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"EL PRIVADO VIENE A ASOCIARSE CON UN EXITO, NO CON UN FRACASO"
Lacalle frente al referéndum por Ancap
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Presidente del Directorio del Partido Nacional, Luis Alberto Lacalle: Creemos que no es una función esencial del Estado refinar y vender petróleo: lo puede hacer el Estado compitiendo con particulares o simplemente los particulares. Además, ya mismo se puede importar combustible, porque el monopolio está derogado por el tratado de Asunción. Soy partidario de mantener la refinería andando, pero si es más barato comprar el combustible, importarlo; y si mañana encarece, refinarlo nosotros.
EN PERSPECTIVA
Martes 05.08.03, 08.50.
EMILIANO COTELO:
El referendum sobre la ley que habilita a Ancap a asociarse con petroleras del exterior todavía no tiene fecha definida, pero se especula con el 7 de diciembre. De modo que están corriendo cuatro meses que se verán pautados por intensas discusiones en torno a esta cuestión.
La semana pasada comenzamos a tratar de ordenar los alcances de la ley y recibimos a un vocero de quienes organizaron la recolección de firmas y están en contra de la ley.
Hoy retomamos la serie, pero con una entrevista con quienes están a favor de la ley de asociación de Ancap. La entrevista es con el doctor Luis Alberto Lacalle, presidente del Directorio del Partido Nacional (PN).
LUIS ALBERTO LACALLE:
Yo me jugaría un poquito más por noviembre.
EC - ¿Fines de noviembre?
LAL - A esta altura son especulaciones, pero estamos haciendo lo posible; una serie de ciudadanos que hemos manifestado, especialmente el doctor Larrañaga, que me pareció muy buena idea, la voluntad de tratar de acotar en lo posible el tema de la fecha.
La Corte se ve enfrentada a la elección universitaria. Una elección no es simplemente poner una urna arriba de una mesa y hacer un cuarto secreto en una escuela; es el padrón… etcétera, una logística muy difícil. Parecería que pudiera ser en el mes de noviembre. Creo que todo lo que acotemos esto está bien, que sea cuanto antes, pero sin introducirnos de lleno, ya hoy, a meses, en una discusión que es importante, pero tenemos que procurar no ser monotemáticos, algo que a veces nos pasa en Uruguay: agarramos un tema y lo gastamos.
EC - Ese es uno de los desafíos que tiene esta campaña a favor y en contra de la ley: el timing de los debates, de las entrevistas.
LAL - El ritmo de cuándo uno acelera y cuándo remata, que es como una carrera, como cualquier esfuerzo, como un examen.
EC - Usted, en particular, ¿ya está en campaña?
LAL – No: ayer cuando discutimos este tema en el Directorio con los compañeros, me permití sentar unas bases de procedimiento. Todo el mundo sabe de qué lado está el PN, parto de esa base; segundo, ayer les pedimos a distinguidos correligionarios, al doctor Gallinal, que es uno de los redactores importantes de la ley –junto con Astori y Couriel, que fue la gente que más contribuyó a hacer la ley–, al doctor Abreu, que era ministro de Industria en ese momento y tiene muy claro el tema (porque a esto hay que imbricarlo dentro del tema energético; no es algo que anda flotando ahí en el mar de las ideas), y a los legisladores para que prepararan un documento.
Supongamos que ese documento va a estar pronto dentro de 15 días, va a ser el documento oficial del partido; después haremos de eso abreviaturas, documentos más pequeños, más breves. Desde mi punto de vista, si es el último domingo de noviembre, habría que empezar el último domingo de octubre o un poquito antes.
EC - Usted anunció que va a realizar más de 30 actos en todo el país.
LAL - No, no: muchos más; calculo que muchos más. No quiero ingresar en esa dinámica porque ahora quiero convencer al gobierno de que hay tiempo para hacer cosas. Como usted me invitó para hablar de la ley de Ancap, hablaremos de este tema, pero mi aviso a la gente, mi demarcación de la cancha es: podemos y debemos hacer otra cantidad de cosas entre tanto, sin perjuicio de ir calentando los motores y de que cada uno vaya afinando su discurso.
EC - A partir de la conformación de esa comisión que ayer designó el Directorio del PN, ¿hay que entender que los blancos van a tener un único discurso en torno a la ley de Ancap?
