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DERECHOS EN PUGNA: EL COMERCIO Y LA PAZ DEL HOGAR
Locales nocturnos en la polémica
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Vecina de Pocitos, Mirtha Crespi: La música y la conducta antisocial de los asistentes hacen imposible la vida de los vecinos. Copropietario del pub Tres Perros, Diego Milestein (foto): Si algún local no cumple los requisitos, debe recurrirse a la IMM. Pero no se nos puede responsabilizar por los jóvenes que no concurren a los pubs, sino que ya vienen alcoholizados y se reúnen en la vereda. De todos modos, varios locales contratarán el servicio policial 222 y harán “hasta lo imposible” por asegurar la tranquilidad.
EN PERSPECTIVA
Jueves 29.05.03, 08.50.
EMILIANO COTELO:
Cuando el derecho a trabajar de unos entra en conflicto con el derecho a descansar de otros... Cuando el interés comercial del propietario de un pub o una discoteca choca con la legítima aspiración de los vecinos a descansar y a tener limpios el frente de su casa y su vereda... En el medio, los verdaderos protagonistas: los jóvenes y sus nuevas costumbres, que complican un poco más el panorama.
Un problema que cobró fuerza en Pocitos, pero que no es ajena a otros barrios de Montevideo e incluso a otras zonas del país. En medio de esta polémica un grupo de empresarios del circuito nocturno de Pocitos tomó la iniciativa, se reunió con el ministro del Interior y le presentó una serie de ideas en busca de una solución que deje conformes a todas las partes.
Para conocer los resultados de esta reunión vamos a conversar con Diego Milestein, que es uno de los propietarios del pub "Tres Perros"; pero antes con los vecinos.
Estamos en comunicación con la profesora Mirtha Crespi; ¿de qué parte de Montevideo exactamente?
MIRTHA CRESPI:
Entre Pocitos y Punta Carretas, estoy en el límite.
EC - Usted es una de las personas que se han estado movilizando en torno a estos problemas desde hace tiempo.
MC - Sí; como varios vecinos, nos estamos movilizando por este tema tan grave.
EC - Usted llega a definirse como "una sobreviviente".
MC - Soy una sobreviviente. Hace 12 años que comenzó nuestra triste historia, que incluye a una persona fallecida por estrés. Era un médico cirujano que a veces no podía operar porque pasaba la noche en vela; tenía que poner un colchón en la cocina para poder tener un mal descanso; y ése fue el detonante de su problema de salud.
EC - ¿Cómo resume los inconvenientes con los locales comerciales de esa zona que trabajan de noche?
MC - En principio creo que en esta ciudad no hay orden, no se respeta el descanso de los vecinos. El trabajo de esta gente tendría que estar en zonas donde se respete el descanso, la salud y el trabajo de los vecinos, como ocurre en grandes capitales del mundo, ciudades mucho más pequeñas que Montevideo pero con más población.
EC - ¿El problema es con lo que ocurre dentro de los locales o con lo que pasa fuera?
MC - Es con lo que ocurre dentro y con lo que ocurre fuera. Los escándalos comienzan cuando les hacen efecto la droga y el alcohol: a eso de las tres de la mañana hay peleas, refriegas tremendas adentro, voltean las mesas, se trompean, hay agresiones tremendas. Todo ese ruido trasciende afuera. La Intendencia no mide ese ruido: mide solamente el que viene de los equipos de audio, pero el otro ruido es muy impactante, nuestro sistema emocional parece que estalla a veces.
Luego salen, póngale a las cuatro de la mañana, a las cinco, a las seis, porque la noche no termina nunca; siguen con las peleas, vomitan, orinan, defecan, hay riñas sangrientas como le decía; hacen el sexo, dejan todo regado de preservativos. Es una falta de higiene, de respeto a la vida del vecino... Hay niños que están con síndrome de terror nocturno por lo que escuchan; vivimos enfermos, sobreviviendo. Y sobrevivir no es vivir.
EC - Algún oyente puede pensar que usted exagera, porque ha hecho una acumulación reciente de tragedias que no es fácil pensar que se dé en una misma zona, en una misma calle, en una misma cuadra. Relátenos en todo caso su experiencia personal.
