02.06.2003




































SORTEANDO CUATRO AÑOS DE DIFICULTADES DEL MERCADO

Granja Roland exporta ganado de calidad

Carlos Caorsi: su cabaña fue pionera en la explotación de la raza Holando en Uruguay. Actualmente es uno de los líderes en la cría y venta de reproductores, gracias a su trabajo en el área del mejoramiento genético. En los 50 introdujeron la inseminación artificial y, a fines de los 70, la implantación de embriones. En la actualidad trabajan en la cruza con cebúes para su adaptación al clima cálido.

EN PERSPECTIVA
Lunes 02.06.03, 09.40.

EMILIANO COTELO:
En los últimos años nos hemos acostumbrado a escuchar y leer sobre técnicas de manipulación genética, pero en la actividad ganadera hace mucho tiempo que esto es moneda corriente, especialmente en los trabajos destinados a mejorar el rendimiento de los rodeos.

El departamento de Flores tiene un ejemplo excelente en esta materia, Granja Roland. Es una de las cabañas más importantes en la raza Holando, una raza netamente lechera. Granja Roland trabaja con varias técnicas –inseminación artificial, transferencia de embriones– para obtener un ganado de primera calidad y vender los mejores reproductores de la raza, aunque ese no es su único negocio.

Para conocer más detalles sobre todo esto vamos a dialogar con el doctor Carlos Caorsi, propietario de Granja Roland, de 69 años, veterinario.

¿Cómo le resulta estar delante de este público, en este momento compuesto básicamente por alumnos de escuela? Todas túnicas blancas con moña. ¿Son visitantes habituales de la granja?, ¿van por allí?

CARLOS CAORSI:
Sí; muchas escuelas concurren a visitar la granja. Ellos son el futuro del país; nosotros ya estamos terminando nuestra vida útil y son ellos los que tienen que ocupar el lugar.

EC - La granja está muy cerca para una visita: está ubicada en la puerta misma de la ciudad. Ocupa un área de 1.500 hectáreas, ¿es así?

CC - Sí, aproximadamente 1.500 hectáreas, frente al parque de Trinidad.

EC - En la ruta 3, quilómetro 190; a la entrada de Trinidad, frente al estadio Juan Antonio Lavalleja.

CC - Exactamente.

EC - Allí estuvimos ayer, cerca del mediodía, conversando con usted y su familia y viendo los laboratorios, viendo a las vedettes: los toros más famosos de su cabaña en este momento.

Vamos a recordar en primer lugar la antigüedad de esta cabaña. Hace décadas que están en esto, más de 50 años.

CC - Sí, comenzamos en la década del 30; comenzó mi padre, yo era un niño de cuatro años cuando comenzó, en los años 37, 38; comenzó con la cabaña de Holando.

EC - Es una cabaña. ¿Podemos aclarar el término desde el punto de vista técnico?

CC - Cabaña es donde se realiza fundamentalmente la reproducción de animales de elite. Es decir que los mejores animales de una raza se reproducen en una cabaña y sus hijos, tanto hembras como machos, son usados como reproductores. Los machos van a los distintos rodeos y las hembras son usadas como madres para otras cabañas.

EC – Paralelamente, ustedes tienen también un tambo.

CC - Por supuesto que el tambo funciona con las vacas de la cabaña. La producción de leche en la raza Holando es importantísima, es la base. Hay que registrar las medidas de las vacas; durante 40 o 50 años usted toma las planillas y tiene la producción que ha dado mensualmente y durante la vida. Es decir que tenemos todo el registro hacia atrás, que, llegado el momento, es muy importante para ver la parte que se puede heredar. Se van seleccionando los animales de mayor producción, que son los que después van a integrar el grupo de toros del que hablábamos recién.

EC - ¿Qué es lo que pesa más en el negocio de Granja Roland: el tambo o la cabaña?

CC - Las dos cosas van juntas. El tambo de pedigrí sin cabaña no se justifica, ni se justifica una cabaña de Holando sin un tambo atrás.

