18.12.2005












PREOCUPA LA CAPACITACIÓN PARA MEJORAR LA “EMPLEABILIDAD”

Generación de empleo privado, una “obsesión” para el ministro de Trabajo

Para el ministro de Trabajo, Santiago Pérez del Castillo, el gobierno debería tomar la iniciativa y no esperar a que los conflictos estallen. Para eso propuso revisar la escala de salarios en la administración central para mejorar los más sumergidos. El ministro defendió su proyecto de flexibilización de la jornada laboral que buscaba, dijo, “mejorar el marco jurídico uruguayo para que hubiera más inversión”. “En materia de reglas para el sistema laboral le atribuyo al Parlamento cierta distancia excesiva del sector a regular y a veces falta de jerarquía de valores en los temas trascendentes”.

EN PERSPECTIVA
Lunes 22.09.03, 08.00.

EMILIANO COTELO:
¿Qué pasará en la relación entre el gobierno y el PIT-CNT después del conflicto de Salud Pública? Esa pulseada de 32 días de duración fue un verdadero punto de inflexión, del cual supongo que las dos partes sacaron sus lecciones. ¿Qué hay que aguardar de ahora en adelante?

Entre otras cosas, ese conflicto le dio al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) un protagonismo que hacía años que no tenía. ¿Esa cartera se propone ser un Ministerio de primera línea o sólo aparecerá cuando sea necesario apagar incendios?

Por otra parte, el momento es particularmente crítico en materia de desocupación y subocupación. ¿El MTSS puede incidir para mejorar el empleo y la calidad de las relaciones laborales?

Vamos a conversar de todas estas cosas con el ministro Santiago Pérez del Castillo.

El doctor Pérez del Castillo es profesor titular de Derecho del Trabajo en la Universidad de Montevideo, profesor agregado grado 4 de Derecho del Trabajo y contratado grado 5 de Derecho de la Seguridad Social en la Universidad de la República; ha integrado el Comité de Libertad Sindical y el Consejo de Administración de la OIT como representante gubernamental; es autor de “Manual Práctico de Normas Laborales”, edición del año 2000, y de “El derecho de la huelga”, de 1994.

Ministro, cito estos datos porque a usted más de una vez se lo ha presentado como un técnico, un especialista en las cuestiones que abarca su cartera, quizás marcando de esa manera un perfil diferente del de otros titulares que ha tenido el MTSS. ¿Cómo influye eso en su gestión?

SANTIAGO PÉREZ DEL CASTILLO:
Quizás influya de manera positiva en cuanto me da más tranquilidad para enfrentar algunos problemas que desde el punto de vista académico uno viene viviendo desde hace muchos años. Pero también tiene una carga negativa, porque un enfoque desde la Universidad o desde la enseñanza es distinto a tener las manos en la masa. A veces uno olvida que ser un ejecutor, ser un ministro, implica un componente importante de la personalidad, de estar preocupado por toda una organización. En una clase la organización es mucho más disciplinada, no hay problemas extraños, uno no tiene que estar ocupándose de lo que hacen en diferentes sitios muy diferentes tipos de personas, a pesar de que estoy hablando de la Universidad de la República, donde mis clases suelen ser de 100, 150 personas, no de las universidades privadas con clases de 30 o 40.

De todos modos creo que influye positivamente, es una experiencia nueva para mí, no me siento político ni gobernante, estoy siempre pensando qué voy a hacer cuando vuelva al estudio y a la academia, a la actividad universitaria. Constantemente se me están ocurriendo ideas de artículos, de publicaciones, de investigaciones o de mejora de determinadas clases. No lo dejo, es más, tengo que luchar contra eso porque este nuevo empleo es transitorio y lo otro es lo permanente y puede verse obstaculizado.

EC - ¿Cómo le resultó enterarse de un día para el otro que le encargaban la negociación del conflicto de Salud Pública cuando ya estaba muy complicado? En un primer momento el propio titular de esa cartera, Conrado Bonilla, había encabezado las tratativas. Del otro lado tenía un gremio como la Federación de Funcionarios de la Salud con posiciones muy radicales, con figuras como Alfredo Silva y Beatriz Fagián al frente.

