|
Treinta y Tres, el departamento más agrícola
|
Intendente Wilson Elso Goñi: El municipio revirtió sus números negativos. Ahora espera la reactivación por sus rubros tradicionales (arroz, carne y lana) pero está desarrollando nuevas explotaciones como la apicultura y la pesca de río.
EN PERSPECTIVA
Lunes 05.05.03, 09.12.
EMILIANO COTELO:
En esta transmisión especial desde la capital de Treinta y Tres nos acompaña ahora el intendente municipal, Wilson Elso Goñi. Tiene 64 años de edad...
WILSON ELSO GOÑI:
Pare, pare: 65. Soy del 16 de julio de 1938, una “fecha embromada”: la de Maracaná pero de otro año.
EC – Uno de los hechos curiosos de su carrera política es que fue electo diputado a los 24 años de edad, en 1962, y tuvo que esperar casi un año hasta que cumplió 25 para poder ocupar la banca. Es más: algún constitucionalista dice que usted no pudo haberse presentado siquiera como candidato.
WEG – Muchas veces hemos hablado (no discutido, porque no tengo formación para discutir sobre derecho constitucional) con el doctor Gonzalo Aguirre, quien notoriamente sabe mucho más que yo, me dice ahora –por suerte ya pasó— que no podía haber sido candidato ni como primer suplente porque, si al titular le hubiera ocurrido cualquier cosa, me hubieran citado y yo no hubiera tenido edad para asumir.
EC – Lo mencionaba para ubicar su carrera política que le ha llevado a ocupar distintos cargos. No fue edil pero sí diputado en más de una ocasión...
WEG – Tres veces, y con una rara coincidencia: nunca hice un período completo. La primera vez, porque no tenía edad y tuve que asumir al año. La segunda vez, porque en el año 1973 [con el golpe de Estado] nos tocaron “la polca del espiante”. Y la tercera vez íbamos cruzados con el intendente de la época: él asumió en la Intendencia mientras que yo, para poder presentarme a la reelección, asumí la banca por seis meses.
EC – Este es su tercer período como intendente...
WEG – Tercer período electo, pero no cumpliendo el período. En una de las oportunidades pasé a ocupar el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, y cuando renuncié asumí como senador.
EC – Electo en 1984, reelecto en 1989, y nuevamente en 2000. Repasaba esos cargos para preguntarle cuál ha sido el que le interesó más, el que le atrapa más.
WEG – Sin duda, y no precisa que yo lo diga porque la gente lo sabe, son los cargos ejecutivos. En mi primera función pública fui secretario de la Intendencia. Me gustó ser secretario de la Intendencia, me gustó ser ministro, me gustó ser presidente de OSE... No me gustó ser diputado ni ser senador; son funciones distintas. Y me gusta ser intendente: me gustan las funciones ejecutivas.
EC – Pero no son buenos tiempos para ser intendente. Estos cuatro años de recesión ha generado, por ejemplo, una alta morosidad en el pago de los tributos municipales, los fondos que los municipios teóricamente deben recibir del gobierno central llegan recortados y tarde...
WEG – No hay más remedio que ajustar la marcha del municipio a las realidades que se viven. Me doy cuenta de que la realidad que estoy viendo como intendente es muy distinta a la que viví en 1985-90. Es cierto que hoy en día la difícil situación económico financiera del país trae una retracción de los contribuyentes, y es cierto que hubo... Tengo la esperanza de decirlo en pasado, porque desde que asumió el ministro Atchugarry se ha ido normalizando la situación del Ministerio de Economía, pero cuando hablo de normalización hablo de los pagos de un año para atrás. Nosotros tenemos un plan especial de caminería arrocera que hacemos con Diprode (Dirección de Proyectos de Desarrollo), porque tenemos la necesidad y la obligación de mejorar esos caminos dos veces al año, primero cuando la siembra y ahora con la cosecha. Comentábamos ahora con algunos arroceros que están aquí que, por suerte, este año el tiempo nos ha acompañado. Son caminos difíciles de construir porque están en la zona plana del departamento y porque el balasto está lejos: hoy estamos haciendo la ruta 19 en dirección a Estación Valentines, y tenemos el balasto a un kilómetro; pero en Rincón de Ramírez el balasto se lleva de canteras (incluso alguna en Cerro Largo) que obligan a cada camión a recorrer 30 kilómetros de ida y 30 de vuelta, lo que suma mucho costo. Y de los fondos para ese programa la semana pasada se nos terminó de pagar el año 2001. Es decir que se nos debe todo el 2002.
