03.07.2003










“QUIERO GANAR CON MAYORÍA ABSOLUTA, PERO GOBERNAR CON EL 60% O MÁS”

La izquierda uruguaya
en un nuevo marco regional

Senador Reinaldo Gargano (PS, EP-FA): La visita a Argentina y Brasil buscaba estrechar lazos, pero ¿cuál es el problema de hablar de integración y economía? Los dos presidentes se interesaron por las inquietudes puntuales que les trasladó Vázquez sobre el gas natural y el arroz. ¿Por qué hay que ver fantasmas y hablar de usurpación de tareas?. Los dos gobiernos recibieron países en ruinas y ahora están haciendo lo correcto. Hay que decidirse y profundizar en el Mercosur, simplemente cumpliendo el tratado.

EN PERSPECTIVA
Miércoles 02.07.03, 08.50.

EMILIANO COTELO:
¿En qué medida se puede ir pensando en una creciente articulación de las fuerzas de izquierda de la región?
¿Cómo incidirá la consolidación y el éxito inicial de Lula y Kirchner, en las posibilidades del Encuentro Progresista de cara a las elecciones?
¿Cuál era el objetivo de esta gira que realizaron Tabaré Vázquez, Gargano y Michelini por los países de la región?
Pero además: algunas de las gestiones hechas en estas visitas, ¿no se superponen con las funciones esenciales del gobierno?

Las preguntas surgen al repasar los principales temas que fueron apareciendo durante la gira: desde los diferendos por el gas natural con Argentina y el arroz con Brasil, hasta la política exterior y el futuro del Mercosur.

¿Acaso se comenzó a transitar el camino de la coordinación regional de cara a un eventual triunfo del Dr. Vázquez en las próximas elecciones?

Vamos a buscar las respuestas en diálogo con el senador del Partido Socialista, Encuentro Progresista - Frente Amplio, Reinaldo Gargano.

Para empezar, senador, el enfoque más general:
¿Qué se buscaba con estas visita a Buenos Aires y Brasilia?
REINALDO GARGANO:
Es muy sencillo: tres gobiernos nuevos, ¿no? La idea de hacer esto no nació anteayer: hace bastante tiempo que el doctor Vázquez me manifestó su intención de hacer esta gira y me pidió que lo acompañara; dijo que iba a indicar el momento oportuno y lo indicó.

El objetivo era… En estos meses se efectuaban los cambios en la titularidad de los poderes ejecutivos, tanto de Brasil, como de Argentina y de Paraguay, y se creyó oportuno y bueno para el país y para la fuerza política que representamos tener un contacto directo con quienes iban a ejercer la titularidad del respectivo Poder Ejecutivo en los países que integran la región, especialmente teniendo en cuenta la convulsión económica y social que hay en la región.

Esa es la intención, una intención buena, sana y que –permítame que haga una evaluación primaria– creo que fue bien pensada y un éxito desde el punto de vista del contacto; no para nosotros. Yo quedé muy contento tras la entrevista con el señor Kirchner, a quien no conocía; quedamos muy contentos con su portavoz, el señor Núñez, y con Fernández, el jefe de gabinete. Quedamos muy contentos, se lo dijimos y ellos me dijeron que más contentos estaban ellos, que estaban muy ilusionados de que hubiéramos ido a saludar y a presentar nuestra visión de la situación de la región.

EC - Eso con respecto a Argentina.

RG - A Argentina. Con Brasil se hablaba de la articulación de las fuerzas de izquierda. Nosotros estamos relacionados con la izquierda brasileña desde siempre, pero mucho más intensamente desde el tiempo de la resistencia a las dictaduras, tiempo en el cual surge el PT y también la relación con el FA. Específicamente el PS tiene una larga tradición de relaciones con el Partido Democrático Trabalhista de Brizzola y con el Partido Socialista de Brasil, por razones obvias, que conforman un amplio espectro de las fuerzas de izquierda. Estamos vinculados cotidianamente con el PT a través de figuras como Ana María Stuart, que es la secretaria que lleva las relaciones exteriores del PT desde hace años, y Marco Aurelio Garcia, que es “el asesor” del gobierno brasileño; uno dice asesor en política exterior; no: es asesor en materia política en general.

