|
“VARIAS VECES PERDÍ CON TODO ÉXITO, Y NO POR ESO DEJÉ DE MILITAR”
Ala moderada se impone en el VIII Congreso del PIT CNT
|
Dirigente Juan Castillo: Se ratificó la independencia de clase del movimiento sindical: nunca va a ser de ningún partido político, de ninguna fuerza de gobierno. De todas formas, no es lo mismo si gobierna un partido cuyo programa coincide con el de los trabajadores. Hay que pelear por el respeto de los convenios, pero también saber hasta dónde se pelea: “hasta que para darme a mí, haya que sacarle a otros trabajadores”. El próximo fin de semana, junto con la elección de la nueva Mesa Representativa, el Congreso considerará los informes pendientes, para así articular un Programa.
EN PERSPECTIVA
Lunes 27.10.03, 08.45.
JOSÉ IRAZÁBAL:
El PIT-CNT realizó este fin de semana su VIII Congreso Nacional, que va a continuar porque no se llegó a discutir algunos de los informes de las comisiones. Aunque los estatutos fijan un período de dos años para la máxima instancia de la central sindical, esta vez las circunstancias lo convirtieron en una instancia clave.
En lo previo, se perfilaba una discusión sobre política de alianzas de los trabajadores organizados, y flotaba la posibilidad de que la izquierda sea gobierno a partir de las próximas elecciones nacionales, cuando es evidente la vinculación de la mayoría de la dirigencia sindical uruguaya con el Encuentro Progresista – Frente Amplio (EP-FA). ¿Cómo pararse ante la nueva realidad?, pareció ser una de las preguntas clave del fin de semana.
El congreso se convirtió en escenario de una pulseada entre dos sectores del movimiento sindical, a los que se suele calificar como “moderados” y “radicales”. Esta vez parece haberse producido un vuelco, y quienes fueron minoría en el congreso anterior lograron imponer algunos criterios como la búsqueda de alianzas más amplizas con otros sectores de la sociedad, también triunfó la estrategia de abrir caminos al consenso ante un eventual gobierno del EP. En el plano estatutario, pero también con un contenido político, el ala “moderada” logró reducir la Mesa Representativa (MR), que integraban muchos sindicatos de escaso peso y proclives a posturas más radicales.
Para dialogar de estos temas invitamos a Juan Castillo, integrante de la MR del PIT-CNT, además de secretario general SUANP. ¿Está de acuerdo con la presentación?
JUAN CASTILLO:
En realidad, no. Ustedes saben que es muy difícil que un dirigente sindical –cualquiera, no importa lo que piense– admita el encasillamiento que normalmente se hace, me parece que por comodidad, como “moderados” o “radicales”. Además yo tendría un problema de existencia allí. El sábado ocurrió una cosa de lo más cómica, que sirvió para distendernos: circulaban todos los medios de prensa dentro del congreso, y dos diarios distintos dedicaban una página completa a la crónica del VIII Congreso del PIT-CNT. Uno de ellos arrancaba diciendo con nombre y apellido: “Juan Castillo, la expresión más dura del movimiento sindical uruguayo…”, poniéndonos como radicales y haciendo toda una lectura; y al mismo tiempo el otro decía “Juan Castillo, una de las caras más visibles de los sectores moderados…”. Es según el perfil, según la opinión del diario, hasta del periodista, que nos pone de un lado o del otro.
Es muy difícil identificar con un sindicato, con un dirigente sindical las cosas que somos al cabo del día. Ningún dirigente sindical que se precie como tal, ni ningún sindicato que se precie como tal va a dejar de ser moderado si por eso se entiende sentarse en una mesa de negociación y buscar acuerdos, salidas, porque como defendemos los intereses de nuestros trabajadores, de nuestra rama de actividad, estamos permanentemente en la búsqueda de firmar convenios, acuerdos...
JI - Lo cierto es que hay en el PIT-CNT dos corrientes, por lo menos dos visiones estratégicas diferentes, ¿no? En eso podemos coincidir.
