18.12.2005












LOS ARGUMENTOS A FAVOR DE LA LEY SOBRE ANCAP (II)

Atchugarry: Busquemos acuerdos,
pero hagamos los cambios

Senador Alejandro Atchugarry (Lista 15): Para un país pequeño y sin petróleo, que debe bajar el precio del combustible, la alternativa es importarlo directamente o asociar su refinería para mantener la fuente de trabajo. Por eso la asociación con esas exigencias, y la garantía de que, si el precio es alto, se importará más barato. Se sigue buscando el consenso, porque no podemos dejar de hacer las cosas que el país precisa por no ser capaces de articular acuerdos políticos. Que la gente diga si quiere una polémica en blanco y negro o empezar a cambiar.

EN PERSPECTIVA
Jueves 23.10.03, 08.45.

JOSÉ IRAZÁBAL:
Hasta hace muy poco fue ministro de Economía, es uno de los más destacados legisladores del oficialismo, y participó activamente en el proceso de negociación con la izquierda que derivó en la redacción definitiva de la ley sobre Ancap. Sin embargo, hasta hoy se había mantenido al margen del debate.

Les proponemos avanzar sobre los argumentos en defensa de la ley sobre Ancap, en diálogo con el senador por la Lista 15, doctor Alejandro Atchugarry.

Decíamos que hasta este momento usted prácticamente no había participado del debate a propósito del referéndum del 7 de diciembre. ¿Cuánto hubo de “decisión estrategia” es esta actitud?

ALEJANDRO ATCHUGARRY:
De agosto para acá hemos ido tratando de trabajar, no hemos estado demasiado en los medios de comunicación, como ustedes saben, ni en este ni en otros temas. Nos pareció que nuestra obligación era llamarnos un poco al silencio y dedicarnos a trabajar con la mayor humildad en lo que nos parece centro hoy para el país, que es la agenda país, la agenda de temas que después de un momento tan difícil que hemos pasado, si uno lo mira desapasionadamente diría: ¿en qué deberíamos estar hoy los uruguayos? Deberíamos estar en todo lo que fomente las oportunidades de inversión y generación de empleo para la gente. A mi manera de ver.

JI - ¿Por qué sale hoy a hablar del tema Ancap?

AA - Empecé a hablar un poco de la agenda país, y evidentemente Ancap es uno de los temas: por Ancap, por el precio de los combustibles y también como señal. De vuelta: agenda país.

A nuestro juicio, en un momento en que Uruguay está competitivo, cuando a partir del primer trimestre de este año 2003 se ha empezado a afirmar claramente una tendencia a volver al crecimiento, estando todavía a más de dos años del próximo presupuesto, a 16 meses de un cambio de gobierno, el país no se puede dar el lujo de no estar dedicado a generar mejores condiciones para que la gente obtenga una oportunidad de empleo para fortalecer las políticas sociales. Para mí es agenda país, ese fue el elemento que allá por el mes de julio, principios de agosto, fuimos sugiriendo con humildad a los partidos.

Nos parecía que, por ejemplo de aquí a abril del año que viene, había que dedicarse a resolver una serie de temas estructurales a favor de empleo e inversión; algunos de ellos los estamos haciendo. Salió recientemente la ley de fideicomiso, que es una oportunidad para generar mayor crédito, mayor inversión; estamos tratando de resolver algunos temas de la previsión social militar, policial, profesional, etcétera. Y tratando de consolidar, como lo han hecho muchos otros países (el ejemplo más claro es Chile), que el conjunto de reglas que se mantienen en cualquier caso, que es lo que está decidiendo si viene o si se queda, según el caso, invirtiendo en Uruguay en el sector productivo, o sea desea conocer si le van a cambiar las reglas de juego o no. Por ejemplo, uno percibe claramente que hay un proceso de inversión productiva en el sector agropecuario muy importante. Uruguay hoy tiene muy bajo nivel de impuestos a favor del agro, la industria y el transporte; eso está permitiendo que ese sector, sobre todo el agropecuario, haya empezado a crecer y se esté invirtiendo en él. La gran pregunta que uno oye todos los días es: ¿estas reglas de juego se van a mantener? Esas son las cosas.

