23.07.2003












ONU pide que misión de paz en el Congo se disponga a combatir

Ministro de Defensa, Yamandú Fau: Si Uruguay se retira, se afectará la moral de sus fuerzas armadas, porque ante el mundo quedará que actúan en determinadas condiciones y de lo contrario se retiran.



EN PERSPECTIVA
Miércoles 23.07.03, 07.35.

EMILIANO COTELO:
Se debate en estas horas el futuro de las fuerzas uruguayas destacadas en el Congo.

ALFREDO DANTE:
El ministro de Defensa Nacional, Yamandú Fau, dijo ayer ante las comisiones de Defensa Nacional de ambas cámaras del Parlamento que la decisión de la Organización de las Naciones Unidas de cambiar las potestades de las tropas establecidas en el Congo no modifica el espíritu de la misión. Colaboradores del ministro afirmaron que tampoco violan los principios que Uruguay defiende en materia de política internacional.

Fau concurrió al Palacio Legislativo a exponer sobre la resolución que adoptará el próximo lunes el Consejo de Seguridad de la ONU, por la cual se fijará el pasaje de la misión en el Congo del capítulo 6 de la Carta, que refiere al mantenimiento de la paz, a la imposición de la paz establecida por el capítulo 7.

Los 15 miembros del Consejo de Seguridad apoyan ese status, incluidos México y Chile. La nueva misión supondría un refuerzo de las operaciones, que llegaría a un total de 10.000 efectivos, y se sumarían soldados de Brasil y Paraguay.

EC – Estamos en comunicación con el ministro Fau. Una precisión importante para abordar este asunto: con esta resolución de la ONU ¿qué cambia por los efectivos uruguayos destacados en el Congo, si permanecen en ese país?

YAMANDÚ FAU:
Puede cambiar, o puede no cambiar nada. Las diferencias entre los capítulos 6 y 7, cuando uno los estudia, aparecen mucho más diluidas de lo que en principio se puede pensar. Diría que el capítulo 7 trata de ofrecer mayores garantías, porque precisa más los alcances que puede tener la misión, y la única referencia que puede despertar alguna preocupación es la que dice en forma muy genérica que aquellos efectivos militares que estén actuando en la misión podrán disponer, para el mejor logro del objetivo esencial, que es la paz, acciones militares por tierra, por aire o por vías fluviales, a efectos de obtener ese resultado.

EC – En pocas palabras, estos efectivos podrán entablar combate con el fin de mantener el orden.

YF – Podrán enfrentar un combate en caso de que sea necesario. No van a generar el combate para imponer el orden. Hoy, por ejemplo, nuestros efectivos estarían en una actitud de autodefensa: sólo los habilitaría a una acción directa el riesgo de su vida propia o la de un civil que no participa de un conflicto. Ahora les da una posibilidad mayor.

Pero la historia de la ONU ha sido que el recurso del capítulo 7 ha tenido siempre y por sobre todas las cosas un efecto intimidatorio. Las situaciones de mayor gravedad se han dado más en el ámbito del capítulo 6 que en el del 7. Incluso, los antecedentes de la ONU, los estudios llevados a cabo, registran que las pérdidas de vidas se han dado siempre en mayor número en aquellas misiones que operaban según el capítulo 6. Parece comprensible: si quien provoca el conflicto sabe que quien lo va a reprimir no tiene posibilidades de actuar, avanza en su acciones de combate. Si sabe que hay un ejército dispuesto a tomar acciones militares, seguramente le genera una situación de mucho más preocupación.

EC – Lo cierto es que, operando hasta ahora bajo las disposiciones del capítulo 6, estas tropas no habían logrado frenar los enfrentamientos...

YF – No olvide que, durante muchos días, esos enfrentamientos tuvieron como presencia militar únicamente a los 700 efectivos uruguayos. Hoy estamos diciendo que, en el marco de esta nueva operación, ONU autorizó a que actúen hasta 10.800 efectivos.