JC – Pero en este congreso participaron claramente tres grandes agrupamientos de corrientes, tres líneas de pensamiento, posiciones ideológicas o vínculos políticos que se dan que fueron agrupados en la presentación de tres documentos sobre balance y perspectivas, tres posiciones políticas que se venían debatiendo, y terminaron siendo siempre esas las formas que se fueron dando de expresión. Aunque, habiendo acordado previamente algunas ideas básicas para impulsar, por ejemplo en lo que termina siendo el número de integrantes de la nueva MR. Allí sí, en ese caso concreto, se fueron aglutinando dos visiones totalmente distintas de qué criterios se tenían que poner encima del debate y la discusión para elegir la nueva dirección. Ahí sí fue claramente visible que los que los medios de comunicación –creo que ellos mismos se llaman el “grupo Pluna”, de aquellos que en el VII Congreso terminaron siendo el Grupo de los Nueve…
JI - Recordemos: es un grupo de nueve sindicatos que en aquel momento no compartía que se ampliara la MR y terminó alejándose del Congreso; no se fueron de la central, pero se mantuvieron como grupo.
JC - Exactamente. Hay que hablar bien, porque si uno dice nueve o catorce gremios o catorce sindicatos involucra a la totalidad de la dirección sindical, y eso no es así en ninguno de los casos de alineamientos de cualquiera de las dos o tres tendencias. Siempre son dirigentes o militantes sindicales que, en mayoría o en minoría, buscan afinidad con compañeros y compañeros que piensen igual. Así ha sido el método de una cosa que además es lícita, no hay que asustarse, porque en el movimiento sindical uruguayo convive, hasta estatutariamente, esa realidad muy propia de Uruguay de ser dirigentes sindicales, filiales representantes de los sindicatos y la convivencia con corrientes, con líneas de pensamiento, líneas de opinión que admite el estatuto y además exige el respeto para eso en cualquier elección de dirección o decisión que se tome, el respeto para que se contemplen y nadie quede excluido.
JI - ¿Por qué la mayoría de los dirigentes sindicales son de izquierda?
JC – Esa es la gran preocupación de la derecha: ¿cómo convencer a sus votantes para que militen en el sindicato? Voy a hablar en nombre personal, aunque también, obviamente, de la corriente de opinión que mantengo, la línea de pensamiento político. Nadie es designado o elegido dirigente sindical como representante de los trabajadores por el hecho de ser de izquierda, porque eso nunca se pregunta en ninguna instancia. No se pregunta a la hora de afiliarte a un sindicato de qué partido político sos, en ninguna de las fichas de afiliación de los sindicatos está eso; no se toma en cuenta a qué sector político, si sos “moderado” o “radical” ni qué ideología tenés a la hora de que te presentás en una lista. Seas lo que seas políticamente, uno va madurando (a mí me ha ocurrido), haciendo un proceso en el cual, fruto de la lucha diaria, objetivamente la historia dice en nuestro país hasta este momento que en realidad los gobiernos que se han sucedido no han representado fielmente los intereses de la mayoría de los trabajadores.
Obviamente es de esta forma, porque nuestro país, nuestra sociedad es una sociedad capitalista y en una sociedad capitalista las organizaciones y los sectores de la población nos dividimos claramente en clases. Clases que estamos opuestas en nuestros intereses. En el movimiento sindical se expresa la clase obrera organizada, la clase trabajadora, los sectores explotados, allí estamos organizados. Obviamente enfrentamos, nos manifestamos, permanentemente tenemos enfrentamientos, discrepancias, con la otra clase, la que domina, la que explota. Esa clase se expresa a partir de una clara posición política en el gobierno, que defiende sus intereses, aunque no es todo. Eso compone un bloque, esa es la expresión política. El bloque dominante –nosotros normalmente desarrollamos un discurso y capaz que hay gente que no sabe a qué nos referimos– está compuesto por aquellos sectores de la gran oligarquía, en nuestro país muy vinculados a los sectores financieros y explotadores del agro, a la gran burguesía; esa burguesía que tiene un gran título pero es muy reducida, muy pequeña, que obviamente sustenta, defiende, apoya, estimula y financia las campañas políticas de los partidos que nos han gobernado hasta este momento. Eso para mí es así, hay dos visiones claras. Y además son los partidos de izquierda los que levantan los aspectos del programa que revindicamos los trabajadores. Es una experiencia real; vamos a ver qué pasa, si efectivamente en la práctica luego ocurre así.