LAL - Vamos a tener una única partitura, como vamos a tener un programa común, en el que también estamos trabajando para tenerlo pronto para el año que viene; como dice la ley, los partidos tienen que tener un programa de gobierno. Después cada uno canta o toca la partitura, le pone ritmo de rock, de tango o de samba; lo importante es la partitura, después cada uno hace hincapié en una cosa o la otra. El PN tiene una posición distinta de la del Partido Colorado (PC), sustancialmente distinta, y va a hacer su propia campaña.
EC - Detengámonos en esa diferencia PN-PC…
LAL - A eso voy, pero quiero terminar de graficar mi idea. Tenemos como una bisagra la ley (estoy haciendo el gesto de juntar las manos articuladamente), la bisagra es la ley, en eso estamos de acuerdo todos los que la votamos y alguno que no la votó y la hizo; hacia abajo después hay una movilidad –que es lo bueno de una bisagra–, entonces nosotros tenemos una visión distinta y por eso nuestra campaña, si bien es para un sí o un no, porque no hay tercera ni cuarta alternativa, va a ser a partir de una perspectiva distinta.
EC - ¿Cuál es la diferencia fundamental, más clara que usted podría marcar entre el enfoque que le va a dar el PN y el del PC?
LAL - Yo le diría que la nuestra es una línea tradicional de subsidiariedad de los temas del Estado metido a industrial.
EC - ¿O sea…?
LAL - Creemos que no es una función esencial del Estado refinar y vender petróleo, nos parece que eso puede realizarse o por el Estado y particulares en libre competencia o simplemente por particulares. Somos partidarios y creemos –el doctor Batlle lo dijo: cuidado que es una noticia chiquita, vamos a decirles a los muchachos de prensa que la escarben–, acompañados de gente que sabe mucho más que yo de derecho (está en El Observador, a mano derecha, en una columnita), que se puede importar combustible: el monopolio está derogado. Lo he dicho acá en su micrófono, quizás usted no lo recuerde…
EC - Sí, sí, lo recuerdo perfectamente.
LAL - El monopolio de importación está derogado por el tratado de Asunción; además al tratado ya no le cabe plebiscito, ni nada, porque ya tiene 11 años.
Yo soy partidario de tener la refinería andando, que esté pronta y que haga X cantidad para mantenerse funcionando, pero en la medida en que sea más barato comprar el combustible, traerlo más barato. Si mañana se nos encarece, lo refinamos nosotros. Es decir tener opciones, porque el destinatario final del combustible es el consumidor, cuanto más barato le sea a usted o al señor que pasa con un camión por la calle Rio Branco o a un señor que está arando, preparando una tierra, mejor para todos.
EC - ¿Usted está exponiendo su punto de vista o el de todo su partido? Porque estábamos conversando sobre cuáles pueden ser las diferencias entre blancos y colorados a la hora de defender la ley.
LAL - Calculo que esa es una línea que más acá o más allá compartimos. Más a mi favor en el sentido de que tiene que haber una partitura, una posición escrita –porque lo escrito, escrito está, ahí no caben matices–, y cada uno elige un énfasis.
EC - Hace pocos días Fernando Saralegui, director de Ancap por Alianza Nacional, del PN, hablando en defensa de la ley dijo que si la norma es derogada, nadie tendrá interés en asociarse con Ancap, e indicó que en el país existen tres posturas: “la de la izquierda, que defiende los corporativismos sindicales y estatales y quiere dejar todo como está; la fundamentalista liberal, que quiere soluciones por medio de la privatización; y quienes pensamos que se puede modernizar el Estado buscando soluciones sin liquidar todo”.
LAL - Yo estoy en la del medio, creo que notoriamente…
EC - ¿Qué le parece esta clasificación?
LAL - Me parece que Fernando (a quien aprecio mucho, un muchacho muy inteligente, dirigente del interior, en quien creo que tenemos un gran futuro) dice cosas ciertas; me parece que las clasificaciones siempre son muchas más. Pero creo que el PN, y notoriamente el Herrerismo, están en la del medio.
EC - ¿En la fundamentalista liberal?
LAL - No, en la del medio… En el medio desde el punto de vista del espectro.
EC - La del medio de esas tres: “Se puede modernizar el Estado buscando soluciones sin privatizar todo”.
