28.04.2003






































Sin pronósticos para la segunda vuelta argentina

Politóloga Constanza Moreira: La opción entre “dos modelos de país” es más política que económica. Ya está en Buenos Aires la misión del FMI que acordará con los dos candidatos la transición. Los dos candidatos justicialistas deben apelar al electorado independiente. Por distintos motivos, los votantes de quienes ocupan del tercero al quinto lugar podrían dividirse en partes iguales entre Menem y Kirchner. Lo que al principio parecía ser una cómoda victoria para el segundo no necesariamente debe serlo, y quizá el resultado sea reñido.

EN PERSPECTIVA
Lunes 28.04.03, 07.38.


EMILIANO COTELO:
Como se aguardaba, habrá segunda vuelta en las elecciones presidenciales argentinas. Lo que se sabe ahora es entre quiénes se dirimirá el pleito. Después de las elecciones más disputadas de la historia, los argentinos deberán elegir no sólo entre los candidatos Carlos Menem y Nésteror Kirchner, sino entre dos proyectos económicos de fuerte matriz política: el neoliberalismo conservador en su versión latinoamericana, y el modelo productivista, su alternativa nunca consumada de la última década, según el diario Clarín de Buenos Aires.

El ex presidente y el gobernador de Santa Cruz, separados por un escaso margen de votos, encarnarán en la segunda vuelta una pelea política en la que apenas se disimula la tensión Menem – Duhalde, la confrontación interna básica del peronismo, que replicó en toda la política argentina desde la primera mitad de los años 90, agrega esa nota.

Estamos ahora en comunicación con la politóloga uruguaya Constanza Moreira, que está en Buenos Aires siguiendo estos comicios. 24,1% para Menem, 22% para Kirchner, son los últimos resultados oficiales con 98% de los votos escrutados.

CONSTANZA MOREIRA:
Efectivamente, terminamos esta primera vuelta con un margen de escasos dos puntos porcentuales, casi un empate que hace impredecibles los resultados para la segunda vuelta. Un tercer lugar para la estrella ascendente, Ricardo López Murphy, que con los últimos datos termina ubicándose en algo más del 16,4%, a dos puntos de Elisa Carrió (14,2%), que también está en un inesperado virtual empate en el cuarto lugar con Adolfo Rodríguez Saá (14,1%). Otros candidatos 8%, en blanco e impugnados 1%.

EC – Otro de los resultados destacables es la alta participación que se registró y el muy bajo resultado del voto en blanco.

CM – Tenemos 97,3% de votos positivos, y aproximadamente 0,9% en blanco y 1,6% nulos. Es un triunfo en la participación electoral, si pensamos que en las elecciones de 2001 el “voto bronca” se ubicó incluso por encima de la Unión Cívica Radical, superando el 20% en Capital Federal y Santa Fe. En estas elecciones, y en parte también por el factor Menem, el favoritismo con que aparecía en las encuestas, y por ser una de las elecciones más reñidas de la historia política argentina de los últimos tiempos, hemos tenido una participación electoral muy alta. Se espera que en el balotaje haya una participación también muy alta.

EC - ¿Qué pasó con el “Que se vayan todos”?

CM – Bueno: el “Que se vayan todos” se transformó finalmente en otro partido; fue uno de los 18 lemas que participaron en las elecciones y tuvo muy poquitos votos. Pero hay que pensar que esta fue una elección presidencial muy decisiva para el futuro del país, porque como anticipabas parecería que compiten no sólo dos modelos económicos sino dos modelos políticos del país, y que en 2001 era una elección a cargos parlamentarios. El interés de una y otra elección son distintos, y creo que los políticos han advertido que también tienen que seducir a la población porque, de lo contrario, el “voto bronca” o el voto en blanco, que es difícilmente usado, puede llegar a los niveles a los que llegó en la elección de 2001.

Hubo un aprendizaje de los políticos, influyó el factor Menem, la competencia electoral se anunciaba muy reñida, y sabemos que cuando la competencia es reñida la gente tiene un incentivo adicional para participar.

EC – Otro dato que surge de los resultados es la suma de los candidatos justicialistas: superan el 60%.