JI - Esa es una visión. Otra puede ser que la propia izquierda vea a los sindicatos también como una herramienta de trabajo político.
JC - Puede ser, porque el movimiento obrero en su totalidad, ese nombre, esa denominación, está compuesto por las organizaciones sindicales, las organizaciones de clase y los partidos políticos de izquierda. Todos ellos conforman un movimiento obrero. Por eso es común que algunos –en este caso quien habla– sean al mismo tiempo militantes sindicales y militantes políticos.
JI - Por eso se lo preguntaba, porque un trabajador común y corriente que está afiliado a un sindicato puede preguntarse por qué cada vez que se habla de un dirigente sindical está identificado con un partido de izquierda (dentro o fuera del EP-FA). Puede haber quien se pregunte si la estrategia de ese dirigente está vinculada a la de su sector político y no a los intereses de los trabajadores.
JC - Convengamos que eso es de ex profeso, ¿no? Convengamos que no se hace con los demás dirigentes gremiales del país lo mismo que hacen con los dirigentes sociales o luchadores sociales.
JI - ¿A qué dirigentes gremiales se refiere?
JC - Por ejemplo… En varios semanarios –algunos diarios también, pero no importa, por sus características ya son reaccionarios y lo hemos asumido– ponen: “Juan Castillo (PCU)”, cuando en realidad en el movimiento sindical yo no represento al PCU sino al Suanp (Sindicato Único de la Administración Nacional de Puertos), al sindicato portuario, y fui electo para el PIT-CNT por eso. Siempre hay una intención, no importa la opinión que expongamos, no importa si esa opinión es valedera o no, sino que se trata de perfilar: “Mire que políticamente es así”. Cada vez que aparece un dirigente de la Cámara de Industria del Uruguay, un dirigente de la Asociación Rural del Uruguay, un dirigente de la Cámara de Comercio, nunca le ponen al lado y entre paréntesis de qué partido político es militante; y son todos militantes políticos del Partido Colorado o el Partido Nacional.
JI - Pero en el caso de los dirigentes sindicales muchas veces terminan siendo candidatos, no sé cuántos, pero me parece que una mayoría, terminan integrando las listas del FA y muchos terminan siendo diputados.
JC - Sí, algunos, porque ni el Partido Colorado ni el Partido Nacional nos ofrecen lugar en la candidatura. También sucede que los actuales dirigentes gremiales de las cámaras empresariales que componen el bloque de poder, de las cámaras empresariales que hoy son la clase dominante en nuestro país, no solamente integran la lista de candidatos; podríamos estar hablando de cuántos diputados y senadores titulares y suplentes provienen de las cámaras de Industria, de Comercio, de la Asociación Rural del Uruguay. No tienen representantes suyos allí, sino que son ellos mismos; de la Asociación de Bancos del Uruguay.
Solamente se mide, porque parece que es algo que descoloca, que no admite nuestra sociedad, que un dirigente sindical, que un luchador social, un cooperativista de vivienda o un integrante de una organización de jubilados, tenga el mismo derecho que tienen todos los uruguayos. Un jugador de fútbol puede ser candidato a diputado o senador; un cantante; no está vedado para nadie; un periodista puede ser; de hecho hay varios que también lo son. Para ellos no hay alarma, para todos ellos si lo hacen, algunos serán una novelería, para otros será una cuestión simpática; pero parece que es como meter el dedo en la llaga que quienes luchamos todos los días y peleamos por los derechos de todos los trabajadores tengamos la posibilidad de pelear también en ese escenario, en el escenario político, disputar por las leyes obreras, por los derechos obreros. Algunos lo han logrado históricamente, no es nuevo; el más reconocido, el diputado Enrique Rodríguez, el diputado Héctor Rodríguez… Gerardo Cuesta, que fue uno de los referentes más importantes… y lo sigue siendo para el movimiento sindical uruguayo hoy, presidente de una las centrales sindicales de nuestro país en su momento. Y en su momento se debatió en la CNT, de la que somos continuadores, si era válido que al mismo tiempo, como hacía Gerardo Cuesta, ser dirigente sindical y diputado en el Parlamento. Son esas raras contradicciones de nuestra sociedad. Pero ya se va a ir acostumbrando porque cada vez más trabajadores van a llegar al Parlamento.
