18.12.2005














Siguen las críticas a la planta de celulosa en M’Bopicuá

Ricardo Carrere (ONG Guayubirá): Ence tiene un pasado terrible en España; en Pontevedra quieren que se vaya. En la audiencia pública hicimos una cantidad enorme de preguntas que la Dinama quedó en responder y todavía no lo ha hecho. Todavía no conocemos las condiciones que se le ha puesto, pero sin la garantía de una Dinama fuerte, con capacidad técnica y económica para controlar, es muy peligroso dejarlos entrar. Dicen que creará trabajo, pero ahora explotan al personal de la plantación, y afectarán al turismo.



EN PERSPECTIVA
Jueves 09.10.03, 08.45.

EMILIANO COTELO:
El gobierno firmará hoy la autorización ambiental para la planta de celulosa en Río Negro.

El ministro de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente, Saúl Irureta, firmará a resolución que concede la autorización de impacto ambiental a la empresa Celulosa M’Bopicuá SA para la instalación de una planta de celulosa en Río Negro. Así lo adelantó al semanario Búsqueda el subsecretario de la cartera, Oscar Brum. La resolución autoriza a la empresa a iniciar la inversión en el paraje Cañitas, departamento de Río Negro, cumpliendo con una serie de requisitos ambientales que incluyen, por ejemplo, la presentación de un proyecto ejecutivo antes del inicio de las operaciones para el tratamiento y la disposición final de los residuos sólidos.

***

Esta obra ha aparecido con fuerza en estos días en la agenda de los dos lados del Río de la Plata y del río Uruguay. Es criticada por organizaciones ambientalistas uruguayas y argentinas, y también por autoridades de Gualeguaychú debido al posible impacto ambiental.

Después de que el sábado pasado tuvieran lugar manifestaciones del lado argentino del puente Fray Bentos - Puerto Unzué, el canciller argentino, Rafael Bielza, manifestó su preocupación sobre el tema cuando vino el lunes a Montevideo a la Cumbre del Mercosur, aunque expresó confianza en los controles del gobierno uruguayo.

El martes, después de esos comentarios de autoridades argentinas, entrevistamos al ministro de Medio Ambiente, Saúl Irureta. Hoy nos interesa conversar con el coordinador internacional del Movimiento Mundial por los Bosques, técnico forestal Ricardo Carrere. Es integrante de la ONG Guayubirá, una de las que se han movilizado en protesta por esta planta de celulosa.

¿Podemos resumir los motivos del rechazo a esta planta de celulosa?

RICARDO CARRERE:
Desde hace años venimos siguiendo el tema de las plantaciones de eucaliptus vinculadas a las plantas de celulosa a nivel mundial. Lo que sabemos de la historia de las plantas de celulosa, tanto del pasado como del presente, es que es una industria sumamente contaminante y muy peligrosa. Hemos visto ejemplos concretos en países tan diversos como Tailandia, Brasil, Chile, Sudáfrica; en todos los casos se presentan problemas, tanto en plantas como en plantas modernas.

EC - ¿Qué tipo de contaminación pueden producir estas plantas?

RC - Básicamente dos tipos de contaminación: aérea y en efluentes líquidos. La aérea tiene el grave problema para las poblaciones locales del fuerte olor que despiden, además de una serie de gases tóxicos; en particular el olor que despiden es muy fuerte y usualmente catalogado como a huevo podrido. Es importante tomar esto en cuenta porque estamos hablando de Fray Bentos, con su balneario Las Cañas, para el cual esto puede ser un problema.

Por otro lado tiene el problema histórico de la emisión de organoclorados basados en el uso del cloro. Esto a su vez genera la producción dioxinas, que es un veneno muy potente.

En las plantas de celulosa en general se ha avanzado en los últimos tiempos, debido a la posición de la sociedad civil en particular, en todos lados del mundo, han ido mejorando sus procesos, pero todavía tienen niveles de contaminación que implican ciertos riesgos. Por lo tanto es fundamental conocer la historia de las empresas concretas que se instalan para ver el grado de confiabilidad que tienen y la capacidad del Estado de controlar, monitorear de cerca, diariamente, el tema de los efluentes.

EC - Usted sabe que la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) está a cargo del estudio del impacto ambiental de este proyecto.

RC - Sí.

EC - ¿No es satisfactorio para ustedes?

