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MÁS DEL 50% DE LOS URUGUAYOS LEYÓ UN LIBRO EN EL ÚLTIMO MES
El rol de los libros en tiempos de crisis
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Los libros son un buen medio para canalizar la reflexión necesaria en momentos de crisis. Tres escritores abordaron desde diferentes ángulos la actualidad del país. Uno publicó una reflexión general sobre la manera de ser de los uruguayos. Otro, una crónica sobre la quiebra del Banco Montevideo y sus responsables. El tercero editó una serie de conversaciones con quien puede llegar a ser presidente en 2004. Juan Carlos Doyenart, Julio Kneit y Carlos Liscano comentan sus recientes obras y hablan de la realidad editorial de Uruguay.
EN PERSPECTIVA
Lunes 08.09.03, hora 8.48.
EMILIANO COTELO:
Este ámbito tan especial donde hemos instalado nuestra fonoplatea hoy, la Feria Internacional del Libro, es particularmente propicio para conversar con los autores. Dentro del rubro autores nos interesa dialogar con quienes escriben sobre Uruguay, con quienes en este momento, pese a los cuatro años seguidos de recesión, pese a esta crisis que se profundizó tanto y nos puso al borde del abismo, han resuelto publicar en estos días algunos de los varios libros que se ocupan del presente de nuestro país y también de su futuro.
Nos interesa saber si una coyuntura como ésta es un estímulo o un freno para tareas de este tipo. Por eso hemos convocado a Juan Carlos Doyenart, autor de "El problema está en nosotros"; Julio Kneit, autor de "El gran fraude de los Peirano", tomo 1; y a Carlos Liscano, autor de "Conversaciones con Tabaré Vázquez".
Creo que son conocidos de ustedes, en todo caso después veremos algunas pinceladas de su trayectoria, pero me gustaría que en primer término hablaran los libros.
Juan Carlos, ¿qué es "El problema está en nosotros"?
JUAN CARLOS DOYENART:
Es un ensayo donde se intenta buscar explicaciones a la crisis del Uruguay del año 2002, en una perspectiva de un país que, desde mi punto de vista, en realidad está en crisis desde mediados de los años 50. Más allá de que en los 90 hubo un cierto despertar de crecimiento económico, pero que terminó en un fracaso muy grande el año pasado.
El análisis de esas causas se ubica en el marco de la economía internacional y de los cambios que se han producido sobre fines del siglo pasado, que se han profundizado con la revolución tecnológica y la globalización de la economía en este nuevo Siglo que se inicia, que se constituyen de alguna forma en grandes limitantes o grandes condicionamientos para el país.
El libro básicamente se centra en lo que yo denomino mirarse frente al espejo. Hoy los uruguayos debemos enfrentarnos a las realidades internas del país, mirar hacia adentro y entender y descubrir dónde están los problemas que dependen efectivamente de nosotros. De ahí el título del libro: "El problema está en nosotros", basándome en la tesis de que los problemas fundamentales del país están en la propia cabeza de los uruguayos. Si no cambiamos esas cosas, difícilmente el país encuentre los caminos del desarrollo.
EC - Cuando Juan Carlos Doyenart dice "en la cabeza de los uruguayos", ¿a qué se refiere concretamente?
JCD - Estoy pensando en creencias, en pautas de conducta, en formas de ver el mundo y las cosas, en formas de ver nuestro pasado y en esa ausencia de una perspectiva de futuro que tenemos los uruguayos cuando analizamos temáticas como la riqueza, el Estado, la competitividad, las relaciones laborales, que hacen a un ser uruguayo que conocemos como la "uruguayez". Creo que al día de hoy esas cosas se han convertido en algunas de las principales trabas para encontrar caminos de desarrollo económico y de bienestar social.
Los uruguayos somos una sociedad que vive del pasado; no es la primera vez que habrán oído esto, pero esa realidad significa que en Uruguay no existe un futuro cercano. Los uruguayos no tenemos planteada una perspectiva de futuro en lo inmediato. No estoy hablando de las grandes visiones que uno pueda tener del futuro o de las grandes utopías, sino de lo que las sociedades desarrolladas han sabido construir, que son visiones compartidas sobre el futuro inmediato, sobre lo cual han trabajado. El gran caso es el de España: el día que los españoles entendieron que la Comunidad Europea era su salida, desde Franco a Felipe González acordaron hacer caminar al país por ese rumbo. En Uruguay esto no existe, seguimos mirando hacia atrás, no comprendemos el presente, lamentablemente para nosotros no existe nada de aquello que ignoramos, seguimos atados a viejos mitos o a viejas prácticas sociales, políticas y económicas que en algún momento nos dieron frutos pero hoy ya no son de recibo para lo que el mundo nos está pidiendo, nos está exigiendo.
