19.06.2003




































CICLO “HABLEMOS DEL FUTURO” (II)

Cómo generar empleo
y crecimiento sustentable

Ministro de Economía, Alejandro Atchugarry: Trabajamos para generar confianza porque dar un empleo y hacer una inversión es apostar al país. El motor de corto plazo es la exportación y actuamos para favorecerla. Pero la mayor competitividad también alienta a la pequeña empresa que produce para el mercado local y genera empleo. Tratamos de mejorar la calidad del gasto público; si no hay recursos, canalizamos la inversión privada hacia nuestros objetivos. Hay una visión de muy largo plazo que es fortalecer el rol histórico del Uruguay: centro de comunicaciones de la región pero abierto al mundo.

EN PERSPECTIVA
Jueves 19.06.03, 08.45.

EMILIANO COTELO:
Después del mayor descalabro económico de nuestra historia parece que nuestro país está, ahora, en condiciones de iniciar la recuperación. Pero no se trata sólo de volver a crecer, la clave está en cuál es el camino de crecimiento adecuado a nuestras necesidades más urgentes. Porque el desempleo se encuentra en niveles récord –estamos en el 19 por ciento–, el subempleo campea, la emigración ha alcanzado volúmenes históricos y la pobreza ha crecido de manera vergonzosa. Así que precisamos crecer de manera tal que generemos la mayor cantidad posible de puestos de trabajo.

¿Cuál es el camino? ¿Qué hay que hacer? Sobre estos temas el lunes pasado iniciamos En Perspectiva un ciclo de entrevistas y mesas redondas dedicado a hablar del futuro, y “cómo generar empleo y crecimiento sustentable”. ¿Qué tiene previsto el gobierno para dinamizar este proceso?

Vamos a conversarlo con el ministro de Economía y Finanzas, doctor Alejandro Atchugarry.

***

EC - Usted pasó casi un año, desde que asumió al frente el equipo económico, apagando los incendios que dejó la crisis del sistema financiero. Ahora da la impresión de que la economía uruguaya se encuentra en condiciones de iniciar la recuperación. ¿Cómo está trabajando el equipo económico con vistas al futuro, pero sobre todo a esto que planteábamos como inquietud, creo que debe ser la suya también: cómo recuperar empleo, cómo recuperar puestos de trabajo que hoy se han perdido?

ALEJANDRO ATCHUGARRY:
En primer lugar, sin duda, así como 10 meses atrás empezamos a tratar de enfrentar entre todos una circunstancia tan difícil, ya de alguna manera nos planteamos como objetivo no sólo manejar la situación de crisis sino fundamentalmente objetivos en empleo, en la protección de los más débiles y generar un proceso de crecimiento sustentable. Creo que todos los uruguayos compartimos esos objetivos, así que la primera cosa que a todos nos parecía absolutamente indispensable era generar un marco global de confianza, porque en definitiva generar un empleo, hacer una inversión, buscar una vía de crecimiento siempre es apostar al país. Así que la primera cosa, en este proceso que ha culminado en los primeros días de junio, era generar un marco general de confianza que terminó con el apoyo que se ha dado tanto por los organismos de crédito, como del proceso de canje. Hoy vemos a través de indicadores como el riesgo país, que ha evolucionado y hoy está incluso por debajo del de Brasil, que hay confianza en el país.

Muy bien. ¿Cuáles son las tareas a partir de ahora? Más que pronósticos son tareas. En primer lugar el ordenamiento: mantener ese marco de confianza, que pasa por un reordenamiento del gasto público, asunto en el cual se ha venido trabajando desde los primeros días de enero. Eso requiere, primero, reordenarlo dentro del marco de no gastar más de X, que es lo que se puede recaudar; tratar de que los gastos de funcionamiento vayan cayendo y con esos ahorros tratar de fortalecer por un lado las políticas sociales que tenemos que hacer, y por otro la inversión.

Ese trabajo se ha ido haciendo: unas semanas atrás se hizo un ordenamiento que llevó a una mejora en los rubros de inversión, que habían sido restringidos en la ley de Rendición de Cuentas. Se eliminó un tope en Anep que significó un 28 por ciento en incremento de inversiones; en el caso de los ministerios de Obras Públicas y de Vivienda se mejoró el tope en el orden de un 15 por ciento.

