01.07.2003










UN PRODUCTO QUE COMBATE LOS EFECTOS DE LA QUIMIOTERAPIA

Clausen, biotecnología uruguaya
para fármacos de vanguardia

Aliado con la Universidad de la República, el laboratorio desarrolla un medicamento biotecnológico al mismo tiempo que las multinacionales. Su obtención abrirá un mercado inédito para productos nacionales en esta área. A partir de controles de calidad que sólo la Universidad puede efectuar en el país, surgió una asociación estratégica que beneficia a toda la sociedad. Gabriel Fernández Secco, gerente general de Laboratorios Clausen SA, y doctor Tomás Alfaro, MBA de Harvard, trabajando para la empresa en el marco de un proyecto de Endeavor Uruguay.

EN PERSPECTIVA
Martes 01.07.03, 08.50.

EMILIANO COTELO:
Un laboratorio 100 por ciento uruguayo, que hace investigación y desarrollo en el área de la biotecnología, en estrecha coordinación con científicos de la Universidad de la República. Pero no sólo eso: esta investigación dio sus frutos y plantea un importante avance en el tratamiento terapéutico del cáncer, en particular en el combate a los efectos secundarios de la quimioterapia.

No estoy hablando de un proyecto de futuro sino del presente. Me refiero a la experiencia de Laboratorios Clausen SA, una empresa nacional que justamente hoy cumple ocho años en esta, su segunda etapa, cargada de renovación y orientada a la biotecnología. Un proceso que hace pocos meses recibió el apoyo de Endeavor, que le brindará asesoramiento técnico en el diseño de su plan de negocios.

Sobre esta experiencia vamos a conversar con Gabriel Fernández Secco, gerente general y propietario de Laboratorios Clausen SA, destacado hace poco como emprendedor Endeavor, y el doctor Tomás Alfaro, español de nacionalidad, MBA [master en administración de negocios] de la Universidad de Harvard, quien se encuentra en Montevideo… ¿desde hace cuánto?

TOMÁS ALFARO:
Desde hace un mes.

EC - …colaborando en el diseño de este plan de negocios en el marco del proyecto de asistencia de Endeavor Uruguay.

Comencemos con algunas preguntas para Fernández Secco. Antes que nada la historia de Clausen. El laboratorio fue fundado a comienzos del siglo XX, pero tuvo un relanzamiento en 1995, cuando ustedes tomaron el control de la empresa. ¿En qué consistió esta transformación?

GABRIEL FERNÁNDEZ SECCO:
Como usted decía, hace hoy ocho años, el 1º de julio de 1995, un grupo de empresarios que veníamos trabajando en la industria farmacéutica compramos Clausen con la idea de refundar la empresa sobre nuevas bases y con una estrategia de negocios diferente de la que había tenido hasta ese momento.

Clausen es una empresa reconocida en Uruguay por productos muy viejos…

EC - Por ejemplo almidón, agua oxigenada… ¿no?

GFS – Exactamente: productos que nuestras generaciones y aquellas que tienen más años recuerdan perfectamente. Nosotros apostamos a un nuevo perfil del producto, básicamente en el área de biotecnología, productos biológicos. En una primera instancia nuestra posibilidad de desarrollo fue la producción de productos biotecnológicos, aquí en Uruguay o en plantas de la región, y comercializarlos como similares de productos exclusivos o que tenían poca competencia.

EC - ¿Algún ejemplo, simplemente para ubicarnos?

GFS - Interferón, Trombopoyetina, Molgramotín... Nosotros los vendíamos como Virostat, Epoyet, Inreco… Son productos que se utilizan fundamentalmente para el tratamiento de patologías hemato-oncológicas, es decir que en general van dirigidos a pocos pacientes, son utilizados por pocos médicos para el tratamiento de patologías severas en las que cumple un papel fundamental.

EC - ¿Cómo les ha ido en esta segunda etapa, en estos ocho años?

GFS - Yo diría que muy bien. Si en julio de 1995 me hubieran dicho que ocho años después íbamos a estar en la situación en la que estamos hoy, me hubiera quedado contento, tanto como estoy hoy.

EC - ¿Por ejemplo? ¿Algunos números, algunos datos?

GFS - Creo que Clausen ha sido la empresa farmacéutica de más crecimiento en los últimos años, tal vez la única con crecimiento real en término de dólares en el año 2002, con la disminución que sufrieron el país en general y la industria farmacéutica.