EC - Doyenart es director de la empresa de opinión pública Interconsult, es ingeniero agrónomo de profesión y su actividad pública más reciente fue la dirección de Tveo, el Sistema Nacional de Televisión, Canal 5, una etapa que finalizó... ¿cuándo?
JCD - Hace un año y medio, en febrero de 2002.
EC - Desde entonces prácticamente ha desaparecido. Éste es el regreso.
JCD - Me dediqué a trabajar.
EC - Son artículos nuevos, no es una recopilación de trabajos anteriores.
JCD - No, no; son artículos nuevos. Tomo alguna cosa del libro anterior, pero básicamente es una visión diferente.
EC - Contador Julio Kneit, su libro es "El gran fraude de los Peirano"... El título ya dice bastante pero, ¿cuál fue la idea al publicarlo en este momento?
JULIO KNEIT:
Pretende ser una denuncia pública documentada de lo que califico como el fraude más grande de la historia de Uruguay; no sólo el fraude en sí, sino sus consecuencias, no sólo para los ahorristas sino para toda la población. En el libro se da toda la ingeniería de cómo fue pensado este fraude, desde el año 1998; se dan las 120 empresas que hasta ahora hemos detectado comprobada y documentadamente -hay más-; se dan los nombres de los directivos, de los accionistas, de los profesionales. No acusa, simplemente indica todas aquellas cosas que fueron pasando, con la finalidad básica del recupero. O sea que pretende no sólo denunciar sino dar el camino para recuperar los bienes; afirma documentadamente que hay decenas de millones de bienes, por más que se diga que la familia está en la indigencia. Esto es falso y se comprueba: no está en la indigencia y hay bienes por millones de dólares; se indica dónde.
Todo aquello que fuimos manejando en entrevistas -incluso contigo- está en el libro. Si bien fueron entrevistas del mes de junio, de agosto o de diciembre del año pasado, tienen vigencia hoy y tienen un sentido interactivo. Tú dijiste "Tomo 1"; ya está por salir el Tomo 2, porque era tan grande la cantidad de material que no había forma de resumirlo en un solo libro, pero además queríamos que tuviera el efecto que está teniendo: la gente nos está llamando día a día en función del libro, nos está agregando información. Están pasando cosas todos los días, no es algo que pasó o que va a pasar, está pasando; esperemos que no sea algo permanente, como los problemas de las investigaciones, pensamos que es algo transitorio, pero para que no vuelva a pasar.
Hay noticias esta semana, posiblemente haya procesamientos adicionales, que van a estar en el Tomo 2.
EC - ¿Usted sabe de buena fuente y confirmado que se van a producir nuevos procesamientos esta semana?
JK - Digamos que es posible que se produzcan nuevos procesamientos. Depende, lógicamente, de lo que surja de una serie de actuaciones. Nosotros vamos a prestar el tercer deponimiento en el juzgado penal del doctor Eguren esta semana por una denuncia adicional que hicimos la semana pasada en función de elementos documentales que surgieron en las últimas semanas. Todo ello con la finalidad de ir ilustrando a la opinión pública e ir haciendo reaccionar a las autoridades en el sentido de que todavía hay mucha cosa por hacer en este tema, no tanto para castigar a los culpables -ese es un tema de la justicia penal-, sino para recuperar los fondos.
Me permito hacer una precisión en función de lo que escuchamos hace un ratito. Todo el tema de la salud, los 28 días de conflicto, si bien hay un tema de fondo, hay un problema de pesos: lo último, los 20 millones de pesos que se dan o no se dan. Dos bienes, uno de Dante Peirano Basso y otro de Juan Peirano Basso, se vendieron en los últimos 30 días, se vaciaron en los últimos 30 días. Son 3.000.000 de dólares; es más que todo el conflicto. Esos dos bienes, nada más, se pudieron haber recuperado, no para los ahorristas, porque el Estado también dio 400 millones de dólares al Banco de Montevideo (BM) y tiene que recuperarlos. Se podría haber evitado la venta de la casa de Dante en la calle Sanlúcar, notoria casa de Dante -está en la guía telefónica-, pero estaba a nombre de su mujer la mitad y la otra mitad a nombre de su cuñado, con una hipoteca a nombre de su hermana; el Banco Central (BCU) no pudo probar que Dante Peirano Basso tenía algo que ver con esa casa y se vendió. No la embargó, no la hipotecó.