En segundo lugar, se trata de canalizar iniciativas del sector público donde no sea posible incrementar este tipo de asignaciones, tratar de canalizar fondos por otras vías para tratar de promover procesos de inversión.

EC - ¿Por ejemplo?

AA - En primer lugar a algo que ya está caminando, con alguna dificultad pero que ha empezado, como la megaconcesión; el aeropuerto de Carrasco que se licita la semana próxima; el pre-llamado para la central de ciclo combinado de UTE, para lo cual tres de las cinco o seis principales fábricas del mundo se han interesado, y generar otro tipo de cosas. Estamos trabajando con esos dos ministerios [Obras Públicas y Vivienda] para hacer programas de lotes y servicios, también con financiamiento privado con distintas mecánicas, etcétera.

Donde había gasto público, tratamos de mejorar su calidad y dirigirlo a la inversión; y donde no hay más gasto público porque naturalmente el tope es la recaudación, tratamos de buscar otros mecanismos para canalizar el ahorro, la inversión privada hacia objetivos que canaliza el Estado con beneficios fiscales y demás.

Le diría que este es el capítulo inversión pública. Uno desearía, por supuesto, tener más recursos para potenciarla; este es uno de los procedimientos usuales en la historia del mundo en materia de tratar de salir de las recesiones.

EC - Es un camino que, en el contexto actual de Uruguay, aparece como muy limitado.

AA - Totalmente limitado. Se ha hecho un esfuerzo por la vía del reordenamiento del gasto; y donde ya no hay más gasto público hay procesos de inversión alentados y orientados por el Estado: pensamos que en los próximos semanas y meses varias decenas de millones de dólares van a ser canalizadas por ejemplo desde el puerto de La Paloma, desde la central termoeléctrica y desde procedimientos como el del aeropuerto que, sin ser el centro de la cuestión, implican una visión de largo plazo del país.

EC - ¿Cuál es esa visión?

AA - Creo que en este contexto Uruguay tiene un papel en la región. Dada su geografía es un centro de comunicaciones (de ese modo nació como país); junto con su papel de los sectores primario y secundario, es decir el agro y los sectores asociados, que es otra de las grandes raíces del país, ser un centro de comunicaciones ha sido, desde la época de la colonia española, uno de los papeles centrales de Uruguay. Se trata de generar condiciones para que defienda ese papel. Refiere a los puertos, al aeropuerto, a las comunicaciones, a las carreteras, al ferrocarril, donde el Ministerio de Transporte está convocando a concesiones para (junto con 20 millones de dólares que tenemos de la época en que cobramos una deuda de Rusia en rieles) generar una mejora en las vías de comunicación.

O sea que hay un proceso, con una visión de muy largo plazo, que es consistente con el corto plazo, que es fortalecer todo aquello que hace que Uruguay defienda su papel histórico de ser un centro de comunicaciones de la región y al mismo tiempo canalizar inversiones dirigidas a ese tema. Esa es una visión de largo plazo.

EC - Usted decía que esas son acciones desde el sector público, lo que puede invertir el propio Estado y concesiones que realiza o tiene previsto realizar para que invierta y opere el sector privado.

AA - Exacto. Y el aliento a cosas que son directamente inversión privada, como el puerto Mbopicuá, en la construcción, donde en definitiva se está buscando, con una serie de otras condiciones, fortalecer esta posición.

EC - En cuanto a la actividad del sector privado mismo, ¿qué es lo que el gobierno piensa que se puede hacer, qué marcos, qué incentivos, qué énfasis?

AA - Inversión privada conectada con estos aspectos. En primer lugar, una serie de contextos para favorecerla; primero los aspectos de promoción fiscal y después vamos a ver una cosa bastante más amplia que son los temas de estabilidad y crédito, que también refieren a eso.