Por eso, en ese contexto, me parece que todos tenemos que hacer una reflexión, tenemos una decisión que está en manos de los ciudadanos –ya no en manos de los políticos, ni de los partidos y demás–, en el tema Ancap, que importa; sin ninguna duda en un proceso de crecimiento tener combustible de menor costo importa mucho, mantener una actividad de refinación importa mucho, pero también importa mucho decir hasta qué punto favorecemos acuerdos que den estabilidad a la inversión o nos embarcamos en el país del blanco y del negro, de la confrontación, que no es el clima que un país que desea crecer después de mucho sufrimiento va a ayudar a que salgamos adelante.

JI - Justamente, mi pregunta apuntaba a eso: ¿cómo encastra todo ese razonamiento con la discusión que se está dando por el tema de la ley de Ancap?

AA - De alguna manera, en ese contexto, me parece que la obligación que tenemos todos es contar nuestro punto de vista para tratar de informar a los ciudadanos para que ellos puedan tomar la decisión que se les ha derivado.

Si me permite, le cuento cuál fue la reflexión que fue llevando a lo que hoy es la ley de Ancap. La primera reflexión fue: los precios de los combustibles desde el punto de vista estructural y más allá de las variaciones, que si el barril de crudo sube o baja, o esto o lo otro, los precios en Uruguay, antes de impuestos, estructuralmente y en los últimos cinco, diez años, han sido más caros que en los países con los cuales estamos asociados en el Mercosur: Argentina, Brasil y Chile. Insisto: antes de impuestos, el problema es que siempre tienen un precio más alto en Uruguay. Ello es tan así… Bueno, por algo hay un monopolio, que es lo que impide que los estacioneros o los transportistas o los productores puedan acceder a importarlo, con lo que accederían a un precio menor, aún pagando los mismos impuestos que paga Ancap. Por ello se mantiene el monopolio.

La primera reflexión frente a esto es decir: primero, ¿hay razones estructurales para que los precios de los combustibles antes de impuestos en Uruguay sean mayores? Sí, hay razones. La primera y más importante es que tenemos una empresa petrolera que refina y que es muy pequeña, por lo tanto hay un tema de escala. ¿Qué quiere decir esto?

Primero: cuando sale a comprar, tiene una escala muy chiquita. Para ubicarnos: Ancap sale a comprar para el equivalente a un barrio de San Pablo, sale a comprar para algo que es 50 veces más chico que Brasil. A su vez, como Ancap desea refinar, toda la inversión que hay que hacer para mantener tecnológicamente la refinería, la descarga sobre muy pocos litros de combustible. En 1992 Ancap hizo una fuerte inversión en la refinería, de 100 y pico de millones de dólares; en 2002 tuvo que hacer una nueva inversión de otros 100 y tantos millones de dólares, entre las dos deben ser unos 300 millones de dólares, y no terminó, porque con la última inversión –que fue para mejorar la calidad de las naftas– todavía le queda pendiente hacer una nueva inversión para mejorar la calidad del gasoil.

JI - Una inversión de unos 65 millones de dólares, ¿no?

AA - Exactamente; o algo más, vio cómo son estas cosas… Y, con todo, es una refinería de las más chicas que funcionan, aún a nivel latinoamericano, y que sólo procesa petróleo liviano, lo cual hace que no acceda… Venezuela y Brasil básicamente son productores o encuentran o extraen petróleo pesado, entonces si uno quisiera poder utilizar eso habría que hacer mayores inversiones. Entonces la primera reflexión es decir: cuando un país es tan pequeño puede tener dos caminos: tratar de bajar el precio, no refinar y dedicarse a importar. Ese camino se ha planteado muchas veces en Uruguay, que se importe y se baje el precio del combustible.

JI - Cerrar la refinería.