Algunos números bien ilustrativos: comenzamos siendo siete personas en julio de 1995 y hoy somos más de 30; la empresa facturaba menos de 500 mil dólares al año, aquellos productos que compramos, y hoy facturamos en el orden de los cinco millones, entre los productos que facturamos directamente y los que van al Ministerio de Salud Pública (MSP).

EC - ¿Venden sólo en el mercado interno?

GFS - Hasta ahora sí; en este momento estamos en un proceso de registro de algunos productos biotecnológicos en otros países de América Latina, en América Central y tenemos contratos firmados en mercados asiáticos, en particular India y algunos otros países, con posibilidades bastante promisorias de exportar algunos productos, fundamentalmente del área biotecnología.

EC - Me interesa precisar con un poco más de cuidado el perfil de Laboratorios Clausen. Para eso creo que sería bueno repasar el espectro de laboratorios que operan en Uruguay. ¿Cuáles son los distintos tipos?

GFS - En Uruguay hay unas 50 empresas farmacéuticas, tal vez algunas más, de las cuales de 10 a 15 son filiales de empresas multinacionales que venden en el orden del 20 por ciento de las unidades y más o menos el doble de ese porcentaje en los valores; el resto del mercado, el 75-80 por ciento de las unidades es vendido por empresas nacionales o regionales.

EC - No sé si la audiencia tenía claro ese dato, esa distribución del mercado entre laboratorios extranjeros y nacionales. Tengo entendido que los laboratorios nacionales elaboran sus fármacos básicamente a partir de materia prima importada.

GFS – Exactamente. Eso empieza a diferenciar a Clausen de los laboratorios nacionales en su conjunto. La industria farmacéutica nacional elabora sus productos a punto de partida de materias primas importadas; Clausen también lo había hecho hasta ahora. Hicimos un contacto con científicos de la Universidad de la República para establecer el control de calidad de los productos biotecnológicos similares que fabricamos, porque son productos cuyo control de calidad es complejo, que acá no se hacía. Eso fue en nuestros inicios, en los años 1996, 1997…

EC - Así que ustedes tendieron un primer contacto de relaciones de trabajo con la Universidad de la República, ¿en el año…?

GFS - Seguramente fue en 1997, un año después de haber comenzado a comercializar los productos.

EC - Para control de calidad.

GFS - Exactamente. Los productos biotecnológicos requieren un control de calidad diferente de la generalidad de los farmoquímicos que se comercializan en el país. Ni siquiera el propio MSP tiene desarrollado un mecanismo de control de calidad válido para esos productos: hace el proceso de registro en función de la documentación que se le entrega, pero no puede verificarla a nivel de laboratorio. Veíamos que era fundamental que aquí en Uruguay se pudiera realizar un control de calidad porque son productos que requieren cadena de frío y en el transporte hacia el país pueden sufrir algún tipo de deterioro en su actividad biológica, es decir en su eficacia clínica. Entonces hicimos un primer contacto con científicos uruguayos formados en el exterior en biología molecular, fundamentalmente en el Instituto Pasteur, y firmamos un primer convenio con la Facultad de Medicina y la Universidad de la República para control de calidad de esos productos.

EC - Esto venía a cuento cuando usted estaba ubicando este diferencial de Laboratorios Clausen, que trabaja con materias primas elaboradas también localmente.

GFS - En realidad todavía no hemos comercializado ningún producto con materia prima elaborada en el país. A punto de partida del contacto con este grupo investigador, con el cual empezamos nuestra relación para el control de calidad, hemos visto que en Uruguay hay material humano, infraestructura de equipamiento y tecnología capaces de ser utilizados en el desarrollo de nuevas moléculas biotecnológicas. Entonces ya no se trata sólo de importar una molécula biotecnológica, una materia prima, fabricar el producto y hacerle el control de calidad aquí en Uruguay –cosa que no se hacía–, sino que además tenemos la capacidad de clonar, de desarrollar un producto biotecnológico en el país.

EC - En resumen entonces, hasta ahora ustedes han seguido el patrón de los laboratorios nacionales, han elaborado los fármacos en base a materia prima importada.

GFS - Sí; con la única diferencia de que hacemos los controles de calidad mediante un convenio con la Universidad de la República, con la Facultad de Medicina.

EC - ¿Cosa que no hacen otros laboratorios?

GFS - Creo que no.

EC - Pero ahora se preparan para dar el otro paso.

