08.05.2003




































“SI HUBIÉRAMOS ESTADO UNIFICADOS PODRÍAMOS HABER RESUELTO LA CRISIS REGIONAL CON MÁS FACILIDAD”

El Brasil de Lula y su apuesta a la integración

Asesor Marco Aurelio García: Sería muy difícil para un presidente de la región tratar de abandonar o debilitar al Mercosur. Si Brasil está articulado en el Mercosur o en un marco más amplio de América del Sur, tendremos mayor presencia e instrumentos más consistentes para las grandes reformas sociales que nuestros países exigen. La experiencia europea nos indica ese camino. No nos interesa una economía regional en la cual cierren fábricas para instalarse en San Pablo. Nos interesa una integración capaz de eliminar o por lo menos neutralizar las asimetrías entre las economías de la región.

EN PERSPECTIVA
Jueves 08.05.03, 08.35.

EMILIANO COTELO:
A cuatro meses de la asunción de Lula como presidente, el gobierno de Brasil parece orientado a reforzar sus lazos con la región, en particular con Argentina. A los trascendidos sobre una eventual banda cambiaria común se sumó esta semana el ofrecimiento de U$S 1.000 millones a Argentina para financiar exportaciones, según se informó en un primer momento.

Todo esto ocurre cuando faltan pocos días para la segunda vuelta electoral en Argentina, lo que para muchos hace inevitables algunas suspicacias sobre algún tipo de favoritismo hacia el candidato del oficialismo, Néstor Kirchner.

Sobre esta serie de movimientos sobrevuela además el tema del futuro del Mercosur y el papel que cabe en este esquema a los socios menores del bloque, en particular a Uruguay.

Sobre estos y otros asuntos vamos a dialogar con el jefe de Asesoría Especial del presidente Lula en temas de política exterior, el profesor Marco Aurelio García, que justamente se encuentra en estos días de visita en nuestro país.

***

Marco Aurelio García tiene 61 años y es oriundo de Porto Alegre (Río Grande do Sul). Se formó en Derecho y Filosofía en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, e hizo un posgrado en la Escuela de Altos Estudios y Ciencias Sociales de París. Es Profesor del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Estadual de Campinas (Unicamp),

Es uno de los ideólogos y teóricos del "nuevo PT", aunque rechaza el rótulo de "light" que el partido se ganó. Fue Secretario de Cultura de la ciudad de São Paulo y es integrante del Secretariado Ejecutivo del Partido dos Trabalhadores, del cual fue fundador junto a Lula. En particular fue secretario de relaciones internacionales del PT durante más de 10 años, y coordinó los programas de gobierno de Lula en las elecciones de 1994 y 1998. Por todo ello era visto como potencial ministro de relaciones exteriores del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, pero actualmente oficia de Asesor Jefe del departamento de Asesoría especial del presidente.


***

EC - En varias oportunidades, tanto usted como Lula han insistido en que el Mercosur está dentro de las prioridades del gobierno brasileño.

MARCO AURELIO GARCÍA:
Sí, señor.

EC - Recordemos que el primer viaje al exterior de Lula, una vez electo, fue a Buenos Aires.

MAG - Exacto.

EC - Pero en estos días hubo un gesto de su gobierno que no dejó de sorprender, incluso a los propios argentinos: esta línea de crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) por U$S 1.000 millones. Exactamente ¿de qué se trata?

MAG - Se trata de una política de reorientación, en primer lugar de la diplomacia brasileña, en segundo lugar incluso de la política misma del BNDES. Como usted bien subrayó, el primer movimiento que el presidente Lula hizo en tanto presidente electo fue en dirección a Argentina. El 15 de enero, por lo tanto 15 días después del comienzo del nuevo gobierno, el presidente Duhalde estuvo en Brasilia y firmó una declaración conjunta con el presidente Lula -vino acompañado de muchos de sus ministros-, en la cual se establecía todo un programa de acción entre Brasil y Argentina. Cuestiones de compatibilidad monetaria, una declaración a favor de un Parlamento elegido por voto directo para el Mercosur, políticas sociales comunes... Todo eso desató un conjunto de iniciativas entre Brasil y Argentina que después fueron acompañadas de iniciativas semejantes de Brasil con Venezuela, con Perú, con Colombia, con Bolivia y tengo entendido que, a partir de la reunión de los presidentes Batlle y Lula el lunes próximo en Brasil, vamos a tener un programa de cooperación recíproca también entre estos dos países.