AA - El otro camino es mantener la refinería. Yo diría que el comienzo de la ley de Ancap es muy anterior; fue una decisión por razones estratégicas, para favorecer el empleo, y hubo una postura muy clara de decir: se quiere seguir refinando en Uruguay. Eso es tan así que en el año 2001 se encargan las obras de inversión en la refinería. Tomada esa decisión, que en general era compartida por todas las orientaciones, se dice: desde que hay una decisión estratégica y demás, o el deseo por lo menos de seguir refinando, ¿cómo se hace para resolver el otro problema: bajar el precio del combustible, que tanto necesitan la producción, el transporte y el propio consumidor? En consecuencia ahí se empieza a decir: para poder superar este problema de escala, que Ancap ya había empezado a intentar superar con toda esa operación comercial y de inversión que ha hecho en Argentina, que ha sido insuficiente. Y además tiene un problema básico: si Ancap desea exportarle excedentes de nafta... Porque consumimos el doble de gasoil que de nafta, ya que hace 50 años que cobramos menos impuestos al gasoil que a la nafta y entonces muchos de los que tenemos auto comunes y corrientes andamos con motor diesel: entonces se consume mucho más gasoil que nafta, pero lamentablemente por cada metro cúbico de petróleo sale la mitad de nafta y la mitad de gasoil, y entonces para poder abastecer el gasoil hay un sobrante de nafta. ¿Qué se hace con ese sobrante de nafta? En función de eso Ancap hizo, hace cuatro o cinco años, planteos en Argentina, que está ahí, etcétera. El planteo fue: la única manera que parece, el camino de la racionalidad, es buscar una asociación con una organización más grande para que los uruguayos podamos integrarnos a un proceso donde, al ser una organización más grande, poseedora de petróleo propio... Porque además, no sólo tenemos un país chico, no sólo tenemos una refinería chica, sino que además no tenemos petróleo. En consecuencia, buscar una asociación, siempre sobre la base de que la empresa con la cual Ancap se asocie sea una empresa importante, productora del propio petróleo. Y naturalmente, mirando todos nosotros básicamente o con gran esperanza a las empresas latinoamericanas, varias de ellas muy grandes –Pedevesa en Venezuela, Petrobras en Brasil–, y sin perjuicio de ello la empresa nacional de energía de Chile ha hecho un proceso de este estilo, fue abriéndose, hoy no hay monopolio y hay una empresa que se fue adaptando y volviéndose competitiva… Con todo, Chile es cuatro o cinco veces más grande que Uruguay.

JI – Pero la ley no especifica que el socio sea un productor de petróleo.

AA - No, no. A ver… a partir de ahí… Estamos en el año 2001, se empieza la refinería y empieza [Jorge] Sanguinetti a hacer contactos con todos nosotros, los distintos partidos políticos, a explicarles esta situación y a plantear que el camino era buscar la posibilidad de asociarse. A mitad de 2001 Ancap hace un llamado a expresión de interés para ver si esto era posible, porque entonces el planteo era: por un lado Uruguay, porque el Mercosur así lo dispone, irá a quedarse sin monopolio… Pero no es una discusión importante si el monopolio cae automáticamente o no por el Mercosur; lo importante es que la única manera de que la producción y el consumidor consigan combustible barato es que tengan la garantía de que hay libertad de importación, porque eso es lo único que garantiza a corto, mediano y largo plazo que nosotros los consumidores podamos acceder al combustible al menor precio posible (cosa que es esencial para la vida del país, porque eso es lo que hace a la producción de todos nosotros). Insisto: objetivo uno: llegar al mejor precio posible, más bajo posible, del combustible; objetivo dos: mantener la refinación en Uruguay. ¿Cómo se pueden casar estos dos objetivos, que en principio pueden ser contrapuestos? Buscando una asociación. Ancap en julio de 2001 –hace más de dos años– hace un llamado a ver si en esas condiciones, o sea bajando el precio de los combustibles, era posible buscar una sociedad. Se presentan siete empresas. En esas bases ya se plantea que Ancap está dispuesta a asociarse sólo con empresas que sean a su vez de gran porte y con petróleo propio. Dentro de ellas la mayoría de las que se presentan son latinoamericanas. A partir de ahí comienza el proceso de esta ley, en julio de 2001.

JI - Un proceso en el que usted jugó un rol articulador importante en el debate parlamentario, una negociación con la izquierda en la incorporación de planteos que se hacían desde ese sector político. ¿Cómo interpreta usted el cambio de algunos sectores de la izquierda que llevó a que estemos de cara a un referéndum a fin de año?

AA - Le diría que esta ley, que fue “muy parlamentaria”... Porque no nació de un proyecto mandado por el gobierno, nació en el propio Parlamento después de escuchar a Ancap sobre esta problemática, que es compleja y a veces hay que tratar de entenderla, porque hay mucha información. Decimos: queremos bajar los precios y deseamos seguir refinando. ¿Cómo se hace? Permitiendo la asociación. Y aparece, en el mismo tiempo en que Ancap hace un llamado a interés de expresión, y aparece un interés de asociarse, y a partir de ahí empieza un proceso parlamentario que va de junio a diciembre de 2001. Lo único que no aceptaría de lo que usted dijo es que yo tuve un rol protagónico. Fue una ley donde los distintos legisladores de los distintos partidos hicieron un trabajo (primero de información seria y después de incorporación, cada vez con mayor detalle, a una ley que arrancó siendo de un artículo y terminó siendo una ley muy precisa, muy explicativa) de las bases y condiciones para generar un proceso de asociación para Ancap.