EC - Que los conocieran y conocerlos de manera directa; en síntesis es lo que tanto usted como Vázquez han enfatizado a propósito de lo que se buscaba con este viaje.

En realidad parecen haber ido un poco más lejos; el alcance de las visitas parece haber superado esos objetivos. Llamó la atención el hecho de que en esas reuniones se hayan abordado, por ejemplo, diferendos que están pendientes entre Estados, entre Uruguay y Argentina y entre Uruguay y Brasil. ¿Cómo explica esto que aparentemente sería una superposición de funciones con el Poder Ejecutivo uruguayo?

RG – Sí... He leído algún artículo bastante sorprendente, ¿no?, en algún diario de la mañana (no sé si ayer) acerca de esa tesis de usurpación de funciones prácticamente... No nos procesan por esas cosas…

EC - No exageremos. Creo que la pregunta es pertinente: ustedes plantearon en Argentina el problema de cómo se vende, en qué términos se vende el gas natural a Uruguay, en Brasil el problema de compra de arroz subsidiado proveniente de Estados Unidos.

RG - Le voy a decir por qué. En el caso del gas de Argentina, es un problema realmente grave que tiene planteado Uruguay. Hemos gastado 25 millones de dólares en construir un gasoducto, a principios del año que viene tiene que comenzar a ejecutarse un contrato por el cual nuestro país se había comprometido a pagar por cada BT una cantidad de pesos argentinos, los gastara o no los gastara. Ese proyecto está atrasado; iba a haber una usina térmica que se iba a cambiar; ahora parece que el gobierno quiere instalarla en San José… hay un lío del demonio. Pero lo peor de todo es que el contratista privado dice “Yo pensé que cuando hice el negocio que el peso argentino iba a mantener la paridad con el dólar y por lo tanto quiero cobrar en dólares”. Es un tema muy grueso para el país porque puede significar una erogación en divisas muy importante y una pérdida.

Y no sólo lo tenemos planteado nosotros, sino que quienes son responsables de conducir la política energética le plantearon al doctor Vázquez que hablara del tema; de modo que no hay que hacerse demasiadas construcciones.

EC - Usted dice que desde el gobierno se le solicitó al doctor Vázquez que en su encuentro con el presidente Kirchner estuviera ese tema arriba de la mesa.

RG - Se lo digo con mucha claridad. Nosotros no mencionamos este tema, pero yo pensé: va a haber una especulación y van a decir que estamos haciendo cosas que le correspondería hacer al gobierno. No tengo ningún inconveniente en decir que hay cosas que no hace el gobierno y que yo hago, porque me importan más el país y la gente que el gobierno, ¿verdad?, pero en este caso concreto fue una sugerencia hecha desde el gobierno. Y nos pareció bien, al doctor Vázquez le pareció bien y lo planteó; me parece fenomenal que se haya hecho.

EC - ¿Fue una sugerencia que recibieron del Ministerio de Industria?

RG - No; vamos a no decir el origen, el origen no quiere decir quién lo hizo.

EC - Es un problema que afecta a UTE, por ejemplo.

RG - Ahí está; también.

EC - ¿Vino de allí?

RG - No sé si vino exactamente de allí, lo que quiero decir es que no fue sólo iniciativa nuestra. Lo vio el doctor Vázquez y también se le sugirió. ¿Entonces por qué hacerse tantos fantasmas y crearse tanta construcción mental de naturaleza política, de sustitución, de iniciar ya el proceso de transición? Mire que no hay que vender la piel del oso antes de matarlo: yo quiero ganar la elección en octubre del año que viene, en la primera vuelta, por mayoría absoluta, pero sé que se construye día a día y no con elucubraciones de tipo teórico, elaboraciones como que vamos a sustituir al gobierno y vamos a resolver el problema del arroz.