GFS - Exactamente, el paso en el cual Tomás nos está ayudando: una vez que obtuvimos el clonado de la trombopoyetina recombinante hay que hacer una serie de pasos posteriores que requieren tiempo e inversión para llegar al producto farmacéutico final. En definitiva es para eso que estamos desarrollando el plan de negocios, para decidir las estrategias que vamos a seguir en estos pasos siguientes. De hecho este producto ya tiene la patente otorgada en Uruguay; en realidad lo que está otorgado es el procedimiento de obtención, porque la trombopoyetina es una proteína que tenemos en el organismo, que es la que se encarga de producir las plaquetas.

***

EC - Como veíamos, esta segunda etapa en la historia de Laboratorios Clausen seguramente tiene un mojón fundamental en el convenio con la Universidad de la República. El Departamento de Investigación y Desarrollo de Clausen ha venido trabajando en un proyecto muy ambicioso, el de la trombopoyetina recombinante humana. El nombre es muy complicado, ¿podemos explicar de qué se trata?

GFS - Sí, claro. La trombopoyetina es una proteína que tenemos en el organismo, que es la precursora de la formación de las plaquetas. En la sangre tenemos tres elementos fundamentales: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas; los blancos participan en los procesos infecciosos, los rojos transportan el oxígeno a través de la sangre y los asociamos a la anemia, y las plaquetas participan en el proceso de coagulación.

Cuando un paciente con cáncer recibe un tratamiento farmoquímico, quimioterápico, estos productos normalmente barren las células malas y también las buenas…

EC - Es un tratamiento agresivo.

GFS - Muchas veces sufren lo que se denomina plaquetopenia o trombocitopenia, que es una disminución del nivel normal de plaquetas. ¿Cómo se soluciona eso hoy? Se soluciona con transfusión de plaquetas. Esto tiene como inconveniente efectos secundarios, se pueden generar inhibidores a partir de las plaquetas y está el riesgo de cualquier transfusión de un elemento sanguíneo de una persona a otra.

La idea, con el desarrollo de la trombopoyetina, es poder darle al organismo que recibió el tratamiento quimioterápico una sustancia de forma exógena que lo ayude a aumentar el nivel de plaquetas per se.

EC - O sea, evitar la transfusión.

GFS - Al menos disminuir la cantidad de transfusiones y eventualmente llegar a evitarlas. Esa es la idea del desarrollo de la trombopoyetina, la justificación del desarrollo de la trombopoyetina.

EC - O sea que ustedes están desarrollando… ¿un fármaco?

GFS – Sí; un fármaco logrado a partir de un producto que tenemos en el organismo, que está replicado a nivel de laboratorio por métodos de ingeniería genética.

EC - ¿No existe antecedente?

GFS - Existen antecedentes, sí; las principales empresas biotecnológicas del mundo han desarrollado también trombopoyetina recombinante, pero todavía no se está comercializando en ningún país, está en la fase de estudios clínicos. Esto de alguna manera realza más el desarrollo que nosotros hemos hecho: quiere decir que vamos en el mismo camino que esas empresas. Como en definitiva lo que uno patenta es el procedimiento para la obtención de la proteína –porque la proteína ya existe en el organismo, la tenemos todos nosotros–, en la medida en que nuestro mecanismo de obtención sea diferente, nuestro producto tiene su patente y puede convivir con otras trombopoyetinas en el mercado.

***

EC - Llegábamos al punto culminante de esta empresa uruguaya, Laboratorios Clausen SA, este convenio con la Universidad de la República para trabajar sobre la trombopoyetina recombinante humana.

Estamos hablando de un avance importante en el tratamiento de pacientes con cáncer.

GFS - Sin duda. Si se obtiene definitivamente el producto –todavía sigue siendo un proyecto de riesgo–, va implicar para el paciente un avance sustancial por el hecho de disminuir el requerimiento de plaquetas y por lo tanto los riesgos asociados a una transfusión de cualquier derivado sanguíneo.

EC - ¿Cómo funciona el convenio con la Universidad de la República? Tengo entendido que de alguna manera es convirtió en un convenio modelo, ustedes arrancaron una línea sector privado - Universidad…

GFS - Sí, nos ha llegado el comentario de que el rector de la Universidad de la República ha enviado este convenio que firmamos, que fue desarrollado por nuestros abogados –junto con la Universidad, pero básicamente por nuestros abogados–, a los diferentes decanos para que lo utilicen, no sé si como un modelo, pero como un elemento más, un ejemplo más de lo que puede ser un convenio entre la empresa privada y la Universidad de la República.

