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El drama de la inmigración ilegal en Europa
Desde París, Mauricio Rabuffetti: Mal que le pese a algunos sectores políticos, la integración se da de una forma natural porque, al menos en lo cotidiano, los europeos tienen asumido que viven en sociedades clara y decididamente multiculturales. Mientras los gobiernos aumentan las exigencias para admitir la inmigración legal, el ingreso ilegal provoca tragedias reiteradas.
EN PERSPECTIVA
Jueves 23.10.03, 08.00.
JOSÉ IRAZÁBAL:
A comienzos de esta semana, las autoridades italianas descubrieron con espanto los cuerpos de 13 inmigrantes clandestinos apilados en una pequeña embarcación a la deriva. Al costado de los muertos, algunos de los sobrevivientes, apenas conscientes, intentaban no sucumbir al frío y al hambre. Se supone que al menos 70 personas perdieron la vida en este trágico episodio, intentando llegar a costas europeas. Este era apenas el último de una serie de macabros hallazgos que se repiten cada vez con mayor frecuencia en el viejo continente, y que han abierto un fuerte debate entre los países europeos sobre el tema de la inmigración clandestina.
Estamos en contacto con el periodista Mauricio Rabuffetti, en París, para conversar precisamente acerca de cómo se está procesando este debate en el seno de la Unión Europea y también de como se da la integración de los inmigrantes ilegales en aquella parte del mundo. París es una de las ciudades europeas que cuenta con mayor cantidad de población inmigrante, ¿no?
MAURICIO RABUFFETTI:
Te diría que toda Francia es uno de los países europeos donde la presencia y la integración de inmigrantes son más marcadas, principalmente de población de origen árabe y africano, por una cuestión histórica relacionada con las ex colonias. Quizás en otros países como España e Italia la situación está un poco más repartida con los inmigrantes latinoamericanos por una cuestión idiomática. Como tú decías, a raíz de los sucesos en Italia que comentabas recién, hay por estos días un intenso debate en Europa en torno al tema migratorio.
JI - Antes de entrar en el aspecto más político de la cuestión, me gustaría que desarrollaras un poco más algo que señalabas al pasar: cómo se da esa integración de una población extranjera que muchas veces viene con costumbres muy diferentes en los países que tú has visitado en esta y otras ocasiones.
MR - Se da de una forma bastante natural, mal que les pese a algunos sectores políticos locales, a algunos partidos políticos, que los hay muy opuestos a la entrada de inmigrantes. Te digo que la integración se da de una forma muy natural porque al menos en lo cotidiano los europeos tienen asumido que viven en sociedades clara y decididamente multiculturales. Es algo que se puede ver en la calle, tú viajás en el metro de París, en el Barcelona o en el de Milán y muchas veces escuchás tanto gente hablando en árabe como gente hablando en español, catalán o italiano.
Al mismo tiempo se trata de una población eminentemente productiva, trabajadora. Aquí en París gran parte del comercio minorista, lo que serían los almacenes –para poner un ejemplo concreto–, pertenece a comerciantes de origen árabe. Existe al mismo tiempo una gran variedad de restaurantes de los más diversos orígenes –turco, griego, pakistaní, iraní–, incluso a nivel de la indumentaria de la gente se observan influencias cruzadas: europeos que incorporan prendas árabes o africanas a su indumentaria e iraníes que circulan con sus prendas tradicionales características.
JI - Imagino que al mismo tiempo este proceso de integración debe tener consecuencias importantes a nivel de la vida cultural.
MR - Sin duda. Existe una variedad inmensa de espectáculos de música árabe, africana, brasileña, boliviana… Además hay publicaciones locales en idiomas foráneos; existe un interés muy grande de un sector de la población europea por enterarse de distintos aspectos de estas culturas que se están integrando a la cultura local.
Esto ocurre desde hace mucho tiempo. Consideremos que la llegada fuerte de inmigrantes árabes y africanos a Europa comenzó a producirse a fines de los años 70, tanto por la vía legal como por la ilegal.
Además de las consecuencias en el plano cultural, existen muchas derivaciones a nivel político de la presencia de una numerosa población inmigrante en estos países. Esto es lógico si pensamos que hablamos de varias decenas de millones de personas que trabajan y consumen en Europa. Muchas veces los inmigrantes realizan trabajos menospreciados por la población local.
JI - Aprovecho esa precisión para ir al plano político, específicamente al debate que se está dando en estos momentos a raíz del episodio que comentábamos al principio: el descubrimiento este lunes de un navío a la deriva en el que unas 70 personas, la mayoría originaria de Somalia, habrían muerto intentando alcanzar las costas italianas.
MR - Efectivamente. Ese descubrimiento tan terrible impactó de forma muy fuerte en toda Europa. No es la primera vez que esto ocurre, ha habido episodios muy dramáticos antes. Justamente, el martes pasado fue pospuesta para mediados de noviembre la fecha de inicio de un juicio vinculado a la muerte de 283 inmigrantes clandestinos que perecieron en el naufragio de una embarcación que transportaba más de 400 personas hacia Italia en el año 1996, un caso que todavía está muy fresco en la memoria de los europeos.
Para darte otro ejemplo, en España se puede ver en forma casi cotidiana en la televisión la llegada y posterior deportación de inmigrantes que tratan de desembarcar en forma clandestinas en las costas en navíos que llaman “pateras”.
Estamos hablando de hechos habituales, de hechos que han generado y siguen generando una preocupación muy grande en la gente común y han alentando a las autoridades europeas a tomar medidas específicas. Medidas que en muchos casos también se van a aplicar a la población migrante latinoamericana que quiere instalarse en Europa.
JI - ¿Qué tipo de medidas?
MR - El martes lo explicaba en forma muy clara el ministro francés del Interior, Nicolas Sarkozy, ante la Asamblea Nacional; los ministros del Interior de Gran Bretaña, Alemania, Italia, España y Francia mantuvieron una reunión domingo y lunes aquí en Francia, a raíz de la cual tuvo lugar la explicación del ministro del Interior francés. Entre paréntesis, estos cinco países son probablemente los más buscados como destino por parte de los inmigrantes, tanto legales como ilegales, que en la gran mayoría emigran del hambre y la miseria en sus países de origen.
Respecto a las medidas anunciadas. El ministro francés del Interior mencionaba ante la Asamblea Nacional, entre otras cosas, que se va a revisar –obviamente al alza– la cantidad de dinero, la cifra de ingresos que se pide a quienes solicitan visado para viajar a los países europeos. Además se les va a pedir a las compañías aéreas que exijan mucho más datos a los pasajeros que compran pasajes con destino Europa. Según explicaban algunos medios franceses –entre otros el diario Le Monde–, es una forma de llevar un control más preciso de quiénes son las personas que entran y salen del territorio europeo. Mucha gente viene con pasaje de ida y vuelta pero jamás utiliza el de vuelta. Esta va a ser una forma de saber quiénes llegan y se van y quiénes vienen a quedarse en forma ilegal.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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