¿Qué pasaba con el arroz? Pregúnteles a Manini y los otros productores, que hace cinco años que vienen planteando que Brasil compra arroz subsidiado. Hace un mes estuvieron en la Comisión de Ganadería, Agricultura y Pesca del Senado planteando que había que hacer algo, que había todavía un espacio de exportación posible para Uruguay y si se compraba arroz subsidiado en el volumen que estaba comprando Brasil nuestro arroz no se iba a poder vender en su totalidad o en la cantidad que pudiera ser conveniente para nuestros productores a ese país. Además hay que cumplir el tratado de libre comercio que tenemos con Brasil, que prohibe que se adquirir a precio de dumping mercaderías fuera de la región que hay en la región y que tienen arancel cero.

¿Qué hicimos nosotros, o que hizo el doctor Vázquez (yo digo “nosotros”, pero la verdad es que él llevó la iniciativa, como correspondía, y lo hizo bien, lo planteó)? Lo curioso del caso es que el pragmatismo del presidente brasileño, de Lula; dijo: “¿Existe ese problema? ¿Por qué no hablamos con el ministro de Agricultura directamente?”. Yo no conocía al ministro de Agricultura de Brasil, había estado en la asunción el 1º de enero, pero en ese momento en que había miles de personas uno se vinculó con los conocidos, no con la gente que recién ingresaba al gobierno. Ahí mismo el presidente nos invitó a asistir a una reunión de un congreso de negociantes agrícolas –“business agricola” le llaman ellos– en Itamaratí, donde estaban el ministro, los productores, los comerciantes y los proveedores de insumos para la agricultura.

EC - ¿Qué respuesta tuvieron?

RG - La respuesta fue inmediata: el propio ministro le comunicó al doctor Tabaré Vázquez que el tema estaba resuelto: “Es una decisión ya adoptada por mí y por el presidente, de modo que se va a comprar a Uruguay todo el arroz que sea capaz de vendernos”, dijo.

EC - Desde el gobierno se ha respondido que ustedes, o Vázquez, se estarían “vistiendo con ropa ajena”, que “Lula ya se había comprometido en abril a no comprar más arroz subsidiado y en ese escenario el proveedor natural es Uruguay”, dijeron fuentes que citó Últimas Noticias la semana pasada, concretamente el viernes. Esa fuente recordó que ese compromiso fue trasmitido por el canciller Celso Amorim cuando visitó Uruguay y se reunió con el presidente Batlle el pasado 8 de abril.

RG - No sé... Si estaba resuelto ¿por qué no lo comunicaron ni lo hicieron público?

EC – Bueno: Últimas Noticias reprodujo en su propia tapa una nota de su edición del 16 de abril que dice: “Brasil se comprometió ante Batlle a no comprar más arroz subsidiado”. O sea que…

RG - No sé; si estaba solucionado, entonces hicimos un esfuerzo superficial, superpusimos nuestro esfuerzo al gran esfuerzo del gobierno y por lo tanto “lo que sobra no falta”, y no pasa nada.

EC - ¿Cuál fue el resultado en el caso de Argentina?

RG - El compromiso de estudiar el tema, abordarlo y tratarlo con las empresas privadas.

EC - ¿Todavía no existía en el caso de Argentina ese compromiso de estudiar el problema de cómo desdolarizar el precio del gas natural?

RG - De Kirchner, del jefe del gabinete y de las otras personas del gobierno que estaban ahí… Mire: la impresión que tengo sobre Argentina es la siguiente. El día que tuvimos la reunión con Kirchner, su jefe de gabinete y otros integrantes del gobierno estuvimos unas dos horas en la Casa Rosada, y cuando salimos había una multitud de gente de todas las religiones que se iba a entrevistar con el presidente y yo me pregunté a mí mismo: ¿cuánto hace que está Kirchner en el gobierno? Hacía 29 días (fue el día 24 que nosotros nos entrevistamos y él había asumido el 25), y ha tomado tantas decisiones en tan corto lapso que parece que hace seis meses o un año que está. Yo tengo para mí que a lo mejor alguno de los asesores lo tenía en la cabeza, pero lo que sé es que para el presidente Kirchner fue un tema nuevo.