MC - Le cuento una anécdota. El local que tenemos más próximo se instaló como un pacífico restaurante y al mes tuvo un giro hacia algo de lo más escandaloso que hemos podido ver. En una ocasión había un corso de como 200 menores afuera, tirados, drogados, haciendo de todo hasta altas horas de la madrugada, entonces se nos ocurrió a algunos vecinos levantar un acta notarial con una escribana. Eso fue en la madrugada del 4 de abril, la tenemos a disposición; era un escándalo monstruoso.
Pero esto es igual en todos lados. Hay una vecina que está a pocos metros de Flanagan, a quien una chica drogada le rompió el portón; le orinan en la puerta y hacia adentro de la casa, vomitan... No quiero repetir todo lo demás. Dicen las cosas más repugnantes que un ser humano puede decir, cosas irrepetibles.
EC - ¿Qué días de la semana ocurre esto?
MC - Aquí ocurría de lunes a domingo de madrugada. Era larga la cosa: toda la semana.
EC - ¿Toda la semana?
MC - Toda la semana sin dormir, ahora está disminuyendo un poco.
EC - Concentrándose más en el fin de semana.
MC - Sí; en otros lados comienza el miércoles, madrugada del jueves, viernes, hasta la madrugada del domingo.
EC - ¿Con qué tipo de establecimientos se da el problema: pubs, discotecas...?
MC - Con todos.
EC - Hay una categoría aparte que es la de los autoservicios de 24 horas. ¿También generan este tipo de inconvenientes?
MC - Dicen que sí; en nuestro zona no hay. Esto es una cosa zonal. Los escándalos se han prolongado hasta la zona del Ombú, abarcan cuatro manzanas. Hay gente que está en un séptimo piso y tampoco descansa, porque el sonido trepa. O sea que toda la gente está sin descansar, con problemas cardiovasculares, tomando somníferos; no tendríamos por qué estar tomando ese tipo de medicación.
EC - Ustedes han hecho gestiones ante la Intendencia por un lado y ante la Policía por otro.
MC - Sí, a la Intendencia le hemos rogado... Desde 1997 hemos venido rogándole soluciones, que los mande a una zona donde incluso puedan trabajar con más libertad. Pero no hemos tenido contestación: tiemblan ante la protesta de los vecinos, no les cayó bien cuando el intendente Burgueño, de Maldonado, sacó una buenísima ordenanza de respeto a los vecinos, apretó a la gente de esos negocios.
EC - ¿Qué establecía esa ordenanza; qué tenía de bueno?
MC - Que tenían determinados espacios, alejados de centros densamente poblados. "Pero eso aquí no sirve"; nada sirve.
EC - ¿Y con la Policía, con el Ministerio del Interior cómo les ha ido?
MC - Tenemos la esperanza en una ordenanza que favorezca a los vecinos y nos devuelva la tranquilidad y la paz. Nuestra posición es muy drástica: no los queremos.
EC - Usted dice que la alternativa es que se trasladen a otros lugares.
MC - A otras zonas. Es un círculo vicioso: se cierra uno, viene otro y después otro, porque hay dueños de esas casas que también tienen conductas inescrupulosas, que no piensan en el daño que están haciendo. El dueño de este negocio me dijo: "Mire: nosotros y los vecinos nunca nos vamos a entender, porque tenemos intereses totalmente opuestos". Tiene razón, tuvo la nobleza de admitirlo y decirlo. La culpa no es tanto de ellos como de quienes se lo permiten.
EC - O sea que a ustedes no los convence la posibilidad de que haya controles policiales más rigurosos, que haya una solución por el lado de la contratación de efectivos en régimen de 222, que directamente se adopte ordenanzas o reglamentaciones que la Policía podría aplicar y no está aplicando. ¿Por ahí no va la cosa?
MC - La Policía tiene que actuar con mano muy dura, pero ya tienen que ir pensando en trasladarlos a zonas de exclusión, que imiten los buenos ejemplos de las ciudades que tienen orden.
EC - Qué difícil esto.
MC - No; no es difícil. Acá hay mucho espacio y poca gente; hay ciudades chiquititas, minúsculas, como Ámsterdam o Copenhague u otras capitales muy densamente pobladas, que sin embargo los tienen en zonas donde no molestan. Que hagan su vida y no molesten a la gente: no es posible que usted no pueda abrir una ventana porque tiene todo orinado alrededor del árbol, tiene el portón roto a patadas...
