28.04.2003




































HUBO “ALGÚN BORRADOR” INTERPRETATIVO DE LA LEY DE CADUCIDAD, PERO NO HABÍA MAYORÍA

Cuestionan actuación judicial
desde el Foro Batllista

Diputado Washington Abdala: No dije que los magistrados estén 'haciendo buena letra con el Frente Amplio', pero sí que puede haber un alineamiento ideológico y quizá la expectativa de promociones en la carrera judicial. Respecto a Juan Carlos Blanco, tenía la esperanza de que el Tribunal de Apelaciones tuviera otra actitud, porque no puede ser que se genere una invención jurídica para privarlo de libertad. No fue así y yo tengo derecho a discrepar. Como parlamentario, por ahora sólo puedo concientizar a la gente.

EN PERSPECTIVA
Lunes 28.04.03, 09.10.


EMILIANO COTELO:
Una nota editorial publicada en Correo de los Viernes, un semanario que el Foro Batllista (FB) edita en Internet, cuestionó la actuación de la Justicia en torno al procesamiento del ex canciller Juan Carlos Blanco.

El texto, que no lleva firma, asegura que “la Ley de Caducidad no elimina el delito, aunque perdona la sanción a quien la cometió y siempre a título individual. La amnistía es genérica y hace desaparecer el delito”, insiste la nota, para afirmar luego que el juez no puede actuar en este caso.

Pero, aparte de las consideraciones que el artículo incluye, se conocieron sobre el final de la semana declaraciones de algunos dirigentes del sector, como Washington Abdala. Este último acusó a magistrados de estar “dictando sentencias tratando de quedar bien con la línea filosófica del Frente Amplio (FA)”.

***

La nota publicada en Correo de los Viernes el viernes pasado. Su título es “Desafuero judicial”, y dice: “El doctor Gonzalo Aguirre, quizás el mayor y mejor intérprete de la Ley de Caducidad, de modo rotundo ha demostrado que esta ley dictó una amnistía para los delitos cometidos durante la dictadura por militares y policías ‘por móviles políticos’, o en ocasión de cumplir sus funciones, o de ‘acciones ordenadas por los mandos’. La caducidad de la pretensión punitiva del Estado, como dice el artículo primero de la ley, consiste en eso, justamente, en amnistiar ciertos delitos que allí se describen. No es cualquier delito cometido por un militar sino ésos que se describen, los referidos a la situación política derivada de la confrontación y el golpe de Estado.

La amnistía extingue el delito. Así se sabe desde siempre. No es un ‘indulto’ a una persona, que no elimina el delito aunque perdona la sanción al que lo cometió, y siempre a título individual. La amnistía es genérica y hace desaparecer el delito.

Por supuesto la ley no distingue entre civiles y militares. Se trata de los delitos ‘cometidos’ por militares y policías, como es justamente el triste caso de la maestra Elena Quinteros. Lo amnistiado es el delito y si no hay delito no puede haber culpable. Esto parece elemental, pero desgraciadamente no lo es para el juzgado y el tribunal que, actuando en el caso Blanco, han establecido la extravagante doctrina en función de que aun no habiendo delito ni autor, un ‘civil’ puede ser ‘coautor’ de ese delito que se extinguió.

El texto de la ley es claro pero si alguna duda pudiera haber bastará consultar a quienes la redactaron y votaron –el doctor Aguirre es uno de ellos– para advertir que su espíritu fue el de doblar la hoja y mirar hacia delante. También será útil leer a quienes no votaron la ley para entender que eso fue lo que dijo la ley, porque eso es justamente lo que llevaba a votar en contra a quienes se oponían, sosteniendo que esto era una ‘impunidad’.

De modo que el juez no podía actuar. Debía consultar al Poder Ejecutivo y éste es quien debía informar si estaba o no comprendido en los términos de la ley. Y si así se disponía, la ley ordena clausurar y archivar los antecedentes.

Esto podrá gustar o no. Quienes la defendimos, lo hicimos porque era el correlato exacto de la amnistía que había borrado los delitos de quienes, en nombre de su mesianismo, habían asaltado, secuestrado y asesinado con el propósito de derrumbar las instituciones democráticas. Lo cual podrá ser discutible, pero desde nuestro punto de vista era justo y además pacificador. El hecho es que eso fue lo que se consagró en la ley y no puede ser que se saltee su texto, no se consulte al Ejecutivo y se siga adelante como si ella no existiera.