EC - Claro, porque según quedaba de manifiesto en la mesa redonda del lunes en este ciclo, es obvio que vendría muy bien recibir más inversión, y que esa mayor inversión generara puestos de trabajo. Pero también es un hecho que hay inversión ya consolidada en Uruguay que está subaprovechada, por ejemplo en hotelería, donde no está trabajando toda la gente que podría trabajar; en la industria ni que hablar. Parecería que hay que trabajar en las dos cosas, en particular en esto: cómo lograr que los sectores que ya están instalados, que las empresas ya instaladas puedan demandar otra vez trabajadores.

AA - Absolutamente. Hay un tema mucho más global, que es al que usted alude: cómo Uruguay se asegura ser competitivo. Eso refiere a una visión, en parte de la región, lo que tiene mucho impacto sobre todo en los servicios (turismo, comercio, transporte). Una de las preocupaciones más globales es mantener al país lo más estable posible en lo institucional.

Esto es bastante más amplio, refiere a la conducta que hemos tenido todos los uruguayos, le diría que es el valor económico más importante, que no es económico. La conducta de la sociedad uruguaya para enfrentar con sensatez y cordura la más dura crisis que hemos visto; no digo la más dura de toda la vida del país porque no sabría decir si es así, pero por lo menos la más difícil de los últimos 50 años. Fue generando el respeto que terminó en este apoyo de inversionistas privados, de los organismos; es uno de los valores más importantes de una sociedad. Si tenemos la sensatez de seguir preservando esa capacidad de ir procesando nuestras diferencias –en la diversidad, en las diferencias, en las discrepancias con mucha sensatez— es un valor que no sólo da previsibilidad y previsión, sino que nos permite mantener –ahora sí, ya en el orden económico– este proceso. Recuerde que el año pasado se estimaba que el dólar iba a llegar a 40 pesos a fin de año, incluso fue la visión de los organismos en agosto; del mismo modo se estimaba que la inflación iba a andar en el 40 y pico por ciento. En aquel momento dijimos “Está bien; es el peor panorama, pero esperemos que mejore”; y la sociedad lo mejoró. No más allá de febrero, marzo, todo el mundo sentía que la inflación iba a andar como por el 28 por ciento; en algún momento ahora planteamos que va a andar abajo del 20 y creo que todos estamos pensando que ya bajó de eso. Entonces estamos en un esquema en el cual hay un tipo de cambio y una inflación que van tendiendo a la estabilidad, pero al mismo tiempo manteniendo una competitividad importante respecto de la región. Ese es un primer factor global: mantener al país competitivo y cuanto a eso refiere (tipo de cambio, inflación, niveles de cómo se aplican los impuestos tratando de desgravar; se ha mantenido desgravados todos los sectores de punta).

EC - A partir de la evolución del dólar surgieron en las últimas semanas algunas dudas, incluso respecto de la posibilidad de un atraso cambiario. ¿Usted entiende que esa incertidumbre ya pasó?

AA - En primer lugar hay una serie de acciones, que ya se ha empezado a procesar, de menor demanda y de no aceptar mayores tasas y bajando las tasas de interés que demanda el Estado…

EC - Las letras de tesorería…

AA - …las políticas de canjes del Banco Central (BCU), que están tratando de dar la señal de que el Estado y el BCU están apuntando primero a alentar en menor medida tasas más altas en pesos. En alguna medida, eso se va a ir volcando o a una mayor oferta de crédito en pesos, a menor costo al consumo y a los sectores empresarios. Eventualmente no es un factor distorsionante del nivel que va a ir buscando el tipo de cambio, manteniéndose competitivo con la región. En términos comparativos Uruguay se ha mantenido en términos muy competitivos frente a Argentina, Brasil, Europa y Estados Unidos: la gente que estudia estas cosas dice que en realidad, con estos niveles del tipo de cambio (más allá de estas fluctuaciones de corto plazo, que también son el fruto de una mejora importante de la confianza que le surgió a toda la sociedad a partir del éxito del canje)… Entonces también algún factor de incertidumbre que podría estar afectando el tipo de cambio desapareció…

EC - ¿Usted considera razonable pensar en 30-32 pesos como valor para el dólar a fin de año, y por lo tanto una devaluación del orden del 14 por ciento para todo 2003?