Incorporando además el segundo elemento, diciendo: a partir de 2004 tiene que haber un esfuerzo (se estaba pensando que en 2002 se podía dar la asociación), tiene que haber una baja en el precio de los combustibles antes de impuestos y a partir de 1º de enero de 2006 se libera a la importación. No porque se esté pensando que cualquiera salga a importar, sino que es la garantía para el consumidor y para la producción de que no va a haber un abuso en el precio, porque si hubiera un abuso en el precio todo el mundo saldría a importar. Es lo mismo que hoy pasa en Chile, no es que cualquiera salga a importar, pero es la garantía que tiene todo el mundo de que no se abusen, porque los monopolios existen ¿para qué cosa?: para poder cobrar más caro. Cuando a usted le dicen: “Sólo puede comprar…” (sea petróleo o lo que sea) “azúcar o medias en tal lado”, se sabe que el precio lo va a determinar quien vende, que es el único autorizado. Esa es la esencia de un monopolio; desde la Edad Media para acá son para poder cobrar más caro. En consecuencia: la caída del monopolio garantiza que haya el menor precio posible en cada momento de la historia próxima.

Al mismo tiempo la asociación daba la oportunidad a Ancap, más que a Ancap misma, a que se pueda seguir refinando en Uruguay, integrado a una cadena de mayor tamaño. Eso fue un proceso donde todo el mundo fue incorporando puntos de vista, donde hubo un rol protagónico de senadores del Partido Nacional, del Frente Amplio, del propio Nuevo Espacio, donde fue incorporándose al proyecto de ley una serie de garantías y condiciones para llegar a un punto donde se entendió y se sintió claramente que era una buena base, una buena ley bien trabajada a los efectos de posibilitar esa asociación.

Esa la historia de cómo se fue armando, pero sobre todo el porqué, es decir cuál es el problema que tiene Uruguay en materia de combustibles y cuál es la situación o la solución que se le pretende dar. Es una solución que busca dos tipos de consensos: buscó el consenso político y buscó el camino intermedio entre “Importemos para asegurar bajo precio”, y que Ancap y la refinería probablemente no pudieran subsistir, seguramente no iban a poder subsistir porque no van a poder descargar todo el costo de inversiones que tienen que ir haciendo, y por lo tanto es muy difícil para una compañía muy chica sin estar asociada poder competir con el precio de exportación que pueden ofrecer y al que se puede comprar cuando uno importa, de compañías productoras de su propio petróleo, gigantescas, que venden sus excedentes.

***

JI - Usted hablaba del consenso político que se había alcanzado a la hora de armar el proyecto en el Parlamento. Un consenso que se terminó quebrando –por lo menos para la mayoría de la izquierda– entre otros argumentos con uno que se ha manejado en varias oportunidades en estos últimos tiempos, la credibilidad del gobierno. Se afirma que este gobierno “ha demostrado no tener credibilidad ni capacidad para fortalecer a las empresas públicas”, que “no es confiable ni da garantías para conducir la asociación estratégica de Ancap”.

AA - De vuelta: tenemos un problema para resolver, como país. Me da la impresión de que esos no fueron los argumentos de diciembre de 2001. Frente al problema que tenemos que resolver –bajar el costo del combustible, tratar de mantener la actividad de refinería– uno percibió en aquel proceso legislativo que no nace de una iniciativa del Poder Ejecutivo, insisto, sino de los propios legisladores frente a la explicación del problema de largo y mediano plazo que planteaban Ancap y la producción. Cuando se llega al final de ese proceso uno percibe dos cosas. Primero, una legítima preocupación de los trabajadores de la empresa y algunos puntos de vista en cuanto a cómo se podía hacer la gestión, si estaba más de un lado o más del otro, que fueron los temas que se discutían en aquel tiempo; no este de más o menos credibilidad que no siento que haya sido uno de los temas que se hayan planteado con fuerza. Tan es así que en la propia ley hay seis o siete artículos destinados a dar la mayor garantía y situación a los funcionarios, en un esfuerzo… Porque en todo proceso de cambio es natural que las personas quieran saber cómo va a ser su destino, que aunque sepan que es necesario cambiar para preservar incluso la propia empresa, en este caso Ancap, y para hacerle bien al país, si usted es un trabajador o funcionario, gerente, y está acostumbrado a hacer de una manera las cosas, todo proceso de cambio, acá y en todas partes del mundo, genera una incertidumbre que esta ley trató y trata, en seis o siete artículos, de dar todas las garantías y opciones de atender de la mejor manera posible.