EC – Usted está señalando que, nada más que con la cantidad de soldados que estarán en juego ahora, ya hay un factor de peso para disuadir la violencia. Implícitamente, está diciendo que no necesariamente esos efectivos deberán entrar en combate.

YF – Exactamente: el número y el hecho de que haya cambiado el capítulo generan una situación absolutamente distinta. En la historia de la ONU ha generado precisamente ese resultado.

EC – De todos modos, lo cierto es que si los soldados uruguayos continúan bajo el régimen del capítulo 7, enfrentarán riesgos que hasta ahora no enfrentaban. El temor es a que asuman mayores riesgos.

YF – Puede darse o no esa situación. El mando de la ONU tiene una enorme gama de actividades para distribuir. Entre otras, lo que está haciendo la misión de Uruguay, que es dar seguridad a la base de la ONU, a la vivienda de los observadores, y por tanto pueden cumplir distintas tareas que no alteren la función que nuestras fuerzas tenían allí.

Lo que debemos rescatar es que esto no es una decisión antojadiza que se toma con ánimo belicista. Es el producto de una convicción unánime de la comunidad internacional: es el Consejo de Seguridad que acuerda por la unanimidad de sus 15 miembros sin duda de ninguna naturaleza. Por ejemplo, están votando esta resolución países con los cuales tenemos vínculos muy profundos, con los que nos unen valores similares: Chile, México... A los efectivos que van a actuar en el marco de este nuevo capítulo se integrarán soldados de Brasil, de Argentina, de Paraguay... Es la comunidad internacional que, obsesionada por lograr la paz, adopta esta medida.

EC – En Uruguay hemos recibido testimonios de soldados uruguayos destacados en el Congo, que incluso de han visto psicológicamente afectados al presenciar enfrentamientos muy crueles, verdaderas carnicerías entre los bandos rivales, por ejemplo en la zona de Bunia: incluso episodios de canibalismo, hechos muy crueles, ante los cuales debieron permanecer pasivos.

YF – Exacto. Sin querer darle un sentido facilongo de fundamentación, diría que el capítulo 7 termina dando mayores garantías.

Pero quiero señalar otra cosa. Prácticamente en todos los ejércitos del mundo, cuando sus gobiernos disponen participar de operaciones, el mando dice “Hay que enviar 1.000 soldados”, toman 1.000 soldados y los mandan. En Uruguay es absolutamente distinto: cada soldado va porque es su voluntad libremente expresada, es absolutamente voluntario: nadie está obligado a ir. Es más: si alguno de los que está allá quisiera volver, lo puede hacer. Ayer informé en la Comisión de Asuntos Internacionales que ayer mismo la Fuerza Aérea, enterada de estas nuevas situaciones, consultó expresamente a todos sus efectivos que están a punto de partir, a efectos de que manifiesten si estaban realmente dispuestos a ir. No tuvieron una sola negativa: todos estuvieron de acuerdo. La Armada Nacional, por cada efectivo que tiene destacado, tiene cinco aspirantes que esperan poder integrar esta misión. En el Ejército, que es más numeroso, por cada efectivo asignado tiene tres soldados que esperan poder ir a estas misiones de paz.

EC – También es cierto que, en esas decisiones, pesa entre otras cosas el factor económico. Participar de estas misiones de paz significa un sobresueldo que, en las condiciones actuales de retribución de las fuerzas armadas de Uruguay, en las condiciones económicas actuales hoy en Uruguay, no es un elemento menor.

YF – No es un elemento menor, pero lo que importa es que puede ejercer la libertad de valorar si esa remuneración le justifica emprender una misión de esta naturaleza.

Pensemos también que estamos hablando de profesionales. Aún en el grado de soldado, ha sido formado para integrar un ejército; se le ha dado la cultura de una institución armada, y por lo tanto tiene una conformación diferente a la de un civil.

EC – En estas horas se ha preguntado, por ejemplo, si tiene sentido que un soldado uruguayo “arriesgue su vida por otra patria”.