EC - Tenemos aquí mensajes de oyentes de distintas zonas de Montevideo con el mismo problema. Un oyente del Centro dice que ha vivido esta situación durante dos años, uno de Pocitos (de la zona de Pereira y Berro) dice que tuvo que mudarse por los ruidos y el desorden, y un mensaje que viene de Punta Gorda dice: "Hace tres años que sufrimos los ruidos molestos del local Luna Gaucha. Tenemos un pleito, nunca se llega al juicio. Se supone que en esta zona no puede haber una discoteca, pero la hay".
MC - Es cierto, en las zonas residenciales no debería haber; en esta zona tampoco. Pero como corre el dinero le interesa a la Intendencia, que no tiene sensibilidad para los vecinos; los vecinos no ocupan un lugar de seres humanos que necesitan el descanso. La falta de descanso es una tortura, la privación reiterada del sueño conduce a graves patologías. Pongo en guardia a todos los vecinos, aunque no tengan en estos momentos uno de estos antros: que se unan a los vecinos que están sufriendo esto porque nadie está libre de que le pongan uno al lado, en frente o en la esquina y le hagan la vida imposible. La vida cae a pico.
***
EC - Los locales nocturnos, sobre todo de la zona de Pocitos, cómo se mueven, qué hacen, cómo reaccionan ante esta disconformidad creciente de los vecinos por los desórdenes, por la falta de higiene, por la suciedad, por los ruidos que los afectan a raíz de la presencia cercana de un pub, una discoteca o incluso de un autoservicio 24 horas. No todos los comerciantes están actuando juntos, pero hay una iniciativa que vino de un grupo de propietarios de pubs.
Vamos a dialogar con uno de ellos: Diego Milestein, copropietario del pub Tres Perros; ¿dónde está ubicado?
DIEGO MILESTEIN:
En Baldomir y Simón Bolívar.
EC - ¿Quiénes están en este movimiento que tú integras y dio lugar a la reunión con el ministro del Interior?
DM - En este movimiento -no somos boliches bailables, somos pubs- están Tres Perros, La Stadda, Primata, La Comisaría, El Salvador y Flanagan’s (Flanagan’s es un boliche bailable en muy pequeña escala, tirando a pub).
EC - ¿Por qué tomaron esta iniciativa?
DM - Porque conocemos el problema y no queríamos estar ajenos a la situación. No quisimos esperar a que el ministro nos citara: salió de nosotros ir a buscarlo, plantearle inquietudes y una solución para tratar de que este problema, si no se acaba, que al menos sea lo menor posible; y si se puede acabar que se acabe.
EC - Tú escuchabas a la oyente que poníamos al aire.
DM - Sí, sí, por supuesto, y leí declaraciones que ella hizo en el diario El País. La entiendo. En algunas cosas no estoy de acuerdo, en otras sí; quizás me pareció muy drástica. La entiendo, pero es una situación quizás un poco intransigente; ella lo dijo que la que proponen “es una situación drástica”, y están tomando medidas que tienen un tono de guerra. A los boliches nos ven como un enemigo público y quizás no lo somos.
Quiero que lo que estamos haciendo ahora, ir a buscar al ministro y hacerle un planteo, sea visto como una iniciativa: no estamos creando una imagen que después no se va a continuar con trabajo. Estamos buscando soluciones; conocemos el problema y dentro de lo que podamos -así se lo manifestamos al ministro Stirling y hoy se lo manifiesto a los vecinos- estamos dispuestos a hacer hasta lo imposible para que puedan dormir, no sientan que les están rayando el auto, que se lo van a robar, que los jóvenes les están haciendo sus necesidades en la puerta de su casa y todo lo que ellos dicen que les pasa.
EC - Que les pasa. No creo que estén inventando; podrán quizás magnificar un poco alguna situación, pero son episodios que de alguna manera todos hemos presenciado o de los cuales hemos tenido relatos de gente muy cercana.
DM - Sí, por supuesto, no digo que no.
EC - El problema tiene dos partes: por un lado el ruido que se produce dentro de los locales, y por otro el ruido y los incidentes que se producen fuera, en la calle, etcétera. Vamos a ver cada una de ellas.
En cuanto a lo que pasa dentro, parecería que en varios de estos establecimientos no se ha tomado las precauciones del caso para realizar el aislamiento acústico mínimo obvio. ¿Qué dices tú de eso?
