|
HABLEMOS DEL FUTURO (XI)
Plantas medicinales, el futuro de los laboratorios nacionales
|
Decano de la Facultad de Química, Alberto Nieto. La suerte de la industria farmacéutica uruguaya debe atarse a los medicamentos de origen natural, o “fitoterápicos”, y a la complementación de su oferta con la de los vecinos del Mercosur. Se supera así el escollo de los altísimos costos de investigación demandados por una industria cada vez más concentrada en multinacionales. Un equipo de la Universidad de la República trabaja en un nuevo plan estratégico para el sector.
EN PERSPECTIVA
Viernes 31.10.03, 08.53.
EMILIANO COTELO:
Cosméticos a base de marcela, ansiolíticos surgidos de la flor de mburucuyá, Chofitol, Hepamida y otros digestivos elaborados a partir de extractos vegetales... Ese tipo de productos puede ser el futuro de la industria farmacéutica de nuestro país. Hacerse fuerte en ese rubro, el de los medicamentos naturales, no sólo permitiría a esa industria uruguaya sobrevivir frente a los procesos de concentración de los grandes laboratorios multinacionales, sino que además la ubicaría con ventajas notables en un nicho de mercado de gran potencial en el mundo. Y todo eso sería mucho más sencillo de alcanzar si se armaran cadenas productivas y comerciales con los laboratorios de otros países de la región.
Así lo entiende un equipo de científicos de la Universidad de la República que viene trabajando en un nuevo plan estratégico para la industria farmacéutica uruguaya. Un plan sobre el cual vamos a conversar con el decano de la Facultad de Química, doctor Alberto Nieto.
Este estudio que vamos a comentar hoy surge de la Comisión Social Consultiva (CSC) de la Universidad de la República. ¿Podemos ubicar brevemente qué es ese trabajo?
ALBERTO NIETO:
La CSC fue creada hace tiempo como una caja de resonancia social. Es un organismo asesor del Consejo Directivo Central, donde están representados todos los actores sociales con el objetivo de relacionar activamente a la Universidad con los problemas del país.
Como consecuencia de la grave crisis que sufrió el país el año pasado se adoptó una postura urgente de encaminar acciones que de alguna forma permitieran vislumbrar, si no una salida de corto plazo, que evidentemente no estaba, sí en el contexto de esa crisis dar nacimiento a un nuevo país basado en el conocimiento. La Universidad es un elemento importante en la generación y transmisión de conocimiento, por lo tanto asumimos ese papel y llamamos a la gente de cada sector a trabajar juntos con ese fin.
EC - Esta CSC puso en marcha el 1º de julio 17 proyectos, ¿verdad?
AN - Exactamente.
EC - Para examinar posibles estrategias que ayuden a resolver distintos problemas del país. Estudios que se van a completar a fines de este año, uno de los cuales es este que tiene que ver con la industria farmacéutica uruguaya, que quedó a cargo básicamente de la Facultad de Química, ¿es así?
AN - Sí, sí.
EC - Y se engancha a su vez con una filosofía de trabajo que ustedes vienen desplegando desde hace cuatro o cinco años, ¿no?
AN - Sí.
EC - ¿Cuál es?
AN - Se puede resumir en: colaborar a incorporar el conocimiento como factor de producción que genere valor en la producción de bienes y servicios en el país para promover la creación de riqueza y empleo.
EC - ¿Por qué se detuvieron en particular en la industria farmacéutica?
AN - Cuando empezamos hicimos un análisis de cuáles habían sido los sectores con los que teníamos más relación. Una de las puntas del análisis es evidentemente adónde van a parar nuestros egresados.
Por nuestra Facultad pasan cinco carreras: químico, químico farmacéutico, bioquímico clínico, ingeniero químico junto con Ingeniería, e ingeniero de alimentos junto con Ingeniería, Agronomía y Veterinaria. Hay dos sectores fundamentales que son el farmacéutico y el alimentario, con los cuales tenemos una fuerte relación por los egresados. Tenemos una Oficina de Gestión Tecnológica que se encarga del relacionamiento con la industria y el 44 por ciento de los servicios que nos piden viene del sector farmacéutico, entre el 5 y el 10 por ciento del sector alimentario y un 20 por ciento del sector servicios de salud, pública y privada.
