El país se queda sin trigo

Análisis a cargo de Gonzalo Gutiérrez, de Dinámica Rural

EN PERSPECTIVA
Miércoles 01.10.03, 08.05

EMILIANO COTELO:
En lo que va del año 2003, Uruguay ha importado trigo por valor superior a los 33.700.000 de dólares, superando de esta forma las compras en el exterior realizadas durante todo el 2002.

El trigo se ubica, así, en el segundo lugar en las importaciones uruguayas, detrás del petróleo, lo que marca un contrasentido con la situación histórica del país en este rubro.

¿Por qué se produce este fenómeno y qué repercusiones puede tener? Analizaremos el tema con el analista agrícola de Dinámica Rural, Gonzalo Gutiérrez.

Gonzalo, ¿cómo se explica que Uruguay, quien hace pocos años era un fuerte exportador de trigo, hoy tiene necesidad de importar trigo en grandes cantidades?

GONZALO GUTIÉRREZ:
Esta necesidad tiene su origen en la situación de quiebre productivo ocurrida en las últimas dos campañas agrícolas, cuando se redujo fuertemente el rendimiento promedio a nivel nacional. Para que la audiencia tenga una idea, mientras que en el período 1995 – 1999 el rendimiento promedio nacional era de 2.400 kilos de trigo por hectárea, en el período 2001 – 2003 el mismo apenas alcanza a los 1.300 kilos.

EC - ¿Cuáles fueron las causas de esa caída en el rendimiento nacional de trigo ?

GG - Pueden identificarse dos grandes causas, por un lado la ocurrencia de excesos hídricos en momentos clave del desarrollo del cultivo, fundamentalmente en la primavera, y por otro la incidencia de enfermedades que afectan al cultivo, en especial la fusariosis de la espiga.

Si bien ambos problemas están vinculados, ya que la fusariosis para afectar al cultivo debe tener una adecuada combinación de humedad y temperatura, estos fueron los mayores causantes de daño a nivel de la producción.

El cultivo se ve afectado no solo por una caída en el rendimiento promedio sino también en su calidad, ya que si la incidencia de fusarium es muy alta, el trigo puede no ser apto para consumo humano por su contenido de micotoxinas.

EC - Este último punto es muy importante. Todos recordamos que la contaminación de las harinas tomó estado público y derivó en medidas de control más estrictas por parte de las autoridades. ¿Cómo se vincula esto con las importaciones?

GG - Como la producción doméstica no es suficiente para abastecer a la demanda local, la industria debe importar trigo de otros orígenes para solucionar el problema.

A modo de ejemplo, en un año normal el consumo a nivel doméstico se ubica en el eje de las 355.000 toneladas de trigo, y en el período 2001-03 se produjeron apenas 225.000 toneladas.

Como además ese trigo local presenta serios problemas de calidad, por sus niveles de toxinas, la única forma que tiene el sector molinero de hacer harinas que cumplan con las normas bromatológicas vigentes es importar trigo de calidad y mezclarlo con trigos nacionales para lograr harinas aceptables.

Esto, claro está, genera un sobre costo para los usuarios de la harina, quienes deben pagar más caro ese producto al ser realizado con una proporción importante de trigo importado, cuyo precio es superior al trigo nacional.

EC – Y esto también afecta a los consumidores . . .

GG – Correcto, sólo en las importaciones procedentes de Argentina, desde donde proviene una parte importante de las partidas, existe un 20% de recargo que corresponde a las retenciones que aplica el gobierno de la vecina orilla sobre las transacciones de granos.

Esta situación tiene una consecuencia directa en los valores al consumo. Sin dudas que los uruguayos hoy estamos pagando más caro el pan, como consecuencia de la necesidad de importar el trigo.

Se calcula que este año se habrá de importar más de 250.000 toneladas, procedentes de Argentina, Rusia, Polonia y Estados Unidos entre otros orígenes.

EC - Imagino que luego de dos años con serios problemas, el productor dedicado al trigo ha reducido su intención de siembra para este año. ¿Qué puede esperarse para este año y el futuro cercano en este complejo agroindustrial tan importante?

GG - Efectivamente, el productor no solo hace menos trigo sino que además, ante los buenos precios de otros granos, decide directamente no plantar trigo para dedicarse a los cultivos de verano como la soja, girasol o maíz.

Al panorama estrictamente productivo debemos sumar uno no menos grave, que es la falta de acceso al financiamiento de insumos para este cultivo vinculado a dos factores: uno, la crisis financiera y, dos, las dificultades para que existan seguros que cubran riesgos climáticos para el cultivo de trigo, porque en su ausencia el financiamiento se torna prácticamente inviable desde un punto de vista comercial.

EC - Por lo tanto es imperioso resolver la existencia de seguros adecuados.

GG - Sin dudas, no solo adecuados sino que tomen en cuenta la problemática productiva y comercial del país.

EC - Todos estos problemas afectan a un sector del agro, el de la producción de granos, que enfrenta buenos momentos en materia de precios en el mercado internacional, sin que el trigo sea una excepción.

GG - Exacto, esa es la paradoja, no tenemos trigo en los momentos en que se logran muy buenos precios en el mercado internacional de granos.

En el mediano plazo, si se logran seguros que permitan un retorno al circuito de financiamiento para el cultivo es de esperar que la siembra de trigo aumente, porque es una opción muy buena para el productor y a su vez, disponemos de la tecnología para lograr buenos niveles de calidad y productividad por hectárea.

Es cierto que tenemos un problema grave a resolver que es la fusariosis de la espiga, cuyos efectos, como vimos, pueden ser devastadores. Pero subyace la pregunta si lo que observamos en los últimos dos años es una situación climática puntual o es una tendencia estructural de cambios en el clima.

Para el Uruguay, es estratégico el retomar el camino del crecimiento productivo en trigo para lograr el auto abastecimiento, no porque sea un objetivo en si mismo sino por el efecto que tiene en los precios del grano al equiparar la compra de materia prima por parte del molino uruguayo a la de la competencia regional.

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Edición: Jorge García Ramón

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