EC - Es interesante el apunte que usted formulaba en cuanto a que hay políticas similares en desarrollo también fuera del Mercosur, con Venezuela, con Colombia; después volveremos sobre eso. Pero concretamente esta línea de crédito aparentemente fue una sorpresa para el propio vicecanciller argentino, Martín Redrado, en la reunión que tuvo el lunes con Lula.

MAG - Permítame decir lo siguiente. Nosotros tenemos claro que si queremos tener una política para la región hay que tener medios para implementarla, porque una política supone incrementar el comercio, desarrollar la infraestructura, garantizar inversiones de un lado y otro de los países. Para eso hay que tener recursos. El gobierno brasileño tomó la iniciativa de fortalecer, por ejemplo, su presencia en la CAF, la Corporación Andina de Fomento, duplicó la presencia del BNDES. Y nosotros también decidimos que el banco, bajo orientación del presidente e influencia del Ministerio de Relaciones Exteriores, desde luego en total acuerdo con el Ministerio de Desarrollo, iría a apuntalar iniciativas en otros países que correspondieran al deseo de integración de Brasil. Nada más justo, en el pasado el BNDES financió privatizaciones, lo que es un absurdo; ahora está financiando una política sea de expansión de comercio, sea de expansión de empresas brasileñas, sea de constitución de una infraestructura regional, todo eso en un marco de garantías obviamente muy preciso, muy claro.

EC - U$S 1.000 millones es mucho dinero, por lo menos a la escala uruguaya y supongo que para Argentina también. Pero ¿cuál es el destino? Porque en un primer momento se habló de que era para financiar exportaciones argentinas a cualquier parte del mundo.

MAG - Yo personalmente no tengo detalles de esa reunión porque incluso hubo un problema técnico: el vicecanciller Redrado iba a conversar con la dirección del banco al final de la tarde, hubo un problema en el aeropuerto y tuvo que posponerla. Poco después me vine para acá, así que no sé los detalles. Lo que se iba a discutir eran líneas de financiamiento que podían llegar a U$S 1.000 millones, aunque evidentemente una cosa de ese tipo supone la existencia de proyectos concretos que estoy seguro que Argentina tiene. Ese es un horizonte. Con Venezuela los acuerdos son más o menos del mismo monto.

EC - ¿Pero es para exportaciones argentinas o también para exportaciones brasileñas?

MAG - Son varios rubros. Seguramente puede incluir también exportaciones de Argentina. Lo que se planteó en la primera conversación y lo que se iba a discutir en Rio era un conjunto de iniciativas que podían llegar a una suma bastante elevada.

EC - Así que estamos hablando de financiar comercio entre los dos países, entre Argentina y Brasil; de financiar inversiones en infraestructura...

MAG - Por ejemplo. Nada más normal; fíjese que el BNDES financió hace un par de años el establecimiento de una fábrica Ford en Bahia. ¿Por qué no financiar una inversión argentina o uruguaya o algo por el estilo? Creemos que eso corresponde a los objetivos de desarrollo del Mercosur.

EC - Podía resultar molesto a los empresarios brasileños que se financiara con recursos de su país ventas que van a ir a competir dentro del mercado de Brasil, por ejemplo.

MAG - No creo que sea el caso porque Brasil importa de Argentina, como importa de Uruguay, y ojalá pueda importar más todavía. Queremos desarrollar el comercio exterior en los dos sentidos.

EC - ¿Qué puede decir usted en cuanto a la posibilidad de establecer alguna línea de crédito similar con Uruguay en esas conversaciones que van a mantener el presidente de Uruguay y el presidente Lula en los próximos días?

