15.05.2003




































EL LIDERAZGO DE BRASIL ES TAN NATURAL COMO EL DE ALEMANIA Y FRANCIA EN LA UE. HAY QUE SABER CÓMO ADMINISTRARLO, NO ES UN CHEQUE EN BLANCO

El Mercosur, “un instrumento a usar en plenitud”

Canciller Didier Opertti: Los países debemos buscar comercio donde sea; cuando el Mercosur no lo ofrece hay que buscarlo en otras partes. Ahora hay un proceso distinto para que el Mercosur satisfaga ese acceso. Si se logra garantizarlo, estaremos también apostando a él. El acuerdo bilateral con EEUU tiene un objeto específico: incluir a Uruguay en su sistema general de preferencias, y el Cuatro más Uno es más ambicioso, es la antesala de una negociación más incisiva en el Alca. En lo institucional, se acordó integrar representantes permanentes, como lo tiene Argentina.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 14.05.03, 08.40.

EMILIANO COTELO:
“Financiamiento para las exportaciones uruguayas”; “estímulos para las inversiones brasileñas en nuestro país”; “fortalecimiento del Mercosur y del comercio intrazona”; “apoyo a la vía del Cuatro más Uno para negociar con Estados Unidos”, fueron algunos de los destaques periodísticos después de la primera visita oficial del presidente Jorge Batlle a su colega brasileño, Luiz Inácio “Lula” Da Silva.

En este marco, además, Lula calificó de “verdaderos hermanos” a los uruguayos tras una serie de reuniones que se desarrollaron, dicen, en un clima distendido. “Uruguay es un socio político que a Brasil le interesa ver económicamente estable”, dijo, por ejemplo, Lula en una clara señal de apoyo a nuestro país.

Para hacer un balance de esta visita oficial a Brasil vamos a dialogar con el canciller uruguayo, doctor Didier Opertti.

¿De qué manera se puede decir que cambia el estado de salud del Mercosur después de esta ofensiva diplomática que ha emprendido Brasil a partir de la asunción de Lula y, sobre todo, tras las reuniones de los últimos días?

DIDIER OPERTTI:
Estas acciones, estos hechos, circunstancias, se inscriben en un proceso de las últimas semanas o meses, tiempo en el cual los socios del Mercosur han comenzado a evaluar el valor de su propia sociedad. A partir del reconocimiento de las dificultades de la negociación internacional, tanto la derivada de Doha en la Organización Mundial de Comercio (OMC) como la relacionada con Estados Unidos, en la búsqueda de acuerdos interregionales, incluido el que se negocia con la Comunidad Andina y la propia negociación siempre un tanto compleja con la Unión Europea, se ha llegado a la conclusión de que el Mercosur es un instrumento que debe ser usado a plenitud. Esa es la primera idea que uno podría inferir de todos los acontecimientos finales que de alguna manera preceden esta conversación de la mañana de hoy.

Observe usted que hasta hace poco tiempo estaba bajo debate todavía y bajo una lupa de observación a veces un tanto diseñada para visualizar diferencias más que concordancias: se hablaba de que en la negociación externa el Mercosur no había encontrado eco favorable en el formato del Cuatro más Uno con Estados Unidos. Incluso se decía que Brasil estaba de alguna forma en una actitud reticente o con ciertas reservas con respecto a esa negociación.

Creo que si un punto quedó claro en esta visita ha sido la reafirmación expresa (que ya además –quiero aclararlo– habíamos tenido ocasión de conversar con el canciller Amorín en conversación anterior, el 5 de febrero de este año, cuando nos reunimos aquí los cancilleres) de ir adelante en la negociación del Cuatro más Uno. Eran tiempos distintos: era el tiempo de la preguerra con Irak, había toda una situación internacional que convocaba mucho más la atención de los gobiernos, pero en cualquier caso estaba pendiente este propósito de soldar, de unir, de alinear políticas de relacionamiento externo del Mercosur. Visto desde el ángulo de Brasil, socio principal, era fundamental una declaración clara, unívoca como la que se acaba de producir. Definición que, además, ha estado también precedida, en lo que a Uruguay concierne, por la visita de Martín Redrado.

EC - El vicecanciller argentino.

DO - Es el vicecanciller pero tiene un área de trabajo muy específica que es el de las relaciones económicas internacionales; yo diría que es la persona que maneja ese capítulo de una manera muy directa, sin perjuicio, naturalmente, del canciller. Pero en cualquier caso es evidente que al Mercosur en su perspectiva de relacionamiento externo se le ha revalidado, por decirlo de algún modo, se le ha reconfirmado su condición de negociador internacional de la región.

