10.07.2003












Familias con plombemia rechazan traslado

Los vecinos del asentamiento Rodolfo Rincón (La Teja) señalan que si los sacan de su medio, sin tener trabajo, no podrán pagar por sus viviendas. Hace un año que no reciben atención médica, pero los exámenes arrojan una reducción a la mitad de la intoxicación. Crónica con el Servicio Informativo de El Espectador.



EN PERSPECTIVA
Jueves 10.07.03, 08.00.

EMILIANO COTELO:
Una asignatura pendiente en Montevideo, con respecto a la cual se superponen o se interfieren competencias municipales y del Poder Ejecutivo, son los problemas de contaminación con plomo en algunas zonas de la capital y las soluciones a instrumentar para quienes viven, por ejemplo, en algunos asentamientos de esos barrios.

Muchos habitantes del asentamiento Rodolfo Rincón no quieren mudarse a los apartamentos o casas que les construye el gobierno como alternativa.

Ayer estuvo en ese lugar Gastón Bralich, del Servicio Informativo de El Espectador. ¿En qué consistió esa visita?

GASTÓN BRALICH:
Básicamente fue conversar un poco con los vecinos, tras la reunión que habían mantenido algunas horas antes con representantes del Ministerio de Vivienda (MVOTMA) y del Ministerio de Salud Pública (MSP).

Vamos por partes, porque seguramente muchas personas no conocen dónde queda el asentamiento Rodolfo Rincón. Está ubicado a unas tres cuadras de Carlos María Ramírez, hacia el Norte, en pleno corazón de La Teja, y se trata de una media manzana. Allí viven aproximadamente 50 familias, con un número incalculable de niños. Por lo que pude apreciar tras charlar con los vecinos, recorrer sus casas y conversar también con algunos comerciantes instalados en la zona, se trata básicamente de gente de trabajo, hoy desocupada, con muchos vínculos de unión, quizás por la propia realidad en la que ingresaron al comprobarse que la gran mayoría de sus niños tenía niveles de plombemia por encima de lo normal.

Según un informe que había elaborado el MVOTMA, un 60 por ciento de los niños de esa zona tiene guarismos elevados y hace más de un año que no reciben atención médica. Estos vecinos integran ese plan elaborado por el MVOTMA y el MSP, cuyo enunciado es bajar los niveles de plomo en la sangre y erradicar el problema, trasladando a las personas hacia otro lugar.

EC - Así que por un lado varios de estos niños han permanecido sin tratamiento en los últimos meses.

GB - Sin tratamiento en los últimos meses. No es un dato que aportan directamente los vecinos, sino que surge de un informe que elaboró el propio MVOTMA, lo que le da un viso oficial a esa información por demás llamativa, porque sabemos que se trata de niños que están enfrentando un problema particular de contaminación en su sangre.

EC - Ese es uno de los puntos oscuros o críticos de este panorama. Pasemos al otro, el traslado. Estas personas van a ser desalojadas en noviembre y trasladadas a viviendas ubicadas en Camino Ariel, detrás de los talleres de COME.

GB - Exactamente. Pero vamos a contar algún antecedente: primero les ofrecieron un terreno cerca de donde están actualmente radicados, un terreno que parecía adecuado a sus necesidades pero que luego fue desechado por detectarse que el mismo tenía niveles de contaminación tan graves como los registrados en el terreno de residencia actual. Este hecho motivó que se retrasara la entrega de las viviendas y luego les comunicaron que en noviembre iban a ser trasladados a este conjunto de viviendas construidas con ese fin en la zona de Camino Ariel, cerca de los talleres de COME.

EC - ¿Qué ocurre con ese nuevo emplazamiento?

GB - Los vecinos plantean varios problemas. Las viviendas son chicas, de un dormitorio, no pueden llevar sus animales y quedan alejados de los puntos donde trabajan. Cuando digo animales no estoy hablando de mascotas, sino de sus herramientas de trabajo, de sus caballos, que son la fuerza de tracción de los carros con los que salen a recolectar para luego vender esos productos en la feria. En su mayoría son recolectores y feriantes, aunque la mayoría de las personas está desocupada.