Y la casa de Juan, donde vivía con su señora y sus seis hijos, en Avenida del Libertador, en Buenos Aires, cuyos títulos están en el BCU, que integra la nómina de empresas dadas al BCU, no se hipotecó, no se embargó, se vendió. Con esas dos propiedades se hubiera pagado todo el conflicto de la salud.
EC - Julio Kneit es contador público, fue presidente del Banco Hipotecario entre 1985 y 1990; se ha dedicado a actividades empresariales vinculadas a lo inmobiliario, pero tiene también su trayectoria en el sector bancario, por ejemplo fue vicepresidente del Banco del Plata entre 1973 y 1975, y hoy por hoy asesora a un grupo de ahorristas damnificados por el BM.
***
EC - El tercero de nuestros invitados, Carlos Liscano, es un escritor. Su creación literaria incluye la narración, la poesía y la dramaturgia. Entrevistas, así, como tales, hasta ahora no había hecho ninguna, ¿no?
CARLOS LISCANO:
No; ésta es la primera y quizás sea la última.
EC - ¿Por qué aceptó este ofrecimiento -porque fue un ofrecimiento, ¿verdad?- para escribir "Conversaciones con Tabaré Vázquez"?
CL - Esto empezó en 1998. Llegó a mis manos un original de entrevistas a familiares, amigos, compañeros de militancia, ex pacientes de Tabaré Vázquez, y mi tarea, cuando trabajaba en una editorial, era editar ese texto. Lo hice, pero después no se publicó. Creo que no se publicó por dos motivos: porque el interesado principal, que era Tabaré Vázquez, no estaba interesado en que saliera...
EC - En que saliera por lo menos con esa característica.
CL - Claro; y yo tampoco estaba muy interesado. No era un trabajo mío directamente.
EC - Pero tenía algo en común con lo que finalmente fue este libro...
CL - ...Sí; sí, sí...
EC - ...buscar el Tabaré Vázquez más allá de la política.
CL - Más allá de la política, sí. Aquel libro quedó en nada. Gonzalo Fernández, que es asesor y amigo de Tabaré Vázquez, a último momento, en 1998, me dijo: "¿Por qué no escribís vos el libro, vos solo?". Dije que iba a pensarlo, lo pensé y no me entusiasmó la idea porque tenía que entrevistar a Tabaré Vázquez y yo nunca había hecho entrevistas, desgrabar cansa mucho y...
Este año volvió a llamarme Gonzalo Fernández, me preguntó si me acordaba del proyecto y si me seguía interesando; le dije que sí, pero no en los mismos términos, no entrevistar a gente "sobre" Tabaré Vázquez, sino hablar directamente con Tabaré Vázquez. Nos pusimos de acuerdo y empezamos esas conversaciones en la sede del Frente Amplio (FA).
Hay una característica que nos vincula con Tabaré Vázquez: los dos somos de La Teja, de la plaza Lafone; tenemos recuerdos, imágenes comunes, un pasado común, pese a que no nos conocíamos. Hay una diferencia de edad de ocho o nueve años que hace que uno no coincida, cuando yo era un niño él ya estaba en la Universidad.
Lo pactado era que no fuera una entrevista, sino una conversación. Me facilitó las cosas, no soy entrevistador. La conversación fue así, de esa manera, él hablaba, yo comentaba, recordábamos cosas.
El interés que puede tener una entrevista con Tabaré Vázquez en este momento no necesita explicación.
EC - Claro, ¿pero cuál es exactamente el propósito del libro? Hay una frase de Tabaré Vázquez que quizás nos pueda servir para responder esta pregunta: "Ahora acepto esta entrevista porque quiero que si se va a hablar de mi vida, se diga realmente cómo fue y que no se inventen cosas". ¿Es una especie de instrumento preventivo antes del comienzo de la campaña electoral?
CL - No sé cuáles serían los objetivos políticos de Tabaré Vázquez en este caso. Como bien sabés, es bastante lacónico...
EC - No da muchas entrevistas...
