18.12.2005














Molestia por exhumación del cadáver de Peirano Facio

Abogado Amadeo Otatti: el juez Cavalli había desestimado esa actuación y, para el caso de que se hiciera, anunció que pediría el consentimiento de la familia. En su lugar, “nos enteramos por la televisión”. Como saldo positivo, se demostró que el síndrome Yabran no funcionó en este caso. Cuando se dé por terminado este tema, se verá cómo actuar con quienes movilizaron a la Justicia detrás de esta denuncia incalificable.


EN PERSPECTIVA
Jueves 09.10.03, 07.35.

EN PERSPECTIVA:
Imprevistamente, tuvieron lugar ayer actuaciones en el panteón de la familia Peirano, en el Cementerio Central. El juez en lo Penal Eduardo Cavalli había iniciado una investigación luego de recibir en su sede una denuncia sobre un presunto cambio de identidad en el cadáver del ex directivo del Grupo Vélox, Jorge Peirano Facio. Se desataron entonces una serie de especulaciones acerca de la posibilidad de que, mientras estaba internado en el sanatorio de Impasa, hubiese sido sustituido por otra persona para facilitar su fuga, se habló de la eventualidad de que el cuerpo sepultado no fuese el suyo...

De todo eso, que había dado pie a rumores durante algunas semanas, comenzó a hablarse con mucha intensidad luego de saberse que existía esta denuncia penal.

¿Por qué el juez dio credibilidad a esa denuncia y decidió actuar a partir de ella? Parecería que el dato clave es que esa denuncia fue formulada por cinco médicos, cuyos nombres han sido mantenidos en reserva por el juez. Lo que se ha agregado es que los cinco eran ahorristas del Banco de Montevideo.

Hubo varias actuaciones entonces. El viernes 19 de setiembre Cavalli ordenó el allanamiento de la mutualista Impasa y pidió revisar la historia clínica del paciente, y el 24 –luego de consultar con la médica forense, informó a través de la Suprema Corte de Justicia que había descartado exhumar el cadáver por no encontrar elementos que dieran mérito a ese procedimiento. La doctora Isabel Gubitosi le había brindado un informe sobre el estudio de la historia clínica de Peirano. Sin embargo, en aquel mismo momento, se aclaró que la investigación continuaría y es en ese marco, aparentemente, en que la fiscal Ana María Tellechea, dispuso esta exhumación.

ALFREDO DANTE:
Una inspección ocular que se practicó ayer de tarde, dirigida por el juez Cavalli con la participación de una junta de médicos forenses (los doctores Guido Berro, Gustavo Posse e Isabel Gubitosi), permitió comprobar que el cuerpo sepultado en el panteón corresponde en principio a las características físicas del ex empresario.

Se manifestó que la actuación no fue dispuesta por el juez sino por la fiscal, “para aventar cualquier tipo de dudas”.

EC – Fuentes cercanas a la investigación dijeron al semanario Búsqueda que, aunque un primer informe de la doctora Gubitosi había desestimado el 24 de setiembre las versiones que ponían en duda la muerte de Peirano Facio, la fiscal requirió al juez una inspección ocular.

AD – Un comunicado de la Suprema Corte de Justicia informó tras el procedimiento de ayer que el cuerpo tenía las características físicas de Peirano Facio (fisonomía, altura, edad, peso), y especialmente elementos de la operación a que fue sometido recientemente.

EC – Además se extrajo una muestra del cuerpo.

AD – Sí, y ahora habrá que esperar si se ordena un examen de ADN. Un informe sobre la inspección será entregado a la fiscal, quien deberá solicitar el archivo del caso u otro tipo de medidas.

EC – El doctor Cavalli comunicó el resultado de la diligencia a su colega Pablo Eguren, quien había dispuesto la guardia policial en el panteón, y Eguren dispuso el retiro de la custodia que permanecía desde que se dio curso a la denuncia.

EC – “Los abogados indignados”, dice el titular del diario El País al informar sobre la actuación de ayer. Estamos en comunicación con uno de ellos, el doctor Amadeo Otatti. ¿Por qué la indignación? ¿Ustedes no fueron informados de que se iba a realizar esta diligencia ayer?

AMADEO OTATTI:
No, de ninguna manera. Le pido disculpas por la brevedad de la entrevista (tengo que dar clase en la facultad a las ocho), pero le digo lo siguiente: la palabra quizá no sea “indignados”, pero estamos molestos –y hablo en forma personal, porque no sé cuál es la opinión de quien comparte conmigo la defensa, el doctor Carlos Curbelo Tammaro— pero no fuimos informados en absoluto. Le digo más: hace unos días, después de que se realizó esa sorpresiva incursión en el sanatorio de Impasa a efectos de corroborar en la historia clínica si efectivamente el doctor Peirano Facio había fallecido, me apersoné al doctor Cavalli –con quien tengo una excelente relación— solicitándole información sobre los resultados de esa pericia realizada por la médica forense, doctora Gubitosi, y allí, cuando se manejó como una posibilidad (que en ese momento el doctor Cavalli desechaba) de realizar algún otro tipo de medida complementaria, le dijimos que en la eventualidad de que se realizara la exhumación, que es una medida de comprobación muy delicada, extrema, dejaba desde ya solicitada nuestra presencia a efectos simplemente de verificar el procedimiento e incluso de dotar de una garantía aún mayor para la veracidad de lo que allí pudiera determinarse.

EC – ¿No es obligatorio que haya un representante de la familia si se hace una exhumación como esta?

