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Sin acuerdo en la OMC
Asesor económico de la Cámara Mercantil de Productos del País, contador Julio Franco: No puede hablarse de “estrepitoso fracaso”, porque es una reunión de medio camino, aunque pasó lo peor que podía pasar. Es incomprensible que la negociación se trabara por temas como las inversiones, la transparencia en las compras del Estado o facilitar el comercio mejorando los procedimientos aduaneros, algo en lo que parecería que nadie podría estar en contra.
EN PERSPECTIVA
Lunes 16.09.03, 07.40.
EMILIANO COTELO:
Como se esperaba, la V Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) fracasó ayer estrepitosamente ante la firme oposición de sus países menos desarrollados, especialmente los africanos, que dijeron no a la apertura de negociaciones sobre los temas que no les interesaban.
“La reunión ha terminado y la ronda ha fracasado porque no tenemos el balance adecuado para seguir negociando”, dijo el vicencanciller argentino, Martín Redrado. Los ministros presentes en la conferencia acordaron convocar a una reunión de altos funcionarios, más tardar el 15 de diciembre, que permita cerrar el ciclo de manera positiva y en los plazos –a finales del 2004—según el comunicado final.
Fueron cinco días de reuniones incesantes, en una organización en la que todo debe aprobarse por consenso. Estas conversaciones no pudieron destrabar una declaración final que debía sentar las bases de negociación específicas de la llamada Ronda del Desarrollo, lanzada en Doha, Qatar, en 2001, y que tenía como fecha límite el 1º de enero de 2005.
En estos temas nos jugamos bastante, y por eso vamos a un primer enfoque desde Cancún, donde –cuando son las 5.40— haremos madrugar al contador Julio Franco, asesor económico de la Cámara Mercantil de Productos del País, con quien ya conversamos el viernes pasado desde allí. Supongo que ya está regresando.
JULIO FRANCO:
Haciendo las valijas para volver.
EC – Cuando hablamos de “estrepitoso fracaso”, como lo califican las agencias de noticias, ¿de qué hablamos en términos prácticos; cómo lo traduciría?
JF – Me es difícil traducirlo porque no estoy de acuerdo con calificarlo como “estrepitoso fracaso”, debido a que esta era una reunión de mitad de camino. No es la reunión final de la Ronda de Doha; simplemente es una primera etapa como fue Montreal en la anterior Ronda Uruguay. No me gustaría hacer calificativos; creo que más bien hay que estudiar las causas de porqué se procedió como se procedió.
Creo que está cambiando la historia del comercio internacional. Hasta ahora los países desarrollados eran los que querían cerrar sus mercados, sobre todo en los productos sensibles, y los países en desarrollo, exportadores, que nacimos a este mundo en la década de los sesenta con mucho énfasis, éramos los que queríamos abrir el comercio internacional. Da la impresión (es una mera hipótesis de trabajo) que hoy son los países en desarrollo los que quieren cerrar los mercados, y los países desarrollados los que los quieren abrir. Estamos en un mundo muy cambiante, tenemos nuevas realidades y tenemos que trabajar con una mirada positiva sobre lo que está pasando en el mundo. Quizá la solución sea que sean revitalizados los acuerdos regionales y bilaterales, tan en boga en la década de los 90 del siglo pasado, y que hoy tienen una nueva oportunidad de renacer.
EC - ¿Por qué dice que parecen haberse dado vuelta los términos de la pulseada?
JF – Como le decía, es una mera hipótesis de trabajo para alguien como yo, que es un investigador de lo que pasa en el comercio internacional. No es una mera curiosidad que los intereses comunes de quienes han liderado la oposición en el tema agrícola están en el mundo de la industria. Son países como India, como Brasil, como la propia China, que todavía se están colonizando: crecen hacia adentro más que hacia fuera...
EC – Estamos hablando de lo que en estos días se ha ido llamando Grupo de los 20, de los 21, de los 22, porque fue creciendo; ese grupo que ha tenido a Brasil como líder fuerte.
JF – Básicamente Brasil, India... Que no fue el causante final de que no se llegara a un consenso, que es la forma de aprobar las cosas en la OMC (no se vota, sino que si alguien no está de acuerdo se terminó la posibilidad de aprobar algo).
La agricultura no fue el problema, en definitiva. El problema estuvo en los nuevos temas, los llamados temas de Singapur... Hay una nueva realidad, hay países que no podían aprobar esto (Malasia, algunos países africanos) y es hasta curioso, porque en realidad lo que estaba en juego en los temas más urticantes eran temas que podían haber quedado fuera, como las inversiones...
Pero lo que en definitiva hizo “fracasar” esto, como dicen los titulares y yo no lo comparto, fueron temas como la transparencia en las compras del Estado o la facilitación de comercio que, básicamente, es lanzar negociaciones en materia de mejoramiento de los procedimientos aduaneros. Algo en lo que parecería que nadie podría estar en contra...
EC - ¿Y por qué termina constituyéndose ese en el punto crítico, el que genera este bloqueo de ayer?
JF – No tengo una explicación clara, porque acá se habla en términos de mandatos de gobierno que no pueden ser modificados y no hay a veces determinados argumentos detrás de eso. Pero, como digo, es el hecho constatado de que hay poca voluntad de iniciar conversaciones en nuevos temas que permitieran destrabar la posibilidad de que los países desarrollados mejoraron la oferta en agricultura. Porque, en definitiva, negociar es un balance: no se puede obtener todo lo que se quiere ni se debe dar todo lo que se nos pide. Pero la negativa absoluta trabó la posibilidad de seguir las negociaciones por la agricultura; la moneda de cambio que pedían los europeos especialmente para abrir sus mercados agrícolas era que se iniciara negociaciones en los nuevos temas, en los llamados temas de Singapur.
EC - ¿Cómo estuvo ubicado Uruguay en todo este debate?
JF – Por sus características, Uruguay no ha participado en ninguno de los grupos salvo el Cairns, con cuyos integrantes tiene una afinidad muy grande de intereses. Nuestros intereses no pasan por el G20 o G22 (por el número actual de integrantes, porque no sólo creció por un lado sino que perdió a El Salvador, que se retiró del grupo): está un poco en un terreno donde no tiene afinidades... no las tiene con los países desarrollados por sus características obvias, pero tampoco está en el G20, ni tampoco se podría alinear con estos países que se negaban a la negociación por los temas de Singapur. Porque es un tema de racionalidad, como dijo Pascal Lamy: lanzar negociaciones sin saber un resultado, pero en temas donde todos queremos avanzar porque es un tema racional, me parece absurdo y Uruguay no debería transitar esos caminos. Uruguay es un país bisagra, un país negociador, un país equilibrado en sus opiniones en el comercio internacional, lo ha sido siempre y creo que es bueno que lo siga siendo.
EC - ¿Qué cabe aguardar ahora?
JF – Ahora el tema se traslada a los funcionarios en Ginebra. No es la mejor de las hipótesis, pero estamos aquí sabiendo que lo peor que podía pasar fue lo que pasó. Hay posibilidades de que en Ginebra se pueda transitar nuevos caminos, pero también parece difícil porque los países que se han negado a negociar están en una posición que puede o no cambiar. Es cosa de seguir negociando; tenemos un año por delante para hacer cosas, de pronto se puede cambiar algunas cuestiones de procedimiento y clarificar algunos temas capitales, tomar determinaciones en los mandatos a los funcionarios en Ginebra distintos a los que se les dio en esta ocasión.
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Sitios relacionados:
Conferencia de Cancún
IPS
Red del Tercer Mundo
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón
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