RC - Todavía no conocemos el informe final. Participamos en la audiencia pública, en Fray Bentos; se hizo una serie de preguntas, una cantidad de enorme de preguntas que la Dinama quedó en responder y todavía no ha respondido. Todavía no conocemos cuáles son las condiciones que ha puesto Dinama; tenemos confianza en ella, por supuesto, pero no podemos opinar cuando todavía no nos han hecho partícipes de las condiciones que le ha puesto a la planta.

EC – Según el subsecretario de Medio Ambiente, Oscar Brum (hoy en Búsqueda), el informe que fue remitido a la empresa fue aceptado por ésta; en particular aceptó las condiciones que se le ponen. Por ejemplo, la autorización está basada en parámetros internacionales ambientales, el gobierno exige el uso de la tecnología más avanzada. Dijo que, por otra parte, si bien no se recibió ninguna inquietud del gobierno argentino, se le entregará una copia de la resolución firmada para que tenga bien claro que se cumple con las normas ambientales.

RC - El tema está ahí: hay normas y hay que ver si se cumplen. En ese sentido es muy importante ver la historia de la empresa. Hoy de mañana se estaba hablando también en El Espectador del grupo Peirano, por ejemplo. En este caso podemos mencionar el tema de Dirox, en San José, el grupo Stopani, el tema de los Rohm, está también el tema del aeropuerto y la interpelación de anoche, toda una serie de temas que tiene que ver con qué historia tienen las empresas que se instalan, qué confianza podemos tener en los grupos que se instalen.

En este caso concreto estamos hablando de una empresa que se llama Ence, que tiene sede en España, que ha sido condenada en un juicio recientemente en Pontevedra por años de contaminación en la ría de esa zona de Galicia. Ahí se destruyó totalmente la vida acuática, se contaminó toda la región y el señor Blanker, que es el presidente de Celulosa M’Bopicuá, del grupo que quiere invertir en Uruguay, declaró al Senado uruguayo que llevaba trabajando 30 años en Ence y dijo que hasta hace 15 años los efluentes de casi todas las plantas de celulosa eran más o menos tóxicos y que los productos que se vertían tienen un buen nivel de toxicidad. Eso dijo esta persona.

Estamos hablando de una empresa que tiene un pasado terrible en España, de que la gente de Pontevedra quiere que la planta se vaya de allí. Ese es el grupo que viene a Uruguay.

EC - Pero es cierto que a ese grupo se le está exigiendo una serie de condiciones que, por lo que ha trascendido hasta ahora –todavía no tenemos el informe con su texto completo–, son fuertes. A su vez el grupo acepta esos requerimientos, en particular lo que refiere a la utilización de la tecnología más moderna. Es más, según han dicho representantes de la firma en Uruguay, la planta que están proyectando construir utiliza el proceso ECF que –sin entrar en detalles demasiado técnicos–, según señalan, es un proceso aceptado a nivel mundial; prácticamente todas las empresas que se están instalando lo están haciendo con ese proceso. Citan el ejemplo del proyecto Stendhal. En los últimos tres años se han aprobado en Alemania siete proyectos con esta tecnología. Mencionan que uno de ellos, que estará operativo a finales del año 2004, recibió un subsidio del Estado alemán de 275 millones de euros, además de otras ayudas como la reducción de la carga tributaria y el aval del Estado para la financiación. Con ese dato señalan que parecería que se trata de una tecnología confiable.

RC - Eso puede tener una lectura diferente. La empresa también ha declarado aquí en el Senado que, como condición para invertir, deberá contar con un marco legal o fiscal adecuado; plantea que va a requerir una financiación adecuada. La lectura que yo hago es que la empresa está diciendo –lo dijo– que no tiene el capital suficiente para invertir sola en Uruguay, que requiere socios y además requiere un marco legal o fiscal adecuado y una financiación adecuada. Está poniendo eso como ejemplo porque sola no puede hacer la inversión.

EC - En todo caso lo cierto es que el Estado alemán está dispuesto a subsidiar un proyecto como ese.

RC - El otro tema es que la propia empresa en España utiliza dos procesos: el ECF y el TCF. Para decirlo rápidamente, el primero, el ECF, lo tiene en dos plantas; es un proceso que tiene cloro, tiene dióxido de cloro, que es justamente el tema peligroso en la industria de la celulosa históricamente. El segundo proyecto, que es el que tiene en Pontevedra –y no creo que sea por casualidad, sino por la oposición que ha tenido allí por todos los crímenes ambientales que ha cometido–, es el TCF, que es totalmente libre de cloro. La pregunta que hay que hacer es por qué en Uruguay aplican el ECF y no el TCF, que es mejor.