Y en el caso de Brasil, me parece bien todo eso que publicó Últimas Noticias, como me parece bien todo lo que hacen los periodistas, tienen absoluta libertad para expresarse y demás, pero yo le creo a Lula, que dijo: “¿Y ese problema no está resuelto? Vamos a hablarlo con [el ministro] Roberto Rubio”. ¿Usted cree que si estaba resuelto nos iba a decir eso?

***

EC - Estas coincidencias que la delegación, en particular Vázquez, destacó con Kirchner y Lula, por ejemplo en cuanto al futuro del Mercosur; pero además estos resultados que se obtuvo al poner sobre la mesa algunos problemas puntuales que están pendientes entre Uruguay y Argentina, y entre Uruguay y Brasil, ¿en qué medida pretenden demostrar facilidades que surgirían del relacionamiento entre estas tres fuerzas políticas que tienen mayor identidad ideológica que la que tenían eventualmente otros gobiernos que han estado al frente en la región?

RG - Sí, yo coincido con esa visión. A mí me pareció muy natural que el doctor Batlle dijera que iba a ganar Menem porque a él le gustaba que ganara Menem. O que dijera: “Qué maravilla, viene Cavallo de ministro de Hacienda de De la Rúa”, ¿se acuerda? Era natural, él compartía la visión del mundo, de la economía y de la sociedad que tenían Cavallo y Menem, y consiguió para Uruguay lo que consiguió Menem para Argentina: destruir la economía y demás. Sintonizaban perfectamente, hicieron prácticamente lo mismo.

Yo no sé hasta dónde llegará el proyecto del gobierno de Kirchner, lo que sé es que está plagado de buenas intenciones. Tiene una crítica (se la escuché durante la campaña electoral y la reafirmó ante nosotros): que lo que pasa en Argentina no es sólo producto de la maldad de los estadounidenses o de los europeos, sino de la aplicación de un modelo económico de apertura indiscriminada de la economía, de desnacionalización y venta del patrimonio público y de corrupción que hay que resolver de otra manera; que Argentina tiene todas las posibilidades de ser un país productivo, de dar trabajo y alimento a su gente, ayudar a los vecinos a que vivan mejor y ser solidaria con ellos.

Y Lula nos trasmitió una idea (delante de todos, en ese congreso del negocio agrícola al que nos invitó él mismo), nos dijo una cosa básica: “Brasil no tiene que apuntar a reclamar el liderazgo de nada; los liderazgos no se reclaman, se conquistan sobre la base de la capacidad, de la sabiduría, del saber hacer, de la grandeza, de no pecar de soberbia, de ayudar al que lo necesita y de compensar aquello que se tiene que compensar en la región”. Hombre, hacía mucho tiempo que yo no escuchaba este tipo de cosas de un gobernante en América Latina. Y, claro, estoy muy identificado con esas ideas.

Ahora, ¿qué va a pasar en Uruguay con nosotros? Primero tenemos que ganar, hay que construir eso. Tiene que ser presidente el doctor Tabaré Vázquez y tiene que tener un respaldo parlamentario que lo ayude a desarrollar esas dos o tres políticas que quedaron diseñadas en estas visitas.

Y voy a decir una cosa que me parece que debe conocer la opinión pública uruguaya: Brasil y Argentina plantearon la creación del Instituto Monetario para la región para apuntar al desarrollo de una coordinación de las políticas macroeconómicas y tratar el tema de la unión aduanera... Porque hablan del tema del Parlamento del Mercosur, pero olvidan que en el paquete de cosas que planteó Brasil está el tema de las zonas francas, de la unión aduanera, una serie de problemas económicos. El doctor Gros Espiell se encargó ayer de poner de manifiesto por qué no se habla de eso y se habla sólo del Parlamento: porque el tema del Parlamento para el doctor Lacalle y otros doctores es cuánto se va a gastar eligiendo a 10 o 15 parlamentarios, ¿no?

