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Parlamento absuelve a Blair por manipulación informativa sobre Irak
Corresponsal en Londres, Roberto Belo.
EN PERSPECTIVA
Martes 08.07.03, 08.50.
Cobertura especial de Espectador.com
EMILIANO COTELO:
Un comité de investigación del Parlamento británico determinó ayer que el gobierno del primer ministro Tony Blair no engañó a los legisladores cuando, en febrero pasado, presentó informaciones que sirvieron para justificar la participación del Reino Unido en la guerra en Irak. En aquella presentación se había asegurado que Irak podía activar en menos de 45 minutos sus supuestas armas de destrucción masiva, algo que notoriamente nunca ocurrió.
Todo este problema cobró dimensiones de verdadero escándalo en el Reino Unido a raíz de un artículo periodístico de la cadena estatal BBC, en el que una fuente anónima, de Inteligencia, acusaba al gobierno de inventar y manipular pruebas para justificar la guerra.
A pesar de que coincidieron en que no hubo engaño, los parlamentarios calificaron de dudoso aquel informe oficial en el que basó la decisión de intervenir en la invasión de Irak.
Y mientras el ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, cree que ahora la BBC debería reconocer que se equivocó, los directivos de la cadena dieron completos respaldos a sus periodistas, incluso antes de conocerse el reporte de los parlamentarios, ayer lunes.
¿Cómo sigue esta historia ahora?, ¿cómo sigue después de tanto cuestionamiento internacional sobre la ausencia de armas de destrucción masiva en Irak? ¿Hubo realmente manipulación de pruebas por parte del gobierno británico para justificar la guerra? ¿Cómo reacciona la BBC?
Vamos a conversar con el periodista Roberto Bello, uruguayo, colaborador de En Perspectiva, quien además se desempeña precisamente en la BBC.
ROBERTO BELLO:
Efectivamente, las papas están que arden aquí, en el Reino Unido. Como tú explicabas, ayer esta Comisión de Relaciones Exteriores de Parlamento británico dijo que ningún ministro había actuado de mala fe, engañando o exagerando la información que tenía para provocar la declaración de guerra contra Irak. Sin embargo quedan pendientes muchas preguntas y, en efecto, el tema vuelve a ser ahora adónde están las armas.
Te cito un titular de The Gardian, un periódico de aquí, que dice: “Es hora de responder preguntas vitales”. Y esa es la cuestión, porque si bien es cierto todo este episodio que tú mencionabas con respecto a lo que se dijo y lo que no se dijo, a las fuentes y las no fuentes de la BBC, hay mucha gente que piensa que esto ha sido una maniobra del jefe de Relaciones Públicas del gobierno británico, Alistair Campbell, para desenfocar la atención del tema principal de las armas, como una distracción, y por allí armar tremendo lío con lo que se dijo y lo que no se dijo.
Pero creo que a partir de ayer, lunes, de vuelta, el ángulo de la información vuelve específicamente, en efecto, a qué es lo que el gobierno sabía con precisión, qué fue lo que se dijo, tanto en el dossier de setiembre del año pasado como en el llamado dossier plagiado de febrero de este año, que sirviera efectivamente para justificar la guerra.
Hoy también hubo una sesión de otro comité parlamentario, el segundo que está estudiando este tema. Yo lo vi por televisión, realmente hubo muchos momentos de tensión. Allí Tony Blair se defendió como pudo, sigue insistiendo en que está seguro de que había armas de destrucción masiva en Irak, y de que esas armas van a aparecer. La verdad es que, si no aparecen en cuestión de dos o tres meses, Blair va a estar en problemas.
EC - ¿Cómo ves las posibilidades de recuperación de terreno por parte de Blair en materia de opinión pública?
RB - En materia de opinión pública le está yendo bastante mal. El diario Times publicó una encuesta realizada entre el 4 y el 6 de julio que refleja la opinión de los británicos acerca de si fue correcto ir a la guerra contra Irak. En abril, el 64 por ciento de los encuestados estaba a favor y el 24 por ciento en contra; ahora, en julio, nada más que el 47 por ciento respalda al primer ministro, mientras que el 45 se declara lisa y llanamente en contra. En pocas palabras, menos del 50 por ciento cree en Blair y por lo que han sido todos estos interrogatorios, estas idas y venidas, la credibilidad del gobierno puede llegar a disminuir aún más.
EC - Tú mencionabas datos de encuestas sobre lo que piensa la gente cuando se la consulta sobre este asunto, pero ¿en qué medida el tema está realmente en el debate cotidiano en la sociedad británica?
RB - Creo que también hay un poco de saturación con respecto a este tema. Además a mucha gente le molestó el hecho de que el encargado de Relaciones Públicas del número 10 de Down Street, Alistair Campbell, en el momento en que la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de los Comunes lo citó para declarar acerca de si tuvo algo que ver con la exageración del dato que se incluyó a último minuto en el dossier de setiembre, de que Saddam Hussein podía desplegar su arsenal de destrucción masiva en 45 minutos, le tira toda la bronca a la BBC. Nadie ha dicho que ese dato fuera fidedigno o no, lo que se ha dicho es que fue magnificado desmesuradamente.