CM – Efectivamente. Se ha hablado mucho de este 60 – 62% que reúnen Menem, Kirchner y Rodríguez Saá, pero hay que pensar que no es una votación excepcional del peronismo. Que sí la tuvo, pero no en esta medida. Kichner está recogiendo muchos votos de este otro modelo político de país: bastantes votos del radicalismo, votos independientes del centroizquierda (gente que no es radical ni peronista ni apoya a los partidos provinciales), y Rodríguez Saá también está recogiendo votos no peronistas y votos antimenemistas, votos de este electorado independiente que parece tender a afirmarse en la medida en que el radicalismo está cayendo en la forma en que lo hace: pensemos que el candidato de la UCR, Leopoldo Moreau, apenas si llega al 3% de los votos.

Creo que hay que tener un poco de cuidado con esto de 60 a 62% de los votos de los candidatos justicialistas: no es voto peronista. Hay sí un voto menemista muy fuerte, que es 24%. El voto menemista siempre ha sido fuerte, y ha sido el voto inamovible en esta elección. Pero el voto de Kirchner y el de Rodríguez Saá no es el voto peronista clásico sino que hay fugas del radicalismo y del electorado independiente.

EC – Menem fue muy duro en la conferencia de prensa que dio ayer en el hotel presidente cuando le preguntaron por Kirchner. Más allá de decir que no lo había llamado ni lo iba a llamar para saludarlo o felicitarlo porque no tenía por qué hacerlo, ya que había perdido, dijo en un momento de su comentario que Kirchner no es justicialista.

CM – Fue durísimo. Fue tan duro con Duhalde que ni siquiera lo mencionaba por su nombre sino como...

EC – “El presidente interino”.

CM – ...“el presidente interino”, como una manera de cuestionar su legitimidad como presidente. Ya sabemos que Duhalde no fue electo por el voto popular, pero... en fin.

Esto anticipa, por supuesto, una pelea muy dura entre la primera y la segunda vuelta entre Menem y Kirchner, sobre todo porque Menem sabe que hay un voto antimenemista, un voto de rechazo a su figura, un rechazo que en las encuestas ha variado entre 54 y 65%, y su campaña va a ser muy dura. Pero esto no quiere decir que en una segunda vuelta el justicialismo no llegue a ciertos acuerdos internos para llegar a gobernar, porque creo que el peronismo –que ha transformado su interna en un comicio general— ha aprendido algo que los uruguayos ya conocemos (porque antes de que existieran las candidaturas presidenciales únicas, también en nuestros comicios se dirimían las internas partidarias). Creo que ha aprendido algunas cosas: que puede ser un partido con el control del Congreso y del país si logra superar esa fractura interna que la relación Menem – Duhalde ha producido por lo menos en la última media década. Y creo que también sabe el peronismo que se está enfrentando a un electorado independiente, al electorado del “que se vayan todos”, que apuesta otro modelo político de país que supere al bipartidismo clásico. Creo que el peronismo, que es el partido mejor estructurado de la Argentina, sabe muy bien esto.

Menem tiene otro problema bastante importante: su voto más importante está concentrado en los distritos electorales más pequeños, y Kirchner ha tenido un voto promedial mejor en toda la República Argentina. En ese sentido está mejor estructurado el voto de Kirchner, y ya se sabe que va a arrastrar el voto de Carrió. Lo que no se sabe muy bien es qué va a pasar con el electorado de López Murphy y con el de Rodríguez Saá, que creo que no van a ser plenamente leales a sus líderes.

EC – Quizá la pregunta neurálgica es qué estará en juego en la segunda vuelta.

CM – En primer lugar, quién queda con el control del aparato peronista, una cuestión muy decisiva para la política argentina.

EC – Es que la segunda vuelta terminará siendo la interna del peronismo.

CM – Entre otras cosas. Hay que pensar que esta es la primera elección en que el peronismo aparece sin su chapa, sin su sello. Los partidos tuvieron que crear o alquilar lemas para poder presentarse, y el justicialismo no se pudo presentar con su propio sello. Es un detalle importante, y yo diría que algo más que un detalle.

EC – Me refería a que las dos opciones terminan viniendo del justicialismo.

CM – Efectivamente, pero no reciben los votos únicamente del justicialismo. Tú decías que se están enfrentando dos modelos de país. Sin duda se están enfrentando dos modelos políticos de país, en el sentido de que Kirchner va a representar (tiene que representar, si quiere ganar) una alternativa al bipartidismo clásico y al justicialismo corrupto, al justicialismo bajo sospecha, que es lo que está en la mente de buena parte de los electores argentinos. Efectivamente es una cara nueva de la política, tiene un discurso bastante racional que hace acordar más a De la Rúa que al peronismo clásico, pero sin duda está Duhalde y sin ese aparato Kirchner no hubiera tenido la votación que recogió, y menos aún en la provincia de Buenos Aires, el centro electoral más importante del país. Aún así, para ganar en la segunda vuelta va a tener que seducir (ya lo logró en parte) a ese electorado independiente, a ese electorado desencantado con la política bipartidista tradicional que según ellos ha llevado al país a la ruina.