EC - Usted lo dijo ayer en estos términos: “Quedó laudado que de ahora en adelante vamos a buscar la negociación comercial en conjunto, y cuando haya que ir a Estados Unidos irán los cuatro países juntos”.

DO - Exactamente, y así fue dicho en la reunión. Eso no lo dice sólo una persona, en este caso nosotros mismos, sino que fue la conclusión a la que se llegó con mucha claridad. Habrá que ver los detalles, si usted quiere: cuándo, cómo, dónde, con quiénes, si con el presidente Bush, si con funcionarios del Departamento de Comercio de Estados Unidos, etcétera, Esos son aspectos adjetivos, lo fundamental es que quedó claro que el Mercosur va a ir –en el sentido no físico de la palabra–, va a buscar una negociación con Estados Unidos a fin de definir la oferta estadounidense. Fíjese que hay una diferencia grande…

EC - Estamos hablando de la revitalización del esquema Cuatro más Uno. ¿Y dentro del ALCA también las negociaciones van a ser desde una posición de cuatro?

DO - Sí, y también en la OMC. Pero fíjese en lo siguiente: el capítulo Mercosur en la negociación comercial internacional es el capítulo de prueba de nuestra capacidad de concertación porque es difícil imaginar que los cuatro países pudieran tener una acción conjunta en el escenario mundial de Doha o en el escenario regional hemisférico de ALCA si no la tienen dentro del propio Mercosur. Parece casi elemental advertir esa dificultad.

Estábamos en ese terreno un tanto ambiguo de decir “Bueno, ¿qué nos deja a cada uno de libertad el Mercosur, qué nos permite, qué nos atribuye, cuáles son las facultades que tenemos de ir cada uno a buscar su propio negocio?”. Pero aun cuando la negociación tenga estas características y en la negociación con Estados Unidos se utilice el tratado de junio de 1991, el famoso tratado del Cuatro más Uno, eso no impide, no es un obstáculo para que los países que ya tenemos convenios comerciales con terceros (caso de Uruguay con México, por ejemplo), procuremos ampliarlos, profundizarlos. Porque, ¿de qué tipo de negociación colectiva estamos hablando?: de aquellas que son centrales, que son fundamentales para la economía y para el comercio internacional, vale decir, en este caso, el acceso al mercado.

EC - ¿Qué va a pasar en este contexto con las conversaciones en procura de un lejano pero buscado acuerdo bilateral Uruguay - Estados Unidos?

DO - Creo que el acuerdo bilateral pasa a tener un objeto muy específico. Por ejemplo (usted en alguna oportunidad lo ha mencionado en su audición) cómo se incluye Uruguay en el sistema general de preferencias de Estados Unidos; es decir si existe la posibilidad de ampliar el abanico de ofertas de productos uruguayos en ese país, en el contexto de un sistema que Estados Unidos utiliza no sólo con Uruguay, obviamente, sino en general. Por lo tanto el hecho de que los cuatro negociemos con Estados Unidos no implica que declinemos la solución específica de problemas puntuales que tenemos con Estados Unidos en materia de comercio, porque lo del Cuatro más Uno es más ambicioso, es visto como la antesala, como el introito de una negociación más incisiva en el ALCA. Tiene vida propia, pongámoslo de esta manera: si el Cuatro más Uno no prosperara podría ser un mal precedente para el ALCA, pero podría darse el caso de que el Cuatro más Uno avanzara, que Estados Unidos expresara una voluntad clara de negociar con estos cuatro países y en el ALCA tuviéramos otras dificultades. Esa es la ventaja de recorrer estos caminos no como si fueran caminos de alternativa sino como caminos eventualmente adicionables: no son excluyentes sino adicionables. Eso quedó muy claro también.

EC - Pero concretamente, el posible acuerdo bilateral de libre comercio Uruguay - Estados Unidos, ¿sigue en la agenda, sigue como posibilidad?

DO - Yo responsablemente debo decirle que no sigue en la agenda.

EC - No sigue en la agenda.