LAL - Perfecto; fue lo que hizo la Ley de Empresas Públicas de 1992. Esa ley le mantenía al Estado el 40 por ciento del capital, un porcentaje para controlar y para ganar mucho dinero, porque 40 por ciento de cualquier negocio es una gran parte; introducía a los obreros como propietarios, digámoslo una vez más: el 8 por ciento es mucho más de lo que ha dicho cualquier señor PIT-CNT o cualquiera de estos, que por supuesto se saltean esto para poder hablar en blanco y negro. La ley de 1992, contra la cual se levantaron el Foro Batllista y el Frente Amplio, daba el 8 por ciento de propiedad a los empleados, participación en las ganancias, y el resto era vendido a operadores particulares. Así que creo que es cierto lo que dice Saralegui.
Incluso en materia de la propiedad de los bienes del Estado, el propio partido ya ha visto que es golpear campanas de palo, entonces atendemos mucho más la eficiencia. Hace ocho años que está en el Parlamento un proyecto de ley muy simple.
EC - O sea que es una revisión de lo que en principio fueron otras posiciones.
LAL - No somos dogmáticos, somos gente esencialmente pragmática. Por ejemplo el pasaje a derecho privado de las empresas: el proyecto se presentó el 1º de marzo de 1995 y el gobierno de entonces, del doctor Sanguinetti, por intermedio del senador Ricaldoni dijo que no había tiempo para tratarlo, que no se iba a tratar el tema, y ahí está. Sería una lindísima reforma, se mantiene la propiedad total y absolutamente, pero pasa a operar como una empresa. Sería una buena medida.
EC - Para terminar esta introducción, una pregunta que de alguna manera vuelve a algo que usted ya señaló y permite profundizar en lo que recién venía explicando; porque hay otras lecturas de cómo se para, por ejemplo usted, frente a esta ley de Ancap. Hugo de Mello, dirigente de la Federación Ancap, dijo ayer en un debate: “La ley no es lo máximo que Lacalle y Batlle quieren. Ellos quisieran que se cerrara la refinería e importar combustible. Esta es la ley posible para ellos, porque saben que pronunciar explícitamente la palabra ‘privatización’ los llevaría al fracaso. Entonces, para nosotros, esto es una privatización encubierta”.
LAL - ¿Quién es la persona que dijo eso?
EC - Hugo de Mello.
LAL - ¿Quién es Hugo de Mello?
EC - Dirigente de la Federación Ancap.
LAL - No es una cuestión de ironía, no sabía quién era. Hugo de Mello, si está escuchando –seguramente escuchará su programa, como tanta gente–, habrá visto que no: que yo no estoy por cerrar la refinería; estoy por tener opciones. Porque el país no existe para Ancap, Ancap existe para el país, es un instrumento y no un fin. Entonces si les puedo decir a los 3 millones de habitantes del país que van a tener combustible más barato, puedo prender o apagar la refinería, según el momento. Me parece una posición inteligente, yo la tendría como una reserva para no quedar prisionero de los mercados, pero si mañana puedo traer el combustible en un buque cisterna de la refinería de Campana, que está ahí, arriba de Buenos Aires, lo traigo. Lo traigo, señor De Mello, además lo traigo como combustibles identificados.
Otro tema que pasa es que la refinería no puede hacer lo que quiere, tiene que producir tanto de gasoil, tanta nafta y tanto fueloil.
EC - Y entiende que, para que sea viable mantener la refinería hay que asociar Ancap.
LAL - Yo la asociaría porque es lo que tenemos, es un avance tímido. Le repito cuál es mi posición: está derogado el monopolio de importación, mantendría la refinería funcionando o funcionante e importaría en la medida en que me conviniera. Tengo que actuar respecto del país como lo hago respecto de mi persona; ¿por qué tengo un automóvil diesel en vez de uno a nafta? Pues, porque cuando ando por el interior y hago quilómetros me sale más barato.
***
EC - Usted ha insistido en que en este referendum lo que está realmente a consideración del electorado es la ley y nada más que la ley.
LAL - Sí, porque ¿sabe qué?, los referenda (que es el plural de referéndum) son puntuales: sí o no a tal cosa, en este caso una ley; en 1992, a cinco artículos. ¿Cuál es el mecanismo, qué quiso decir el constituyente? El constituyente quiso decir: votaron los representantes de la gente, legítimamente elegidos, es una ley; pero a la gente le damos la chance de una revisión. Entonces salen a juntar firmas y consiguen el 25 por ciento, que habilita un recurso contra la ley; de ahí que digan “sí” los que están contra la ley y que digamos “no” los que estamos a favor.
