18.12.2005












ENTREVISTA EXCLUSIVA CON EL REELECTO JEFE DE GOBIERNO DE BUENOS AIRES

Ibarra: ganó el rechazo al modelo de los 90

Jefe de Gobierno de la capital argentina, doctor Aníbal Ibarra: incidieron muchos factores en la elección: Macri representa el menemismo de los 90 y su grupo familiar se llevó una de las grandes privatizaciones; además, las dos candidaturas eran modelos enfrentados, historias personales distintas. Pensar que una crisis tan fenomenal no tiene costos es no tener contacto con la realidad. Creció la indigencia, creció la pobreza, el Estado tuvo que salir a sostener cosas que antes la gente podía sostener por sí misma, y con menos recursos.

EN PERSPECTIVA
Viernes 19.09.03, 08.20

EMILIANO COTELO:
En el mundillo político argentino lo llaman el "muchacho con suerte".

Sus seguidores lo defienden con un argumento claro y contundente: “a la suerte hay que saber ayudarla”.

Ustedes se preguntarán de quién estamos hablando.

Se trata del Dr. Aníbal Ibarra, quien el domingo pasado fuera reelecto en su cargo de Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, tras lograr el 53 por ciento de los votos en el balotaje, y vencer así a su contendiente, el empresario Mauricio Macri.

Parece un momento particularmente oportuno para conversar con él, aprovechando que se encuentra en Montevideo para participar de la Cumbre de las Mercociudades que se inaugura esta mañana, a las nueve, en el edificio Mercosur.

Usted está al frente de la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires desde 2000.

ANÍBAL IBARRA:
Sí, desde hace tres años.

EC - Tiene 45 años; desde 1965 vive en Buenos Aires; es abogado y procurador; estudió en la Universidad de Buenos Aires y se graduó a los 23 años.

AI - Terminé a los 22.

EC - Antes de ingresar en la política tuvo trayectoria como fiscal, ¿verdad?

AI - Sí, estaba en el Poder Judicial; empecé de "pinche", como el último empleado, desde abajo y estuve cuatro años como fiscal federal. Después renuncié, trabajé un año en la profesión de abogado y como docente, y después ingresé en la política, casi circunstancialmente, por un llamado de "Chacho" Álvarez, quien fuera vicepresidente de Argentina. Dije que sí y aquí estoy desde entonces en forma ininterrumpida. Fui legislador, convencional constituyente nacional y jefe de Gobierno desde 2000. Era por un mandato corto, por un tema institucional nuestro, el primer mandato era de tres años y cuatro meses, y ahora seré gobernador por cuatro años. Espero que no se amarguen, cuatro años más y son los últimos, no hay otra reelección.

EC - Varios analistas coinciden en que para que usted lograra la reelección el domingo pasado resultó determinante el apoyo que le otorgó el presidente Néstor Kirchner, que se jugó plenamente por su candidatura, participando activamente en la campaña, de manera muy personal.

Eduardo van der Kooy, analista de Clarín, dijo el lunes pasado: "El jefe de Gobierno porteño deberá agradecer a la providencial irrupción del presidente la chance que tiene de un segundo mandato".

Y hubo juicios más audaces todavía, Joaquín Morales Solá dijo, también el lunes, pero en La Nación: "La capital tiene desde ayer un nuevo jefe político: el presidente Néstor Kirchner. Sólo su esfuerzo sobrehumano -y el estado de buena voluntad de la sociedad con él- hizo posible la reversión de una derrota cantada en una victoria de último momento".

Entonces, ¿quién ganó las elecciones, usted o Kirchner?

AI - Cada uno hace su análisis; hubo varias vertientes o varios motivos, no hay uno solo ni es tan lineal. Hace tres meses estábamos con el adversario (hoy ex adversario), Macri, también a tres puntos de distancia, nada más que él tenía 23 y yo 20 puntos, había un gran número de indecisos. Cuando se empieza a acercar la fecha electoral se van produciendo las definiciones y mantuvimos esa diferencia de tres puntos -estoy hablando de la primera vuelta-, sólo que más arriba, en lugar de 20-23 estábamos 35-32. Fue importante, por supuesto, el apoyo del presidente, que no fue en términos personales sino políticos.