EC - Me refería a la facturación.

CC - La facturación más importante es la de los reproductores.

EC - Según veía en los antecedentes de Granja Roland, ustedes compraron las primeras 17 vacas Holando de pedigrí en un remate en el año 38.

CC - Exactamente.

EC - Pero unos años antes ya habían comenzado con esta raza, aunque entonces con vacas cruza; aquel rodeo se reprodujo y en el 40 importaron las primeras vacas de Canadá y Estados Unidos. Este es un sello de calidad de Granja Roland: trabajar con animales importados, básicamente de esos dos orígenes.

CC – Sí; no son muchos los animales que se ha importado, pero hay una entrada de unas 40 o 50 hembras de Estados Unidos y Canadá, y unos 20 toros. Hasta el año 1960 la técnica de inseminación artificial no estaba difundida todavía, entonces se importaba toros, se elegía allá los mejores animales y se los traía como reproductores para usarlos incluso en monta natural.

EC - Si bien ustedes ya hace cuatro décadas, por lo menos, que trabajan con inseminación artificial, de todos modos cada tanto importan reproductores.

CC – Sí: se introduce más que nada algún animal de sangre distinta de las que tenemos, para cambio de sangre y para el centro de toros, para vender semen dentro de Uruguay.

EC - ¿Cuándo arrancaron con la inseminación artificial?

CC - En la década del 50 empezamos las primeras pruebas con el doctor (Aníbal) Durán; se congelaba de una forma distinta de la que se utiliza actualmente, fueron las primeras congelaciones hechas en Uruguay. De ahí fue evolucionando la técnica hasta depurarse de forma de hacerse comercial.

EC - ¿Cuál es hoy el destino comercial de esta línea de trabajo, de la inseminación artificial? ¿Cómo opera una cabaña?

CC - Es un centro con toros cuyo semen se congela. ¿Cómo son elegidos esos toros? Son de las mejores vacas nuestras y los mejores toros importados de Estados Unidos y Canadá, que es donde está la mejor genética en Holando. Se vende semen de esos toros a los distintos establecimientos, aproximadamente unas 50.000 dosis de semen de los toros que tenemos en la cabaña, los que ustedes vieron ayer. Eso permite una difusión muy amplia de esos mejores animales; es decir que un gran toro, un toro que produce un muy buen tipo de animales, se va a reproducir intensivamente de esa forma. Por vía de uno solo de esos toros se vende hasta un millón de dosis de semen, es decir que hay muchísimas hijas de ese toro. Esas hijas son todas testeadas dentro de Uruguay; actualmente hay una prueba para el toro, y las vacas son testeadas en cuanto a la producción y al tipo, la morfología.

EC - O sea que ustedes las monitorean, pese a que ya no están más en la granja.

CC - Claro; y ahí entran en competencia con semen importado y con otros toros uruguayos. Eso les da un ranking, una ubicación, entre los toros cuya descendencia produce más o menos leche; después, con todos los números a la vista, uno puede elegir el toro que quiera usar.

EC - Pasemos a la otra técnica, la de la transferencia de embriones. ¿De qué se trata?

CC - Si bien es una técnica que se intentó realizar desde principios del siglo XX, por diversos motivos, cada vez que las investigaciones estaban casi a punto se paraban (esto sucedió en todo el mundo); y así, el último empuje fuerte fue por el año 50, cuando en los años 40 y 50 ya estaba casi puesta a punto. Primero fue la Segunda Guerra, después la guerra de Corea... Todas las guerras pararon las investigaciones, sobre todo en Inglaterra, que era el país que más investigaba en este punto. Allá por el año 70 sale a luz la técnica, ya con visos de poder ser realizada en forma comercial. Porque, cuando se investiga, generalmente las técnicas llevan un tiempo de puesta a punto: sabemos que se pueden realizar pero tenemos que hacerlas de tal forma que pueda usarlas yo en mi establecimiento.

