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LA INTELIGENCIA Y LOS PROPIOS REPUBLICANOS SE DISTANCIAN DEL PRESIDENTE
Las supuestas armas de Irak ¿el Watergate de Bush?
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Corresponsal en EE.UU., Fernando López Álves: Desde Watergate no hemos visto un escándalo en que, después de que el gobierno toma una decisión, una agencia de seguridad del propio gobierno sale a decir que esa decisión no se tomó de acuerdo a la información que había suministrado. Nunca la CIA afirmó que Hussein tuviera armas. Ahora el subsecretario de defensa reconoce lo que ya se sabía: que existía un plan para redistribuir la región, y los propios republicanos se dividen.
EN PERSPECTIVA
Lunes 09.06.03, 08.58.
EMILIANO COTELO:
La decisión de justificar la guerra en Irak por la existencia de armas de destrucción masiva fue puramente “burocrática”, dijo el número dos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, en una entrevista que concedió a la revista Vanity Fair y que se publicó hace muy pocos días.
Esa entrevista dio mucho que hablar, pero en realidad fue sólo un capítulo de un gran debate político y periodístico que en estos últimos días tiene complicada a la administración Bush: el debate sobre las armas químicas y biológicas que supuestamente poseía Saddam Hussein, pero de las que sigue sin haber rastros varias semanas después de ganada la guerra en Irak.
¿Será este el escándalo que marque la presidencia Bush? ¿Cuál es y cómo se está procesando el debate político sobre esta cuestión en Estados Unidos? Vale la pena repasarlo, porque tal vez no estamos del todo atentos a la profundidad que están alcanzado estas discusiones.
Ayer mismo este debate tuvo nuevos episodios cuando el secretario de Estado, Colin Powell y la consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, aparecieron en varios programas televisivos defendiendo la conducta de la administración Bush. Una administración cuya credibilidad está en duda nada menos que en el Congreso de Estados Unidos. Algo similar le está pasando con el Parlamento británico al primer ministro Tony Blair, el principal socio de Bush en la guerra con Irak.
Vamos a dialogar con nuestro corresponsal en Washington, Fernando López Álvez.
Antes de entrar en detalles, me gustaría preguntarte cómo se vive esta controversia a nivel de la gente común, porque el presidente Bush sigue conservando niveles de popularidad históricos, en un país que apoyó la guerra porque creyó en la amenaza potencial que representaban las armas de Saddam Hussein. ¿Qué pasa ahora en la opinión pública?
FERNANDO LÓPEZ ÁLVEZ:
En la opinión pública todavía no hay una claridad de lo que ha ocurrido aquí. La prensa ha sido muy amable con el presidente: no hubo realmente –excepto en los últimos días– un debate en este país respecto a si encontraron o no las armas de destrucción masiva que las administraciones de Bush y Tony Blair habían dicho que había en Irak y eran una amenaza de guerra. Creo que todavía el debate recién está llegando a algunos de los medios. No hay que olvidar que otros medios se han negado a participar en el debate, son medios que están apoyando a la administración Bush.
O sea recién ahora estamos viendo los primeros atisbos de un debate que creo que dentro de poco va a ser central. Hasta ahora el debate central había sido la reforma de los impuestos, otra discusión que pone en duda y cuestiona a la administración Bush, si miente cuando sale en público diciendo cosas para que el público la apoye. Este segundo debate, el de la guerra de Irak, recién está tomando forma en este momento.
EC - Tú decías que algunos medios les han dado cabida a estas discusiones, pero otros no. ¿Podrías hacer una descripción rápida de unos y otros?
FLA - El New York Times ha tenido en las últimas tres ediciones alguno que otro artículo preguntando dónde están las armas de destrucción, en algunos casos simplemente citando a periódicos británicos que están cuestionando lo mismo en el caso de Tony Blair. El otro domingo apareció un artículo de Paul Krugman, una persona que hemos nombrado antes, un economista que acusa abiertamente a la administración de Bush simplemente de mentir y de haber engañado al público estadounidense para apoyar la guerra en Irak.
Otros medios como Pock, NBC News y todos estos otros apoyan a la administración y se han negado a abrir este debate. CNN ha sido muy cautelosa, no hubo una acusación al gobierno: simplemente ha preguntado a algunos entrevistados si las armas estaban allí. Digamos que la Radio Nacional sí ha abierto un debate. La prensa en este momento está dividida en cuanto a quiénes reflejan este debate y quiénes no.