DO - No está en la agenda, porque no está en la pantalla del comercio internacional estadounidense. También debo decir que por allí se ha operado un cambio en la política exterior estadounidense en materia de comercio en el último año y medio. Estados Unidos ha focalizado su atención en concertaciones yo diría de tipo global, asumiendo en el terreno universal de la negociación externa el mismo papel que asume en el campo político. Por lo tanto es natural y lógico que busque, en el terreno del comercio internacional manejar esa categoría de la universalidad, es decir “Yo negocio con todo el mundo, no arreglo en particular con algunos”. Alguien podría decir “Pero arregló con Chile”; sí, es cierto, pero esto venía con un impulso de muchos años atrás y venía en un trayecto de negociación en que era muy difícil un retorno.

EC - De todos modos todavía está pendiente la ratificación.

DO - Está pendiente pero hagamos votos para que se produzca, porque sería realmente muy penoso que después de todo el esfuerzo que Chile realizó –y que sirve además como un espejo de lo que puede ser una reacción de Estados Unidos respecto al Cuatro más Uno— no se ratificara por razones de índole política que podrían tener que ver con la posición internacional del gobierno del presidente Lagos.

EC - La posición que tuvo el gobierno de Lagos en cuanto a al guerra en Irak.

DO - Creo que tenemos que separar un poco. El mundo internacional requiere que, si queremos avanzar juntos, avancemos en las cosas que tenemos en común; pero dejemos también un espacio para las diferencias, porque de otra manera el mundo será un mundo uniforme –más que uniforme, uniformizado— y eso no es buena cosa para un régimen basado en la libertad como seguramente Estados Unidos aspira que también nosotros tengamos.

***

EC - Parece claro que asistimos a una revitalización del Mercosur hacia afuera. Veamos qué es lo que se observa con respecto al momento y al futuro del Mercosur hacia adentro, porque viene de problemas muy serios.

DO - Yo diría que tiene dos ejes fundamentales: uno es el eje económico, comercial, financiero, y otro es el eje institucional. En el primero de ellos es evidente que se reflejan sobre el Mercosur, sobre el comercio intrarregional, las dificultades de los Estados socios; y en los Estados socios es notable que hay dificultades de financiamiento que en el caso de Uruguay son muy visibles. Por lo tanto, la atención del financiamiento pasa a constituirse en un capítulo básico.

En ese sentido hay que recordar que hace unos meses, en su última visita a Uruguay, el presidente Cardoso había anunciado como una idea nueva la posibilidad de que Brasil financiara proyectos de alcance regional. Esta idea fue presentada por un gobierno que ya dejaba la administración, pero fue reafirmada rápidamente por el nuevo gobierno.

En esta reunión no sólo hubo una reafirmación de tipo general sino una afirmación específica para un proyecto específico que tendrá ejecución en Uruguay, concretamente en el sector minero, en particular en el sector de explotación del silicio. Esta forma de financiar –conviene aclararlo para los oyentes– implica que Brasil estaría dando a los inversores brasileños sus recursos para que alguna parte de su inversión (la de cierto capital fijo, instalado, en el caso concreto por ejemplo hornos), fuera financiada por el banco y hecha en Brasil, pero después esa inversión se desplaza a territorio uruguayo, se realiza toda la obra física de infraestructura y se contrata todos los servicios, tanto de obra como de ejecución de los trabajos. Por lo tanto esto también implica una aplicación de mano de obra uruguaya muy interesante.

EC - Esa es una línea de apoyo financiero a la integración regional.

DO - Con proyectos de alcance regional.

EC - Está de por medio en este caso, y ya inaugurando esta experiencia, el proyecto de la metalúrgica Rima.

DO - Exacto. Es el proyecto buque insignia de esta nueva fórmula de financiamiento.

EC - Una empresa con base en Minas Gerais que se instalaría aparentemente en Durazno; eso está por definirse.