Vamos a compartir un testimonio de parte de ese diálogo que mantuvimos ayer con los vecinos.

EC - Un testimonio que apunta, por ejemplo, a ver dónde están los problemas de fondo del futuro de estas familias.

GB - Exactamente. Se ubica en la línea del ex director de Vivienda, Camarda, quien señalaba que el verdadero problema que enfrentaban no era de vivienda sino de trabajo.

EC - Escuchamos a una de las señoras entrevistadas ayer por Gastón Bralich.

(Grabación)

“VECINA:
(…) un buen baño, un (…). Oíme una cosa: ¿a usted que le interesa más?, ¿que su hijo tenga la comida todos los días o que tenga una buena casita? Porque, ¿con qué la va a pagar? Ellos nos llevan para allá: [pero] al mes nos cortan la luz, nos cortan el agua… y si usted no paga el alquiler lo van a echar a la calle, ¿no? Nadie va a poder pagar, ¿con qué lo va a pagar? Yo tengo acá un quiosquito y gano 15 o 20 pesos por día, que apenas me dan para comprarle los pañales a la botija. ¿Con qué voy a pagar (…)?, ¿con qué voy a abrir una cuenta, como ellos quieren? Una cuenta, que vaya al banco, abra una cuenta… cinco unidades reajustables.

GB - En tu caso… tampoco te querés ir.

VECINO:
No, no me quiero ir tampoco, porque vivo acá y a la vez trabajo acá, trabajo a siete cuadras de acá.

GB - ¿En qué trabajás?

Vecino - Trabajo en la feria también. Gano chirolitas, gano para la comida y nada más”.

(Fin de la grabación)

EC - Hombres, mujeres… Conversaste también con los niños en el asentamiento Rodolfo Rincón.

GB - Conversamos con muchas personas de allí. Te diría que la gran mayoría no se quiere ir del lugar. Algunos lo han asumido ya como una realidad a la que no pueden hacer frente: en noviembre van a venir las máquinas, van a tirar las casas, van a tener que irse y van a tener que ir a ocupar otras viviendas. A no ser que surja, de aquí a noviembre, algún otro tipo de solución.

Creo que hay un grave problema en la definición de las políticas sociales o de coordinación entre los organismos del Estado. La propia directora de la División Social del MSP, Pamela Lavigna, señalaba al diario El País, por ejemplo, que algunas de las 25 familias que vivían en otros asentamientos y que fueron realojadas en viviendas alquiladas por la Secretaría de Estado, hoy en día no tienen luz ni agua porque les han cortado los servicios por falta de pago. Es el problema que estos vecinos están planteando que les va a ocurrir a futuro: no tienen trabajo, se los aleja de su zona de trabajo –las ferias–, no se les permite llevar las herramientas de trabajo –en este caso los carros con caballo–, por lo tanto seguramente ocuparán una vivienda con luz y agua que durará lo que duren los pocos “ahorros” que puedan tener en estos momentos en el bolsillo.

EC - Tengo entendido que también conversaste con los vecinos a propósito de los exámenes que se les han venido haciendo en los últimos tiempos con respecto al nivel de plomo en la sangre.

GB - Sí. Quiero ser muy cauto en esta información. Los vecinos están un tanto desconfiados de los resultados que les han entregado el último mes porque muestran niveles de contaminación muchísimo más bajos de los que tenían en el examen anterior, pese a que no se ha modificado ninguna variable: no se ha modificado su alimentación, no se han ido del lugar donde presuntamente está el foco de contaminación, no han dejado de hacer las tareas que hacían… Entonces los vecinos se preguntan: “¿Cómo puede ser –decía uno ayer– que un hijo mío, que tenía 23 hoy se presente con 11 o 12…?”. Es una reducción a casi la mitad sin una causa directa a la que uno la pueda vincular. Es un tema que también habrá que hablar con las autoridades del MSP.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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