LA REORGANIZACIÓN SINDICAL EN DICTADURA: “NOSOTROS LES MENTÍAMOS, ELLOS NOS MENTÍAN... AQUELLO ERA UN MENTIDERO”
A 20 años del 1º de Mayo de 1983
“Por Libertad, Trabajo, Salario, Amnistía”, lucía el estrado con que el movimiento sindical volvía a la calle 10 años después de su último acto. Forzando las mínimas concesiones del gobierno, un grupo de “asociaciones laborales de primer grado” se constituyeron de hecho en una central sindical, y convocaron a una multitud inimaginable. El acto precipitó la consolidación del movimiento opositor. Juan Pedro Ciganda (AEBU), Juan Carlos Pereira (Funsa), Richard Read (Bebida) y Federico Gomensoro (Afcasmu).
En perspectiva
EN PERSPECTIVA
Jueves 01.05.03, 08.45.
Vista del
estrado.
EMILIANO COTELO:
Hoy se cumplen 20 años del primer acto del Día de los Trabajadores
celebrado en plena dictadura. Fue de hecho el primer acto público y masivo
de oposición al régimen militar, casi 10 años después
del golpe de Estado. Se desarrolló en la plaza ubicada detrás
del Palacio Legislativo que luego, en democracia, pasaría a denominarse
"Plaza Mártires de Chicago".
La convocatoria y la asistencia multitudinaria que logró instalaron
al flamante Plenario Intersindical de Trabajadores (PIT) como un protagonista
de primera línea en la etapa final de la lucha contra la dictadura. Aquella
concentración marcó además el comienzo de una serie de
movilizaciones opositoras que durante aquel año 1983 fueron corriendo
el velo de la dictadura y terminando de afianzar el camino hacia la democracia.
Les proponemos evocar esta mañana aquel acontecimiento. Comenzamos escuchando
parte de la lectura de la proclama de aquel acto.
(Grabación)
"(...) La libertad aparece entonces como el primer gran requisito indispensable
para sentar las bases del Uruguay al que los uruguayos aspiramos. Está
de más detallar con precisión instancias que están muy
claras y muy frescas en el recuerdo reciente y en el presente ineludible. ¡La
voluntad del pueblo uruguayo se ha expresado fuera de todo tipo de discusión
posible por la democracia y por la libertad!". (Ovación) "La
lucha de toda una década de un pueblo consciente y ejemplar para el mundo
tuvo dos jalones por demás históricos en los pasados noviembre
de 1980 y 1982, donde los uruguayos dijeron al mundo..." (ovación)
"...donde los uruguayos dijeron al mundo entero que quieren regir su propio
destino en paz, en libertad y en democracia!" (Ovación)
(Fin grabación)
EC - Es la voz de Andrés Toriani, entonces dirigente sindical del Círculo
Católico de Obreros, uno de los oradores en aquel acto del 1º de
Mayo de 1983.
Están con nosotros en esta mesa otros tres oradores de aquella concentración:
Juan Pedro Ciganda, que entonces era dirigente de AEBU, Juan Carlos Pereira,
dirigente de Funsa, y Richard Read, dirigente de la Bebida; también está
con nosotros Federico Gomensoro, que no fue orador pero también estuvo
en los trabajos preparativos de aquel acto.
Tendríamos que empezar ubicando al PIT para los oyentes. Había
surgido unos meses antes; si no recuerdo mal en enero de 1983.
JUAN
CARLOS PEREIRA (En la foto, a la derecha de Federico Gomensoro):
Hace pocos días se hizo una nota en el diario La República donde
le ponían fecha, 2 de febrero, y si vamos a la prensa de aquella época
nos vamos a dar cuenta de que no fue así. El propio nombre de "Plenario"
se le puso en los días previos al acto. Teníamos encuentros, estábamos
conectados a través de AEBU (Asociación de Empleados Bancarios
del Uruguay), que era un centro de conocimiento; a Richard Read lo conocí
un año antes, el 5 de mayo de 1982 (recuerdo la fecha porque era el cumpleaños
de AEBU), ahí fue que lo conocí. Y en ASU (Acción Sindical
Uruguaya) también había unos cuantos compañeros que andaban
por ahí y se conocían.
Esto era en torno a esa ley de asociación de primer grado que surgía
en ese año 1982.
EC - Tendríamos que ubicar también a los oyentes en el marco
legal vigente: era la ley 15.137, la Ley de Asociaciones Profesionales; esa
era la denominación que se utilizaba.
JCP - Claro, eso era lo que nos permitía vernos más seguido,
pero realmente algunos ya nos conocíamos de antes. AEBU, por ejemplo,
había sido referencia para muchos de nosotros en el 80, cuando sacó
un documento porque el 1º de Mayo fue cambiado de fecha. Ahí AEBU
sacó un documento muy importante, como lo hizo en el año 82. O
sea que algunos ya nos conocíamos de antes.
EC - Esa Ley de Asociaciones Profesionales ¿permitía la creación
de una especie de central, como terminó siendo este Plenario que se creaba?
JCP - La ley lo preveía, pero venía a ser una asociación
de tercer grado y nosotros éramos de primer grado; por lo tanto no estábamos
autorizados a funcionar como de segundo grado, que iba a ser más adelante
-lo preveía la ley-, que vendrían a ser las federaciones. De tercer
grado vendría a ser una especie de central.