Eso más o menos contextualiza a nuestros clientes. En conjunto decidimos crear un polo tecnológico, que ahora está empezando a funcionar, que orienta su actividad a ayudar a esos sectores a incorporar conocimiento en su producción. Nos hemos focalizado en el farmacéutico y el alimentario. En el alimentario trabajamos por ahora fundamentalmente en lácteos con Conaprole, tenemos un trabajo elaborado, y en el farmacéutico están todas estas actividades, estamos trabajando con laboratorios concretos pero el proyecto de esta comisión tuvo el objetivo de identificar nichos de oportunidad para el sector farmacéutico de producción nacional con el objetivo de que pueda ser competitivo no sólo a nivel nacional sino internacional.
EC - ¿El farmacéutico es un sector importante en la industria uruguaya?
AN - Lo es. El sector químico en general ocupa el 37 por ciento del empleo de la industria manufacturera y el 50 por ciento de las exportaciones manufactureras uruguayas son del sector asociado a la química. Dentro de eso el sector farmacéutico tiene más o menos el 3 por ciento del PBI industrial; es superior al sector automotor y un poco inferior al sector lácteo. Esto para ubicar a la población, porque a veces los números no dicen mucho.
EC - Usted compara con la industria automotriz y la industria láctea.
AN - Sí, está entre las dos; es superior a la automotriz e inferior a la láctea en cuanto a PBI industrial.
EC - ¿Y en cuanto a empleo?
AN - En cuanto a empleo anda por unos 2.000 puestos directos y alrededor de 4.000 indirectos. En cuanto a proporción del mercado farmacéutico nacional, tiene el 60 por ciento de la facturación y el 80 por ciento del volumen físico; el resto lo hace la importación. Y exporta el 12 por ciento a toda la región, llegando hasta México y el Caribe anglosajón.
EC - ¿Qué desafíos se plantean a esta industria farmacéutica uruguaya en el cambio de siglo?
AN - El más importante no es sólo uruguayo: es muy interesante ver que el contexto latinoamericano no es demasiado diferente, incluido el brasileño, sólo que Brasil ha tomado hace tiempo ya la punta, desde 1999. El desafío es el siguiente: es una industria donde más o menos el 20 por ciento de la facturación es por innovación, por nuevos productos. A partir de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) tenemos leyes de patentes en toda la región que impiden el funcionamiento previo de esta industria; antes se patentaba el proceso y no el producto, por lo tanto uno podía salir con productos similares. Ahora no se puede, entonces habría que innovar, tener nuevos productos. Innovar en nuevas moléculas cuesta entre 500 y 1.000 millones de dólares desde que se comienza hasta que el producto está en el mercado.
EC - Por favor, repita esa cifra; porque es fuerte, es impactante.
AN - Entre 500 y 1.000 millones de dólares le cuesta a un laboratorio cualquiera, desde la investigación hasta estar en el mercado con una nueva molécula.
EC - Eso es inviable para laboratorios uruguayos.
AN - Es totalmente inviable y es una de las fuerzas que llevan a la fusión de las grandes multinacionales para abaratar los costos de la investigación. Nosotros decidimos ver dónde realmente hay nichos de desarrollo para que nuestras empresas puedan seguir adelante. Ese es el objetivo de este trabajo.
Se está haciendo análisis FODA de cuatro nichos que fueron identificados previamente, que son el de los genéricos, que son los medicamentos cuyas patentes han vencido y entonces puede hacerlos sin faltar a la ley de patentes; los fitoterápicos, que son los originados en plantas medicinales que usted nombraba al comenzar; los nutracéuticos, que son suplementos de dietas, como por ejemplo las vitaminas, esto que la gente está comprando con marcas estadounidenses en la mayoría de las farmacias; y los dispositivos diagnósticos, o sea elementos que sirven para hacer análisis clínicos, no solamente en humanos sino también de uso veterinario. Esos son los cuatro nichos que hemos identificado como pasibles de generar oportunidades de negocio para neutra industria.
EC - Los cuatro nichos en los que aparentemente tendría que concentrarse la industria farmacéutica uruguaya para sobrevivir. ¿Está en juego la supervivencia realmente?
