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COMO MATERIA PRIMA CUESTA U$S 65-70 LA TONELADA, PERO SE ESTÁ PAGANDO A NO MAS DE U$S 22-23
Forestación, de las expectativas iniciales al rendimiento de hoy
Ingeniero agrónomo Ariel Rodríguez Yáñez: El mercado quedó en manos de un solo comprador que, aprovechando su condición monopólica, redujo los precios de la madera en forma desproporcionada a la evolución internacional. Los productores necesitan acceder a nuevos mercados, pero la Sociedad que los agrupa está presidida por un funcionario de los compradores.
EN PERSPECTIVA
Lunes 26.05.03, 08.10.
EMILIANO COTELO:
Hemos recibido este correo electrónico:
"Sr. Emiliano Cotelo:
Como es de conocimiento de los radioescuchas de El Espectador y del Uruguay entero, el país y especialmente los sectores productivos no están andando precisamente bien.
Interesa hoy referirse a un sector que ha sido una especie de 'enfant terrible' en el sector agropecuario; me refiero al sector forestal.
Desde el año 1987, cuando consensuadamente por las tres fuerzas políticas mayoritarias del país emergió del Parlamento la ley 15.939 y sus decretos reglamentarios posteriores, el sector, prácticamente inexistente hasta entonces, fuera de las inversiones de un pequeño grupo de empresas especializadas, comenzó una expansión que hoy ya podemos ver en sus expresiones físicas, es decir en bosques ya maduros para su cosecha.
Pero, como todas las cosas en este querido país, los cantos oficiales son una cosa y la dura realidad muy otra; no nos referiremos al tema subsidios forestales que provoca hondas rispideces en el conjunto productivo y social, cosa que el Estado uruguayo además se ha encargado otra vez de no cumplir ni en tiempo ni en forma, sino al virtual monopolio existente en la comercialización de madera, para exportación en el país.
Las commodities, de las cuales Uruguay es y seguirá siendo un simple tomador de precios se han caracterizado, en el último quinquenio en una baja sostenida de precios, cosa que la madera, en términos generales no experimentó.
En el año 2002, una de las dos empresas mayoristas fijó un precio 40% menor al año anterior, y la otra, solamente adquirió los volúmenes que su cartel de operadores había negociado. En el corriente año, ya en el tercer mes, una sola, compra a precios de ganga a quien necesite vender, sin ninguna perspectiva de cambio de situación para este ejercicio ni el próximo.
Se debe desmitificar al productor forestal. Quien suscribe ha realizado en el decenio precedente, más de treinta planes forestales en predios de menos de 50 hectáreas, de inversores nacionales que otra vez creyeron en los proyectos de los gobiernos sucesivos, y que hoy se encuentran con bosques de excelente calidad, que no tienen comprador o no hay precio referente serio.
Desde la izquierda se ha estigmatizado al sector como los latifundistas modelo siglo XXI; desde la derecha, el modelo ultraliberal deja librado a su suerte a pequeños inversores que luego de 8 o 10 años no pueden convertir altos rendimientos físicos en el retorno de capital que toda inversión, en el marco capitalista, merece, y el gran perjudicado, como siempre es el país y su entramado social, que no tiene trabajo, ni circulación de bienes, ni retornos de capital. Creemos que Uruguay justifica y vale la pena que un sector, y van.... no sufra las frustraciones que ya han padecido otras producciones y se pueda generar ese tan anunciado aumento de exportaciones, con algo que ya está pronto para acceder a los mercados consumidores, y que solamente la voracidad de los intermediarios impide su concreción.
Tal el mensaje de Ariel Rodríguez Yáñez, que es ingeniero agrónomo forestal.
ARIEL RODRÍGUEZ YÁÑEZ:
Exactamente, soy egresado de las primeras grandes generaciones forestales de nuestra Facultad de Agronomía, en 1976.
EC - Su actividad profesional está básicamente centrada en asesoría a empresarios de este rubro.
ARY - Exactamente, sobre todo a productores pequeños y medianos, es decir aquellos menores a 500 hectáreas, que han sido el motivo de la vida profesional en estos 20 años largos que ya llevamos en el trabajo.