EC - Hay otro tipo de argumentos en contra, por ejemplo el recorte de soberanía que podría implicar para un país como Uruguay.

RG - Yo tengo un pensamiento con respecto al recorte de soberanía. ¿A usted le parece que se recorta mucho la soberanía concertando? Porque ese Parlamento va a actuar por consenso normalmente, no vamos a poder votar 170 millones de brasileños y tres millones de uruguayos con un voto calificado para Brasil. Vamos a entendernos: ese Parlamento tendrá cuatro o cinco tareas fundamentales, como las tuvo el Parlamento Europeo durante muchos años, de las cuales podía ocuparse y había otras de las que no se podía ocupar, y actuando sobre la base del consenso en la mayoría de los casos.

Me parece que han hecho una construcción con esto... Porque, claro, a la gente la asusta que se gasten, yo qué sé, 30 mil pesos en pagarle el sueldo a un diputado del Mercosur; pero parece no asombrar al doctor Lacalle y otros que al gerente del Banco Comercial le pagaran 33.000 dólares mensuales, lo que gana un senador del PS en cinco años de mandato.

EC - Usted decía que lo del Parlamento del Mercosur no es un asunto fundamental y estaba colocando el foco en otros temas que Brasil y Argentina han puesto en la agenda del Mercosur. ¿Por qué iba por ese lado?

RG - Porque creo que ahí están las claves. Por ejemplo, ¿es posible que no coordinen sus políticas monetarias Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay para un emprendimiento futuro de desarrollo? Hay que evitar de todas formas que se repitan lo de la devaluación de Brasil de 1999 y la mentira que nos trajo el gobierno del doctor Sanguinetti –perdóneme–, porque trajeron a Malan en un video filmado (por eso digo que nos engañaron en combinación con el gobierno brasileño) a una comida en ADM, me parece, o en la otra que hace comidas que no recuerdo cómo se llama, y allí lo mostraron: Malan dijo que de ninguna manera iba a devaluar. Y a los 15 días hubo un 100 por ciento de devaluación.

Durante cinco años dijimos: “Por favor, aceleren el proceso devaluatorio gradualmente para ponernos a tono, porque en Argentina se cae la convertibilidad”. “Delirantes” –nos decían– “están conspirando contra la estabilidad del país, lo de Argentina no corre ningún peligro”. Y se cayó.

Eso no puede volver a ocurrir. ¿Podemos soportar otra crisis similar a la del año pasado? No podemos. Entonces, ¿cómo resolverlo? Mediante una coordinación de las políticas macroeconómicas, dentro de las cuales está la política monetaria.

EC - En ese tema está todo el mundo de acuerdo...

RG – No, no, no.

EC - ...aquí dentro del país, de que eso es imprescindible no hay dudas.

RG – Sí; pero dicen que no hay que andar apurados, que tal cosa… Pero ¿sabe una cosa? Ni siquiera leyeron el Tratado de Asunción, porque allí, en el artículo 1º, se establece, primero, que se creará una zona de libre comercio, para la cual luego, en el desarrollo del tratado, se ponen plazos hasta el 1º de enero de 1994. Y también se dice que se buscará actuar de tal forma que las políticas macroeconómicas se coordinen y se lleven adelante conjuntamente con el objetivo de crear una unión aduanera y posteriormente un Mercado Común del Sur. Eso dice el artículo 1º.

Y el artículo 24 crea la Comisión Parlamentaria del Mercosur como embrión de un Parlamento nuevo. Es decir que hay creaciones políticas destinadas a tapar el agujero que quedó notoriamente de manifiesto con esta visita que hicimos nosotros, pero nosotros no somos responsables del agujero.

EC - ¿Cuál es el agujero que quedó de manifiesta en la visita de ustedes?