CL - No da muchas entrevistas.
EC - Y de estos temas en particular, ha hablado poco.
CL - Ha hablado poco. Mi única pregunta, que provocó todo el libro, fue: "¿Por qué quiere ser presidente?", no que me dijera que su fuerza política -como acostumbra a decir él- lo eligió para ese puesto en los años 1994 y 1999, sino ¿por qué quiere ser presidente cuando se está por dormir de noche, de mañana cuando se mira al espejo, cuando se mira al espejo y se dice: "Esa cara quiere ser presidente"? ¿Por qué? En el desarrollo del libro evité algunos temas porque las respuestas iban a ser de cliché, absolutamente de cliché, lo que no me interesaba. Igual, alguna pregunta con respuesta de cliché hay. Después me interesaba que hablara sobre las denuncias que hay en la prensa, en los anónimos que circulan sobre su pasado...
EC - ¿Entonces es un libro de antipropaganda, por ejemplo?
CL - No, no creo... Puede ser que sí; vamos a ver: es una operación política. Yo asumo mi responsabilidad, en la medida que entrevistar al hombre que tuvo casi la mitad de los votos de los uruguayos no es una actividad inocente desde el punto de vista político. Yo tampoco lo soy, soy votante de Tabaré Vázquez, lo voté dos veces y eso queda claro. No hay ningún lente superobjetivo, ningún periodista ni ningún escritor puede serlo, manifiesta su ideología, su modo de ver el mundo en cada pregunta, en cada frase.
Es probable que tenga como resultado eso de contrapropaganda, pero preguntarle a Tabaré Vázquez sobre las denuncias que existen sobre él no fue nada fácil, porque si bien yo leía un papel, aparecía como que en ese momento el acusador era yo; tenía que decirle: "No, Tabaré, esto no es mío, apareció en la prensa". Me interesaba el hombre y me interesaban algunos compromisos que él asume como individuo, no como presidente del FA, posible candidato a las elecciones; no: en el caso de que fuera presidente, ¿cuáles son sus compromisos?, suyos, de él, propios, hasta el final, por los que está dispuesto a luchar con pasión.
Es un libro que tiene información sobre Tabaré Vázquez. Me parece que asume compromisos muy fuertes.
***
EC - A partir de este momento se incorpora a esta mesa redonda el señor Boris Faingola, presidente de la Cámara Uruguaya del Libro (CUL).
Esta pregunta va para los tres –alguna cosa vamos a preguntarle después al presidente de la CUL sobre esto–: este momento tan duro de la historia de Uruguay, tan lleno de problemas, de incertidumbres, cuando parece que nos salvamos del precipicio pero estuvimos muy cerca, este momento de cuarto año de recesión, ¿estimula o frena la decisión de escribir sobre Uruguay, sobre la actualidad?
JCD - Depende de cómo lo miremos. Desde el punto de vista económico, financiero, los emprendimientos editoriales están hoy en un momento muy difícil, obviamente. Las editoriales están haciendo un esfuerzo muy grande por seguir publicando; en un país donde la publicación de autores nacionales venía en crecimiento, se ha diversificado mucho y en muy buen nivel.
Desde el punto de vista de nosotros los autores, por lo menos en lo que a mí respecta, creo que son momentos muy importantes para decir cosas. Hoy más que nunca es necesario trasmitir ideas, contar cosas, hacer propuestas, porque el país, la sociedad toda está requiriendo pensar, escuchar, saber lo que están planteando los distintos sectores, las distintas personas. Cuando uno escribe suele trasmitir lo que siente.
EC - ¿Convencido de que habrá público para ese tipo de reflexiones, en este caso?
JCD - Los públicos son segmentados, como ocurre en el mundo de hoy. Hay público para todo, hay públicos más grandes y públicos más chicos. Yo acabo de hacer un trabajito para la CUL, una encuesta nacional, a partir de la cual nos encontramos con que al momento de realizarla –primeros días de agosto– el 35 por ciento de los uruguayos mayores de 16 años estaba leyendo algún libro. Es una cifra relativamente impactante. Además cuando preguntábamos: “Si usted no está leyendo un libro en este momento, en el mes anterior –o sea durante el mes de julio–, ¿leyó algún libro?”, se sumaba un 19 por ciento más, lo cual hacía que más de la mitad de los uruguayos hubiera leído algún libro en el último mes. Es una cifra impactante, sobre todo para la situación o la coyuntura.