JI - El sindicato, de cualquier manera, participa en la recolección de firmas porque está en contra.

AA – Exactamente: de cualquier manera la organización sindical se pronuncia fuertemente en contra de este proceso de cambio. Y ese es un elemento que no soy quién para decir cuál fue su peso, pero es un hecho real, hay una diferencia, una contraposición muy fuerte, muy clara por parte de la organización sindical, pese a las numerosas garantías que los distintos grupos políticos y senadores fueron incorporando a la ley para asegurar al trabajador que en ningún caso pierde sus ingresos ni su función de trabajo, sea en la nueva compañía que va a ser la operadora, como en la propia Ancap.

Pero yo creo que cada grupo político debe explicar por qué cambió de opinión. Los hechos objetivos y reales son a los cuales yo me puedo referir, es decir: un trabajo que nace de un problema real y estructural del país, que hay que resolver, donde se trató de concordar y se llegó a acuerdos amplios a propósito de un camino que está recogido en la ley, la ley es la expresión escrita de ese camino de buscar fortalecer a Ancap y bajar los precios de los combustibles a través de una asociación.

Yo le diría que en realidad la duda que uno debió haber tenido ahí es si iba a lograr igual un socio, cuando la ley establece en garantía del consumidor que en muy corto plazo, poquísimo plazo en términos de lo que es la vida de un país y de una empresa como Ancap, que si el 1º de enero de 2006 –estamos a dos años– se abre la libertad de importación, lo cual garantiza que Uruguay va a acceder a los mejores precios posibles en los combustibles. Así que la duda que no podía tener en realidad era: esto que queremos los uruguayos, tener bajo precio en los combustibles y al mismo tiempo, pese a que somos tan chiquitos, seguir refinando, ¿será posible, habrá alguien que se logre interesar por esto? Recientemente no sólo hubo esa expresión de interés de siete compañías en junio de 2001, sino que recientemente, en una reunión que hubo la semana pasada de Arpel (Asociación Regional de Empresas de Petróleo y Gas Natural en Latinoamérica y el Caribe), hubo claras señales –creo que el más claro fue el representante de Petrobras. Señalaron dos o tres cosas que me parece importante que todos consideremos. La primera, lo que ellos mismos están haciendo: pasaron a Petrobras al sistema privado, hay acciones que están en manos del público y demás, y terminaron con el monopolio. Es un poco los tiempos: Chile terminó con el monopolio, Argentina terminó con el monopolio, ahora Brasil también; en el caso de Brasil además Petrobras manifiesta, muy respetuosamente, por supuesto, sin introducirse en este proceso de discusión en que estamos los uruguayos, que sigue manteniendo interés y que es política de Brasil y de Petrobras buscar asociaciones; todavía les pregunta un periodista: pero además ustedes compraron una pequeña compañía en Argentina (lo cual es cierto, compraron Pérez Companc el año pasado, lo cual además fortalece porque Ancap tiene una petroquímica y 200 y pico de estaciones en Argentina, es decir que también es un elemento que le va a aportar una posible asociación), y dice el representante principal de Petrobras que sí, que esa fue una excepción porque ellos son firmes partidarios de ir buscando asociaciones. El señor de Pedevesa con menos énfasis, pero se pronuncia en el mismo sentido y la empresa nacional de petróleo de Chile también.

JI - Usted está poniendo ejemplos de la región, pero por ejemplo hoy el semanario Búsqueda toman algunas presentaciones de Tabaré Vázquez, donde él maneja un documento con datos del año 2000, apoyado en un informe de un ingeniero argentino, Rabinovich, según los cuales en los años 90, por ejemplo, en Argentina, se incrementó el precio de las gasolinas un 100 por ciento, en Chile un 40 por ciento, en Brasil un 30 por ciento, en Colombia un 28 por ciento.

AA - Mire, lo único que le puedo decir al respecto es lo siguiente. Hoy, antes del impuesto, en Uruguay el combustible es más caro que en Argentina, 20 y pico por ciento más caro, y que en Brasil y Chile.