DM – De los boliches bailables (que no son lo mismo que los pubs; quiero aclararlo), algunos tienen aislamiento y otros no; habría que preguntar a los dueños por qué no lo tienen. En un pub quizás no se justifique la inversión en aislamiento porque los equipos que hay para trasmitir música, los waffles, no son tan potentes; no llegan a crear un sonido que pueda molestar a los vecinos. A un pub se va a tomar algo, se va a escuchar música, por lo general no es música para bailar sino para escuchar, para distenderse, relajarse, tomar algo y comer algo con amigos, divertirse.
En los boliches sí se pasa música para bailar, lo que se llama pachanga. Ahí sí puede haber algunos problemas, pero para el que vive al lado, sólo para las dos casas que están al lado. El aislamiento se puede hacer, hay muchas formas de hacerlo: se puede hacer en las paredes, pero muchas veces las puertas del boliche tienen que estar abiertas para que entre y salga la gente, para que circule el aire, por un montón de cosas; quizás ahí sí se escape un poco de sonido hacia la calle y puede ser que afecte a los vecinos.
EC - Tengo la impresión de que, por lo menos en algunos casos (no puedo generalizar), falta el cuidado de los propietarios por el aislamiento acústico. Tú decías que un pub en principio no lo requeriría; pero el propietario de ese pub sabe cuándo, en algún momento, termina pasando música más fuerte que al comienzo de la noche y en qué medida eso puede perjudicar a los vecinos o no. A partir de eso que sabe, debería tomar las medidas que evitara los inconvenientes para la gente cercana.
DM - Por supuesto. En mi caso específico y en los de los que hoy vengo a representar acá se toma las medidas y la música no sale, se puede ir a comprobar, los vecinos pueden comprobarlo. Al ruido que sale de la discoteca, del pub, del boliche, como se le quiera llamar, lo mide la Intendencia, que ha ido una y otra vez y nunca hemos pasado el límite de ruidos molestos, no nos hemos ido de decibeles.
EC - Yo apunto a que se trata de convivir y no pasar por encima de los derechos de los demás, más allá de lo que la Intendencia haga cuando inspecciona, digamos que como represión o como reacción; que el propietario tendría que tomar sus medidas al comienzo.
DM - Claro, hoy por hoy estamos tomando las medidas. No sólo fuimos a hablar con el ministro Stirling, estamos hablando este tema, nos comprometimos a controlar el tema de los ruidos molestos y por otro lado lo que pasa fuera del pub.
***
EC - Ahora vamos a hablar de lo que ocurre afuera. ¿Qué propusieron ustedes en la reunión con el ministro Stirling?
DM - Le propusimos varias cosas. Por un lado, estamos abiertos a todas las sugerencias de los vecinos para acabar con este problema. Lo que salió de nosotros fue contratar el servicio 222, que estaba suspendido; dijimos que si es necesario vamos a contratar más de un servicio 222, dos como mínimo (es el caso de Tres Perros, que contrató dos), y que si es necesario costear una patrulla para que esté circulando por estos boliches íbamos a hacerlo. Estamos dispuestos a hacer cualquier cosa para que los vecinos puedan convivir con nosotros.
EC - El inconveniente se genera con la gente que sale de los locales que ustedes dirigen.
DM – Claro: la gente que está dentro de los boliches no es la que hace los problemas, es la que está afuera, en la calle. Lo que planteamos al ministro Stirling con el tema del 222 fue que el mismo funcionara como un nexo entre el boliche y la comisaría de la zona por si hay problemas: el 222 que a partir de este fin de semana va a estar en los boliches que mencionados va a pedir que se retiren a los jóvenes que estén tomando, gritando, haciendo ruido, rayando autos, haciendo las cosas que no les gustan a los vecinos en el perímetro de los boliches, en la esquina y en la cuadra. Con esto quiero dar a los vecinos la tranquilidad de que vamos a hacer todo lo posible, hasta lo imposible, para que puedan dormir tranquilos, sin pensar en lo que está pasando afuera.