***
JI - El congreso todavía no terminó, falta analizar el trabajo de seis comisiones.
JC - Sí, tal vez el dato más importante que recogen hoy los titulares de los medios de prensa sea el acto eleccionario, que se terminó decidiendo que sea el sábado 1º de noviembre entre las nueve de la mañana y las 18 horas. Pero en realidad también quedó una sesión diferida, porque sobre las 12 y cuarto, 12 y media de la noche, ya las 0.30 de la madrugada de hoy, veíamos la importancia de las seis comisiones que falta laudar, que deberían tener igual trato que las demás. En realidad el congreso trabajó, trabajó muy bien, trabajó muy duro, pero no se podía relegar esas comisiones. Nos falta todavía que se trasladen a la plenaria los informes de la comisiones de Educación, Salud, Salud Laboral, Empleo, Sistema Financiero y una comisión que terminó componiéndose, de Programa, o sea que toma todos los temas esenciales y los transforma en un planteo de programa. Por lo tanto quedó la sesión diferida.
Al mismo tiempo que se realice el acto eleccionario en la sede del PIT-CNT, en algún otro lugar –lo más próximo posible, lo estaremos resolviendo en las próximas horas– va a tener lugar esa sesión diferida para que se traslade los informes y se genere el debate sobre esos temas.
JI - En la agenda estaba como uno de los puntos importantes qué va a hacer el PIT-CNT si gane el EP-FA.
JC - Así es.
JI - ¿Qué va a hacer?
JC - Ese es un escenario que no ha colocado el movimiento sindical: lo están dando los medios de prensa que nos informan a diario a los uruguayos, los medios de comunicación, las encuestas, he escuchado reconocerlo y admitirlo incluso a distintos líderes políticos, que un escenario muy probable es que en las próximas elecciones la izquierda resulte triunfadora.
Si eso sucediera, si eso efectivamente se transforma en un mandato de las urnas, el escenario nuevo no es solamente para el movimiento sindical: va a ser una cuestión histórica para toda la sociedad uruguaya, que tiene 172 años de gobiernos del Partido Colorado y el Partido Nacional, que no siempre han tenido la virulencia de la derecha como está expresada ahora, porque hubo gobiernos como el del viejo José Batlle y Ordóñez, del viejo Pepe Batlle, que muchas veces son reivindicados; varias de cuyas acciones hoy estamos tratando de defender, por ejemplo el patrimonio nacional. No existía y fue en aquel momento, a principios del siglo pasado, que se fueron transformando las empresas de capitales extranjeros en empresas estatales uruguayas. Cosa que ahora otro Batlle está haciendo al revés.
Por tanto, insisto: en la historia de nuestro país no ha habido nunca un gobierno de izquierda. El movimiento sindical podría haber hecho dos cosas: hacerse el distraído o efectivamente discutir y analizar ese hecho, como tendrá que hacerlo el conjunto de la sociedad, cada una de sus organizaciones, si eso efectivamente ocurre, a medida que se vayan acercando los tiempos. Nosotros preferimos discutirlo teniendo muy cuenta lo siguiente: no hay un momento del debate, no puede haber una elaboración en blanco en negro en un documento, que prevea todos los escenarios de diferencias posibles en el futuro. Pero queríamos dejar marcadamente expreso en la previa algunas cuestiones cuyo resumen más grande ha sido amplísimamente ratificado por este congreso.
Primera cuestión: la independencia de clase y su significado. Ser un movimiento sindical independiente de clase significa que este movimiento sindical uruguayo nunca va a hacer seguidismo ni va a ser intérprete de ningún partido político, de ninguna fuerza política en el gobierno, de ningún sector empresarial, por lo tanto mantener la independencia de clase es que el primer compromiso que tiene que tener cualquier dirigente, cualquier militante, cualquier estructura sindical es con los trabajadores.
