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¿Volverá el crédito?
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Según el Iemm, las empresas que trabajan para la plazo local no tienen financiación, pero sí las exportadoras. Para el consumo existen limitaciones para el mediano y largo plazo (compra de vivienda, autos), pero no para los pequeños créditos de corto plazo: quienes sortearon la crisis son clientes seguros. El agro puede financiar sus ciclos productivos. Hay nuevos instrumentos y existe capital (las Afap, los ahorristas que no llevan su dinero a los bancos), pero no hay en qué invertir. No hay proyectos bien hechos: hay negocios pero no empresarios. Daniel Porcaro y Pablo Regent.
EN PERSPECTIVA
Viernes 09.05.03, 09.00.
EMILIANO COTELO:
¿Cuándo volverá a haber crédito; en qué condiciones? Son preguntas que desvelan al sector empresarial y a todo aquel que dependa en algún modo del aparato productivo nacional.
Después de la crisis del sistema financiero, parece ser que buena parte de las posibilidades de reactivación económica depende de la generación de fuentes alternativas de financiamiento. Este fue el tema de investigación elegido por el Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo (Iemm) para la cuarta Asamblea de Antiguos Alumnos de la institución, que se cumplió esta semana.
Para conocer las conclusiones de este evento vamos a conversar con el director y docente del Iemm, doctor Pablo Regent y el contador Daniel Porcaro, gerente de PriceWaterhouseCoopers.
Antes que nada una precisión, ¿en qué consiste esta Asamblea de Antiguos Alumnos del Iemm?
PABLO REGENT:
Es una actividad que se hace cada año; esta es la cuarta que reúne en el evento más importante del año a todas aquellas personas que han pasado por la institución, que hoy son unas 900 y que normalmente reúne unas 300 personas. El año pasado en esta fecha estuvimos aquí porque el tema había sido un poquito polémico, ya que el mismo día de la asamblea estaba la manifestación de la Concertación a 200 metros, y recuerdo que tuvimos que explicar que realmente era una actividad regular que hacíamos. Esta es la comprobación, aquí estamos de nuevo haciéndola.
EC - O sea que participan de esta asamblea antiguos alumnos del Iemm. ¿Qué tipo de enseñanza han cursado?
PR - Los 900 que tenemos se dividen entre los programas master, que son programas de dos años para gente en el entorno de los 30 años, y los programas ejecutivos, que son para gerentes generales, para gerentes de área. Y hay un programa dirigido a la salud que normalmente tiene una duración de cinco meses, que justamente está empezando ahora, la semana que viene, y dentro de tres semanas. Esas asambleas son una tribuna muy interesante porque la gente que viene, por edad y por problemática, suele reunir los problemas del país: están tanto el sector público como el privado, lo que hace que estas instancias sean muy interesantes porque suelen ser de ida y vuelta, de bastante ida y vuelta, como pudieron ver los panelistas.
EC - Ustedes eligen cada año un tema. Esta vez el tema era “Alternativas viables de financiación empresarial en el Uruguay”, un asunto amplio. Empecemos por el lado del diagnóstico, ¿cómo trabajaron la situación actual del crédito bancario para el sector privado?
PR - Lo elegimos, pero no es el Iemm que elige los temas sino que se convoca a instancias de las que van saliendo los temas que interesan a los empresarios. Obviamente se percibe que hay problemas para conseguir crédito; no hay que hacer ningún tipo de investigación para saberlo, se ve; entonces nos pareció que el camino de nuevas alternativas era algo interesante, pero dijimos “Vamos a fijarnos si realmente esa sensación térmica de que no hay crédito corresponde a la realidad”.
EC - ¿Cómo realizaron la averiguación?