SP del C - En primer lugar, no me agarró demasiado por sorpresa. En la actividad profesional privada uno ha estado acostumbrado a hacerlo con frecuencia desde 1985. Quizás la administración pública tiene características distintas del sector privado y por lo tanto en una negociación las reglas son diferentes.

Habría que hacer algunas precisiones. La primera es que el ministro Bonilla estuvo siempre detrás; la segunda es que no sólo yo estuve adelante, sino que muchas veces estuvieron adelante Mario Arístides, que es el subsecretario de mi ministerio, y el doctor Gonzalo Irazábal, director nacional de Trabajo, más la gente especializada en Salud dentro de la Dirección Nacional de Trabajo (DNT), que son la doctora Alicia Queiro y el señor Fausto Lanzilotti; sin ellos no hubiera sido posible llegar a buen término, gozan de una enorme credibilidad dentro de los sectores sindicales y empresariales. Esto último en este caso no era tan indispensable, a pesar de que entre los médicos hay muchos que también actúan por el lado empresarial.

EC - Cuando se dio la participación del MTSS en estas negociaciones, casi simultáneamente –habría que ver los días– se produjo un cambio del otro lado del mostrador, negociaciones que habían empezado siendo Bonilla-FFSS pasaron a ser entre el MTSS, que empezó a jugar el papel que usted describía, y del otro lado el PIT-CNT, la central de trabajadores, con Juan Castillo al frente. ¿Por qué se dio ese cambio?

SP del C - Cuando empecé a intervenir en el tema llamé a Castillo, a (el dirigente del sindicato de la bebida) Richard Reed y a alguno de AEBU, que es gente más conocida para mí. Les pedí una mano, les pedí que participaran en una mediación porque en ese momento me sentí más mediador que negociador por parte del Estado, ya que ese es el rol habitual del MTSS.

EC - En este caso era un mediador que estaba de uno de los dos lados.

SP del C - Claro, era un doble rol. Justamente, el MTSS tiene como cometido básico la mediación entre empresarios y trabajadores del sector privado. En este caso tenía por lo menos esa actitud, pero de alguna forma también la necesidad de defender a una de las partes. Fue una mezcla que creo que terminó bien.

EC - ¿O sea que usted llamó a dirigentes de la central, del PIT-CNT, para involucrarlos en las conversaciones?

SP del C - Sí; un lunes, les hablé por teléfono y les pedí una mano para ver cómo solucionábamos el tema.

EC - ¿Qué respuesta tuvo?

SP del C - La respuesta fue que ese mismo jueves ya hubo un preacuerdo, que fue desechado por la asamblea a la mañana siguiente. Era un preacuerdo que a mi juicio era positivo para ellos y sobre todo hubiera sido positivo para la población en general, en virtud de que el principal paganini de todo este tema es el millón y medio largo de personas que dependen del sector Salud Pública.

EC - Le preguntaba por ese cambio de interlocutor en las negociaciones porque una de las interpretaciones que existieron fue que se trataba de un movimiento estratégico, de un cambio de rumbo deliberado del Poder Ejecutivo para –si se quiere– desradicalizar al bando sindical. ¿Hubo algo de eso?

SP del C - No… Una de las cosas que pasaron –no recuerdo si antes o después del preacuerdo; quizás haya sido después del preacuerdo del jueves, que, reitero, en algunas cosas era positivo– fue que tuvimos una reunión con la señora Fagián, Castillo y otros representantes. Fue una reunión pequeña –no recuerdo si estaba Carámbula, del Sindicato Médico– en mi despacho. Estuvimos conversando. Cuando uno conversa y tiene enfrente a una persona concreta, de carne y hueso, que tiene sus aspiraciones legítimas y dificultades patentes, las cosas se resuelven mucho mejor.