EC - ¿De qué año es?

GFS - Del año 1998.

EC - ¿Cómo se trabaja? ¿Cuál es el aporte de cada una de las partes?

GFS - Clausen fija la coordinación de la actividad y la financia; la ha financiado con capital propio y con créditos que obtuvo a través del Conicyt-BID, que en definitiva son créditos otorgados a la empresa para investigación y desarrollo. O sea que es financiado por la empresa y la Universidad pone la capacidad científica, la tecnología instalada, toda su experiencia y la adquirida por sus científicos en el exterior.

EC - ¿Cuántos profesionales universitarios están involucrados en el proyecto?

GFS - Hay cinco personas directamente involucradas.

EC - ¿Cuáles son los beneficios para cada una de las partes?

GFS - Para Clausen son clarísimos: no hubiera podido hacer esto si no fuera a través de la Universidad de la República. Los uruguayos normalmente nos jactamos de que tenemos una Universidad con profesionales muy bien formados, pero la realidad es que la industria privada y la Universidad de la República funcionan como autistas y lo que pasa en el mundo desarrollado no pasa acá: la interacción entre ambas partes si bien está empezando a ocurrir es todavía muy reciente y cuando empezamos era aún menos común que hoy.

Para la Universidad de la República implicó el financiamiento de científicos que estuvieron trabajando en este tema, implicó hacer no sólo investigación básica sino aplicada, y puede implicar recursos en la medida en que este proyecto llegue al final, porque cobrará un royalty sobre todos los beneficios que se obtenga.

EC - ¿De quién es la patente de este fármaco, una vez que se obtenga?

GFS - La patente es propiedad de los investigadores y de la Universidad de la República; así está previsto en la ordenanza de la Universidad.

EC - ¿Qué tiene Laboratorios Clausen?

GFS - Clausen tiene la licencia exclusiva de explotación comercial, y la Universidad tiene la patente, los derechos de utilización de la investigación y todo aquello que haya surgido en la investigación con fines académicos y científicos.

EC - Si entiendo bien, este proyecto de Laboratorios Clausen con la Universidad de la República está compitiendo en una carrera con otros laboratorios y otras universidades en el mundo que trabajan en fármacos similares.

GFS – No similares sino idénticos. Hay otros laboratorios que trabajan en el área de biotecnología, por cierto muy reconocidos, que han desarrollado trombopoyetina recombinante y están en distintas etapas, algunos más avanzados y otros en stand-by. El tema es que la patente que nosotros obtuvimos en Uruguay y hemos sometido en el mundo entero es para el procedimiento de obtención de la trombopoyetina recombinante, por lo cual podemos convivir con ellos y como el mercado es muy grande –estamos evaluando con Tomás que en Estados Unidos se gasta por transfusión de plaquetas, ¿algo así como…?

TA - Hemos visto que ahora mismo se gastarían entre 350 y 500 millones de dólares anuales. Son los números que estamos barajando.

EC - En Estados Unidos…

TA - En Estados Unidos, solamente.

EC - ¿Entonces?

GFS - En el mercado farmacéutico mundial Estados Unidos es un representante fuerte, posiblemente represente el 40 por ciento, y si sólo en el mercado estadounidense el gasto o la inversión en transfusión de plaquetas está en el orden de los 500 millones de dólares podemos evaluar que el producto va a tener un volumen de ventas en el mundo entero que alcanza para que puedan competir más de una empresa.

EC – Pasemos ahora al doctor Tomás Alfaro. Tras un mes de trabajo junto a Laboratorios Clausen, ¿cómo observa las posibilidades de este futuro fármaco en la competencia con similares en el mercado uruguayo y en el mercado internacional?, porque está claro que se apunta a la exportación.

TA - Yo no diferenciaría mercado uruguayo y mercado internacional: me gustaría pensarlo en forma integral y diría que no es tanto una competencia sino una oportunidad para aumentar la relación con otros que serían competidores pero también podrían ser socios, ¿no? Creo que una de las posibilidades más importantes que surgen de este tipo de desarrollos es la de llegar a acuerdos con grandes laboratorios de biotecnología para hacer un intercambio de capacidad, llegar a un acuerdo económico y crear un valor por parte de este tipo de patentes que no estarían al alcance de un laboratorio como Clausen como tal, por un tema de masa crítica y de escala, pero que sin embargo sí estarían al alcance de un laboratorio farmacéutico biotecnológico con capacidades comerciales importantes.