AN - En realidad la industria farmacéutica uruguaya en este momento tiene un gran problema financiero debido a la situación de su principal cliente. En realidad hay tres zonas: el Estado a través del Ministerio de Salud Pública, las mutualistas y las farmacias comunitarias. En este momento el único cliente fuerte en el sentido financiero son las farmacias comunitarias, porque el Estado tiene una deuda atrasada importante y las mutualistas también.
En cambio, desde el punto de vista del mercado internacional se abren bastante más posibilidades; de hecho la mayoría de las empresas que han sobrevivido mejor son las que tienen un poco más de cintura competitiva internacional. Es lo que le decía al principio, que alrededor del 12 por ciento de la producción de nuestra industria farmacéutica se exporta a la región.
EC - Pero todavía no hay un énfasis fuerte, un ímpetu exportador en la industria farmacéutica uruguaya.
AN - No; una de las cosas en las que estamos colaborando con el sector farmacéutico en la mesa de la CSC es un análisis de las posibilidades de exportación sistémica, o sea no de exportar por exportar un poco más, sino de orientar la estrategia hacia la exportación. En eso hay una colaboración muy importante, porque usted dijo que lo lleva la Facultad de Química, pero no sólo, hay un aporte importantísimo de las facultades de Economía y la de Ciencias Sociales a través del profesor Gustavo Bittencourt, que es especialista en comercio internacional y específicamente en Mercosur. Estamos tratando de apoyar a la industria a generar incluso una línea de negociación Mercosur para el sector.
Recordemos que Brasil en mayo de este año comenzó a organizar lo que se llama el Foro de Competitividad de la Industria Farmacéutica, que es algo parecido a esto que está haciendo la Universidad; allí lo hace el Estado, lo viene haciendo desde hace mucho tiempo en distintos sectores, para integrar a los distintos actores, tanto sociales –empresas, sindicatos y técnicos– como productivos, desde la materia prima hasta la comercialización final, para tratar de identificar cuáles son los cuellos de botella donde el Estado puede o debe apoyar para que todo funcione. En 1999 ellos sacaron una ley de genéricos y en este momento están saliendo a competir con India y con China en el mercado de los genéricos como gran estrategia. Ahí vemos una oportunidad muy importante para Uruguay en aquellos productos de volumen físico bajo pero alto valor agregado, porque en estas empresas grandes que se montan para esto no se justifican producciones del orden de los cientos de quilos por año, y nosotros eligiendo bien (que es lo que estamos tratando de hacer con las empresas) podemos lograr productos de alto valor agregado, donde la iniciativa de Brasil hacia el mundo en lugar de entorpecernos nos ayude.
***
EC - Nos estamos concentrando en la industria farmacéutica, donde ustedes vislumbran cuatro nichos de mercado particularmente atractivos y factibles además. Recordemos cuáles eran.
AN - Son los genéricos, los fitoterápicos, los dispositivos diagnósticos y los nutracéuticos.
EC - De los cuatro hay uno, el de los fitoterápicos, que surge con mucha fuerza.
AN - Sí, porque tiene algunas características tanto económicas como sociales muy interesantes.
EC - Empecemos por aclarar: ¿qué son los fitoterápicos?
AN - Son los medicamentos que se hacen en base a extractos de plantas medicinales.
EC - Ejemplos, algunos de los que yo mencionaba al comienzo de la charla. Yo cité los cosméticos a base de marcela, que dieron mucho que hablar hace muy poco tiempo.
AN - Sí, que están hechos entre el Estado y nosotros: la investigación se hizo en forma conjunta y la producción fue hecha en base al polo tecnológico de la Facultad, en Pando.
EC - Ese es uno; después tenemos ansiolíticos surgidos de la flor de mburucuyá…
AN - Exactamente.
EC - Hay marcas que ya son muy conocidas para los oyentes, como Chofitol o Hepamida, es decir digestivos elaborados a partir de extractos vegetales. Pero usted debe tener algunos más en la cabeza.