EC - Yo le estoy haciendo estas preguntas que nos retrotraen al conflicto de Salud Pública…

SP del C - Usted me quiere llevar a una estrategia político-sindical…

EC - No, hoy no tengo interés en ingresar en los detalles de aquella negociación y volver a traer a la mesa el conflicto de Salud Pública, que ya pasó; estoy tratando de entender algunas claves, de percibir si el episodio marcó algunos cambios, si trajo algunas novedades, por ejemplo, en el relacionamiento Poder Ejecutivo-movimiento sindical. Entonces, ¿es más fácil negociar con el PIT-CNT que con la FFSS?

SP del C - Bueno… prácticamente desde que empecé a conversar, conversé con el PIT-CNT simultáneamente, porque la FFSS… Era un tema suficientemente delicado como para hacerlo, además los dirigentes de la FFSS para mí no eran conocidos. Yo veo poca televisión, me consta que estas personas salían mucho en televisión, pero no las conocía.

EC - Pero sí conocía a Juan Castillo, por ejemplo.

SP del C - Claro, exactamente, o a este muchacho… –no tan muchacho– (Eduardo) Fernández, de AEBU, o a (Juan José) Ramos, también de AEBU, o a Reed, de la Bebida. Son los históricos, es la gente que uno ha conocido defendiendo muy bien sus respectivos sindicatos, uno tiene más conocimiento de su modo de ser, de reaccionar, de sus negociaciones perdidas y ganadas. No me gusta decir esto porque cuando una negociación termina es muy difícil decir tres a uno, dos a cero, tres a tres, 45 a 18, ¿no? En ese sentido…

La verdad es que a mí no me mueve una estrategia divisionista dentro del PIT-CNT. Sé que tiene sus internas, como en todos lados, en cualquier organización existen diferentes puntos de vista. No me especializo en seguir la interna, los trapos sucios se lavan en casa en cualquier organización, entonces no me gusta ventilarlos demasiado. A veces uno se entera de cosas, sin duda, y a veces uno apuesta, por eficacia, a conversar con quien tiene más representatividad y más capacidad de hacer bajar a las bases lo que se conversó en la mesa.

EC - En cierta medida el conflicto de Salud Pública ha sido visto por la población como un triunfo de los sindicatos. Con medidas de fuerza por cierto muy radicales, obtuvieron sensibles mejores salariales.

A partir de ese antecedente, ¿cómo ve el gobierno la posibilidad de que ahora vengan otros, de que se hayan abierto las puertas para otros sectores de la administración pública que están sumergidos –hay varios–, utilicen la misma sintonía de movilización y lucha?

SP del C - No me parece que se pueda ver… Quizás para la opinión pública, para parte de la misma, no sé, no soy un medidor de opinión pública... De acuerdo a algunas medidas de opinión pública la gente estaba medio cansada de un conflicto tan largo, que de alguna forma estaba afectando tanto a la población.

EC - Pero es un hecho que dentro del movimiento sindical se lo vio como un triunfo; pongamos que no en la opinión pública.

SP del C - Dentro del movimiento sindical se lo vio como un triunfo; creo que es un punto de vista incorrecto. Desde el momento en que el MTSS comenzó a intervenir en el tema, donde también estaba el “Z” de Impositiva…

EC - Eduardo Zaidensztadt.

SP del C - Teníamos una determinada cifra que se podía negociar, que se podía conceder; de esa cifra no nos bajamos, ni se subió, ni se bajó, ni se modificó. Es más, se impuso el criterio del presidente de la República de que los que ganaran menos percibieran más.

EC - ¿Ustedes evaluaron la posibilidad de que después de este conflicto vinieran otros con reclamos parecidos, seguramente justificados? Por mencionar un caso: el Poder Judicial.

SP del C - Hemos evaluado. Esto se conecta con algo que usted dijo acerca de un ministerio apaga-incendios. Tenemos que ser proactivos en todos los órdenes de la vida, por lo tanto la paz social se obtiene previniendo y estudiando las situaciones, sin necesidad de tener que llegar al conflicto desatado.

