18.12.2005












CONTINUAR EN CARRERA ES CUESTIÓN DE RESPONSABILIDAD

“Dos proyectos” polarizarán la interna
del Partido Nacional

Senador Jorge Larrañaga (AN, PN) propugna “una presencia activa del Estado en respaldo de los sectores productivos. La peor política es la que no se tiene, y lamentablemente el país y este último gobierno no han tenido políticas tributarias y tarifarias diferenciales en materia agropecuaria, industrial, comercial, que son las que hay que construir para ayudar, para proteger. No votamos la ley de ajuste fiscal, que el P. Nacional declaró asunto político, un mamarracho que “iba a salvar al país” y no salvó nada.

EN PERSPECTIVA
Lunes 29.09.03, 08.50.

EMILIANO COTELO:
A nueve meses de las elecciones internas el Partido Nacional (PN) ya tiene a su equipo completo en la arena electoral.

Los primeros meses de campaña parecían presagiar una carrera en solitario del doctor Luis Alberto Lacalle. Sin embargo, las últimas encuestas parecen señalar que al candidato herrerista se le consolidó un firme oponente que, por lo menos por ahora, aparece como el único capaz de desbancar al ex presidente.

Se trata de Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional. Según la Encuesta Nacional Factum correspondiente al mes de agosto que Oscar Bottinelli comentó hace pocos días, la inclinación de voto entre los blancos es la siguiente: Luis Alberto Lacalle, 37%; Jorge Larrañaga, 26%; Juan Andrés Ramírez, 8%; Francisco Gallinal, 7%; otros (Sergio Abreu y Arturo Heber), 6%; e indecisos, 16%.

Como se ve, Larrañaga se acercó mucho a Lacalle y, por otra parte, se distanció seriamente de los otros precandidatos (incluyendo entre ellos a Ramírez, que es mencionado en las encuestas aunque no ha sido proclamado).

Vamos a conversar con Larrañaga para conocer cuál es el perfil de su movimiento y conocer cómo encara los próximos meses de campaña.

Llegó justito, apretado de tiempo… Cuando lo invitamos, el viernes, nos dimos cuenta de que lo estábamos colocando en un compromiso, porque usted se pasó todo este fin de semana a caballo, ¿no?

JORGE LARRAÑAGA:
Sí, salimos el viernes de Paysandú y realizamos los 120 y pico de quilómetros que nos separan de la Meseta de Artigas a caballo, en la peregrinación anual que se hace en homenaje al mejor de todos los orientales, el general Artigas. Salimos el viernes de mañana muy temprano y llegamos ayer al mediodía, en todo ese acto que todos los años se realiza en la Meseta, este año con la presencia de un gran amigo, ya un oriental más, como es el embajador argentino en Uruguay, Hernán Patiño Meyer, y del gobernador de la provincia de Entre Ríos, Sergio Montiel. Acompañaron a la Intendencia y a las fuerzas vivas del departamento en ese homenaje, que es realmente algo estupendo porque 1.200 jinetes, prácticamente el 50 por ciento botijas de entre ocho y 14, 15 años, gente que además no tiene ninguna vinculación con el campo, sino que va queriendo al caballo y se va metiendo en abrevar en la historia y mirar el porvenir con una vuelta a las tradiciones, lo cual me parece culturalmente trascendente porque preserva nuestra idiosincrasia.

EC - Se nota que ayer le tocó un buen día, está prácticamente insolado, ¿no?

JL - Sí, fue terrible. Ayer sábado y el viernes fueron dos tardes terribles de calor, además quedamos en el Chapicuy Grande ayer de tarde, en un campamento a la vera del arroyo, donde se comió “con los caballos en la rienda”, como decimos en campaña, con lo cual el sol nos abrasó.

EC - Jorge Larrañaga tiene 47 años; es abogado; fue intendente de Paysandú por el PN en dos períodos consecutivos, entre 1989 y 2000; es senador de la República en esta legislatura 2000-2005; y hoy, desde hace meses, es precandidato blanco a la presidencia por Alianza Nacional (AN).

¿Cuál es su perfil? ¿Cómo define el espacio que usted representa entre los nacionalistas?

JL - El nuestro es un perfil nacionalista, estamos absolutamente convencidos de que este país debe poner al Estado al servicio de la producción y del trabajo, hacer un enorme esfuerzo para agrandar la economía, ayudar en todo lo que tenga que ver con políticas sectoriales orientadas a los sectores productivos, que son el pilar para el mantenimiento de un proceso de reactivación que se necesita imprescindiblemente.