AN - Tal vez sea más interesante un dato bien claro: el crecimiento que está teniendo ese tipo de medicamentos en todo el mundo. La punta la lleva Alemania, donde el 50 por ciento de los medicamentos que se consumen son de este estilo. El crecimiento anual de la venta de productos farmacéuticos basados en plantas medicinales, o sea de fitoterápicos, es de más del 10 por ciento desde hace bastante tiempo. Para América Latina es un nicho interesantísimo por la enorme biodiversidad que tenemos.
EC - A eso iba con la pregunta siguiente: ¿dónde está el potencial uruguayo en esta materia?
AN - En varios lados. Por un lado está en la existencia de plantas, como el caso de la marcela, que ocurren naturalmente aquí y tienen una actividad medicamentosa muy importante. En un trabajo de investigación conjunto entre el Instituto Estable y gente de nuestra Facultad se identificó algunas actividades en la marcela que dieron lugar a una patente en Estados Unidos, que se está registrando. De funcionar esa la patente, es muy interesante. La gran ventaja de esto es que si uno consigue que la punta funcione (y la punta es la comercialización), o sea si existe realmente una facilidad de marketing y comercialización internacional de estos productos, podemos integrar una cadena de producción en el país verticalmente y horizontalmente en la región que permite, por ejemplo, ir desde el campo hasta la exportación, por ejemplo, a ese mercado alemán.
¿Qué significa desde el campo? La explotación de pequeñas parcelas de campo produciendo este tipo de plantas da suficiente valor como para mantener a una familia.
EC - Ah, ah… Repita ese otro dato, que me parece particularmente jugoso.
AN – El valor que genera una pequeña explotación rural a cargo de una familia, produciendo este tipo de plantas, si la comercialización final funciona, da perfectamente para mantener a una familia.
EC - Sería un establecimiento… ¿de qué tamaño?
AN - De pocas hectáreas, cuatro o cinco hectáreas. De hecho el FIDA, que es un programa de lucha contra la pobreza rural de Naciones Unidas, ha hecho hincapié en eso y en el departamento de Tacuarembó han estado haciendo algunos de estos trabajos.
Ahí también es importante la integración de la cadena de conocimiento. Lo que no tiene sentido en nuestro país es que instituciones como la Universidad de la República, el LATU y el INIA no trabajen conjuntamente; por suerte lo están haciendo. En este caso el INIA ha desarrollado el conocimiento necesario para domesticar a las plantas y plantarlas con buenas prácticas agronómicas.
EC - ¿Cómo es eso de “domesticar” las plantas?
AN – Claro: si usted tiene la marcela que crece normalmente, sin que nadie la plante, y empieza a cortarla, se queda sin marcela; de hecho algunos atisbos han pasado porque no tenemos una buena ley de protección. En cambio, si usted aprende cómo plantar marcela y planta mucha más que la que hay nativa, usted tiene no solamente asegurado que no desaparezca, sino que logra producirla siempre igual, que entonces usada como materia prima para producir el extracto y ese extracto para producir el medicamento, hace una cadena estandarizada.
Ahí la integración entre el INIA y nosotros, por ejemplo, entre la parte agrícola y la parte química industrial, permite que por el lado del conocimiento se apoye a los productores desde el campo hasta la industria extractiva y la industria productiva farmacéutica.
Eso funciona bien siempre que esta industria final pueda vender sus productos. En ese sentido hemos presentado una iniciativa al Mercosur a través de la Secretaría Técnica Permanente, que dirige el doctor Reginaldo Arcuri, para integrar las cadenas productivas de fitoterápicos de los países del Mercosur en una especie de holding de comercialización; o sea que una única empresa comercialice extrazona los productos fitoterápicos con un sello de calidad Mercosur. De esa forma les viene bien a todos.
EC - De esa manera estaríamos aprovechando la diversidad de hierbas medicinales que se da en los distintos países de esta región.
AN - Exactamente. Y no competirían; todo lo contrario: son sinérgicos, porque si yo trato de vender una cartera de tres productos en Alemania, no entro. Pero si armo una cartera de 20 o 30 productos diversos, desde el Amazonas hasta los Andes pasando por nuestras pampas, tenemos la posibilidad de ofrecer un portafolio diversificado con una marca sólida. Ahí es muy importante la calidad, pero teniendo un aparato de comercialización común, que nos va a salir mucho más barato y además es factible, porque en general son todas pequeñas y medianas empresas. Salir a comercializar fuerte afuera es difícil, pero si se alían es mucho más factible.