MAG - Hay que ver concretamente qué proyectos llevará Uruguay, pero creo que no habría ninguna razón para que Uruguay no pudiera ser contemplado también en esa política. Es una cosa que siempre se hace: en general las reuniones presidenciales definen un marco global de negociaciones y después los técnicos presentan los proyectos concretos y ahí se profundiza y se resuelve en el marco del BNDES, que es un banco que tiene muchos recursos.

EC - ¿Es de fácil instrumentación una línea de crédito de este estilo, o es un gesto simbólico? Se lo preguntó porque, según trascendió, la propia Presidencia de Brasil reconoció que para concretar este tipo de negocios debe hacerse una reforma estatutaria en el banco, que no tiene previstos estos cometidos.

MAG - No quisiera entrar en detalles muy técnicos porque habría que ver concretamente cuáles son los proyectos que existen. Algunos aspectos a lo mejor serán objeto de reforma estatutaria; si hay voluntad nuestra, y hay, trataremos de hacerlas para que el banco pueda servir no sólo a los designios de una política industrial brasileña sino también de una política industrial regional, eso nos parece necesario.

EC - Volviendo sobre el ofrecimiento a Argentina que se concretó esta semana, más allá de la explicación que usted daba, ha circulado la interpretación de que se trata de una especie de apoyo a la línea del actual presidente argentino, Eduardo Duhalde, y por lo tanto, en la medida en que Duhalde está casi terminando el gobierno, a su delfín en la carrera para la Presidencia en el balotaje, Néstor Kirchner. ¿Qué dice usted de esta lectura?

MAG - No es cierto. Brasil se mantuvo totalmente neutral, lo que es evidente. Creo que incluso sería sumamente inconveniente que nosotros tomáramos posición en la elección de otro país. La relación de Brasil con Argentina ha sido muy intensa en estos cuatro meses de gobierno Lula y en el final del gobierno Duhalde; sería extraño que en vísperas de las elecciones dejáramos de hacer lo que hicimos durante todos esos meses.

EC - Entre otras cosas se lo preguntaba porque hay posturas distintas de Kirchner y de su contrincante, Menem, en relación con el Mercosur: Kirchner muy favorable al Mercosur y Menem con una tendencia a negociar más directamente con Estados Unidos. ¿Eso no juega?

MAG - No; no creo. Hoy en día el Mercosur se impuso de tal manera que sería muy difícil que un presidente de la región -salvo que quisiera romper con todas las prácticas y la tradición de política de los últimos años- tratara de abandonarlo o de debilitarlo. Creo que una de las grandes cartas de triunfo que tenemos hoy en día es que la política de acercamiento entre Brasil y Argentina ya no es solamente una política del gobierno Lula y el gobierno Duhalde, es una política que tiene un fuerte respaldo popular. Yo tuve la posibilidad de estar algunas veces en Argentina después de diciembre último y pude constatar eso; incluso hace 15 días estuve allá y me di cuenta perfectamente de que hay un gran respaldo popular a la política de acercamiento con Brasil y de fortalecimiento del Mercosur.

***

EC - ¿Cuál es, exactamente, la importancia que otorga al Mercosur el gobierno encabezado por Lula?

MAG - Nosotros tenemos una clara percepción de que no podemos ni debemos encarar solos la reconstrucción de la economía brasileña, el programa de inclusión social que queremos desarrollar, sino que debemos hacerlo en conjunto con los demás países de la región. Creemos que es de fundamental importancia garantizar, a través de eso, una presencia más fuerte de la región en el mundo. El mundo de hoy es muy difícil, sea desde el punto de vista económico, sea desde el punto de vista político. Si nosotros vamos solos por este mundo, aunque Brasil sea un gran país, tenga una gran población, tenga recursos naturales, es una cosa; si estamos articulados en conjunto -ojalá- en el marco del Mercosur y quizás incluso en un marco más amplio de América del Sur, nuestra presencia será más fuerte y tendremos seguramente instrumentos más consistentes para realizar las grandes reformas sociales que nuestros países exigen. Esa es la razón fundamental. La experiencia europea nos indica que ese es un buen camino.