La invocación, por otra parte, al ‘delito permanente’ escandaliza a la más elemental razón. ¿Quién puede invocar la existencia continuada, hasta hoy, de un presunto delito de ‘privación forzosa de libertad’? 18 años después de la restauración democrática, con un país absolutamente libre, con un territorio abierto y alcanzable por la mirada general, ¿cómo puede hablarse de que alguien esté privado de su libertad y secuestrado? Si esto era ciencia-ficción antes, luego que una comisión designada por el gobierno e integrada por gente de de todos los horizontes políticos y sociales, llega a la conclusión que la persona involucrada está muerta, desgraciadamente, desde 1976, ¿cómo puede seguirse hablando de una privación de libertad que continúa?

Decir que esta investigación no es ‘vinculante’ u obligatoria para la Justicia es otra aberración jurídica y lógica. Primero, porque como ya dijimos, la Justicia es quien no podría actuar, pero luego que actuó no puede simplemente ignorar la realidad. Y si ella dice que alguien no existe porque todos los informes indican que está muerta, sólo podría invocarse aquel extravagante delito si alguien aportara por lo menos un indicio de que la víctima vive y está secuestrada.

Pero estamos en pleno desafuero. Ya la presunción de inocencia no opera y en consecuencia el ex canciller Blanco sigue preso aunque no haya delito ni autor . Como tampoco funciona la carga de la prueba para quien invoca un hecho: la Fiscalía habla de una privación de libertad que nunca probó y no está dispuesta a hacerlo, pese a que los hechos gritan lo contrario.

El tema no es la persona del doctor Blanco. El tema es desbordar una ley plebiscitada y ratificada por la ciudadanía. El tema es hasta dónde y hasta cuándo seguiremos con algo que la ley y el pueblo quisieron terminar”
.

***

EC - Vamos a ocuparnos de este asunto para situarlo en su dimensión y ver qué consecuencias puede tener, en diálogo con el diputado Washington Abdala.

El artículo termina diciendo “El tema es hasta dónde y hasta cuándo seguiremos con algo que la ley y el pueblo quisieron terminar”. Con esto se da a entender que hay algún camino a seguir, que hay algún tipo de acciones a llevar adelante.

WASHINGTON ABDALA:
No lo sé, francamente no lo sé. Lo que hemos hecho es, si usted quiere, más que nada reflexionar sobre el tema. En el Foro lo que se ha hecho ha sido reflexionar sobre el tema y el Correo ha recogido en su página justamente una reflexión, no muy distinta de la que han tenido los diarios El País y El Observador y el propio Gonzalo Aguirre, que fue parte importante de la elaboración de esta ley; de ahí que por estos días también haya estado opinando públicamente. Pero si usted me pide pasos concretos, no los tengo.

EC - Usted dice que no se diferencia mayormente de lo que han señalado otros editoriales y menciona dos diarios y un columnista. Otra cosa es que esto se diga en la página institucional del FB en Internet, sector que lidera el ex presidente Julio María Sanguinetti. Tiene otra relevancia política, ¿no?

WA - Se la asigna usted; yo la respeto y además me enorgullece que lo diga porque es bueno para nosotros. Pero la relevancia que tiene es justamente la de un aporte más sobre un tema en el que no hay que hacer miradas genéricas. Cuidado que alguna interpretación periodística puede llevar a que desde el Foro hay alguna mirada genérica en contra de la Justicia.

EC - ¿Usted se refiere a la nota del diario El Observador de este sábado?

WA - Claro, porque puede generar la impresión de que el FB tiene una mirada crítica para con toda la Justicia. Error: ni cerca estamos de tener una mirada confrontacional ni crítica; sabemos que la Justicia en este país funciona y lo hace correctamente.

Dos, también tenemos la perspectiva de que en algún caso concreto, en un país libre, de gente libre, se tiene el derecho a emitir opiniones, y en un caso tan político como este, de un ex canciller, de un determinado período político, cubierto de una determinada norma, está la libertad de poder decir nuestro disenso. Por eso se ha pensado este tipo de reflexiones y se la ha dicho.