DO - Quiero decir algo sobre esto; en estas últimas horas también se ha hablado del financiamiento para la exportación. Está claro que hay una idea básica que es mejorar la infraestructura de producción y servicios de la región, fue una idea fuerza en la reunión, incluso la infraestructura no sólo con alcance mercosureño sino sudamericano. Aquí el ministro Cáceres estuvo reunido con sus pares del Ministerio de Obras Públicas de Brasil avanzando en temas concretos. Para dar un ejemplo (le correspondería más a él que a mí desarrollarlo con detalles), el puerto de Nueva Palmira, que puede tener mucha mayor capacidad de recepción y expedición de carga, es una oferta que pasa a formar parte del sistema fluvial regional. Se habló de la hidrovía y de los ambientalistas; el presidente Lula habló bastante de ese tema porque los medioambientalistas constituyen un grupo muy fuerte, especialmente en Brasil, que ha tenido una experiencia muy grande con el tema amazónico y que actualmente, también ha tenido posiciones muy radicales en relación a la hidrovía, en muchos casos oponiéndose a la realización de ciertas obras públicas. Está claro que la conformación de un sistema fluvial que limpie los ríos, que drague en la medida de lo necesario, pero que haga de los ríos lo que constituye su vocación natural, servir para al tráfico de bienes y personas, está prácticamente en la naturaleza misma de las cosas. Así lo muestra Europa, así lo muestra el mundo, por lo tanto aquí no podríamos declinar la idea de hacer de este sistema fluvial un gran sistema de comunicación cuando la naturaleza nos lo ha puesto a disposición.

EC - Así que estos fondos del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) tendrían como destino por un lado financiar inversiones brasileñas en Uruguay.

DO - Ese es fundamentalmente el objetivo.

EC - Pero también infraestructura.

DO - Ahí es donde aparece el enlace con el G8, el Grupo de los 8; aparece un acuerdo muy claro para que el presidente Lula lleve a esta reunión, plantee de la forma que considere del caso el objetivo de lograr la aplicación de recursos financieros de los países integrantes de ese grupo y de otros que puedan asociarse a ello para financiar obras de infraestructura en América del Sur que no sean incluidas como parte del endeudamiento externo y por lo tanto con incidencia en nuestras calificaciones externas de déficit fiscal o de deuda.

EC - No es solamente el tema de conseguir dinero sino cómo se lo computa.

DO – Claro: cómo se lo considera desde el punto de vista del balance. Es una idea que se va abriendo camino cada vez más: recuerdo que ya la planteaba el presidente Lagos en una reunión de presidentes hace un par de años, como también planteaba la necesidad de tener auditorías externas regionales, es decir que no toda la tarea de auditoría fuera realizada con auditorías con sede o por lo menos bajo ley de la OEA, como sucede actualmente, que son empresas que actúan en un escenario internacional, en una especie de ágora universal y cuyo único referente con el sistema local es una información que se recaba a través de una pequeña oficina o de una computadora. Tener una auditoría regional seria, independiente, bien establecida, pero que no esté afectada por algún género de interés propio, puede ser sin duda un avance en este camino hacia una mejor integración.

Quiero rematar esta idea. El proyecto de una unidad sudamericana tampoco es totalmente nuevo, pero tiene en este momento una característica: hacer del financiamiento internacional para ese proyecto un objetivo central.

EC - Ahí ya no estamos hablando sólo de Mercosur sino de América del Sur.

DO - Estamos hablando de América del Sur. Y estamos hablando del proyecto de carreteras tanto Norte - Sur como Este - Oeste, estamos hablando de corredores, de conexión energética, de aprovechamiento de las capacidades portuarias, estamos hablando de una serie de proyectos de obra pública. América del Sur, sin duda, tiene buenas razones para ir convirtiéndose, a través de la integración física, en una zona en la cual se produzca un foco de atracción para la inversión extranjera. La inversión extranjera para el desarrollo de actividades industriales, comerciales, de servicios en una zona integrada tendrá un mayor factor de atracción que el que hoy pueda ofrecer cada país separadamente. Y por ahí hay una idea importante que también se analizó y se profundizó, que es trabajar con la Corporación Andina de Fomento, que tiene un capital de 25.000 millones de dólares, estamos hablando de un banco regional que hoy luce un capital propio muy importante; se habló bastante de ciertas obras que ya están en desarrollo y que cuentan con ese financiamiento. O sea que al financiamiento tradicional del Banco Interamericano viene a sumarse este de la Corporación Andina de Fomento, de la que, como es notorio, Uruguay es parte. Por lo tanto hay una clara conciencia de que sin inversiones no habrá ni desarrollo mercosureño ni desarrollo sudamericano, por lo tanto hay que apuntar a la búsqueda acuciosa de los recursos.

EC - Entre paréntesis, se observa en el horizonte la posibilidad de trabajar hacia alguna forma de integración sudamericana también.

DO - Ese es un tema eminentemente político.

EC - A Brasil le interesa y lo impulsa.

DO - Permítame decirle que sobre esto podemos tener una audición matutina extensa con detalles.

EC - La dejamos para otro día. En titulares, ¿cuál es la respuesta?