Hasta ahora es claro que la intención de la guerra, como habíamos hablado antes (incluso en Espectador.com hay un artículo mío que lo aclara), no ha sido realmente dar respuesta a una amenaza de Irak por tener armas de destrucción masiva capaces de atacar a Estados Unidos, de destruirlo o de representar una amenaza para este país o para Inglaterra. Había un plan para la reconstrucción del Oriente Medio, plan que está saliendo cada vez más al aire en este momento.
***
EC - Tú repasabas cómo se está procesando esa información en los medios de comunicación estadounidenses; de manera despareja, decías. ¿Qué pasa a nivel del Congreso? En estos días hubo un desfile a nivel de altos funcionarios de gobierno ante el Parlamento; el propio George Bush se refirió al asunto cuando visitó a las tropas estadounidenses en Qatar la semana pasada. ¿Cuál es el ambiente político en torno a este tema?
FLA - El ambiente político en torno al tema ha sido marcado por una serie de escándalos que han obligado a algunos de los parlamentarios a salir a preguntar dónde están las armas de destrucción masiva que no se encuentran. Uno de los escándalos más interesantes es el de la desavenencia y el desacuerdo entre una de las agencias encargadas de concretar la información acerca de estas armas de destrucción masiva, que es la CIA, y el propio gobierno.
He hablado con alguna gente aquí, el sábado hubo una entrevista muy interesante en una radio, alguna gente me ha dicho otras cosas. Mi conclusión es la siguiente: mucha de la gente de la CIA que está y estaba trabajando en Irak, que era la que tenía que encontrar estas armas de destrucción masiva antes de la guerra para poder pasar esa información al gobierno, para que éste pudiera tener la justificación, ha pasado información que no es exactamente la que el gobierno difundió.
EC - ¿Cómo es eso?
FLA - Las declaraciones de esta gente, hechas a mí y a otra gente, hechas también en una radio,(…) [se interrumpe la comunicación] un documento oficial, la radio nacional, la National Public Radio. En un programa, uno de los expertos en seguridad nacional ha dicho que el equipo de gente de la CIA que estaba trabajando en Irak, que tenía que recabar la información que se mandaba a la Casa Blanca para que ésta la hiciera pública, había mandado información de que –evidentemente— había “posibilidad” de que hubiera armas de destrucción masiva, biológicas y químicas. Nunca se habló –quiero recalcarlo– de armas nucleares (era una alegación de Bush para la guerra), pero sí que había posibilidad de que estas cosas se estuvieran fabricando. Se alegó que “quizás” hubiera varios laboratorios, que “podría ser”… Pero todo dicho de modo hipotético. Era “podría ser” y “quizás”, pero no era “son”.
Pero la administración Bush salió públicamente a afirmar que había esas armas. Entonces ahora esa gente que estuvo trabajando en ese equipo está saliendo a la luz poco a poco a decir que no está contenta con la manera en que se manejó la información que mandaba a la Casa Blanca. Lo cual es un gran escándalo: desde Watergate no hemos visto un escándalo en el sentido de que una agencia de seguridad, de información, que trabaja con un gobierno, después de que ese gobierno toma una decisión sale a decir que en realidad la decisión tomada no estuvo basada objetivamente en la información que había suministrado. Creo que este es el escándalo central que está corrompiendo a la administración desde adentro.
EC - Desde la semana pasada, en torno a esto que parece ser el nudo de lo que tú llamas escándalo, aparecieron reacciones desde las propias filas republicanas, cuando comenzó a promoverse la creación de una comisión parlamentaria de investigación para saber si hubo manipulación de las “pruebas” presentadas sobre la existencia de armas de destrucción masiva. ¿Qué importancia le adjudicas a ese paso? ¿Podemos al mismo tiempo informar algo más?
FLA - Ha pasado lo siguiente. Además de lo que ya he dicho, dentro del equipo de la Casa Blanca ha habido una disidencia entre Paul Wolfowitz –el secretario del ministro de Defensa, Donald Rumsfeld– y Colin Powell. Esa disidencia no es de estrategia sino más bien de contenido, una disidencia en cuanto a qué es lo que se va a decir públicamente si no encuentran las armas de destrucción masiva. Hay varias versiones: que Saddam Hussein las enterró –una versión sin fundamento científico, de acuerdo a los expertos en armas nucleares y de destrucción masiva que están saliendo en este momento a la prensa y en el Congreso–; otro argumento es que de todas maneras la de Saddam era una dictadura, una amenaza al mundo, por lo tanto, como dijo Cheney hace mucho tiempo, si tenía armas de destrucción masiva las iba a usar, por lo tanto había que destruirlo, y si no las tenía también porque si las tuviera las usaría.