Pero al mismo tiempo marcar que para el movimiento sindical uruguayo no es lo mismo cualquier gobierno que tengamos en el país, que no vamos a ser prescindentes de los grandes problemas sociales, económicos y políticos que han sucedido. De hecho ya está instalado en el estatuto desde su fundación que nosotros trabajamos para la defensa de las instituciones de nuestro país y para profundizar la democracia; lo dice el artículo 1º del estatuto de la CNT, hoy PIT-CNT.
JI - Usted dice que no da lo mismo cualquier gobierno…
JC - No da lo mismo porque objetivamente, tal cual veníamos hablando en el bloque anterior, un gobierno de izquierda o un gobierno progresista que se precie de tal tiene que contemplar de distinta manera en el peso de las decisiones que tome a un sector importante como es el de los trabajadores, los jubilados, los estudiantes y los cooperativistas. Si eso ocurriera el trato no va a ser el mismo.
JI - Pero eso es a futuro.
JC – Sí. Todo ese escenario, esa etapa de discusión es a futuro. No hablar de prescindencia quiere decir que nosotros no vamos a ser prescindentes de las cuestiones que estén pasando. No lo vamos a hacer. Entendemos que este gobierno no tiene que venir a solucionarle los problemas al movimiento sindical, son problemas nuestros; ese gobierno tiene que darnos instrumentos democráticos, tiene que conservarnos y respetarnos los derechos que tenemos los trabajadores porque esperamos no ser catalogados ni tratados como ciudadanos de segunda o tercera categoría, como se nos trata ahora. Por el contrario, un gobierno que se precie de ser progresista, de izquierda, deberá de inmediato otorgarnos el derecho de negociación colectiva que estamos reclamando desde hace más de 20 o 30 años en este país.
JI - ¿La experiencia de Adeom con la Intendencia de Montevideo (IMM) sirve para algo?
JC - Sirve, todas las experiencias sirven; me gustará más o me gustará menos, pero a partir de allí podemos sacar algunas conclusiones. De hecho, varias de estas cuestiones estuvieron debatiéndose, discutiéndose, los propios compañeros de Adeom presentaron y distribuyeron en las puertas mismas del congreso un largo documento donde hacen un primer análisis de la huelga municipal del año pasado y del tema del relacionamiento político entre el sindicato y el Ejecutivo municipal de Montevideo. Es más, se aprobó una moción que impulsamos en el congreso que toma eso como un insumo para el movimiento sindical, establece un plazo de 30 días como mínimo para que todos los sindicatos discutamos en la interna ese balance presentado por los compañeros municipales y a partir de allí el que crea que está justo y alcanza, que está bien, lo aprobará y el que crea que hay que hacerle algún ajuste o no comparte, hará alguna propuesta, pero la primera MR que sesione después de esta elección tendrá que poner el tema en el orden del día. Creo que es bueno, es bueno que discutamos, es bueno para los trabajadores municipales, para el sindicato Adeom, pero también es muy bueno para el movimiento sindical, porque ninguna experiencia puede ser desechada. Quiero decirlo específicamente: no se trata de discutir a través de los medios de prensa, no se trata de discutir a partir de los medios de comunicación, porque entonces tendremos titulares que muchas veces contrabandean muchas cosas. Lo bueno es que discutamos en los organismos, en la orgánica; sin que esto diga de antemano que vamos a hacer acuerdo, que vamos a estar por unanimidad. Ahí se tienen que expresar los consensos y los disensos.
JI - La relación Adeom-IMM en los últimos tiempos no ha sido nada buena.
JC - No ha sido buena.
JI - ¿Por qué pasa eso?
JC - La lectura plausible desde el punto de vista de que yo mismo aprobé una moción, yo mismo impulsé una moción que saca este tema del debate público para trasladarlo a la orgánica. Pero quiero hacer una gran precisión: sería muy fácil para nosotros achacarle todas las responsabilidades al sindicato de los trabajadores municipales, muy fácil y muy cómodo, cuando en realidad acá hubo problemas serios de relacionamiento y en todo caso, a la hora de tener que asumir responsabilidades vamos a repartirlas parejo, lleva una cuota parte de responsabilidad tremenda el Ejecutivo comunal, que no ha logrado en 12, 13, 14 años de gobierno, tener algunas pautas o criterios mínimos de relacionamiento y de involucramiento de los trabajadores dentro de ese proceso, que es un proceso de izquierda, de avance, distinto en el gobierno municipal. Es una gran carencia que tiene primer responsable político al gobierno municipal de Montevideo.