DO - Se avanza en la integración física sudamericana. Ese debería ser el resumen de este encuentro en ese aspecto.

***

EC - Seguimos hablando del Mercosur, cómo se replantea, cómo se revitaliza en estos meses. Hemos visto el papel que va a jugar como un bloque hacia fuera, en las negociaciones a todo nivel, y estábamos deteniéndonos en cómo renace hacia adentro. En particular le preguntaba si está previsto efectivamente que desde Brasil se contribuya al financiamiento de exportaciones uruguayas. Porque de eso se habló en estos días, lo mencionó incluso el presidente Lula en sus mensajes a los periodistas después de la reunión con Batlle.

DO - Efectivamente, el presidente Lula da Silva habló de ese tema. No fue un tema considerado en el diálogo de presidentes o en nuestro trabajo con el canciller Amorín,...

EC - ...donde sí estuvieron las otras líneas de financiamiento para inversiones brasileñas en Uruguay.

DO - Fueron muy explicitados los financiamientos para inversiones industriales en Uruguay.

EC - Y para infraestructura regional.

DO - El financiamiento de comercio es sin duda un elemento también extremadamente importante, pero en eso no se avanzó en forma concreta. Sí se avanzó en el otro eje que yo mencionaba, en el eje institucional; me parece importante referirlo. Mercosur es un fenómeno un tanto diferente de la Unión Europea, en la Unión Europea incluso los países que no son miembros acreditan ante ella sus representantes y funcionan de una manera dialéctica, de una manera muy activa, interactiva como se dice ahora, porque llevan la voz y el pensamiento de los países de otras regiones a ese lugar. El Mercosur hasta ahora ha sido simplemente un mecanismo con un vigor orgánico; son sus órganos los que actúan por él, llámense Grupo Mercado, Consejo, Comisión de Comercio. Eso produce una suerte de burocratización de la organización o de predomio de los aspectos técnicos o de los aspectos políticos. Se ha llegado a la conclusión de que ese bloqueo político es negativo para el Mercosur: el Mercosur actúa cada seis meses, cuando se produce la cumbre y cuando se produce la reunión del Consejo. Entonces hemos avanzado en el camino que inició Argentina de acreditar un representante ante el Mercosur. Argentina ya lo acreditó, es el representante –por lo menos en ese caso y creo que va a ser así en los demás– ante ALADI, que además es representante ante el Mercosur. Coordinamos con Brasil que los tres países restantes –naturalmente, tenemos que recabar el asentimiento de Paraguay para ello– intentaríamos acreditarnos simultáneamente, vale decir que en pocas semanas más (quizás haya que esperar la instalación del nuevo gobierno en Paraguay) acreditaríamos nuestros respectivos representantes.

¿Esto tiene un valor sólo diplomático? No, no: tiene un valor político, porque significa darle a la Secretaría del Mercosur, que hoy ya no es Secretaría Administrativa Notarial Registral, sino una usina elaboradora y receptora de proyectos, un vaso comunicante con los Estados miembro permanente. Me parece que esa idea, que fue acogida con mucho interés y mucha aprobación por parte de Brasil, muestra el deseo de avanzar en lo institucional consolidando no sólo los mecanismos de solución de conflictos –que hemos mejorado con el Protocolo de Olivos–, sino que muestra también el deseo de incluir al Mercosur, de inyectarle una mayor expresión de voluntad política. Ese es un punto sobre el cual también hablamos muy explícitamente en la forma en que acabo de reseñar.

EC - Para redondear este análisis del Mercosur por dentro, también se ha hablado –lo dice la declaración conjunta, lo han dicho los voceros de estas reuniones– de la decisión de impulsar el desarrollo de cadenas productivas dentro de la región. No es algo nuevo, ya venía en negociaciones, en conversaciones, pero ahora se lo relanza. Me interesaba en particular ver qué se consideró en relación a las trabas comerciales que se ha interpuesto en distintos momentos entre los países, algunas veces directamente obstáculos en las fronteras. Y, lo que más discusión generó en los últimos meses, la compra por parte de Brasil de arroz subsidiado en Estados Unidos, en qué medida estuvo sobre la mesa ese tipo de fenómenos que han alterado las relaciones entre los países.