EC - Lo que estaba funcionando por aquellas fechas eran sindicatos por empresas.
RICHARD
READ (en la foto, a la izquierda de Juan Pedro Ciganda):
No funcionaba nada; fue a partir de la ley.
EC - Claro, a partir de la ley se autorizó la creación de sindicatos.
RR - Esta ley fue tomada por el Poder Ejecutivo de facto a partir de la presión
internacional. No había ninguna voluntad en ese gobierno de que acá
se organizaran los trabajadores. La CNT principalmente en el exilio, el Frente
Amplio, las organizaciones progresistas y sociales y el resto de la solidaridad
internacional hicieron posible que este gobierno adoptara una ley en octubre
del 81. Creo que la hizo pensando que los trabajadores no la iban a adoptar.
EC - Y de hecho fue polémico entre los trabajadores sobre si ingresar
en la organización de gremios al amparo de esta ley o no.
RR - Yo tengo diferencias con esa lectura.
EC - ¿A ver?
RR - Creo que la polémica estaba en el plano partidario político.
A nivel de trabajadores la adoptamos en seguida: fuimos a AEBU... Todos nacimos
en AEBU, todos somos hijos de AEBU de alguna forma. Ahí empezó
a proliferar la organización. La diferencia estaba en la parte ideológica,
político partidaria en el exterior y algo que pudiera estar juntado acá.
Pero a nivel de trabajadores esos temas no estaban planteados.
EC - Un debate era si aceptar crear sindicatos al amparo de esa ley no era
convalidar a la dictadura.
RR - El tema era que de alguna manera la presencia de AEBU garantizaba... Uno
iba a AEBU y "Adoptala que esto sirve porque te permite abrir el local
sindical, te permite juntarte". Era el sello de certificado, el dale para
adelante. Por lo menos desde mi punto de vista.
EC - ¿Qué dicen los demás?
FEDERICO GOMENSORO:
No, yo hacía una breve referencia a que hubo actividad sindical durante
la dictadura, escasa, muy controlada, a veces reprimida; un caso de alguna visita
internacional a ASU, que fue motivo de numerosas detenciones.
AEBU siguió funcionando, mi propio sindicato funcionó hasta el
76, cuando lo clausuraron.
EC - Afcasmu.
FG - La Asociación de Funcionarios del Casmu. Actividad sindical hubo,
muy controlada, muy limitada, por supuesto. Creo que la infraestructura deportiva
y social de AEBU -esa fue otra gran enseñanza que nos dejó la
dictadura- importó mucho para que pudieran seguir juntándose los
trabajadores, porque lo importante era que la gente se pudiera juntar, que era
lo que la dictadura procuraba evitar.
Quería hacer una breve referencia a que aquel intento de la dictadura
de cambiar la fecha de celebración del 1º de Mayo nos costó
la vida de un trabajador, muerto por una patrulla del Ejército.
EC - Jorge Reyes.
Portada del
Semanario Aquí del martes 3 de mayo de 1983.
FG - Y ahí fracasó también. Estoy de acuerdo con Richard:
creo que la presión internacional jugó y creo que también
pensaron que los trabajadores no íbamos a entrar con la fuerza que entramos
utilizando este vericueto legal para poder llegar a los niveles de organización
a que llegamos.
EC - La ley requería que para que un sindicato fuese autorizado, para
que una "asociación profesional" fuese autorizada, pasaran
por el filtro del gobierno los nombres de sus dirigentes, por ejemplo.
JCP - Sí, sí, sí. Quienes convocaran a una asamblea constitutiva
tenían que pasar por Jefatura, con un mínimo de 15 personas. Pero
en Funsa se dio distinto lo que dice Richard. Más allá de que
AEBU era una referencia (comparto totalmente que era "la" referencia),
algunos que estábamos frente al tema... Los compañeros dudaban
porque ya había otros antecedentes por parte de la dictadura. A fines
de los años 70 y comienzo de los 80, recordarán los compañeros,
un tal Anchini, de la Marina, junto con otro teniente más, anduvieron
recorriendo sindicatos con una persona, un compañero que estuvo preso,
"Chiquito" Nogueira. El "Chiquito" Nogueira identificaba
gente que conocía de distintos gremios y organizaron algunas reuniones
tratando de convencer a los trabajadores para formar sindicatos. Ni siquiera
existía esta ley. Eso fue rechazado por la gran mayoría. De ahí
el temor de los compañeros: "¿Cómo viene la mano?
¿No nos meteremos en un lío? Esto es de la dictadura..".
En algunos lugares, en el caso de Funsa costó convencer a varios compañeros
de que esto era una herramienta para empezar a trabajar desde adentro de la
dictadura con algo fundamental que había ocurrido en este país:
había existido un "No" en el 80 [Rechazo del proyecto de reforma
constitucional impulsado por la dictadura]. Eso cambió completamente
el mapa político, la situación política del país.
Si hubiera ganado el "Sí" hubiera sido otra cosa, pero frente
a aquel "No" del pueblo contra la dictadura estábamos viviendo
otra situación política que nos permitía movernos de otra
manera.
EC - Ha sido aludida varias veces AEBU, y aquí está Juan Pedro
Ciganda, quien entonces era dirigente. ¿Cómo fue el debate en
torno a esta cuestión, sobre qué hacer con la ley de asociación
de profesionales desde el punto de vista del sindicato bancario?