JI - Que responde al FA y que puede tener los mismos problemas cuando sea gobierno nacional.
JC - Exactamente, ese puede ser un escenario. Por eso quiero discutirlo antes.
JI - Discutirlo ¿con quién?
JC - Discutirlo entre los trabajadores, discutirlo para sacar una propuesta lo más afinada posible dentro del movimiento sindical. Establecer alguna base de criterios mínimos, de manera que podamos discutir también con la fuerza política cuáles son nuestras formas de ver, nuestras opiniones y escuchar a la otra parte. Tengo miedo muchas veces de que esas cosas que continuamente nos reclama nuestro querido compañero Pepe D’Elía, que los dirigentes sindicales, fruto de la dinámica diaria, nos creamos infalibles, cosa que no es así ni debe serlo nunca, es un cuidado que tenemos que tener; el hecho de que tengamos muchas horas de dedicación al movimiento sindical no quiere decir que tengamos razón en todo; tenemos el derecho a equivocarnos también, el problema es que creamos que somos los dueños de la verdad. La verdad debe ser construida en el colectivo, nuestro colectivo, el primero, el más sagrado, es entre los trabajadores, dentro del movimiento sindical; el segundo es con las demás fuerzas. Con las demás fuerzas políticas, más las instituciones y los gobiernos, el movimiento sindical uruguayo no puede tener un trato de una manera o un destrato de otra. Debe conservar esa independencia de clase planteando los problemas, los reclamos, los derechos, las reivindicaciones de los trabajadores y las trabajadoras todos del país, al mismo tiempo que no contravengan, que no enfrenten con el resto de la sociedad. Porque es como que hay un límite: ¿hasta cuándo puedo reclamar? Voy a reclamar siempre mejorar el nivel de vida de todos los uruguayos, vamos a pelear y vamos a exigir, porque para mí no hay nada más lindo, no debe haber cosa más linda en el mundo, en primer lugar que todos los que necesiten tengan trabajo y en segundo lugar que todos los que tengan trabajo tengan un buen salario. Eso debe ser la cosa… el verdadero ideal hoy día, ¿no? Entonces ¿hasta dónde reclamo para mí?, hasta que para darme a mí no le saquen a otro.
JI – Empezamos hablando de la experiencia de Adeom con la Intendencia. ¿Reclamó de más Adeom, más de lo que debía, más de lo que se podía en esa situación?
JC – A eso sólo lo van a determinar una discusión y un balance de esa huelga municipal. A priori, que un sindicato cualquiera (no tenemos por qué encasillarnos o ponernos en la cabeza, fuera de contexto que es Adeom), la norma elemental, la norma primera para cualquier sindicato debe ser que exija que se respete un convenio; la norma primera. Si en el caso nuestro, como dirigente sindical portuario, luego de negociaciones y movilizaciones de nuestro gremio para firmar un convenio con el Directorio del puerto, de buenas a primeras, vaya a saber en qué escenario, en qué contexto, el Directorio no cumple con un convenio y yo chiflo y miro para el costado, en realidad me tendré que ir del sindicato si no soy capaz de exigirle al Directorio que cumpla con lo que ha convenido. Porque mire que de la otra parte nos hacen así a cada rato, cada vez que un sindicato firma un convenio y se va de algunas de las normas elementales que ha firmado, tiene razón el empresario, el gobierno, la dirección en exigirle y llamarlo a responsabilidad, so pena de que caiga el convenio. Por tanto esto es de ida y vuelta y también el primer derecho del sindicato es exigir. Ahora, si tenía o no posibilidades de cumplirlo, sería una cuestión de análisis, de sentarse a discutir, pero no que yo esté sentado en mi casa y escuche en un informativo de televisión o lea en un titular de prensa que no van a respetar lo que han decidido.
JI - Hablando de Adeom, ayer fue uno de los sindicatos que dijeron: “Yo no voy a participar en la próxima MR que se elija”.