EC - Una de las primeras palabras que mencionó cuando le pregunté por el perfil de AN fue “Estado”, el Estado. Ustedes le asignan al Estado un papel preponderante en la economía; si entiendo bien, no necesariamente como actor directamente.

JL - El Estado tiene que sufrir una reforma en su eficacia: ni la privatización ni la estatización. Pero estamos convencidos de que desde el Estado se puede hacer muchísima cosa para los sectores productivos y la generación de trabajo.

EC - Con esto usted ¿está marcando diferencias, por ejemplo, con el Herrerismo?

JL - Es posible. Nosotros integramos un partido con diferencias, con matices, pero estamos convencidos de que el Estado tiene que ayudar como lo hizo, por ejemplo, en el tema de la forestación, donde, con herramientas de política tributaria se generó –más allá del aporte a la oferta de trabajo, que puede no ser todo lo que se esperaba al principio– una transformación en el país. Creemos en esos procesos de aplicar políticas tributarias y tarifarias diferenciales para impulsar un desarrollo productivo.

EC - Esa es una de las claves del perfil de AN. ¿Qué otras?

JL - La Torre de Antel, por ejemplo, tan criticada, cuya construcción demandó tantos millones de dólares, hubiera significado nada menos que hacer una segunda colonización en Uruguay, hubiera servido para impulsar un fondo de tierras de más de 250 mil hectáreas de colonización. ¿Cuántas menos familias tendríamos en los asentamientos marginales de Montevideo, Canelones y el interior de la República?

EC - ¿Cómo se define desde el punto de vista ideológico?

JL - Nacionalista, profundamente nacionalista.

EC - ¿Y qué más?

JL - Tenemos que ubicarnos en una visión progresista.

EC - ¿Nacionalista - batllista?

JL - No, nacionalista blanco.

EC - Batllista de don Pepe.

JL - La mejor forma de ser nacionalista es ser blanco, con muchas disculpas para los integrantes del Partido Colorado (PC), con mucho respeto, porque uno tiene que respetar a todos los partidos.

La visión es ese nacionalismo de Herrera, de Wilson Ferreira, que explicaba buena parte de las causas de este proceso de agudización del macrocefalismo del Sur como una de las causas que hoy están explicando, en parte, la pobreza en el país.

Los procesos de migración, de movimiento espacial en Uruguay, están haciendo converger una realidad muy dura para miles de compatriotas. La ausencia de políticas de acondicionamiento poblacional en la superficie del país está marcando –lo digo sin generar falsas dicotomías, o falsas oposiciones, como decía Vaz Ferreira, entre el interior y la capital– la presencia de bolsones de inequidad e injusticia muy grandes.

Si usted analiza el ingreso medio de los hogares de los uruguayos que viven en Montevideo y el interior, está marcando tremendas diferencias. Hay un proceso de expulsión urbana y rural que tenemos que combatir si queremos reformular el país en políticas orientadas hacia ese desarrollo productivo que queremos priorizar. En nuestra propuesta de gobierno estamos trabajando con técnicos de todo el país la revolución de la producción y el trabajo.

EC - Más de una vez, a partir de planteos como estos que usted y su gente realizan, otros han dicho que hay muchos puntos de contacto con las propuestas programáticas del Encuentro Progresista (EP).

JL - ¿No será que el EP también ha levantado banderas que el PN ha dejado de levantar?

EC - Esa es una lectura…

JL - Por supuesto. ¿Qué partido aportó estas cosas a la discusión política nacional? Aquellos estudios de la CIDE [Comisión de Inversiones y desarrollo Económico] que presidió Wilson Ferreira Aldunate; aquella ley de descentralización y acondicionamiento poblacional; aquella reforma constitucional de 1996, que incorporó la posibilidad de radicar emprendimientos productivos en el interior para generar un desarrollo integral… Precisamos un desarrollo integral en el país, que no tenemos. No hay una política de radicación de emprendimientos productivos en el interior. Hoy falta trabajo en el país, pero más trabajo falta en el interior de la República. El centralismo perjudica a la capital y al interior, perjudica al país entero, porque la gente que viene a la capital termina compitiendo por la poca oferta de trabajo, por la poca oferta habitacional, por la poca oferta de servicios. Ahí tenemos los nuevos rostros de la pobreza, que son los asentamientos marginales, que nunca terminamos de enfrentar con políticas serias.