PR - Aprovechando muchos Antiguos que están en posiciones de mucha relevancia en los bancos de plaza privados –en este caso lo hicimos con bancos privados porque la Cámara de Comercio iba a organizar esta misma pregunta con el sector público–, tuvimos charlas informales y la pregunta era básicamente: “Decime, en confianza, sin tener que identificar el banco, ni tu puesto: ¿cómo ves el crédito en seis meses, ocho meses, diez?, ¿de qué depende que el crédito mejore y qué condiciones tendría que haber para que este buen escenario pudiera aparecer?”. Obviamente, cada banco hacía cosas diferentes porque cada banco tiene estrategias diferentes, historias diferentes. El trabajo nuestro fue juntar todas esas entrevistas no estructuradas y ver en qué cosas estaban de acuerdo, porque si encontramos cinco o seis cosas en las que gente diferente, empresas diferentes, estén de acuerdo sin hablar entre ellas, creo que más vale para el oyente, para el empresario, para el que está preocupado por conseguir un crédito, tomarlas como un dato muy cierto porque seguramente son las reglas de juego.
EC - ¿Cuáles fueron esas conclusiones?
PR - Teniendo en cuenta estas limitaciones metodológicas, las conclusiones son muy claras. En primer lugar, el crédito algún día va a volver a la plaza; eso es clarísimo. El problema es cuándo, cuánto tiempo falta, qué tendría que pasar para que vuelva más rápido. El canje [de deuda pública], del cual pronto tendremos noticia, es simplemente una condición necesaria; de suficiente no tiene nada, todo el mundo está de acuerdo, porque en definitiva es una condición para poder estar en carrera, para poder entrar a la cancha.
En segundo lugar, mientras la agenda de la opinión pública (que es no sólo la prensa sino también las charlas en las reuniones) sea continuamente sobre los problemas financieros, es muy difícil que el crédito vuelva porque esto está muy sensible. Pero claro, para que desaparezcan estos problemas de la agenda de la opinión pública tienen que desaparecer los problemas.
En tercer lugar, obviamente tiene que haber una percepción sostenida de que alguna variable macroeconómica importante va mejorando, porque el negocio tiene que andar.
Y al final, lo que resume estas tres cosas es que mientras se perciba que el gobierno da soluciones no definitivas, provisorias; mientras se perciba que las soluciones que da al problema financiero no son definitivas, va a ser difícil que vuelva el crédito porque todos van a estar esperando la solución definitiva, que puede cambiar las reglas de juego. Es una costumbre uruguaya ir haciendo unos arreglitos para ir tirando, pero en este problema puede ser muy preocupante porque todos estamos esperando ver cómo se arregla definitivamente. Creo que el gobierno ha hecho muchos esfuerzos, pero quizás todos estamos esperando que haga más.
EC - Ese es el resumen de los factores que tienen que cambiar para que el crédito empiece a existir en la plaza uruguaya. Es un problema, según surge de estas conversaciones con ejecutivos de bancos privados, de contexto: no tanto de tener o no tener plata. ¿Hay dinero en los bancos como para prestar?
PR - Esto es interesante. A todo el mundo se le hacía la pregunta “¿Hay plata y no se puede prestar por algún motivo, o se quiere prestar pero no hay plata?”. En general –esto coincide con lo que el sector público decía en la Cámara– decían que hay liquidez como nunca; entonces la pregunta era “¿Por qué no prestan, si el negocio de ustedes es prestar”? Y la respuesta era: “En primer lugar, no están dadas las condiciones”. ¿Y qué más, además de las condiciones? Porque las condiciones no alcanzan.
En primer lugar hay que entender que, además de que las condiciones no están dadas –esto es más técnico–, el Banco Central, obviamente cuidando el sistema, tiene ciertas exigencias, ciertas regulaciones, ciertas condicionantes para que podamos prestar, que tienen mucho que ver con datos históricos en los balances de las empresas. Pero como casi todas las empresas perdieron plata, las diferencias de cambio fueron enormes, la baja en el nivel de actividad... entonces de repente esa forma de analizar las posibilidades de crédito en las empresas, para un momento como el que estamos viviendo ahora, con un golpe enorme el año pasado en los balances, no es el más adecuado.