JC - Es cierto. Los compañeros ya sobre las 11 de la noche del día de ayer, tras un intento de un conjunto de gremios que presentaron una moción para reconsiderar –a esa hora– el tema del número de la MR, buscando una fórmula que contribuyera a la unidad –porque se partía de la base de que del número dependía la unidad, cuestión a la que yo no me afilio... Yo perdí en el VII Congreso, perdí “con todo éxito” porque impulsé una MR de 35 miembros y ganó la de 42, y no entendí que estaba rota la unidad; esa fue la decisión que tomó el congreso, la respetamos y como consecuencia hemos trabajado estos dos años. Yo perdí en el VI Congreso en mi posición, y a la postre estuvimos, como yo varios militantes sindicales comunistas alejados de la dirección porque nos sacaron, porque no nos eligieron, y no dejé de ser dirigente sindical ni de enorgullecerme de ser del PIT-CNT. No puede ser que porque mi posición no triunfe se rompió la unidad del PIT-CNT o peligra. Creo que está muy relacionado con lo emotivo y la pasión que ponemos en el momento.
Creo que todos estaremos reflexionando de hoy en adelante para seguir siendo lo que somos, la central única de trabajadores y trabajar por la unidad y por los problemas que tenemos. En este caso de que hablábamos los compañeros de Adeom nos pidieron a la mesa para dar lectura a un documento de unos tres minutos de duración donde ellos ponían una serie de cuestiones en su lógica, en esas valoraciones que hacen los compañeros municipales en mayoría –porque no fueron todos– y a partir de ahí se retiraron del congreso afirmando en una nota escrita que no van a ser candidatos en ninguna de las dos listas probables que haya, que no van a integrar ninguna y que no autorizan a que ninguno de sus dirigentes integre las listas. Se retiraron ayer, y hoy los estaremos llamando por teléfono otra vez para sentarnos a reflexionar, a discutir y decirles que los trabajadores no nos medimos ni por el discurso, ni por el grito más fuerte que peguemos, ni por las posiciones que tengamos en lo político, en lo social, sino que nos necesitamos todos, todos, todos. No voy a dejar de hacer esfuerzos para que tanto los municipales como los compañeros postales vuelvan a integrar la orgánica del PIT-CNT. Insisto: el trabajador aislado es muy difícil.
JI - Hay quien pueda leer la resolución del congreso como: el PIT-CNT se emprolijó, en caso de que gane la izquierda logra que los sindicatos más fuertes, con más representatividad tengan su lugar en la MR, y no van a estar los más pequeños, aquellos a los que por lo general se identifica con posiciones radicales como el caso de Adeom, que decidió no participar. ¿Cómo interpreta este triunfo de la posición que en el VII Congreso quedó por el camino, que era achicar la MR?
JC – Insisto en tomar ese ejemplo porque me duelen prendas, y quiero recordarlo: yo fui militante sindical, dirigente sindical, integrante del secretariado en el período del V al VI Congreso como secretario de Organización. Llegamos al VI Congreso, defendimos una idea, la impulsamos, perdimos “con todo éxito”, nos pegaron de todos lados, nuestra corriente de opinión, los militantes (porque no hay sindicatos íntegramente alineados con una corriente de opinión)... así que los militantes sindicales comunistas quedamos en minoría en el VI Congreso y nos bajaron, teníamos como 12 integrantes en la Mesa y quedamos tres o cuatro nada más; pero nos sacaron del Secretariado, yo dejé de ser integrante del Secretariado Ejecutivo... Y no salí a llorar ni a gritar ni a amenazar con que me retiraba del PIT-CNT en ningún momento; seguí militando y no dejé de existir como militante sindical, porque hay muchas cosas, no es solamente un problema de estar en la MR o en el Secretariado Ejecutivo, hay tareas a paladas por todos lados, porque se está reclamando más presencia del movimiento sindical en toda partes.
Después del VII Congreso una corriente que terminó renunciando integró la dirección, compuesta por nueve sindicatos, se retiró porque entendió que no… Fuimos a buscarlos otra vez, se integraron y hoy están militando. Ahora es otra… Parece que la alegría va por barrios.
JI - Usted hablaba de los dirigentes comunistas y el papel que les tocó en aquel VII Congreso; parece que el PCU jugó un papel importante en este congreso realineando sus fuerzas; ¿es así?
