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PARA SER CANDIDATO NECESITO QUE ME LO PIDAN; PARA LUCHAR, NO
“No sirve unirse contra Lacalle sólo para no perder la elección”
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Juan Andrés Ramírez (Desafío Nacional): El Partido Nacional debería discutir lo esencial: la redistribución en una sociedad segmentada como pocas en el mundo. Presenté un documento, fue aprobado, la Convención lo ratificará solemnemente, pero mientras tanto se hace todo lo contrario. El IRP es el único impuesto progresivo; peca por poco y no por mucho, y ahora lo quieren derogar. Los acuerdos deben unir a quienes piensan igual entre sí, y no para ganarle a otro que piensa lo mismo.
EN PERSPECTIVA
Jueves 06.11.03, hora 8.50.
EMILIANO COTELO:
“No hay nadie más antilacallista que yo”. La definición pertenece al doctor Juan Andrés Ramírez. Según se publicó el fin de semana pasada en el diario El País, fue un comentario que hizo durante una gira por el departamento de Durazno.
Es una definición que no pasa desapercibida, porque una cosa es integrar el “espacio no lacallista” y otra es ser antilacallista. ¿Ese será su posicionamiento en la interna blanca? De esta y otras cosas vamos a dialogar con el doctor Juan Andrés Ramírez.
Usted ha participado poco en la actividad política pública en los últimos tres años; apenas ha tenido algunas apariciones puntuales en el debate nacional, por ejemplo, en asuntos como la reforma tributaria y ahora, en alguna medida, el referéndum de Ancap…
JUAN ANDRÉS RAMÍREZ:
Creo que he hecho más de lo que la gente piensa. Durante los últimos cuatro años, por lo menos cuatro años, en mi partido, el Partido Nacional (PN), he intentado por todos los medios y he presentado trabajos específicos a este propósito, primero que el PN instale el tema de discusión esencial en cualquier sociedad, ponerlo arriba de la mesa para analizarlo y discutirlo. Creo que es el tema que estamos eludiendo todos los uruguayos…
EC - ¿Cuál tema?
JAR - La justicia. La justicia social, la equidad, la distribución. Lo estamos eludiendo en algunos casos por torpeza, en otros dolosamente... Lo que se discute en el ámbito político nacional es la prosperidad, el crecimiento, el desarrollo, cómo aumentamos el PBI. Usted escucha la exposición del ministro de Economía y las consideraciones de los otros economistas a propósito de lo que dijo el ministro de Economía en el almuerzo [mensual organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing] de ayer y todo gira en torno a cuánto vamos a exportar, cuál va a ser el crecimiento el año que viene, si vamos a crecer, si vamos a rebotar, si van a aumentar las exportaciones, la competitividad, los nichos de mercado, etcétera, etcétera, etcétera; el Alca, el Mercosur, con quién vamos a enganchar...
No digo que no sean temas importantes, son importantes, pero son secundarios frente al tema más importante, que es el que en los últimos cuatro años he tratado de instalar como tema de discusión dentro del PN, como tema de análisis para darle después una resolución correcta; de nada vale analizar algo si después no resolvemos lo correcto. Pero primero analizarlo y después resolverlo.
¿Cuál es el tema esencial?: la distribución. Si hay algo que marca los signos de los actuales tiempos en la sociedad humana es que las distancias son cada vez mayores. No existe en la historia de la Humanidad una época como la actual, en la que haya mayor diferencia entre la franja de arriba y la de abajo. Eso está comprobado, no estoy diciendo ninguna novedad ni nada revolucionario, todos los estudios académicos coinciden en que hoy el signo de los tiempos es la desigualdad, cada vez más brutal.
EC - ¿Cómo le ha ido con ese tipo de inquietudes dentro del partido?
