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Ahorristas del B. de Crédito hostigan a Batlle
José Ramón García, integrante de la comisión: Donde vaya el presidente vamos nosotros reclamando audiencia para proponerle otra solución. Todos nos dan la razón pero no hacen nada. Si algún manifestante se extralimita hay que entender: trabajó toda su vida, un banco del Estado se quedó con su dinero, le dicen que le van a pagar en 30 años, y nadie se hace responsable.
EN PERSPECTIVA
Viernes 31.10.03, 07.37
EMILIANO COTELO:
¿Puede un presidente de la República transitar por los lugares públicos en Uruguay? Los esquemas de seguridad ¿pueden ser laxos? ¿No hay necesidad de tomar precauciones extraordinarias? En lo que va de este período de gobierno, el presidente Batlle ha debido enfrentar varias situaciones que no tienen precedentes en la historia política uruguaya: agresiones, intercambios duros con representantes de grupos de presión.
ALFREDO DANTE:
En junio del año pasado, Batlle pasó dificultades cuando concurrió a un centro educativo donde fue insultado e incluso salivado por un reducido grupo de empleados del Casmu. Después de ese incidente había sido reforzada la seguridad, y se notaba una mayor presencia policial en los actos públicos.
Anoche intentaron agredirlo, incluso llegaron a agarrarlo.
EC – Por lo visto, el esquema de custodia se vio desbordado. Según lo que surge de las crónicas, quienes se encargaban de la seguridad del presidente no pudieron manejar la situación.
AD – Terminada la inauguración de los festejos por los 75 años del Palacio Salvo, Batlle se encontró con un grupo de ahorristas del liquidado Banco de Crédito, provenientes de su habitual concentración de los jueves frente al Edificio Libertad. Sabiendo que el presidente estaría allí, se trasladaron al Salvo y, pese a que había dos policías en la puerta y más efectivos en las inmediaciones, una decena de ahorristas logró colocarse junto a la alfombra roja por la que saldría el mandatario.
EC – Los carteles lucían leyendas como “Gobierno y Secta Moon socios en la estafa”, y a ellos se sumaban los gritos de los manifestantes.
AD – Por ejemplo, “Devuélvanme lo que es mío”, “Nos estafaron”.
EC – Eso, en la versión de El Observador. La República alude a esa misma mujer que llegó a tomar al presidente del brazo y le adjudica una variante que no es menor: “Devolveme lo que me robaste, ladrón”. Personalizaba en el propio presidente.
AD – Relata que esa mujer logró meterse entre periodistas y custodias, tomar al presidente del brazo y arrastrarlo para gritarle eso. Otro cartel luce una foto con personas desnudas, y el texto “Así nos dejó este gobierno”...
EC – El incidente fue muy breve. Entre forcejeos el presidente fue llevado hasta el auto oficial, en el que se alejó del lugar.
Interesa saber cómo se gestó esto, si se piensa continuar con estas prácticas, y por eso estamos en comunicación con José Ramón García, ex comerciante, integrante de la comisión de ahorristas del Banco de Crédito. ¿Estuvo en el Palacio Salvo?
JOSÉ RAMÓN GARCÍA:
Sí, así fue.
EC – Esto parecía organizado.
JRG – No, no. Esto sucede porque el gobierno no nos da respuesta, y por eso ponemos la figura del presidente, que al fin y al cabo es el máximo responsable. Pero todo surgió muy espontáneamente. Nosotros nos reunimos ayer de tarde en el Edificio Libertad para seguir manifestando y pidiendo una audiencia, para conversar con él y tratar de explicarle otro punto de vista al que tienen él, el presidente del Banco Central, el ministro de Economía, y para plantearle otra solución que sin duda es mejor para los ahorristas.