AO – Es una medida que no tiene antecedentes, y creo que no hubiera estado de más. Si no estaba presente algún miembro de la familia (adviértase de que no es solamente el derecho de quienes hoy están privados de su libertad sino que la familia es muy numerosa, muy cercana, y hay gente que obviamente puede padecer lo que significa una medida de este tipo, por más que ella deba realizarse), nos parecía lógico que estuviéramos nosotros, que hemos estado actuando en representación y en defensa del propio fallecido. No se ha entendido así y eso es lo que nos causa molestia, más allá de que en definitiva no objetamos que se haya realizado ese procedimiento, entre otras cosas porque va a permitir finalmente aventar ese tipo de maledicencia que, la verdad, uno no concibe y que se había instalado en buena parte de la sociedad: que no era el cadáver del doctor Peirano Facio, o que el doctor Peirano Facio no habría muerto. Ya se había certificado su fallecimiento, por lo tanto ¿qué interés podía haber en una sustitución de cadáver si ya había fallecido? Parecería que lo lógico para ello sería que no hubiera fallecido, que estuviera ahí otra persona que no fuera el doctor Peirano Facio y que éste anduviera paseándose por la ciudad a los 80 y pico de años, cuando eso es absolutamente imposible de concebir.

O sea que lo que me molesta es que se haya dispuesto esa medida en la forma en que se dispuso. Si se quería hacer con reserva, obviamente podríamos haber participado de esa reserva; si no se quería hacer trascender el hecho tampoco lo hubiéramos hecho trascender nosotros. Simplemente se nos dijo una cosa y luego se hizo otra, cuando incluso el propio doctor Cavalli me manifestó que quizá hasta se podría conseguir la autorización de la familia, lo que me comprometí a gestionar llegado el caso, pero no en un trámite así del que me entero, como mucha gente, a través de la televisión.

EC – O sea que el doctor Cavalli llegó a decirle que se iba a solicitar autorización de la familia para la exhumación.

AO – No: él me planteó que, si eso se llegaba a realizar, de repente capaz que se podía conseguir el consentimiento de la familia y le dije que sí, que en principio a la familia ese tipo de situaciones no le interesaba demasiado, más allá de que se aclarara ese tipo de situación pero que, obviamente, llegado ese momento, yo podía hacer el planteo. No tuve tiempo ni de hacerlo, porque se hizo en la forma en que se aconsejó. Y hago una pequeña corrección a lo que ha trascendido: la fiscal pide una medida, pero quien la dispone es el juez. O sea que no la dispuso la fiscal: ella la pidió, tampoco comparto demasiado su tesitura, pero quien dispuso la realización y la forma en que se realizó fue el doctor Cavalli, y la molestia es particularmente con la decisión judicial. Entiendo que nada hubiera obstado a que se respetara el derecho de la familia o de quienes podíamos representarla de estar presentes en un acto extremo...

EC – Porque no sólo tuvo lugar una inspección ocular sino una extracción de muestras de tejidos y de cabellos para eventualmente realizar exámenes de ADN.

AO – Por cierto. El resultado ha sido el que descontábamos que iba a ser, porque era todo una patraña y, respecto a aquellos que hicieron la denuncia y movilizaron a la Justicia por una cosa absolutamente infundada, estudiaremos qué medidas son las que corresponden una vez que el juez se digne a darnos los nombres de quienes hicieron la denuncia ...

EC – ¿Usted no conoce los nombres?

AO – ...y enterarnos del contenido de la denuncia, que tampoco conocemos.

EC – ¿No conoce los nombres?

AO – No los conocemos, porque se ha entendido prudente mantener la reserva por lo menos hasta el momento.

EC – Ustedes han anunciado que evaluarán hacer una denuncia contra los denunciantes.

AO – Claro, porque hubo una tergiversación muy notoria de los hechos y, si bien los abogados hemos sido muy pacientes porque entendemos el sentimiento de mucha gente que se ha visto perjudicada por determinada situación, creo que todo tiene su límite cuando se rozan aspectos como estos, que no son muy comunes.

EC – Ahora queda la posibilidad de que se efectúen los exámenes de ADN...

AO – No sé: supongo que ya estará claro el tema, ¿no?, ...

EC – ... pero en ese caso...

AO – ... que no seguirán haciendo nuevas diligencias para demostrar la falacia de esta denuncia que no quiero calificar.

EC – Pero para algo se hizo la extracción de esas muestras.

AO – Sí, supongo que sí por si es necesario, por si queda alguna duda. Por lo que tengo entendido no existe ninguna duda y ha participado de la pericia gente con muchísima experiencia que ha podido certificar con esos datos que ustedes mencionaban que, efectivamente, el doctor Peirano Facio falleció y que efectivamente el cuerpo que estaba en el cajón era el del doctor Peirano Facio. O sea que el sindrome Yabrán en este caso no funcionó.

EC – La verificación de identidad por la vía del ADN exige que miembros de la familia se sometan también a la misma prueba.

AO – Ahí se verá. Esperemos que...

EC - ¿Existe disposición en la familia ha participar de esa manera?

AO – No lo sé; no lo sé. No puedo saberlo cuando esto es algo que se hace sorpresivamente, sin anuncio previo... No le puedo adelantar qué va a suceder; creo que no conviene adelantarse a los acontecimientos, porque por los elementos de juicio que ya se ha reunido se ha certificado... Y ojo, que no es que no queramos que esto se haga. Al contrario, creo que de todas maneras esto arroja un saldo positivo: terminar de una buena vez con esos rumores que se habían instalado con bastante maledicencia por parte de alguna gente, respecto a que las cosas no eran como se decía que eran. Un hecho bastante desagradable, por supuesto.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón


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