EC - En términos comparativos con otros países, ¿se puede sacar alguna conclusión?
JCD - No tenemos muchos datos europeos, pero sí de América Latina: estamos casi duplicando.
EC - Fangola, el presidente de la CUL asiente, está de acuerdo.
BORIS FANGOLA:
Sí, sí, totalmente de acuerdo. A veces hablamos del milagro lector del uruguayo. El año pasado hicimos una feria en el medio de la peor de las crisis y esa feria marcó una especie de bisagra entre las anteriores y las siguientes, porque creció casi un 35 por ciento la cantidad de público que vino al predio del LATU. De manera que si en medio de esa crisis los uruguayos fuimos capaces de acompañar un evento como la 25ª Feria del año pasado, creo que estamos (…) y tenemos un arma ideal para pelear la crisis, que es, sin ningún tipo de dudas, la cultura. Esa cultura que a veces queda relegada, que no tiene los apoyos necesarios –de lo que seguramente vamos a hablar más tarde–, pero que a pesar de todo marca una pauta de lo que son el uruguayo y su nivel intelectual.
Hay una muestra muy clara de lo que pasa con el lector uruguayo: todos los grupos multinacionales están instalados en el país. Si no vienen a un mercado potencialmente muy importante en cifras, lo hacen por lo cualitativo; de esto no cabe ninguna duda. Este fenómeno no se da con poblaciones de 3 millones de habitantes en ningún país del mundo.
EC - Tuvimos la primera respuesta de uno de los tres autores que hoy nos acompañan; de Doyenart, un hombre que se mueve en la cancha del ensayo.
¿Qué dice Kneit?... ¿En qué cancha se mueve Kneit?, porque usted por un lado es contador, trabaja con la doctora Cristina Maeso asesorando a ahorristas del BM…
JK - Soy enemigo del “no te metás”. Como decía Doyenart en su libro, acá todo el mundo –es muy uruguayo–, frente a los temas está en el “no te metás”, o “no se puede hacer nada”, o en echar culpas a los demás. Yo vi el enorme desafío de meterme y hacer meter a la gente, hacer meter a los legisladores, a los 90 y pico de diputados y a los 30 senadores, que se metan en este tema. No se han metido en este tema, lo que me parece increíble porque es un tema que nos convoca a todos. Generar la posibilidad a través de un libro de que la gente no sólo se informe –que es muy importante-; lo hace el cuarto poder, la prensa, pero un libro permite subrayar, analizar, dejar para mañana, entrar en los temas. Sobre todo cuando los temas son de hoy y tienen que ver conmigo. Con Cristina nos consideramos más que nada activistas comunitarios, hemos hecho actividad comunitaria, de ésa que no es rentable. Yo fui presidente de la Comunidad Israelita del Uruguay durante equis tiempo en tres oportunidades; ahí uno hace activismo comunitario, no hay remuneración. Un libro tampoco tiene remuneración, no es el objetivo…
EC - El oyente puede decir: “Bueno, en el caso de Kneit hay algún tipo de remuneración”; ¿el libro no es también promoción para usted?
JK - Te explico; lo digo en el libro: en 20 o 30 años de actividad jamás hemos estado como profesionales del lado que debe haber en una democracia, defendiendo delincuentes. Eso es muy remunerable, porque normalmente el delincuente tiene con qué pagar. Nuestras víctimas, que son las que representamos, no tienen ni para los timbres de los escritos que debemos presentar, quedaron absolutamente despojadas de todo; estamos haciendo lo que se llama un trabajo a resultados, si hay resultados para nuestros clientes habrá resultado para nosotros. Pero de cualquier manera el tema es hacer algo por ellos, nuestros clientes, pero hacer algo por nuestro país, porque en definitiva todos estamos aportando a este desastre a través de la asistencia de los miles de millones de dólares que hubo y que ya no hay para la salud, para la educación, para la seguridad. Tratemos de ver si se pueden recuperar. Afirmo: se pueden recuperar; afirmo: este es el momento de meterse y de ayudar a que cada uno de nosotros, convocados como estamos por esta crisis, hagamos algo. Esta fue mi forma de hacer algo.
EC - Liscano, ¿a usted le provoca alguna respuesta la pregunta que yo hacía al comienzo de esta segunda parte de la charla? Sobre todo teniendo en cuenta que “Conversaciones con Tabaré Vázquez” es un libro sobre la actualidad, pero focalizado en una sola persona.