Fue entonces que nos dijeron “No, pero miren que el presidente no está aquí”, y a alguien se le ocurrió “¿Saben dónde va a estar hoy, ahora que me acuerdo? Palacio Salvo, a las siete y media inaugura”, “¿Vamos para allá?”, “Vamos para allá”. Es muy simple: ¿dónde está el presidente?; bueno, allí vamos, porque nosotros podemos andar con la frente alta, porque ninguno de los ahorristas está pidiendo algo erróneo.
EC - ¿Cuántos eran ustedes?
JRG – En el Palacio Salvo éramos 10, 15... No muchos.
EC - ¿Y en el Edificio Libertad cuántos habían sido?
JRG – Seríamos cerca de 100, porque también se encontraba ahí gente del Banco Montevideo.
EC - ¿Y a qué fueron al Palacio Salvo: a insultar al presidente?
JRG – No, no. Fuimos a hacer lo mismo que en el Edificio Libertad: manifestarle, mostrarle los carteles, y sin ninguna duda pedirle que nos reciba, decirle nuestras verdades, por supuesto, porque me parece que en esto no hay dos campanas, es una sola.
EC - ¿Cómo que “es una sola”?
JRG – El Banco de Crédito era un banco propiedad del Estado, es responsabilidad del Estado. Me podrán decir que era el 51%, pero también es responsable por la gestión del banco a través del Banco Central: era responsable por nombrar los directorios, el Banco Central también era responsable si la Corporación Nacional para el Desarrollo tuviera un perjuicio patrimonial por el Banco de Crédito (y lo dijo el propio Central), el Banco Central lo asumiría. Esto, no sé: supongo yo que debe ser un perjuicio patrimonial, pero por ahora no ha asumido nada.
EC - ¿Qué han recibido hasta ahora?
JRG – Hasta ahora, en la primera entrega (que fue allá por julio) se recibió mínimamente un 10%, y a partir del viernes se está recibiendo un 2,5%. En efectivo, eso fue todo lo que hubo hasta hoy.
EC - ¿Y qué más?
JRG – Y nada más. Después, lo que los ahorristas han estado haciendo. Algunos han malvendido sus depósitos porque tienen necesidades y en toda crisis hay gente que sigue teniendo ganancias. Y nada más; eso fue todo.
EC - ¿Qué es lo que reclaman?
JRG – Ya hemos estado muchas veces en el Parlamento presentando un anteproyecto de ley, que está en el Parlamento, y también queremos conversar con el presidente para explicarle. Él está perfectamente en su derecho de decirnos que no.
EC – Pero ¿qué entienden ustedes exactamente que hay que hacer?
JRG – En el anteproyecto de ley estamos diciendo que la plata existe y, haciendo una mínima liquidación aceptable en el Banco de Crédito está la plata para hacer una reprogramación de los depósitos de los ahorristas en tres o cuatro años, en vez de darles papeles para dentro de 30 años. Me parece una infamia que a un ahorrista de una edad promedio de 65 años le puedan decir “Usted va a cobrar dentro de 30”.
EC – El problema es el de los métodos para hacer un planteo. Lo de ayer parecería que excedió algunos límites que, más o menos, están consensuados en la sociedad uruguaya sobre cuál debe ser la relación con un gobernante.
JRG – Claro. Pero también se ha excedido el gobierno, porque sus métodos para decirles a los ahorristas que no tienen derecho a cobrar lo que es de ellos me parecen muy equivocados. Yo me pondría a pensar cómo puede sentirse una persona que realmente ha trabajado toda su vida (algunos con más, otros con menos sacrificio, pero que ha trabajado) y de un día para el otro se encuentra con que un banco que era responsabilidad del Estado... Porque lo decía la propia publicidad y por todos lados, va al Parlamento y le dicen “Con ustedes están cometiendo una infamia”, trancan y no le responden. Ese gobierno, que es el responsable del Estado, se lo roba; o –para no decirlo tan fuerte— le dice “No, no se lo voy a dar”, “Mire: lo suyo se lo voy a dar pero en papeles, para dentro de 30 años”. Entonces, hay un momento en que... esto se pasa.