EC - El Mercosur viene castigado, ¿verdad?, ha pasado por los problemas que implicaron las grandes inestabilidades en los países de la región...

MAG - A lo mejor si hubiéramos estado unificados hubiéramos podido resolverlo con más facilidad. En el fondo, Uruguay tuvo que resolver su crisis, Brasil tuvo que resolver su crisis, Argentina tuvo que resolver su crisis, lo hicimos con un pequeño nivel de solidaridad, quizás con la solidaridad moral, pero con muy poca cooperación efectiva entre los países. Un Mercosur más fuerte seguramente nos hubiera permitido ayudarnos recíprocamente con más eficacia.

EC - Además de esos problemas de las economías de la región, se ha dado una cantidad de inconvenientes en el propio relacionamiento comercial, por ejemplo.

MAG - Sí, sí, por supuesto.

EC - A usted le han preguntado 20 veces en estos días por el famoso ejemplo, el más reciente, de la compra de arroz subsidiado de origen estadounidense que hace muy poco concretó el gobierno de Brasil. Con esos antecedentes, ¿es posible pensar en esa reconstrucción, en ese relanzamiento del Mercosur?

MAG - Desde luego, porque hay que despejar, resolver esas situaciones. Nosotros tratamos de resolver otros puntos contenciosos que había en el Mercosur, sea en nuestra relación con Uruguay, sea con otros países. Vamos a tratar de resolverlos. Ahora: creo que no deberíamos quedar solamente en las cosas pequeñas (que son importantes, por supuesto), sino utilizar el esfuerzo que vamos a hacer para despejar problemas de ese tipo para lanzar en agenda más ambiciosa para la región. El Mercosur, a nuestro juicio, no puede ser solamente una zona de libre comercio o una unión aduanera, quisiéramos que fuera un espacio de integración económica.

EC - ¿Pero cómo justifica Brasil la decisión de comprar ese arroz subsidiado de origen Estados Unidos?

MAG - No conozco todos los antecedentes, pero creo que no es una cosa buena para el funcionamiento del Mercosur, así que estoy seguro de que ese tema va a ser discutido ahora. Le digo una cosa: son problemas normales que ocurren en las relaciones; nosotros tenemos una relación muy buena con Venezuela y el otro día descubrimos que se imponía una tasa al acero brasileño muy superior a la que se le ponía al acero mexicano; bastó que ese tema fuera evocado en la conversación entre los presidentes Lula y Chávez para que la cuestión empezara a resolverse. Así que yo me imagino que vamos a tener también ese tema como un objeto de conversación el lunes próximo en Brasilia y eso se va a resolver. El presidente Lula ya está enterado del asunto y obviamente va a tratar de resolverlo con el presidente uruguayo.

EC - ¿Usted dice que ya hay gestos, decisiones, intervenciones del gobierno brasileño en estos meses que lleva?

MAG - En el caso de Uruguay, seguramente, por lo menos dos.

EC - ¿Cuáles?

MAG - El caso de los neumáticos, que era una cosa que se arrastraba en la burocracia brasileña durante mucho tiempo, más allá del fallo existente, que fue resuelto por decisión política del presidente; y el caso de Ambev, que había decidido, en su proyecto de compra de empresas uruguayas, cerrar puestos de trabajo en Paysandú. El presidente Lula intervino para que eso no ocurriera. Ambev hizo un programa extremadamente positivo y no sólo no se cerraron puestos de trabajo sino que se amplió la cantidad de puestos y se decidió suspender las importaciones de cebada y malta de Europa y pasar a importarlas de Uruguay. Ese fue concretamente un gesto que la empresa hizo a sugerencia del gobierno brasileño.

EC - Usted decía que el Mercosur debe ser más que un área de libre comercio.

MAG - Sí.

EC - ¿Concretamente en qué está pensando Brasil?

MAG - Estamos pensando en que sea un espacio económico común, que se pueda pensar en políticas agrícolas comunes, en políticas industriales; que se tenga concretamente cadenas de valor.

EC - ¿Cadenas de valor?

MAG - Sí, cadenas de valor.

EC - ¿Cuál es el concepto?