JC - A ver… yo creo que actuamos como comunistas, actuamos con las filas cohesionadas…
JI - No pasó en el congreso anterior.
JC - No pasó; en congresos anteriores teníamos dificultades. En este congreso discutimos desde mucho tiempo antes, fue el primer documento público apareció hace seis meses dando una visión, unan valoración de los militantes sindicales comunistas de cómo preveíamos que iba a ser el congreso. A partir de allí comenzamos a discutir con ese instrumento en cada una de nuestros sindicatos, porque acá no hay un traspaso mecánico, no porque lo decidamos en un ámbito lo tienen que acatar todos los demás; es un proceso de debate y discusión. Allí nos permitió ir realizando acuerdos con compañeras y compañeros que tienen otra línea de pensamiento, otra concepción política. Y fuimos arribando a acuerdos en las puertas mismas del congreso, les ofrecimos a todas las corrientes por igual; algunos acordaron algunos criterios con nosotros y otros no. Pero lo nuestro fue actuar prolijamente, actuar cohesionadamente y componer lo que siempre ha sido en los congresos de la central: la mayoría de los militantes sindicales somos comunistas y no tenemos vergüenza de serlo.
JI - ¿Qué credibilidad va a tener Juan Castillo, si gana la izquierda, como dirigente sindical, diciendo “Yo soy dirigente del PCU, integro el FA”…?
JC - Nadie me pregunta si soy hincha de Rampla; sería mucho más cómodo para mí discutir cómo soy militante sindical e hincha de Rampla, pero quiero entender esa pregunta y responderla. Además la respondo bastante seguido, porque la tengo muy asumida también. Para ser dirigente sindical, para ser un militante sindical me eligen mis compañeros de trabajo, y me eligen porque me conocen, porque me respaldan, me eligen para eso, para que los defienda en el sindicato, para que los defienda en sus derechos, para que pelee en sus conflictos, para eso me eligen y me tienen fe. Por eso soy dirigente sindical, no es porque se me antojó. Si mañana pierdo una elección, Castillo agarrará el barco, se terminó.
Y soy un militante político por una opción personal, he escogido afiliarme al PCU y ser un militante sindical dentro del FA y eso es una decisión que toman mis compañeros en la interna. Yo pertenezco a un colectivo, a un congreso que me dice: “Bueno, como militante político tenés esta tarea o tendrás esta otra”. Obviamente que hay una posibilidad de tener un mismo criterio, una misma lógica. En la interna de mi partido yo soy el responsable desde hace algunos años del área sindical, porque es lo que más sé hacer.
¿Qué prefiero yo? Prefiero hacer lo que estoy haciendo, prefiero ser un luchador social, prefiero ser un integrante del movimiento sindical. ¿Qué voy a hacer en el futuro? Lo que decidan las internas, los colectivos. El único que tiene esa posibilidad de decidirlo es el colectivo político, que es un congreso del PCU, no otro.
A quienes nos quieren poner un mote de que tenemos apetencias y estamos haciendo carrera política, en realidad ya he tenido esa oportunidad en todas las elecciones anteriores. El que esté preocupado por lo que voy a hacer en 2004: yo ya integré las listas del PCU, la 1001, en 1989, 1994 y 1999. Seguramente la voy a volver a integrar, pero no lo voy a decidir yo; mire si voy a estar yo mismo diciendo… No. Sería una cuestión ridícula, no tiene que ser así. Hay muchos compañeros muy valiosos dentro de ambas internas; tanto dentro del movimiento sindical… Hay veces en que da la impresión de que hubiéramos sólo 10, 12, 15 o 20 dirigentes sindicales. Si tuvieran todos la oportunidad de ver lo que fueron esos mil delegados reunidos en el Club Aguada durante dos días… Hay movimiento sindical para rato, porque hay cuadros dirigentes, fundamentalmente del interior del país, dirigentes sindicales para rato bien fogueados. Y en la interna política me parece que lo que menos está faltando ahora son candidatos; creo que cuando se aproximen las elecciones hasta por la ventana van a caer candidatos.
JI - Por la posibilidad de ganar.
JC - Exactamente.
----------------------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
recomendar
esta nota
|
|