el espectro de servicios? Viene un enfermo VIH; ¿le digo que no le doy el tratamiento triple? Viene un enfermo oncológico –para hablar de los medicamentos más caros; porque un tratamiento triple me sigue costando cerca de mil dólares por mes–, para el que están indicadas drogas de aparición reciente pero recomendadas y de pronto un tratamiento de tres meses me cuesta 20.000, 25.000 dólares. ¿Qué hago? ¿No se lo doy? ¿Quién firma la decisión de que no se lo da?
EC - En resumen, usted llega a la conclusión de que por lo menos no aparece otra alternativa que no sea la de envío de personal al Seguro de Desempleo por un lapso que permita ajustar las cuentas.
JP - Por lo menos en un período corto que permita hacer una estabilización.
EC - Esto hay que acordarlo con el MSP.
JP - Lo he dicho como una hipótesis de trabajo porque todo esto va a estar a estudio; hay siete comisiones y uno de los temas, por ejemplo, es recursos humanos.
EC - Usted enfatiza que hay que tomar algún tipo de medidas de efecto inmediato, urgente.
JP - De efecto inmediato, acompañadas de un rápido análisis interno y una aplicación inmediata, antes de fin de año. Porque si tengo un déficit de 15%, cada seis meses perdí un 90%, es un mes de ingresos y me atraso un mes más en todos los pagos. Y los proveedores, sean trabajadores, sean laboratorios... No digo la UTE, porque UTE cortaría la energía: les tengo que pagar. Y si me atraso y me falta un mes entero de ingresos, ¿qué tengo que hacer? Si el 60 por ciento son salarios tendría que atrasar un mes y medio más el pago de salarios. Esa es la disyuntiva que tiene un directivo hoy.
***
EMILIANO COTELO:
Dialogamos ahora con el doctor Diego Estol, director nacional de Salud en el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Recién entrevistábamos al contador Julio Pilón, presidente de la Unión de la Mutualidad del Uruguay, quien trazaba con mucho cuidado, con mucho detalle un panorama de las dificultades de caja muy serias que están atravesando las mutualistas hoy, que las llevan a tener un déficit de 15 por ciento al mes. Un déficit con el que, para actuar, resulta imposible jugar con la variable de los ingresos, y ante el cual hay que pararse con decisiones urgentes para no seguir haciendo crecer la bola de nieve. Pilón decía que una de las posibilidades que se les ocurren es comenzar a enviar personal al Seguro de Desempleo por un determinado período, hasta que las cuentas se estabilicen. “No nos gusta como medida, pero de hecho lo que está ocurriendo es que la variable de ajuste está siendo el salario de los empleados porque tenemos atrasos de tres y cuatro meses, dependiendo de la empresa”.
Sobre esto, sobre el corto plazo, ¿qué piensa el MSP?
DIEGO ESTOL:
Primero que nada, el contador Pilón es un avezado conocedor de los temas de salud. Conozco su pensamiento, es una de las personas que desde hace 10 años –recuerdo las primeras charlas que tuvimos sobre posibilidades de déficit en el sector y las medidas que había que ir tomando– ha venido alertando sobre estos procesos que se han venido dando en el sistema de atención privada en el país, fundamentalmente en el mutualismo.
Y es real, la posibilidad de aumentar cuotas para ir salvando una situación de déficit es una etapa agotada por la situación del país. O sea que ese tema en este momento es implanteable; en este momento la población del país que se asiste en el mutualismo no podría asumir incrementos de cuota. En ese plano tenemos que ser muy inteligentes, muy capaces, muy decididos, sin paradigmas previos, mirar objetivamente en los perfiles de gastos de las instituciones, ver dónde están los mayores desfases y abordarlos con audacia y decisión.
EC - ¿Pero qué alternativas maneja el MSP en principio?
DE - El Ministerio viene trabajando en este problema desde que asumió el ministro Bonilla. En este momento el ministro interino, contador Pesce, ha ido trabajando hacia la interna, los técnicos del ministerio, y comienzan la semana que viene las comisiones de la multisectorial a trabajar.
EC - Pero parecería que esas comisiones están pensando en el problema más a mediano y largo plazo.
DE - No, no. Justamente, se piensa rever el tema de fondo del mutualismo en un proceso que lleve algunos meses, pero el objeto de las comisiones es que rápidamente se vaya identificando los temas más críticos –cuando digo rápidamente me refiero a un margen de un mes–, dónde se estén produciendo mayores problemas, y en función de eso tratar de atacarlos a través de decisiones normativas –si implican normas— o de apoyo, en la medida en que en la multisectorial están las empresas, el Ministerio, los funcionarios médicos y los funcionarios en general –auxiliares de enfermería, etcétera– representados a través de sus gremios. Es abordar cada uno la cuota parte de responsabilidad que tenga en el tema.
EC - ¿Usted en principio no se pronuncia por un camino concreto?