YF – El tema, entonces, es para qué estamos en la ONU, para qué creamos esas organizaciones. Desde el año 2001 en que estamos enviando estos contingentes, la situación del Congo ha sido prácticamente la misma; con algunos picos de mayor violencia, pero precisamente porque esto se estaba generando fue que la ONU decidió el envío de estas misiones. Todas estas misiones que enviamos desde el 2001 al mismo Congo de hoy fueron respaldadas unánimemente por todos los partidos. Es decir: sabíamos a dónde las estábamos enviando. Sin embargo, pensamos que era un aporte importante para el valor de la paz... Basta mirar las fotos de otros lugares del mundo, publicadas ayer. Ante esa situación, ¿no surge una cosa innata de querer hacer algo para que un país que hoy es víctima de esa situación de violencia pueda superarla?

EC – Quizá lo que esté pesando sea implícitamente que, bajo este nuevo estatuto, los riesgos o la posibilidad de combate efectivo sean mayores que en la etapa anterior.

YF – Comprendo esa preocupación, ¿cómo no? Lo decía ayer en la comisión de Defensa: en mi experiencia de gobierno (esta es la segunda oportunidad) nunca estuve frente a una decisión de tal trascendencia, de las que a uno lo sacuden cuando tiene que tomar una decisión. Pero cuando pusimos en marcha este operativo también debimos haberlo pensado: estamos mandando ejércitos, y si hay algo que no conjuga un ejército, que no está en sus objetivos, es replegarse, abandonar la misión que se le encarga. Las fuerzas armadas están creadas para eso: para que se les encargue una misión y ésta se cumpla exitosamente.

EC – Otro punto en juego en esta misión es si los efectivos uruguayos están preparados para operar bajo el capítulo 7. Algunos legisladores lo pusieron en duda ayer, sobre todo en cuanto al equipamiento con que cuentan: sostienen que necesitarían nuevas armas, distinto tipo de armas.

YF – Los mandos lo explicaron ayer: que están profesionalmente habilitados, y que para cumplir la misión disponen del equipamiento de armas adecuado. Pero el mando de la ONU, como el de cualquier ejército, cuando va a encargar el cumplimiento de una misión, determina primero quiénes son los que están en mejores condiciones y luego quiénes tienen el equipamiento apropiado para eso. Entonces, irá distribuyendo las tareas en función de la capacidad operativa de cada uno: la Armada nacional, por ejemplo, está cumpliendo con unas lanchas especiales una formidable labor en el río Congo, donde no se dan esos enfrentamientos. Si mandaran esas lanchas al lugar del conflicto, debería adaptárselas para una actitud de combate y por lo tanto se transforma a las lanchas para la nueva tarea, o se las mantiene donde están. Pero esos son criterios que determinan los mandos con un sentido elemental de racionalidad; el mando quiere que se pueda lograr lo que dispone, y no lo va a hacer con personas que no están preparadas ni tienen el equipo de armas necesarias para eso. Por tanto, Uruguay puede hacer las tareas que deba hacer, y para eso tiene las armas necesarias, y a otros que tengan otro tipo de armas o de capacidades, les darán otras tareas.

Lo que importa es que también hay aquí una situación de prestigio nacional. Porque, en definitiva, nuestro vínculo con la ONU, que ha tenido una afirmación tan profunda en los últimos tiempos, por el profesionalismo de nuestros efectivos, por su coraje, por su integración al medio en que actúan, por su actitud solidaria... Puede aparecer como que “Ustedes lo hacen en determinadas condiciones, pero cuando toma algún otro cariz, se repliegan o se van”. Creo que, con una medida de ese tipo, habría un antes y un después en el relacionamiento de Uruguay con la ONU en misiones de paz a partir de lo que suceda en el Congo.

EC – De ahora en adelante, ¿todas las misiones de paz operarán bajo el capítulo 7?