EC - ¿Y cómo están en general las cuentas de la Intendencia? Cuando usted asumió en el año 2000 dijo que el municipio se encontraba al borde del colapso, con un pasivo de U$S 10 millones, abultadas deudas con los organismos públicos, una situación irregular de retención de un crédito de la Caja Nacional para funcionarios... Fueron algunos de sus comentarios en aquel momento.
WEG – El primer objetivo, que se cumplió no mucho tiempo después de iniciar la función, fue poner al día los sueldos con los funcionarios. Cuando entré se debía tres meses de sueldo y medio aguinaldo. Desde hace bastante tiempo, tal vez un año y medio, la Intendencia paga los sueldos religiosamente el último día hábil de cada mes.
EC – Pero además ha bajado la plantilla.
WEG – Creo que ahí estuvo la ciencia: de 1.500 funcionarios pasamos –según mis últimos datos; no tengo los de ayer— a 945.
EC - ¿Hay que bajar más, todavía?
WEG – Creo que sí. Los municipios tienen un gran desequilibrio (y eso es general, creo que también en el de Montevideo) entre el número de funcionarios que tienen en las oficinas y para el trabajo. Es mucho más el número de administrativos, que es lo que se puede ir bajando.
EC - ¿Cuánto más habría que bajar, entonces?
WEG – Estamos en condiciones de bajar alrededor de 100. Y no se tome esto como que vamos a echar gente, sino que tenemos un sistema de incentivos que nos ha hecho bajar cerca de 30 funcionarios. No tengo temor de compararme con otras intendencias, que creo que la gran virtud que han tenido ha sido precisamente esta. La Intendencia de San José, que tiene centros poblados mucho más importantes que la de Treinta y Tres (el más importante que tenemos nosotros es Vergara, que no se puede comparar con Libertad, o con toda la serie de poblaciones que existen entre el río Santa Lucía y la ciudad de San José, donde hay una población al lado de la otra), y durante las últimas administraciones –la de Chiruchi, la de Cerdeña y otros intendentes— se llegó a un número que no sobrepasa los 850, 860 funcionarios.
EC – Estábamos viendo cómo se encuentran hoy los números de la Intendencia, a partir de la situación con la que se encontró en el año 2000.
WEG – El problema con los funcionarios está solucionado. Segundo, con el voto conforme de la Junta Departamental, naturalmente –cosa que agradecemos–, se logró convenios importantes. Por ejemplo, se le debían al Banco República (BROU), por no haber pago aquellos créditos sociales, U$S 1:7 millones de dólares, que estamos pagando mensualmente; desde el punto de vista de los pagos al día de hoy estamos totalmente al día. Es más, mañana o pasado estamos pagando (porque la disposición del banco hace que usted tenga que pagar en los primeros nueve días del mes siguiente), o sea que en los primeros días de mayo estaremos pagando lo correspondiente al mes de abril. Si usted se atrasa en estas cosas después no puede pagar más.
EC - ¿Y con el resto de los organismos del Estado?
WEG - Hemos firmado convenio con UTE. En este momento hay una controversia –este jueves tenemos Congreso Nacional de Intendentes– entre UTE y aquellos departamentos que no han firmado convenio; creemos que se va a llegar a algún tipo de solución. Hubo un problema: hubo convenios que fueron firmados en dólares, y el salto que pegó el dólar nos ha creado problemas muy serios. A nosotros por este convenio con el BROU se nos están descontando 13.000 dólares por mes; que no son los mismos que los del momento en que firmamos.
EC - ¿Y las deudas con proveedores privados?
WEG - Se están pagando normalmente las que nosotros hemos adquirido y, en la medida de las posibilidades, en cuotas y eso, se han ido pagando las deudas con los proveedores del tiempo anterior a que yo estuviera.
EC - En definitiva los números hoy...
WEG – Yo diría que son números normales, desearíamos que entrara más dinero...
EC - ¿Cómo está la morosidad?