El 222 se va a encargar de limpiar la esquina, la cuadra y la vereda de enfrente del boliche. Pero también quiero dar tranquilidad a los jóvenes, que son nuestros clientes, de que no van a ser maltratados. En eso fuimos enfáticos con el ministro del Interior, no queremos problemas de abuso de autoridad, malos tratos, ni que los 222 saquen a palos a los jóvenes. Es un trato bien amable: "Retírense, no pueden hacer esto", dentro del perímetro. Tampoco vamos a pedirle al 222 que los corra una, dos o tres cuadras; sí dentro de la manzana del boliche, pero después ya escapa a nosotros lo que pueda pasar cuando los jóvenes se van y están a cinco cuadras. Dentro del perímetro, la esquina o la cuadra del boliche, vamos a hacernos responsables: el 222 se va a encargar de pedir a los jóvenes, si están tomando en alguna puerta, en alguna casa, en un muro, si están haciendo algo indebido, que no lo hagan y se retiren; vamos a mantener la cuadra limpia de esto.
EC - Vamos por partes con varias consultas, algunas que surgen de llamadas de oyentes (es impresionante la cantidad de mensajes que estamos recibiendo). Un tema que aparece reiteradamente en las quejas de los vecinos es que los problemas en parte se originan porque en muchos de estos locales se vende droga. ¿Cómo es el problema de la droga?
DM - En los boliches que represento no vendemos droga, dentro de nuestros boliches está terminantemente prohibido consumirla. Quizás hemos encontrado alguna persona que en la puerta o dentro del boliche ha intentado consumir marihuana, hemos llamado el patrullero y se la ha llevado. En nuestros boliches, aunque quizás a la audiencia le parezca que no, está total y terminantemente prohibido consumir droga. Si los jóvenes consumen fuera del local escapa a nosotros. En nuestros boliches no se vende droga en las barras, como se suele decir, no vienen personas de afuera a venderles droga a los clientes y después nos dan una comisión a nosotros. Eso está totalmente prohibido: controlamos los baños, que es donde dicen que se drogan los jóvenes; controlamos las zonas donde pueden bailar... En nuestros boliches no se vende ni se consume droga; lo que pase fuera es tema aparte, que escapa a nosotros, tampoco vamos a salir a ser la ley. La calle, sin ser el perímetro -la cuadra, la esquina-, es jurisdicción de Jefatura de Policía, ahí tienen que entrar ellos a saber lo que pasa.
EC - Da la sensación de que una de las cosas que ustedes tendrían que hacer para congeniar con los vecinos, para volver a tener una buena relación con el entorno, es algún sistema de autorregulación.
DM - ¿En qué sentido?
EC - De alguna manera lo están haciendo cuando proponen esto al Ministerio del Interior: establecer un código de conducta, un reglamento interno de por lo menos un grupo de locales que los diferencie de otros y les deje claramente establecido a los vecinos, a la gente del barrio, cómo es que ustedes trabajan. Da la sensación de que sería muy bueno que estuvieran esas normas explicitadas, a la vista, incluyendo por ejemplo cómo manejan el problema de la droga, no la que pudieran vender -tú dices que ustedes no venden-, sino la que pudiera de alguna manera terminar vendiéndose dentro de los locales.
DM - Repito: en nuestros locales no se vende ni se consume droga. Eso pasa fuera de los locales; no pasa ni en la esquina ni en la puerta del boliche: se consume fuera. No vienen a consumir porque controlamos estrictamente que no pase.
EC - ¿Y con respecto a una autorregulación explícitamente comunicada a quienes entran al local o viven cerca?
DM - Lo habíamos pensado- Lo estamos implementando, estamos viendo la manera de poner de alguna forma lo que tú dices para que los jóvenes puedan ver cuáles son las normas. Pero hay una cosa: si yo pongo en mi boliche todo eso que me dices, o sea normas, un 222, los jóvenes van a sentirse intimidados y van a decir "A ese boliche no voy más porque el 222 me trata mal"; va a sentirse perseguido, "Me dicen cómo actuar, cómo esto, cómo lo otro". Nosotros estamos conviviendo con eso, quiero que los vecinos se den cuenta de que nosotros trabajamos, vendemos alcohol, pasamos música, vendemos comida, creamos diversión y los jóvenes vienen con sus valores, con sus principios a convivir en nuestro boliche.
EC - Cuando hablo de normas de autorregulación no me refiero a condicionamientos referidos a los clientes sino a cómo se mueven ustedes, cómo trabajan, cuáles son los criterios con los que los empresarios desenvuelven su actividad, empezando por el tema del aislamiento acústico del que hablábamos al principio.
Pero sigamos. La idea del funcionario policial en régimen de 222 parece un avance.
DM - Es un gran avance.