EC - Justamente, una de las críticas que se le hacen al gobierno es que los sueldos en Salud Pública eran bajísimos de manera flagrante y que este conflicto en algún momento iba a desatarse, que pudo haberse evitado actuando antes. ¿Qué entiende que se puede hacer en las otras áreas sensibles en materia de salarios, antes de que ocurran incendios?

SP del C - Como le decía hace un rato, el MTSS no es el gerente de recursos humanos del Estado, en todo caso ese cargo –gerente de relaciones laborales– podría estar en manos de la Oficina Nacional del Servicio Civil, de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto o del propio Ministerio de Economía. Nosotros vamos a intervenir todas las veces que el presidente nos lo pida, básicamente como mediadores, pero eventualmente también como analistas de la situación salarial actual de los distintos sectores. Este tema de las inequidades dentro del sector público es muy caro al presidente, por consiguiente sería buena cosa hacer un análisis de esa índole. Pero yo no soy quién para decirle…

EC - ¿Lo ha propuesto?

SP del C - Lo he propuesto, sí.

EC - Prevenir en esta materia.

SP del C - Ser proactivo, atajar en vez de apagar incendios. Usted vio que en los bosques –hay tantos en Uruguay– se hacen cortafuegos talando grandes áreas, de manera tal que el fuego no pase de uno a otro y en todo caso se quemen algunos.

EC - ¿Qué respuesta tuvo a ese planteo?

SP del C - Bueno… le diría que buena, que tenemos que estudiar, que tenemos seguir viendo aunque sea en una convergencia. No se puede hacer de un instante para el otro, pero una convergencia… La administración central es una empresa muy compleja, esa es una de las cosas que a veces a uno, que viene de un sector no gubernamental o no político, más lo cansan.

EC - ¿Se va a estudiar la escala de salarios y se va a tratar de tomar medidas con aquellos sectores más sumergidos?

SP del C - No, no. Yo lo propuse, lo he propuesto, me parece una cosa sensata, pero tenga en cuenta las restricciones tremendas que existen desde el punto de vista presupuestal o financiero. Es un tema que está vinculado con el tema del empleo. De alguna forma tenemos que ir llegando en una convergencia progresiva, a cosas más equitativas dentro del sector público. No puede ser que haya tantas disparidades. Ni puede ser que haya gente que de pronto tiene mucho trabajo, mucha tarea, por vocación o porque le gusta llenarse de tareas y se siente más realizada, y otros que de repente no tienen tantas tareas. Me refiero a la administración central; no conozco tanto las empresas públicas. Voy conociendo la administración central, tiene 800 funcionarios, 1.300 incluyendo los pasantes y las comisiones… Por consiguiente sería cosa buena que el gerente de relaciones laborales del Estado, sea quien sea, fuera estableciendo mediciones, estudios, prospectivas, de forma tal que…

Un laboralista no le tiene miedo al conflicto, se estudia en la primera clase, pero el conflicto desatado, a veces salvaje o irregular… Lula está proyectando una ley de huelga para los funcionarios públicos. ¿Sabe por qué? Porque el sector privado la tiene desde hace muchos años y no la quiere derogar. Al conflicto hay que canalizarlo. Usted me va a preguntar si estoy para regular la huelga en Uruguay y yo puedo contestarle o no, pero en principio no estoy mucho para eso, entre otras cosas porque la experiencia demuestra que a veces las sociedades están maduras para algunas cosas y no para otras. Estamos hablando de Lula, usted podrá decirme que Lula ahora no es el mismo de antes, pero supo hacer sus buenos conflictos y está el ministro de Trabajo, sin ir más lejos, que es amigo, Jaques Wagner, un hombre de mucha influencia dentro del entorno de Lula. Mañana me voy a Salvador de Bahía a un congreso de ministros de Trabajo de toda América; con Carlos Tomada de Argentina y Wagner de Brasil consensuamos una propuesta común de Mercosur para ese tipo de reuniones, no arrancamos solos.