EC - Usted dice que no hay una crítica a los jueces, que no hay una crítica al Poder Judicial.

WA - Sí la hay con alguna situación, el caso concreto al que nos estamos refiriendo.

EC - Vamos por partes. El artículo que leí recién está concentrado en un caso concreto, en el caso Juan Carlos Blanco. Pero, aparte, usted efectuó la semana pasada declaraciones que parecían ir más allá.

WA - No, no mucho más allá. Ni siquiera utilicé la expresión “Frente Amplio”, eso corrió por cuenta de quienes lo interpretaron; lo que en realidad dije en el reportaje con sus colegas de Diamante fue que había cierto ideologismo en algunos casos. Y sí.

EC - Tengo aquí sus palabras textuales; dijo: “A veces creo que hay jueces que están entendiendo muy poco, están mirando subjetivamente y no están siendo imparciales, sino absolutamente parciales en base a un cierto credo ideológico”...

WA - Sí señor, ideologismo.

EC - ... “Esa es la impresión que uno tiene. Creo que hay una sensación como de animadversión para con Juan Carlos Blanco.”

WA – Sí, señor.

EC - Después hay otra parte de sus declaraciones.

WA - No, no. Lo que hay es eso, eso es lo que digo y ratifico: hay gente que tiene una visión ideológica del asunto y cree que las leyes se pueden interpretar de una forma u otra. Y de ninguna manera es así, esta ley es muy clara, la Ley de Caducidad es muy clara. Tan clara fue, que si usted recuerda en el recurso de inconstitucionalidad para con la misma, que se interpuso y la Suprema Corte emitió lo que emitió, incluso la expresión “impunidad”, que es una expresión crítica, está queriendo decir mucho, porque decíamos que no hay impunidad porque no hay manera de hacer punible nada. Si hay algún juez, algún fiscal que realmente creen que puede haber otro tipo de interpretación, están francamente equivocados.

EC - No solamente equivocados, dice usted, sino actuando con criterios ideológicos.

WA - Yo tengo la impresión de que puede haber alguna perspectiva ideológica, si usted quiere, o una interpretación equivocada de la norma. La caducidad de la pretensión punitiva del Estado es muy clara; la amnistía extinguió obviamente el delito y si no hay delito no puede haber ningún tipo de culpabilidad. Se ha generado una especie de invención jurídica, me parece que eso no es muy bueno. He visto el otro día, el domingo o el sábado, no sé, creo que también en El Observador, una nota a un importante ciudadano de Familiares de Desaparecidos, que ha dicho que el tema de Blanco es bueno porque “emblemáticamente es bueno”. Pero no, no es un tema de que las cosas se resuelven…

EC - Se refiere a declaraciones del doctor Javier Miranda.

WA - Están interesantes en su conjunto, pero un abogado no puede referirse a que una situación de privación de libertad es correcta desde el punto de vista emblemático cuando no hay una norma que la ampare.

De lo que se trata, nos guste o no, nos guste más Blanco o nos guste menos, nos guste lo que hizo en la dictadura –a mí no me gusta, yo no estuve con la dictadura ni cerca, ni quiero estar vinculado a ello– o no, las normas son las normas y no puede ser que se destroce una presunción de inocencia, no puede ser que se genere una invención jurídica para privar de libertad a alguien.

Es más: toda la información del capítulo de la Comisión para la Paz, tan trascendente como lo ha sido –al final es un elemento importante para tomar en cuenta la vida de la nación–, donde se reconoce la muerte explícita de mucha gente, en ese caso no sirve. Me parece que hay ahí realmente una mirada, si usted quiere, subjetiva, ideológica o equivocada, pero lo principal: por encima de las intencionalidades; que poco importan, las intencionalidades que Abdala puede imputar, lo que importa es que se está actuando contra la norma legal; eso es lo grueso del asunto.

EC - Pero a propósito de la intencionalidad, usted recién cuestionaba el enfoque que le dio El Observador al tratamiento de este tema…

WA - No, no, no: no cuestiono, simplemente digo que yo no dije absolutamente nada con respecto al FA.

EC - El título era “El Foro acusa: ‘Los jueces hacen buena letra con el FA’”.

WA - Y bueno, Emiliano, a veces usted también titula; y a veces coincido con usted y a veces disiento, ¿qué quiere que le haga?