EC - Complicada manera de votar.
LAL - Creo que lo mejor va a ser proponer colores para que la gente no se equivoque.
Les van a enmendar la plana –o no–, porque la Constitución lo dice, a los parlamentarios. La discusión es: ¿estuvo bien o estuvo mal el parlamentario?
EC - Usted vio que desde la vereda de enfrente también se sostiene que también está en discusión la política económica.
LAL - Por supuesto; yo también vi en 1992 “Por vivienda, salud, educación ya, vote tal cosa”. Después del rechazo de la ley, en 1992, tuve que hablar; 72 por ciento contra 28 por ciento, notoriamente tres por uno o dos a uno largo como proporción, y dije “Ha hablado la ciudadanía, han quedado derogados tales artículos”. Al día siguiente me reuní con el ministro De Posadas y seguimos haciendo lo mismo. A la gente no hay que engañarla, a mí me da pena que le digan “Contra el capitalismo, contra la política económica”. ¿Y?
EC - Carlos Coitiño, integrante de la Comisión de Defensa de Ancap en nombre del FA sostenía que la política económica está indisolublemente unida a este debate. Para eso citaba la experiencia de los últimos 15 años, decía: “Para colorados y blancos el destino de los entes ha estado ligado a las políticas económicas”; como muestra mencionaba el hecho de que usted mismo, cuando fue presidente, no aceptó la participación de representantes del FA en los directorios de las empresas públicas porque la coalición de izquierda impulsaba una política económica diferente.
LAL - Claro; el señor Coitiño tiene que recordar lo que dice la Constitución: para integrar los entes el presidente necesita 19 votos. ¿Por qué 19?, porque supone el legislador que tiene que incluir a alguien que no sea del partido que ganó, como control. Yo elijo a quién. El doctor Sanguinetti incorporó al FA a los entes autónomos. Yo elegí no incluirlo, pero no es una cosa indebida, es simplemente una opción. Además los entes están prósperos, ¿cómo ata Coitiño esas dos moscas por el rabo? Hoy en los entes se pagan 15, 16 sueldos en vez de los 13 sueldos que tienen todos los demás trabajadores; se ganan sueldos muy buenos, digámoslo de paso, sueldos de 15.000, 20.000 pesos no son extraños para funciones relativamente menores de la administración, cuando un general y un coronel ganan 18.000 pesos y un profesor gana 9.000 o 7.000 pesos. ¿Dónde está la política contra los entes? Yo los veo prósperos. Pregunte cuánto ganan en Antel, UTE y Ancap; no sé de qué ente es Coitiño, si pertenece a Ancap o…
EC - No, no pertenece a ninguno.
LAL – Perdón; no sabía si era además dirigente de alguno de los entes.
EC - Cuando en los debates le tiren con temas de la política económica, ¿qué reacción va a tener?
LAL - Les voy a leer la boleta de votación, voy a decir: “Mire, doctor Vázquez, aquí dice ‘Voto por sí al recurso de tal ley’, o ‘Voto por no…’; si usted quiere el año que viene empezamos temprano, pero no voy a entrar a discutir de tornillos cuando se está tratando de zapatos”. Es engañar a la gente.
(...)
Vamos a hacer el argumento al revés, porque a veces sirve argumentar de esta manera. Supongamos que yo inicio en Montevideo una furibunda y fortísima campaña diciendo: “Contra la suciedad en las calles; por el caso Areán; por el tránsito; por la destrucción del pavimento; por los impuestos municipales; vote sí”. Alguien me va a decir: “Mire, doctor Lacalle: no tiene nada que ver; Arana ni nadie tienen nada que ver con este plebiscito, las calles van a seguir sucias, Montevideo va a seguir siendo la ciudad más sucia y peor gobernada del país, no tiene nada que ver”. Tendría razón y yo incurriría en un error en el que no quiero incurrir, porque para cambiar el gobierno o para mejorarlo tengo una elección municipal. Hagamos el argumento al revés: “Contra la política municipal, vote a favor de la ley de Ancap”. El señor Coitiño dirá: “¡Epa, epa!, ¡no mezcle, compañero!”. No mezcle.
EC - Aterricemos con la ley entonces, por lo menos con algunas primeras consideraciones. Más temprano usted sostenía que según su criterio ya hoy mismo podrían importarse combustibles refinados, que el Mercosur lo habilita; por lo tanto –para usted– la solución del problema es bastante más sencilla de lo que implica la ley. La cuestión era simplemente mantener la refinería funcionando por las dudas y ver qué pasa con los precios.