Ese es el tono del debate. Wolfowitz es una de las personas que dicen que hay que ir por esta parte del debate, que si las tenía o no las tenía no importa porque en realidad en el fondo Saddam Hussein era una amenaza para el mundo, y Colin Powell está diciendo que hay que demostrar que las tenía, que no hay manera de que la administración Bush se salve sino demostrar que las armas estaban en algún lugar.
EC - O sea que se está dando una diferencia de criterio entre Colin Powell, que es el secretario de Estado, y Paul Wolfowitz, que es el subsecretario de Defensa, el número dos de Donald Rumsfeld, dicen incluso que más duro que el propio Rumsfeld.
FLA - Sí, pienso que Paul Wolfowitz es mucho más duro que Rumsfeld. Rumsfeld tiene sentido del humor, que Paul no tiene, por ejemplo (risas), y Rumsfeld tiene participación pública en cuanto a preguntas y respuestas, es una persona mucho más accesible; Wolfowitz es un duro total y no lo ves.
Esta disidencia, aparte de los informes de inteligencia que están llegando, aparte de que, ¿qué es lo que hemos encontrado en Irak? Hemos encontrado dos vagones o plataformas móviles, que se supone que eran laboratorios donde se fabricaban estas armas de destrucción masiva, que eran químicas y biológicas. No hay mucha más evidencia que eso. Con esa poca evidencia el presidente ha salido, bajo el consejo de Wolfowitz, a decir “Las armas están encontradas y no tenemos que preocuparnos más”. Esto hizo que Powell tuviera una reacción muy agresiva respecto a esta declaración del presidente, y por supuesto ahora toda la prensa esté enfocada en esa declaración: ¿es suficiente o no es suficiente para justificar la guerra con Irak? Eso ha desgranado al Partido Republicano desde adentro. Estas comisiones que son nombradas (hay de dos tipos, pero a las que tú te referías) son bipartidarias donde hay republicanos que ahora se quieren divorciar de la administración Bush y otros republicanos que todavía sienten que deben defender a su presidente, porque en realidad la disciplina partidaria entre los republicanos es un poquito mejor que entre los demócratas.
EC - Una de estas comisiones fue promovida directamente desde el Partido Republicano.
FLA - Claro, es correcto, fue promovida por Colin Powell. Dentro del Partido Republicano esta comisión fue promovida porque la gente que se puso al frente está convencida de que si sigue buscando en algún momento algún arma de destrucción masiva va a aparecer y va a justificar la guerra. De esta comisión salió la idea, de Colin Powell salió la idea de mandar más gente a Irak a seguir esta búsqueda.
Entonces, dentro del Partido Republicano tú tienes esa gran disidencia en este momento; dentro del Partido Demócrata ya ha habido gente que ha salido a denunciar a la administración Bush como un tercer escándalo. En la historia de este país los dos escándalos más grandes que hubo, Watergate y Vietnam, ambos fueron en administraciones republicanas; entonces el tercer escándalo también se le quiere agregar al Partido Republicano como uno de sus galardones. Esto no puede ser y van a tratar de evitarlo.
***
EC - Tú marcabas la situación incómoda en la que se encuentra el secretario de Estado, Colin Powell. ¿Está de alguna manera en juego su permanencia en el gobierno?
FLA – No; no creo que eso afecte su permanencia en la administración, creo que el equipo de la Casa Blanca está bastante unido en esto, creo que antes de declarar la guerra a Irak y a remapear el Oriente Medio, que fue lo que la administración Bush quiso desde el principio, hicieron un acuerdo, implícito y tácito (acuerdo que, me consta, es cierto) de que pase lo que pase esta va a estar junta en esto. No creo que peligre la posición de Powell; la que sí creo que peligra ahora es la credibilidad de la administración Bush entera, de todo el equipo.
Habría que dejar claro qué es lo que dicen las dos partes en este momento.
La parte de los republicanos, liderada por Christopher Bond –un republicano de Missouri– dice que Saddam Hussein estaba tratando de evitar las inspecciones, que evidentemente tenía armas biológicas y químicas, todos sabemos que eso es cierto, que había usado esas armas con su misma gente, que no tiene dudas de que si las armas hubieran estado las hubiera usado contra el resto del mundo y que está seguro de que con una búsqueda mucho más detallada las encontrarán, es un país grande, etcétera. Ésta es la posición que defiende a la administración Bush y la posición extremista dentro de esto es Bush diciendo que ya se encontraron las armas.