AA - Usted sabe que siempre nos hemos resistido mucho a hacer pronósticos en la materia. Lo que no hay que hacer es fijar el tipo de cambio, en el sentido de ponerse fuera de la realidad; porque si usted mira los últimos años del país cada vez que se intentó eso no nos fue bien.

EC - ¿Pero esa podría ser una aproximación?

AA - La idea es que la inflación va a estar bastante por debajo del 20 por ciento y naturalmente el tipo de cambio va a acompañar los precios internos. O sea que, si nadie hace nada en contrario –y claramente no lo vamos a hacer, no vamos a hacer nada que impida que el tipo de cambio evolucione según los niveles de precios internos y de la región– va a ir evolucionando y si usted hace el cálculo le da en ese entorno.

EC - O sea que no va a haber atraso cambiario, por un lado…

AA - No vamos a generar ningún elemento que lo promueva.

EC - …y por otro se trabajará, sí, con las herramientas de que dispone el Estado, y en particular el BCU, para evitar estas oscilaciones, esta incertidumbre que se produjo con respecto a la evolución del tipo de cambio en estas últimas semanas.

AA - Sí, exacto. Era natural que después del proceso de canje y mejora de la confianza hubiera alguna oscilación; sobre todo porque también se despejaron otras incógnitas: el 25 de mayo asumió un nuevo gobierno en Argentina, el gobierno de Brasil está en lo que está… Si uno mira la región ve que Argentina y Brasil han tenido una fuerte apreciación en los últimos dos meses en su tipo de cambio. Es decir que todo está jugando... Y hubo una fuerte caída del dólar en el mundo. En ese contexto era razonable que hubiera una oscilación; la hubo y ahora va a ir buscando un nivel natural.

Más allá de esto que es coyuntural, la idea en general es no generar ningún elemento que no colabore a que el tipo de cambio sea competitivo y al mismo tiempo tener niveles de inflación razonables, más bajos de lo que estimaba la mayoría de las personas a principios de año. Lo cual es un beneficio para la población, en el sentido de que todos conocemos: que la inflación produce cierto deterioro en salarios y pasividades; a menor inflación –no necesito explicarlo, eso lo vemos todos– mayor protección de los valores. Y, si eso se hace en el contexto en que el país está competitivo, tiende a promover de por sí (como usted bien señalaba) el turismo, los servicios, la industria instalada en el país más la que se quiere instalar, tener una buena posibilidad de vender servicios y bienes a la región y al mundo.

Es por ahí que el país empieza a crecer, es por ahí que empezamos a generar empleo. Esos eran los puntos centrales.

***

EC - Los analistas con los que conversábamos en la mesa redonda del lunes (lo planteaba Jorge Notaro) coincidían en que, con el aumento del Producto previsto por el gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para los próximos años, con los índices divulgados, el desempleo descendería muy lentamente en el futuro cercano. Por ejemplo, se citó un estudio de la Facultad de Ciencias Económicas que dice que de esta manera en 2012 el desempleo recién habría bajado al 13,7 por ciento. Parece claro que las urgencias son mayores, son muy fuertes hoy.

¿Es posible hacer algo desde el Estado para aumentar la tasa prevista de crecimiento del Producto o para redistribuir ese crecimiento de modo que genere más trabajo?

AA - Yo le diría las tareas que creemos que tenemos que hacer, tanto para consolidar el crecimiento. El primer gran desafío después de cuatro años de recesión es que empiece a crecer, después acelerar su crecimiento y tercero eventualmente complementarlo con planes adicionales que tal vez no tengan tanto que ver con el crecimiento pero atiendan al empleo, o sea que pueda haber dos áreas de trabajo.