EC - Es factible, pero ¿es realizable? ¿Cómo ha caído hasta ahora un planteo como este, qué eco ha tenido? Hablo de si es realizable dentro de Uruguay y después en acuerdo con los demás países. No sé qué es lo que viene primero, pero tienen que darse los dos vistos buenos.
AN - Viene primero la comercialización. No podemos seguir haciendo lo que se ha hecho muchas veces: investigar para ver si después sirve para algo. Lo primero que tenemos que hacer es ver si hay demanda real, si hay una comercialización que permita tirar de toda esta cadena. El 18 de noviembre hay un evento en el Edificio Mercosur, que es un seminario que organiza la Red Mercosur, que se llama “Crecer juntos”; dentro de ese seminario uno de los talleres es sobre esto. Están invitados especialistas de todo el Mercosur, no sólo científicos sino tanto en la producción como en el aspecto financiero. De acuerdo a lo que hemos hablado con la Secretaría Técnica, por lo menos del lado brasileño habría interés, incluso en organismos de financiación del desarrollo en aportar a este proyecto. Porque además puede obtener resultados muy interesante con poco dinero como experimento piloto de integración y complementación industrial.
EC - ¿El mercado internacional demanda este tipo de productos? Usted mencionó un ejemplo.
AN - Alemania. Europa es el mercado más grande y, dentro de Europa, Alemania. Pero yo le decía que es un mercado creciente, eso es lo interesante, hace mucho tiempo que viene creciendo, más de una década. Está claro que no es una burbuja, es una tendencia creciente.
Hay un error en la gente de pensar que porque es natural es seguro, pero si usted hace un buen medicamento, seguro, tiene costos mucho más bajos por el tema de las regulaciones; las regulaciones para una molécula de síntesis son mucho más exigentes que para plantas medicinales, que en general vienen de la medicina tradicional, han sido ensayadas durante siglos y siglos y a veces milenios por poblaciones nativas; se conoce su efecto y su falta de toxicidad. La ciencia moderna simplemente las caracteriza, asegura que se está haciendo siempre lo mismo, controla que realmente no aparezca nada malo y da grandes seguridades.
EC - El desarrollo de un medicamento de estos, surgido de extractos vegetales, es mucho más barato que el desarrollo de un medicamento convencional.
AN - Exactamente. Cuando uno habla de “desarrollo” no está hablando del laboratorio, está hablando desde el laboratorio hasta la estantería de la farmacia. La parte más cara de este desarrollo son los ensayos clínicos en humanos. Para el caso de los fitoterápicos las regulaciones internacionales para estos ensayos son mucho menos exigentes –por las razones que le decía recién– que cuando se hacen con una molécula pura.
EC - ¿De qué orden son las diferencias de inversión? Usted mencionó más temprano que poner un medicamento convencional en el mercado implica de 500 a 1.000 millones de dólares.
AN - Es una de las grandes limitaciones que tiene ahora la industria farmacéutica. Si usted ve la cantidad de productos nuevos que saca, verá que hay cada vez más productos disponibles que no llegan al mercado, porque el costo es tan alto que hay que ser muy selectivo de qué cosas se hacen. No es la investigación inicial lo caro, lo caro es todo el final.
EC - ¿Y cuánto demandaría un medicamento de este otro tipo?
AN - Seguro bastante menos de un millón de dólares.
EC - Bastante menos de un millón de dólares.
AN - Sí, con las condiciones actuales. Es muy importante decir que nuestra industria farmacéutica hoy por hoy tiene buenas condiciones… se las llama GMP (buenas prácticas de manufactura), los niveles de calidad son altos. La Dinacyt (Dirección Nacional de Ciencia y Tecnología) hizo un análisis de la inversión en innovación y la propensión a innovar de distintos sectores industriales y éste destaca como el primero, tiene un alto nivel de inversión en la parte de calidad. Eso da grandes garantías para la exportación, entonces parte del capital ya está.