***

EC - Yo comenzaba esta entrevista preguntándole por algunas consecuencias o algunas lecciones del conflicto en Salud Pública, porque fue un mojón importante en las relaciones del gobierno con el movimiento sindical. Además en Uruguay hoy tenemos un movimiento sindical desequilibrado hacia el sector público, los sindicatos más fuertes están en el sector público y además en ese sector se dan varias situaciones de salarios sumergidos; una de ellas era la de Salud Pública, que vino a hacer eclosión de esa manera.

Pero en definitiva hay problemas tanto o más serios en materia de niveles salariales y de condiciones de trabajo en el sector privado, suponiendo que la gente tenga empleo, porque además está la desocupación. Empieza a insinuarse una recuperación económica, pero va a costar que rinda sus frutos en cuanto a puestos de trabajo. Además tenemos diversos tipos de problemas en el sector privado, desde salarios que se han ido reduciendo, rebajándose en términos nominales, hasta la precarizacón de las relaciones laborales. Por citar nada más que un caso: la proliferación de las empresas unipersonales sustituyendo la pertenencia a una planilla, etcétera.

¿Cómo se para el MTSS frente a esa otra realidad, en este caso la del sector privado?

SP del C - El MTSS quiere fomentar la negociación colectiva y generar espacios de conversación donde lo salarial tiene que estar incluido, pero también deben estar incluidos la mejora de la competitividad, el aumento de la calidad del trabajo, la capacitación profesional y otros. De esto hay ejemplos concretos en el pasado reciente que sería bueno poder imitar en otros sectores de actividad.

EC - ¿En qué está pensando concretamente?

SP del C - Por ejemplo en los papeleros, en los metalúrgicos, que tienen una tradición de negociación colectiva bastante extensa y no han necesitado el rodrigón del decreto homologador del convenio para hacerla aplicable.

EC - Desde el PIT-CNT se reclaman los consejos de salarios.

SP del C - Efectivamente; el consejo de salarios es un rodrigón. Es un invento uruguayo, en cualquier país del mundo la negociación colectiva funciona como tal; nosotros tenemos normas suficientes, pero cuando usted hace un convenio colectivo está estableciendo un traje a medida para la actividad concreta, por lo tanto es mucho mejor que la ley. Lo veo todos los días. En los 10 meses que llevamos en el Ministerio –un poco menos– hemos hecho varios proyectos de ley, los hemos mandado al Poder Legislativo… Al final uno se encuentra con que muchas manos en un plato hacen muchos garabatos.

EC - ¿Qué significa eso en este caso?

SP del C - Con todo respeto por las respectivas comisiones, en materia de reglas para el sistema laboral le atribuyo al Poder Legislativo una cierta distancia excesiva respecto del sector concreto que tiene que ser regulado y a veces también una falta de jerarquía de valores en los temas trascendentes.

EC - ¿Por qué?

SP del C - Y bueno… de repente están perdiendo mucho tiempo en una cosa que no es lo más relevante y se están olvidando de algo más relevante. A mí me quitan el sueño dos cosas: el desempleo y los problemas del desempleo en general, no solamente la tasa de desocupación, que no tiene en cuenta los problemas de gente que tiene empleo pero desearía tener otro mejor. La otra es cuidarle la plata al BPS.

EC - Ésas son sus dos grandes preocupaciones.

SP del C - Sí. Pueden decir: “Santiago como ministro es un tipo que aumenta el gasto”; todo lo contrario, quiero redireccionar el gasto público, social. Tengo aquí un un informe preliminar sobre gasto público social emanado de la Asesoría Técnica en Políticas Sociales de OPP, una aproximación a su estudio y cuantificación. De cada 10 pesos que gasta el Estado, seis van para seguro y bienestar social. Este informe da para una entrevista íntegra, es muy atractivo, está hecho con números. Fíjese que un 70 por ciento del gasto público total uruguayo –incluyendo educación y salud– es gasto social.

EC - Todo esto venía a cuento de su disconformidad con la respuesta que ha tenido en el Parlamento a algunos proyectos de ley. ¿De qué tipo de proyectos estamos hablando?

SP del C - De diferente tipo; el que más me entristece es el de la protección del salario, dedicamos mucho tiempo a estudiarlo y según tengo entendido está saliendo mutilado de la comisión hacia el plenario…

EC - Es el proyecto que establece topes a los descuentos que se pueden hacer al salario del trabajador.