EC - Está bien, pero yo iba a que se puso él al frente de ese apoyo, lo protagonizó él.

AI - Lo dijo públicamente; para él era importante que no ganara en la ciudad de Buenos Aires una opción que traía mucho de la década de los 90.

EC - ¿Qué representaba Macri? No sé si para el presidente Kirchner o para usted, si es un concepto que comparten...

AI - Sin ingresar en ninguna polémica, Macri expresaba mucho de la filosofía de los 90, aggiornada a la época porque después de la elección nacional Menem terminó en términos políticos, está acabado en términos políticos. Si algo caracterizó a la década de los 90, de Menem, fueron las privatizaciones, y el grupo Macri, que públicamente siempre lo acompañó, se llevó una de las grandes privatizaciones. O sea que traía mucho de eso, aggiornado, porque esa filosofía hoy no daba votos.

Esto fue percibido por la sociedad, que tomó partido en la elección, se involucró. Eran dos modelos, dos visiones, dos historias personales distintas. A veces había confrontaciones duras, pero estaba en la sociedad, no lo poníamos nosotros porque nos convenía confrontar: teníamos historias personales distintas, visiones distintas, visiones del Estado distintas, de lo público y de lo privado, era blanco-negro, pato-gallareta, River-Boca, para decirlo de alguna manera (incluso eso: él era de Boca y yo de River). Era una confrontación fuerte.

EC - Entonces ¿la gente rechazó a Macri, no votó por usted?

AI - Voy un poquito más atrás, en la primera vuelta la gente votó muy libre porque de antemano estaba claro quiénes iban a ir a la segunda vuelta, no era que hubiera un pelotón de cuatro y no se sabía quién podía ir. Todos sabían que iban Ibarra y Macri. La primera vuelta fue "votamos al que más nos gusta"...

EC - La primera vuelta fue Macri 37 y usted 33, 34.

AI - Sí, casi 34, o sea que la diferencia fue de 3,5 puntos. En la segunda vuelta, como en todo sistema de balotaje, se vota por aquel que de repente no me gustaba tanto pero que prefiero, o no quiero a este y voto a este otro. Esto es así en todas partes del mundo con el sistema de dos vueltas, cada uno tiene un componente de voto ideológico, político, nacionalizado, local. Fue una mezcla, nosotros armamos un espacio político que expresó en forma transversal a la sociedad como en ningún otro lugar en Argentina.

EC - ¿Qué quiere decir que ese espacio expresaba en forma transversal a la sociedad?

AI - A nosotros nos apoyaba Kirchner, o este proceso (no quiero personalizarlo tanto). Lo que nosotros encarnábamos estaba apoyado por el presidente de la Nación, por gran parte del gobierno nacional; por Elisa Carrió, que había confrontado con Kirchner en la anterior elección; por el socialismo, que había tenido a Alfredo Bravo (que en paz descanse, que murió hace poco), que también había confrontado. Esos tres ex candidatos a presidentes de la última elección nacional estaban en nuestro espacio; además Víctor de Genaro del gremialismo; sectores del Radicalismo involucrados con nosotros, a pesar de que la estructura partidaria estaba por otro lado.

En ninguna otra parte de Argentina se logró reunir todo esto en todo el proceso electoral. Esto también fue importante, la vocación transversal, sobre todo desde un sector que no venía del peronismo. Yo no vengo de la estructura del peronismo ni mucho menos, sin embargo muchos sectores peronistas se involucraron.

EC - Ahí jugó de manera decisiva Kirchner...

AI - Jugó en términos de peronismo, pero la estructura del Justicialismo estaba con Macri, o sea que fue una elección muy particular, muy interesante y con más diferencia de la pensada. Todo el mundo decía que en la segunda vuelta habría 1, 2, 3 puntos de diferencia; hubo 7, con lo cual se marcó claramente un triunfo holgado con respecto a las previsiones anteriores, de estar 3,5 puntos por debajo en la primera vuelta, pasamos a estar 7 arriba en la segunda. Doy un consejo: en Argentina no hay que salir primero en la primera vuelta, el que sale primero en la primera vuelta, pierde.