***
EC - El doctor Alberto Nieto está aquí como vocero de una mesa: Mesa Social Consultiva del Sector Farmacéutico, que integran…
AN - La cámara de la industria farmacéutica nacional, que se llama Asociación de Laboratorios Nacionales, el SIMA, PIT-CNT (Sindicato de la Industria del Medicamento y Afines), Federación Uruguaya de la Salud (el sindicato de trabajadores de la mutualistas) los centros de farmacias de Montevideo y el interior, los usuarios a nivel mutual y de hospitales, Salud Pública, la Asociación de Químicos Farmacéuticos... Todos los actores sociales que de alguna forma tienen relación con el medicamento, en distintos aspectos desde la producción, el uso, la comercialización.
EC - Es uno de los 17 proyectos impulsados por la CSC de la Universidad de la República, que para la industria farmacéutica en particular identificó cuatro nichos de mercado. Usted ya explicó cuáles son, nos estamos deteniendo en especial en uno, el de los medicamentos fitoterapéuticos, los elaborados a partir de extractos vegetales. Usted decía que tendrían posibilidades de colocación en los mercados internacionales mucho más jugosas si se trabajara en una cadena productiva con los países del Mercosur.
Este flanco está encaminado, recién nos contaba de un seminario que se realiza muy próximamente.
AN - El 18 de noviembre.
EC - O sea que falta ver la parte interna, cómo vienen los laboratorios nacionales.
AN - Como usted ha nombrado, algunos ya lo están haciendo. Nosotros estamos trabajando con varios de ellos ofreciéndoles distintas alternativas, algunas están en plan de investigación ya, otras en tratativas.
En realidad hay oportunidades muy interesantes, por ejemplo hay derivados que se pueden sacar de las semillas y el hollejo del vino, que son antioxidantes –todo el mundo sabe que el vino tinto tiene actividad antioxidante–, parte de las moléculas que le dan esa actividad están ahí y se pueden hacer nutracéuticos, o sea elementos dietarios con esos productos. O sea que usted puede ir integrando... Por ejemplo, las plantas que producen jugos cítricos generan residuos que también pueden ser utilizados para esto. El asunto es tener una postura sistémica y poner a la Universidad directamente al servicio de estas cosas. La Universidad, el INIA, el LATU, o sea todos los organismos del Estado que de alguna forma pueden generar o manejar conocimiento.
EC - Supongo que un empuje como el que requiere un proyecto de este estilo también necesita dinero, financiamiento.
AN - Sí, necesita financiamiento. Esto es todo parte de una estrategia de la Facultad, y en esa estrategia para este tema tenemos montado en Pando el Polo Tecnológico de la Facultad, que se encarga de ayudar a la industria a utilizar conocimiento para innovar. Ahí salimos junto con la industria a buscar la financiación. En algunos casos, como el de Conaprole, fue la propia Conaprole la que invirtió, pero hay empresas más pequeñas que no pueden hacerlo; entonces salimos a presentar juntos proyectos al Conycit (en este momento el programa PDT está muy demorado en la financiación) o a la Universidad, que aunque tiene poco dinero lo está usando bastante bien en estas cosas: hay un programa de apoyo al sector productivo por el cual, si una empresa y un laboratorio de la Universidad presentan una propuesta, la empresa paga una mitad y la Universidad la otra. Se está generando dentro de la escasez de recursos las posibilidades de hacer cosas. Ahora estamos en conversaciones con Cofac, que se interesó en este tema y se interesa en ir abriendo una línea de financiación para este tipo de proyectos. Hay que tener una actitud emprendedora, no estar esperando que nos resuelvan los problemas sino buscarles la solución. Existen posibilidades de soluciones financieras.
EC - A ver…
AN - Lo que falta no es plata; plata hay. Lo que falta es la forma de hacer que esa plata fluya; para eso hay que tener un soporte técnico que dé ciertas garantías. Recordemos que estuvo a punto de crearse en Uruguay un fondo de capital de riesgo con 5 millones de dólares que ponía la Corporación, 5 millones de dólares que ponía Fomin-BID y 5 millones de dólares que ponía una agencia de capital de riesgo internacional. El problema fue que esta agencia se retiró (era una agencia del grupo Velox). Creo que el crédito del BID vence en este tiempo, o sea que probablemente eso se acabe, pero con eso no se acaba la idea, no es imposible. Con la nueva ley de fideicomiso no sería imposible generar un fondo de estas características.