DE - No es que no me pronuncie; el tema es que ideas hay muchas. Como todo el mundo sabe, hay un perfil de desfinanciamiento que anda en algunas instituciones por el 10 por ciento, en otras llega al 15 y en otras más. El perfil del gasto está ubicado en un tema básicamente de recursos humanos, en primera etapa, que es un tema que hay que atacar.
EC - Los salarios corresponden a entre un 60 y un 65 por ciento de los egresos de las instituciones.
DE – Exactamente. Los valores que manejó el contador Pilón reflejan la realidad; son así. Dentro de ese rubro están metidos los salarios propios de los funcionarios más los honorarios profesionales; son temas que hay que discutir y poner arriba de la mesa, discutirlos con valentía y decisión. No va a ser fácil, pero hay que discutirlos y ponerlos arriba de la mesa. Usted lo sabe muy bien: se ha discutido públicamente el impacto que tiene eso sobre el perfil y el financiamiento de las instituciones; es uno de los temas críticos que tenemos que abordar rápidamente.
Y después hay otras áreas también críticas, como el tema medicamentos. El rubro medicamentos tiene un impacto y en ese aspecto estamos manejando la posibilidad de ir transitando hacia un vademécum único nacional público y privado, que mejoraría la posibilidad de negociación en cuanto a precios, no entrando en una especie de lucha sino tratando de hacer entender a la empresa nacional y extranjera que, en definitiva, lo que todos necesitamos son empresas viables para que haya a quién venderle, porque empresas fundidas no van a poder comprarle a nadie.
Y hay otros temas que tenemos que ir trabajando, que tienen que ver con el uso de la tecnología, la tecnología cara: optimizar al máximo el uso de la tecnología en el país. El ministerio tiene algunas ideas; en estas semanas en que se comienza a plantear el tema de la multisectorial hacia adentro, se ha ido trabajando y hay algunas ideas que se ha ido procesando con el ministro, el subsecretario y los equipos técnicos. A partir de la semana que viene son los temas que rápidamente se van a poner arriba de la mesa.
***
EMILIANO COTELO:
Vamos a dialogar ahora con Jorge Bermúdez, secretario general de la Federación Uruguaya de la Salud (FUS). Ustedes conocen el planteo que ha hecho el contador Pilón. ¿Qué responden?
JORGE BERMÚDEZ:
En primer lugar nos parece que esos planteos cortoplacistas son los que nos han llevado a la situación en que hoy estamos. Cuando el doctor Estol mencionaba recién la serie de desarrollos, de temas, de transformaciones de fondo que plantea el sector, en definitiva estaba enumerando las medidas de acuerdo a que habíamos llegado en abril del año 2001 en el llamado acuerdo de la comisión multisectorial, donde participaron el contador Pilón y el MSP –en ese momento representado por otras autoridades–, que establecía cambios en el modelo asistencial, en la política de medicamentos, en la tecnología, que estudiaba la situación de recursos humanos y en definitiva proponía también medidas de carácter inmediato. Si se las hubiera aplicado hoy no estaríamos en la situación en que estamos, de agonía del sector en general y de algunas instituciones en particular.
EC - Usted habla de agonía.
JB - Se puede hablar de que técnicamente el sector está quebrado. Eso se lo dejamos a los economistas, pero efectivamente es así: hay instituciones que durante cinco años presentan déficit operativos insalvables; si fuera el almacén de la esquina haría ya tiempo que habría cerrado. Aquí hay una situación extremadamente crítica, producto de las medidas cortoplacistas, en vez de aplicar cambios estructurales en el sector y algunas medidas de corto plazo de impacto inmediato. Básicamente las instituciones tomaron por el camino del permanente aumento de cuota, y en este caso rebaja de los salarios de los trabajadores o el no pago de los mismos en casi todo el país. En este momento estoy en Maldonado, donde hay una situación asistencial muy difícil y es un ejemplo claro; además de las inequidades que hay en el sector, incluso en el tema de la masa salarial.
Le pongo un ejemplo. Un estudio realizado por la FUS y el Instituto Cuesta Duarte, que aparece en un libro presentado a fines del año pasado, habla de la década 1990 - 2000, cuando los recursos en el sector y en el país crecían y no estábamos en esta situación tan difícil en la que está hoy Uruguay. En ese momento no hubo una atención en cuanto a transformaciones en el sector y llegamos al disparate que se da hoy, en el cual el 9 por ciento del total del personal ocupado percibe el 33 por ciento del total de la masa salarial. En ese 9 por ciento tenemos cirujanos, anestesistas y gerentes; en algunos casos Pilón habló del convenio con las sociedades anestésico - quirúrgicas y de lo que significó y significa para el sector, pero esto también es responsabilidad de las instituciones que en 1993 acordaron esa retribución con un grupo de médicos especialistas.