LAL - Efectivamente, tener más opciones.
EC - Si el combustible que sale de la refinería está a un costo competitivo se usa ese, y si no se lo trae de afuera. Punto. Pero no es ese el camino que se está siguiendo, se ha promulgado esta ley. ¿Por qué esta ley es buena?
LAL - Es un camino hacia lo que para mí es mejor…
EC - Que es...
LAL - …con todo respeto por todos los que participaron en la ley. Es un paso; creo que habría que dar dos o tres pasos, pero es un paso. Y como en la vida uno aprende que a veces las cosas se hacen gradualmente, esto parece ser una buena idea.
EC - ¿Qué ventajas tiene para Ancap, qué ventajas tiene para el país?
LAL - En primer lugar hagamos el argumento inverso: supongamos que se deroga la ley; la refinería de Ancap no tiene destino porque tiene un elevadísimo costo de funcionamiento porque produce en exceso nafta y gasoil de menos, porque –me he enterado hace unos años– de un barril de petróleo no puedo hacer lo que quiera. La primera nafta, la mejor, es la nafta súper para aviones; después viene la mejor nafta; después viene la común; después el gasoil y después el fueloil. Como tenemos dieselizado nuestro parque automotor, por la distorsión de precios –una cosa trae la otra–, consumimos más gasoil del que producimos, y entonces tenemos que comprarlo, y vendemos la nafta barata en Argentina. Esto es parte del tema.
De acuerdo a nuestra realidad sería mejor tener como respaldo, como autonomía –iba a decir como soberanía, porque es una palabra que se usa, aunque no creo que sea aplicable–, como libertad, la refinería; pero si puedo traerlo de enfrente y baja dos pesos, dos pesos menos en el gasoil es mucho dinero, y es dinero en manos del taximetrista, del transportista y del agricultor.
EC - Si Ancap se asocia con esta petrolera del exterior, ¿el combustible efectivamente va a bajar de precio?
LAL - No puede bajar el precio por ley, pero hay condicionantes, que estábamos comentando fuera de micrófono, que dicen que se fija como precio el de la región, o sea que no puede ser más caro que en Argentina y Brasil, y a partir de ese momento tiene un techo.
EC - En la ley se fija una fecha que ya ha perdido validez, porque es demasiado cercana. Dice: “El precio máximo de venta de combustible en puerta de refinería, sin considerar impuestos, deberá ser igual al precio de paridad de importación a partir del 31 de marzo de 2004”.
LAL - Sí; creo que eso presupone que la ley no iba a ser cuestionada o no iba a tener el referendum.
EC - “De no cumplirse esta condición, Ancap procederá a reclamar el cumplimiento del contrato y podrá, por su cuenta y orden, importar refinados.”
LAL - Por eso creo que hay que interpretarlo a la luz de todo el cuerpo de la ley y el espíritu. Pero no entremos en disquisiciones jurídicas que no creo que interesen a nadie ahora. Se fijan determinadas circunstancias en las cuales Ancap y compañía –porque se va a llamar “Ancap”– van a tener una fecha que diga: “Vamos a meterle eficiencia a esta refinería, vamos a sacarle el 20 por ciento más, apliquemos todos los métodos, porque llegado un día, si no estamos en precio, entra el de al lado”. Se logra en sucesivos pasos lo que yo creo que se podría hacer inmediatamente.
EC - Pero no es seguro que vayamos a tener precios más baratos en los combustibles.
LAL - Primero tenemos que ver qué pasa con la ley y después lo de la región; ahí se pone como techo el precio de la región.
EC – No: dice “los precios de importación”.
LAL - Por eso, la importación siempre va a ser mejor de Brasil, de donde la trae un camión, que de Estados Unidos. Digamos precios internacionales para estar todo el mundo acorde. Se logra lo que yo pensaba: si es más barato se trae lo más barato y si no, no. Claro, si usted tiene una persona asociada, querrá vender su propio producto, entonces tratará de ponerse a tiro para vender ese producto.
EC - ¿Cuál es la clave? ¿Que al asociarse con una petrolera del exterior esa refinería que los uruguayos han resuelto que permanezca operativa tiene sentido, tiene escala?