JUAN PEDRO CIGANDA:
Tengo el orgullo de decir que en aquel momento era dirigente y lo sigo siendo
todavía, el más viejo de todos. En cuanto a los intercambios,
los matices a los cuales apuntaban tú y Richard, efectivamente, en todo
aquel período las dificultades planteadas, el gran asunto que en definitiva
era batallar por la libertades públicas, hacía que pudiera haber
dentro del movimiento popular, dentro de lo que quedaba en la vida pública
y dentro de lo mucho que había en la vida clandestina, dentro del país,
fuera del país, pero eran matices en cuanto a cuáles eran los
mejores pasos a dar.
En general el criterio adoptado, y que en definitiva fue el que predominó,
fue utilizar todos los resquicios, todas las brechas legales o pseudolegales
para transformarlos en instrumentos funcionales a los intereses del pueblo,
de la gente, de la democracia y a la lucha por las libertades. Eso tuvo un antecedente
en el año 84 con una idea del entonces subsecretario de Trabajo, coronel
[Néstor] Bolentini, que de alguna manera formuló un proyecto de
actividad sindical con muchos recortes. Desde el primer momento, el movimiento
sindical decidió hacer uso de esas normas a los efectos de mantener en
pie la actividad sindical que se pudiera. Ese mismo criterio, de alguna manera
gestado y aplicado por los todavía viejos dirigentes que estaban en actividad
en la vida legal o semilegal, se convalidó. Y cinco o seis años
después, cuando los distintos mecanismos legales que fue formulando la
dictadura, todos absolutamente limitativos, desde comisiones paritarias, proyectos
de actividad sindical que fueron archivados, finalmente el producto de una enorme
presión internacional y, obviamente, de la resistencia que se vivía
a nivel del pueblo dentro del territorio nacional, gestaron un instrumento como
ese, la ley 15.137 de asociaciones laborales que, más allá de
discusiones, fue un instrumento idóneo, apto para que la gente empezara
a juntarse con más fluidez, con menos miedo, con más posibilidades
y de alguna manera comenzar, como decía al principio, a abrir brechas
en una situación, en una noche muy oscura, para empezar a prender algunos
fósforos.
***
EC - Para muchos fue seguramente una sorpresa ver en la televisión,
pocos días antes del 1º de mayo al jefe de Policía de Montevideo,
coronel Washington Varela, realizando este anuncio:
(Grabación)
"La solicitud ha sido autorizada. Es decir que el día 1º
de mayo va a haber una celebración del Día de los Trabajadores.
Se ha autorizado una concentración en la circunvalación del Palacio
Legislativo, comprendiendo además los jardines adyacentes al mismo, entre
las calles Yatay, José L. Terra y General Flores. Y aparte de eso se
ha delimitado una amplia zona para el estacionamiento de vehículos, que
está determinada por la calle Agraciada, (...), Juan José de Amézaga
y Arenal Grande. Aparte de ello ha sido autorizado rendir homenaje al prócer
con la colocación de una ofrenda floral por parte de una delegación
representativa de los obreros."
(Fin grabación)
Los trabajadores
que llegaron al acto desde La Teja.
EC - ¿Fue sencillo obtener la autorización para realizar aquel
acto público del Día de los Trabajadores?
JCP - El trámite comenzó... Decidimos que fuéramos cuatro
compañeros a solicitar a [la dirección policial de] Orden Público,
porque para hacer cualquier acto había que pedir permiso. Eso quedaba
en la calle San José, frente a la Jefatura, en un garaje. El día
en que nos presentamos no sabíamos qué iba a pasar: podíamos
quedar detenidos, porque estábamos denunciando por la vía de los
hechos que ya no éramos más una asociación de primer grado,
que estábamos haciendo algo ya de tercer grado. Fueron, consultaron y
nos devolvieron la solicitud. Nosotros queríamos que quedara en Jefatura,
así a partir de ahí podíamos publicitar rápidamente,
si nos pasaba algo, cuál era el motivo. Pero no: nos la devolvieron.
Volvimos a insistir y accedieron a que fuera el jefe de Policía quien
nos recibiera. Por supuesto que hubo una primera entrevista de muchas preguntas,
cómo lo haríamos, por qué, en dónde... Nosotros
planteamos que fuera en la Plaza Independencia; ellos dijeron que no, citaron
una ley que hacía muchos años que prohibía actos en determinadas
zonas de Montevideo; y al final, en una segunda reunión, nos respondieron
que estaba autorizado y nos proponían que fuera en el Palacio Legislativo.
Con esa imagen de majestuosidad del Palacio Legislativo era un excelente lugar;
y nosotros, con que nos autorizaran el acto, estábamos locos de la vida.
EC - Así que el lugar fue determinado por la Policía.
JCP - Fue propuesto.
RR - Creo que hay una picardía en la adjudicación del lugar.
JCP - Impresionante picardía.
RR - Seguramente para ellos era impensable el número de gente que podía
ir. Y un acto con 3.000, 4.000, 5.000 personas, que hubiera sido un muy buen
acto, sin ninguna duda, un muy buen acto, hubiera pasado desapercibido en esa
explanada enorme.
