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SI EEUU FORTALECE A SHARON, ÉSTE NO QUERRÁ NEGOCIAR LA PAZ
Doble presión para el nuevo primer ministro palestino
Especialista Farid Kahhat: No es razonable exigir el cese de los atentados mutuos entre árabes e israelíes como condición para iniciar negociaciones, porque se concedería poder de veto sobre cualquier negociación a los radicales de ambos lados. Israel va a seguir priorizando como condición el cese de ataques, pero no promete simultáneamente cesar sus incursiones militares ni la construcción de asentamientos. Creo que, sin presión internacional, Israel no va a hacer las concesiones necesarias para cualquier negociación.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 30.04.03, 09.15.
EMILIANO COTELO:
El Parlamento palestino aprobó ayer el nombramiento de Mahmud Abbas como nuevo primer ministro. En sus primeras palabras después de la votación parlamentaria, Abbas lanzó un llamado al diálogo con Israel y se comprometió a combatir los movimientos extremistas armados.
La elección de un nuevo jefe del gobierno palestino era condición de Estados Unidos para divulgar la llamada “hoja de ruta” para la paz en Medio Oriente. Sólo algunas horas después de la asunción de Abbas, sin embargo, la violencia reapareció. Un atentado suicida terminaba con la vida de al menos tres personas en Tel Aviv en la noche de ayer.
¿Qué cambios traerá el nombramiento de este moderado al frente del Ejecutivo palestino? ¿Cómo detener los atentados suicidas? ¿Cómo serán, ahora que terminó la guerra, las relaciones entre los países árabes y Occidente?
Estamos en diálogo con el profesor Farid Kahhat, doctor en Ciencia Política con especialización en Relaciones Internacionales, profesor e investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas, con sede en Ciudad de México, un reconocido especialista en temas relacionados con Medio Oriente y el mundo árabe.
Estados Unidos había puesto como condición para seguir avanzando en la concreción del plan de paz para Medio Oriente, el nombramiento de un primer ministro palestino, alguien que de alguna forma pudiese oficiar de contrapeso al liderazgo histórico de Yasser Arafat. Pero ¿cuánto tuvo que ver Estados Unidos en que fuera precisamente un moderado, partidario del diálogo con Israel y opuesto a la lucha armada, quien finalmente ocupara ese puesto?
FARID KAHHAT:
Creo que lo fundamental en cuanto a la presión estadounidense era la búsqueda de este cargo de primer ministro con atribuciones políticas reales, que no sustituye a Arafat pero que comparte el poder político con él, que fuera específicamente Mahmud Abbas fue también en buena medida, una vez que se decide desde la perspectiva del llamado cuarteto [Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas], que era el candidato más idóneo, hubo gran presión para que Arafat aceptara el nombre. Pero la presión fundamental fue para que aceptara las atribuciones del primer ministro.
EC - La actual intifada palestina lleva ya más de dos años y medio. Durante ese tiempo se ha producido un sinnúmero de ataques suicidas contra objetivos israelíes como el que ocurrió ayer en Tel Aviv. También, por supuesto, hubo del otro lado incursiones israelíes contra objetivos palestinos. Considerando este panorama, ¿puede realmente esperarse que se detengan los atentados suicidas contra Israel?
FK - No sólo creo que no es claro que eso vaya a ocurrir, sino que creo que no es razonable exigir eso como condición para iniciar negociaciones, porque de otro modo se le concede a los radicales de ambos lados el poder de veto sobre cualquier negociación.
EC - ¿Quién está exigiendo eso en las negociaciones?
FK - Israel básicamente. Estados Unidos y en general el llamado cuarteto, que es el que elabora esta propuesta de paz, exigen un esfuerzo claro y consistente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para detener este tipo de acciones, pero no exigen una eficacia absoluta en ese esfuerzo. Israel, que es uno de los ejércitos más poderosos del mundo, no ha podido detener a través de sus incursiones los atentados suicidas. No es razonable exigir a la ANP, cuyas fuerzas de seguridad han sido diezmadas en buena medida por los ataques israelíes, que logre que lo Israel no pudo lograr. Creo que el paso previo va a ser la derrota política de Hamás y del Yijad Islámico, y la consecuencia eventualmente va a ser el cese de los atentados suicidas. Pero creo que eso no va a lograrse por la mera represión: la ANP va a intentar, a través de este nuevo gobierno, confiscar armas en posesión ilegal de esas organizaciones, pero dudo que esto sea eficaz en el corto plazo.
EC - ¿Cómo se va a lograr entonces la derrota política de las organizaciones extremistas? Ya hemos tenido grupos extremistas palestinos rechazando, justamente, la posibilidad de dejar las armas, como propone el nuevo primer ministro. ¿Qué es lo que vamos a observar: un escenario de conflicto interno entre los palestinos?