Para mí el tema no pasa tanto por el proceso técnico que pueda tener, sino por los controles que efectivamente se pueden ejercer por parte del Estado uruguayo. ¿Tenemos los recursos? ¿La Dinama tiene recursos, tanto técnicos como económicos en particular, para hacer un seguimiento diario de esa empresa, tanto de los efluentes líquidos como gaseosos? Es una pregunta importante porque, justamente debido al historial de este grupo (quiero hablar del tema de las plantaciones), no es confiable, como tampoco lo era Dirox; allí la Dinama tiene que dedicar una cantidad enorme de recursos y tiempo; se le permitió ingresar y ahora tenemos un problema grave, tanto los uruguayos como la Dinama en particular.

EC - ¿Ustedes entiende que la Dinama no está en condiciones de garantizar, con el control, el cumplimiento de los parámetros ambientales que se le exigen a una empresa como ésta?

RC - Creemos que la Dinama no tiene ni por cerca los recursos que necesitaría y merece tener.

EC - ¿Cuál es la solución entonces? ¿Reforzar los recursos de la Dinama o directamente rechazar la planta de celulosa porque habría dificultades para controlarla? ¿Qué es lo que ustedes están planteando?

RC - Personalmente pienso que hay que reforzar enormemente a la Dinama en todos los planos. Está haciendo lo que puede con escasísimos recursos económicos y técnicos. Sin la garantía de una Dinama fuerte, con capacidades técnica y económica para hacer un control es muy peligroso dejar entrar a esta empresa.

EC - Voy a lo que planteaba recién: si se cumple una serie de condiciones, ¿ustedes están dispuestos a aceptar la planta? ¿O de cualquier modo la rechazan para esa ubicación en el departamento de Río Negro?

RC - Hay visiones distintas. Los ambientalistas de Fray Bentos la rechazan totalmente y con razón, en el sentido de que están tomando en cuenta otros temas además. Aquí se habla de la generación de empleo y de divisas. En cuanto a la generación de empleo –esto puede traer problemas graves para la zona–, puede implicar la pérdida de empleos. Me explico: la empresa maneja determinadas cifras en materia de empleo, que la planta en sí genere unos 300 empleos directos; por supuesto, en un país como el nuestro, con una crisis de empleo brutal, es algo positivo. Lo que no se ha hecho en la valoración de impacto ambiental es analizar la posible pérdida de empleos, porque estamos hablando de una empresa que genera olores fuertes –lo reconoce la propia empresa, incluso con este proceso moderno– y hay un peligro potencial de contaminación del agua, además de que pueden ocurrir accidentes como en toda industria. Esto está aguas arriba del balneario Las Cañas, en el cual el departamento de Río Negro y Fray Bentos en particular han invertido durante años. Todavía no sabemos, no consta en la evaluación de impacto, cuánta gente trabaja ahí directa e indirectamente. En el caso de una planta de celulosa se corre el riesgo de que los argentinos, justamente, que vienen a veranear a Las Cañas –y muchos uruguayos también–, dejen de venir y esos empleos se pierdan. Eso no está calculado.

EC - Usted decía que tiene otro elemento para agregar.

RC - Esta empresa tiene una historia también en Uruguay, donde se llama Eufores; tiene 50.000 hectáreas plantadas con eucaliptus, en particular en la zona de Soriano y Río Negro. El domingo pasado estuve en Mercedes recogiendo denuncias de los trabajadores del sector forestal sobre las terribles condiciones de trabajo en las cuales se están desempeñando. Si bien no es la única, una de las empresas mencionadas permanentemente era Eufores. Se nos planteó que Eufores trabaja con contratistas y subcontratistas y que la gente que trabaja en esas cuadrillas subcontratadas o contratadas recibe sueldos bajísimos, condiciones de trabajo pésimas –viven bajo latas y tapados con nylon, familias enteras con niños–, que debe pagarse el equipo para trabajar en el monte, que es muy costoso y se le va descontando del sueldo…

Pensamos que una de las condiciones como parte del paquete que se le debe imponer a la empresa es que primero en sus plantaciones cumpla con toda la legislación laboral correspondiente, que no subcontrate, contrate directamente a la gente, como prueba de buena fe en lo que está haciendo.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón



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