***

EC - ¿Entonces “Buenos Aires tiene un nuevo jefe de Gobierno, que es Néstor Kirchner”, o no?

AI - Lo comentábamos recién en el intervalo: cuando Kirchner ganó la Presidencia (que aparte ganó saliendo segundo en la primera vuelta, por eso hice la referencia antes), con 22 por ciento, los analistas decían que el presidente en las sombras, detrás de bambalinas, era Duhalde. Llegaron a decir que Kirchner era un Chirolita de Duhalde, como un muñeco [de ventrílocuo]. Es más: hablaron de un “gobierno provisorio”, porque iba a ser muy débil. Hoy ya nadie dice eso.

Los análisis que se producen en un escenario electoral son varios, están bien y a todos nos enriquecen, pero muchas veces la realidad pasa por otro lado.

EC - Usted comenzó a militar políticamente en la Juventud Comunista.

AI - Sí, en el colegio secundario, en el Colegio Nacional de Buenos Aires, hasta los 17, 18 años.

EC - Después estuvo en el Frente Grande; después en el Frepaso, de la mano de Chacho Álvarez, llegó a ocupar la Jefatura de Gobierno de Buenos Aires por la Alianza. Ahora es reelecto con este espacio que usted describía recién...

AI - Fuerza Porteña.

EC - ...que contó con un apoyo importante del presidente Néstor Kirchner, de origen peronista. A partir de esa peripecia, ¿cómo lo definimos a usted políticamente hoy?

AI - Toda definición impone límites y a mí no me gustan los límites. En términos políticos, para que se pueda entender claramente y para no esquivar la pregunta, le diría que soy una persona de centroizquierda, pero en esta elección y desde siempre hemos convocado a sectores de centro y de derecha en términos ideológicos. Creo que hoy en la ciudad de Buenos Aires ni en ningún punto de Argentina hay voto cautivo. Antes se reunían los presidentes de los partidos centrales, el Radicalismo y el Justicialismo, y estaba Argentina detrás; hoy se reúnen y prácticamente no hay nadie: la gente pasa por otro lado, la gente mira los candidatos... En la ciudad de Buenos Aires un par de meses atrás ganó López Murphy, y la candidata de López Murphy salió cuarta en la elección para jefe de Gobierno. El Radicalismo, que poco tiempo atrás había ganado, en esta elección sacó 1,9. No hay nada seguro.

EC - Pero usted, ¿cómo se define?

AI - Dije que en términos políticos de centroizquierda y estoy expresando políticamente a sectores que vienen del Peronismo y del Radicalismo, a sectores independientes. La estructura partidaria que me sostiene... casi no existe.

EC - ¿Cuál es su proyecto político para el futuro? ¿Hay un proyecto?

AI - Sí: hacer las cosas bien los próximos cuatro años, que les vaya muy bien a Argentina y al presidente. Para aclarar (y a pesar de que no me gusta hablar de reelecciones con tanta anticipación, pero también para no esquivar la pregunta): ojalá le vaya bien a Argentina, le vaya bien al presidente y esto quiere decir que pueda seguir otro mandato. Lo digo para aclarar que no hay ningún tipo de especulación personal. Después veremos. Si uno gobierna cuatro años bien, podrá tener opciones por la positiva; prefiero no tener que buscar dónde refugiarme si me fue mal...

EC - ¿Usted se propone o imagina algún tipo de proyecto a nivel nacional para las próximas elecciones?

AI - Honestamente, creo que para imaginar cualquier situación en términos políticos hay que hacer las cosas bien en el momento y el período que uno tiene por delante, que son los próximos cuatro años. Yo no viví siempre de la política, empecé tarde: tuve militancia estudiantil, empecé hace 12 años y durante dos años estuve fuera, volví a mi estudio a trabajar y a vivir de los clientes como abogado. Así que si las vueltas de la vida dan que tengo que hacer otra cosa, tampoco tengo inconveniente. Veremos. La verdad es que pienso hacer las cosas bien durante los próximos cuatro años, tengo muchas ganas y un nuevo impulso que me dio esta elección. Me banqué gobernando -lo decía desde el punto de vista personal- en el momento peor, bailando con la más fea, era sostener para que no se cayera todo y lo atravesamos muy bien.