EC - Usted admitía recién que podían existir algunas coincidencias entre los planteos de AN y los del EP, pero reivindicaba para el PN, sobre todo para el wilsonismo, el origen de varias de esas ideas. ¿Dónde señalaría diferencias con el EP?

JL - Son muchas las diferencias. Además, ¿a qué Frente nos estamos refiriendo: al de Astori o al de Mujica y Gargano? Como dice un paisano en mi pueblo, de acuerdo al sapo la pedrada (y no estoy haciendo ninguna metáfora con esos integrantes, compañeros del sistema político). Es una realidad, se pueden plantear diferencias importantes con aquellos sectores que están en una especie de compromiso con proponerle u ofertarle al electorado respuestas para todos los temas del país; o con aquellos que de alguna forma hoy están en una confusión de si se vende o se regala el tema de Ancap, cuando nosotros creemos que es una ley instrumental, que es buena para el país. La estoy defendiendo porque, como aspiro a ser presidente de la República y esta va a ser una ley para el próximo gobierno, va a ser una herramienta importante para ese gobierno.

EC - Ahí aparece una diferencia nítida con todo el EP: usted es defensor frontal de la ley de asociación de Ancap.

JL - Sin duda.

EC - ¿Está incluyendo ese tema como prioritario en el punteo de sus discursos en estos meses o estas semanas de campaña?

JL - Ineludiblemente en todas las intervenciones hemos hecho en los últimos 60 días –ocho departamentos, 80 localidades del interior del país y de la propia capital y Canelones– hablamos del tema Ancap. Hay una enorme desinformación. Hablamos el otro día en Paso del Cerro, en Laureles, en el departamento de Tacuarembó, en poblaciones de muy pocas casas, donde la gente no tenía en absoluto conocimiento de qué es lo que se va a decidir el próximo 7 de diciembre. Hay una desinformación –no una campaña, no quiero atribuir subjetivamente intenciones a nadie– muy importante sobre el tema de la ley de Ancap.

***

EC - Usted ha insistido en que, si el PN no renueva sus propuestas y sus nombres, volverá a salir tercero. Incluso suele presentarse usted mismo como la renovación del PN. ¿Qué es concretamente lo que se propone renovar?

JL - Un estilo y una forma de hacer política. Hay diferencias dentro del PN, nosotros estuvimos en una posición diferente del resto del partido en lo que tiene que ver con el relacionamiento de nuestra colectividad política con el gobierno, fuimos el único sector que expresó que no era bueno integrar el gabinete del presidente Batlle con la presencia de ministros blancos, que eso era malo para el partido y para el país.

EC - ¿Por qué era malo?

JL - El PN no puede ejercer porciones de poder sin ser el poder.

EC - Pero el doctor Jorge Batlle no podía gobernar solo, el PC no podía gobernar solo.

JL - Pero podíamos estar en el esquema de gobernabilidad de Wilson en el año 1985. Eso es lo que siempre defendimos, no defendimos no ayudar, sino la forma de hacerlo; ahí tenemos una diferencia importante con el resto del partido. Hasta la Convención de noviembre del año pasado, en la cual el partido mayoritariamente dijo “Se terminó la coalición, la participación de ministros blancos en la coalición”, todos estaban defendiendo ese esquema de no afectar la estabilidad, cuando la estabilidad política e institucional pasaba por otra cosa. Pasaba por el diferencial del sistema político uruguayo, por la necesidad de lo que no sucedió, que era un entendimiento entre los cuatro o cinco principales líderes de este país, que no pudieron sentarse en una mesa a discutir los grandes temas.

EC - Ese es uno de los puntos en los cuales AN pone énfasis desde hace tiempo: un acuerdo político incluso más amplio que PC-PN.

JL - Sin duda; un próximo gobierno del PN –ya lo decimos, por si nos toca– va a convocar a todas las fuerzas políticas. Precisamos un par de años, dos años y medio de tregua política, de remangarnos todos para sacar el país adelante, de convocar al Frente, al PC, al Nuevo Espacio, a todos, a impulsar la celebración de un nuevo contrato con la sociedad uruguaya, un nuevo contrato entre el sistema político y la gente. La lejanía de los gobiernos y de los políticos de la gente es hoy en buena medida responsable del descreimiento, del desengaño, de la falta de confianza de la gente.

EC - Estas ideas que manejó en estos minutos ¿son las que pautan el concepto de renovación que usted impulsa en el PN, o hay más?