JAR - …Y además después darle resolución correcta, porque estoy convencido asimismo de que la definición o identidad partidaria (si pertenezco a este partido o a este otro), no depende de si estoy a favor o en contra de la ley de Ancap, por ejemplo. No depende de si creo que debemos vender las carnes a Europa o si debemos tratar de colocarnos en el mercado estadounidense o a través de Canadá; lo que fuera. Esos son planteos técnicos, científicos; el otro es un tema moral.
Creo que hay que distinguir los dos campos, una es una cuestión moral y la otra es científica. Cómo crecemos, cómo transformamos la realidad natural, cómo producimos mayor cantidad de bienes y de servicios, es un tema científico. Cómo resolvemos la cuestión de qué oportunidades les damos, con qué justicia tomo dentro de la sociedad humana es una cuestión moral, por lo tanto de decisión anticipada; prioritaria.
Yo insistí en varias convenciones partidarias en la necesidad de discutir esto, el PN como partido político –como el PN, el Partido Colorado (PC), el Frente Amplio (FA), el Partido Independiente (PI), todos– tiene que tener una definición en ese tema. Si no, esto sería un concurso de técnicos, y no: este es un concurso de políticos para definir opciones morales políticas.
EC - Usted dice que su sector ha estado preocupándose por una cuestión de fondo que el PN…
JAR - Creo que la última vez que estuve aquí fue para hablar a propósito de la propiedad intelectual, el derecho de propiedad sobre las ideas. Es un tema de fondo, no es un tema técnico, es un tema moral; ¿alguien tiene derecho a apropiarse de las ideas y tener el monopolio sobre la utilidad de las ideas? Para mí no; lo planteé en términos académicos primero, en la Facultad de Derecho, en el Instituto de Derecho Civil –del cual hoy soy director–, pero además para mí es un tema de profundo sentido filosófico político y creo que es algo sobre lo cual los partidos políticos tienen que discutir, en lo que tienen que profundizar y resolver.
EC - Implícitamente está criticando a otros dirigentes del partido que estarían ocupándose, incluso muy activamente, de temas que –sin dejar de tener importancia— son secundarios o instrumentales; no están atendiendo esta, que es una cuestión de principios. ¿Qué ha pasado, qué ha ocurrido en el partido en esta materia?
JAR - Me consta –creo que a todos los oyentes les consta– que la definición de un partido de izquierda, de centro, de derecha es esquemática; pero es válida. Sólo en Uruguay escuchamos gente que dice: “No, no, yo no soy ni de derecha, ni de izquierda, soy blanco”, por ejemplo. No; no es cierto, no es válido eso; esa definición no es correcta. Uno sabe que en Europa el Partido Popular está más a la derecha que el Partido Socialista, es cierto, es así, nadie lo discute; que los partidos derivados del gaullismo en Francia están más a la derecha que el Partido Socialista; que la Socialdemocracia en Alemania está más a la izquierda que la Democracia Cristiana, nadie lo duda.
En Uruguay no, parece que somos tan atípicos que no queremos ese tipo de definiciones, da lo mismo chicha que limonada. No es cierto, no es legítimo que un partido político tenga de todo como en botica: “Ah, ¿usted quiere votar un candidato de izquierda? Aquí tiene, vote a Fulanito; dentro del mismo lema tiene un candidato de izquierda y otro mucho más conservador”. No es legítimo.
Por lo tanto yo propuse primero un análisis del tema de fondo. En un documento que presenté en mayo de 2001 digo que el partido ha hecho mucha liturgia y poca teología.
EC - También hemos hablado de ese documento.
JAR - Creo que tenemos que “hacer teología”, porque es el tema más esencial de un país: la distribución. ¿Cuál es el nivel de equidad que tenemos en la sociedad uruguaya? Ahora voy a los elementos de hecho. Hace dos semanas –creo– salió publicado en el diario El País, en el suplemento salmón, el económico, un trabajo de un sociólogo o académico argentino, Kaffman, que miraba la sociedad uruguaya (a veces es bueno que nos miren desde afuera porque uno está metido dentro y pierde objetividad) y decía que veía una profunda segmentación ( y yo le agregaría más elementos, signos o síntomas de segmentación): que aquí hay trabajos para pobres y trabajos para ricos, barrios pobres y barrios ricos, o barrios para pobres y barrios para ricos, con las connotaciones adicionales en cuanto a la seguridad, por ejemplo, los temores en los barrios para pobres y los barrios para ricos, educación para pobres y educación para ricos; y yo diría que hay salud para pobres y salud para ricos.