Vamos al tema crecimiento. La primera cosa en todo país que pasa por este proceso: el motor, el elemento más moderno, más dinamizador, notoriamente siempre es el sector exportador; no sólo está en todos los libros de texto sino que además lo hemos vivido como uruguayos en la crisis del 82 en adelante. ¿Qué tareas o qué elementos hemos considerado para eso? En primer lugar le hemos dado un marco de trabajo, primero a través de darle un horizonte de los próximos dos años que le quedan a este gobierno, consolidando su sistema de devolución de impuestos. No hemos hecho otras cosas (a veces lo que no se hace también es importante). A pesar de que se reclamó, no pusimos un sistema de detracciones; mucha gente nos reporta que en zonas de nuestro litoral vienen productores argentinos a realizar agricultura intensiva porque a veces les resulta más atractivo trabajar desde Uruguay y entonces generar aquí la producción y el empleo, porque tienen un régimen más confiable y beneficioso. Es un proceso que recién empieza, es incipiente, pero es una buena señal para decir “Están las cosas que se hace y también las que no se hace o se ha evitado hacer para generar eso”.

Por otro lado hemos tratado de ir conformando una serie de mecanismos para realizar la apertura de mercados. En eso hemos estado en conversaciones con Argentina, que vamos a seguir; están los aspectos que estamos trabajando en el Mercosur; está el trabajo recién realizado con Estados Unidos; está el trabajo casi a término en materia de apertura de mercado en México… O sea que, por un lado, trabajo de un sector, tanto privado como público, en apertura de mercados, hay un marco de actuación para el sector exportador que se ha complementado con algunas consideraciones en materia de energía y agua cuando se incrementa la producción; esto refiere ya no sólo al sector exportador, sino a todo el sector industrial. Son elementos que se han ido dando ya no sólo en el sector exportador sino en el sector productivo en general. Hoy por hoy se ha mantenido y profundizado un sistema tributario en función del cual el sector industrial local como exportador, el sector agropecuario y el sector transporte de cargas están establecidos en el sistema de más bajos impuestos desde siempre. Se ha eliminado una serie de aportes, una serie de gravámenes, manteniendo naturalmente el impuesto a la renta –eso si se gana–, tendiente a colocarlos en la mejor condición para aumentar la producción. O sea que hay un conjunto de normas, tanto en materia de consumo como en materia de impuestos, tendiente a generar ese buen marco.

Tercero, se han mantenido las reglas de juego, algo que siempre es bien importante.

Cuarto, se estableció en general –esto refiere a todos los sectores; acá también entramos en los sectores servicios, comercio y turismo– un sistema de amortización acelerada que promueve la inversión en equipos; incluso se ha mantenido y planteado en las recientes reuniones del Mercosur mantener la tesis uruguaya de que para la importación de equipos y bienes que refieren a la industria, a los servicios y demás, ir al arancel más bajo, a cero en muchos casos, porque se requiere la mejora del equipamiento para el aumento de la producción.

Quinto, se revalidó las normas en materia de promoción de inversiones en turismo.

Este es el marco dentro de lo que el Estado puede hacer: estabilidad, marco tributario y apertura de mercados tendiente a que el sector de exportación de bienes pueda apurar y que el sector agroindustrial - industrial que trabaja para el mercado interno tenga mejores condiciones para pelear aún dentro del sistema Mercosur: defender su mercado interno, cosa que se ha favorecido con algunas medidas: cuando a veces aparecen productos regionales o extrarregionales que tienen algún tipo de dumping, de derechos específicos, se trata de mantener la lealtad del comercio, o sea defensa por parte de Uruguay cuando ello no se da por parte de algunos productos importados.

EC - A partir de este marco que usted venía describiendo…

AA - Una última apostilla.

EC - Sí.

AA - Como también, y aquí vamos a lo importante porque sin duda el sector comercio y servicios es el que genera más oportunidades de empleo, es el gran ocupador de Uruguay…

EC - Ese sector es además el que impacta de manera más fuerte, por lo menos con la actual estructura del PBI, en la evolución del Producto Interno. El economista Javier de Haedo manejaba unos datos bastante fuertes: el agro y la agroindustria representan el 15 por ciento del Producto, por lo tanto si crecen 10 por ciento la economía crece 1,5 por ciento; en cambio si los servicios crecen 10 por ciento la economía de 5 a 6 por ciento.