RG - El agujero es lo caótico, errático, yo diría imprevisible de la política exterior. Un día el presidente de la República dice “Hay que ir al ALCA”, otro día dice “El Mercosur es lo más importante”, otro día dice “Se acabó lo de la Unión Europea” y al otro día manda a los empresarios que vayan a las embajadas. ¿Se acuerda? Esto no es una política exterior; esto es un caos, un delirio total.

Yo no soy responsable de eso, si hacemos alguna cosa elemental, que es visitar a los presidentes de los países amigos… Yo lamenté muchísimo no poder llegar a Paraguay porque me importa lo que pasa allí, quiero mucho a esa gente, son hermanos nuestros, hay una deuda de Uruguay con Paraguay de hace 130 años, de la guerra de la Triple Alianza hasta ahora…

EC - El viaje está previsto para dentro de unos días.

RG - Yo quiero que alguien vaya y lleve nuestro saludo y el espíritu de colaboración con quien gobierne allí con independencia de la orientación que tenga, en el sentido de que vamos a apoyar la institucionalidad paraguaya, el esfuerzo de recuperación que se pueda hacer y la lucha contra la corrupción que tienen planteada los paraguayos.

***

EC - Hablemos por separado de Argentina y Brasil o, mejor dicho, de Kirchner y Lula. Usted algo esbozó, pero con respecto al presidente Kirchner, ¿qué conclusiones pudo extraer de lo que ustedes ya sabían por su gestión, pero además del contacto personal? ¿Cuál es el grado de afinidad que se puede marcar entre el EP y un peronista como Kirchner?

RG - Es un peronista gestado en la década del 60 al 70, con una visión muy crítica del modelo neoliberal, con una idea clara de que el Estado tiene que tener una incidencia muy importante en el proceso económico y en la realidad social, con la idea de que las instituciones tienen que funcionar con independencia. En principio las medidas adoptadas apuntan a eso; esto del Poder Judicial y la Suprema Corte son medidas muy trascendentes; lo de la cúpula del Ejército también. Pero creo que también apunta a dialogar con las fuerzas políticas restantes: hay una muy buena relación con el gobernador de Buenos Aires (que ahora es un gobernador más), seguramente va a apuntalar su reelección, por lo menos eso es lo que se palpa en el aire; como seguramente de alguna manera va a devolver lo que hicieron los socialistas en Santa Fe…

EC - Usted está destacando dos afinidades o dos buenas relaciones con la izquierda.

RG - Una visión de diálogo con la izquierda. Pero no descuida, por supuesto, la relación con los otros factores de poder que hay en Argentina, como los empresarios. En Argentina se está produciendo un fenómeno que era esperable, o yo lo esperaba (a lo mejor algunos otros no): Argentina tiene una realidad natural tan potente desde el punto de vista económico que es muy difícil destrozar; la han matado, la han robado, la han saqueado y ahora, por imperio de las circunstancias se vuelve al viejo esquema de la sustitución de importaciones. Como no hay plata para importar, no hay dólares, la economía está haciendo funcionar la riqueza natural del país y la pequeña y la mediana empresas están volviendo a tomar cuerpo, producir, generar empleo e ir resolviendo progresivamente los graves problemas que dejó como herencia el menemismo. Yo pienso que la actitud del presidente…

EC - ¿Kirchner sería un integrante del EP?

RG - No… No traslademos mecánicamente las cosas. Lo que sí vi en él un hombre serio, cauto, responsable, nada grandilocuente, capaz de tomar decisiones y trasmitirlas con absoluta claridad.

EC - Le preguntaba lo de la afinidad porque “el jefe del gabinete, Alberto Fernández, no disimuló la simpatía de Kirchner con Vázquez –dijo una crónica del diario El Observador– al afirmar que seguramente será en el futuro un hombre que conduzca los destinos de Uruguay”. Así lo presentó ante los periodistas en la Casa Rosada.