WEG - La morosidad ha ido bajando. Especialmente ha bajado, y es muy lógico, en la Contribución Inmobiliaria Rural; pasamos un año muy crítico, que fue el de la aftosa: no había remates feria, al no haber remates feria ni ventas particulares no percibíamos nada por el 1% y, evidentemente, el productor retaceó los pagos. Ahora, en la medida en que los precios de la lana y los cueros han aumentado, las ferias se realizan en dólares y al contado, eso permite ir llegando a los productores.
No tengo los números finales, pero creo que este año vamos a estar bastante bien en la Contribución Inmobiliaria Urbana. En la Patente de Rodados hay otro elemento bien demostrativo de la crisis y de la situación en que la gente se encuentra: mucha gente que no puede pagar la patente de su vehículo o de su moto le entrega las chapas a la Intendencia. Para el usuario esto no tiene costo, pero la Intendencia deja de percibir.
EC - ¿Cómo ubica la morosidad hoy?
WEG - La ubico bastante por debajo del momento en que ingresamos.
EC - ¿No tiene un número?
WEG - Le diría que en Contribución Inmobiliaria Rural podemos terminar este año con el 20 y algo, si llegamos al 20% de morosidad; la urbana un poco más y la Patente de Rodados tal vez ande por allí. Quisiéramos hacer un promedio, si las cosas siguieran mejorando como esperamos, que pueda andar en un 20 o 25 por ciento, bastante por debajo de otros departamentos; hay departamentos que hablan del 50-60 por ciento de morosidad.
EC - ¿Cómo le fue con aquella idea que largó en su momento el año pasado, la del trueque para que el gobierno central pagara a las intendencias lo que les debía, y no sé si también para los deudores de la intendencia?
WEG - El trueque ha funcionado bien. Fundamentalmente lo estamos usando, por ejemplo, con gente que tiene un camión, que no tiene trabajo, entonces cambiamos el valor de la patente por fletes. Nosotros traemos el portland de la planta de Ancap en Minas; hace unos cuantos meses, muchos meses en que no tenemos que pagar fletes de camiones de la intendencia sino que utilizamos camiones particulares.
EC - Así que se está empleando ese mecanismo.
WEG - Sí, se emplea.
EC - ¿Y con el gobierno central?
WEG - Con el gobierno central es difícil.
EC - Usted decía “si me deben plata que me manden gasoil”... ¿No anduvo eso?
WEG - Algo se ha adelantado. Por ejemplo, los 13.000 dólares del Banco República que le mencionaba se pagan con una cesión de derechos que le dimos al Ministerio de Economía: cuando tiene que pagarnos el 6 por ciento del Imesi del gasoil, en vez de pagarnos le paga directamente el banco. Después tenemos un convenio chico, de 32.000 pesos por mes de una deuda anterior con el Banco de Previsión Social, que se paga de la misma manera. Todos los años las intendencias firmamos un convenio con el Ministerio de Obras Públicas para la realización de trabajos ordinarios o extraordinarios en caminería rural. Este año el ministro, una vez que el Congreso de Intendentes se lo planteó, nos propuso y aceptamos pagar el 50 por ciento en productos de Ancap (podía ser cemento pórtland, bitumen, gasoil o nafta, fundamentalmente gasoil, que es lo que gastamos). Eso ya está en marcha, ya está firmado; como el expediente fue al Tribunal de Cuentas, todavía no ha regresado y después tiene que ir al Poder Ejecutivo, todavía no hemos recibido vales.
EC - Era interesante conocer este tema de los números, sobre todo para saber cómo se las está ingeniando una Intendencia, en este caso la de Treinta y Tres, para moverse en una coyuntura tan particular como la que estamos viviendo.
WEG - Quiero aclarar, porque me parece que se debe ser justo, que las 19 intendencias del país, con alguna excepción –que sabemos que las hay-, pero en un altísimo porcentaje, un 70 u 80 por ciento, han ido normalizando su situación.
***
EC - Hablemos de la producción en Treinta y Tres, un departamento habitado por unas 50.000 personas o un poco más –50.000 es el dato del año 1996–, cuya actividad está fuertemente concentrada en la agricultura. ¿Ese es el elemento clave?
WEG - En Uruguay a veces hay un concepto equivocado sobre los departamentos agrícolas. Muchas veces he escuchado, cuando se habla de departamentos que tienen mucha agricultura, hablar de Paysandú, Salto o Colonia, porque la gente cuando habla de agricultura piensa en el trigo y el arroz es tan agricultura como el trigo. Desde el punto de vista agrícola el departamento más agrícola del país es Treinta y Tres, naturalmente por el arroz. Hay alguna esperanza, este año se han hecho algunas plantaciones de soja –la anterior experiencia anduvo mal, vamos a ver cómo anda ahora– y se ha plantado girasol por primera vez –al menos que yo haya visto– en Treinta y Tres.
