18.12.2005














¿Final para Manzanares?

La histórica cadena de almacenes de barrio, que tuvo fábricas de varios productos que comercializó con su marca, ahora cadena de supermercados, parece al borde del colapso al no cumplir con las condiciones del concordato del año pasado. El personal ocupó las instalaciones en reclamo de una “salida política”. El director gerente de la Liga de Defensa Comercial, Camilo Martínez Blanco, se confiesa escéptico. “Lo que está en juego hoy es nada más que asegurar el pago de las indemnizaciones”.

EN PERSPECTIVA
Viernes 24.10.03, 07.35.

JOSÉ IRAZÁBAL:
El personal de Manzanares ocupó el centro logístico de la cadena de supermercados, en la calle Cardal, y decidió ampliar la medida a partir de hoy a todas las sucursales que estaban funcionando. La medida se toma en defensa de la fuente de trabajo, ya que se teme que, ante la virtual quiebra de la empresa, “casi 800 personas y sus familias quedarán en la calle, sin cobrar despidos ni salarios vacacionales”, dijo el dirigente sindical Milton Castellanos.

Mientras tanto, se espera que esta mañana la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y la Industria (Fueci), el Ministerio de Trabajo y el propietario de la firma, Manuel Rodríguez, comiencen a analizar el futuro de la empresa y sus trabajadores.

Una vez que Fueci resolvió la ocupación de todos los locales, Rodríguez ordenó el cierre de las sucursales, a efectos de "que todo se hiciera de forma ordenada, y para prevenir situaciones desagradables, como saqueos u otras cosas".

El sindicato discutía ayer la forma en que se procesaría la ocupación de sucursales, en virtud de que existen alimentos perecederos de corto vencimiento incluso si permanecen en cámaras frigoríficas, como por ejemplo la leche, dijo Castellanos. Por otra parte, la cantidad y variedad de mercadería implica la realización de extensos inventarios. "Es una ocupación atípica, y por lo tanto es muy compleja", reconoció.

Tres supermercados de la cadena no fueron ocupados, a pedido del propietario, porque se trata de locales que funcionan bajo el régimen de concesión a terceros: son los de 8 de Octubre esquina Centenario, Pando y Lagomar. Además, la empresa decidió cerrar definitivamente el local de Camino Carrasco y Veracierto, en una decisión concertada con el propietario de la carnicería cuyo local compartía.

Dos personas que trabajan para Manzanares aunque sin contrato comenzaron ayer una huelga de hambre y se encadenaron a una columna en la esquina de la calle Cardal, reclamando que alguien se haga responsable, según apunta El Observador.

ALFREDO DANTE:
La tripartita se reunirá a partir de las 11 en la sede del Ministerio. El propósito del encuentro es llamar la atención a propósito de la “situación terminal” de la firma.

En esta situación crítica se mantienen las negociaciones entre la empresa y los acreedores, pero los plazos están venciendo.

Manzanares quedó al borde de la quiebra el lunes pasado, cuando venció el plazo para que pagara una cuota de su acuerdo con los acreedores, y no pudo hacerlo. Los acreedores reclamaron el pago de la cuota o un porcentaje de la recaudación, pero la empresa manifestó que no puede cumplir ninguna de esas opciones.

Los acreedores anunciaron que no pedirán a la Justicia la liquidación, pero rechazaron el proyecto de los directores de Manzanares, consistente en arrendar los locales de la empresa a pequeños comerciantes.

JI – Las sucursales que permanecen funcionando exhibían ayer en sus puertas carteles pintados a mano con la leyenda “Cerrado hasta nuevo aviso”.

La medida sindical busca “precipitar soluciones” para la situación de Manzanares, informó Castellanos. Consideró que la situación de quiebra virtual exige una salida política. Dijo que el sindicato fue “obligado a tomar esta medida porque nadie hace nada por la firma ni por sus trabajadores. Hemos estado en contacto con la empresa, la empresa, los acreedores, la Liga de Defensa Comercial, el ministro de Trabajo, pero nadie mostró voluntad suficiente para buscar una solución”. Dijo que, aún si Manzanares es liquidada, la posibilidad de cobrar las retribuciones y la indemnización por despido es “muy baja, ya que la empresa posee muy pocos bienes”. La ocupación, a la vez, busca “proteger los bienes ante el desbande que podría darse en un procedimiento de liquidación”.

Explicó que “los acreedores dicen que dejan la puerta abierta a Manzanares, pero eso no es nada concreto. Además, los acreedores no ejecutan, pero tampoco le están permitiendo a Manzanares una forma de comprar mercadería. Manzanares no va a funcionar mientras no haya solución; alguien tiene que asumir responsabilidad".

Estamos ahora en comunicación con el director gerente de la Liga de Defensa Comercial (Lideco), doctor Camilo Martínez Blanco. ¿Cómo definiría usted la situación actual?

CAMILO MARTÍNEZ BLANCO:
Preocupante, ¿no? Se está en una situación ya... bastante final. El deterioro es muy grande, viene de varios años. La empresa se presentó a concordato el año pasado, pero esto tiene toda una historia; no hay un factor desencadenante en una semana, que fue cuando tomó estado público. Los problemas de la empresa venían desde el año pasado, luego de la crisis bancaria, que fue un poco el desencadenante de toda una situación de cesación de pagos de Manzares.