LAL - Parece que el tema también es la escala. Usted no se va a asociar con un colchonero, se va a asociar con una empresa petrolera que, por ejemplo, tendrá un cupo donde colocar la nafta que sobre; y traerá un combustible que compra a granel y vende un poco más barato. Es decir: viene a estar asociada a un éxito; no suponemos que venga a asociarse a un fracaso. Entonces en esa competencia, en esa puja, vamos a beneficiarnos usted y yo cuando vayamos al tanque y, clink-clink, pongamos combustible.
***
EC - Entendido cuál es el nudo, la idea de esta ley, sus ventajas desde el punto de vista de quienes la impulsan, tanto para la propia supervivencia de Ancap y su refinería como para el país, lo consulto a propósito de algunas inquietudes que desde el lado de enfrente se formulan. Por ejemplo, no sería la de Ancap la primera experiencia de asociación: ya hay antecedentes de asociaciones de Ancap con empresas privadas y algunos de esos antecedentes no han arrojado resultados precisamente buenos. Los negocios de Ancap en Argentina, por ejemplo, significaron para el Estado uruguayo pérdidas importantes, cuantiosas. Según quienes cuestionan esta ley, el problema es que aquella política comercial de Ancap no fue definida por el Parlamento, no existieron controles, ni control parlamentario ni del Tribunal de Cuentas; recién después de tres años de gestión y ante reiteradas gestiones se remitieron los elementos al Tribunal de Cuentas, según decía Coitiño la semana pasada. Mencionaba ese antecedente porque con esta nueva asociación de Ancap existe el riesgo de que ocurra otro tanto: dicen que esta ley es un cheque en blanco a un gobierno que no muestra buenas credenciales en las incursiones de las empresas públicas en el sector privado.
LAL - Sí, también hay autos que chocan, y por eso no prohibimos los autos. Me parece de un triste fatalismo esta opinión. Como hay autos que chocan no vamos a andar más en auto porque podemos chocar. El ajuste político que proponemos nosotros mejora los controles del Tribunal de Cuentas, así que ahí tendríamos en esta persona supuestamente un aliado. Creo que es de origen parlamentario, se van a ejercer los controles y es razonable; si no, no aprobaríamos nunca más nada y seguiríamos con este tema del Estado con un inmovilismo del que no nos damos cuenta porque el mundo sigue moviéndose.
EC - Este tema va a ser uno de los que van a centrar los debates a propósito de la ley de asociación de Ancap: las experiencias recientes de asociación con empresas privadas, incluso de concesiones. Aquí está el caso de Uragua, en estos días, haciendo agua, aparentemente desarmándose y dejando por el camino nada menos que el saneamiento de un departamento como Maldonado, que lo requiere de manera indispensable para el turismo. ¿Qué dice usted sobre ese tipo de cuestionamientos?
LAL - Las concesiones son una manera de tener recursos cuando no se consiguen de otra manera; la Intendencia de Montevideo lo ha hecho y creo que ha hecho muy bien, se ha concedido hasta la limpieza de las plazas. Entonces comprenderá que esto cruza horizontalmente el espectro político. Las concesiones son buenas o malas, de la misma manera que, como le decía, un automóvil puede ser muy bueno si me trae y malo si me choca, un revólver puede ser bueno si es para defender mi casa, o malo si es para asaltar a un transeúnte. No podemos vivir en el blanco y negro. Justamente, hay que mejorar los controles, estar más alerta.
Cuando se hizo la asociación de Ancap, ¿qué hizo el sindicato de Ancap? ¿Usted conoce alguna observación de los trabajadores que conocen la empresa mejor que los directores? Con la computación y la fotocopiadora hoy día no hay nada que pueda ser reservado, ya no digo secreto. ¿Usted conoce alguna iniciativa contra la asociación de Ancap en Argentina o, por el contrario, como sabemos, fue fervorosamente impulsada, como es impulsado hoy que UTE haga la central de gas y la paguemos todos nosotros en las tarifas, en vez de que la haga una empresa a la cual se la iría comprando paulatinamente? Vamos a jugar con todas las cartas dadas vuelta. En esto tenemos que ser consecuentes con nuestro pensamiento y, sobre todo, con nuestras acciones.
EC - ¿Qué ejemplo positivo de asociaciones con privados puede esgrimir usted, si la discusión se plantea en estos términos?