MAG - Que podamos establecer complementariedades productivas entre Brasil, Argentina, Paraguay, qué sé yo; en los procesos productivos Uruguay puede tener una parte, Brasil otra, Argentina otra, etcétera. No nos interesa una economía regional en la cual empiecen a cerrarse fábricas acá o en Argentina que luego se desplacen a San Pablo u otras partes de Brasil. Hay que tener una visión más amplia, más ambiciosa, más generosa incluso de la economía regional.

EC - ¿Cómo juega la posibilidad de una moneda común en ese panorama? En estos días trascendió la propuesta de avanzar hacia una banda de flotación cambiaria común, un primer paso hacia la eventual creación de una moneda común. ¿Qué dicen ustedes?

MAG - En la resolución conjunta Duhalde - Lula del 15 de enero había una referencia a la creación de lo que se llama un instituto monetario, que puede parecer una cosa muy solemne pero en realidad era la idea de tener un equipo de economistas y diplomáticos que empezaran a estudiar el tema de una moneda única en el futuro. Usted sabrá que la moneda única en general es casi el punto final de un proceso de integración, ayuda mucho. Desgraciadamente es muy difícil anticipar la adopción de una moneda única: hay que esperar a que exista una mayor complementariedad económica, una compatibilidad macroeconómica de los países; pero se puede avanzar en una serie de pasos. En las relaciones comerciales, por ejemplo, la adopción de los convenios de crédito recíproco que ayudan mucho en la constitución de una moneda única, se pueden estudiar las cuestiones de compatibilidad cambiaria. La experiencia europea comenzó con eso, le llamaban la serpiente monetaria.

Pero creo que hoy en día la discusión de definir bandas cambiarias no es muy oportuna, porque ni siquiera lo estamos estableciendo en el plano interno; el régimen de flotación del cambio brasileño es un régimen libre. Esa discusión cayó en un mal momento en Brasil, entonces preferimos enfatizar otros aspectos del debate sobre la moneda común y ver si los técnicos van estudiando posibilidades para ver si más adelante llegamos a conclusiones más ambiciosas. Es un objetivo que sin duda alguna mantenemos; queremos estudiar todas las posibilidades que se abren.

EC - Pero son conversaciones Argentina-Brasil; ¿y los otros dos socios del Mercosur?

MAG - Ojo: desde que comenzó el gobierno Lula no hemos tenido ninguna reunión del Mercosur; vamos a tenerla ahora en Paraguay. Por supuesto, en ese momento estos temas van a ser evocados.

***

EC - Me interesaría ver más en general el continente. ¿Es correcto interpretar que Brasil usará al Mercosur para consolidarse como un foco de poder regional orientado a compensar la hegemonía de Estados Unidos en las Américas?

MAG - No; para nada. Eso sería una visión muy mezquina nuestra del Mercosur. El Mercosur es un proyecto de asociación que nos costó a todos: a los uruguayos, a los argentinos, a los paraguayos y a nosotros los brasileños, mucho. Tenemos que preservarlo y profundizarlo. Y profundizar el Mercosur seguramente significará, en el futuro, acercarnos a los asociados Bolivia y Chile y tratar de traer a nosotros a otros países, sea bajo la forma de una cooperación, sea bajo la forma de una integración. Ahora mismo se firmó un acuerdo Mercosur - Perú; con Venezuela igual, además este país ha manifestado su intención de ingresar al Mercosur. Hay que ver cómo se desarrollan esas cosas.

EC - ¿Está en el horizonte un área regional, un acuerdo comercial de América del Sur?

MAG - Yo diría que incluso más que un acuerdo comercial; diría que deberíamos pensar en un acuerdo económico que nos permita desarrollar una infraestructura común y tener algunos niveles de política económica común en la región.

EC - En América del Sur.

MAG - En América del Sur.

EC - ¿Cómo encaja esto con el proyecto del ALCA?