AA - Refiere también a nuestra común preocupación en esta conversación, que es el impacto a favor del empleo, porque notoriamente son los grandes ocupadores. Ahí estamos haciendo algunas cosas novedosas. Por ejemplo se ha configurado un sistema por el cual hemos considerado también el procesamiento de datos y cualquier tipo de otro trabajo hacia el exterior (lo refiero porque ustedes tienen un programa, Uruguayos para el Mundo): al procesamiento de datos o cualquier otro tipo de trabajo que hagan los uruguayos desde Uruguay, desde su casa, desde su comercio, hacia el exterior, lo hemos considerado en un decreto reciente como exportación de servicios, con todos sus beneficios. Porque ese es el futuro y nos ha parecido que se había dado un primer paso para lo la exportación de software y servicios, que es un tema bien interesante pero más técnico, más profundo. Acá lo hemos hecho en general: surgió a partir de algunas consultas; dijimos “Vale la pena, es lo que está pasando en el mundo, Uruguay hoy está competitivo, hay mucha gente capacitada en esto, demos una serie de herramientas para que incluso se pueda salir a buscar trabajo que haya para hacer en otras partes...” (como todos sabemos, por la informática se puede realizar aunque el destino sea Nueva York; India ha hecho mucha cosa en esa materia, Puerto Rico también, “...démosle esa condición a Uruguay”. Se envió un proyecto de ley, que está a consideración ahora, diciendo que si se le ha podido dar una serie de beneficios a otros sectores de exportación vamos a tratar algo de carácter general, pensando obviamente sobre todo en el comercio y los servicios, tratando de promover que se reintegren empleados del Seguro de Desempleo o que se tome nuevo personal. El proyecto dice que hay una exoneración por cada empleado, cada trabajador adicional, cualquiera sea el sector, incluyendo en especial comercio y servicios, que son hoy los que todavía tienen una carga de aportes a BPS y demás de mayor significación. Son medidas de carácter fiscal, de promoción fiscal para aumentar ese tema.

EC - A partir de ese tipo de instrumentos que el gobierno ha ido poniendo en funcionamiento, sumados a los que ya existían, ¿hay un cálculo, un modelo en el equipo económico que permita estimar las consecuencias en materia de puestos de trabajo?

AA - Son medidas de carácter fiscal, pero pensamos que el impacto sobre comercio, servicios y transporte (ayer en la tarde estuvimos con los transportistas reglamentando la ley de transporte de pasajeros para generar mejores condiciones), más allá de todas estas medidas puntuales, de aliento y demás, el marco más global... La idea es que, si la sociedad mantiene este esquema en que está, habiendo respetado una serie de valores aún en lo peor de la crisis, referidos a la confiabilidad del país y demás, ese marco global unido a mantenerlo competitivo y a estas medidas de carácter fiscal, van a tender a alentar que otra vez servicios y bienes –eso refiere a bienes que se venden en el interior del país– traten de recuperar en la región un efecto estimulante de atraer turismo, y negocios, como estamos todos percibiendo. Incluso en alguna zona franca de Montevideo hay un proyecto de 80 millones de dólares de casas, lugares y demás, porque están creciendo, porque viene mucha gente de la región a trabajar y a hacer trabajos desde Uruguay. O sea que hay una cosa más global, más de sistema.

Creo que, como Uruguay está empezando a salir de la crisis, si mantenemos esa conducta, eso nos va a traer un beneficio importante que no se puede cuantificar y que va mucho más allá de las medidas individuales o de carácter fiscal que son todas de promoción. Refiere a decir: tenemos que reconquistar como país ese mercado que es turismo pero es más que turismo… por eso le decía al comienzo que no hay que perder la visión histórica del país. Somos un país de una muy buena base agropecuaria, que está bien, que está empezando a andar, que tiene un buen prestigio internacional, que tiene buenas condiciones fiscales, que está saliendo con mejores condiciones sanitarias, lo que genera a su vez puestos industriales, pero además hay un gran papel como país confiable, país con seguridad pública, país sensato, país competitivo, país que mantuvo lo básico en medio de la crisis (porque no tocó los valores esenciales, ni los morales, ni los espirituales, ni los de seguridad, ni los económicos). Creo que eso es una apuesta que, en la medida en que sigamos manteniendo esa imagen, fortalezcamos además las vías de comunicación, nos va a permitir (o por lo menos es la pelea que tenemos que dar para conseguirlo) atrapar mucho trabajo –que no se ve pero que empieza a sentirse de brindar— servicios a la región y atraer gente, ya no sólo como turista sino también como cuestiones de negocio, de comercio y demás. O sea que Uruguay, insisto, desde el siglo XVIII para acá tuvo un papel importante en esa materia, tiene que defenderlo, que cuidarlo y es una gran apuesta a generar muchos puestos legítimos.