JL - Sin duda; puede haber muchas más. Queremos tener una presencia activa del Estado en cuanto a jugar un respaldo hacia los sectores productivos, tenemos que impulsar un desafío muy grande. Lo productivo es todo lo que le agrega valor a la economía. La peor política es la que no se tiene, y lamentablemente el país y este último gobierno no han tenido políticas en materia agropecuaria, industrial, comercial, que creo que son las que hay que construir para ayudar, para proteger. Estamos hablando de políticas tributarias y tarifarias diferenciales, que ayuden.

Hace pocos días veíamos ejemplos: ¿por qué no buscar, a través de la tarifa de UTE, dar un margen diferencial para la instalación de emprendimientos productivos en el país? Uruguay lo necesita, lo hacen todos los países del mundo.

EC - Pero más de una vez, cuando se habla de ese tipo de políticas, surge la dificultad en cuanto a la disponibilidad de recursos.

JL - Hagámoslo por la vía de las exoneraciones tributarias.

EC - No poniendo dinero…

JL - No poniendo, sino sacándole peso del Estado al empresario que quiere invertir.

EC - En el corto plazo es más o menos lo mismo: deja de entrar dinero a Rentas Generales.

JL - Pero usted está logrando agrandar la economía y está captando recursos por otro lado. Es la enorme diferencia que en su momento tuvimos con el equipo económico liderado por Bensión, cuando le preguntábamos y nos contestaba: “Es cierto, Larrañaga: en épocas de recesión poner más impuestos es malo porque no asegura un correlato en la recaudación”. Lo dijimos cuando no votamos la ley de ajuste fiscal, pese a la declaración de asunto político que hizo el PN en la agrupación parlamentaria; un verdadero mamarracho que no acatamos porque era un absurdo desde el punto de vista formal y sustancial, una ley de impuestos, que además se decía que iba a salvar al país. No salvó nada. Pretendíamos tapar el cielo con un dedo.

Esas políticas tributarias de ajuste terminan en un desastre, como han terminado, lamentablemente, y no se entiende cuando estamos reclamando la exoneración, por ejemplo, de los impuestos al trabajo, cuando estuvimos peleando hace pocos días el tema del IRP en la franja de los sectores de ingresos más bajos. Más allá de las exoneraciones como herramienta tributaria, también desde el punto de vista tarifario, hay que generar paquetes diferenciales que puedan estimular la generación de trabajo como la mejor política social. Ese es el objetivo central de un gobierno, tenemos que hacerlo.

EC - De las posiciones de AN, una de las que más llaman la atención y quizás desconcierte –incluso a algunos nacionalistas–, es la insistencia con una ley de refinanciación de las deudas del agro. Ahora mismo el asunto va a volver a debatirse a pedido suyo y del senador Carlos Garat, que viene del Herrerismo y acaba de incorporarse a AN.

JL - Sí; lo cual es muy valioso para nosotros, porque el senador Garat es un hombre de un probado nacionalismo, indiscutible para los propios integrantes de su ex sector.

EC - Hasta ahora se ha preferido manejar este problema por la vía de las soluciones administrativas; pero ustedes una y otra vez insisten con la ley.

JL - Porque han fracasado.

EC - ¿No es una actitud de algún modo… (¿cómo decirlo?) irresponsable, teniendo en cuenta la debilidad del sistema bancario después de la crisis del año pasado?

JL - Al contrario, es para defender al sistema financiero. Le hago una explicación: el endeudamiento interno del país es hoy de más o menos unos 9.000 millones de dólares; los que presentan problemas de morosidad son un 30 y pico por ciento, 3.000 millones de dólares. Si usted aprieta esa gente por vía judicial, recupera activos por 400 millones de dólares y pierde más de 2.600; si da plazo y mejores condiciones para el pago puede recuperar mucho más. Eso es bueno para el sistema financiero, es bueno para los depositantes con depósitos atrapados y es bueno para el endeudado, porque no podemos seguir perdiendo empresas económicamente viables. Productor rural que usted ejecuta es candidato a terminar demandándole servicios, mano de obra, vivienda y trabajo en la ciudad.

EC - Esa es una de las lecturas; la otra es que se está alterando las reglas del juego, se está cambiando las condiciones de un contrato entre privados.