JI - ¿Es un problema de la refinería?

AA - A mi juicio, y creo que a juicio de la racionalidad, básicamente es un problema de falta escala. Más que una opinión creo que lo que importa es suministrar datos reales. Fíjese cuál es la operación de logística: Ancap, como tiene que comprar petróleo liviano, hoy lo está trayendo desde Rusia, y como le sobra nafta (insisto, porque consumimos el doble de gasoil que de nafta), exporta ese excedente al Golfo de México. Insisto: una pequeña compañía, los uruguayos queremos refinar en Uruguay, pero tenemos un problema de falta escala, y además distorsión de nuestro mercado interno. Eso, puesto en el plan de desarrollo de una sociedad donde nos podamos asociar con una empresa que tenga un marco regional más amplio, podemos intentar superar esos problemas de falta de escala. Ese es el centro de la consideración.

JI - Está bien, pero en la ley no aparece en ningún momento que al socio se le exija aportar mercados para exportar combustible.

AA - No, pero se le exige resultado. Acá hay dos puntos centrales: “Señor, usted tiene que ofrecer el mejor precio de combustible y la garantía para el consumidor es que apenas arrancada la sociedad, o sea al segundo año, hay libertad de exportación”. Esa es la garantía de que el combustible antes de impuestos tiene que estar al mejor precio, o sea al precio que uno puede importar de cualquier parte del mundo. Segundo: “Usted tiene que refinar en Uruguay”, es una condición clara en la ley. Además, en ese contexto, hay un conjunto de decisiones estratégicas que el Estado uruguayo se reserva a través de Ancap

Resumen: hay un ente autónomo Ancap que sigue existiendo; se conforma una sociedad mixta entre ella y una petrolera para hacer la gestión y la explotación, con la obligación de seguir refinando en Uruguay, de refinar no menos que el consumo o el equivalente al consumo que se dé en el país y al mismo tiempo llegar a un precio al consumidor, que son los temas que interesan.

Por eso le decía que la única duda que legítimamente uno hubiera tenido era: “Bueno, pero los uruguayos pedimos demasiado. Queremos seguir refinando acá, queremos que alguien venga e invierta y que además nos suministre los combustibles al mejor precio posible”. La pregunta es: ¿será posible que alguien se interese en estas condiciones? Hay, por lo menos de las empresas latinoamericanas de la vuelta, del Mercosur y América del Sur, afortunadamente para Uruguay, según han manifestado recientemente, sigue habiendo interés y hay un convencimiento de que las sociedades son el camino, por lo menos que estas empresas, muchas de ellas incluso mixtas o estatales, están convencidas porque han hecho procesos parecidos y las sociedades son un buen camino. No quiere decir que sea la única opinión, pero es una opinión que por lo menos todos tenemos que considerar, porque son las empresas que están en los países que integran nuestro Mercosur. Además, ha sido su política con un gobierno, con otro gobierno, ha habido cambio de gobierno en Chile, en Brasil y demás, de orientación y demás, sin embargo esta línea de trabajo en materia de combustibles se ha mantenido. En Chile han cambiado tres veces los gobiernos y de orientación y sin embargo esa ha sido una línea permanente; en Brasil notoriamente ha habido un cambio de orientación política en el gobierno, sin embargo la línea de trabajo de Petrobras ha sido la misma.

Son cosas que me parece que cuando llega el momento que los uruguayos tenemos que tomar una decisión a propósito del destino, del valor de los combustibles que queremos, si queremos refinar en Uruguay o no y cómo hacerlo posible, son elementos de juicio, más que el literal A, tal, cual de la ley, el detalle y demás. Veamos qué están haciendo los vecinos. Si ellos lo están haciendo, que son bastante más grandes y tienen estos resultados, consideremos eso con mucha importancia. Me parece que son elementos de peso que superan la discusión política.

JI - Hablando de tener reglas claras, para quienes quieren derogarla, la ley constituye una especie de cheque en blanco porque todos los detalles de la asociación no están previstos en la ley y están siendo negociados en este proceso de intercambio de información conocido como “data room”, que se va a plasmar en el proceso de licitación y en los contratos. Para usted, que es un parlamentario, ¿no sería bueno generar una instancia con representantes de todos los partidos políticos para poder monitorear ese proceso y restar algo de la incertidumbre que genera el eventual mantenimiento de la ley?