EC - ¿Se está conduciendo ese proceso? El economista Aldo Lema decía el lunes que, para crear empleo, la economía uruguaya tiene que crecer, pero tiene que hacerlo más allá de lo que el viento nos sugiera, porque Argentina, Brasil o el entorno regional se pongan algo más favorables. “Nuevamente, si dependemos o nos ponemos condicionales a lo que va a pasar en la región, la crisis puede repetirse y además la generación de puestos de trabajo va a ser muy lenta”. Agregaba que, para él (un hombre que vive en Chile y que conoce muy de cerca en particular ese modelo), un crecimiento en Uruguay de 2 a 2,5 por ciento no será suficiente para revertir la situación de desempleo: hay que crecer a más del 5 por ciento, y para eso hay que hacer reformas profundas. Por eso lo consultaba: ¿se está trabajando para eso, para un crecimiento de más del 5 por ciento?

AA - Es el desafío que tenemos por delante. Insisto: primero estamos empezando a revertir el crecimiento negativo de cinco años; segundo, la apuesta es a crecer y mucho; tercero, al hacerlo yo puedo suscribir lo que usted refería y que se conversó en esa mesa redonda. Pero cuando digo que Uruguay debe reivindicar su papel de centro de servicios y abierto al mundo: es al servicio de la región y abierto al mundo. Es la historia de Uruguay; no es cerrado y supeditado a la región. No podemos estar ni de espaldas a la región, con la cual tenemos fuertes vínculos desde siempre, con o sin Mercosur, con o sin PEC y CAUCE, desde siempre Fuertes vínculos con la región, a la que toda la vida le hemos suministrado acceso portuario, acceso a servicios y demás, tenemos que fortalecer eso. Segundo: pero Uruguay siempre estuvo abierto al mundo para no quedar tan preso de la región; nuestro principal socio comercial toda la vida fue Europa, si uno mira de 1830 a la fecha. Esas son las visiones históricas de papel que creo que no debemos olvidar y debemos fortalecer.

En el corto plazo, además de apostar a este conjunto de aspectos para crecer con más fuerza... Y creo que sí, que las estimaciones permiten (si hacemos las cosas con fuerza, si no nos desviamos en discusiones laterales y nos concentramos en generar las condiciones a las personas para que confíen, apuesten a Uruguay y crezca) crecer a un ritmo bien fuerte.

Y después hay programas, que ya no refieren al crecimiento a mediano y largo plazo sino a ir resolviendo el problema del empleo en el corto plazo.

EC - ¿Por ejemplo?

AA - Son los que de alguna manera se está empezando a armar, desde estos empleos temporales que están armando los ministerios de Vivienda y de Obras Públicas; están cerrando un programa de lotes y servicios, hay un programa con las intendencias de carácter vecinal.

Son todas cosas útiles, necesarias; tampoco es el empleo por el empleo sino que son todas cosas (infraestructura en beneficio de los vecinos y demás), que generan este tipo de programas, así como el necesario suministro de una corriente de crédito para potenciar un gran dinamizador de nuestra economía que son las pequeñas y medianas empresas, que es una red muy adecuada al carácter de los uruguayos, que también refiere a que es la forma de ir alentando además de estas oportunidades globales que es donde cada persona va buscando su manera de trabajar, de hacer su cosa. También generar corrientes de crédito que habiliten por un lado la mayor rapidez en este factor de crecimiento y su expansión a través de las pequeñas y medianas empresas, que son un área que todos sabemos que tiene un impacto muy favorable en estas preocupaciones que tenemos de cómo generarle oportunidades de empleo a la gente.