EC - Pero como tú mismo decías, hay un aspecto delicado allí que es con qué formación llega ese funcionario, para que su presencia y el trato con los jóvenes no terminen siendo un generador de problemas. ¿Qué se habló sobre eso con el ministro?
DM - El ministro autorizó que podamos contratar el servicio 222, que estaba suspendido.
EC - ¿Por qué estaba suspendido?
DM - Por causas que desconozco; es un tema de Estado.
EC - Ah, estás hablando de la suspensión general.
DM - Ningún boliche tiene servicio 222. Nosotros le pedimos que pudiéramos contratar ese servicio para manejar lo que pasa fuera del boliche, en la esquina, en la cuadra, para darles seguridad a los vecinos de que a partir de este fin de semana no va a haber más problemas en las cuadras o en las esquinas. Fuimos enfáticos cuando le dijimos al ministro que los 222 no podían tratar mal a los jóvenes, que son nuestros clientes; que si tienen que pedirle a alguien que se retire deben hacerlo de buena manera, no excediéndose en sus funciones. Eso es para darles garantías y seguridad a los clientes, a los jóvenes, para que no se sientan mal o entren “perseguidos” cuando van a bailar a un boliche.
Y para darles tranquilidad a los vecinos de que se va a empezar a acabar este problema, estamos luchando contra este problema.
EC - Da la impresión de que en este punto, más allá de la decisión de ustedes, el Ministerio del Interior tiene algo que hacer en cuanto a la capacitación y la selección del personal que se va a ocupar de esta tarea. Ustedes le han pedido una serie de condiciones, una determinada forma de proceder, pero no necesariamente el funcionario policial está capacitado para eso; es uno de los déficit que muchas veces tiene nuestra Policía. Se necesita mucho tacto, mucha psicología, mucha calma, este es un punto crítico.
Otro de los temas es la higiene. ¿Ustedes se van a hacer cargo de los problemas que se generen en la cuadra, en la vereda, en los frentes de las casas?
DM - Vamos a hacerlo: nos vamos a hacer cargo cuando el servicio 222 se encargue de que los jóvenes no hagan sus necesidades en la calle, en las puertas de los edificios, de las casas, de que no dejen los envases tirados, no rompan envases, no derramen cerveza, no orinen. Usando el servicio 222 vamos a cortar eso para darles tranquilidad a los vecinos de que no va a pasar más y van a poder dormir en paz.
EC - ¿Y para los problemas que igual queden, para la suciedad que igual quede?
DM - Con la suciedad que queda, los envases... Los boliches que hoy represento no hemos tenido ninguna denuncia de que hayan hecho necesidades u orinado en alguna puerta. De eso nos encargamos, hemos tenido muchos problemas con los vecinos en Tres Perros, hoy limamos asperezas, hablamos con ellos, nos juntamos varias veces. Con el servicio 222 nos vamos a encargar de cortar eso que hacen los jóvenes, o sea la higiene, las necesidades.
EC - Entre los muchos mensajes que están llegando los hay de vecinos preocupados o afectados y de colegas tuyos. Por ejemplo, llama el dueño de un boliche llamado Café Sahara, que se preocupó por el tema de las reformas, de los aislamientos acústicos, etcétera, pero dice que en la plaza ubicada frente a su local se juntaban jóvenes a tomar vino que compraban no en su establecimiento sino en los locales de autoservicio 24 horas. La persona que llama dice que habló con la Policía para ver qué podía hacer con ese tipo de jóvenes, que no eran clientes de su pub y generaban inconvenientes en el barrio, y la respuesta no fue satisfactoria.
Acá aparece otra de las complicaciones del tema: los autoservicios.
DM - En relación a lo que dice esta persona, nosotros ayer lo tratamos con el ministro Stirling, le dijimos que no podemos hacernos responsables si un grupo de jóvenes consume en los autoservicios de 24 horas o, fuera del horario de restricción, compra alcohol, va a juntarse en la casa de un amigo, viene hacia el boliche y se sienta en la puerta. No podemos hacernos responsables de eso. Si se ponen en la puerta del boliche a hacer desorden, el servicio 222 les va a pedir que se retiren; y si es necesario, si no se van, vamos a llamar una patrulla para que los lleve. Ese tipo de personas es el que crea los problemas, no la gente que concurre a bailar, la que concurre a un pub a tomar algo, a divertirse con amigos, a celebrar un cumpleaños o a distenderse. Es la gente que quizás consume en un 24 horas, no entra al pub: se queda en la calle, en la puerta de un boliche.