EC - ¿En cuántos de estos proyectos ha trabajado usted?
ARY - En este momento llevo más de 70 proyectos realizados, por suerte, en todo Uruguay y con éxito desde el punto de vista productivo físico; no ha sido tanto el éxito económico, que fue el motivo de la comunicación con ustedes.
EC - ¿Usted también es productor?
ARY - Sí, tengo una muy pequeña producción a nombre de mis hijos en el departamento de Paysandú.
EC - Vayamos a lo central de su mensaje: lo que está ocurriendo con el mercado de la forestación. Antes que nada situemos el momento: cómo ha evolucionado el crecimiento de los árboles que se fueron plantando en función del nuevo marco de la ley de forestación.
ARY - Desde el punto de vista físico, como le decía, el crecimiento ha sido notable en Uruguay. Básicamente tenemos dos grandes zonas de crecimiento poco menos que explosivo, que son la zona norte en los departamentos de Rivera y Tacuarembó y la zona litoral, fundamentalmente el departamento de Paysandú y Río Negro asociado. Dentro de ese marco los crecimientos han sido realmente excepcionales, lo que ha llamado la atención a inversores extranjeros, incluso del hemisferio norte, que han venido a establecer sus capitales en nuestro país. Eso es significativo porque realmente, si ese crecimiento físico, esa respuesta física no se hubiera dado, estos capitales no se trasladarían de un hemisferio al otro simplemente por una ventaja económica.
EC - ¿En qué momento del proceso estamos ahora?
ARY - En este momento, como lo manifestó el gobierno anterior, incluso el del doctor Lacalle, estamos en el inicio de la gran cosecha, es decir la gran explosión de la disponibilidad de madera ya apta para producción, fundamentalmente para el abastecimiento de ese mercado externo celulósico para el cual en cierta medida ha sido diseñada la política forestal del país.
EC - O sea, ¿con la plantación de qué tipo de árboles?
ARY - De eucaliptos. Hoy por hoy el 85 por ciento de los bosques de Uruguay es de eucaliptos, el 12 a 14 por ciento de pinos y un muy pequeño porcentaje de producción de sauces y álamos, que podemos situar apenas en el eje del 1 por ciento.
EC - ¿Qué está ocurriendo con el mercado para los productores forestales? Supongo que usted se refiere sobre todo a esos productores independientes, pequeños, a los que mencionaba hace un rato.
ARY - Exactamente. Quizás uno puede decir que le corresponden las generales de la ley porque en definitiva está defendiendo a sus productores; pero apunto a esos productores que no están agremiados y que no pertenecen al sector agropecuario tradicional, es decir industriales y comerciantes que compraron predios de 40, 50 hectáreas en Canelones, Florida, Lavalleja, Maldonado y decidieron -inteligentemente, a mi juicio- invertir los dineros o los plus de rentas que tenían disponibles en el sector forestal. Apunto a esos productores.
EC - Productores que tenían la expectativa de obtener para sus inversiones ¿qué tipo de rentabilidad?
ARY - Si pensamos que la rentabilidad del sistema financiero nacional nunca fue superior al 5-6 por ciento en dólares, la expectativa aquí tampoco llegaba a rendimientos exagerados, pero podían generarse expectativas de un 12, un 14 por ciento en moneda estadounidense constante. Ocurrió un fenómeno muy particular: el grueso de mis productores es gente mayor de 50 años que fundamentalmente quería un destino pacífico y tranquilo desde el punto de vista económico para sí y su familia.
EC - Esa rentabilidad de 12-14 por ciento anual en dólares, ¿tenía sustento serio? Digamos que es un rendimiento interesante.
ARY - Lo tuvo hasta 1999, ese retorno fue real y tangible -tengo pruebas documentales que lo avalan-, pero a partir del inicio del siglo XXI las realidades cambiaron. Cambiaron fundamentalmente por el quid del planteo que le estaba efectuando: la comercialización se monopolizó decididamente y eso determinó la fijación estrictísima de precios y condiciones de operación. Sobre todo quería detenerme en la segunda parte de lo que acabo de señalar, el tema condiciones de operación.
