18.12.2005












EL LEJANO ESPLENDOR, LA DECADENCIA, Y UN EMPUJE DECIDIDO DE REVITALIZACIÓN

75 años del Palacio Salvo

"El postre más alto de Sudamérica", denostado por Le Corbusier y reivindicado en las últimas décadas, el símbolo de Montevideo en el siglo XX viene siendo recuperado con el apoyo oficial y ahorros propios. Se busca adecuar su funcionamiento como edificio de viviendas a una construcción concebida como hotel, y además convertirlo en atractivo turístico. Presidenta del directorio y de la comisión ejecutiva de conmemoración, Beatriz Quiroga, con La Tertulia de los viernes.

En perspectiva

EN PERSPECTIVA
Viernes 17.10.03, 09.10.

EMILIANO COTELO:
El Palacio Salvo es todo un símbolo de Montevideo, nos guste o no. También es un símbolo de otro Uruguay, pujante y rico, el de los años 20, cuando se construyó lo que entonces fue el primer rascacielos de Sudamérica, un complejo hotelero y comercial sólido y lujoso.

En estos días, el Palacio Salvo cumple 75 años y sus habitantes, que son mil -para manejar un número redondo-, conmemoran esta fecha empeñados en revitalizar un edificio que venía siendo ganado por la decadencia. Un proyecto importante, que va más allá de la torre en sí y que resulta clave para la recuperación de toda la zona del Centro y la Ciudad Vieja.

Hoy les proponemos repasar la historia y la leyenda del Palacio Salvo, los secretos que esconde y las personalidades que hicieron el mito. Pero además, ¿qué obras de refacción se han realizado ya y cuáles están pendientes; qué vida adquirirá de ahora en adelante?

En primer lugar vamos a escuchar a Rosario Castellanos, que está subida al Palacio; ¿en qué piso?

ROSARIO CASTELLANOS:
En el piso 18; si miran desde abajo es fácil de identificar porque es una de esas torrecitas que parecen adosadas al cuerpo más alto del propio Palacio Salvo. La vista desde aquí es excepcional: el Cerro por un lado; giro la cabeza y llego a lo largo de 18 de Julio, hasta el edificio de El Gaucho por lo pronto. Mirando hacia afuera y también hacia adentro, estoy en un lugar excepcional, porque se trata del estudio de un arquitecto, el arquitecto Juan Carlos Vanini. Sin embargo, antes de ingresar en este sitio, estuve recorriendo el edificio.

EC - ¿Cómo lo encontraste?

RC - Te diría que el interior está mucho mejor de lo que se ve desde el exterior. Fue una grata sorpresa porque yo estuve aquí hace unos años y esto era un desastre. Hoy por hoy está completamente a nuevo el acceso a la columna de ascensores de la edificación; todavía le falta bastante al pasaje que une con la calle Andes; está muy bien el entrepiso, el salón de fiestas donde se ha instalado la firma Sirfil hace una semana, está totalmente remodelado, ganada y recuperada la ornamentación de los techos y los pasillos interiores. Todo el interior ha mejorado muchísimo, más allá de lo que es una estructura que de por sí puede sorprender a muchos porque es un verdadero recoveco, con llegadas de ascensor a pasillos mínimos, donde de pronto la llegada de la escalera, aun al piso 18, que se supone que nadie usa, tiene mucha más jerarquía que el palier de ascensores. Problemas del diseño.

Lo que todavía está por hacerse tiene que ver con la pasiva, el lugar exterior, el lugar hacia la Plaza Independencia, que tiene muchas de las cosas que el propio edificio ha perdido. Conserva la decoración que en un momento fue prácticamente eliminada de toda la fachada en la medida que empezó a caerse. Les pediría que miraran hacia los capitales de los enormes pilares que van conformando la pasiva sobre la plaza y vieran la decoración en bronce original; es realmente una belleza. Claro, es difícil de ver en la medida que se ha agregado sin demasiado criterio una serie de quioscos, en la medida que todavía se mantiene una antena en lo alto que no sé -ya que no se utiliza más- por qué no se retira, y hasta un cartel de Pilsen de lo que fue una cervecería (ahora convertido en un local de Movicom) que tampoco sé porqué se mantiene adosado a la fachada.

Parecería que todavía hay cuentas pendientes en el exterior en la medida que el interior está muy bien.

EC - Se han adelantado y han ingresado al estudio algunos integrantes de la Tertulia de los viernes; por ejemplo José Claudio Williman, que creo que algún comentario quería agregar a lo que venías diciendo tú.

JOSÉ CLAUDIO WILLIMAN:
Más bien consultarte, pedirte que explicaras, porque he leído que sobre todo cierta decoración interior responde al Art Décó; ¿podés decir en breves palabras que es ese movimiento?

RC - Teniendo un arquitecto al lado... le traslado la pregunta. Arquitecto Vanini, el doctor Williman pregunta si hay elementos de Art Décó en la decoración del Palacio Salvo. Además el italiano Palanti tiene una obra en Buenos Aires y un edificio casi mellizo de este, el Barolo, en la avenida de Mayo.

JUAN CARLOS VANINI:
Yo diría que no, que la vertiente estilística de Palanti es otra. Es de un eclecticismo muy fuerte, muy potenciado por una fantasía exuberante, y si bien en el tiempo es contemporáneo con los movimientos Art Décó, no lo es desde el punto de vista de su raíz en la composición arquitectónica.

JCW - Muchas gracias, Vanini; te mando un abrazo.

RC - Una última pregunta: un arquitecto que se instala en un edificio que por años fue absolutamente defenestrado por los arquitectos, ¿por qué elegir un lugar que durante años tuvo esa característica?

JCV - Por dos razones. Cuando nosotros vinimos a este edificio, hace apenas cinco años, aquella negación absoluta del eclecticismo y de su obra paradigmática en Montevideo, como podía ser el Palacio Salvo -me refiero al eclecticismo del siglo XX, no a un eclecticismo historicista del siglo XIX-, ya había sido muy superada, ya se había aceptado que se había incorporado al patrimonio arquitectónico de la ciudad. Pero lo que nos atrajo no fue tanto el propio edificio, sino lo que desde el edificio se podía observar: esta visión completa, de 270 grados, de la ciudad de Montevideo, es realmente el valor fundamental de este lugar.

RC - Sin lugar a dudas, lo es.

***

(Música.)

EC - ¿Recuerdan este disco, esta música? "Tiroleses", de la banda de sonido de la película El Dirigible; un tema de Fernando Cabrera que aludía a quien de alguna manera era protagonista de aquel polémico filme uruguayo: el Palacio Salvo, este que está cumpliendo 75 años.

(Música.)

Con esa música de fondo seguimos incorporando voces a esta charla. Ya habló Williman; también están Carlos Maggi, María Elena Laurnaga y nuestra invitada: Beatriz Quiroga. Beatriz Quiroga es presidenta de la Comisión Ejecutiva del 75 Aniversario de Palacio Salvo y presidenta del Directorio de Palacio Salvo SA; es profesora de literatura, licenciada en Ciencias de la Comunicación... pero es argentina, ¿verdad?

BEATRIZ QUIROGA:
Sí, soy argentina y egresé de la escuela normal regional de Chascomús, provincia de Buenos Aires.

EC - ¿Desde cuándo vives en Uruguay?

BQ - He tenido distintos momentos en mi vida, pasando varios años; diría que desde hace 25 años estoy por momentos o por años en Buenos Aires y otros en Montevideo.

EC - Vives y trabajas en el Palacio Salvo; por eso tienes dos apartamentos.

BQ - Sí, tengo dos apartamentos; uno en el que vivo y que funciona en este momento transitoriamente como un anexo de esa gran actividad del 75 Aniversario; y otro que funciona como un lugar de trabajo, porque soy profesora, doy cursos de capacitación a docentes sobre los medios de comunicación y su aprovechamiento en el aula desde una perspectiva de educación en valores.

EC - Me contaron que elegiste el Palacio Salvo para vivir por la atmósfera esotérica y mística, ¿puede ser?

BQ - Tiene mucho de eso el Palacio Salvo... Tiene mucho por la gran influencia de esto tan ecléctico, como bien señaló el arquitecto; ecléctico en la cantidad de personas con distintas modalidades de vida. Recordaba antes de venir gente que tiraba las cartas, adivinos; que transitaban por allí mujeres que se dedicaban a esto. Hay esa atmósfera porque también tiene la historia, la leyenda, lo que es un constructo del mito, ¿verdad?, en este caso un símbolo; cuentan que gente se suicidó, por ejemplo -no quiero ser trágica como un elemento de anticipación para la alegría como van a ser los diez días-, pero hay algo muy extraño que tienen sus espacios, sus lugares, esa arquitectura tan especial que fue hecha nada menos que por el arquitecto Palanti, arquitecto que fue un mojón en el Río de la Plata; no solamente con el Barolo.

EC - Creado en realidad para hotel: era un complejo hotelero y comercial en su arranque, ¿verdad?

BQ - Sí; tenía hasta el noveno piso la cantidad de habitaciones que todavía están, por supuesto con una infraestructura en madera, roble, mármol de Carrara que se conserva; los halls que ha visto Rosario, con los mismos dibujos que diseñó Palanti, que estamos tratando de recuperar en nuestra vereda. No es fácil, pero lo vamos a lograr.

EC - Por un lado hotel...

BQ - Luego el hotel se destinó, a partir de una sociedad anónima -la primera en 1941-, a este funcionamiento tan multifacético, que creo que no se pudo incorporar al régimen de propiedad horizontal porque entonces no existía la ley, ¿verdad, doctor?

JCW - Exacto.

BQ - La ley es de 1945, 1946, así que no se incorporó como propiedad horizontal. Pero creo, de acuerdo a mis investigaciones, que hubo luego dificultades de tipo metraje, por ejemplo, no se podía adecuar el edificio a propiedad horizontal, lo cual le crea al Palacio Salvo una suerte de corsé.

EC - Tenemos en la mesa dos contertulios cuyas edades son mayores a la del Palacio Salvo. (Risas.) ¿Ustedes llegaron a verlo funcionar como hotel? ¿Existió el hotel?

CARLOS MAGGI:
Era una cosa levemente diferente; el Palacio Salvo se hacía para un cambio de vida sustancial: eran familias que querían vivir en un habitáculo sin cocina, la señora era una reina, ya no cocinaba. Era otra sociedad, una sociedad moderna, yanqui. Los que se alojaban ahí tenían un lugar donde comer, y estaban muy bien servidos porque el Palacio Salvo no era una solución habitacional de emergencia: era una solución lujosa y pretenciosa. Por eso hay apartamentos que no se puede concebir lo chico que son. Recuerdo uno que tenía Rubén Castillo: para entrar al living había que levantar la cama, que se plegaba sobre la pared, entonces ese lugar de cuatro por cuatro se transformaba en el living del apartamento, con un precioso balcón para afuera, eso sí; y un baño.

EC - Claro, porque...

MARÍA ELENA LAURNAGA:
Esas eran las habitaciones del hotel.

EC - Las habitaciones del hotel terminaron reconvertidas en apartamentos y se generaron dificultades grandes de lugar.

CM - Claro. La ley de propiedad horizontal tiene exigencias que el edificio no podía prever: el cableado y las cañerías del edificio no preveían que se dividiera en propiedad horizontal. Pero hay una escapatoria bastante sencilla, que es no vender la propiedad sino el uso. Si se vende el uso de las unidades por 99 años, el que compra sabe que durante su vida va a tener el uso de ese apartamento, que es equivalente para él a tener la propiedad.

EC - La solución desde el punto de vista jurídico fue la creación de una sociedad anónima, entonces.

CM - Durante los pocos meses en que Glauco Segovia fue intendente de Montevideo, salió una autorización para el Palacio Salvo que permitió soluciones de propiedad, de uso o de usufructo con desmembramiento de la propiedad, que estaba sobre los límites de lo... no digo ilegal, pero sí contrario a las ordenanzas.

EC - Beatriz Quiroga, ¿cómo es lo de Palacio Salvo SA, esta empresa de cuyo directorio tú eres presidenta?

BQ - Actualmente somos una sociedad anónima sin fines de lucro. Esto es lo más atípico desde el punto de vista...

JCW - Eso sí que es atípico.

(Risas)

BQ - Totalmente atípico; porque el objeto social de esta anónima es nada más que la administración del edificio, de estas unidades. Quiere decir que somos coaccionistas todos, no somos copropietarios sino coaccionistas, lo que, como recién dijo Maggi recién, nos da el usufructo de tanta cantidad de acciones como cantidad de metros.

EC - Ajá, la proporción es la cantidad de metros en el total de metros cuadrados que tiene el Palacio Salvo.

BQ - Eso mismo.

EC - Eso es lo que define la cantidad de acciones que tiene cada uno de ustedes.

BQ - Sí; yo tengo 114 acciones, de modo que tengo 114 metros distribuidos en dos apartamentos.

EC - María Elena...

MEL - Una anécdota; no pude hablar con mi madre (intenté hacerlo por teléfono esta mañana) porque tengo el recuerdo de mi abuelo, un estanciero, un hacendado que vivía en Durazno, de los que vivían todo el año en su campo o en Durazno y venían tres o cuatro veces al año a Montevideo, a la Exposición Rural, alguna pasada por Maroñas, la Tablada cuando había que hacer negocios... Él paraba en el Salvo, yo llegué a escucharlo contar que venía con mi abuela, una señora muy elegante y fina en esa época, que venían, se instalaban en el Salvo y era como un lugar muy fino, muy elegante, muy prestigioso también. Era el paseo del año.

JCW - El Radisson de la época.

(Risas.)

JCW - Hubo cosas -estoy seguro de que van a salir-, primero los bailes del Salvo; ¿qué recuerdos tengo?, los bailes del Salvo.

EC - Bailes a los que usted concurría, supongo.

JCW - Claro. En una época había al mismo tiempo en Carnaval muchos bailes y se llenaba de gente. Lo he comentado con taximetristas viejos de aquella época y es cierto, en un momento donde de repente había bailes en el Solís, en el Palacio Salvo, en el Parque Hotel y en el Hotel Carrasco y en todos lados estaba lleno. ¿Qué se hizo esa gente? No sé.

CM - Y El Retiro.

JCW - El Retiro también, pero era más alternado en El Retiro.

EC - El Retiro en el Parque Rodó.

CM - Claro. Se bailaba.

EC - ¿Dónde era el salón de bailes en el Palacio Salvo?

JCW - Tendría que ser en el entrepiso, ¿no?

BQ - En el primer piso.

CM - Ahí funcionaron cosas muy ilustres...

EC - Sí, donde más recientemente estuvieron los bailes del Coco Bentancur; pero ya en otra época.

MEL - Ahí no venía Williman.

CM - En ese piso estaba la redacción del diario Acción.

EC - ¿Allí trabajaste tú?

CM - Radio Nacional estuvo también ahí.

BQ - Está, sigue estando.

JCW - ¿En qué piso estaban las oficinas de la Impositiva?

BQ - En el segundo piso.

JCW - Porque ahí se crearon los famosos impuestos a las ganancias elevadas durante la guerra, funcionaron allí; es decir, se gravaba, porque la guerra había provocado ganancias especiales...

CM - El impuesto a la renta...

JCW - Fue el primer impuesto a la renta, como dice Carlitos. Un impuesto a la renta, pero por arriba del 12 por ciento de ganancia, creo. Funcionaba en el Palacio Salvo.

EC - A propósito de bailes, un oyente le recuerda a Williman que también estaban el Teatro Artigas y el Urquiza.

JCW - ¡Epa!, pero ése es más viejo que yo...

(Risas)

CM - Yo estuve en el Artigas con Troilo...

JCW - En el Artigas sí...

CM - Con la orquesta de Troilo, una cosa...

JCW - No, por favor, en el Artigas sí; pero en el Urquiza no.

EC - Y hablando de música, en el Palacio Salvo se encontraba también la confitería La Giralda...

JCW - Antes. Antes de hacerse. Ese era un edificio casi colonial, o colonial, que se echó abajo para hacer el Palacio Salvo en el año 1928. Ahí desaparece.

BQ - La construcción comenzó en 1922 y en La Giralda, en 1917 se tocó por primera vez La Cumparsita.

EC - ¿Cuándo fue eso?

BQ - En 1917.

JCW - En La Giralda.

(Se oye La Cumparsita.)

EC - Así que el nacimiento de La Cumparsita está fuertemente asociado al lugar.

JCW - Al lugar.

EC - No al Palacio Salvo como tal.

JCW - No, no, no, porque ese edificio se echó abajo.

EC - Al lugar, a esa esquina de la Plaza Independencia...

JCW - Empieza a construirse en 1922; se inaugura en 1928.

BQ - Sí; el 12 de octubre de 1928, con una gran muestra industrial, fue exactamente el día de la inauguración del Palacio Salvo. Por eso no quisimos esperar más del 30 para estar dentro de ese tiempo tan glorioso para Uruguay, de tanto progreso y de tanto éxito pensando en el futuro.

JCW - Hubo otros acontecimientos en 1928.

EC - A ver...

JCW - Uruguay salió campeón olímpico en Amsterdam...

EC - Nada menos.

JCW - ...en 1928. En 1928 nos visitó Hoover, presidente de Estados Unidos; y después se crearon la agrupación Avanzar, de Julio César Grauert, y la Agrupación Nacionalista Demócrata Social de Carlos Quijano. Son todas de 1928.

BQ - Y vino en esa época -lo digo como profesora de literatura- por primera vez, nada menos que Federico García Lorca.

EC - Era otro Uruguay, decía yo en la introducción de esta conversación; un Uruguay poderoso, rico, en el que se llevaban adelante, desde el punto de vista arquitectónico, nada más, emprendimientos de gran envergadura. El Palacio Salvo es el que hoy nos ocupa, pero por esos mismos años se estaba construyendo el Palacio Legislativo y se construiría, a ritmo de vértigo, nada menos que el Estadio Centenario, ¿no?

JCW - El Estadio Centenario, que se hizo con un préstamo internacional. No había dinero, pero había posibilidades de pagarlo.

EC - Carlos, ¿tú recuerdas exactamente en qué período se construyó el Estado Centenario?

CM - De enero a julio de 1930; en 180 días se hizo el estadio.

EC - ¡Qué increíble!

CM - ...el arquitecto Scasso. En el año 1927 se inauguró el puente sobre el Santa Lucía, que era el más largo del continente y el edificio del Salvo era el más alto del continente. Estábamos...

JCW - ...bajando records...

CM - Sí, sí: "uruguayos campeones de América y del mundo".

EC - Hablando de eso, llamó un oyente que cuenta que él tenía su oficina en el Palacio Salvo. Era despachante de aduana y recuerda que en el Salvo había un vigía que los días en que este oyente estaba esperando la carga del puerto le avisaba si el barco había atracado.

JCW - Exactamente. Vivió años, ese vigía fue funcionario durante mucho tiempo.

EC - Y otro oyente recuerda que en el año 1938 su madre y su padre tuvieron su luna de miel en el Palacio Salvo.

(Sigue La Cumparsita.)

EC - ¿Qué dices, Rosario?

RC - Yo estuve en la torre, en la famosa torre del vigía, en el mirador. Hay que llegar en el ascensor hasta el piso 23 y luego tomar unas escaleras hasta llegar a un lugar increíble, con una fenomenal vista con un círculo casi completo. Está moqueteado, tiene una planta... Me gustaría que preguntaran si ese lugar está previsto para que se visite, porque el vigía no está, pero se llega y realmente vale la pena.

EC - Beatriz está encantada con lo que acabas de comentar. Ya vamos a hablar de eso.

***

EC - ¿Quiénes viven hoy el Palacio Salvo? Para mucha gente eso es un misterio insondable. Para otra quizás hay por lo menos un prejuicio, la imagen de algo decadente, como que se han juntado algunas profesiones o actividades no muy prestigiosas... los tarotistas, los adivinadores, lugar de encuentro clandestino de parejas... ¿Cómo es hoy la población del Palacio Salvo?

BQ - En este caso yo hablaría de la salud social del Palacio Salvo. La salud social que está compuesta por esta heterogeneidad de personas; de la misma manera que en su momento vivían personas que se dedicaban (serían dos o tres) a adivinar y toda esa cosa esotérica, hoy podemos decir que tenemos artistas, pianistas del Sodre, pintores, gente extranjera que ha sido becada y alquila en lo más alto escribiendo sus libros, como un escritor que viene becado por Fullbright; tenemos jubilados, jubiladas enfermeras, periodistas, fotógrafos...

EC - Seguramente uno no imagina niños viviendo en el Palacio Salvo, ¿no?

BQ - Hay muy pocos, tal vez por esto de que es tan chiquito, tiene muy pocos espacios. Pocos espacios destinados a lo que hoy es vivienda, pero no creo que haya en Montevideo otro edificio con halls tan grandes como los tiene el Palacio Salvo.

EC - El hecho de que los apartamentos sean viejas habitaciones de un hotel reconvertidas implica una serie de complicaciones para la vida cotidiana. Por ejemplo, ¿dónde se cuelga la ropa?

BQ - Ese es un gran tema, porque tenemos que encontrar -lo digo en plural, en mi condición de mujer y de la vida que vivimos- una forma para preservar la intimidad de la gente. Esto tiene que ver con que si la gente no tiene dónde colgar la ropa y no piensa que de alguna manera, siendo los espacios tan chicos, no encuentra una alternativa de privacidad, significa que ¿por qué mi vecino de ALADI o de tal embajada tiene que enterarse de mis zapatillas o de mi ropa? No, tengo que encontrar -por una cuestión de pudor, por último...

EC - También hay una cuestión de aspecto del propio Palacio Salvo y de imagen de la propia ciudad, ¿no? Lamentablemente, la fachada termina tapizada de ropa colgada.

BQ - Sí; también de antenas: chiquitas, más grandes y la gran, gran, gran antena, la preocupación y el interés de tantas personas... Estoy pensando en una mirada de hacedora de sueños porque creo que también hay que señalar esto. Recién Rosario estuvo en un lugar...

EC - En seguida vamos a eso, pero terminemos con esto de quiénes viven hoy y cómo viven hoy en el Palacio Salvo. Por ejemplo, ¿tenemos gente que hace añares que está allí?, ¿o hay gente que se ha ido incorporando más recientemente?

BQ - Hay gente que hace añares -50 años, 45 años- que viven allí, que le tienen cariño al Palacio Salvo. Yo digo que hay una actitud que tiene que ver con la pertenencia. Hay gente que siente ese sentimiento de pertenencia, en el que me identifico; yo soy argentina, mi única propiedad es Palacio Salvo y vuelvo allí. Quiere decir que ese sentimiento de pertenencia es el que tiene una cantidad de personas que hace muchos años viven aquí.

Por otro lado, dada la realidad social, hay gente que vive por poco tiempo. Hay estudiantes del interior y están unos meses; hay becarios como dije antes; hay gente que vive en la costa y durante la semana necesita estar en un lugar que le permita su traslado y un ahorro para llegar a su trabajo.

EC - ¿Todos son propietarios? ¿O también se alquilan?

BQ - Se alquilan; muchos accionistas alquilan.

EC - Y si uno quiere comprar en el Palacio Salvo, ¿es barato o caro?

BQ - Yo hago un monitoreo permanente, justamente en esta cruzada tengo que fijarme cómo están los metros cuadrados, el costo en la zona. He percibido -tal vez sea exceso de subjetividad- que los alquileres y también los metros cuadrados en el Palacio Salvo han aumentado un poquito.

EC - Pero el hecho de que uno, formalmente hablando, no sea propietario del apartamento, que tenga acciones de esa sociedad anónima, supongo que juega en contra del precio.

BQ - Es probable.

EC - Juega a favor del que va a comprar.

BQ - Tal vez; pero tiene sus beneficios, porque al no tener gasto de escritura pública y ser las acciones la garantía de los gastos comunes... quiero señalarlo porque muchas veces puede dar lugar a una curiosidad de tipo capcioso, ¿qué pasa con los gastos comunes? ¿Qué se paga con eso? Servicios que da el Palacio Salvo. El que compra, compra acciones; hoy compra a las 10 de la mañana y a las 12 tiene las llaves. Tiene que constatar que ese apartamento no tenga deudas, en este caso de gastos comunes, que incluyen la contribución inmobiliaria.

En este momento 25 metros cuadrados de superficie cubierta -esto tiene que ver con un ambiente, un baño y una pequeña kitchenette-, esa gran estructura tan bien hecha en 1928, da la posibilidad de hacer dignamente un pequeño monoambiente. Eso puede estar en el orden de los 11.000, 12.000 dólares. Creo que vivir en Andes y 18 en un edificio que prospera o que recupera y que además comunica... porque ¿qué está comunicando Palacio Salvo hoy con sus persianas pintadas? ¿Que estará comunicando dentro de unos días que esté iluminado como entonces, o mejor? Esto tiene que ver también con una cuestión político-social muy importante de señalar: UTE nos financia los materiales que faltan y la Intendencia de Montevideo pone el material que había y la mano de obra gratuita. Quiere decir que la contribución inmobiliaria, de la que estamos exonerados, se nos ha premiado por 2004 y 2005,

JCW - La exoneración ¿es una resolución nueva?

BO - No: data de 1995 cuando el edificio fue declarado de interés municipal. En 1998 también fue declarado patrimonio histórico nacional, y a partir de ello se nos conceden ciertos beneficios. En el caso de la contribución inmobiliaria, condicionada a que el equivalente de esa contribución sea volcado al edificio. Poner dinero en el Palacio Salvo con sus 75 años significó recuperar y pintar los pasillos como los vio Rosario; tres ascensores digitales de primera línea que en el día del Patrimonio nos permitió llegar al piso 23 en 52 segundos...

(Exclamaciones)

...sí: en 52 segundos; y subieron 750 personas...

CM - Vende muy bien.

BO - No vendo: quiero al Palacio Salvo, el lugar donde vivo, los símbolos uruguayos como si fueran míos, y pienso que la recuperación denota la recuperación de la confianza, de la esperanza. Es lindo pensar en 1928 que no viví, pero estoy en el 2003 frente a este emprendimiento al que me entrego porque siento que, como decía Kierkegaard, tiene que ver con la pasión y el conocimiento.

EC - Con ese entusiasmo con el que viene embalada, ¿por qué no nos sigue contando qué están haciendo? Porque cuando uno piensa en un edificio como el Palacio Salvo, de ese tamaño, de esas proporciones, y que en su momento costó lo que costó, que tiene el tipo de materiales que tiene, tan valiosos, algunos tan lujosos, también piensa cómo se hace para recuperarlo, cuánto dinero hace falta para ponerlo a punto. ¿Cómo está el emprendimiento en ese sentido, y en qué otras líneas vienen trabajando?

BO - En esta gestión de administración que presido hemos ahorrado agua en una importante cifra, lo que nos permitió ahorrar dinero. En un Uruguay devaluado, Palacio Salvo ha ahorrado dinero sin aumentar los gastos comunes, y ese dinero ha sido volcado al edificio. De modo que, por ejemplo, los vitrales están siendo restaurados dentro de las posibilidades; sentido estético con economía. A veces hay que resignar algunos aspectos pero uno lo acepta para que no esté destruido o tenga esa pérdida total de la imagen que había sufrido.

Hemos ahorrado ese dinero, hemos pintado todo el edificio, y lo más importante fue dar mejor calidad de vida a los residentes que viven en la torre, porque nos faltaba ese tercer ascensor. Su arreglo significaba pagar un IVA muy, muy importante; hemos cumplido con él para que la gente tenga mejor calidad de vida, pero por suerte creemos que el Ministerio de Economía, cumpliendo con el decreto ley, nos devolverá el 75% sobre los materiales.

EC - El problema de la seguridad ¿está resuelto? En un monstruo como ese, se había convertido en algo que no dejaba vivir con mucha tranquilidad.

BO - La seguridad y el mantenimiento del edificio está a cargo de dos empresas tercerizadas que nos han ayudado también a bajar los costos (por ejemplo del Banco de Previsión Social), y damos trabajo a las Pymes, lo que nos permite tener aseado el edificio, en perfecto estado (Radio habrá visto los pisos lustrados) y la seguridad que tanto nos preocupaba. Creo que si hacemos hoy un censo en la zona, el Palacio Salvo es el lugar donde se vive con más seguridad. Y si no, se lo preguntamos a los propios residentes y a los ancianos que allí viven y son asistidos correctamente.

EC - Carlos escucha con una sonrisa desde hoy.

CM - Le tengo mucha simpatía, diría que una especie de ternura por el Palacio Salvo. La verdad es que, cuando se construyó, era "el postre más alto del mundo"; todo decorado, todo confitado como decían, me parecía un mamarracho arquitectónico espantoso. Pero el tiempo va ennobleciendo las cosas, las va cambiando...

Con todo, detrás del juicio sobre el Palacio y de la parte emotiva innegable al respecto (es "nuestro pasado glorioso"), implica un test también. Esta ciudad tiene un edificio feo y más bien más hecho, cargado con una afectividad muy importante: somos los uruguayos triunfadores de los años 80. Y en otro lado tiene una torre maravillosa hecha por Carlos Ott, a la que todos los montevideanos y es una construcción fenomenal que corresponde al tiempo que vivimos, no a los años 30, que hace 70 u 80 que sucedieron.

EC - Es muy buena tu observación, porque en definitiva son hoy por hoy los dos símbolos de Montevideo: el Palacio Salvo lo fue hasta la torre de Antel...

CM - Uno es de lo que sucedió y otro de lo que va a suceder, y los uruguayos eligen lo que sucedió. A mí me llama mucho la atención, para mí es un test: cuando digo que la torre de Ott es el símbolo extraordinario del Uruguay de hoy, la gente se enoja.

MEL - Es el símbolo de muchas cosas...

BO - A los símbolos los construyen los hombres a lo largo de los años, y estoy segura de que la torre, dentro de 75 años será lo que es hoy el Palacio.

CM - No: cuando esté a punto caerse, todos los uruguayos van a estar encantados de ir a sostenerla.

BO - Jung mediante, los símbolos son construidos por los hombres y el tiempo, los años; es un constructo social, y por eso tenemos un Palacio Salvo que es símbolo de Montevideo y del Uruguay. Tanto es que ¿quién se imagina Montevideo sin el Palacio Salvo?

EC - Ahí hay un detalle sobre el que quería preguntar, porque es uno de los íconos más fuertes de la ciudad. Algunos han dicho que es lo que la Torre Eiffel para París, o lo que eran las Torres Gemelas para Nueva York. Sin embargo, desde ese punto de vista el Palacio Salvo juega un papel muy pasivo: no funciona como un atractivo turístico. Hasta ahora no ha pasado.

CM - Y los 52 segundos del ascensor, ¿para qué te crees que son?

EC - Ese será el futuro, pero hasta ahora no había visitas guiadas al Palacio.

BO - Como las hubo, y como las habrá dentro de unos días para los estudiantes, y como va a ser tercerizado el servicio porque ese mirador tan espléndido implica también un programa planificado y serio en un Uruguay de progreso.

Cosas abandonadas, que se dejan... no sirven. Cuidamos nuestro patrimonio pero también en un plano de permanencia como un lugar atractivo. Y me interesa lo que preguntabas, porque ya tenemos "coqueteando a varias instituciones internacionales que quieren tomar al Palacio Salvo como lugar de llegada y de visita; que no quede esa expresión desde la plaza de un edificio descolorido, sino que puedan entrar. Tenemos tres exposiciones de pintura (anoche inauguramos la última), con un éxito muy grande. Quiere decir que ese hall de entrada que tenía ese aspecto triste, de sarcófago (hay que decirlo por su nombre, y cuando hablamos con metáforas nos sentimos mejor), ahora se ha transformado en una galería de exposiciones.

Esperamos tener también ese pasaje (que ahora está triste)...

EC - La galería que va de Plaza Independencia a la calle Andes...

BO - Ahí está: necesitamos tres árboles de tres metros...

EC - ...que es notorio que tuvo su encanto.

BO - Lo tuvo. La bóveda que tiene es tan parecida al Barolo de Buenos Aires, con la diferencia de que la del Barolo tiene nueve pisos, como lo pensó Palanti inspirado por Dante en La Divina Comedia. Así que también está en nuestro proyecto que el Palacio Salvo abra sus brazos al turismo, y que Uruguay tenga -a partir de este empeñoso trabajo, titánico, un espacio más de ingresos.

EC - ¿Va a haber actividades culturales con mayor regularidad? El Palacio Salvo tiene un teatro... que Maggi conoce bien.

CM - Estrené dos o tres veces en ese teatro, que fue hecho para Ruben Castillo. Estrené "El pianista y el amor"; una obra deliciosa de la que soy autor con José Pedro Díaz...

EC - "Noticias de la aventura del hombre".

CM - "Noticias de la aventura del hombre", en que el programa decía "Los autores declaran no haber escrito ninguna palabra de este texto".

(Dialogados)

Eran momentos estelares de la humanidad. Cuando vino Vargas Llosa le gustó muchísimo, y después hizo en la BBC un programa que se llamaba "Noticias de la aventura del hombre".

EC - Este teatro, ¿será revitalizado también ahora?

BO - Se va a hacer "Las noches mágicas del Palacio", y la próxima obra de teatro, que tenemos el 7 de noviembre con dirección de Alvaro Loureiro. También tenemos solicitudes para presentación de libros en el entrepiso que estamos refaccionando para las actividades culturales: va a venir Horacio Ferrer a hablar sobre La Cumparsita, habrá charlas con arquitectos, historiadores, gente del arte, la pintura...

Esa será la actividad dentro del Palacio, y fuera la gran fiesta en la calle para todo el mundo.

EC - No dejemos fuera al mirador, que ha despertado mucho interés desde que apareció en la charla, y los oyentes piden más detalles.

BO - Lo hemos recuperado con bajo costo y con un mantenimiento que nos da la garantía de que podremos seguir mostrándolo. Ese es un proyecto para después de las fiestas del 75º aniversario. Los recursos humanos y financieros no nos permiten en este momento una planificación para lo inmediato.

EC - ¿Se puede visitar?

BO - Ahora, no.

EC - ¿Cuándo se podrá?

BO - Saliendo de esto, tenemos encaminadas las negociaciones para tercerizar, pero está sujeto a lo que resuelvan por consenso los miembros del directorio.

MEL - Mirando de afuera ese peloteo entre el Uruguay del 28 y el del 2003, que de alguna manera planteaba Carlos como contraposición entre el Palacio Salvo y la torre de Antel, él hacía valoraciones estéticas como si fueran categóricas. Los símbolos, como decía ella, son constructos sociales y humanos y la estética también. Vos decís "Esa cosa horrible, y este edificio nuevo, qué fantástico". Creo que el edifico nuevo es lindísimo, lo comparto, y hay otras connotaciones que lo hacen cuestionable; no el pobre edificio, que para mí es una belleza. Pero la cuestión estética también es una cuestión de cultura, y la generación del 45 definió que el Salvo era horrible y la torre es hermosa. Y me pareció muy interesante la contestación de Beatriz: esperemos a 75 años, cómo la torre se apropia de ellos, y qué símbolos construimos entre todos en relación a eso.

CM - Le Corbusier estaría de acuerdo conmigo y no contigo.

MEL - De acuerdo: sé que lo criticó muy...

BO - Representantes de la arquitectura de entonces le calificaron de loco.

EC - Llegan cantidad de mensajes. Eva dice que lo del Palacio funcionando como hotel no es tan lejano en el tiempo, porque en los 60 su hermano, que venía de Cerro Largo, se alojaba ahí, y funcionaba como un hotel más.

MEL - ¿Tan, tan próximo?

EC - Habla de la década de los 60. Después aparecen referencias a nombres de personalidades que vivieron en el Palacio Salvo, como Armonía Sommers...

BO - La conocí.

EC - Una ex primera dama: Elisa de los Campos, esposa del presidente Oscar Gestido; la crítica de música Nilda Müller, esposa del maestro Carlos Estrada...

JCW - Y yo quería recordar a los Salvo. Fueron tres hermanos italianos que vinieron muy chicos acá, y además del Palacio Salvo hicieron cosas increíbles: en 1897 crearon la primera fábrica nacional de tejidos, en el 99 le pusieron "La Nacional, de Salvo y Campomar" (se retiran en el 29, cuando se crea Campomar y Soulas); en 1905 crearon la textil La Industrial, en lo que después sería Juan Lacaze... Fueron grandes empresarios que se jugaron por este edificio pero además crearon fábricas, dieron trabajo, invirtieron... Quería recordarlos porque me parecen unos personajes impresionantes.

BO - Como hijos de inmigrantes, apostaron al Uruguay. Y hoy nosotros apostamos a un Uruguay en el 2003 con un Palacio Salvo recuperado.

EC - Una oyente agradece a nuestra invitada la forma como se expresa y su actitud ante el 75º aniversario. Dice que si los tres millones de uruguayos tuviéramos ese entusiasmo, las cosas serían diferentes.

CM - Nos volveríamos a bañar en el mismo río; sería maravilloso.

MEL - Pienso lo mismo que ese oyente: te felicito, Beatriz.

BO - Las cosas suceden y esto también es parte de lo místico. Cuando vine al Uruguay, María Elena fue mi profesora en Ciencias Sociales: me enseñaste a creer en Weber cuando decía "en la vida se logra lo posible cuando se intenta lo imposible una y otra vez".

JCW - Beatriz es, al fin y a la postre, nativa de las Provincias Unidas del Río de la Plata como todos, así que...

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo y Jorge García Ramón
Edición: Jorge García Ramón
Fotos: Lucila Carbajal, Virginia Morales, Fiorella Galeotti y Mauricio Erramuspe


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