Tenemos datos tan dramáticos en la sociedad uruguaya como que hoy tenemos más del doble de los presos que deberíamos tener. Más del doble de lo que históricamente tuvimos en Uruguay desde que somos nación: nunca superamos el 1 por mil de la población, deberíamos tener como tope, como techo, 3.000 reclusos en todo el país y pasamos largamente los 7.000, y crecemos a un ritmo de 100 por mes neto. Y ¿cuál es la respuesta de la sociedad uruguaya?: aumentemos las penas, establezcamos penas no excarcelables (en el Parlamento hay una especie de fervor penalizador), el Ministerio del Interior está preocupado por aumentar los mecanismos de represión…
No digo que esté mal, hay que hacerlo pero después de hacer otra cantidad de cosas absolutamente imprescindibles. Pero ¿cuál es la reacción de la sociedad uruguaya?: “Vamos a comprar módulos, vamos a aumentar las cárceles”. Me parece correcto no hacinar a los reclusos, que tienen derechos humanos como cualquier ser humano. Pero esto es como si el ministro de Salud Pública dijera: “Hay una larga cola en los hospitales nacionales en todo el país para entrar enfermos” y se preocupara por ampliar los hospitales y no por ver cuál es la epidemia que tiene fuera. Tenemos una epidemia social. Cuando me fui del Ministerio del Interior, en noviembre de 1993, había 2.800 reclusos en todo el país; a lo largo de los casi cuatro años que fui ministro pasé de 1.800 a 2.800 porque hubo una amnistía muy amplia antes de nosotros ingresar al Ministerio que prácticamente había vaciado las cárceles. En un año crecimos en 1.000 reclusos y llegamos por debajo del techo: 2.800 reclusos en todo el país. Ahora hay 7.200, 7.300; cada vez que hablo el número ha aumentado, así que me debo estar quedando atrás.
¿No es un signo absolutamente patológico? ¿Es correcto que la disponibilidad de bienes o de recursos que la sociedad uruguaya realiza para la salud se distribuya de la manera más inequitativa? El 70 por ciento de los recursos de la sociedad uruguaya en materia de salud son disfrutados por el 40 por ciento de los uruguayos, mientras que el 30 por ciento de los recursos para salud son padecidos o aprovechados escasamente por el 70 por ciento de la población uruguaya que va a Salud Pública. Además hoy por hoy la desigualdad se puede medir.
***
EC - Usted señalaba cuál es su prioridad en materia de actividad política, una prioridad hacia adentro del partido, procurando que el PN se defina en materia de justicia social.
JAR - Ideológica, es la definición; no técnica, es una definición ideológica y moral.
EC - No ha habido resultados hasta ahora.
JAR - No, el documento que presentamos al Directorio en mayo de 2001 fue bien recibido, se formó una comisión de la Convención, redactó sobre esas bases... Hay una definición ideológica filosófica concreta, “liberalismo igualitario” se llama el pensamiento o la ubicación filosófica de esa postura. Es recibida como tal en el Directorio del partido, se hace una comisión, redacta un documento común que me parece bastante satisfactorio (si tiene algo es que le falta fuerza, pero en términos técnicos es correcto), se hizo circular a todas las convenciones departamentales, algunas lo trataron, otras no, tampoco hubo una fermentación sobre la propuesta…
En el documento, después de bastante extensas reflexiones filosóficas, terminamos con alguna propuesta concreta: en el Uruguay de hoy la diferencia entre el quinto de mayores ingresos y el de menores ingresos es de 10 a 1; hay países del mundo muchos más ricos que el nuestro y otros muchísimos más pobres que tienen una diferencia de menos de la mitad, 3 a 1 entre la franja de arriba y la de abajo; o cuatro veces.