EC - El lugar tradicional antes de la dictadura para los actos era la avenida
Agraciada, lo que hoy es avenida del Libertador.
RR - Hoy vamos al mismo lugar.
EC - Pero entonces ni lo intentaron.
RR - Sí: se propuso La Paz y Libertador.
JCP - Yo recuerdo Plaza Independencia.
Algunos de
los dirigentes convocantes: Juan Pedro Ciganda, Richard read, Andrés
Toriani y Héctor Seco.
EC - Lo cierto es que de esas conversaciones con el jefe de Policía
surge la ubicación en la plaza que ahora se llama Mártires de
Chicago. ¿Los discursos debieron pasar por censura previa?
JCP - No.
EC - Porque en aquella época todo pasaba por la censura. Recuerdo por
ejemplo los recitales de música popular: todos tenían que tener
un trámite previo para el que se llevaba las letras, etcétera.
¿En este caso no?
JCP - No pasó. Temíamos que pudiera ocurrir, pero no pasó.
EC - ¿Entendieron eso, ustedes? ¿Cómo reaccionaron ante
una respuesta de ese estilo?
FG - El funcionamiento del Plenario era muy curioso; analizábamos todo
con mucho detalle, teníamos al compañero [Víctor] Semproni...
Cada vez que se iba a conversar con el jefe de Policía o había
alguna entrevista con alguien había que acordarse hasta de la cara que
ponía el entrevistado: todo era sujeto a análisis, en ese momento.
La verdad es que se hizo el documento y creo que nunca se pensó, en la
medida en que no nos pidieron... En aquella época había una vieja
cultura: lo que no te piden o no te preguntan no lo vayas a preguntar ni a contestar,
por las dudas.
EC - ¿Pero cómo interpretaron que se les autorizara el acto?
FG - Creo que por la respuesta de Juan Pedro. La presión internacional,
el 80 que marcó un hito en ese período, ya había 30 y pico
de sindicatos, habían habilitado la Ley de Asociaciones Profesionales...
Por lo tanto una cosa era con ley y otra era sin ley: había una ley con
la que a la corta o a la larga se llegaba a tercer grado en una asociación
de federaciones o un sindicato único y luego confederación.
EC - Pero ustedes "olían a CNT", y eso en aquellos años
era una mala palabra.
FG - El documento no lo dice, habla de "la continuidad". Sin embargo,
las caras en su inmensa mayoría eran nuevas.
JCP - En esas conversaciones hubo dos cosas interesantes para mí: primero
nos preguntan "¿Cómo van a convocar?". Porque éramos
asociaciones profesionales de primer grado: "¿Cómo van a
convocar el acto, cómo lo van a llamar?". Y ahí llevábamos
un nombre que era Plenario Intersindical de Trabajadores. Fue Fico el que lo
propuso, a pesar de que fue previo a esa reunión. Le encantó a
Washington Varela, vimos en su cara que obviamente había una satisfacción,
era una forma de empezar a eliminar aquello que era la CNT.
EC - Le satisfizo el hecho de que hubiera un corte.
JCP - Le satisfizo mucho. Y después sí tuvimos una especie de...
no de censura, pero sí de explicaciones, muy dura. Nosotros tiramos volantes
y estaban las consignas; nos llamaron. Temíamos que la palabra "amnistía"
fuera cuestionada, pensábamos que iba a ser uno de los problemas que
íbamos a tener.
EC - "Libertad, trabajo, salario, amnistía", eran los puntos
de la plataforma.
JCP - Para nuestra sorpresa de "amnistía" ni nos habló,
nos preguntó por qué poníamos la palabra "libertad".
No lo comprendía.
EC - Es curioso, porque lo que a la gente más le impactó de aquella
proclama y del estrado fue la palabra "amnistía".
JCP - Nosotros temíamos que podíamos a llegar a tener problemas,
pero no: era la palabra libertad. Argumentamos que esa había sido una
ley hecha a espaldas de los trabajadores, que no se contemplaba a los trabajadores
estatales dentro de la ley, que por lo tanto no había libertades, que
no habíamos sido consultados... Por ese lado caminó y fue aceptada.
Así quedaron esas cuatro consignas.
RR - Era un mentidero la discusión con él: mentíamos nosotros,
mentía él, ¡era un mentidero! Había pautas políticas
para seguir adelante y se hicieron, pero después fue un mentidero.
EC - Vamos a promocionar cómo se promocionó el acto, por ejemplo
en radio, porque llegó a salir publicidad en algunas emisoras.
(Escuche el aviso)
(Grabación)
Plenario Intersindical.
(Música)
Todos al Palacio Legislativo. Los trabajadores y el pueblo oriental se reencuentran
en un gran 1º de Mayo a las 15 horas
(Música, "A redoblar")
(Fin de la grabación)
***
EC - La proclama del acto sonaba de esta manera:
(Escuche la proclama )
(Grabación)
"¡Porque los trabajadores somos la gran mayoría nacional,
porque a través de nuestras agremiaciones debemos ser principales actores,
insustituibles, en la gran escena nacional! ¡Porque fabricamos la riqueza
todos los días y todos los días tenemos derecho a pensar, a aportar
y a incidir en las grandes líneas de decisión social! (aplausos)"
(Fin de la grabación)
EC - Hablábamos de cómo fue la gestión para conseguir
la autorización policial. Después, cuando terminó haciéndose
el acto, ¿cómo fue el dispositivo montado por la Jefatura? Se
especuló mucho, por ejemplo, con que el Palacio Legislativo estaba lleno
de policías, que había filmación, registro fotográfico,
que se corría el riesgo de alguna forma de represión. ¿Cómo
fue eso?