La consulta era: un momento como éste, ¿lo empuja a usted a meterse en un proyecto como el que eligió?
CL - Sí… En las épocas de crisis es cuando (…) orientación, en la prensa, en los libros, en los debates. El auge editorial de los años 60 se dio porque el país estaba en discusión, florecieron las editoriales.
EC - ¿Qué parentesco tiene la temática de este libro con su tipo de literatura?
CL - No tiene ningún parentesco, tiene una relación conmigo como ciudadano. Yo soy escritor, en este país en la crisis del año pasado –lo dice el libro–, exceptuando este programa, nadie creyó conveniente invitar a los debates televisivos, por ejemplo, a escritores para que hablaran sobre el país. Habló todo el mundo: licenciados de la nada, empresarios que no se sabe qué producen, planificadores económicos largamente fracasados durante décadas… Se ve que los escritores no tienen nada que decir.
Quizás tengan razón, ¿quién es un escritor para opinar sobre los problemas del país? Yo creo que un licenciado de la nada y un novelista como Tomás de Mattos tienen algo para decir. Pero en este programa ha habido dos escritores, Carlos Maggi y Mauricio Rosencof; deben ser las excepciones, aunque no hablen directamente de los problemas del país.
EC - De todos modos me pongo el sayo, quizás tendríamos que haber invitado a más escritores…
CL - Sí, incluso hubo hechos que nos vincularon a escritores individualmente, todo el mundo habló sobre nosotros –el caso concreto del premio Onetti– y nunca nadie –ni este programa– llamó a uno de los escritores que firmaron ese documento para preguntarle ¿por qué firmaron? Pero todo el mundo opinó.
EC - Aclaremos: en el caso de este programa en particular, sobre ese asunto, el relacionamiento periodístico fue bastante particular. Creo que no opinaron todos los que pueden haber opinado en otros lados…
CL - Pero ningún escritor fue llamado; opinaron todos, La Tertulia durante semanas se arrastró, se arrastró, pero nunca nadie llamó: ¿por qué firmó esto? ¿Cuál era el fundamento?
Yo no separo mi actividad como escritor de mi actividad como ciudadano. Como ciudadano soy un hombre, un voto –por suerte–, pero no desconocemos que los escritores son ciudadanos calificados para bien y para mal, en el sentido de que tienen una voz, se expresan en la prensa, en la radio, en la televisión. Para bien y para mal porque cuando aciertan pueden ayudar a alguien y cuando se equivocan pueden perjudicar a alguien. En este momento hay avidez por todas las cosas sociales, ideológicas, políticas, históricas, y no lo hubo durante algunos años, por ejemplo en los 90, porque todo iba bien, no teníamos pasado, los jóvenes muy jóvenes –no es culpa de ellos– no saben qué nos pasó. Yo he sido docente en alguna universidad, en Ciencias de la Comunicación, y gente de 20 años no sabe cuándo fue el golpe de Estado en Uruguay, cuándo terminó la segunda guerra mundial, cuándo terminó la primera…
EC - En definitiva: es un momento estimulante.
CL - Es un momento estimulante, se ve en los jóvenes, por ejemplo, en la avidez que hay en ellos por saber qué nos pasó.
EC - ¿Y los precios? Por ejemplo, el libro de Julio Kneit cuesta 250 pesos; el de Doyenart 230; el de Liscano 170. ¿Cómo son estos precios? ¿Qué dice el presidente de la CUL? ¿Son precios potables? ¿Cómo los recibe el mercado?
BF - Son precios adecuados a la realidad. Detrás de cada emprendimiento de éstos y de todos los emprendimientos nacionales hay un editor que tiene que invertir prácticamente en un precio de contado en el papel, materia prima básica para la edición de un libro. No hay una línea de crédito para favorecer la compra de papel, y como estamos en un sistema prácticamente monopólico a efectos del papel, o se compra así o se compra así, de manera que a la hora de determinar un precio hay un costo operativo altísimo. No hace mucho veíamos que el 20 por ciento corresponde al costo industrial del libro; yo creo que es más del 20 por ciento, realmente lo pienso, partiendo de la base de que si no está el dinero arriba de la mesa, poco más o poco menos, no hay papel para la edición del libro. O sea que tenemos un encarecimiento real del precio.