JL - Ese argumento se puede hacer en cualquier otro país, menos en Uruguay. Acá se han tocado todos los contratos que había para tocar. ¿Qué ha pasado con los depositantes, qué ha pasado con el canje voluntario del endeudamiento externo? Tenemos que terminar con la hipocresía y con el doble discurso.

EC - La otra objeción: en el mes de enero, cuando el tema volvió al tapete parlamentario –entre otras cosas creo que a impulso suyo y de su sector político–, varios analistas coincidieron en que esa discusión en el Senado fue uno de los factores que alimentaron aquella minicorrida bancaria que se dio, que generó desconfianza, nerviosismo.

JL - Eso es absolutamente inexacto por quién ha lanzado ese tipo de versiones. No puede desatarse una corrida por eso cuando se han desatado otras corridas por la impericia en el manejo de la cosa pública, incluso por las declaraciones del propio presidente de la República. Mal se puede decir que una ley… He hablado con gerentes de bancos importantes de plaza, nacionales e internacionales. ¿Sabe por qué no se puede dar un régimen de refinanciación para el endeudamiento interno? Por las pésimas disposiciones bancocentralistas que obligan al tema de los encajes, a la previsión y a dar como pérdida patrimonial todo el tema del endeudamiento. Si manejamos las disposiciones bancocentralistas estamos aliviando al sistema financiero de ese peso del endeudamiento y se puede generar una mayor recuperación de activos.

EC - ¿Usted dice que en determinadas condiciones los propios bancos aceptarían una ley de refinanciación?

JL - No lo dicen públicamente, pero por debajo estoy absolutamente convencido de que es posible ingresar en ese camino.

EC - Las declaraciones públicas han sido muy enfáticas en el sentido contrario.

JL - Es posible que las declaraciones públicas hayan sido en contrario, pero es el mecanismo para recuperar activos para los bancos, para los depositantes con depósitos atrapados, para la recuperación de activos del propio sistema financiero y para no seguir perdiendo más recursos económicos. Hay que buscarle una solución al tema del endeudamiento. El tema no tiene vuelta.

EC - ¿Usted va a volver a llevarlo al Parlamento?

JL - Vamos a seguir porque creemos en estas cosas.

EC - Y a quienes le reprochan “Eso es demagogia electoral”, ¿qué les responde?

JL - Que están equivocados, lo hemos sostenido siempre. Nosotros no hemos cambiado el discurso, quien vea zigzagueos en AN está mirando para el lado equivocado. Hemos tenido una actitud absolutamente coherente, en el error y en el acierto. Tenemos la suficiente humildad para cambiar y reconocer cuando estamos equivocados, no hacemos como el sector que lidera el doctor Lacalle –que me disculpe, pero voy a pasarle un aviso–: el objeto de unidad hay que darlo de arriba hacia abajo.

EC - ¿A qué se refiere?

JL - Primero, estamos esperando el alejamiento de la presidencia del Directorio del PN del doctor Lacalle; segundo, hace pocos días anunció una interpelación al ministro Villar por el tema del biodiesel, que es una ley nuestra. Ese es un camino bastante errado, el ministro recién se sentó en la poltrona. Es cierto que este gobierno lamentablemente hace más de un año que debería haber reglamentado la ley que nosotros impulsamos declarando de interés nacional al biodiesel, habida cuenta de que el 5 por ciento de la sustitución del gasoil que se utiliza en Uruguay daría para plantar 250 mil hectáreas de girasol y soja –y cuánto trabajo generaría para el país– y ese camino no se explora; pero no se nos ocurre salir a interpelar al ministro. Eso sí sería demagogia.

EC - ¿Entonces es demagogia lo que hace el Herrerismo?

JL - Usted le puso el mote.

EC - Usted estaba yendo para ese lado, yo simplemente redondeé la frase.

JL - Estaba yendo para ese lado, pero también estaba intentando pasar un aviso muy claro, porque yo soy un actor político frontal, no ando con agachadas; no me gustan las agachadas, soy un tipo frontal.

***

EC - Las encuestas marcan una clara polarización Lacalle - Larrañaga: 36 - 27 por ciento, en el caso de Factum. Hay varias otras precandidaturas que ideológicamente parecerían estar más cerca de usted que del ex presidente, pero que de no agruparse podrían terminar favoreciendo indirectamente al Herrerismo. ¿Cómo observa esta situación?