AA - En ese tema ha sido la actitud del presidente de Ancap –por eso era bueno repasar la historia– desde el primer día, poner todo arriba de la mesa a consideración. Lo que usted hace referencia, creo que incluso hay un proyecto del Partido Independiente.

JI - Iván Posada planteó la creación de una comisión honoraria especial. ¿Usted está de acuerdo?

AA - Totalmente. En ese mecanismo o en el que se quiera poner, porque, insisto, este es un tema de país. De vuelta: a mi humilde juicio, tiene que haber en este momento una agenda país que esté por arriba de discusiones políticas, no debemos adelantar los tiempos que la Constitución marca para el planteo político, hay una agenda país que refiere a inversión, empleo y protección social. Esa agenda país tiene un ítem importante que es la ley de Ancap. Es importante porque el combustible, el costo del combustible y refinar vaya si es importante para el futuro del país... Fíjese que incluso –no referido al combustible de este tipo sino a la energía eléctrica–, de repente uno ve que hay una empresa que va a venir o no a procesar cuarzo dependiendo del precio de la energía que le pueda dar UTE. No hace sólo a cuánto va a valer el gasoil mañana, hace a lo que va a valer mañana, pero también a cuál es el proyecto de largo plazo de Uruguay en materia de costo del combustible. Ese es el tema.

JI - Usted dice que comparte el planteo de Iván Posada sobre una comisión honoraria. ¿Tendría que ser antes o después del referéndum?

AA - Yo no tengo inconveniente en el planteo que hace Iván Posada, por mí, hoy mismo si se desea, se lo digo a título personal. En esa forma de redactarla o en cualquier otra. Insisto: es un tema país, es bueno, es lo que se intentó hacer con la ley, es bueno que todos los partidos hagamos una política de Estado de esto. Creo que en la ley lo habíamos logrado en buena parte, además todavía hoy puede escuchar desde muchos puntos de vista, desde muchos partidos, que es una buena ley. Alguien dice: “Para aventar cualquier tipo de suspicacia o de duda hagamos una comisión integrada por todos los partidos que monitoree el proceso cercanamente y estrechamente”: bienvenida sea. Hoy mismo. Insisto: no podemos dejar de hacer las cosas que el país precisa y la producción precisa por no ser capaces de articular acuerdos políticos.

JI - ¿Complicó que el referéndum se dé justo a fines de este año, cuando estamos a 12 meses de las elecciones nacionales, que se haya entreverado el tema político con la discusión sobre Ancap?

AA - La promoción del referéndum y que éste se realice inevitablemente ha generado una discusión. Lamentablemente además esa discusión en los últimos tiempos ha devenido a blanco y negro.

JI - ¿De los dos lados?

AA - A blanco y negro. En consecuencia creo, y por eso me parece bien el esfuerzo que estamos haciendo todos, mostrar el texto de la ley, tratar de informar al ciudadano. Hoy la decisión que tienen todos los ciudadanos por delante, no sólo votando en diciembre, sino incluso en este tiempo intermedio, las señales que nos quieran dar, son de tres tipos. Primero, ¿qué debería estar intentando hacer hoy Uruguay cuando, después de cuatro años de recesión y una enorme crisis, apenas empezamos un proceso de crecimiento? Deberíamos estarlo fortaleciendo, parecería. Deberíamos estar tratando de dar certeza en las reglas de juego para fomentar la inversión y el empleo, parecería. En este tema tan importante de los combustibles y el destino de Ancap, si alguien dice “No me sirve esto”, por favor, digámosle a los ciudadanos en qué se puede mejorar y no simplemente “No sirve”. Me parece que el país necesita posturas constructivas. “Si lo tuyo no me alcanza, yo te lo mejoro en esto”, no simplemente no “No me alcanza y entonces no va”. Porque con el “No va” o el “No lo hacemos” lo único que hacemos es dejar las cosas como estaban. Y las cosas como estaban, estaban con dificultades.