Se presentó a concordato, salió del concordato judicial mediante un acuerdo con los acreedores por el que se fijó el pago en cuotas. A esta altura del año se debería haber pagado tres cuotas a los acreedores pero no se les pudo pagar ninguna.

JI - ¿De cuánto son las cuotas?

CMB – Son del 2,5% de la recaudación, con un mínimo de un millón de pesos. Eso significaba un acuerdo de muy largo plazo, a seis o siete años, que Manzanares podía pagar: ese 2,5% entra en el margen operativo de las cadenas, y es algo que generalmente pueden pagarlo perfectamente.

Pero, en este caso, el deterioro continuó. Manzanares imputa a los proveedores que no le mantuvieron los regímenes de bonificaciones que otorgan a las otras cadenas... Lo cual también es bastante lógico porque los acreedores se sintieron damnificados, muchos quedaron con sumas muy importantes ahí, y lo cierto es que en las ventas futuras dejaron de hacerle las bonificaciones que hacen con los demás. Y eso significa también apartar a Manzanares del mercado.

JI – Tampoco estaban funcionando todas las sucursales.

CMB – Es cierto: el deterioro se acrecentó en la medida en que se fue cerrando algunas sucursales porque (según la empresa y parecería que fuera así) no eran rentables.

Eso fue en varias etapas, y todo eso significa también la pérdida de puestos de trabajo. Sobre 700 trabajadores que Manzanares tendía en plantilla hace unos meses, alrededor de 200 estaban en seguro de paro, a otros 200 ya se les venció incluso la cobertura de seis meses de seguro de paro, y los que estaban trabajando hasta hace una semana eran cerca de 300.

Interin, en el concordato estaba previsto el funcionamiento de una comisión de seguimiento, integrada por tres delegados de los acreedores, que tuvo una participación muy importante porque los acreedores confiaban en el desarrollo de esa comisión. Pero tampoco son magos: los fiscalizadores no necesariamente pueden encontrar las soluciones.

La empresa manejó algunas alternativas como la venta (o el alquiler, no estaba muy definida la figura) a otra cadena intermedia bastante importante de plaza, a efectos de que ésta asumiera el pago del concordato primitivamente acordado. Había en el medio problemas de toma de personal y todo lo demás, pero después la cadena se desinteresó de la explotación.

No quedaron muchas más fórmulas. Alguna propuesta que se tiró ahí sobre la mesa no era muy sustentable desde el punto de vista de proveer los fondos suficientes como para pagar el concordato. Y tampoco de absorber la mano de obra, porque era un número muy importante el de los trabajadores que había en el medio. Se sondeó algunas de las posibilidades, y tampoco se llegó a una solución.

JI – Hoy no hay ningún camino claro.

CMB – Creo que hoy lo más preocupante es proveer la forma de pago de los créditos laborales, ¿verdad?

JI – Dando por sentados los despidos.

CMB – Sí, sí. Por más que defendemos a los proveedores comerciales, miramos con preocupación ese tema. Creo que los acreedores comerciales hoy tienen bastante claro lo que está en juego y cómo es el panorama.

JI – De aquella comisión de seguimiento que, como usted mencionaba, había surgido alguna señal positiva como para buscar alguna salida. ¿Eso es viable aún hoy?

CMB – ...No lo sé. Soy bastante escéptico en esa materia; lodigo para no generar expectativas, ¿no? Se que ha seguido sondeando cosas, pero soy bastante escéptico desde ese punto de vista. Creo que lo más importante y donde hay que focalizar verdaderamente las baterías es en encontrar la solución para cubrir los rubros laborales, que es lo que hoy está en juego.

***

Antecedentes

Manzanares y Supermercados Disco concretaron su alianza estratégica. Hugo Avegno (Disco): "Cuando las empresas de distribución se hacen más eficientes, el principal beneficiario es el público consumidor" (08.07.99)

Liga de Defensa Comercial llama a autorregular las relaciones entre proveedores y cadenas de compra ante la concentración del supermercadismo. Camilo Martínez Blanco (29.05.00)

Remarcación de precios. Manuel Rodríguez (Manzanares SA): Todos estamos tratando de inferir cuál va a ser el valor de la moneda, pero actuando con prudencia. En principio nadie aceptó nuevas listas de precios, tratando de poner un frenate y parar la locura inicial que casi siempre se da por inquietud o por nerviosismo (25.06.02).

Quiebras y concordatos en número histórico. Director Gerente de la Liga de Defensa Comercial, doctor Camilo Martínez Blanco: La cifra es la más alta desde 1932. En Uruguay hay 102 mil empresas, pero sólo 20.000 podrían acudir al concordato. Para el resto, la relación costo - beneficio no lo amerita, o ni siquiera tienen la documentación en regla para poder presentarse. Por cada muerte formal de una empresa al menos hay cuatro muertes informales, de pequeñas empresas (12.11.02)

El concordato de Manzanares (18.06.03)


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Transcripción y edición: Jorge García Ramón

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