YF – No, pero cuando usted va por el capítulo 6 también tiene que prever que en determinadas condiciones también puede pasar al capítulo 7. ¿Qué pasa con un ejército que se sabe de antemano que va en una etapa pero si se pasa a otra da la vuelta y se viene? Pero para las propias fuerzas armadas es un golpe muy fuerte. Seguramente acatarán cualquier decisión que el mando superior establezca en estos casos, pero también es una obligación sustantiva mantener en alto la moral de un efectivo armado.

EC – Y nuevamente juega el factor económico: un coronel citado hoy por El Observador sostiene “De lo que no hay duda es que si nos retiramos del Congo por no aceptar el capítulo 7 será la ‘muerte’ para nosotros: no tenemos dinero para la comida, pero en el Congo hay 2.000 hombres entrenándose a costa de la ONU y en el país hay otros 2.000 preparándose para relevarlos. Efectivos que, de otra manera, no podríamos financiar”. El militar recordó que las misiones de paz reportan a Uruguay unos U$S 20 millones por concepto de salarios.

YF – Todos esos datos son efectivamente así. No he querido enfatizar en mi argumentación sobre la base de esos elementos, porque creo que estamos poniendo en juego otro tipo de valores. Planteado el tema, no puedo negar que efectivamente es así. Pero no estoy defendiendo esta misión...

EC – O sea que la participación en misiones de paz implica para las fuerzas armadas uruguayas un refuerzo tanto de ingresos como de posibilidades de formación que hoy no tienen por sí mismas.

YF – Significan una mayor profesionalización; la posibilidad de trabajar en forma conjunta con ejércitos, armadas o fuerzas aéreas de mayor potencialidad y capacidad técnica; implica que el país reciba por año, sólo por concepto de viáticos que paga la ONU, una suma que anda en los U$S 20 millones; las propias fuerzas también reciben una colaboración, en la medida en que la ONU resarce los implementos que utiliza, de lo que el país se beneficia al mantener sus fuerzas con carácter operativo. Esos elementos están allí, pero diría que esto se agota en que estamos enviado esta misión para no perder U$S 20 millones.

Quiero insistir en señalar el carácter voluntario de la misión; hasta en eso el Uruguay es distinto: consulta a sus soldados si quieren ir. Para mí eso es un valor esencial, porque estaríamos ejerciendo un espíritu de protección para quien no la está reclamando: la reconoce, la agradece, pero no es la preocupación que tienen hoy los efectivos y los mandos. Es a la inversa: los efectivos no quieren ir a pelear sino a colaborar para que en esa parte del mundo haya paz. Si tuvieran que hacer lugar a un enfrentamiento, lo harán; pero no van a eso, ese no es el objetivo.

EC – ¿Se necesita aprobación expresa del Parlamento para cambiar la misión del capítulo 6 al 7?

YF – Es un tema que habrá que ver. Cuando se habló de eso dije que si se llegara a dictar una ley, ésta debería derogar las leyes que autorizaron anteriormente la salida de los contingentes. Más allá de que se informó al Parlamento que iban a operar según el capítulo 6, la parte resolutiva de la ley sólo autoriza la salida de efectivos por determinado período y en determinada cantidad. De pronto se entiende así; todavía no he entrado al análisis de esas eventualidades.

Pero tengamos claro que, si se llega a dictar una ley de esa naturaleza, implica que nuestros efectivos armados deban hacer un repliegue. Y reitero que, seguramente, van a acatar esa orden de repliegue pero también estaremos afectando en grado superlativo la moral de esas fuerzas que, ante el mundo, quedarán como que se les encargó una misión y, cuando esa misión adquirió determinadas características, se repliegan y se vienen. Eso es muy fuerte y pido que también se tenga en cuenta.

***

EC – Varios sectores políticos no han fijado posición aún. El Encuentro Progresista se reúne a esos efectos en las próximas horas, y en el Partido Nacional, luego de vertidas algunas opiniones en primera instancia, también se espera la adopción de posiciones de los distintos sectores.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón




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