EC - ¿Cómo concibe usted este negocio en particular que se le abre a esta empresa uruguaya a partir de su colaboración con la Universidad de la República?

TA - Básicamente vemos que hay varios competidores internacionales que están desarrollando este fármaco. El desarrollo de un fármaco es algo muy caro, no ya en la parte científica, que sería el desarrollo de la molécula, sino en las pruebas clínicas y los desarrollos regulatorios necesarios. Para cada mercado sería necesaria una serie de pruebas clínicas, de aprobaciones, que muchas veces no están al alcance de un laboratorio con una pequeña masa o sin escala suficiente.

EC - En esa etapa es que Laboratorios Clausen podría quedarse sin resto; ¿entiendo bien?

TA - Exacto.

EC - ¿Qué dice Fernández Secco?

GFS - Nosotros éramos conscientes de esta situación. En todo momento pensamos que iba a llegar una etapa en la cual íbamos que tener que salir de fronteras a buscar un socio o un capital de riesgo que participara en el capital de riesgo. Esto no se descubrió a punto de partida de la venida de Tomás; él está diseñando las estrategias que debemos seguir en las siguientes etapas en función de lo que estaba comentando.

EC - Quizás acá sea conveniente explicar cómo llega Tomás a Uruguay y cómo termina colaborando con ustedes.

GFS - Tomás llega porque fuimos seleccionados por Endeavor en marzo de este año. Endeavor es una empresa sin fines de lucro que participa en cinco mercados de América latina ayudando en proyectos denominados emprendedores, empresas o personas emprendedores. Ellos vieron en el proyecto de Clausen un proyecto diferenciador en nuestro mercado. Como otras empresas uruguayas, Clausen es miembro de Endeavor y uno de los tantos servicios que recibimos es contar con un MBA de una universidad de Estados Unidos. En este caso el contacto fue con Tomás, que es médico, además de MBA de Harvard.

EC - Tomás está aquí desde hace un mes, se va a quedar un mes y pico más, y obviamente ha debido empaparse de la historia de la empresa, de sus números, su realidad, sus proyectos, en particular de este. ¿Qué conclusiones ha sacado?

TA - En cuanto a la empresa en general, primero una vocación comercial ejemplar para empresas de cualquier nivel, a nivel internacional; por otro lado una oportunidad de crecimiento, no sólo con el proyecto de trombopoyetina sino con sus otros proyectos de expansión internacional; y una necesidad de adecuar sus estructuras y sus capacidades de control a una nueva perspectiva de negocios que implica un mayor tamaño.

EC - Si entiendo bien, el asesoramiento no se limita al proyecto de la trombopoyetina…

TA - He intentado, en la medida de lo posible, aprovechar el tiempo aquí para hacer una evaluación global de la empresa y ver cuáles son las perspectivas, es decir dónde está ahora, dónde puede estar y cuáles son las disyuntivas, cuáles son las alternativas que va a tener.

EC - Da la impresión de que una consultoría como esta no era algo sencillo y sobre todo barato para Clausen en una etapa como la que está viviendo…

GFS - Sin duda. Yo diría que un asesoramiento de esta naturaleza hubiera sido muy difícil o casi imposible si no hubiera sido por Endeavor. En primera instancia porque no tenemos elementos para contactar y seleccionar gente en Estados Unidos. Tomás recibió previamente la visita de gente de Endeavor Estados Unidos –como otros MBA que están en Uruguay– para asegurarse de que la persona que viniera a trabajar con nosotros fuera tan útil como él lo ha sido.

Ahí ya hubiéramos tenido un primer escollo. Después está el escollo económico y financiero que puede implicar financiar un proyecto de esta naturaleza. Aunque Tomás ya nos ha prometido que el año que viene nos va a visitar de nuevo, porque le han gustado mucho la carne y el asado en Uruguay…

(Risas)

***

EC - Estamos hablando de una investigación que todavía se encuentra en una etapa de riesgo, a la que le falta ¿cuánto tiempo? En principio ¿cuándo podría estar el producto disponible en el mercado, si se cumplen todas las etapas que faltan?

GFS - Pienso que es razonable estimar un plazo de dos años para pensar que la trombopoyetina recombinante en su forma farmacéutica final haya pasado las distintas etapas y esté en el mercado. Primero se hacen estudios toxicológicos en animales para ver la toxicidad de la molécula, después en humanos y finalmente viene la parte regulatoria, a la que Tomás hacía mención.