FK - La forma de derrotar políticamente al Hamás es la confianza en un horizonte político, o sea en la posibilidad de tener las demandas nacionales del pueblo palestino a través de negociaciones. Eso implica que Israel empiece a cumplir su parte de lo que se conoce del contenido de la “hoja de ruta”, por ejemplo retirarse a las posesiones que tenía al 28 de setiembre de 2000, cuando se inicia la segunda intifada y restablecer o permitir que se restablezcan servicios elementales para la población, que durante estos dos años han hecho miserable la vida de la gente. Si la población cree que este gobierno de Abbud Abbas tiene posibilidades de obtener concesiones significativas de Israel, algunas de ellas en el corto plazo, y que hay una perspectiva de solución política a mediano plazo (porque estamos hablando de dos años a lo sumo, según la “hoja de ruta”) eso sería suficiente, en mi opinión, para poner a la defensiva políticamente a Hamás.
EC - Porque la otra posibilidad es la de un conflicto interno entre los palestinos, incluso de tipo violento, una especie de guerra civil. ¿Lo descarta por completo?
FK - No, no lo descarto: ese es precisamente el problema que tiene Mahmud Abbas. Si inicia una acción militar contra Hamás y la Yijad Islámica mientras continúa el cerco israelí sobre las ciudades palestinas, mientras continúan las incursiones militares de Israel contra militantes palestinos y mientras continúa la construcción de asentamientos, ahí sí creo que lo más probable es un enfrentamiento entre fuerzas palestinas tenga un carácter fratricida y podría llegar a ser una suerte de guerra civil, porque entre otras razones el gobierno de Mahud Abbas todavía tiene que legitimarse ante la población.
Si bien por un lado hubo presiones democráticas para que Arafat cediera posiciones, por otro lado Mahud Abbas se ve como alguien impuesto por Estados Unidos. Incluso lo ve así un buen sector de la población palestina: en las encuestas de opinión tiene sólo un 23 por ciento de respaldo. Entonces la forma de legitimarse ante el pueblo palestino no es iniciando acciones militares contra Hamás, cuando tiene poco respaldo y no ha logrado nada aún en términos de concesiones de Israel. Creo que en este contexto sería suicida intentar acciones militares sin ninguna concesiones de su contraparte, de Israel.
EC - Abbas dijo ayer que, para alcanzar la paz, Israel debe terminar sus proyectos de instalación de colonias judías. Por ejemplo, lanzó un ataque contra lo que llamó “despreciable ocupación israelí de los territorios” y la “colonización” que la acompaña. “No ignoramos el sufrimiento de los judíos a través de la historia, a cambio esperamos que los israelíes no den la espalda al sufrimiento de los palestinos”, dijo ayer, entre otras cosas. ¿Cree que Israel va a aceptar este tipo de demandas?
FK - No son demandas únicamente de Mahud Abbas, son demandas de la comunidad internacional. Para empezar, son demandas del llamado cuarteto, la “hoja de ruta”, hasta donde se conoce (porque parte de su contenido fue publicado por la cancillería británica), exige en la primera de sus tres partes el cese de la construcción de asentamientos israelíes y el repliegue israelí a las posiciones que tenía en setiembre de 2000.
EC - Usted decía que no es una demanda palestina solamente, sino de Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas. ¿Entonces?
FK - Es una demanda del cuarteto y según la propuesta del propio cuarteto es una demanda amparada en resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Digamos que no se les puede exigir a los palestinos, que son pueblo ocupado, que tomen medidas para garantizar la seguridad de Israel, mientras Israel continúa con las políticas de ocupación, que son el origen de todo el problema.
EC - ¿Cómo prevé que será la relación entre el flamante ministro Abbas y el gobierno Israel?
FK - Creo que va a ser tensa porque Israel va a seguir priorizando como condición absoluta y previa a cualquier negociación el cese de ataques suicidas contra civiles israelíes. Sin embargo Israel no promete simultáneamente el cese de incursiones militares en territorio palestino ni el cese de la construcción de asentamientos. Bajo estas circunstancias va a ser una relación difícil y creo que es menester que el llamado cuarteto intervenga para hacerla más fluida. Creo que sin presión internacional, sobre todo Israel no va a hacer las concesiones que creo que son necesarias para que cualquier negociación funcione, en una primera etapa al menos.
EC - Sé que esta pregunta es muy compleja, pero ¿cuán lejana está la paz entre israelíes y palestinos?
FK - Esta propuesta de paz tiene plazos más o menos claros. Tiene tres partes: la primera fase es el cese de hostilidades y el cese de algunas de las políticas de ocupación que son violaciones flagrantes del derecho internacional por parte de Israel; en la segunda fase –y estaríamos hablando de un término de meses– se constituiría un Estado palestino con fronteras provisorias, y en la tercera fase, que sería hacia el año 2005, podría llegarse a un acuerdo final sobre la base de resoluciones del Consejo de Seguridad. Entonces, si la “hoja de ruta” o plan de paz del cuarteto se aplica tal cual está concebido, estamos hablando de una solución definitiva en menos de dos años.