Además el BCU es un gran competidor en captar crédito, obviamente los instrumentos que usa para extraer pesos son tasas competitivas. Pero en el fondo te dicen: “Si se demuestra que un sector tira, los bancos –algunos más, otros menos, según el negocio en que estemos metidos— entramos y prestamos”. Es un tema de negocio: ¿hay negocio?, si hay negocio prestamos. Lo que se está viendo es que hay pocos negocios.
***
EC - ¿El panorama es parejo para los distintos actores de los que podemos hablar en materia de crédito? ¿Es parejo para el agro, el consumo, la exportación, el mercado local, empresas que trabajan para el mercado local, para el gobierno?
PR - Yo diría que no, si es un ticket y un espeto corrido para todo el mundo, no; realmente es muy claro que no, por lo menos del lado de los bancos; habrá que ver qué dicen los del otro lado. Los que no tienen ningún tipo de problema de crédito son los exportadores, de lo que se saca en limpio que ningún exportador tiene problemas para conseguir créditos para capital de trabajo, la típica prefinanciación en condiciones quizás un poquito más duras, pero no hay ningún tipo de problemas. En definitiva, podría ser el problema que el sector no consigue fácilmente créditos para proyectos, para desarrollar proyectos, inversiones que lo puede ayudar a tener más exportaciones. Pero en esto es donde entran los multilaterales, el BID, ese tipo de cosas. En principio, para financiar exportaciones ningún problema.
La cara opuesta de esta moneda son las empresas locales que no son exportadoras; parecería que hay un consenso en que son las que la llevan más difícil sencillamente porque la plaza está tan deprimida que no podrían aspirar en el corto plazo a mucho más que un descuento de documentos a 90 días. Sin embargo, algunos dicen “Pero mirá que en realidad nosotros estaríamos dispuestos a prestar, lo que pasa es que este sector no demanda, porque tiene necesidades operativas de fondo mucho más bajas; como vende menos, tiene menos deudores, tiene menos stock, es más prudente en a quién venderle, quiere vender contado. Entonces, ojo: no es tanto que no le damos sino que los que son buenos no nos están pidiendo”.
El tercer sector importa mucho, es el consumo. Es un sector que creció muchísimo en los últimos años antes de la crisis. La idea es que está difícil pensar en créditos hipotecarios, para coches, a largo plazo, muy difícil, más que nada por el plazo y las expectativas en la moneda. Sin embargo lo que es consumo en corto plazo, consumo para una fiesta de 15, para un pequeño viaje, que pueda ser descontado de los sueldos en 10, 12 meses, es visto con bastante cariño por los bancos porque la idea es que lo peor pasó, que las empresas que no cerraron ya están, que la gente que no perdió su trabajo es relativamente segura. Ese tipo de consumo puede haber y de alguna forma la salida son las tarjetas de crédito, pero con el cuidado de ser más prudentes en a quién dárselas.
Y luego aparece el agro, que sería el sector que tira. Y acá está la comprobación, como el sector tira parecería que los bancos están diciendo “Nos arrimamos ahora y nos arrimaremos más”. De nuevo, no para proyectos, no para financiar grandes inversiones, pero sí para financiar los ciclos necesarios de capital de trabajo, lo que ya es una realidad.
Por último la pregunta del millón: ¿y el gobierno, gran cliente de los bancos? Y aunque no lo decían mucho, uno lo veía en la sonrisa: el gobierno siempre vuelve a ser cliente porque si no ¿qué se puede hacer? Lo que pasa es que va a tardar, depende de las condiciones, de lo que decíamos al principio; va a tardar. Pero hay empresas públicas, por ejemplo, que son muy interesantes para prestar hoy, hay proyectos muy buenos, cosas muy buenas para hacer, el problema es cuál es el riesgo país asociado. Por decir una empresa: quizás UTE es muy atractiva, el nivel de deuda de UTE es bajo para prestarle, pero ¿cuál es el problema? Está asociado al riesgo del país. Ahí enganchamos con lo interesante que era el resto de la presencia de los panelistas en la asamblea, que era que entonces en estas situaciones donde es interesante prestar, donde hay negocio pero hay otras cosas que impiden el negocio financiero, ¿cómo podemos hacer? Ahí vamos a mirar estas cosas.