No la culpo, pero también hay una responsabilidad de los 24 horas. No es mi tema: planteamos esa inquietud al ministro, que los 24 horas expenden. Y también está lo otro: si no expenden después de la cero hora, los chicos la compran antes, se reúnen en una casa, toman y van hacia el boliche. No podemos hacernos responsables si tres cuadras antes de llegar empiezan a cantar canciones de los cuadros de fútbol, a patear autos, a tirar envases, a pelearse; quiero que los vecinos entiendan que eso escapa a nosotros. Hoy vengo a darles tranquilidad de que vamos a calmar esta situación, estamos buscando formas para que puedan dormir en paz, pero quiero que entiendan que esa situación es ajena a nosotros.
EC - Un oyente aporta otro ángulo interesante a esta discusión. Estamos hablando de que se necesita el aporte de distintos actores vinculados al tema y este oyente dice: "No he escuchado todavía hablar de los padres de esos chicos". Hay una forma de atacar este problema, una solución que viene del lado de la educación, por el lado del diálogo, porque hay conductas que se pueden prevenir, disuadir, simplemente con un buen trabajo familiar.
DM - Ese es un punto que también tocamos, lo tocó específicamente el abogado de Cambadu; el jefe de Policía de Montevideo dijo que es un problema de cultura y de educación. Es un problema que hoy no podemos atacar porque queremos tomar medidas ya, ahora, para este fin de semana y para el que viene. El problema de la educación es la solución pero a largo plazo; puede llevar mucho tiempo, quizás años. Hoy estamos buscando medidas para el ahora, para limpiar el problema ahora.
***
EC - La oyente con la que conversábamos primero decía que este tipo de medidas que ustedes están proponiendo son parches, que aquí no hay una solución de fondo, que la solución de fondo es el traslado de este tipo de locales a zonas delimitadas específicamente para esta actividad. ¿Qué respondes tú?
DM - Yo escuché lo que planteaba la señora, ella habló de Ámsterdam. Yo estuve en Ámsterdam, en Madrid, en muchas capitales de Europa, y el problema es el mismo; los boliches no están en zonas excluidas, no hacen zonas para los boliches. Uno puede caminar por Madrid y encontrar boliches en zonas densamente pobladas, y no de casas sino de edificios; uno puede caminar por Ámsterdam, donde la marihuana está legalizada, y se va a encontrar con jóvenes que consumen en la calle mucho más alcohol que acá, porque es otra cultura, y consumen marihuana en las puertas de las casas, tiran las colillas de los porros, tiran los envases, hacen desmanes. Quizás en Europa la situación sea mucho peor que acá porque es densamente poblado y porque son otros los valores, está más permitido. Hay muy pocas ciudades en el mundo que tengan una zona excluida para los boliches.
EC - ¿Y por qué no podemos ir nosotros por ese camino?, preguntan varios oyentes.
DM - Es un tema que tendría que plantear la Intendencia. A nosotros no nos dijeron "Esta zona está prohibida; esta no". Esto viene de años, no es de ahora; no es que los boliches se estén instalando ahora entre las casas. Es como dice la señora: cierra un boliche y abre otro, porque el local ya está puesto para eso, está ahí para eso desde hace años. Si la Intendencia planteara la instalación en tal lugar, como ha pasado, por ejemplo, en el Parque Rodó, habría que hablarlo, pero hoy no nos han planteado esa vía. La única que tenemos es la del 222. La señora dice que es un parche, pero nosotros la implementamos como un paso, estamos planeando otras cosas, pero de momento tenemos un 222 para que a partir de este fin de semana la situación empiece a regularizarse.
EC - ¿Mucho diálogo con los vecinos?
DM - Vamos a tener diálogos con los vecinos; para eso estamos abiertos. Incluso vamos a tratar de hablar con el Centro Comunal -no tuvimos tiempo ayer, vamos a hacerlo hoy-, para que nos acerque sugerencias, quejas. Quiero trasmitir la seguridad de que van a tener un sueño tranquilo, de que van a poder descansar en paz. Y, a los jóvenes, darles la tranquilidad de que no van a recibir malos tratos de ninguna manera y van a poder disfrutar de la noche como ellos quieran.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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