EC - Lo cierto es que, según sostiene Pilón, hay que tomar medidas urgentes para estabilizar los números. Porque si se produce un déficit mensual del orden del 15 por ciento, en el correr de seis meses se genera un déficit equivalente a un presupuesto entero de cualquiera de estas instituciones. Dice que una de las posibilidades es comenzar a enviar personal al Seguro de Desempleo, cosa que hasta ahora se ha tratado de evitar. “No me gusta –dice Pilón–, pero también es un hecho que hoy los salarios de los funcionarios están siendo la variable de ajuste en la medida en que estamos pagando con un atraso de tres meses o más”.
JB - La variable del Seguro de Desempleo ha sido utilizada permanentemente por las instituciones en los últimos siete u ocho años, o sea que no es una medida nueva.
Segunda cuestión: eran medidas de carácter inmediato las que había que aplicar en el año 2001; o sea que decir ahora, cuando el barco se hunde, que lo que hay que hacer es tapar los agujeros que había del lado de la popa, me parece que “tarde piaste”, como dice el dicho.
La tercera cuestión, la FUS ha vuelto a proponer las medidas de impacto inmediato, incluso en la reunión del 8 de abril en la comisión multisectorial que se volvió a convocar; y estamos esperando una reunión en las próximas horas con el ministro de Salud Pública, que ya pedimos, para hablar de tres medidas de impacto inmediato.
EC - ¿Cuáles?
JB - Por ejemplo, la primera medida cuando se habla de que las instituciones van a cerrar, quebrar con esa lógica de esperar que cierre una institución y que el Poder Ejecutivo, a través del MSP y del Ministerio de Economía, a través de los trabajadores, participe activamente en esos procesos para estabilizarlos con las medidas que haya que tomar en particular allí, atadas a las medidas de cambio de fondo.
Segunda medida: el tema de los medicamentos; hay medicamentos que han subido un 900 por ciento desde junio del año pasado hasta ahora. Nosotros planteamos que se tome medidas para controlar el precio de los medicamentos a través de la creación de una paramétrica, no excluyendo la posibilidad de importar medicamentos de la región, cosa que no estaba establecida en el documento de abril de 2000 pero que este ministro ha dicho que estaría dispuesto a hacer.
EC - ¿Y la tercera medida?
JB - Mecanismos de compensación de las deudas del Estado con las instituciones. El Estado es un deudor muy grande de la mayoría de las instituciones del país; eso en el interior se nota mucho, mucho más que en Montevideo. Si el Estado no tiene plata para pagar, ¿cuáles son los mecanismos compensatorios que puedan aliviar el flujo de caja de las instituciones, entre otras cosas también para hacer frente al pago de los salarios?
Además, la extensión de la cobertura de Disse a los funcionarios públicos que no tienen ningún tipo de cobertura asistencial, que captaría mayor cantidad de afiliados para el sector. Y habría alguna medida más de emergencia, como por ejemplo un tope transitorio en el sector de dos canastas familiares como salario máximo.
EC - Un tope salarial transitorio…
JB - Exacto; por lo que le decía: el 9 por ciento del personal ocupado percibe el 33 por ciento de la masa salarial. En ese 9 por ciento está, entre otros, el grupo anestésico - quirúrgico.
Le digo más: hay una medida que también implica ahorros, que es el control de los gastos en adquisición de tecnología médica; en el año 2001 se había propuesto crear un censo de tecnología para establecer cuál es la tecnología básica que existe en el país. Eso no se ha hecho y es un grupo que tiene fuertes intereses contrapuestos, y en algunos complementarios en el sentido de que hay quienes dirigen las instituciones y a su vez son directos integrantes de los grupos que venden la tecnología. Hay un fuerte conflicto de intereses que también contribuye a todo esto.
Me parece que la medida planteada para salir –lo digo con todo respeto, además hacia alguien que conozco desde hace tiempo, podemos estar en posiciones distintas pero me merece mucho respeto– es equivocada, cortoplacista y no va a solucionar la crisis del sector; es más, va a generar mayor conflictividad. En ese sentido nos parece que de aquí a estas comisiones que el MSP planteó –coincidimos en eso con el doctor Diego Estol–, en no más de 30 días, hay que aplicar alguna de estas tres o cuatro medidas que he mencionado. Es la forma de estabilizar el sector, de cortar la sangría y de comenzar a aplicar los cambios de fondo.
Una última cosa: aquí hay un problema de financiamiento. La cuota única como hoy está establecida no puede más, no da más, hay que ir, no a un sistema de canastas diferenciales con seguro parcial como en algún momento propuso el ministro, sino a la creación de un seguro nacional de salud (pero no para dentro de siete años: se puede hacer ahora), en el cual la gente pague de acuerdo al ingreso del núcleo familiar, en escala proporcional a su capacidad de pago. Esa plata sería controlada por un fondo en el que participen el gobierno y las instituciones, una especie de fondo nacional de recursos que luego destine a las instituciones el dinero que se gane tras la contratación de afiliados.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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