JCP - La seguridad quedó a cargo de nosotros, pero tanto las azoteas
del Palacio Legislativo como el edificio anexo (que estaba en construcción),
estaban llenos de soldados del Ejército. Nosotros lo sabíamos.
Habían dejado un oficial de enlace abajo del estrado para que, por cualquier
problema, nos comunicáramos con él y él se comunicaba inmediatamente
con los mandos. Esa fue la realidad del dispositivo.
RR - Sí, hubo. Hubo una situación posterior a los pocos días,
donde algunos compañeros fuimos detenidos en el Departamento de Inteligencia,
en la calle Maldonado, y estaban viendo las fotos que habían sacado el
1º de Mayo. Era obvio que iban a hacer un rastreo, tanto fílmico
como fotográfico, dado que tenían que empezar a hacer el trabajo
de inteligencia de quién era la gente. Lo importante fue que a partir
de ese 1º de Mayo las organizaciones sindicales empezaron a proliferar
en cuestión de horas; nosotros arrancamos con 37 asociaciones el 1º
de Mayo y a las dos o tres semanas andábamos en las 50 y pico; nos llamaban
del interior, los teléfonos de AEBU sonaban permanentemente.
Fue una gesta muy importante desde el punto de vista político y desde
el punto de vista organizativo, con un puntal para nosotros que fue, sigue siendo
y seguirá durante toda la vida, el Pepe D'Elía- Él nos
permitió ganarnos la confianza de los que estaban adentro y de los que
estaban afuera, independientemente de lo que significaron AEBU y otros sindicatos,
como decía Fico, la presencia del Pepe D'Elía en ese 1º de
Mayo, que fue gestor de la formación del PIT desde CNDS y en su momento
también en la calle Uruguay, permitió que diéramos el espaldarazo
público el 1º de Mayo.
EC - ¿Qué quiere decir CNDS?
RR - (Vacila) Se acordará Fico que estaba más al comienzo ahí.
Sacamos el semanario Convicción...
FG - CNDS, Comisión Nacional de Derechos Sindicales.
EC - La memoria traiciona y cuesta ubicar con precisión algunos nombres,
algunos datos. ¿Ciganda?
JPC - Creo que eso de las siglas, los respaldos y de la organización
merece una rapidísima reflexión. No recuerdo, no sé si
hay antecedentes y ojalá en el futuro, en el presente y en el futuro
haya expresiones sindicales para los uruguayos. Pero en el aquel momento ese
naciente o renaciente movimiento sindical uruguayo tuvo el respaldo internacional
nada menos que de las tres centrales sindicales mundiales. Lo recordé
ahora cuando pensábamos en instituciones que de alguna manera habían
ayudado a respaldar estos pasos. La llamada CNDS, Comisión Nacional de
Derechos Sindicales, comenzando a funcionar con militantes sindicales, con la
presencia del D'Elía, con la presencia de Enildo Iglesias, un dirigente
de primera línea internacional de la Unión Internacional de Trabajadores
de la Alimentación por un lado, respaldando claramente al naciente movimiento
sindical, yo diría que desde un ángulo del pensamiento y del alineamiento
internacional del movimiento sindical; por otro lado la presencia de ASU, claramente
identificada como parte del pensamiento socialcristiano, con referencias en
la Confederación Latinoamericana de Trabajadores en América Latina
y CNT a nivel mundial.
De alguna manera ese movimiento sindical pudo canalizar, al ser justo su planteo...
Me parece que esta es la afirmación clave: si me preguntaran -me lo han
preguntado muchas veces- "Qué difícil debe haber sido el
trabajo de organización de ustedes para llegar al 1º de Mayo del
83", sinceramente yo lo veo de otro modo; seguramente hubo un gran esfuerzo
de muchísimos compañeros, de mucha juventud, hubo gurises macanudísimos
trabajando en la calle, haciendo finanzas, recorriendo casas, etcétera.
Pero creo que el gran acierto en definitiva es: la justeza del planteo político
de conjugar todos los esfuerzos en defensa de las libertades públicas,
es lo que de alguna manera le da la gran fortaleza de participación,
más allá de los esfuerzos de organización. Creo que ahí
estuvo el asunto.
EC - Un oyente dice: "No se olviden de las organizaciones de los barrios,
porque ayudaron a los sindicatos informándole a la gente todo lo que
estaban haciendo". El mensaje está firmado por "el Flaco de
Jacinto Vera".
FG - Una cosa sorprendente es cómo se llenaron los sindicatos de gente
que no conocíamos, y mucha gente joven. No teníamos dinero; vendíamos
un bono de 10 pesos para financiar el acto. Lo más increíble es
que esos muchachos y gente que no conocíamos se iba con los bonos y al
rato volvían con la plata a pedir más bonos para vender. No se
aprovechaban de la situación. ¡Y sobró dinero! Pagamos todo
lo que fueron los gastos de la escenografía...
RR - No fue financiado por nadie el acto, ni un solo peso.
