18.12.2005












LÍDERES TAMBIÉN ANALIZARON INTEGRACIÓN DE PAÍSES DEL ESTE EUROPEO Y RECHAZO SUECO AL EURO

Europa discute el futuro de Irak y de la Unión

Gerhard Schröder, Tony Blair y Jacques Chirac se reunieron en Berlín y habrían acercado posiciones respecto a la posguerra en Irak. Sin embargo, un acuerdo total aún aparece distante. Los líderes también analizaron preocupaciones comunes en torno a la integración continental. Desde Londres, el politólogo uruguayo Francisco Panizza.

EN PERSPECTIVA
Lunes 22.09.03, hora 8.00.

EMILIANO COTELO:
En materia de política internacional este fin de semana había una expectativa fuerte puesta en Berlín, donde se reunían los gobernantes de Alemania, Francia y Reino Unido: Gerhard Schröder, Tony Blair y Jacques Chirac.

¿Qué saldo deja esta cumbre?

JOSÉ IRAZÁBAL:
No lograron acuerdos totales. Se trazó una línea en común sobre el papel de la ONU; los tres mandatarios de estos países están de acuerdo en que la ONU debe tener un papel mucho más fuerte dentro de Irak, pero no encuentran puntos en común en el tema de los tiempos.

EC - Según comentarios de la prensa internacional la reunión terminó en tablas. Estaba de por medio el fuerte distanciamiento que se había producido entre Alemania y Francia por un lado y el Reino Unido por otro, en el momento de resolver cómo lograr el desarme del régimen de Saddam Hussein. El alineamiento de Tony Blair con la posición de Estados Unidos, la integración de Gran Bretaña a la alianza que llevó adelante la invasión, marcó un corte fuerte en la política internacional europea, un cisma que todavía se mantiene y que parecería difícil de superar.

Vamos a consultar al politólogo uruguayo Francisco Panizza, profesor de Política Latinoamericana en la Universidad de Londres.

¿Cómo se vio este encuentro desde Londres?

FRANCISCO PANIZZA:
La definición que hacían ustedes, de un empate, de tablas, es bastante adecuada. Vamos a decir un par de cosas sobre ese encuentro.

En las imágenes que trasmitió la televisión fue notable la recepción, muy diferente, de Schröder a Tony Blair y a Chirac. La de Blair fue una recepción cortés, diplomática, no hubo ningún problema, pero se mantuvo dentro de ámbitos de la diplomacia. En cambio, en el momento en que recibió a Chirac fue como si se encontraran dos viejos amigos, había un calor personal que no existió entre el canciller alemán y Blair. Es un detalle.

En lo fundamental se mantiene la brecha entre la posición de Gran Bretaña y la francoalemana con relación a Irak. Pero hay dos aspectos. Por un lado esa brecha ya no es la misma, ya no es tan fundamental sobre asuntos de principios, como era en relación a la guerra. Por otra parte, por lo que dice aquí la prensa, tal vez ahora empieza a haber una pequeña brecha entre Alemania y Francia. Alemania estaría en una posición más conciliatoria, lo que empezaría a dejar a Francia aislada en relación al futuro de Irak.

EC - ¿Cuáles son las alternativas que se están manejando? ¿En torno a qué puntos giró la discusión del fin de semana entre Blair por un lado y Chirac y Schröder por otro?

FP - ¿Por qué digo que no es tan fundamental como lo era la cuestión de la guerra? Porque ir a la guerra no era una cuestión de principios sobre si se daba participación a Naciones Unidas o si habría un voto en Naciones Unidas. En cuestiones de principios es muy difícil crear puentes. Ésta es sobre todo una discrepancia –que se mantiene todavía– en cuanto a plazos y modalidades sobre la participación de las Naciones Unidas.

¿Qué es lo que ha cambiado? Ciertamente, en buena medida ha cambiado la posición de Estados Unidos que, presionado por las bajas, por el desorden y el fracaso de lo que ha sido hasta ahora su política en Irak, por la popularidad cayente del presidente George Bush y por los costos enormes de esta intervención, ahora está volviendo a las Naciones Unidas. Sin duda, Francia está tratando de hacerle pagar a Estados Unidos el precio por los errores que a juicio de los franceses cometió anteriormente. Ésa es la situación ahora, es una cuestión de plazos, que hoy por hoy son muy diferentes.

La impresión aquí es que si bien no habrá un acuerdo en las Naciones Unidas en la reunión que comienza esta semana, el mismo no es imposible y probablemente pueda darse en las próximas semanas.

EC - ¿En torno a qué aspectos clave podría girar ese acuerdo? ¿Se puede vaticinar algo en este sentido? Hay dos grandes aspectos a resolver: cómo se traspasa el poder a autoridades provenientes del propio Irak y quién comanda las fuerzas de ocupación.

FP - Las bases de un acuerdo estarían dadas en un cronograma de traspaso de poder a los iraquíes, un papel político más importante de las Naciones Unidas en la reconstrucción de Irak y el establecimiento de las instituciones políticas de un futuro gobierno.

En cuanto al comando de las tropas, pocos se oponen a que siga en manos de Estados Unidos, porque realmente es un regalo envenenado. En este momento el único que tiene la capacidad militar y logística de mantener una presencia muy importante en Irak es Estados Unidos. El papel de las tropas de Naciones Unidas es impensable sin un papel central de Estados Unidos; en ese sentido puede haber un reconocimiento de que más allá de lo que se piense sobre la invasión, lo mejor pragmáticamente es que Estados Unidos siga a cargo de la parte militar de la operación.

EC - ¿Esta cumbre del fin de semana mejoró el relacionamiento dentro de Europa y de la Unión Europea?

FP - Creo que sí. Sin duda es el primer encuentro entre estos líderes después de las diferencias fundamentales. Por encima de las diferencias que todavía existen, existe un interés de los tres países –Francia, Alemania y Gran Bretaña– en lograr elementos en común para el futuro, no sólo en relación a Irak, sino también a la Unión Europea, que también enfrenta desafíos muy fuertes, como la integración de los países del Este de Europa y el rechazo sueco al euro. Hay problemas europeos muy graves que no pueden ser solucionados si no existen canales de comunicación, los mejores posibles, entre las grandes potencias del continente.

EC - En el Reino Unido en general, ¿cómo viene evolucionando la imagen del primer ministro británico, Tony Blair? ¿En qué medida va recuperando posiciones después del cimbronazo que significó para él la integración de la alianza con Estados Unidos en la invasión a Irak?

FP - El primer ministro sigue en una posición política muy delicada internamente. La semana pasada el Partido Laborista perdió una elección complementaria en una banca que era absolutamente segura e imperdible; no la ganaron los conservadores, el principal partido de oposición, sino los liberaldemócratas y esto fue visto ampliamente como un cimbronazo muy fuerte para Tony Blair. Obviamente, no fue sólo la cuestión de Irak, la gente vota por muchas otras razones, pero en la cuestión de Irak se mantiene todavía viva la cuestión de la investigación judicial sobre la muerte del doctor Kelly y todo eso ha contribuido a minar muchísimo la credibilidad del primer ministro, que tendrá que dar una batalla muy fuerte por reconquistarla en los próximos meses.

Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe

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