EC - Titular tiene sus problemas.

WA - Sí, está mal el titular. El Foro no acusa a todos los jueces, es un error. Usted sabe que yo escribo en El Observador; son mis amigos, pero están equivocados, ese título no se compadece con la realidad.

EC - Pasemos en limpio. Lo que hay es una nota que sí responde al FB y que cuestiona la actuación de los jueces…

WA – No: en el caso Blanco, ¿verdad?

EC - Claro, pero de los jueces y del Tribunal de Apelaciones en el caso Blanco; supongo que también cuestiona al fiscal interviniente.

WA - Nosotros lo que tenemos es que la perspectiva de las actuaciones allí, pretendiendo imputar una norma que no existe y generando un delito que no existe, está mal.

EC - Bien; entonces mi pregunta es: está focalizada la crítica, ¿en ese caso no hay reservas con respecto a otras actuaciones judiciales en otros casos?

WA - ¡Pero no! Somos gente de derecho la mayoría de nosotros, ¿cómo vamos a caer en una especie de imputación general? No, de ninguna manera.

EC - Pero avanzo luego con respecto a la segunda parte de ese título que estamos comentando: “Hacen buena letra con el FA”.

WA - No lo digo yo, ¿eh?

EC - Ahí en todo caso quizás sí la referencia es a usted.

WA - Sí, pero yo no digo eso, “hacen buena letra con el FA”; eso corre por cuenta del articulista.

EC - Le leo las palabras suyas entrecomilladas, por lo menos: “Creo que mucha gente en este país, a nivel del Poder Judicial, empieza a sentir que como hay una mayoría frenteamplista desde el punto de vista parlamentario que tiene un poquito más de densidad, hay como una sintonía en torno a lo que eventualmente ese grupo político expresa. No sé si querrán bien con esta gente que tiene alguna vocación de gobierno. Algunos creerán que pueden ganar, entonces están acomodando un poco el cuerpo para de repente insinuarse hacia allí”.

WA - Allí lo que hay es una mirada, también, sobre algunas situaciones que uno va a ver cómo se terminan dirimiendo.

EC - Aquí sí usted habla de algo como “hacer buena letra con el FA”.

WA – Yo no digo “hacer buena letra”; yo digo que hay alguna gente que puede estar teniendo una visión ideológica; eso de buena letra es expresión del periodista; no caigamos en lo subjetivo. Yo tengo la percepción de que en algunos casos –por ejemplo el caso Blanco– hay una visión relativamente ideológica; me parece que está equivocada. Si puntualmente usted mira, yo creo que hay un error. Y de repente en la vida del país, en algún otro caso, puede haber alguna otra situación; si aparece en todo caso la denunciaremos, la plantearemos públicamente. Por ahora lo que hay es esto, que es bastante notorio y obvio, seamos claros. A veces ha habido –recuerde usted– algunos episodios donde a uno le llama la atención que haya una especie de pérdida de la presunción de inocencia de alguna gente. Pero bueno…

EC - ¿Por ejemplo?

WA – No; ya está. Son episodios que el país ha vivido y están superados. Recuerde la administración anterior; en el caso Braga tuvimos que ver cómo se imputaron cosas que realmente no existían, el país vio esa tragedia de una persona que sufrió lo que sufrió. Ahí no sé qué tipo de valoración ideológica se hizo, qué equivocación se hizo, pero francamente fue un error. Y creo que libremente tenemos, en un país como este, la opción de decir que se está equivocando o no en algún caso puntual, algún caso focalizado. Pero bueno…

EC - Volviendo a esa frase suya: “No sé si querrán quedar bien con esta gente que tiene alguna vocación de gobierno”…

WA - Porque puede haber alguna visión ideológica.

EC - La nota terminaba diciendo: “Lo que a juicio del legislador colorado algunos jueces podrían ganar con este comportamiento es lograr una incidencia política en las promociones que procuran en su carrera judicial”.

WA - Sí… eso también lo dice… Porque el periodista preguntó en torno a cuál era el beneficio que existía si alguien se bandeaba de un lado para el otro… Y bueno; no sé si alguien creerá que de repente recorriendo un camino especial tiene más chance de tener promociones. Yo qué sé, puede ser que alguno crea que recorriendo esas visiones, esas perspectivas, tiene más chance de avanzar en la carrera judicial. Vaya uno a saber. Yo también me lo planteé como un interrogante.