EC - Pero eso si se aplica “tal cual fue concebido”. La consulta apunta, justamente, a colocar esa “hoja de ruta” en el contexto de la realidad.
FK - El punto es que creo que es inverosímil exigir que los atentados suicidas cesen por completo como condición para dar un paso adicional en cualquier dirección, porque de este modo se concede a Hamás y Yijad Islámico un poder de veto sobre cualquier negociación. Creo que no es inverosímil pensar la posibilidad de negociar un cese al fuego con esas organizaciones, en particular con Hamás, pero la condición fundamental de Hamás es que Israel se retire a las posiciones que tenía en setiembre de 2000, cuando se inicia la actual fase del conflicto. Si esta condición se diera creo que es verosímil una negociación política con Hamás que garantice la vigencia de un cese al fuego. En el corto plazo creo que es lo mejor a lo que se puede aspirar. La derrota de Hamás como organización militar es una labor de largo aliento; eventualmente podría integrarse al proceso político como un partido, pero la derrota de la resistencia armada de Hamás es una labor de largo aliento que no va a lograr la ANP en el corto plazo.
EC - Mi pregunta apuntaba también al otro lado de esta pulseada, de esta mesa, al hecho de que al frente del gobierno de Israel hay un duro, un halcón, como es el primer ministro Ariel Sharon.
FK - Sí. Ese es el problema de fondo, hay quienes dicen dentro de su gabinete o entre su grupo de asesores que Sharon quiere pasar a la historia como el primer ministro que logró la paz con los palestinos. Eso querría decir que Sharon va a renegar de toda su trayectoria política anterior, porque él ha sido bastante explicito en el pasado en afirmar que jamás tolerará la existencia de un Estado palestino junto a Israel, y mucho menos en las fronteras que existían entre Israel y los territorios palestinos en 1967, con lo cual cierra la puerta a cualquier solución política. El Likud y los partidos de la derecha religiosa israelí que forman parte de su gabinete tienen esa misma posición. Entonces lo curioso aquí es que, para poder llevar a cabo una negociación que dé como fruto la creación de un Estado palestino, Sharon tendría que apoyarse en los grupos de la izquierda israelí y del Partido Laborista. No me queda claro todavía que Sharon desee hacer eso. De cualquier modo me parece muy poco probable que lo haga sin presión internacional, para mí ese es el quid de la cuestión. Si Estados Unidos, la Unión Europea, Naciones Unidas y Rusia están dispuestos a ejercer presión sobre Israel en caso de que Israel, como parece posible, decida no aceptar los términos de la “hoja de ruta” o en su defecto cuestione sistemáticamente el contenido.
EC - ¿Cómo influye en este proceso de paz que estamos considerando el hecho de que Estados Unidos consolidó su poder en Irak? Se concretó la intervención militar, se llevó adelante la invasión, ésta prácticamente ha sido exitosa y está quedando Irak bajo el control del gobierno encabezado por el presidente George Bush en Estados Unidos. Esta situación, ¿de qué manera incide en lo otro que veníamos analizando?
FK - Por un lado creo que esto conviene más a Estados Unidos que a los propios árabes, en el sentido de que su invasión a Irak provocó que la animadversión que ya existía hacia Estados Unidos se duplique, que su política hacia la región creciera superlativamente. Creo que la conclusión a la que pueden haber llegado muchos en esa región es que con medios convencionales no se puede contrarrestar el poderío estadounidense y que sólo las acciones terroristas podrían lograr el propósito. Para Estados Unidos sería importante contrarrestar el efecto adverso de la invasión a Irak con un éxito en las negociaciones entre palestinos e israelíes, que es el nudo gordiano de buena parte de los conflictos políticos del Medio Oriente.
Por otro lado hay sectores entre los neoconservadores del Departamento de Defensa de Estados Unidos que creen que la derrota de Irak, la presión constante sobre Siria y eventualmente Irán, priva a los grupos radicales palestinos de apoyo y por ende hace a los grupos palestinos más propensos a aceptar una solución política bajo presión internacional. El problema con eso es que se piense simultáneamente que eso fortalece la posición de Ariel Sharon, que por ende no tendría necesariamente que negociar para mantener una situación relativamente estable en la región. El temor es que Sharon se sienta fortalecido por todo esto y sienta que no tiene que hacer las concesiones necesarias para una solución política negociada.
Pero digamos que, en general, creo que Estados Unidos es el que tiene más que ganar de una eventual solución política del conflicto palestino-israelí, porque su posición, por lo menos a nivel de opinión pública en el Medio Oriente es francamente insostenible.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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