Del otro lado, del lado opuesto, hay varios demócratas, por supuesto, como Gerd Park, que ha salido abiertamente a decir que la administración... No dice que ha mentido: ha falsificado evidencias, que ha exagerado, ha exagerado la amenaza de Saddam Hussein para poder llevar adelante un plan de guerra que incluye otros objetivos políticos. Ahí se agrupan algunos demócratas –no todos, algunos–, la izquierda estadounidense y algunos medios de comunicación, como Harper Magazín –que es una izquierda-izquierda– y cosas por el estilo.
Esos son los dos campos y las dos opiniones del debate.
EC - Hasta ahora el debate estadounidense había estado muy pautado por el patriotismo, incluso quienes planteaban algún tipo de críticas a la estrategia de la administración Bush en relación con Irak recibían como respuesta la calificación de antipatriotas o de estar dejando de respaldar al gobierno en un momento muy crítico, delicado, con la amenaza del terrorismo en ciernes, etcétera. ¿Hay que entender que ese ambiente se modificó en algo, que hay espacio, por ejemplo del lado demócrata e incluso desde algún sector republicano, para manejar las cosas con más libertad?
FLA - Creo que hay espacio y ese espacio se está haciendo cada vez más grande, lo están abriendo justamente aquellos dentro del Partido Demócrata que tienen mucho interés en una campaña presidencial próxima, donde ese justamente es el talón de Aquiles de los republicanos.
EC - ¿Entonces los que están entrando a jugar de manera decisiva son motivos electorales?
FLA - Absolutamente. Aparte, junto con todo esto, ha salido otra vez a relucir un juicio general a la administración de Clinton y cómo ésta había seguido una política exterior muy diferente de ésta, a pesar de que tuviera el escándalo de Monica Lewinsky, etcétera: algo así como “Monica Lewinsky es una cuestión que hay que olvidar, tenemos que acordarnos de la política exterior de la administración Clinton”, como un ejemplo de querer resolver el tema de Oriente Medio resolviendo el conflicto palestino – israelí o tratar de remapear el Oriente Medio, resolver el conflicto yendo por el otro lado, que es justamente parte del plan de la administración Bush.
Esto está sobre la mesa y creo que podemos empezar a atisbar para la próxima campaña electoral todo el asunto de la reelección de Bush y si esto va a tener lugar. Cabe todo un espectro de posibilidades en cuanto a esa reelección, que creo que en este momento no es muy favorable para la administración. El momento de la guerra ya ha pasado y el patriotismo, que siempre es muy fuerte en este país cuando el país está en situación de guerra, está poquito a poco dando lugar a una reflexión un poco más serena respecto a por qué la guerra y para dónde vamos.
EC - ¿Qué es lo cabe aguardar la próxima semana, en el corto plazo, en esta materia?
FLA - En la próxima semana vamos a ver más críticas. Creo que la administración va a tener que escuchar a mucha más gente de la CIA y del FBI saliendo a hablar con los medios de cómo es que alguna información que se dio y algún memo que se escribió no fueron tomados muy seriamente por la administración, mientras que otras cosas fueron tomadas demasiado seriamente y exageradas, que es justamente lo que está diciendo esa gente. Esa gente dice “Nosotros hemos informado sobre muchas cosas que de repente eran un poquito más graves y de más preocupación que una estación, un laboratorio aquí o allá de capacidad biológica o química, y sin embargo no se le dio corte, mientras que se le dio toda la importancia a información que reportamos siempre de manera hipotética”. Creo que vamos a tener más de esto en los próximos días, vamos a tener más de los demócratas tratando de alinearse en una posición anti Bush y sobre todo anti Bush con miras a la política exterior, tratando de hacer una plataforma diferente.
Pienso que entre los republicanos alguna gente va a salirse de esta posición pro Bush en las próximas semanas, tratando de aliarse donde el sol calienta un poco más. Ahora el sol calienta todavía donde está Bush, todavía tenemos un Bush con mucha popularidad entre el pueblo estadounidense, pero creo que eso, más la reforma en el tema impuestos, que es muy importante en este país, con la que la gente tampoco está contenta, están trabajando en contra del presidente Bush. Estamos viendo los primeros indicios de un proceso de desgaste donde la administración lamentablemente algo va a tener que hacer para que ese proceso no llegue a ser mucho más grave. Ahí estamos, en qué es lo que va a hacer; ésa sería la pregunta.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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