FG - La gente puso el dinero. Y fue gente que no sólo aportó
en el aspecto propagandístico y financiero sino que muchos se sumaron
en los sindicatos a pintar los carteles que después fueron llevados al
acto del 1º de Mayo. Fue algo impresionante la actividad de los barrios
y alrededor de lo que eran los centros industriales y sindicales.
EC
- ¿Ustedes imaginaban que la respuesta después, en el acto mismo,
iba a ser de la magnitud de que terminó siendo?
JCP - No. Creo que hay que reafirmar una cosa: la gran protagonista fue la
gente. Es cierto que en muy pocos días hubo que organizar algo, incluso
hacía muchos años que no se organizaba un acto así. Hoy
estábamos recordando antes de entrar que se dio un fenómeno muy
curioso: yendo para el acto con Juan Pedro nos jugábamos mucho a la cantidad
de gente que fuera, no era lo mismo leer esa proclama con el respaldo de 4.000
o 5.000 personas (seguramente de ahí marchábamos todos para Maldonado
y Paraguay, a Inteligencia), que contar con el respaldo con que contó.
Hubo un fenómeno muy curioso: la gente llegó rapidísimo,
el lugar se llenó en 45 minutos, la gente llegó y lo llenó,
y cuando terminó el acto, que se le solicitó a la gente -porque
temíamos mucho los actos de provocación que pudiera haber- que
se retirara rápida y organizadamente, y de esa enorme multitud no quedó
absolutamente nadie en media hora. Nos quedamos allí, lo recuerdo, conversando
con el Pepe D'Elía y otra gente en el estrado. La gente se había
retirado con un orden increíble.
Y el nivel de participación le cambió el rumbo político
al país, esa es la verdad. Quiere decir que en definitiva el gran protagonista,
más allá del esfuerzo de los que circunstancialmente estábamos,
fue la gente y la participación que tuvo.
EC - Tengo sobre la mesa algunas fotografías del acto publicadas en
la prensa de la época. Tengo por ejemplo la portada del semanario Aquí,
que recién había empezado a ser editado, el número 3 correspondió
al martes 3 de mayo de 1983 y tituló con una foto que ocupaba portada
y contraportada con el título "Los trabajadores en la calle. Otra
vez protagonistas".
FG - Un año después, el 3 de mayo del 84 [N. de R.: Día
Mundial de la Libertad de Prensa], era clausurada Convicción. Increíble
la coincidencia de fechas.
EC - ¿En el acto se corría el riesgo de represión; ustedes
temían esa posibilidad?
JCP - Y... estábamos en dictadura, ¿no?
EC - Durante el transcurso de la parte oratoria, ¿había algún
nerviosismo especial? Más allá del hecho obvio de que estaban
hablando por primera vez en 10 años en una concentración pública,
con todas las características que tenía, ¿había
nervios de otro tipo, por ejemplo por la incertidumbre, por lo imprevisible?
RR - Creo que eso lo vivió cada uno distinto, de acuerdo a su personalidad,
a su militancia anterior o a su grado de inconsciencia, en lo cual me pongo
primero. Creo que ahí los nervios eran por que saliera todo bien, que
las cosas funcionaran... En lo demás ya estábamos jugados: era
que la gente llegara. Yo comparto lo de Carlitos: a la una y cuarto de la tarde
estábamos dando vueltas por allí, había un par de quioscos
de chorizos y no había nadie, muy poca gente. Fuimos al sindicato del
tabaco, donde estábamos concentrados... No puedo dejar de mencionar a
un compañerazo, que estuvo en la primera fila ahí, que es Ernesto
de los Campos, recientemente fallecido. Charlamos un poco ahí, todo el
mundo en la incertidumbre; una y veinte, una y veinticinco y no había
más de 2.000 personas. Entre las dos y cuarto y dos y dos y media, tres
menos veinte, se llenó.
EC - ¿Cuánta gente hubo? Difícil calcularlo, ¿no?
Algunas estimaciones hablaron de 100 mil personas.
JCP - Hubo tres estimaciones, por lo menos. La de Jefatura de Policía
fue de 20 a 25 mil personas, la del diario El País, recuerdo haberlo
leído, fue de 100 mil, y algunos compañeros que hicieron cálculos
al respecto estimaban una cifra bastante superior a 100 mil. Eso era lo que
determinaba. Después que vimos aquello con 100, 80 o 150 mil personas
los riesgos o los problemas se terminaron, en la medida en que hubiera 4.000
o 5.000 uruguayos sabíamos que... no sé si represión, pero
lo más probable era que fuéramos todos presos. Nos abrazamos con
el Pepe D'Elía que me decía: "Bueno, ahora me voy a mi casa,
hay que darles espacio a los jóvenes, yo me jubilo". "Vos seguís
con nosotros, viejo, dejate de jorobar."
RR - Sigue estando, hace 20 años.
JCP - Y el otro era Richard Read, que me decía: "Carlitos, los
tenemos". O sea que él estaba seguro de que ya no iba a pasar nada
más.
EC - ¿Richard Read? ¿Podía hablar Richard Read? Porque
terminó completamente afónico.
Momento en
que se coloca la ofrenda floral en el Monumento a Artigas.