EC - Ustedes en particular, ¿cuándo se engancharon en ese tren?

CC - En el año 78. Por supuesto que cuando vimos que la técnica iba a ser una realidad dijimos “No podemos quedar ausentes de esto”, y en el año 1978 comenzamos con las primeras investigaciones, tratando de ponerlas a punto para nosotros. Uruguay es un país pobre y de pocos recursos; por lo tanto teníamos que llevar la técnica a algo que fuera usable aquí, que pudiera ser de uso cotidiano nuestro; no podía ser algo demasiado costoso.

EC - En definitiva, y en resumen, lo que se busca es que una determinada vaca, cuya calidad ustedes conocen, pueda tener más hijos de los que naturalmente tendría.

CC - Exactamente. La vaca tiene un período de gestación de nueve meses; después está dos o tres meses en receso, hasta que es cubierta nuevamente y nueve meses después tiene otro ternero. Con nuestra técnica se hace una superovulación de la vaca, por lo tanto en vez de tener un óvulo tiene muchos, puede llegar a tener 30 o 40 óvulos el mismo día. A esos óvulos se los fecunda…

EC - ...con el semen de los toros especiales que ustedes tienen.

CC - Elegimos lo que nos parece mejor para esa combinación. A los siete días de fecundados se los extrae; en ese momento está toda la carga genética, el embrión es un ternero con siete días de vida intrauterina (por supuesto, microscópico); se hace un lavado del útero de la vaca con medios especiales, para conservar su vitalidad, después se ubica los embriones bajo el microscopio y de ahí hay dos vías: una puede ser implantar esos embriones en una vaca cualquiera, una vaca común, de poco valor…

EC - Una vaca receptora.

CC - Claro, es como la gallina que incuba los huevos: el pollito es hijo de la gallina que puso el huevo, pero éste puede ser incubado por cualquier gallina o por una incubadora artificial. Esa vaca es la incubadora del ternero. Se puede implantar el embrión en una vaca de ciclo sexual igual a la que dio el embrión; de lo contrario, si no tenemos vacas preparadas para esa vía o sobran embriones, se los congela. Congelados a 190 grados bajo cero en nitrógeno líquido, esos embriones tienen una vida indefinida; pueden estar años congelados.

EC - Ahí hay otra línea de negocios: la venta de embriones congelados.

CC - Se puede tener el embrión congelado o se lo puede implantar en la receptora regulada, con los siete días de celo. Eso nos da que vacas muy buenas, que podrían tener cuatro o cinco hijos, tengan 40 o 50 hijos.

***

EC - Estamos viendo las formas de negocios que existen en una cabaña. Por un lado ustedes venden reproductores, toros y vacas de calidad probada, con características específicas que ustedes y el comprador conocen; venden semen para inseminación artificial; embriones congelados... ¿Qué otros productos o servicios comercializa una cabaña de este tipo?

CC - Ofrecemos servicios de congelación de semen para terceros. Un productor tiene un toro destacado, lo manda a nuestra cabaña, nosotros se lo mantenemos y le congelamos semen, por supuesto, con un costo; después se le devuelve al productor con el semen congelado.

EC - Puede ser semen de un reproductor Hereford, no tiene por qué ser necesariamente Holando, pese a que ustedes están especializados en Holando.

CC - En este momento tenemos Hereford y Jersey para hacer este trabajo.

EC - ¿Qué otras alternativas?

CC - En cuanto a los embriones, también hacemos trabajos para terceros. Es algo que se trabajaba mucho al comienzo de la técnica, en el año 80, cuando la técnica no estaba difundida todavía. Ibamos mucho a Argentina y a Brasil a hacer implante embrionario; en Uruguay trabajamos para varias cabañas. El embrión permite varias formas de comercialización; ahora hay un pedido de embriones con cruza con cebú para una zona del norte de América del Sur.