MAG - El proyecto del ALCA es una negociación que está en curso; cada uno de los países está estudiando la propuesta. Nosotros hemos propuesto que por lo menos el Mercosur trate de actuar unificadamente en el ámbito del ALCA; lo conseguimos en varios aspectos, no en todo. También estamos discutiendo la posibilidad de mecanismos permanentes de consulta para el ALCA con otros países del continente; lo hicimos en las conversaciones con el presidente Toledo, también con el presidente Chávez e incluso con el presidente de Bolivia, Sánchez de Losada. Ahí vamos.

EC - Se nota un cierto escepticismo en el tono de sus palabras a la hora de examinar las perspectivas, las posibilidades del ALCA.

MAG - Desde luego las posibilidades del ALCA hoy en día enfrentan una dificultad: las propuestas que hizo Estados Unidos no son muy animadoras para nadie. En primer lugar porque cortó a América Latina en cuatro partes (los caribeños, América Central, los andinos y el Mercosur), estableció ventajas muy diferenciadas, las peores para nosotros en el Mercosur, y además hay una resistencia muy fuerte por parte de Estados Unidos a discutir cuestiones que para nosotros son cruciales, como los subsidios, las medidas antidumping, que son en realidad aquellas que afectan fundamentalmente nuestro comercio con Estados Unidos. Pero creo que todavía hay tiempo.

EC - Brasil ¿se está jugando en estos acuerdos del ALCA su estructura industrial; ¿su papel en el mundo también?

MAG - Por supuesto, claro: cuando hay una negociación de ese tipo, que interfiere muy fuertemente en la vida interna, si sacamos todas las consecuencias de lo que puede ser el acuerdo del ALCA, vamos a constatar que tendrá una influencia decisiva en la vida de los países, en la actividad económica, en la vida social, etcétera. Eso nos aconseja una posición muy prudente, muy criteriosa; vamos a tener que examinar esas cuestiones con mucho cuidado. Pero creemos que ahora, al abrirse un nuevo ciclo de negociaciones a partir de julio, las propuestas tienen que ser un poco más consistentes, y la negociación va a ponerse un poco más caliente.

EC - Usted ha dicho que el ALCA es un tema económico, no ideológico.

MAG - Sí, por supuesto. Hay gente que se opone al ALCA por razones de naturaleza ideológica. Lo respeto, pero no es el caso del gobierno brasileño. Brasil no puede enfrentar ese tema a partir de un presupuesto ideológico: tiene que contemplar fundamentalmente la defensa de los intereses nacionales y, si es posible, regionales también.

EC - Más temprano lo consulté a propósito de si Brasil usaría al Mercosur para consolidarse como un foco de poder regional. Usted decía que no, que no es la intención. ¿Pero Brasil tiene sí el proyecto, el propósito de plantarse como un poder en la zona, de ser el foco a partir del cual gire América del Sur, por ejemplo?

MAG - No me gustaría asumir una discusión que se hace a menudo de Brasil buscando liderazgo en la región; no creo que el liderazgo se busque. Si mañana o pasado Brasil tiene un rol más importante del que tiene hoy en día será la consecuencia natural de un proceso de integración. Lo que nos interesa es la integración y que esa integración sea incluso capaz de eliminar o por lo menos neutralizar las asimetrías que existen entre las economías de la región. Eso no me parece fundamental porque no creemos que sea posible tener un Mercosur fuerte con Brasil fuerte y otros países débiles: para que exista un Mercosur fuerte o una región sudamericana fuerte debe existir una compatibilidad de desarrollo, de avance político, de avance social, de integración cultural que sea común a todos los países.

EC - Pero por ejemplo estos temas que se está discutiendo con los países de América del Sur, ¿tienen alguna vinculación, algún tipo de ida y vuelta con la aspiración brasileña de tener un sillón en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas?

MAG - No creo que esa sea la razón. Nosotros tenemos la aspiración de tener un sillón permanente en el Consejo de Seguridad, pero en el marco de una reforma del Consejo de Seguridad, de las instituciones multilaterales. Mantendríamos esa reivindicación de cualquier manera, fuese esta la política de integración o no. La política de integración tiene un fin en sí, que es reforzar la economía, la sociedad y los sistemas democráticos de nuestra región y garantizar una presencia nuestra más importante en el mundo.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón





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