SP del C - También establecía órdenes de prioridad, de preferencia, una vía jurisdiccional para la solución de los problemas… Están saliendo cosas aisladas, ahora salió un articulito aislado que habilita a las cooperativas de ahorro y crédito a retener de las pasividades. Se hace sin tener una regulación íntegra de las cooperativas de ahorro y crédito; es un peligro, porque muchas cooperativas de ahorro y crédito son muy buenas, muy importantes y eficaces en la intermediación del crédito, que es fundamental –es uno de los temas de los que tendríamos que hablar si hablamos de empleo–, pero tengo la impresión de que detrás de eso –me llegan mails– no cumplen con las exigencias propias de una institución cooperativa, para ser muy suavetón y eufemista. Hay un proyecto concreto hecho por la Asesoría Interna de la Nación –el nuevo director fue uno de los padres de la criatura–, pero no, extraen un solo puntito y lo hacen ley con votación de las dos cámaras. Ya lo refrendé el otro día. Es un disparate. Se le dan todas las buenas y ninguna de las malas; ninguna de las malas no: ninguna de las regulaciones lógicas. El otro día estaba hablando con la gente de AEBU por un tema de la Caja Bancaria, estaban muy preocupados por la situación de la intermediación desbancarizada en el crédito que está existiendo. De vuelta aparecen los escribanos con las hipotecas, un montón de fórmulas para obtener crédito porque la sociedad… De alguna manera por suerte, pero por otro lado es peligroso: para algo está el Banco Central, para algo están las tasas de interés lógicas.

Hay cosas interesantes que se suelen mencionar –por ejemplo en el agro– como “creatividades”. (El ministro de Gandería, Agricultura y Pesca), Martín Aguirrezabala tiene razón, son “creatividades” que permiten que gente con capital se acerque a una actividad que se está lanzando y de alguna forma se encuentren capital y trabajo, el empresario obtiene la posibilidad de conseguir un inversor y el inversor obtiene una rentabilidad muy interesante. Tampoco vamos a satanizar todo ese tipo de mercado de crédito nuevo, pero ojo. Fíjese que en el caso concreto de las cooperativas de ahorro y crédito está el proyecto enviado al Poder Legislativo.

EC - Usted también envió al Parlamento un proyecto de ley que permitiría flexibilizar la jornada laboral.

SP del C - Efectivamente.

EC - ¿Qué pasó con ese proyecto?

SP del C - No me dieron los tiempos para conversarlo previamente con las distintas entidades interesadas, como sí hice en el caso del proyecto de protección del salario, que también incluía a las cooperativas de ahorro y crédito. Voy a darme un poquito de tiempo para dejarlo decantar y para que pase la primera reacción contraria, que en buena medida fue producto de una falta de comprensión de lo que se quería.

EC - ¿Qué era lo que se quería?

SP del C - Se quería modernizar una situación que de alguna forma está muy caduca en materia de marco normativo legal. Justamente, se quería darle espacio al convenio colectivo, pero cuando uno, uruguayo, lee “convenio colectivo”, dice “uh, guarda, se necesita decreto para homologarlo, porque el convenio colectivo es medio frágil desde el punto de vista de su vigor jurídico. Y si es así, vamos a encajarle algún articulito más a ese proyecto para ver cómo tiene que ser el convenio colectivo, que no sea una mera recolección de firmas por parte del patrón, que sea una elección por voto entre todo el personal para ver quién va a representar, si es que no existe una organización profesional representativa allí”. Hay otras muchas cosas posibles…

EC - La pregunta era sobre el proyecto, ¿qué buscaba el Ministerio con ese proyecto?