EC - Eso en cuanto a la justificación; pero después, en cuanto al resultado, ¿cómo es la reacción del público, del consumidor?
BF - El consumidor dentro de sus posibilidades económicas se juega por la compra del libro. Si estamos hablando de si los precios son acordes a la realidad, tal vez sean un poco excesivos; la justificación venía por eso. Nosotros no podemos levantar la bandera de que el libro es barato en Uruguay porque no creo que lo sea, pero tampoco es barata la carne y es un país ganadero. De manera que hay justificaciones y argumentaciones por las cuales se llega al precio del libro.
Hace unos minutos hablaban de la importancia del autor nacional. No es un fenómeno aislado, viene de la mano de la carencia o de la baja del nivel de importación de libros que ha habido por la misma circunstancia: por la diferencia euro/dólar a nivel internacional y por la cotización de nuestra moneda en Uruguay. De manera que un libro de 20 dólares, precio muy común en cualquier parte del mundo, aquí es un libro de 600 pesos. ¿Quién puede pagarlo?
EC - ¿Quién da el puntapié inicial? ¿De quién es la iniciativa? Aquí tenemos tres ejemplos que pueden darnos alguna respuesta…
JK - En mi caso me llamaron de la editorial, entendieron que éste era un tema que podía tener interés público…
EC - ¿No estaba en sus planes escribir un libro?
JK - No.
EC - ¿No?
JK - No, no estaba en mis planes porque no había tiempo; pero sí había esa necesidad de convocar, de generar y ese aldabonazo con respecto a este tema. Era imperioso sacudir la información, generar información; creo que el libro genera información en función de que es un hecho que está pasando.
EC - ¿En el caso de Doyenart?
JCD - En mi caso estaba el plan del libro, pero también había un interés de la editorial; aunque en realidad el interés era por otro libro, por un libro sobre medios de comunicación y mi experiencia en el canal del Estado.
EC - Ah, me llamaba la atención que sobre ese tema en particular no hubiera libro todavía.
JCD - No; uno es kamikaze hasta cierto punto…
EC - Yo pensaba que en el caso de Doyenart no había límites…
JCD - Si hubiera escrito un libro sobre mi experiencia en Canal 5 tendría que emigrar del país porque las represalias que he tenido por parte de los poderes económicos que fueron afectados por mi gestión han sido muy duras como para seguir en eso, realmente no podía hacerlo. Mi proyecto era otro, era éste; nos pusimos de acuerdo con la editorial en que quizás había que postergar lo de los medios de comunicación.
EC - ¿Pero va a venir o no?
JCD - A un país más tolerante, sí.
EC - Liscano; ya conocemos la historia…
JCD - En mi caso fue a la inversa: me llama Gonzalo Fernández para preguntarme si todavía estoy interesado en el libro sobre Tabaré Vázquez; después hablando me dijo: “El libro es tuyo, yo no sé cómo publicarlo, no sé qué hacer con él”. Es bastante fácil llamar a una editorial y ofrecerle un libro sobre Tabaré Vázquez, aunque sea malo.
Hablando de cosas económicas, cuando uno hace esta operación puede dar de ganar a cualquier editorial y yo elegí darle de ganar a una editorial uruguaya propiedad de amigos.
***
EC - El 15 de junio se fundó “La casa de los escritores”, que busca representar a los creadores literarios. Uno de los principales impulsores de este proyecto fue, justamente, Carlos Liscano, quien ha dicho: “Este no es un sindicato, sino un punto de referencia cultural para todo el país”.
Kneit y Doyenart, ¿son escritores? ¿Están convocados a integrar esta Casa de los escritores? ¿Cuál es la idea?
CL - El año pasado, a raíz de la Feria del Libro, de la espantosa crisis que vivía el país, angustiados por las imágenes que veíamos en la televisión de la gente haciendo cola en los comedores donde no alcanzaba la comida, los escritores nos organizamos como pudimos, por correo electrónico, recibimos el apoyo de la CUL e hicimos una jornada de 10 días en la Feria del Libro para recolectar alimentos, que terminó con una maratón de lectura, con mucha alegría, porque hubo 400, 500 personas.