Los ciudadanos nos tienen que dar la señal clara, primero de que tienen derecho –y nosotros la obligación– de informarles nuestro humilde punto de vista con lealtad, decirles “Lo que intentamos hacer es esto, por esto llegamos hasta acá, y lo que se quiere hacer a futuro” –que me parece lo más importante: el futuro, qué futuro queremos, qué futuro estamos dispuestos a pelear, porque hoy por hoy la persona que está oyendo o que no tiene trabajo o que lo tiene y necesita mejorarlo o que está dudando qué hace qué no hace, sobre todo me parece que necesita decir: ¿cuál es el futuro que va a tener Uruguay, hacia dónde vamos, hacia dónde apuntamos? A mi juicio, eso que yo le llamo agenda país por ponerle un nombre, es lo central. En el tema combustibles a nuestro juicio vamos para acá; por ahí intentamos llegar a un amplio consenso político, casi lo logramos... Yo creo que lo logramos aunque después se desacomodó; no soy quién para juzgar, ni debo, porque sería entrar en una mecánica en la que creo que no hay que entrar, sino decir: quienes no estén de acuerdo tratemos en primer lugar de persuadirlos, y si no podemos reclamemos una alternativa mejor, como ciudadano. Pero eso lo harán los ciudadanos, yo les estoy diciendo simplemente “Este es un camino que se puede recorrer; si le quieren agregar garantías, todas las que quieran. Denos usted la señal de qué le va a reclamar usted a los partidos: si simplemente que los próximos dos años estemos en una confrontación cada vez en tono más elevado de puntos de vista o, con pragmatismo, buscar acuerdos operativos para sacar el país adelante. Yo estoy para la última faceta, porque lo siento así, siempre lo sentí así.

JI - Quedó colgada una pregunta que puede ser oportuna con respecto a tener las reglas claras. Los mismos consorcios que se han interesado en la asociación con Ancap han hablado de la necesidad de un marco regulatorio de la actividad, que no existe. ¿No sería prudente avanzar en ese camino antes de que se defina una posible asociación?

AA - Primero, creo que la ley da un marco de relativa importancia regulatorio. Segundo, los propios pliegos que están a consideración y demás, dan parte de ese marco. Pero estoy de acuerdo en que hay que avanzar en el marco regulatorio. De hecho, ya ha empezado un trabajo de carácter técnico, no referido tanto a estas petroleras sino al resto del sistema, a la condición de los transportistas, de las estaciones de servicio, para ir conformando por lo menos un primer borrador de ideas a propósito de cómo serían las reglas de juego.

JI - ¿Lo va a hacer la Ursea o va a pasar por el Parlamento?

AA - En principio la Ursea, pero insisto: de forma abierta. Acá lo importante es desde el primer día, desde que el señor Sanguinetti a principios de 2001 empezó a visitar uno por uno todos los partidos diciendo su punto de vista, nuestro punto de vista y la información. En este tema también: las normas regulatorias que por ley le corresponden a la Ursea, a la vista de todo el mundo. Se quiere agregar garantías, agréguense. Pero por favor: hagamos las cosas, hagamos las cosas. Bloqueados, discutiendo, el país va a crecer igual pero mucho más podría crecer, con mucha más fuerza, con mucha más rapidez, si en los cuatro o cinco temas centrales los uruguayos buscamos acuerdos que abran el horizonte a la esperanza y permitan fortalecerla.

Es lo que siento. No sé si es otra cosa, no sé cómo trasmitirlo, pero es lo que da la razón y sobre todo un sentimiento. Mire: la hemos pasado demasiado mal para darnos… Si hoy estuviéramos bien, bueno, el intercambio de ideas, de proyectos de país distintos y demás… es bueno, decía Aristóteles que el hombre es un animal político, a todos nos gusta la política. Pero la hemos pasado muy mal, me parece que en los temas estratégicos… La gente tiene ahora la palabra, qué señal nos quiere dar, si hay que promover las diferencias de punto de vista o que lleguemos a acuerdos prácticos.

JI - Usted deja un par de puertas abiertas con respecto a una comisión que pudiera hacer un seguimiento de lo que va a ser el tema contratos y licitación; también la posibilidad de que el marco regulatorio pueda pasar por una negociación en el Parlamento. ¿Habla a título personal o en nombre del gobierno?

AA - Yo siempre hablo a título personal, pero estoy persuadido, primero que en cuanto a comisión de seguimiento de todo el procedimiento, no tengo ninguna duda de que reflejo un sentimiento de todos nosotros. Y en cuanto al marco regulatorio estoy absolutamente persuadido, incluso por los propios integrantes de la Ursea, de hacerlo en la forma más abierta, más equitativa y más participativa. No sólo no hay ningún inconveniente: creo que le hace bien, creo que es bueno que todos participemos, seamos oídos y podamos aportar puntos de vista y controlar o como se quiera.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón


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