DO - El primero de los problemas, el de las barreras o los obstáculos de frontera, es un tema que estuvo sobre la mesa especialmente para señalar el interés de los dos países en aprobar –Uruguay ya lo ha hecho– el convenio de frontera con Brasil que implica la creación de un espacio de 25 quilómetros de cada lado del eje de frontera en que está facilitada la circulación de personas, de medios de locomoción, de oficios, de residencia sin tener que recurrir a los viejos mecanismos de “carteira” que en el pasado se usaban como requisito para residir del otro lado de la frontera, hay un avance muy fuerte en ese plano.

EC - Pero yo me refería a las trabas sanitarias, por ejemplo, a la hora del ingreso de un producto agrícola uruguayo a Brasil.

DO - En ese punto hubo un expreso compromiso de acordar y unificar –eso fue en materia de planteo sectorial en la reunión de ministros, pero fue mencionado en el almuerzo por ambos ministros como un avance– las reglas sanitarias para evitar que sean utilizadas como barreras no arancelarias, es decir para que no se diga “este arroz o este producto tiene tal cosa o tal otra”. Eso viene por la garantía de la unificación normativa, que tengamos normas similares.

En el tema aftósico, por ejemplo, del que también se habló, se tuvo una noción muy fuerte de que este acuerdo no tiene que ser sólo bilateral sino que tiene envolver a otros países de la región. En ese sentido Brasil comprometió su voluntad de extender esos entendimientos sanitarios hacia otros países.

EC - Concretamente Bolivia y Chile.

DO - Bolivia, Chile y Paraguay. El otro aspecto que usted mencionaba es el de los subsidios.

EC - La declaración conjunta dice en el numeral 15: “Renuevan el esfuerzo de sus gobiernos por la liberalización del comercio agrícola internacional, por medio tanto de la reducción sustancial de las barreras hoy existentes para el acceso de productos agrícolas del interés del Mercosur a los principales mercados, como por medio de la disminución de las medidas de apoyo interno, bien como aun por la total eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas en todas sus formas”.

Esa es la posición, la doctrina y el reclamo hacia fuera, pero luego agrega el mismo numeral 15: “Notan el impacto negativo sobre los productores de la región causado por el ingreso de productos subsidiados de otras regiones del mundo”. Acá aparece aquel problema internalizado y puede ser una alusión, supongo, a la entrada de arroz subsidiado estadounidense a Brasil. ¿Qué agrega la declaración?: “Se comprometen a tratar el tema en el ámbito del Mercosur con el objetivo de buscar, con la mayor urgencia posible, mecanismos que eviten aquel problema”.

DO - Veamos el asunto. El Mercosur, tanto en su negociación con la Unión Europea como en su negociación en el ALCA, como en su negociación en la OMC, sostiene una política antisubsidio, pero el Mercosur no tiene todavía adentro un elemento vinculante obligatorio que imponga a los países el deber de no adquirir oferta, particularmente alimentaria, subsidiada.

EC - O sea: lo que hizo Brasil se puede hacer.

DO - Por lo tanto estamos en el terreno no legislado: se puede hacer, contesto afirmativamente a su pregunta.

EC - No suena muy leal hacia sus socios, pero se puede hacer.

DO - Ese es un tema de evaluación axiológica, no es un tema de normativa, no hay norma que lo prohiba. Entonces, ¿qué estamos haciendo nosotros? Lo que importa es conocer la posición de Uruguay en este tema. Creemos que el Mercosur tiene que contar con un instrumento efectivo; se ha intentado en el pasado, sin éxito, y creo que hay renovar el esfuerzo de nuestro país: bajo presidencia uruguaya pro témpore en el segundo semestre de este año, llevar adelante una concertación en esta materia, no puramente declarativa sino operativa. Para eso hay que reunir algunos requisitos, tiene que haber un mecanismo de seguimiento, de monitoreo que pueda establecer con verdadera propiedad, con mucho rigor, con mucha certeza, si un país está o no obligado, por razón de las circunstancias, a importar productos subsidiados. Por ejemplo si en el plan Hambre Cero Brasil tiene que tener arroz disponible durante todo el año, en forma regular, sin que se produzca ningún tipo de dificultad, es probable que ni Argentina y Uruguay juntos podamos, colmar esa demanda brasileña. Por lo tanto, Brasil tendrá que salir a comprar en el mercado, y en ese mercado hay productos que están subsidiados. Monitorear la ausencia de oferta, es decir probar que Uruguay en ese momento no tiene arroz disponible debe ser objeto de algún procedimiento, de algún mecanismo que dé garantías de que es así.