LAL - Supongo que el Hotel Carrasco, cuya obra va a ser magnífica y espero que dé a Montevideo de nuevo el brillo del edificio más lindo. Y las que ha habido en el puerto de Montevideo; salvo que también estemos contra el puerto como experiencia de haber disminuido la presencia del Estado y fomentado la participación de privados.
EC - Usted mencionó al pasar la posibilidad de discutir con el doctor Vázquez; eso está pendiente.
LAL - Está pendiente desde 1999.
EC - Sí. No hay debates en Uruguay últimamente.
LAL - Yo sostengo que la gente tiene derecho al debate, es una conversación más bien de café, pero creo que tengo cierto grado de razón. Una vez que usted planteó su propuesta –la planteó a través de la propaganda y los discursos– y yo la mía, perfecto, la gente sabe lo que dice Emiliano y lo que dice Luis Alberto, pero me parece que el ciudadano también tiene derecho a que Emiliano defienda su propuesta frente a la crítica de Luis Alberto y viceversa. Es distinto que el doctor Vázquez o Luis Alberto Lacalle diga tal otra a que yo esté junto a él y con respeto (porque esto no implica pelear, a veces no diferenciamos discutir de pelear, tenemos una especie de extremismo que nos está enfermando) le diga: “Perdón, doctor Vázquez, eso no es así; usted olvida tal cosa…”, o que él me diga: “No, Luis Alberto”, o “No, doctor Lacalle, me parece que usted se equivoca, por esto y esto…”. La gente con la maravilla de los medios de comunicación, la radio y la televisión, va a ver dos argumentos soportando la crítica, soportando los embates y va a decir: “Esta la ganó fulano”, “Vázquez tiene razón, descubrió que lo que dice Lacalle no es razonable”, o viceversa.
EC - Por ahora no parece haber eco, el doctor Vázquez ha dicho que sólo debate con el presidente de la República y el presidente ha dejado entrever que no va a debatir con Vázquez.
LAL - Y bueno, el que se la pierde es Vázquez.
EC - ¿Con quién se anima a discutir, con quién puede discutir?
LAL - En cuanto a animarme, usted sabe que más o menos me animo a casi todo en la vida; creo que también hay que mantener ciertos niveles, no porque uno sea más, pero yo soy el presidente del Directorio del PN, soy el primer ciudadano del PN. Entonces estoy dispuesto a debatir con el doctor Vázquez; si él no quiere debatirán compañeros de primer nivel, pero de otra jerarquía institucional.
EC - Lo último en cuanto a estos aspectos laterales o que tienen que ver con las características de la campaña...
LAL - Pero es lamentable, porque si el país se priva de que los dirigentes discutan, es porque o no se saben llevar bien, entonces usted no puede gobernar el país si no se lleva bien con los demás, o tiene endebles sus argumentos y teme que se los destruyan.
EC - ¿El presidente de la República debe participar de la campaña?
LAL - Sí, por supuesto; tiene que hacerlo como lo hice yo en 1992, y no porque lo haya hecho yo sino porque creo que lo del cargo fue correctamente interpretado. Tiene que dirigirse a la población en un mensaje, si fue el impulsor de la ley no puede obviarlo; yo me dirigiría en un mensaje de siete, ocho, diez minutos, diciendo: “Compatriotas, impulsé esta ley, el proyecto fue con mi firma y la del ministro de Industria; ha sido aprobada y tiene los siguientes beneficios; por lo tanto pido a la ciudadanía que la defienda”; y se acabó.
EC - Una sola intervención.
LAL - Una sola, y no debatir.
EC - Se lo pregunto porque el senador Heber, que pertenece a su propio sector político, dijo hace pocos días que le parecía inconveniente porque el presidente tenía mala imagen en la opinión pública…
LAL - Sí; la noticia completa –se imagina que con Heber tengo contacto– es que el presidente no bajara a debatir. En que fijara su posición me parece que estamos de acuerdo, tanto Heber como yo. Lo que no puede… no por él, tenemos que cuidar la investidura de presidente de la República.
EC - Sí, pero él hablaba de otra cosa: Heber hablaba de la mala imagen del presidente, como que podía ser un contrapeso en la campaña.
LAL - Discrepo con Heber; si usted está buscando que yo discrepe con Heber, encantado. Yo digo: Batlle tiene que dirigirse a la población porque es el responsable primero de empujar una ley; pero no puede debatir porque me parece que al presidente, que es el presidente de todos, mayoritario absoluto después de la segunda vuelta, tenemos que cuidarlo, nos guste o no nos guste.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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