EC - Antes: ¿usted dice que la comercialización se monopolizó en Uruguay?
ARY - Exactamente.
EC - ¿Por qué, qué proceso llevó a esa situación?
ARY - Fundamentalmente un problema de vinculación y de integración vertical entre empresas. El gran grupo operador en la madera para exportación en Uruguay es una filial de una empresa española, ENCE, que ha regulado el mercado de abastecimiento de madera de eucalipto, específicamente el eucalyptus globulus, el eucalipto blanco, lo que ha logrado que el otro gran componente de nuestros eucaliptos, el eucalyptus grandis, el de madera rosada, prácticamente no tenga valor de mercado porque no hay quién lo compre. Eso ha determinado una disparidad en los precios de la madera, fundamentalmente en el valor de la renta esperada que podía tener el inversor que, 10-12 años atrás, creyó y confió en un modelo de producción y fundamentalmente en un retorno de capital.
EC - Cuando usted hablaba de ese operador vinculado a ENCE, de España, ¿se refería a Eufores?
ARY - Sí, directa y claramente. El grupo Otegui, que sería el operador nacional, ex socio de Eufores, participa muy colateralmente en el mercado, si bien lo hizo en los años 2002 y 2003, participó fundamentalmente por la razón del artillero: por el retiro de Eufores de la compra directa de madera, lo que determinó una caída abrupta de precios, del orden del 40 por ciento. Esto determinó que plantaciones a más de 150 quilómetros de los puertos no tuvieran absolutamente rentabilidad. Ese es un tema que me preocupa vivamente porque, por ejemplo, el departamento de Durazno -y apunto Durazno no precisamente por ser un lugar donde yo trabajé mucho, sino simplemente por una realidad que he constatado en los viajes permanentes que he hecho por el país- se transformó en una isla forestal porque está a más de 200 quilómetros tanto de Montevideo como de Fray Bentos y por lo tanto esos bosques hoy no están en condiciones de ser explotados.
EC - ¿No están en condiciones de ser explotados?
ARY - Desde el punto de vista económico, por supuesto; en cuanto a lo que significa la rentabilidad para su producción. Hay un detalle muy concreto: hoy la utilidad neta para el productor de bosques en Sarandí del Yí, a 216 quilómetros de Montevideo, no supera los 8 dólares por tonelada, una producción que no logra cubrir ni siquiera los créditos que el productor contrajo con el Banco República (Brou) para su instalación.
EC - Me gustaría que explicara un poco mejor cuál es, por lo menos desde su punto de vista, el origen de este problema de mercado.
ARY - El origen está en que, al haber un solo comprador, el mismo bajó los precios sin una correlación con los precios en el mercado exterior. En definitiva -para mí esto es lo más grave y preocupante- el precio internacional de la celulosa, el producto final, ha mantenido un leve ascenso en el último trienio. Si analizamos el precio de la materia prima, ese precio a nivel internacional ha tenido un descenso pero mínimo comparado con el 40 por ciento que mencionaba en el mercado interno. Un dato bien concreto: la tonelada de celulosa blanqueada, la celulosa común de papel, anda en el eje de los 400-450 dólares (por supuesto no estoy hablando de precios finales ni cosa que se parezca); eso significa que el precio de la materia prima tendría que andar en eje de los 65-70 dólares la tonelada, cuando en este momento en nuestro país no se está pagando a más de 22-23 dólares. Usted me puede mencionar los costos de intermediación, los fletes a España y demás, pero si lo ve en el conjunto del precio no son decisivos ni decisorios. En definitiva, me pregunto quién se está quedando con la gran tajada, la gran porción del león, que está yendo contra nuestros productores.
EC - ¿Por qué razón Eufores produjo esa baja de precios de 40 por ciento?
ARY - Yo no he tenido una respuesta correcta ni concreta a nivel empresarial; tampoco he hablado con niveles gerenciales; simplemente he hablado con los técnicos que han ido a ver los montes que hemos ofrecido y que por esa misma razón no han podido ser comercializados.