SP del C - El Ministerio buscaba mejorar la situación del marco jurídico uruguayo para que hubiera más inversión y más empleo. No solamente no buscaba aumentar el tiempo de trabajo, sino que disminuía el número de horas extra. Disminuye, porque ese proyecto está en el Parlamento. Por ahora no lo voy a impulsar, entre otras cosas porque es como la ley de huelga. Yo puedo decir: “Voy a hacer la mejor ley de huelga de Occidente”, pero si a la gente no le gusta ponerse traje… mejor no la haga. Usted se compra un traje bárbaro, fenómeno, pero a su esposa no le gusta y a usted le costó una fortuna. No, déjelo, no lo compre, agarre la plata y désela a los pobres.

EC - ¿Qué puede hacer el MTSS para fomentar el empleo genuino? Usted ha hablado en reiteradas ocasiones de que esa es una de sus obsesiones.

EC - En cualquier país del mundo, básicamente países como Irlanda, Dinamarca, Holanda, Austria, Finlandia –un país interesantísimo que se suele mencionar poco; el más típicamente mencionado es Irlanda–, ¿cómo se ha hecho? Se ha hecho en base a tres grandes áreas de acción: las políticas de mercado de trabajo, la modernización del sistema de relaciones laborales y las políticas macroeconómicas.

Con respecto a la primera, que es la más específica del MTSS –aunque también la segunda. Hemos estado con políticas activas como las actividades comunitarias y tenemos en marcha un proyecto en materia de pequeña y mediana empresa en conjunto con el ministro José Villar –estamos muy contentos de poder trabajar en forma conjunta–. Hay una cantidad de organismos trabajando en la dirección de las pequeñas y medianas empresas, en Uruguay la mayor parte de las empresas son pequeñas y medianas, pero hay también microempresas, entonces trabajar en empresarialidad es fundamental porque el Uruguay bancario, de funcionarios públicos, no existe más, en el futuro tiene que ser un Uruguay de software, de unidades productivas de 500 hectáreas, con alta tecnología para el tipo de pasturas, produciendo de repente más ovejas de carne, siguiendo con las de lana, por supuesto… Ese tipo de cosas no está en el debate, usted lee los diarios y son otras las cosas que aparecen, si vamos a privatizar Ancap o no…

EC - Usted hablaba de las micro y pequeñas empresas.

SP del C - En el Ministerio uno obtiene herencias –a veces dan ganas de recibir los ministerios con beneficio de inventario, es un tema jurídico para los especialistas en derecho sucesorio– y una de las herencias positivas que encontré es que a nivel de la Junta Nacional de Empleo, en la Dirección Nacional de Empleo (Dinae), ya existía la preocupación por parte de los tres actores sociales de acciones en materia de empresarialidad. La Cámara de Industrias tiene un proyecto concreto para atender a la pequeña empresa, no solamente la nueva sino la existente, para atenderla con cooperación técnica, para ser empresario, pero también con microfinanciamiento. Muchas veces con poca plata se puede hacer mucho. Hemos estado estudiando ese tema, tenemos varios proyectos simultáneos de cooperación técnica o financiera, sobre todo con el gobierno italiano, hay varios en camino; en octubre vamos a ir con el presidente de la República y Martín Aguirrezabala a firmar varios de ellos –algunos están más avanzados que otros– y vamos a obtener fondos para actuar.

Lo hace un gobierno que no tiene la sensación de estar terminando, ésa es otra. Quizás me estoy yendo por las ramas, pero un breve, pequeño inciso: hay gente que dice: “No, ustedes…”. El otro día me lo decía nada menos que Ignacio Posadas: “Escuchame una cosa, esta reforma tributaria… No hay votos, además está terminando ya el gobierno, no…”. La reforma tributaria incluye cosas… yo no soy especialista, pero incluye cosas como el tema de la empresa unipersonal, de la aportación efectiva. De esa manera usted desprecariza mucho porque hay una empresa unipersonal sensata, que ésta, la microempresa, el emprendedor, ese uruguayo que necesita espacio para poder hacer en Uruguay lo que puede hacer en Miami o en Madrid, y está la otra que es trucha, esa empresa unipersonal trucha. ¿Sabe cómo la liquida? Haciéndola aportar por el real. Eso está en la reforma tributaria.