Hemos venido trabajando con el sector arrocero en este tema: la semana pasada tuvimos una reunión tanto con el sector productivo como con el industrial, y estamos buscando precisamente definir algunas ideas centrales para presentar un papel de trabajo a la consideración de los gobiernos. En esta reunión no lo hicimos porque, por razones obvias, la reunión abarcaba un universo temático muy amplio y no había espacio para entrar en detalles tan concretos como este que estoy mencionando, pero este capítulo comienza con este que es un compromiso político fuerte y debe seguir ahora con la letra más chica de los negociadores, para lograr que el Mercosur tenga, cuando va a Doha y discute contra los subsidios, o cuando habla con la Unión Europea, la posibilidad de decir: “Señores, nosotros ya tenemos un instrumento por medio del cual entre nosotros mismos nos obligamos a no comprar oferta alimentaria subsidiada”. Hay por aquí no sólo un proyecto de mejoramiento institucional hacia dentro del Mercosur sino también un mejoramiento de la visión externa que del Mercosur se puede tener si somos coherentes y tenemos un discurso único en esta materia.

***

EC - Este renacimiento del Mercosur al que estamos asistiendo tiene un detalle adicional –supongo que tiene otros distintos aspectos de los que podríamos continuar conversando– que no es menor: la consolidación de manera muy natural de Brasil como el líder del grupo. Incluso ahora mismo se está autorizando al presidente Lula como vocero de inquietudes del Mercosur cuando participe, a fin de mes, en la reunión del Grupo de los 8; para una reunión mucho más cercana, la que tendrá el gobierno de Brasil con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, en estos días; también se encarga al gobierno de Brasil, creo que al canciller, ser vocero de inquietudes de los cuatro países. ¿Estamos, efectivamente, asistiendo a esto?

DO - Creo que hay un reconocimiento de realidades. Ninguna organización internacional puede crecer y profundizarse si no toma en cuenta las realidades. Mire Europa: su realidad fue el reconocimiento, sobre todo en el momento de arranque, del liderazgo natural de Alemania y Francia. Miremos el Mercosur; ¿es posible desconocer que uno de los socios forma parte del grupo de las 10 economías más importantes del mundo? ¿Es posible desconocer que tenemos aquí un país de 170 millones de habitantes que tiene una fuerza en la participación del comercio internacional e incluso en la representatividad política? No es posible. El tema es cómo administrar esa realidad de modo que no se nos convierta en una especie de brete o imposición que limite nuestra capacidad de iniciativa, nuestra influencia, nuestra participación. Creo que ahí está, con mucho realismo, la búsqueda necesaria e histórica que estos países como nosotros y otros tenemos que hacer en relación a Brasil.

EC - Se lo pregunto porque hasta hace unos meses o quizás hasta hace un año esto no estaba tan claro: había una competencia entre Argentina y Brasil por el liderazgo del bloque. Da la impresión de que esa carrera se laudó.

DO - Yo no voy a deducir ninguna tercería entre Brasil y Argentina, sólo voy a señalar que Brasil y Argentina son países importantes ambos, pero voy a señalar también que Brasil aparece hoy día posicionado en el terreno internacional como un país de porte universal; por lo tanto hay que reconocerlo así. Pero hay aspectos que tienen que ver con el futuro de esta idea. Por ejemplo, en esta reunión hemos dicho que si se amplía el Consejo de Seguridad con nuevos miembros permanentes que serán provenientes de distintas regiones del mundo, ¿cómo es posible imaginar que si se amplía el número de miembros y se lleva de 15 a 21, 22, 23 o a 24, que son los límites dentro de los cuales preventivamente se ha fijado la idea, no esté Brasil? Es difícil imaginarlo.

EC - Hasta hace poco tiempo Argentina pujaba por un asiento en ese eventual Consejo de Seguridad ampliado.

DO - Eso no excluía a Argentina ni a México, porque además la región puede inventar fórmulas –que ya están inventadas, por otra parte– por medio de las cuales el asiento sea permanente pero quien lo ocupe sea rotativo. En su momento, cuando yo trabajé en Naciones Unidas desde la Asamblea General, esta fue la idea que se manejó con bastante intensidad. La propia región va a definiendo periódicamente quiénes la representan. Este es un tema para el alambique jurídico del tema, pero el alambique político, la visión política nos indica que Brasil es un país que está dotado objetivamente de una serie de requisitos o condiciones que lo habilitan para ejercer ese liderazgo.