EC - Se supone que hay otros fármacos similares en el mundo que pueden llegar a estar antes en el mercado.

GFS - Sí… No creo que mucho antes; vamos a suponer que principios de 2005 pueda ser una fecha razonable para que otras trombopoyetinas puedan estar presentes en el mercado.

EC - ¿Cómo es el esquema, doctor Alfaro? ¿Cómo son la comercialización, el desarrollo, las asociaciones que Clausen deberá encarar?

TA - Creo que es importante pensar cuáles son las posibilidades de Clausen de comercializar un producto para el cual habría un mercado potencial en Estados Unidos del orden de los 300, 400 millones de dólares.

EC - Usted menciona Estados Unidos, pero supongo que es uno…

TA - Es uno de los mercados, efectivamente. Está claro que las capacidades comerciales que hay que tener para llegar a ese tipo de mercado no están hoy por hoy al alcance de Clausen, entonces el valor de este medicamento está basado en el valor que pueda tener para un posible socio internacional que ya tenga una red de contactos y una red comercial de productos farmacéuticos y que esté interesado en comercializar este producto Clausen.

EC - ¿De qué estamos hablando?, ¿de la asociación con otro laboratorio?

TA - Con otro laboratorio farmacéutico internacional…

EC - Un laboratorio multinacional.

TA - Eso es: una multinacional farmacéutica o biotecnológica que ya tenga esas capacidades. El acuerdo pasaría (esto es muy flexible, son ejemplos) por una comercialización regional por parte de Clausen en Uruguay y América del Sur y estructurar un acuerdo con otro laboratorio para la comercialización en distintos mercados, con un royalty y un precio de transferencia. Esa sería una de las muchas posibilidades de acuerdo, que está simplificada porque normalmente son acuerdos muy complejos.

EC - Lo que hay que hacer –y es una parte de su trabajo– es seleccionar el socio y negociar. Me imagino que ahí están las dos claves.

TA - Sí, y hay algo más. Primero hay que estructurar una estrategia con la cual abordar los distintos socios. Como bien dices, hay que seleccionarlos: no todos son iguales, no todos buscan lo mismo y Clausen no agrega valor para todos; entonces hay que saber dónde está el valor que está agregando Clausen y cuál es el socio que más va a valorar su misión. Una vez localizadas distintas posibilidades habría que contactarlos y llevar adelante una negociación estructurada dentro de la estrategia que previamente se haya definido.

EC - ¿Qué puede implicar esto para Clausen? ¿Qué proyecciones de futuro manejan ustedes?

GFS - Muchísimo. En primera instancia la finalización de un primer proyecto de desarrollo de un producto biotecnológico en Uruguay con éxito, lo cual nos daría, además de recursos económicos, mucho impulso, mucho input para poder seguir con otros proyectos.

EC - Estarían sentando un precedente en Uruguay…

GFS - Exactamente. Creo que no implicaría algo solamente para Clausen: implicaría algo fuera de lo común para el país y sería tal vez un catalizador que demuestre que es posible. Es cuestión de seleccionar bien los desarrollos y hacerlos en forma profesional en función del material humano y el equipamiento que tiene la Universidad.

EC - Pero este emprendimiento en particular ¿cuánto haría crecer a Clausen? Por preguntar algo con vistas al futuro…

GFS - Varias veces el Clausen actual, sin duda.

EC - ¿Qué quiere decir?

GFS - Es muy difícil fijar hoy el valor de un proyecto de esta naturaleza. Nosotros estamos evaluando el mercado y, como decía Tomás, hay que ver qué es lo que este proyecto le adiciona a una empresa biotecnológica o farmacéutica en el mundo. Económicamente, sin lugar a dudas va a significar una cifra interesante, que no tenemos cuantificada; y desde el punto de vista de la experiencia va a ser un elemento fundamental el hecho de poder entrar en contacto con una empresa biotecnológica del mundo que tal vez vea en Uruguay un polo, un lugar donde hacer futuros desarrollos.

***

EC - Tomás Alfaro es uno de lo siete MBA que en estos días se encuentran en Montevideo, asesorando a diversas empresas como parte del proyecto Endeavor.

TA - Por ahora somos siete pero para la 5a. Conferencia Internacional de Endeavor Uruguay, que se realiza este jueves, se agregan dos profesores, uno del MIT (sigla inglesa para Instituto Tecnológico de Massachussets) y otro de Harvard, dentro del proyecto de intercambio cultural.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón

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