JL - Con mucho respeto, porque además estoy muy orgulloso de mi partido. Cuando se habla de participación de los jóvenes en la actividad política, quiero confesar un orgullo nacionalista: el PN me permitió ser intendente a los 32 años. ¿Qué otra colectividad política en el mundo da esos márgenes de participación? Villanueva Saravia fue intendente con 30 años. Así que, primera puntualización, si hay un partido que está dando participación a sus actores políticos que quieren surgir, es el PN. Estoy orgulloso de ello.

Como también estoy orgulloso de que mi partido va a ser el único que resuelva su interna en las urnas. Todos sabemos que el candidato del Frente va a ser el doctor Vázquez y que el candidato del PC va a ser el doctor Sanguinetti. El que va a resolver con votos, en las urnas, va a ser el PN.

¿Cómo se resuelve la interna…?

EC - ¿Cómo se resuelve la preinterna?, dicen algunos; hay que resolver antes qué pasa con los precandidatos no lacallistas.

JL - Primero, nosotros no estamos construyendo nada contra nadie, sino a favor del instrumento político que integramos, que es el PN. La preinterna… pasó a ser un problema de responsabilidad.

EC - Antes de eso –se la complico un poco–, para algunos el corte es Lacalle por un lado y los no lacallistas por otro, pero cualquier análisis político detecta que dentro del no lacallismo hay diferencias, incluso algunos de los nombres que uno ubicaría en ese espacio desde el punto de vista programático, ideológico, tienen muchas coincidencias con el doctor Lacalle, pese a no estar trabajando con él. Capaz que la cosa no es simplemente Lacalle por un lado y todos los demás por otro. ¿Cómo se arregla esto? Porque si van todos cada uno por su lado a la interna…

JL - Esto se arregla con votos. Se va a polarizar mucho más fuertemente que en el año 1999; lo vengo diciendo desde hace tiempo y creo en ello: como se polarizó entre Lacalle y Ramírez, ahora se va a polarizar mucho más fuertemente…

EC - ¿Entre quiénes?

JL - Entre el doctor Lacalle y nosotros.

EC - Entre Lacalle y Larrañaga.

JL - Sí, sin duda. Lo digo con mucho respeto por los otros compañeros.

EC - ¿Su razonamiento es: las encuestas van a ir marcando una polarización cada vez más nítida Lacalle - Larrañaga, lo que va a llevar a que los otros precandidatos desistan y se alineen de un lado o del otro?

JL - Creo en la responsabilidad de los compañeros, que yo tengo si a mí me pasara. Estoy dispuesto a buscar entendimientos con los compañeros sobre la base de un proyecto político, de un programa, de una propuesta; primera puntualización, que me parece trascendente. En lo que me es personal –ya lo dije el otro día en un medio de prensa– estoy cansado de los entendimientos políticos por posiciones y por cargos.

EC - Muchos dirigentes políticos han dicho lo mismo y después terminan negociando por cargos.

JL - Es posible; yo voy a intentar que la negociación sea por propuestas y por programas. Al PN hay que mirarlo más en la intemperie, cuando no es gobierno; lamentablemente se ha ido generando una especie de rosca, de tecnocracia política en su entorno después de la salida de la dictadura militar, que le ha hecho muchísimo mal, que ha llevado a una suerte –pasa en todos los partidos– de mercenarización de la actividad política.

EC - Mercenarización…

JL - Sí, sí, una actitud de trasiego de dirigentes en función de expectativas de cargos o de posiciones. Esto es lo que termina siendo el conjunto de privilegios que perjudican a la actividad política en su conjunto.

EC - Todo esto venía a cuento de cómo se resuelve esta proliferación de precandidaturas en el PN.

JL - Se resuelve buscando con responsabilidad; aquel que no tenga posibilidades de acceder a la candidatura –esto expresado en lo que puedan ser las distintas encuestas– tendrá que hacer un examen de sus posibilidades y buscar una línea de entendimiento.

EC - Usted en particular, no se baja.

JL - Yo no acudo al término de soberbia de “no me bajo”. Estoy dispuesto a conversar si no me dieran los números, no estoy enamorado de mi candidatura. Sigo porque creo que estamos en una posición importante, estamos trabajando intensamente, tenemos un apoyo popular creciente en todo el país y creemos que vamos a hacer esa renovación ganando la interna dentro del PN. Eso va a tener una eficacia directa sobre el resto del sistema político uruguayo, inexorablemente. De lo que pase dentro del PN depende lo que va a pasar en la elección de octubre: si hay renovación en el PN pueden cambiar las cosas; si no, va a ser muy difícil.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón


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