EC - ¿Qué otras alternativas hay al financiamiento bancario tradicional, contador Porcaro, si pensamos en el corto y el mediano plazo?
DANIEL PORCARO:
Al mercado de crédito en Uruguay hay que volver a pensarlo, volver a definirlo. Pensemos que la última encuesta de la Cámara de Industrias se hizo en el año 2000. Cuando a las empresas se les pedía que citaran tres de sus principales fuentes de financiamiento, el 72 por ciento decía que el crédito bancario era la principal fuente de financiamiento, sólo el 29 por ciento de esas empresas decía que en realidad se financiaban con capital propio, con utilidades o aportes de los socios. Entonces la dependencia de la mayoría de las empresas de este crédito bancario era muy grande. En la situación que describía Pablo podemos llegar a ver que la tienen complicada, por lo menos coyunturalmente, por ahora. Y hay que pensar nuevos instrumentos, nuevas formas de acercar el ahorro a la actividad productiva.
EC - ¿Por ejemplo qué instrumentos?
DP - Primera observación sobre el tema de los instrumentos es que ya hay instrumentos existentes y hay instrumentos muy poderosos, versátiles, que se está aplicando en otras economías y que han dado desarrollo de la actividad productiva, pero veamos lo que ya existía y aprendamos de los errores cometidos en el pasado. La leyes de urgencia y la última ley de presupuesto ampliaron una serie de mecanismos legales de financiamiento que a mi entender no fueron explotados suficientemente ni explorados convenientemente por parte de las empresas. En este país hemos hecho muchos esfuerzos por tener una ley de mercado de valores, una ley de fondos de inversión, una ley de securitización y factoring, se ha introducido mejoras en el instituto de leasing, que no han sido suficientemente utilizadas. Claro, teníamos crédito bancario abundante. Entonces ahora ¿cuál es el desafío?: echar mano a estos instrumentos.
EC - La pregunta es: ¿las respuestas alternativas ya están, ya existen?
DP - Hay herramientas alternativas que ya existen y hay una herramienta que se exploró en buena medida en la asamblea, que es la ley de fideicomiso y warrants y certificados de depósitos, que es un instrumento poderoso, importante, pero no es el único. Todas estas herramientas de financiamiento tratan de unir al ahorro con la inversión productiva, todos los países lo hacen.
EC - El fideicomiso, que es el que está pendiente, ¿en qué consiste?
DP - Si tuviéramos que hablar del fideicomiso, en el contexto uruguayo pensemos que la mayoría de las empresas están en dificultades, es como entrar a un baile en Uruguay donde la mayoría de las chicas no son bonitas, pero todas ellas tienen algo bonito, por ejemplo los ojos. Entonces, me enamoro de los ojos y trato de que los ojos sean lo atractivo de esa chica. Un flujo de caja que puede ser certero en algunas empresas con dificultades; puede venderse a algún vehículo, en este caso un fideicomiso, y el fideicomiso le da el flujo actual de su dinero a la empresa para que financie sus necesidades de inversión, su capital de trabajo, hace participar a muchos inversores de ese flujo certero acá en el mercado. ¿En qué mercado, a dónde tenemos que acudir? Porque si los bancos pueden tener dinero y no lo prestan, ¿cuáles son las fuentes de dinero que nos quedan? No pensemos ahora en que va a venir el ahorro externo, las inversiones extranjeras a Uruguay; en la mejor época de Uruguay, en los años 1999-2000, Uruguay atrajo el 0,2 por ciento de las inversiones que vinieron a América Latina. ¿A dónde tenemos que ir a buscar los recursos?
EC - ¿A dónde?