RR - El afónico fue Juan Pedro. Juan Pedro terminó el acto con
esa voz muy particular que tiene. Creo que es un hito muy importante, hay muchísima
gente que participó de eso, que fue posible gracias a muchos compañeros.
Nosotros, los nuevos, fuimos la cara visible, como decía Federico; pero
había muchos compañeros que estaban proscriptos que hicieron posible
esto. Es impensable hoy, a la luz de 20 años, creer que nosotros, imberbes
en aquel momento, podíamos organizar esto. No solamente el Pepe, yo hablaba
de Ernesto, de Víctor Vaillant, de Mitil Ferreira, de tanta gente que
venía de años anteriores y de AEBU. Y después la participación
de la gente también, era producto de que se abría un canal de
expresión cuando estaba todo cerrado. Y toda la militancia política
canalizó por la vía sindical la forma de expresar su situación
y legalizarse. La prueba está que después del 85, con el advenimiento
de la democracia, los sindicatos empezaron a tener un declive importante en
lo que es participación, vida activa, etcétera.
EC - Rosario, ¿cómo luce hoy el lugar del acto del año
1983?
ROSARIO CASTELLANOS:
Por lo pronto luce como plaza, cosa que entonces no era. Es en este sentido
que quería aportar algunos datos de esta plaza que en realidad se llama
"1º de Mayo de 1886. Mártires de Chicago" porque, tal
cual lo señalaron tus invitados, esto en realidad hace 20 años
era un espacio absolutamente vacío, una especie de tierra de nadie en
la cual tan sólo se había instalado en 1980 el momento a José
Batlle y Ordóñez exactamente en la esquina de Avenida de las Leyes
y General Flores, donde hoy permanece ubicado.
Recuperada la democracia, en 1985, ya se comenzó a pensar en un destino
de uso para este espacio y se presentaron varias ideas, llegó a existir
un proyecto concreto de destinarlo a un espacio ceremonial o de homenaje a Michelini
y Gutiérrez Ruiz. Sin embargo el 27 de abril de 1999 la Intendencia colocó
la piedra fundamental de lo que resolvió sería a partir de entonces
esta plaza 1º de Mayo de 1886 - Mártires de Chicago. Y según
pudimos averiguar esta denominación fue una propuesta del propio Pit-Cnt,
que un tiempo más tarde convocó a un concurso de proyectos que
ganó el arquitecto Franco Commerci, que es el autor del diseño
de la plaza tal cual hoy la vemos, a un lado del Palacio Legislativo; una plaza
que en definitiva se inauguró en 1996 y que creo que, dedicada como está
a los trabajadores en general, tenía la condición desde las propias
bases de servir como un espacio de reunión. No hay más que analizar
la estructura planteada por Commerci, una plaza prácticamente dividida
al medio en lo que puede ser la zona verde, la zona parque, y esta otra explanada
ceremonial, espacio absolutamente libre y pavimentado, perfectamente delimitado,
que admitía entonces, entre otras, obviamente, la condición de
poder reunir cada 1º de mayo a los trabajadores. Así que creo que
nació un espacio con el sello de una fecha muy particular, la plaza 1º
de Mayo en nuestro Montevideo.
EC - Así que estamos ante una iniciativa sindical, ustedes lo confirman.
¿Cómo les parece que quedó esa plaza?
JCP - Lo importante es lo que significa, más allá del planteo
estético.
EC - En su momento fue muy polémica, ¿no?
JCP - A algunos les gusta mucho y a otros no les gusta demasiado. En definitiva
lo que importa es la sustancia y la sustancia es precisamente el recuerdo de
estas cosas.
***
EC - Ustedes contaban que al jefe de Policía de la época, al
coronel Washington Varela, el que más le chocó de los reclamos
fue el de libertad; sin embargo para el grueso de la gente el impacto estuvo
en la palabra amnistía. ¿Era la primera vez que se reclamaba públicamente
amnistía, o me equivoco?
RR - Lo discutimos en el sindicato de [la desaparecida empresa de transporte]
Onda. Recuerdo que por bancarios estaban Juan Pedro y [el actual diputado] Guillermo
[Alvarez], que eran los que llevaban la propuesta del tema amnistía;
después había planteos de amnistía total, amnistía
irrestricta, amnistía general, estaba todo el mundo de acuerdo con la
amnistía, el tema era qué apellido se le ponía. Era imposible
realizar un acto sin plantearse la libertad de los presos y el retorno de los
compañeros exiliados.
Fue un plebiscito en la calle. En el 80 fue en las urnas y en el 83 fue en
la calle: la intimación a la dictadura a devolver ciertos derechos y
libertades que los trabajadores y el pueblo reclamaban. Por lo tanto era impensable
que de aquellas 37 organizaciones nadie planteara el tema amnistía; todo
el mundo lo planteó. Yo creo que hasta sonó natural para nosotros
que estuviera allí; el tema era con qué característica:
creo que las cuatro consignas hacen la síntesis de toda la inquietud
que podía haber en aquel momento. No se desvincularon el trabajo, el
salario, las libertades públicas y el tema del retorno y la libertad
de los presos. Fue muy acertado el análisis.