EC - Cuando usted alude al peor momento se refiere al final del año 2001.

AI - El último semestre de 2001 y los primeros ocho meses de 2002, terribles.

EC - O sea: la renuncia de De la Rúa, el default, la devaluación...

AI – Sí; esos son hechos políticos, sociales o económicos, pero lo que se produjo en la sociedad... Yo estaba al frente de una ciudad y por ahí venía el secretario de Salud y me decía: "Se nos acaban en una semana las placas radiográficas. No hay, hay que importarlas, es material importado". La ciudad de Buenos Aires no colapsó, se mantuvo de pie; no quebró, renegociamos la deuda, no entramos en default, no les descontamos a los empleados, no emitimos bonos.

Ahora, que viene una etapa mejor, casi desde lo personal decía: "Ahora quiero quedarme, quiero seguir". Hasta sentía injusto que otro, que durante lo peor estuvo fuera, que no tuvo que bancarse todo esto, viniera ahora cuando viene una etapa mejor.

EC - De alguna manera usted está defendiendo su gestión.

AI - Sin duda.

EC - Está justificando por qué los porteños tienen una visión crítica sobre la ciudad de Buenos Aires, porque la tienen. Esa es otra de las paradojas de esta elección del domingo pasado: usted es reelecto, pero la gente no está conforme con la ciudad.

AI - Sí, hay todo; por supuesto, yo tampoco. Cuando hay una crisis tan fenomenal, pensar que no tiene costos es no tener contacto con la realidad. Creció la indigencia, creció la pobreza, el Estado tuvo que salir a sostener cosas que antes la gente podía sostener por sí misma, y con menos recursos. Fue una época terrible.

***

EC – Su cargo es una mezcla de intendente y gobernador, cuesta definirlo con precisión.

AI – Sí; es una doble función (aclaro: con un único sueldo). Para que se pueda visualizar: nos ocupamos de las cosas de la intendencia -calles, semáforos, limpieza de plazas, recolección de residuos-, pero también de temas que forman parte de un Estado federal, de un Estado de provincias, de gobernaciones. Le pertenece toda la educación, salvo la universitaria, o sea que la educación desde los 45 días hasta los 18 años y la formación docente, es toda de la ciudad de Buenos Aires; toda la salud pertenece a la ciudad de Buenos Aires, todos los hospitales de la ciudad, salvo dos -uno pertenece a la Policía y el otro a la Universidad-; cobramos tasas municipales y también impuestos que cobran las provincias. Y tiene su precio en contra: el gobernador puede decir "este problema es de la intendencia, no mío". Todo lo bueno y lo malo repercute en el jefe de Gobierno.

EC - Usted gobierna sobre una población muy parecida a la de todo Uruguay.

AI - Sí, de casi 3 millones de personas.

EC - En una superficie bastante más reducida: 200 quilómetros cuadrados. ¿Qué planes tiene ahora para este segundo mandato, cuando, como le decía, hay cantidad de problemas en Buenos Aires? Por ejemplo el de la inseguridad, el estado de las calles, el riesgo de inundaciones cada vez que cae una tormenta considerable. Estoy mencionando nada más que algunos inconvenientes. ¿Por dónde van sus prioridades?

AI - La ciudad de Buenos Aires es compleja, cosmopolita, con muchas cosas, con una sociedad demandante, vital. El estado de las calles fue un tema muy mencionado... no tanto al final del proceso electoral sino el año pasado. Yo salí a dar la cara siempre; dije "Miren, en este momento, cuando no tenemos un peso para nada, yo prefiero tener a los chicos dentro de la escuela, prefiero tener los hospitales con remedios para que puedan atender a la gente y dejar para otro momento el mantenimiento de las calles, porque si me ocupo ahora de las calles vamos a andar bien por las calles, pero no vamos a tener chicos en los colegios y vamos a tener problemas de atención en los hospitales, y eso es mucho más grave, eso no se recupera más si ocurre. Las calles se recuperan, traemos plata, inversión y se soluciona". Efectivamente fue así: no perdimos días de clase (es más, bajamos la deserción escolar) y sobre los hospitales de la ciudad recayó un tercio de Argentina, porque en otros lugares los hospitales estaban vacíos y los de la ciudad funcionaron. Cuando levantamos un poquito cabeza nos metimos de lleno a recuperar las calles, ahora están muchísimo mejor; estaban muy mal hace un año, ahora están bien y vamos a seguir con este ritmo.