Otro ejemplo de mutilación: sacan sólo la reforma de la DGI –que no es menor–; encantado, la firmé con mucho gusto, pero quedaron 30 por el camino. “No es momento…”. Mire que lo dice Ignacio de Posadas pero también Núñez, el senador Núñez en un artículo en Búsqueda destruye el proyecto de reforma tributaria. ¿Sabe quién lo sugiere? El Fondo Monetario Internacional. El impuesto a la renta del trabajo no subordinado, que es tremendamente de justicia… Es un tema distinto. También podríamos hablar del IRP… Me invita otro día y hablamos de las demás cosas, ¿no?

EC - La pregunta apuntaba a su preocupación, manifestada en distintas ocasiones, de trabajar por la generación de puestos de trabajo.

SP del C - La generación de puestos de trabajo en tres grandes áreas. Las políticas de mercado de trabajo pueden ser activas o pasivas; de las activas le mencioné dos, las actividades comunitarias, el plan de obras vecinales y el fomento de la empresarialidad; de las pasivas el seguro de paro. Tenemos un proyecto de ley sobre el seguro de paro, tenemos estudios hechos, Fanny Trilesinsky había hecho un estudio muy bueno sobre el tema, tenemos algunos proyectos para modificar esa política pasiva. La limitación del número de horas de trabajo es otra política pasiva, estaba en el proyecto que le mencioné.

En el tema de las políticas activas hay que andar con mucho cuidado para que no pase lo que está pasando con Jornales Solidarios, porque hay que hacer comprender bien a la gente que es algo transitorio. Es como un ministro: usted lo nombra y le dice: “Mire que es mientras yo quiera, usted es un fusible” -el presidente nos lo dijo en el primer Consejo de Ministros– en el mejor de los casos por cinco años.

Después descentralizar bien, de lo nacional a lo departamental y de lo departamental a lo privado, pero no privado de la empresa privada –aunque también podría llegar a ser–. Después focalizar bien en el que realmente lo necesita, primero al primero, primero al más necesitado, y después evaluar, evaluar y evaluar. Evaluar los proyectos que se presentan, evaluarlos mientras funcionan… Así lo estamos haciendo en el Ministerio, y estamos tratando de hacerlo así con el de Vivienda; es más, tenemos cooperación para hacer este tipo de evaluaciones. Evaluar al final a la entidad gestora privada que realizó la actividad comunitaria concreta, porque el proyecto de vivienda y de trabajo con las intendencias se llama Actividades Comunitarias.

Yo decía que no le tenemos miedo al sector privado porque también puede ser a través de un sentido de la contratación… Otra cosa, hay un proyecto de ley de exoneración genérica de aportes patronales para todo el mundo. A la Cámara de Comercio le encantó porque como manufactura tiene, industria tiene, exoneración patronal íntegra, ahí van ellos también, pero en realidad es un ejemplo de lo que no hay que hacer. Esa exoneración de aportes patronal se dio en un momento tratando de amortiguar el atraso cambiario tremendo que tenían los exportadores. Ahora no existe atraso cambiario. ¿Entonces? ¿Por qué no revisamos la exoneración patronal? También, convergencia, no digo hacerlo de golpe, me parece…

Usted dirá: este ministro parece un observador más que un ministro. ¿Por qué no lo hace él?, ¿no? Y sí, la verdad es que tendría que ir al Parlamento y empezar a decir: vamos a hacer una cosa: “Incentivo a la contratación de empleo puntual, caso por caso, empresa por empresa”. Lo hacemos con la prórroga del seguro de paro, vamos viendo: esta empresa tiene viabilidad, le damos; ésta no, no le damos. El incentivo a la contratación –para no llamarlo subsidio al empleo– es a la empresa privada, ahí no tenemos problemas de gente que después se concentra y pretende que las 400.000 personas o 150 –las que quiera– que no tienen empleo sean funcionarios públicos. No hay plata para pagarlos. ¿Quién los va a pagar? ¿Usted con sus impuestos? Yo no, no puedo pagar con lo que gano de ministro.

Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe

recomendar esta nota




En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved