18.12.2005














Nuevo presidente en Bolivia

Sociólogo Antonio Mayorga: El desafío es lograr el apoyo del MAS, que no obtuvo Sánchez de Lozada.



EN PERSPECTIVA
Lunes 20.10.03, 08.43.

JOSÉ IRAZÁBAL:
"El riesgo que corro es el naufragio total. Si Bolivia pierde esta oportunidad, si no se entiende que nos estamos jugando el destino, podemos entrar en una grave crisis", alertó el nuevo presidente, Carlos Mesa.

Vamos a dialogar con Antonio Mayorga, cientista político, politólogo, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y del Centro Boliviano de Estudios Multidisciplinarios.

¿Cómo está Bolivia a esta hora?

ANTONIO MAYORGA:
Hemos entrado en una etapa crucial, como lo dijo el presidente del país, Carlos Mesa, y se puede decir que Bolivia ha despertado con grandes expectativas porque este gobierno asuma su responsabilidad y logre enfrentar los tremendos problemas que tiene el país.

JI - Comencemos a ordenar un poco los temas. El presidente Gonzalo Sánchez de Lozada renuncia, ¿y adónde va?

AM - Se sabe que se fue a Miami.

JI - Esto fue el viernes en la tarde.

AM - Sí; salió de La Paz hacia Santa Cruz a las cuatro y media de la tarde, más o menos, y tomó un avión comercial de Lloyd Aéreo Boliviano a eso de las diez de la noche, en el momento exacto en que estaba jurando el nuevo presidente, y voló con destino a Miami.

JI - Se lo pregunto porque información que nos llegaba desde Bolivia a través de las agencias de noticias decían a esa hora que los líderes de la oposición estaban pidiendo que no se dejara salir a Sánchez de Lozada del país.

AM - Sí; evidentemente, ese era el estado de ánimo, ese hubiera sido el deseo de los líderes de la oposición, pero él salió del país, se puede decir que fugó porque su seguridad personal estaba en cuestión. El ejército, las fuerzas armadas, protegieron su salida.

JI - Se estima que murieron más de 70 personas en los enfrentamientos de las últimas semanas. Allí hay un tema a investigar sobre la gestión de Sánchez de Lozada.

AM - Evidentemente. Incluso el nuevo presidente, Carlos Mesa, en una manifestación que hubo en El Alto, ya como presidente, dijo claramente al país que se debe hacer justicia. El Parlamento va a tener que asumir esa tarea; tal vez es posible que se le inicie un juicio de responsabilidad.

JI - Dejamos atrás la figura de Sánchez de Lozada y pasamos al nuevo presidente de Bolivia, Carlos Mesa; ¿quién es?

AM - Carlos Mesa es un periodista, ha sido un periodista de muy destacada trayectoria; también ha hecho estudios de historia y ha publicado libros; yo diría que es un intelectual. Mesa labró su trayectoria como periodista fundamentalmente en la televisión, antes en canales privados y luego en un canal propio que fundó hace algunos años.

JI - ¿Cómo ingresó en la política, cómo aparece como vicepresidente de Bolivia al lado de Sánchez de Lozada?

AM - Ingresó en la política cuando Sánchez de Lozada lo invitó a ser candidato a la vicepresidencia para las elecciones generales de 2002, o sea del año pasado. Como Sánchez de Lozada ganó por mayoría relativa las elecciones del año pasado y logró después conformar una coalición con el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) al inicio, o sea con el partido de Jaime Paz Zamora, ambos candidatos, Sánchez de Lozada y Carlos Mesa, fueron elegidos por el Congreso, a la presidencia y a la vicepresidencia respectivamente.

JI - Antes de que Mesa diera un paso al costado del gobierno manifestando que no estaba de acuerdo en cómo se estaba manejando la crisis, ¿ya habían existido diferencias entre ellos?

AM - Sí, sí. Hubo diferencias; Sánchez de Lozada le había encomendado al vicepresidente Carlos Mesa sobre todo atacar el problema de la corrupción en el Estado, en la política boliviana, que es uno de los problemas más graves. Desde el gobierno, desde el Poder Ejecutivo, Carlos Mesa no recibió el respaldo suficiente. Pero quizás el distanciamiento más grave fue hace unos dos meses a propósito del caso macororó, que es un árbol que crece en el oriente boliviano; resulta que el ejército empleó a sus soldados para la cosecha del macororó en una hacienda privada, o sea utilizó soldados, recursos del Estado en una faena que era absolutamente privada y además gratis, gratis para los propietarios de esa hacienda. Eso provocó un gran distanciamiento entre el vicepresidente y el presidente. Finalmente, después del gran número de muertes y de la masacre que hubo en El Alto el pasado domingo y el pasado lunes, el vicepresidente rompió con el Poder Ejecutivo.

JI - Antes de ir a los desafíos que tiene por delante Carlos Mesa, me gustaría tener su visión sobre ese proceso que comienza con la resistencia a la venta de gas o la salida de gas a través de Chile hacia Estados Unidos y otros países y termina con la caída de un presidente.

AM - Ese proceso ha sido la culminación de una crisis grave que ha estado arrastrando el presidente Sánchez de Lozada, particularmente desde febrero de este año. El 12 y el 13 de febrero hubo un gran conflicto armado en la plaza principal de la capital boliviana, frente al palacio de gobierno y el Congreso Nacional, un conflicto armado entre la policía y el ejército. La policía se amotinó, hubo grandes saqueos, incluso quema de edificios públicos en la ciudad de La Paz, y eso se debió inicialmente a una reacción del país contra una reforma tributaria, contra una elevación de impuestos. El gobierno de Sánchez de Lozada, después de esa tremenda crisis de febrero, no atinó a reaccionar adecuadamente y dejó profundizar una crisis económica que empezó en el mismo momento en que asumió el gobierno. La economía boliviana está en recesión desde el año 1999, ha aumentado el desempleo, se han deteriorado las condiciones de vida y el gobierno de Sánchez de Lozada, por una coalición ineficiente, una coalición en la que quedó entrampado, no logró a través del Parlamento tomar decisiones de política económica que pudieran contrarrestar la crisis. Su gobierno fue prácticamente inerme, estéril, quedó casi paralizado ante la crisis económica y durante un año y dos meses su gestión no tuvo ningún resultado efectivo. Para darle un detalle adicional: el gobierno de Sánchez de Lozada duró un año y un poco más de dos meses, y en ese tiempo no logró siquiera completar su equipo de gobierno: quedaron varios cargos vacantes en varios ministerios o viceministerios.

JI - ¿ Qué papel jugó la oposición en la crisis que se desató en las últimas semanas?

AM - La oposición, específicamente el Movimiento Hacia el Socialismo (MAS) del dirigente cocalero Evo Morales, jugó un rol importante, pero no en el inicio de la crisis. Esta crisis que llevó a la caída de Sánchez de Lozada empezó hace cinco semanas con un bloqueo de carreteras en una pequeña ciudad rural llamada Achacachi, a unos 80, 90 quilómetros de la ciudad de La Paz. Luego se extendió a la ciudad de El Alto, ciudad considerada durante muchísimo tiempo como un polvorín, porque ahí se concentran el desempleo y la pobreza. Es una ciudad que ha crecido exponencialmente en la última década y se convirtió en un foco de conflictos sociales. Es ahí donde las juntas vecinales empiezan una huelga general indefinida que paraliza a la ciudad de El Alto, que paraliza por ejemplo el suministro de gasolina hacia la ciudad de La Paz, con lo cual se inicia un cerco que finalmente llevó a la caída del presidente.

La oposición político - sindical del MAS -que fue y es el principal partido de oposición, con una política antiinstitucional, antisistémica, contra el modelo económico, contra el modelo institucional de la democracia que tenemos aquí- se montó en el conflicto recién en las últimas dos semanas, sobre todo en la última. El MAS se monta en este conflicto con un objetivo que siempre planteó desde agosto del año pasado, cuando se inició la gestión de Sánchez de Lozada: cercar al gobierno, obligarlo a renunciar por una acción conjunta del MAS como partido parlamentario y los movimientos sociales. Y eso es lo que ha ocurrido.

JI - ¿Qué espera a Carlos Mesa; qué respaldos puede tener?

AM - Carlos Mesa tiene retos descomunales. En primer lugar está iniciando un modelo de gobierno que se puede considerar inédito en Bolivia desde que se recuperó la democracia, que es gobernar con un equipo de personalidades independientes pero tratando de conseguir el apoyo de los partidos en el Parlamento. Partidos que formaron, precisamente, la coalición de Sánchez de Lozada: el Movimiento Nacionalista Revolucionario, el MIR y la Nueva Fuerza Republicana. El reto más grande para construir esta ecuación difícil va a ser, precisamente, entenderse con la oposición del MAS, algo que no logró el gobierno de Sánchez de Lozada. Ese es el gran reto.

JI - Hay declaraciones de un líder campesino, Felipe Quispe, de quien hemos escuchado bastante en los últimos días, quien dijo que el próximo abril estallarán protestas sociales para derrocar a Mesa, y aseguró estar dispuesto a llegar a una guerra civil para obtener el poder.

AM - Eso no me extraña. Felipe Quispe es el líder aymara campesino; su partido obtuvo 6 por ciento en las elecciones del año pasado y está en el Parlamento. Ha estado en una estrategia insurreccional totalmente irresponsable, no me extrañan esas declaraciones.

JI - Vienen momentos muy difíciles...

AM - Así es, porque a los peligros políticos que acechan se añade un cuadro de crisis económica y social muy preocupante. Bolivia tiene en este momento un déficit fiscal del 7 por ciento en relación al PIB, y si no se lo logra controlarlo se puede provocar una inflación. El gobierno de Carlos Mesa tiene ante así el reto de reducir ese déficit fiscal y reiniciar o reactivar la economía boliviana, que está estancada desde 1999.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón

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