EC - El presidente Batlle ya adelantó una visión favorable a esa incorporación de Brasil en una eventual ampliación del Consejo de Seguridad.

DO - Sí. Esa idea no había sido analizada por los diplomáticos que habían trabajado en la preparación del proyecto, del comunicado, sino que fue el resultado de nuestro intercambio de presidentes y ministros en la propia reunión celebrada en Brasilia. Porque era un tema que exigía, que reclamaba una consideración de nivel superior.

EC - Se perfila un liderazgo brasileño no sólo a nivel del propio Mercosur: es un poco más extendido el ámbito de actuación de ese nuevo papel de Brasil.

DO - Vamos a ordenar un poco las ideas. ¿Qué significa decir que tiene un liderazgo: que tiene un predominio, una capacidad de imposición, que le hemos acreditado nuevos derechos, nuevas facultades que permiten a Brasil tener bajo su sujeción a los demás países? No, lo que hemos reconocido o estamos reconociendo de algún modo es que la región necesita tener un portaestandarte, algún país que de alguna manera pueda sumar a su condición de país global una condición de crédito, de confianza del sistema regional o de la propia región en su conjunto. Esto pasa por una evaluación permanente: no es un cheque en blanco, no es una aprobación infinita ni algo que se le da a Brasil para que haga el uso discrecional que crea del caso. Habrá una representación de intereses regionales, una defensa clara de los intereses mercosureños, una protección clara de lo que puede ser el desarrollo de la región, pero en definitiva no se trata de una alianza política o de una unión política sino de generar condiciones de confianza en la región como para que ésta tenga una identificación, y nos parece que por este camino no se va a sentir afectada la soberanía, no se va a sentir afectada la independencia de cada uno de los países que integramos el bloque y al mismo tiempo vamos a lograr potencializarnos cada uno de nosotros a través del Mercosur en todos los escenarios y teniendo un referente de las 10 primeras economías del mundo como es Brasil.

EC - Este giro que se da en el Mercosur y el involucramiento de Uruguay en este nuevo curso no sé si estaba en el libreto del gobierno del presidente Jorge Batlle. La sensación es que no. Creo que la población tendía a ver al gobierno uruguayo no sé si dando por muerto al Mercosur, pero por lo menos desenganchándose, dejándolo ahí a ver qué pasa y enfilando las baterías en materia de relacionamiento, de integración, de acuerdos comerciales hacia otros lados, por ejemplo con un vínculo muy fuerte generado con Estados Unidos, el ALCA, etcétera, y yendo por su propia cuenta. ¿Qué pasó?

DO - La primera cosa que hay que reconocer es que en esta materia no hay un recorrido inexorable ni absolutamente rígido. Este recorrido tiene las inflexiones propias de la dinámica de las relaciones internacionales. Pero no quiero contestar simplemente con una generalidad: quiero decirle que lo que usted dice es correcto básicamente, pero también debemos agregar al diagnóstico que usted hace un hecho muy importante: el Mercosur pasó por una etapa extremadamente difícil, de recesión. Fíjese que de haber sido el 50 por ciento el destino de nuestro comercio pasó a ser poco más del 30 por ciento, por lo tanto el Mercosur ha sufrido una crisis que ha obligado a los países a buscar otras alternativas. ¿Por qué hemos ido acuciosamente a buscar el comercio de carnes en Canadá o el comercio de lana en Irán o el comercio en general con China y hemos abierto un proceso de negociación con la India? Porque tenemos necesidad acuciosa de buscar nuevos mercados. Pero naturalmente esto no necesariamente conlleva abandonar el modelo Mercosur, significa decir que los países tenemos la responsabilidad de buscar comercio donde sea y cuando el Mercosur no lo ofrece hay que salir a buscarlo a otras partes. Ahora estamos viviendo un proceso un tanto distinto, hay una simpatía o empatía entre los gobiernos para buscar que el Mercosur satisfaga esa búsqueda, ese acceso a los mercados, y si logramos garantizar ese acceso al mercado, liberándolo de barreras muchas veces artificiales, estaremos también apostando al Mercosur con realismo: no será una apuesta puramente retórica, puramente teórica, será una apuesta real. Creo que es en ese camino que estamos y me parece importante reflexionar sobre esto, porque los países deben ver sus asociaciones internacionales no como un producto congelado, no como algo estático, sino como algo que permanentemente deben oxigenar con la realidad.

***

Comunicado conjunto de los presidentes de Uruguay y Brasil


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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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