EC - Por otro lado también hay ganadería, sobre todo ovina, pero también vacuna.
WEG - Hay campos en el departamento, seccionales enteras, mucho más propicios para la producción ovina que para la vacuna. La producción ovina últimamente, antes de estos últimos precios, se había venido abajo por los precios de la lana. Pero el stock lanar es mucho más fácil de reconquistar en el tiempo que el vacuno. Si bien hay un buen stock vacuno, pienso que el stock lanar se va a recuperar a partir de los precios actuales de la lana, que esperemos que se sostengan.
EC - ¿Cómo seguimos repasando los renglones de la producción en Treinta y Tres?
WEG - Le diría que después hay una serie de pequeñas cosas que no son tan pequeñas. Creo que las crisis no sólo traen cosas malas, traen algunas cosas buenas también, por ejemplo que la gente use el ingenio para diversificar la producción que, en muchos casos, sirve para el sustento diario.
EC - Con tanto río, arroyo y laguna, ¿cómo le va a Treinta y Tres en materia de pesca?
WEG - En este momento hay una buena experiencia. Ustedes estuvieron en La Charqueada: allí hay una cooperativa de pesca a la que creo que hay que ayudar, allí estamos trabajando intensivamente la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca de la Junta Departamental y nosotros. En este momento precisa más embarcaciones; la semana pasada tuvimos oportunidad de conversar con el comandante en jefe de la Marina, y se les dio en custodia dos embarcaciones y hablamos con el director de Hidrografía a los efectos de conseguir una tercera. Pero en La Charqueada es casi la principal industria, hay una cantidad importante de señoras que trabajan en el fileteo del pescado; el gran problema del interior es el trabajo de la mujer, que no hay. En este momento debe haber en Charqueada más de 30 familias viviendo en gran parte del pescado.
Uruguay no es un país de mucho consumo de pescado pero está entrando por el bolsillo, porque todos sabemos lo que cuesta hoy un quilo de carne y el quilo de pescado, allí en La Charqueada, ya fileteado, hecho bloques de quilo o de algo más de un quilo y congelado, se está vendiendo a 30 pesos; eso determina una muy buena acogida en Treinta y Tres, en José Pedro Varela, Vergara, Melo, que son los lugares a donde lo están llevando. A los del interior nos gusta mucho más el pescado de río que el de mar, yo lo encuentro distinto.
EC - Podríamos continuar repasando otros rubros menores de la producción de Treinta y Tres, cada uno con su espacio, como el turismo, la industria con base en la agricultura…
WEG - Hay uno que no quiero dejar escapar, que es la producción apícola. Antes de venir para aquí me estaba fijando en los números que nos pasaron del año anterior: la producción apícola determinó que en Treinta y Tres haya 84 productores. Se les ha estado ayudando, se ha estado comprando colmenas, se han estado haciendo los lugares para los colmenas, a través de un proyecto se ha dado clases, se ha dado cursos (en estos días hay uno). Hay dos centros fundamentales, Treinta y Tres y Cerro Chato, donde se va a poner una planta de extracción –en Treinta y Tres ya existe alguna–. Pero tal vez no se sepa que el año pasado salieron del departamento de Treinta y Tres hacia el exterior, fundamentalmente para Alemania, Francia y Estados Unidos, 30 toneladas de miel. Con dos características importantes: una gran avidez en el mundo por la miel uruguaya y el aumento de precios, que también es extremadamente importante. De esos 30.000 quilos, entre la miel, la cera y otros subproductos, entraron alrededor de 80.000 dólares al departamento, fundamentalmente a los productores. Recién se empezó la producción de una miel ecológica en Quebrada de los Cuervos, en la que ha tenido participación la Intendencia. Ya llegaron pedidos; a pedido del Ministerio de Relaciones Exteriores mandamos muestras a una feria en Inglaterra y a otra que creo que fue en Francia, y ya tenemos pedidos de esa miel.
----------------------------------
Transcripción y edición: Jorge García Ramón
recomendar
esta nota
|
|