Después de eso continuamos en un estado de asamblea permanente y muchas discusiones, como es propio de los escritores –por eso no nos quieren los políticos, porque discutimos mucho– y llegamos a la conclusión de que queríamos tener una organización que no fuera un sindicato. Decíamos que esto es como un club de bochas; un sindicato en Uruguay aspira a ser único –es más, la central de trabajadores sólo acepta sindicatos únicos–, pero si se crean muchas casas de los escritores está bien. Hemos invitado a todo el mundo. Después los trámites hicieron que el 15 de junio firmáramos el acta fundacional, hiciéramos los trámites ante el Ministerio de Educación y Cultura…
EC - ¿A qué tipo de escritores apuntan? Por ejemplo, ¿a escritores de no ficción también?
CL - Generalmente son de ficción, ¿no? Generalmente los académicos, los que escriben libros técnicos no nos frecuentan a nosotros que somos más desorganizados.
Hoy es un día importantísimo porque otra vez vamos a hacer aquella lectura. El martes pasado firmamos un contrato con el Centro Cultural Mercado de la Abundancia y ayer comenzamos las obras de demolición de una antigua pescadería donde va a estar la sede de La casa de los escritores del Uruguay. Pretendemos ser un punto de referencia cultural; no lo somos. Hemos hecho pequeñas actividades de juntar libros para las bibliotecas del interior, nos interesa mucho la gente del interior porque sabemos que hay una desprotección muy grande a la gente que quiere escribir, a los talleres literarios; no pueden acceder a libros, materiales, información. Nosotros los escritores que salimos de Montevideo y vamos a los centros de enseñanza, sabemos con qué avidez esos jóvenes nos reciben, están en contacto con los escritores.
EC - En el caso de Liscano tiene un proyecto ambicioso entre manos, que está en el futuro de corto plazo, ahora mismo. ¿Cuál es el próximo proyecto en materia de libros?
CL - Nada, quedé vacío-vacío, absolutamente, después de este trabajo. No he publicado otros libros. Yo tengo una actividad que no es conocida en Uruguay, porque es fundamentalmente en Francia, escribo obras de teatro para allí. Aparte de este libro de Tabaré Vázquez terminé un par de obras de teatro para Francia y este año para mí se terminó la creación.
EC - No sabe, no contesta. Doyenart sí sabe y contesta, porque el proyecto sobre la televisión estatal quedó para más adelante. Ahora, dentro de unos meses, dentro de un año… ¿cuál será el próximo libro?
JCD - No lo tengo claro, hay varios proyectos. De alguna forma estoy pensando en la línea de que el año que viene es un año electoral y con Interconsult he logrado acumular una base de datos muy potente. Estamos haciendo encuestas desde 1996 a la fecha todos los meses, o sea que tengo una base de datos sobre qué piensan los uruguayos sobre muy diversos temas, de muy diversa temática. Creo que el año electoral puede ser un buen momento para publicar un libro con datos y análisis de qué pensamos los uruguayos sobre muy diversos aspectos, que de alguna forma ayude a la gente a tomar decisiones en el año electoral.
EC - Kneit ya tiene casi pronto el segundo tomo del libro…
JK - Aparte la visita a la Feria del Libro en estos días –debo reconocer que la he visto de otra manera una vez que un libro mío está ahí dentro– me hizo ver la cantidad enorme de material de autores mundiales, pero fundamentalmente uruguayos. Es valiosísimo. El arma del libro como posibilidad de hacer cosas me hace ver que debe ser una de las actividades más importantes, no sólo desde el punto de vista de la cultura, sino desde el punto de vista nacional para lograr temas.
Desde hace mucho tiempo estoy pensando un proyecto que se llama “Anécdotas para compartir”, sobre cosas que me pasaron en estos 66 años de edad y 40 de profesión. He tenido la enorme suerte de participar en una cantidad de actividades. Voy a decir cosas del BHU que me gustaría que Doyenart dijera del Sodre, por ejemplo; las voy a decir y no me considero un kamikaze…
EC - Sonó a una mojada de oreja…
JK - No, no; creo que debemos hacerlo y estoy seguro de que lo va a hacer y ahora. Y tengo otro proyecto, que surgió por esto –les va a parecer una locura–: escribir un libro mensual sobre las cosas del mes que fueron y son tema, analizadas, para contribuir a que la gente pueda ver en ellas con detalle lo que se dijo en la prensa, lo que dijeron los actores, analizar a fondo temas como el de Ancap, como el de la salud, como el de la vivienda, por ejemplo, o los verdaderos temas, lo que está pasando permanentemente.
EC - Eso sí que es original: no un mensuario sino un libro mensual.
JK - Exacto.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe
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