RG – Fernández es muy simpático. Como le dije, quedamos muy contentos por el cariño y la fraternidad con que nos trataron; y creo que ellos también. Es una manifestación… yo qué sé, de alegría, de que le produjo satisfacción ese contacto. ¿Y sabe por qué? Porque Uruguay cuenta mucho en América, tiene una larga tradición gestada en el siglo pasado por 80 años de democracia, porque hubo dos dictaduras (y las dos empezaron con un decreto que tenía la misma frase: “No se puede imputar pretensiones dictatoriales…)”.

EC - La consulta era a propósito de Kirchner - Vázquez.

RG - Por ese lado la afinidad existe, ojalá se profundice, ojalá todas las fuerzas progresistas de Argentina apoyen a un gobierno progresista en su país, hay muchos problemas por resolver…

EC - Para ustedes es un gobierno progresista, de acuerdo al término que utilizan para calificar…

RG - Yo estoy absolutamente de acuerdo con las medidas que ha tomado hasta ahora.

EC - De todos modos está el precedente complicado para el Frente de haber “abrazado” a Fernando de la Rúa durante la campaña electoral de 1999, cuando De la Rúa era el presidente electo...

RG - Nosotros no lo abrazamos; yo personalmente no abracé a Fernando de la Rúa. Lo que sí me parecía bueno era que el Frepaso hubiera apoyado una alternativa al menemismo y que el Chacho Álvarez estuviera allí representando a la izquierda. ¿Que después De la Rúa tropezó con los mismos adoquines con los que habían tropezado antes los gobiernos radicales…? Es una demostración de la incapacidad que tenía ese partido para conducir la realidad política argentina.

EC - ¿Cómo juega ese antecedente hoy, a la hora de evaluar a Kirchner?

RG - Con cautela, ¿verdad? Lo voy a apoyar en todas las cosas que haga bien y en todo aquello que beneficie a la región y al Mercosur. También si una cosa no me parece bien diciendo que si no me parece bien, porque lo mejor es la franqueza en esto de las relaciones entre las fuerzas políticas.

EC - Hablemos de Brasil ahora o, mejor dicho, de Lula. Tabaré Vázquez dijo que la izquierda uruguaya “seguirá un esquema similar al del PT para alcanzar el poder”. ¿En qué medida se puede trasladar la experiencia del PT al caso del EP?

RG - ¿Dónde dijo eso?

EC - Lo dijo en ese reportaje que El Observador le realizó en Brasilia y que se publicó el fin de semana pasado.

RG - No lo leí. Voy a hacer una interpretación porque acabo de enterarme de que dijo eso. ¿Qué hizo el PT en Brasil para alcanzar las posiciones que alcanzó? Entre otras, hizo algunas cosas que me llenaron de asombro: hace 12 años, se había aprobado el Tratado de Asunción y recibo un llamado de Ana María Stuart y Marco Aurelio Garcia preguntándome si podía ir al congreso del PT y a una reunión que iban a hacer con la Federación de la Industria del Estado de San Pablo y la Central de Trabajadores de Brasil para hablar del tema Mercosur. Como yo había sido uno de los que había informado por parte de la izquierda sobre el tratado y ellos lo sabían, me pidieron que fuera. Y yo fui, sí. En aquella época era inconcebible que en Uruguay se pudiera hacer una reunión entre la Cámara de Industria y el Pit-Cnt para hablar del tratado. ¿A quién se le ocurrió en Uruguay? A nadie; a ellos se les ocurrió.

Pero no sólo al PT, se le ocurrió a la CUT, que es la organización sindical, y a la Federación de la Industria del Estado de San Pablo, que es lo más poderoso que hay en América latina como entidad empresarial, debe ser el doble de la cámara empresarial mexicana; México tiene 100 millones de habitantes y Brasil 170. Es decir que hay todo un proceso desde abajo de entendimiento, de diálogo, de búsqueda de acuerdo, de negociación que posibilitó que Lula ganara las elecciones.