Me parece que hay que empezar a poner la creatividad que ponemos en la ciencia en la gestión de estas cosas para que la ciencia llegue a la sociedad. Si la ciencia se queda en los laboratorios no puede ser la financiación una excusa, porque si en otros lados se resuelve no hay razón para que en Uruguay no lo resolvamos, y hay lugares más pobres que nosotros o como nosotros que han logrado integrar por lo menos parcialmente estas cosas.
EC - Por lo que usted dice, este es un proyecto, pero al mismo tiempo ya es resultados.
AN - Usted nombró uno, estas cremas en base a marcela son un lindo ejemplo de trabajo conjunto de varias instituciones del conocimiento,: el Estable y la Facultad de Química, y una empresa privada, que fue la que tiró de la punta porque fue la interesada en comercializarlo. Es muy interesante que en este momento han entrado con mucho éxito también en el mercado argentino, la producción de extracto de marcela casi no da abasto para satisfacer la demanda de ese producto. Y todo surgió de una investigación básica hecha entre el Estable y la Facultad de Química, donde el Estable agarró más la parte biológica y la Facultad la parte química de preparación y caracterización del extracto.
EC - ¿Terminaremos en una sistematización de este proyecto?
AN - A eso apuntamos. Creo que, como dijo Martín Fierro, “nadie acierta antes de errar y el que quiera navegar no debe temerle al mar”. A los uruguayos nos falta muchas veces espíritu emprendedor, me parece que la Universidad y todo el sistema educativo deben promover una posición emprendedora, porque no hacemos muchas de las cosas que son posibles porque creemos que no se puede, pero nadie lo intenta. Primero hay que intentarlo, no a lo loco pero hay que intentarlo, hay que buscar los recursos donde están, no donde no están; si me dicen que no hay plata en tal lado no puedo decir por eso “entonces no hago nada”. Vamos a buscar dónde está la plata, cómo hacemos para que se junte con las ganas de comer y las cosas funcionen.
En eso estamos, creo que la iniciativa de la Universidad debe ser muy productiva en ese sentido. A finales de este año va a aparecer una serie de documentos en distintos sectores mostrando cómo, qué nichos, qué oportunidades hay de desarrollo utilizando el conocimiento en las más diversas áreas de la agropecuaria. Más de la mitad de los proyectos sale de la Facultad de Agronomía, y hay una serie de proyectos muy interesantes allí.
***
EC - Han llegado varias preguntas de los oyentes. Le traslado esta en el final: un productor que tiene un terreno de 10 hectáreas en Canelones y quiere plantar marcela pregunta cómo se puede poner en contacto con ustedes y el proyecto.
AN - El correo electrónico es anieto@fq.edu.uy.
EC - O sea que ya es posible coordinar con la corriente que tiene posibilidades y deseos de meterse en este tipo de cosas.
AN - Sí, lo conectaremos con la gente del INIA que lo puede asesorar y con la empresa encargada, que está comercializando esto, que seguramente se interesará.
***
Antecedentes:
Marcela: del yuyo campero al medicamento. Doctor Federico Dajas (Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable): Una molécula de la planta, administrada en laboratorio, disminuyó un 56% las lesiones causadas por el accidente vascular cerebral más frecuente -la isquemia focal- que provoca la muerte o deja secuelas graves en los humanos. (22.08.01)
Científicos uruguayos detectan nuevas propiedades terapéuticas de la marcela. Doctor Federico Dajas (Departamento de Neuroquímica del Clemente Estable): Se confirmó la utilidad de la marcela para mitigar los daños del infarto cerebral. Las propiedades antioxidantes de una de sus moléculas orientaron la investigación hacia otras áreas de aplicación: la prevención del envejecimiento natural de la piel y el cuidado frente a los efectos dañinos de la radiación ultravioleta. Un laboratorio -que financió parte de la investigación- venderá próximamente una crema en base a este yuyo (01.04.03)
---------------------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
recomendar esta
nota
|
|