EC - Usted dice que los productores se encontraron con que no tenían otra alternativa. Esa empresa bajó el precio de esa forma y quienes tenían que sacar sus árboles de los montes no tenían otra opción.
ARY - Exacto. Fue un poco aquel viejo adagio: tómelo o déjelo. Hay productores que por razones estrictamente personales han podido esperar, además la madera tiene esa gran virtud dentro de ciertos parámetros, no es un cultivo que exija taxativamente una fecha de corte. Pero quienes han tenido las obligaciones concretadas y concertadas, por ejemplo con el Brou, han tenido que operar en condiciones francamente ruinosas, si pienso que espero ocho o nueve años para obtener una cierta renta de mi tierra y de mi inversión y esa renta prácticamente se transforma en cero al asumir el cumplimiento de los créditos contratados. Créditos que además, si bien fueron baratos en términos relativos, no lo fueron en términos absolutos porque la tasa del Brou nunca bajó del 9-10 por ciento en moneda constante.
EC - En su correo electrónico usted atribuye responsabilidad al Estado de que el mercado haya quedado planteado de esta forma. ¿Por qué?
ARY - Hay un tema fundamental. Si bien es cierto que el modelo general en Uruguay, sobre todo con respecto al sector agropecuario, ha permitido ese no tan cierto libre juego de oferta y demanda, en definitiva el Brou ha colocado una enorme cantidad de capital precisamente en el sector forestal, que hoy está corriendo el riesgo de no recuperar. Lisa y llanamente no lo está recuperando ni en tiempo ni en forma: los créditos del Brou fueron a ocho años, con ocho años de gracia, es decir para comenzar su recuperación en el noveno año y realmente no los está recuperando. Sin ponerme en una postura netamente estatista ni nada que se le parezca, está el hecho concreto de que Uruguay necesita, por lo menos a nivel general, un diligenciamiento de sus productores, sobre todo de producciones de largo plazo, como es el caso de la forestación.
EC - Pero la pregunta es: ¿qué puede hacer el Estado? Porque el problema es que en el mercado uruguayo de la forestación termina habiendo un gran comprador, que es el que ha marcado los precios, y un segundo operador que termina rigiéndose por los precios que marcó el primero, no va a comprar más caro si el precio que marca Eufores es 40 por ciento más bajo que el del año anterior. ¿Qué alternativa había?
ARY - Yo apunto concretamente a una búsqueda de nuevos mercados. Ya tenemos experiencias dolorosísimas muy recientes y no tanto (tenemos el caso de Canadá con la carne y el de la leche con Brasil en 1999) de seguir abasteciendo a un solo mercado. Yo apunto a un Estado uruguayo que sea realmente buscador de nuevos mercados. La Caja Bancaria hoy por hoy está exportando madera elaborada y semielaborada a la República Popular China en un esfuerzo estrictamente personal de sus gerentes. En definitiva, ¿a qué rol del Estado aspiramos? No aspiramos a un rol de participación, que creo que ha sido superado, pero sí a un rol de buscar nuevos horizontes. Creo que entre las grandes funciones del servicio exterior está ésa.
EC - Usted no ve al Estado uruguayo activo en la búsqueda de nuevos mercados para la producción forestal.
ARY - Exactamente, usted acaba de resumir sintéticamente lo que entiendo que está pasando.
EC - Pero a su vez los productores -usted mencionaba recién el ejemplo de la Caja Bancaria- pequeños que usted conoce y con los cuales trata, ¿no están a su vez agrupado, no tienen una gremial, una asociación que pudiera también encarar ese tipo de gestiones en busca de mercados?
ARY - Usted ha tocado un tema ríspido. Justamente, Uruguay tiene una Sociedad de Productores Forestales, cuyo presidente es, justamente, el gerente general de una de estas empresas. Entonces llegamos a un contrasentido: ese grupo de productores forestales no está buscando nuevos mercados. No quiero particularizar en personas ni nada; ve que ni siquiera doy nombres. Pero quiero señalar justamente eso: que la presidencia de la Sociedad de Productores Forestales está ocupada por el gerente general de una de estas empresas.
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Transcripción: María Lila Ltaif y Jorge García Ramón
Edición: Jorge García Ramón
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