DP - Los recursos probablemente están en las AFAP. Ana Inés Zerbino dio números en nuestra asamblea de cuáles eran esos montos, en qué se podían invertir y cuál era el proceso que necesitaba para llegar a invertir. Después en una conversación ella me decía: “No quiero cumplir el rol de armar los instrumentos. Yo quiero que me vengan estructuras de financiamiento armadas para determinado negocio y estudiarlas”. Hoy en día lo que hubo de experiencia de inversión en el sector lechero es paradigmático, es el ejemplo que hay que seguir. Estaba Martín Aguirrezabala y habló del nuevo Uruguay, del nuevo mercado de créditos, un mercado en el cual hay que trabajar los instrumentos actuales y futuros con creatividad, hay que trabajar en equipo, hay que trabajar con creatividad para que esos instrumentos puedan llegar a canalizar el ahorro interno de las AFAP y el ahorro interno de todos los uruguayos que hoy en día no lo tienen dentro de los bancos. Pero se tienen que dar muchas condiciones para que ese dinero pueda llegar a la producción.
EC - Pero en el caso concreto del fideicomiso está haciendo falta una ley.
DP - Está haciendo falta una ley, pero tratamos de subrayar que el fideicomiso por sí solo no va a ser el instrumento, el mecanismo que pueda mágicamente sacarnos de esta situación. Para que el fideicomiso funcione tenemos que tener muchas cosas resueltas, por ejemplo el rol del gobierno. No podemos pensar en un rol de gobierno futuro en el cual, como sucedió en el caso lechero que acabo de decir, es el caso para mí emblemático, un caso importante.
EC - El caso de la leche.
DP - El Fondo Lechero. No podemos pensar que el gobierno tenga como función armar estos fondos; la función que debe tener el gobierno es ser el facilitador para la utilización de estos nuevos instrumentos, controlando lo que hay que controlar, pero dejando a la órbita privada actuar donde tiene que actuar. Hay estudios, por ejemplo hay un work paper del Fondo Monetario Internacional que dice específicamente que el mayor riesgo que tienen los países subdesarrollados en el uso de nuevos instrumentos de financiamiento es que el gobierno actúe como canalizador de esos fondos hacia sectores por él dirigidos mediante el ahorro de las AFAP u otro tipo de estímulos. Es fundamental saber cuál va a ser el rol del gobierno.
El problema de la información es endémico en Uruguay, en las empresas. Para que estos nuevos instrumentos de financiamiento puedan llegar a ser buenos y efectivos tenemos que tener más información y de mejor calidad, trabajo conjunto y profesionalismo, hay que empezar a unir diferentes partes involucradas, cámaras empresariales, inversores, asesores y gobiernos deberán actuar en conjunto para dar solución a problemas sectoriales de financiamiento a la actividad económico.
Por último: sencillez y seguridad. Lo que se precisa es que los productos sean sencillos y fáciles de entender por este público que hoy en día está muy escéptico, porque si no tiene confianza en un depósito a plazo fijo, ¿cómo le vamos a hacer entender cuáles son estos nuevos instrumentos?
Para que estos instrumentos nazcan y se desarrollen saludablemente: transparencia fiscal. Recordemos que nosotros tuvimos una ley de leasing que estuvo 10 años sin ser utilizada porque tenía un buen tratamiento fiscal. Desde el momento en que lo tuvo se empezó a desenvolver como instrumento.
***
PR - Que quede clara una cosa. A veces en Uruguay estamos un poco confundidos: no se trata de que sobre plata, de que la plata aparezca y hacer cosas. Cuando sobra plata y se regala, como en algunas épocas se regaló, nada productivo se hace; algunas personas hacen plata pero nada más, nada productivo. Lo de siempre y para este país, por más fideicomiso o warrant o como le quieran llamar, lo que tiene que haber es empresarios que hagan buenos negocios, que quieran arriesgar, y si realmente son buenos sea el sector bancario y si no los sistemas nuevos a través de gente que tiene dinero y confía, habrá negocios. Esto es lo que salió más claro de la asamblea, de los expositores. Al final el problema ¿cuál es?: “Señor, ¿usted tiene un negocio, tiene algo para lo cual la plata sirve?”. Y aunque nos duela, en realidad lo que está pasando es que faltan oportunidades de negocio porque faltan realmente empresarios. Porque negocios se hacen en todos los países.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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