EC - Dicen que hizo algunos arreglos durante la campaña electoral, para ganar imagen...

AI - También, pero ahora estamos mostrando todo lo que continuamos haciendo. Yo sabía que esto iba a ocurrir, me decían: "Mirá, ahora vamos a hacer las cosas y nos van a decir que es asfalto electoral". Yo decía: "Hagámoslo igual, no me importa, es necesario hacerlo. Después el tiempo va a decir que no era así, porque vamos a seguir en este ritmo".

EC - Le preguntaba por las prioridades.

AI - Subterráneos, mucha obra pública, que va a pasar por subterráneos. Extendimos la red de subterráneos durante el período de crisis, vamos a ampliar varias líneas, vamos a seguir una nueva que estamos haciendo y vamos a empezar otra.

Vamos a seguir con el eje educación; para mí es central en una sociedad tener alta calidad educativa. Nos establecimos como objetivo deserción escolar cero para fin de 2007, porque hasta los 12 años no tenemos deserción en la ciudad de Buenos Aires, pero tenemos una deserción del 10 por ciento en el nivel medio. Objetivo: que todo chico que empiece nivel medio, lo termine.

Después estamos con políticas de obras en hospitales, en uno de los hospitales de referencia de pediatría de la ciudad; con una reforma integral; con una política de cuidado del espacio público y obras de infraestructura vial importantes.

En síntesis: trabajar sobre la infraestructura, las obras públicas, el área educativa y todas las cuestiones que tienen que ver con la convivencia, el tema de la seguridad que se mencionó. Fíjese qué paradoja: yo no le puedo dar instrucción a un solo cabo de la Policía Federal, porque la Policía Federal no pertenece a la ciudad, es de la Nación; después cada estado provincial tiene su policía, pero la ciudad de Buenos Aires no, sin embargo... Claro: a la gente no le interesa de quién depende: va al jefe de Gobierno y le dice "Yo quiero tener más seguridad". La seguridad está mejor en la ciudad; nunca estuvo tan mal pero había mucha sensación de inseguridad.

Como dato, la violencia en una sociedad se mide, entre otras cosas, por los muertos dolosos, intencionales, cada 100 mil habitantes por año, porque tiene que ver con la población. En Nueva York hay 18 muertos dolosos cada 100 mil habitantes por año, estaban en 30 y pico y bajaron a 18; en la ciudad de Buenos Aires hay seis.

EC - ¿Usted dice que no hay un problema?

AI - Hay un problema, pero a veces la sensación excede el problema.

EC - A los uruguayos que vamos a Buenos Aires como turistas se nos han metido en la cabeza la sensación y la preocupación por el problema de la seguridad.

AI - ¿Usted va a seguido a Buenos Aires?

EC - Relativamente.

AI - ¿Ha tenido muchos problemas?

EC - No, afortunadamente no.

AI - ¿Vio?

EC - No he tenido ahora, casualmente; en alguna ida anterior sí.

AI - ¿Vio? Mejoramos las cosas.

EC - No puedo ser yo el medidor.

AI - Bueno...

EC - ¿Qué anuncia en esa materia?

AI - Yo podría haber dicho "A mí no me hablen de seguridad, vayan al gobierno nacional; yo no tengo nada que ver con la Policía". Nunca fui -en términos futbolísticos- de tirar la pelota afuera, no es mi estilo. Entonces dijimos: "Mientras nos transfieren la Policía -es una exigencia nuestra-, a pesar de que no depende de nosotros, vamos a sentarnos con ella para ver qué necesita". La equipamos, le compramos 150 patrulleros, cuatriciclos, motos, ahora caballos para custodiar parques y plazas. Hay una mayor presencia en la vía pública con elementos que compró la ciudad de Buenos Aires y donó a la Policía Federal, no importando a quién pertenece; cuida a la ciudad de Buenos Aires y queremos que lo haga mejor. Los controles provocaron el descenso de algunos delitos, ya las estadísticas marcan un tenue descenso, pero descenso al fin. Así que vamos a seguir trabajando con eso.