EC - Venezuela, concretamente. ¿Cómo es este caso?

CC - Ellos quieren una cruza con cebú; el cebú le da al Holando una mayor resistencia al clima y a los parásitos que tienen allá. De este cruzamiento de cebú con Holando salen animales con mucha leche y con esa resistencia natural a los parásitos y al clima cálido.

EC - Les están encargando a ustedes, aquí en Uruguay, en la ciudad de Trinidad, que les hagan la cruza.

CC - Que los abastezcamos con embriones de la cruza con Holando.

EC - ¿Qué les mandan ellos?

CC - Nos mandan el semen de cebú y nosotros ponemos el óvulo Holando para ser fecundado con el semen; está en discusión si van a llevar el embrión para implantarlo allá o si ya van a llevar la ternera nacida, que es otra fórmula. Como nuestras receptoras son muy buenas e internacionalmente están en un costo bajo, ello nos permitiría, como negocio, llevar la ternerita ya nacida.

EC - En materia de exportaciones, ¿cómo les ha ido en el pasado y cómo les está yendo hoy?

CC - El Holando se ha exportado mucho al exterior: prácticamente todos los vientres Holando se exportan; son unos pocos los que se quedan en Uruguay, en nuestra cabaña. Brasil era un comprador seguro, pero también hay otros mercados: hemos exportado a Paraguay, a Ecuador, a Bolivia, a Perú, a Argentina, a España... En el año 1999, con la devaluación en Brasil, se hicieron imposibles todos los negocios con ese país. Normalmente cuando hay una devaluación después se va nivelando, pero cuando empezó a nivelarse un poquito apareció la aftosa. Eso nos tranca; desde 1999 estamos con ese problema, hasta el día hoy.

Hoy estamos comenzando otra vez; hay una gran demanda de Holando en todo el mundo, muchos países proveedores de vacas tienen la enfermedad de la vaca loca; están afuera del mercado y van a estarlo por un tiempo porque la vaca loca no se termina de un día para el otro. Por otra parte, en los países que no tienen vaca loca el precio es muy alto: Estados Unidos es uno de los grandes proveedores pero con animales de la misma categoría están casi cuatro veces más alto que nosotros en precio. Es decir que hay una gran demanda, hace poco se hizo un embarque a Ecuador –primera exportación después de la aftosa–, hay muchos pedidos de ganado.

EC - De modo que la modificación de la política cambiaria con la consiguiente devaluación en Uruguay, y la salida de la crisis de la aftosa que se está procesando en estos meses del año 2003, esos dos factores combinados vuelven a convertir en probable e interesante al mercado exterior.

CC - Sí; por supuesto que en relación a algo que por cuatro años no tuvimos. Fue terrible para Uruguay.

EC - Para ustedes en particular fue un shock muy fuerte, porque habían hecho inversiones muy importantes, una compra de 180 mil dólares de embriones traídos de una cabaña muy grande de Estados Unidos, todo eso era para exportación y se terminó. ¿Por dónde va el futuro de una cabaña como esta? ¿Qué otros pasos están para dar? Por ejemplo, ¿se han propuesto trabajar con la clonación?

CC - Hemos hecho división de embriones; o sea, después de que el embrión está formado, con siete días, lo partimos al medio y de ahí se producen dos terneros en vez de uno. Eso lo hemos hecho, tenemos embriones divididos, aunque comercialmente no es una técnica rentable; se produce una lesión importante del embrión, con una serie de problemas. Lo hemos hecho a nivel experimental y nada más.

En cuanto a la clonación en sí, está todavía en la etapa experimental, no se sabe cuál va a ser la evolución del clon. En Estados Unidos se está haciendo sobre animales de mucho valor, animales que después son comercializados; no quisiera decir una cosa muy alejada de la realidad, pero creo que clonar un animal hoy en Estados Unidos anda en los 25.000 dólares de costo. Es decir que se hace sobre animales muy destacados, tiene un costo muy alto.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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