EC - ¿Usted fue de los que forcejeó con el presidente?
JRG – No, no. Desgraciadamente, no.
EC - ¿”Desgraciadamente, no”?
JRG – Desgraciadamente, no.
EC – De haber estado al lado del presidente, ¿qué habría hecho?
JRG – Simplemente, por ahora me estoy basando (y creo ser una persona que se ha tratado de comportar) en solicitar audiencia; pidiendo y tratando de convencer, porque creo primero que nada que conversando se puede llegar a muchas cosas.
EC – Pero usted dijo recién “Desgraciadamente, no”, cuando le pregunté si había forcejeado con el presidente.
JRG – Y sí... Porque creo que la figura es una cosa, pero podía haber forcejeado con el ser humano. Él es una persona explosiva, también; es una persona muy impulsiva, ha cometido errores, y no ha cometido errores dentro de ese ser impulsivo. También los otros seres humanos somos iguales, tenemos las mismas necesidades.
EC - ¿Usted fue de los que le gritó “ladrón” ayer?
JRG – No, señor. No estaba en ese momento como para... No estaba... ahí yo le estaba solicitando, se le solicitaba audiencia... Pero no puedo decirle a otras personas que griten lo mismo que yo quiero gritar, o actúen de la misma forma en que yo quiero actuar. A esas personas hay que comprenderlas, porque a esas personas las están dejando en la calle, no les están dando lo suyo y tienen sus necesidades.
EC - ¿Qué gritaba usted?
JRG – Nosotros estábamos solicitando audiencia. Que ya le he mandado un mail desde hace un mes y medio solicitando una audiencia; que ya estuvimos en el Edificio Libertad dos veces, que estuvimos en la casa de gobierno el Día del Patrimonio (que el señor presidente no se encontraba)... Solicitando audiencia. Indudablemente, adonde vamos también manifestamos nuestro dolor y nuestra impotencia.
EC - ¿A cuántos ahorristas representan ustedes? Porque hay una división entre los depositantes del Banco de Crédito.
JRG – División... División, no. Hay lo que podríamos llamar dos sectores que quieren lo mismo. Simplemente, nosotros entendemos que el otro sector es a su vez representante de algunos ahorristas y en cierta forma también del gobierno, si acepta este mal acuerdo, los años que ha aceptado para que paguen a los ahorristas. Nosotros simplemente no aceptamos eso, y tratamos de que esta sea una muy buena liquidación, vigilarla, y no vamos a preguntar y a salir a los gritos con lo que nos digan; queremos...
EC – Pero ¿van a seguir con estos métodos de protesta?
JRG – Sí, sí; sin ninguna duda.
EC - ¿Incluyendo la búsqueda de las autoridades, en particular del presidente, para reclamarle frente a frente y quizás hasta físicamente?
JRG – Es que, si no tenemos ningún problema, si no estamos diciendo nada erróneo, no estamos mintiendo... Yo creo que el que dice la verdad puede ir a cualquier lado; y hoy por hoy no creo que mucha gente... Lo digo: no sólo el señor presidente, que pueda tener sin ninguna duda la máxima responsabilidad por ser representante del Poder Ejecutivo, pero tampoco me olvido del Parlamento; y al Parlamento, como ya dije, hemos ido y nos dicen que han cometido una infamia con nosotros, pero hablan: ninguno ha actuado, ninguno ha tomado las riendas para tratar de mejorar esta situación. Ah, porque hablar es muy fácil: “Con ustedes están cometiendo una infamia”, “A ustedes no pueden pagarles dentro de 30 años porque es una locura”... Claro, pero han hablado, y después nos despiden con “Mucha suerte”. Nosotros les fuimos a comunicar necesidades, a informar en qué está esta situación, y nos salen dando la razón, nos despiden con “Mucha suerte” y no hacen nada.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón
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