Luego, desde el punto de vista de los modelos económicos, creo que Lavagna se ha convertido en una figura muy central...

EC – El ministro de Economía del gobierno Duhalde es hombre de Kirchner, y éste anunció que si gana será su ministro.

CM – Que será su ministro y, aunque Lavagna ha mantenido una actitud de cierta cautela respecto a estos anuncios, sin duda es quien va a asegurar la transición por lo menos hasta diciembre. Recordemos que la misión del Fondo Monetario Internacional se está instalando hoy en Buenos Aires, justamente para dialogar y poder llegar a un acuerdo tanto con Menem como con Kirchner respecto al programa económico por lo menos para la transición de aquí a fin de año. Una actitud que el FMI ya tuvo en Brasil, donde en junio instaló su misión para dialogar con los principales candidatos, Serra y Lula. Acá también vamos a tener una especie de preacuerdo con el FMI antes de la segunda vuelta, y ya hoy se harán los primeros anuncios.

Creo que hay que tomar con un poquito de cautela esta cuestión de los “dos modelos económicos de país”. Sin duda ambos candidatos van a pactar con el FMI algunas de las cosas más importantes, como enfrentar los vencimientos próximos de deuda de U$S 3.000 millones; la reestructuración del sistema financiero, que en Argentina está pendiente; la eliminación de las múltiples monedas (algo que ya se está haciendo pero deberá completarse en lo inmediato) y por supuesto algún ajuste que permita la reestructuración de la enorme, gigantesca deuda política argentina.

Hay un discurso diferente: el de Menem es un discurso más a la derecha, más liberal, y por supuesto bastante más alineado con el eje Alca – EEUU, y un discurso del trío Duhalde – Kirchner – Lavagna que es más recostado al productivismo, más orientado en la línea Mercosur – Brasil, menos liberal. Pero pensemos que la situación económica argentina va a implicar, al igual que en Brasil, márgenes de maniobra bastante escasos para ambos candidatos.

EC - ¿Te parece que el tema económico sea uno de los ejes del debate?

CM – La cuestión económica no ha sido central en esta campaña, a diferencia del caso brasileño. La cuestión ética y la cuestión política parecen haber tenido bastante más relevancia en términos simbólicos, en términos discursivos, propiamente de campaña. Aunque la campaña no ha sido ninguna maravilla y tampoco hubo cosas tan diferentes. Creo que buena parte del voto a López Murphy lo expresa claramente: ha tenido un discurso bastante conservador desde el punto de vista económico, con muy poquitas promesas, y algunas de las cosas que anunció (una muy drástica, una muy difícil recuperación del país; se ha manejado con mucha cautela) no son muy alentadoras para ningún elector. Creo que la gente votó a López Murphy porque es una figura nueva, porque no tiene aparato, porque no está comprometido, y sobre todo porque parece honesto.

Lo mismo sucede con el voto de Elisa Carrió, que tampoco puso por delante el programa económico sino el tema de la dignidad, de la independencia y el tema de las instituciones.

Ambas candidaturas emergentes (López Murphy y Carrió), que creo que representan la nueva cara de la política argentina, son mucho más explicables por un nuevo modo de hacer política, que cuestiona el viejo aparataje tradicional del radicalismo y del peronismo, que por su programa económico.

EC – Por ahí pasaron los ejes del debate para esta primera vuelta. Pero ¿por dónde pueden estar en la discusión hacia la segunda vuelta? ¿Tú infieres que habrá una continuidad en ese sentido: que los factores que estarán en danza no serán los económicos sino otros?

CM – Creo que en esta segunda instancia el tema económico va a estar mucho más presente, que Lavagna va a ser una figura central en estas tres semanas que nos separan de la segunda vuelta, y que el modelo de país productivista, de mejorar el empleo, de la agenda social, etcétera, se va a oponer al modelo menemista. Pero creo que, si bien esto va estar mucho más presente ahora, precisamente porque los dos candidatos van a apostar a esto de los dos modelos, los otros temas van a estar tan presentes como lo estuvieron antes.