Con mucho turismo, estamos con una oferta cultural impresionante, que no bajó con la crisis: Campeonato Internacional de Tango, Festival de Teatro, Festival de Cine Independiente. Hay una explosión cultural en la ciudad de Buenos Aires que convoca a turistas de todo el mundo. Nos gusta porque la cultura nos gusta, pero también porque genera recursos, fuentes de trabajo; vamos a seguir con esta misma fortaleza en la ciudad.

***

EC - ¿Cómo va a ser su relación política con el presidente desde la Jefatura de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires?

AI - Espero que buena, a juzgar por estos tres meses y pico, hemos tenido muchos resultados en cosas pendientes entre el Estado Federal y la ciudad de Buenos Aires. Todo indica que va a seguir así y creciendo.

EC - Usted dice que Kirchner no va a ser el jefe de Gobierno...

AI - Como Duhalde tampoco es el presidente.

EC - ¿En qué se va a traducir en términos prácticos ese respaldo del presidente?

AI - Por ejemplo, en realización de obras que la Nación tenía que hacer, las toma la ciudad de Buenos Aires y ellos nos dan el financiamiento; en terrenos federales que pasan a la ciudad para que nosotros los urbanicemos; en trabajo coordinado en materia de seguridad... Hay muchas cosas pendientes, eso favorece la armonía entre el Estado Nacional y la ciudad, y favorece al ciudadano común, que ve resultados concretos.

Además, en términos políticos porque creo que después de todo lo que nos pasó es necesario que no fracasemos, no podemos permitirnos el fracaso porque fue muy dura la caída y tenemos la responsabilidad, para con los que nos sigan -porque nosotros somos una circunstancia, pasamos- de dejar un país -en este caso una ciudad- mejor. Estoy con muchas ganas, con mucho impulso y pensando en estos cuatro años con una perspectiva general. Después nosotros veremos adónde vamos.

EC - Kirchner ya opinó sobre usted, en la medida en que lo apoyó en la campaña. ¿Qué opina usted sobre Kirchner; cómo ve el gobierno usted, que es un hombre que viene del Frepaso, de la Alianza, que se define como de centroizquierda? ¿Cómo identifica al gobierno Kirchner?

AI - Nos sorprendió gratamente, porque todos los analistas decían que iba a ser un gobierno débil, un gobierno casi provisorio porque había ganado con un 22 por ciento, que había salido segundo y habiendo salido segundo quedó presidente porque se bajó el primero.

Es un gobierno con iniciativas, que supo plantarse en el medio del escenario; que tuvo vocación negociadora con el Fondo Monetario pero no dispuesto a decirle a todo que sí, sino que defendió exigencias de nuestro país; que no tiene una actitud rupturista con los grupos económicos, pero tampoco les dice a todo que sí.

La gente volvió a pensar que la política le puede servir, que puede valer la pena. No digo que esté convencida de que valga la pena, pero puede ser, y esto es muy importante. Por eso acompañamos este proceso, siempre con un espíritu crítico -nunca en mi vida hice seguidismo ni lo voy a hacer-; de la misma manera, si no hago las cosas bien quienes me han apoyado hasta aquí dirán lo suyo. Me parece que se abrió una etapa importante, en la cual tenemos mucha responsabilidad, que con humildad tenemos que trabajar mucho para que la gente pueda sentir que nos colocó en un lugar y que estuvimos a la altura de las circunstancias.

***

EC - Gracias por acompañarnos esta mañana.

AI - Muchas gracias; desde aquí le mando un saludo al amigo Mariano Arana, con quien voy a encontrarme en unos minutos.

EC - A propósito... Hoy le preguntaba cómo se define políticamente, cómo se ubica en el espectro ideológico; ¿cuál es su referencia política en Uruguay?

AI - Yo soy muy amigo personal y en términos políticos de Arana, de Tabaré Vázquez y si tuviera que decir una referencia política... No quiero introducirme en la política, pero la simpatía política y el corazoncito están con el Frente Amplio.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón


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