EC - Un acuerdo que en el plano electoral llevó, nada menos, a que la Vicepresidencia fuera, justamente, para un empresario liberal.

RG - Y a que el ministro de Planeamiento sea un vicepresidente de la FIET. Si usted quiere le voy a recordar una de las viejas exégesis que hacía [el fallecido teórico socialista uruguayo Vivian] Trías: en Brasil hay una burguesía nacional que tiene espíritu nacional, que tiene una inversión de dimensión multimillonaria, de miles de millones de dólares en el país y la defiende y defiende su mercado, y por eso Lula plantea “Mercosur para toda América del Sur, unamos la Comunidad Andina y el Mercosur y tengamos ese mercado para todos los latinoamericanos”. Que no es el socialismo, seguro que no; pero es trabajo, es empleo, es salario, es seguridad social financiada, es salud, es educación. No sé si me explico… No es el objetivo final del PT ni de los socialistas, pero es el camino para sacar al país de este saqueo al que han sometido a nuestras economías los modelos económicos que hemos sufrido. Hay alguna gente que ya dice que en Brasil no se avanza mucho con Lula, que los factores macroeconómicos no crecen… Lo escuché esta mañana acá.

EC - Sí, a eso iba: las evaluaciones están marcando ese tipo de factores…

RG - Sí, lo que ocurre es que cambiar una realidad… ¿Sabe qué herencia tuvo? Tremenda, ¿no? Se caía Brasil a pedazos. La gente olvida que tuvo que pedir 30.000 millones de dólares al Fondo Monetario para poder seguir pagando los intereses de la deuda antes del traspaso de gobierno. Despacito por las piedras, no le dieron una cajita de bombones a Lula para que se sentara a comerlos; le dieron un problemazo infernal.

EC - En el caso del EP, si llega al gobierno,...

RG – Ah, va a ser tremendo, también.

EC - ...también va a encontrar un problema infernal…

RG - Lo vamos a abordar con la misma capacidad de diálogo y buscando entendernos, ¿no?

EC - A eso iba. Recién usted se refería, en la comparación con el modelo Lula, a la forma en que se construyeron las mayorías y se llegó al gobierno. Después está el otro aspecto: desde que se asuma el gobierno en adelante, ¿qué del camino Lula es, no digo trasladable, pero sí válido, interesante, para el estudio del EP? A Lula se lo ha llegado a criticar por ser demasiado ortodoxo en medidas o criterios liberales de la economía, por ser “continuista” de políticas del gobierno anterior.

RG – Lo que ellos tienen muy claro es que si se dispara la inflación y el déficit fiscal sube a límites incontrolables se les va todo al diablo; lo tienen muy claro. Como le dije, agarraron una bomba de tiempo, entonces lo primero es desactivarla, estabilizar la economía, los factores macroeconómicos, para después impulsar este programa del hambre, que no es solamente dar de comer a la gente sino hacer mover el aparato productivo, generar empleo, promover la educación y otra serie de cosas más.

Pero voy a recordarle algo que creo haber dicho alguna vez en esta radio. Le decía que yo quiero ganar en la primera vuelta con mayoría absoluta, pero si es posible, voy a tratar de gobernar con el 60 por ciento de los votos en el Parlamento, buscando acuerdos con el resto de los más próximos para impulsar las medidas, basándome en una cosa que leí de un señor que escribió en el siglo XIX que decía que los cambios son tanto más profundos cuanta más gente esté detrás de ellos.

EC - ¿Quién era ese señor?

RG - Era un barbudo que salía en las tapas de los libros, muy sabio y que ha tenido tanta razón…

EC - Está aludiendo a Marx.

RG – Seguro; tenía tanta razón que ahora Milton Friedman dijo: “Este hombre tenía razón cuando hablaba de la concentración de capitales, se ha dado en el mundo tal como él lo preveía. El Capitalismo llegó a esto”. Mire: si Milton Friedman le dio la razón, ¿por qué no se la voy a dar yo, en esto que es tan elemental?

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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