La BBC había dicho que, citando una importante fuente de Inteligencia, de acuerdo con los lineamientos editoriales, con todas las consultas habidas y por haber, había decidido salir con la noticia diciendo que el gobierno había magnificado esa información.
Todo el debate se concentra en una pelea entre un medio de comunicación que trata de ser lo más imparcial posible y el gobierno. La pregunta más importante, que era lo que todo el mundo quería saber, si efectivamente, el gobierno tenía elementos sólidos para justificar una intervención armada en Irak es, de vuelta, la que ahora se plantea y que Blair y sus ministros, más allá de que sigan bastante molestos con todo este incidente, a la larga van a tener que responder.
EC - Mi consulta era en qué medida la gente habla de esas cosas, o si es un tema que se limita al ámbito político y periodístico.
RB - La gente lo habla, lo habla con mucho cinismo incluso, con escepticismo; también se mezcla por allí la desilusión, en particular de los que votaron por el Laborismo, los que pensaron en un cambio, en el cambio que representó en mayo de 1997 la asunción de Tony Blair. Los ingleses tienen un humor muy particular y se nota esa amargura en la gente.
Algunos lamentan que este incidente siga dando que hablar y siga siendo motivo de distracción –según ellos por parte del gobierno– de otros problemas de todos los días, del común, como la educación, la salud o el transporte.
Ya se sabe que están en Irak, que ahora el tema es la construcción, la inseguridad; no saben exactamente qué va a pasar después, pero lo que quieren es que se aclare este tema porque cómo se resuelva esta situación va a sentar un precedente –quién sabe–para futuras intervenciones. Habrá que ver qué pasa en Estados Unidos también.
Si la cosa se pone tan mala y se confirman estas encuestas, el futuro de Blair en el gobierno está en entredicho. Se menciona que si hoy hubiera elecciones solamente el 36 por ciento de los electores votaría por el Laborismo, que había tenido una mayoría abrumadora en las elecciones. Todo este tema ha tenido un impacto muy, muy importante.
EC - ¿Cómo se vive este giro que han tenido los acontecimientos en las últimas horas en la BBC? El Parlamento británico se pronunció diciendo que no hubo engaño a los legisladores en el informe del primer ministro Tony Blair y el ministro de Relaciones Exteriores, Jack Straw, cree que la BBC debería reconocer que se equivocó cuando utilizó aquella fuente anónima de Inteligencia acusando al gobierno de inventar y manipular pruebas para justificar la guerra.
RB - La BBC sigue insistiendo en que no se equivocó hasta que se demuestre lo contrario. Vamos por partes. El informe de ayer del Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento estaba empatado y su presidente, que es laborista, tuvo que desempatar; allí fue cuando le dieron el voto de confianza al encargado de Relaciones Públicas del gobierno británico. O sea que se salvó por un pelo. También dijeron que todavía no tienen todas las respuestas que necesitan para poder establecer un veredicto con base firme, están reclamando que el gobierno no entregó toda la documentación ni todos los contactos con toda la gente que querían entrevistar para formar un juicio.
En cuanto al caso particular de la BBC, lo que ésta había dicho era que si por unanimidad este comité encontraba pruebas fehacientes de que esa información de los servicios de Inteligencia estaba equivocada, entonces iba a disculparse y decir “Lo lamentamos, informamos lo que decía la fuente y la fuente estaba equivocada”. Pero eso no pasó e incluso el domingo hubo una reunión del comité de gobernadores, que es el organismo independiente designado por el gobierno que representa a todos los sectores de la sociedad británica, encargado de controlar lo que hace la BBC. Por supuesto que ese comité cuestionó al jefe de noticias de la BBC, pero el veredicto por unanimidad de este cuerpo regulador fue un apoyo 100 por ciento a dos informes: uno que había sido trasmitido por el programa estrella de la radio periodística aquí, Radio 4, Today Program, y un programa de investigación de televisión, los dos independientes, sin vinculación entre los periodistas.
Lo importante es que se dio un aval completo, primero que la BBC no tenía una agenda contra la guerra, como se había llegado a acusar, y segundo que en ningún momento había acusado al primer ministro de mentir o de tratar de engañar a la opinión pública. Y se insistió en que se mantenía la información aportada por esa fuente.
Esto va a seguir todavía por un rato. Hace un par de semanas, cuando llegó la hora de investigar, hubo una moción para pedir una investigación judicial independiente, que no tuvo éxito, y por eso se formaron estas dos comisiones parlamentarias, la que se reunió ayer y la otra que reúne a los presidentes de varias comisiones, una especie de supercomisión, que se llama Comisión de Enlace. Las dos tuvieron una posición muy crítica y dejaron en claro que todavía quedan muchas preguntas por responder, lo cual vuelve a darle la posta a la oposición –los conservadores y los liberales demócratas– para pedir, una vez más, una investigación judicial independiente. Ésa podría ser la carta que se largue más tarde.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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