EC - Entonces estos comentarios que hemos estado refiriendo en estos momentos son comentarios suyos; ¿reflejan también sensaciones, análisis que se hacen en el FB, que hace la dirigencia del Foro?

WA - Mire, lo que refleja el Foro es lo que decimos formalmente. En el caso concreto del editorial es bastante obvio que ahí tenemos un disenso fuerte y lo expresamos públicamente. En lo otro a veces puede haber matices, yo puedo tener una mirada si usted quiere un poquito más crítica de algunos casos, pero no sé qué piensan todos mis colegas, no tengo el feeling de saber exactamente… Trato en alguna medida de representar a mi sector de la mejor forma, trato de ser una voz más o menos autorizada, pero repito: que yo tenga una mirada crítica en algún caso no necesariamente quiere decir que todo el Foro piense exactamente igual.

EC - Entonces, volviendo al principio de esta charla, ¿ustedes piensan promover algún tipo de iniciativa en esta materia?

WA - Cuando fue lo de Blanco, en su momento había hablado con mi bancada de que el tema de repente podía haber tenido un abordaje parlamentario, se lo podría haber planteado como una cuestión política en el Parlamento; pero algunos colegas me dijeron que de repente podíamos estar distorsionando, en fin, el funcionamiento en ese momento de la Justicia. Y lo entendí como muy comprensible, ¿qué quiere que le diga? Después los hechos… en fin, fueron bastante lamentables, porque obviamente el resultado ha sido malo. Yo tenía la expectativa de que… en fin, de que el sistema entendiera las razones lógicas de la libertad de Blanco, de la inocencia de Blanco, de la presunción de inocencia… Bueno, eso no se produjo; paciencia.

EC - Tenía esa expectativa con respecto al fallo del Tribunal de Apelaciones.

WA - Sí, tenía esa expectativa, le confieso que la tenía y creía que un grupo de personas podía tener más capacidad de análisis que una… Pero bueno, no se produjo así. Lo único que uno puede hacer desde el ámbito parlamentario… A ver si nos entendemos bien: aquí hay que entender que el respeto a la separación de poderes es vital y yo podré no coincidir con algún dictamen, podré no coincidir con algún juez, con el talante ideológico de algún otro, bárbaro, pero yo soy un demócrata y respeto lo que el Poder Judicial dice. Podrá gustarme más, podrá gustarme menos, pero tengo que respetar lo que va dictaminando, lo que va procesando, lo que va llevando adelante el Poder Judicial. Por algo son así las cosas, ¿no?

EC - Entonces no va a haber actuaciones, ni del Parlamento ni ante la Suprema Corte de Justicia.

WA - Es que no tenemos demasiados instrumentos. El instrumento que usted tiene, en todo caso, para una situación de desborde absoluto del Poder Judicial, es el juicio político a la Suprema Corte. Se imagina que un extremo de esa naturaleza es un infierno, por lo menos en mi cabeza eso no está ni planteado hoy, ¿qué quiere que le diga? No es ese el formato de esta situación, de este momento.

EC - ¿Y –otra alternativa– una ley que laudara esta diferencia de criterios?

WA - Ha habido algún borrador, pero a veces no son fáciles de capturar las mayorías parlamentarias; para la integración de algún proyecto de ley lo primero que se requiere es algún consenso de mayoría, si no después el proyecto navega allí y genera una expectativa negativa que termina siendo una frustración. Yo ya estoy medio viejo, en fin… de que se lancen proyectos de ley que son cañitas voladoras y no terminan siendo una solución sino un elemento más para la creación de problemas. Así que si hay un proyecto de ley lo conveniente es que haya una mayoría operativa por atrás que lo sostenga; de lo contrario es un grito al aire que no sirve para nada.

EC - Entonces, en definitiva, por ahora el camino es el debate público.

WA - Por ahora el camino es esto que usted está haciendo –se lo agradezco–: conscientizar a la gente, que pueda ver que estamos en una sociedad libre y que puede haber una mirada crítica en torno a alguna actuación judicial y tenemos el derecho a expresarnos y el derecho a oírnos. Por ahí va la cosa; por ahora va por allí, no veo otro camino, francamente.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón




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