EC – Un 46% de los argentinos ya hicieron su opción, pero queda un 54% que es el que define. ¿Qué papel pueden jugar en estas tres semanas López Murphy, Carrió, Rodríguez Saá: en qué medida podrán direccionar el voto de quienes les acompañaron ayer? Lo que puedan resolver los candidatos que no pasaron a la segunda vuelta ¿tendrá influencia en la decisión de sus electores?

CM – Primero habría que ver qué van a hacer los candidatos. Ya tenemos algunos indicios: en primer lugar, tanto Menem como Kirchner han hecho sus discursos luego del resultado tratando de seducir a los electorados y a los líderes de estas tres fuerzas. Ambos se refirieron elogiosamente al resultado que obtuvieron los tres principales contradictores, es decir que ya tenemos a dos candidatos a la pesca de votos. ¿Cuál es el nivel de lealtad del electorado? Esto es importante de entender para los uruguayos, porque en nuestro país las lealtades partidarias son muy importantes, y son las que explican los resultados electorales. No es el caso de Argentina: ni López Murphy, ni Carrió ni Rodríguez Saá tienen capacidad de disciplinar a los electorados que los votaron precisamente como independientes.

Además, ¿cuáles son las alianzas que van a tejer? Exceptuando el caso de Rodríguez Saá, que pertenece al justicialismo y puede ser un candidato que se alinee rápidamente con una de las dos opciones (en principio pienso que su electorado es más pro Menem que pro Kirchner, pero eso está por verse), ni López Murphy ni Carrió van a perder su condición de independientes de este sistema partidario decadente, como lo han calificado en tantas oportunidades. Por el contrario...

EC – Entre ambos superan el 30%.

CM – Efectivamente, estamos hablando de ese tercio del electorado independiente argentino.

EC – El tercio “pro cambio”, como lo han definido.

CM – Un tercio pro cambio que siempre existió. Hay que recordar que Alfonsín, y claramente la Alianza con De la Rúa no ganaron con votos radicales: hay que pensar lo que fue la aparición del Frepaso en Argentina, y lo que fue la propia aparición de Alternativa para una República de Iguales, ARI, el partido de Carrió. Siempre hubo ese espacio en la República Argentina y más ahora, cuando el radicalismo está en sus peores niveles históricos. ¿Cómo va a alinearse ese 30% independiente del electorado, el que votó a López Murphy y a Carrió? Uno tendería a pensar que ese electorado es bastante antimenemista; hasta por los mismos niveles de rechazo que provoca la propia figura de Menem.

EC – No tengo dudas de que el electorado de Elisa Carrió es antimenemista. No sé si con el de López Murphy no hay un margen a favor del ex presidente.

CM – Es justamente el caso más paradojal de la política argentina hoy. Porque la agenda económica de López Murphy es bastante más parecida a la de Menem que a la de Kirchner. Si fuera por un problema de modelo económico, el votante de López Murphy debería correrse hacia la opción de Menem. Pero, al mismo tiempo, López Murphy ha sido terriblemente crítico tanto respecto al menemismo como al peronismo en general: hay un voto muy antiperonista detrás de él, que hace pensar también hasta dónde el voto blanco no va a crecer un poco entre la primera y la segunda vuelta. Creo que eso dependerá bastante de lo que haga López Murphy.

De cualquier manera, grosso modo como se maneja acá (pero de cualquier manera vale para la explicación, porque campañas son campañas y esta recién está empezando), uno esperaría que el electorado de Carrió se corra hacia Kirchner, que el de Rodríguez Saá tienda más a correrse hacia Menem...

EC – Con eso no arreglamos nada, porque van 14 para un lado y 14 para el otro.

(Risas)

CM – ...y que el electorado de López Murphy se divida por mitades, con lo cual sigo complicándote el panorama, y que tengamos una elección bastante disputada.

EC – Ese parece ser el pronóstico.

CM – Parece ser, pero “campañas son campañas”, como dicen los políticos y también los politólogos, porque nos entretenemos y trabajamos con estas cosas. Esta campaña recién está empezando y me parece mejor dedicarnos a lo que esta elección muestra por sí misma que intentar anticipar lo que va a pasar en esta segunda vuelta que, según los modelos de simulación de la primera vuelta, parecería muy claro que ganaría Kirchner. Pero, a la vista de los resultados, yo diría que nos mantengamos con un poquito de cautela.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón





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