EC - Los temas políticos y la falta de libertad, el empujón hacia
la democracia figuraron en distintos momentos: no sólo en sea plataforma
como veíamos, sino también en la proclama, e incluso antes. Ahora
estaba repasando en la crónica del semanario Aquí, que los locutores
del acto, Rubén Castillo y Graciela Possamay, hicieron referencia a las
adhesiones que se recibían. Una de ellas tuvo que ver con partidos políticos,
entonces al anunciar que habían llegado telegramas de los partidos habilitados
y de los no habilitados, se creó expectativa en torno a cómo se
resolvería el dilema. Rubén Castillo anunció que, al no
poder leer las adhesiones de todos los partidos, el PIT había resuelto
que no se leería ninguna. Y por supuesto que esa decisión fue
recibida con una espontánea salva de aplausos de la multitud.
(Silencio) Todos se quedaron pensando, ¿por qué?
JPC - Obviamente, en muchos de nosotros estaba el Frente Amplio. El Frente
Amplio también se desproscribió con la gente en la calle el 27
de noviembre del mismo año, 1983, en el acto del Obelisco. Ahí
por primera vez aparecieron las banderas del Frente Amplio en la calle, luego
de una discusión muy grande que tuvimos con los partidos tradicionales,
que solamente querían para ese acto banderas uruguayas. Y nosotros llenamos
a ese "Río de Libertad" que después hizo célebre
la foto, de carteles y pancartas de todos los sindicatos con nuestras reivindicaciones.
O sea que estaba en nosotros. Y hubo una actitud en las elecciones internas
con el voto en blanco, como representación de los partidos que no estaban
contemplados. Era la presencia del Frente Amplio de alguna manera. También
en eso hubo discusión de mucha gente, de muchos militantes y a nivel
popular.
"Pueblo
unido y entusiasta en una festejo para dar vuelta la historia",
tituló Aquí.
EC - Sería bueno ubicar lo que vino después del 1º de Mayo.
Ustedes hoy decían que el éxito de la convocatoria convirtió
al flamante PIT en un actor político y social de primera línea.
En un año que fue muy especial, ¿no?
RR - Creo que el movimiento sindical hizo dos aportes muy importantes a la
institucionalidad uruguaya. El primero fue la huelga contra el golpe, que sin
ningún género de duda marcó a la dictadura en el inicio:
no hubiera sido la misma la historia del país sin la huelga y las ocupaciones.
Y, segundo, creo que las negociaciones políticas que se estaban llevando
a cabo y se llevaron a cabo después no hubieran sido lo mismo sin el
soporte de la gente en la calle ese 1º de Mayo. Me parece que el mejor
aporte que hizo el movimiento sindical fue ese 1º de Mayo, y creo que la
gente en la calle le dio un escenario totalmente distinto a una posible salida
política como se produjo después en todo ese año tan importante
que terminó en noviembre con un río de libertad en el Obelisco.
EC - Y que tuvo en el medio, por ejemplo, en setiembre, la semana de los estudiantes,
de ASCEEP, que fue al movimiento estudiantil lo que el PIT al movimiento sindical.
JCP - Fue algo extraordinario, pero hubo otro hecho importante que creo que
empujó a los partidos tradicionales a tomar la iniciativa y se concretó
con el 27 de noviembre en el Obelisco. Fue cuando el Pit-Cnt convocó
ir el 9 de noviembre ir a 18 de Julio, frente a la Universidad. Fuimos apaleados,
muchos compañeros cayeron presos. Esa tarde sacaron los autos de la calle,
Bolentini anunció en cadena de radio y televisión que se iba a
reprimir, y la gente fue igual. Todo eso le daba un respaldo al Pit-Cnt y un
protagonismo no sólo a nivel sindical sino político que condujo
a que los partidos tradicionales también tomaran la iniciativa y se concretó
en el 27 de noviembre en el Obelisco, con el apoyo de todos, por supuesto.
RR - Creo que el 1º de Mayo del 83 fue el puntapié inicial públicamente,
después se generan hechos permanentemente. Y también recrudece
la represión, en julio del 83 veníamos de la OIT con Juan Pedro
y habían detenido en [la calle] Maldonado a la Unión de la Juventud
Comunista, con terribles torturas. Fue un desborde muy grande y de alguna manera
quisieron frenarlo con represión, pero ya se había desbordado.
Lo de noviembre del 83 fue el final de una serie de movilizaciones que habíamos
empezado en setiembre, que empezamos con cinco minutos de silencio, después
empezaron los caceroleos...
EC - Las 10 concentraciones en los barrios.
RR - ...y terminó en noviembre, que fue sin duda uno de los hechos más
importantes.
EC - En el acto del Obelisco.
JCP - Vino la huelga de hambre de Germán Araújo porque había
trasmitido las convenciones de los partidos tradicionales.
EC - Eso fue en diciembre.
FG - Y en diciembre llegaron los niños del exilio. No retornaban los
padres pero retornaban los hijos... Algunos retornaban y otros venían
por primera vez al país. Fue algo extraordinario: la gente en la calle
recibiendo a aquellos niños, una manifestación brutal, una caravana
desde el aeropuerto hasta AEBU. En enero el paro general de 24 horas.... Y hay
que ver que seguíamos en dictadura: en ese mismo 84 después matan
a [el médico Vladimir] Roslik en un cuartel, con las torturas. O sea
que todo eso se daba pero la dictadura aún estaba ahí.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
Fotos tomadas de Aquí, del martes 3 de mayo de 1983.