EC - Ya que usted menciona las pequeñas y medianas empresas, vamos a la microempresa. Un oyente plantea esta cuestión: “Si yo produzco zapatos, clavos o lo que sea en forma casi familiar, resulta que les doy trabajo a cinco o seis personas y les vendo a algunos comercios del barrio, por ejemplo. Esto no me da para aparecer en las estadísticas de la Unión de Exportadores, tampoco para que me inviten a exponer en el LATU, pero el hecho es que les estoy resolviendo una forma de vida a las cinco o seis personas que trabajan conmigo. ¿Con qué?: con el bendito mercado interno. ¿Por qué no se estimula la producción para nosotros mismos?”, consulta Juan.

AA - Es justo lo que estábamos hablando, el papel de las pequeñas o micro empresas, las PYME. ¿Por qué ahora tenemos la oportunidad de hacer esas cosas de vuelta? Primero, porque hay una competitividad global. La primera cosa, la primera gran herramienta que hoy nos permite a los uruguayos pensar en volver a hacer cosas que antes no hacíamos, es esa relación de costo interno - costo externo, o relación de tipo de cambio.

En segundo lugar, porque también hoy rige una serie de medidas de carácter de previsión social, impositivo y demás, que facilitan y permiten hacer ese tipo de cosas.

Tercero, porque hay una cuidadosa vigilancia si aparecen productos subsidiados del exterior, defender la lealtad del comercio, no cerrar el país pero defender. Eso refiere a algo que está empezando a hacer la Aduana (de lo que dará cuenta en los próximos días), sobre todo en el área de la Mesa de Valoraciones, haciendo un cuidadoso análisis. Eso defiende al fisco, porque cuando aparece mercadería subsidiada o subfacturada perjudica la recaudación que necesitamos para pagar salarios, jubilaciones y dar este tipo de beneficios, y segundo porque es un perjuicio para esa producción local. O sea que, en el entendido de que conductas de países cerrados no funcionan en ningún lado, pero sí de defensa de la lealtad del comercio para evitar que la subfacturación, el subsidio o el dumping produzcan perjuicios a la industria nacional (incluso por ejemplo en los aceites se ha promulgado hace poco una resolución antidumping referida a prácticas desleales de comercio que se comprobaron en otras zonas del mundo y que venían a incidir acá), la respuesta es: la manera de cuidar el mercado local –coincido con el oyente, es el 80 por ciento del destino de nuestro trabajo, si habrá que cuidarlo– es haber devuelto la competitividad al país, que es lo que hoy está posibilitando cosas incluso más chicas, hasta la simple reparación de equipos, de máquinas o de enseres que en otra relación, en otro tipo de cambio probablemente todos los tirábamos. Ahora los reparamos, hasta las producciones locales, que es el destino de buena parte de la micro, la mediana y la gran empresa, que en Uruguay no hay muchas (en términos internacionales la mayoría de nuestras empresas no pasan de medianas), que tienen en el mercado local un importante destino.

Por ello las medidas hacia adentro de disminución fiscal, hacia fuera de defensa de la lealtad del comercio y en general mejoras de la competitividad, son las herramientas que hemos podido dar. Que no son milagrosas: va a depender de la fuerza y la convicción con que sigamos en este camino, al cual hay que darle algo de tiempo para que todos los ciudadanos, que han percibido que hay una nueva condición que ahora les permite hacer cosas que hace un año o cinco años no podían hacer, que las han empezado a hacer para mantener este esquema de cosas, se sientan alentados para seguir produciendo.

Eso se ve hasta cuando usted va a un supermercado. Cuando usted va a un supermercado ve que han cambiado las cosas, ¿no?: hay muchos más productos nacionales que antes. Eso visual o eso que nos describe el oyente son cosas que capaz que en las macroestadísticas no están, pero el oyente, usted y yo también recorremos, miramos y nos damos cuenta de que es una cosa muy importante y que hay que seguir alentando para que se haga y crezca.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón




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