La propuesta es: hagamos el esfuerzo y las propuestas programáticas para reducir a la mitad esa diferencia que tenemos hoy entre los uruguayos. Estamos destruyendo a la clase media y aumentando la brecha y la falta de expectativa de los que están debajo de poder tener una vida digna. esa es la realidad.
EC - ¿Qué tipo de trámite ha tenido hasta ahora?
JAR - Le dieron una aprobación provisoria, supongo que se va a aprobar en la próxima Convención en forma solemne o formal, pero después en la práctica las cosas pasan al revés.
EC - ¿Por ejemplo?
JAR - De acuerdo a ese documento y a los principios filosóficos que se sustentan –la necesidad de lograr una mayor equidad- financiamos con otros grupos políticos no del PN un estudio en la Facultad de Ciencias Económicas que está publicado en un libro de la Fundación de Cultura Universitaria sobre la distribución de la carga tributaria en Uruguay. ¿Por qué? Porque sospechábamos que las cosas pasaban justo al revés de cómo deberían ser desde el punto de vista de la justicia, de la moral política.
Y bueno: la conclusión del estudio técnico con cifras y pruebas consistentes es que en Uruguay paga más el que menos tiene y menos el que más tiene, o sea que la carga del Estado la pagan los pobres y no los ricos. O sea que cuando usted vea un auto de buen costo que tiene atrás un cartel... Lo dije en la presentación del libro: que iba a llevar una docena de libros en mi auto y que cuando viera un auto valioso con ese cartel que anda circulando que dice: “Bajenel costo del Estado, ¡¡por favor!!”, lo iba a parar y le iba a decir: “Lleve este libro, léalo. Va a ver que no es usted el que paga los gastos del Estado; quien paga los gastos del Estado es el otro, el que va a pie”.
EC - ¿Por qué recuerda ahora ese trabajo?
JAR - En ese trabajo proponemos el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF), porque es el único sistema justo en todo el mundo –no es novelería ni invento– que el ser humano ha encontrado. La mejor forma de distribuir la carga tributaria es en proporción al sacrificio, con tasas progresivas: a menores ingresos un 2 por ciento, el otro 3, y así, a medida que aumentan los ingresos netos se llega a tasas realmente importantes.
EC - Esa es la propuesta de ustedes.
JAR - Es la propuesta nuestra. Es lo único que coordina con el pensamiento filosófico que propusimos y en principio fue aceptado.
EC - ¿Qué hace el PN…?
JAR - El PN está proponiendo derogar el IRP. Por supuesto que a la gente, cuando no analiza con profundidad los temas, le parece muy lindo que deroguen impuestos. Pero lo cierto es que los impuestos se pagan de otro lado. Alguien paga. Si yo rebajo el IRP aumento el IVA, o bajo los gastos y entonces voy a tener peor escuela pública y peor saludo pública; porque además no tenemos capacidad de endeudamiento. Los recursos del Estado salen de impuestos siempre, no podemos pedir plata prestada; entonces si rebajo el IRP voy a aumentar los impuestos al consumo.
Aumentando los impuestos al consumo tenemos un sistema regresivo. Para poner una cifra: en todo el mundo el 10 por ciento de menores ingresos paga el 3 por ciento de los gastos del Estado aproximadamente. Esa parte de la población en Uruguay serían 300 mil uruguayos de menores ingresos, de menores recursos que deberían pagar el 3 por ciento de los gastos del Estado. Pagan el 11,5 por ciento.
En todo el mundo civilizado la franja de mayores ingresos, el 10 por ciento de mayores ingresos paga cerca del 30 por ciento de los gastos del Estado; en Uruguay paga el 9.
La única solución es un correctivo general al sistema tributario; no hay que eliminar los impuestos al consumo, deberíamos bajar el IVA al 12 por ciento o menos, y establecer un sistema de impuesto a la renta que grave otras rentas, además de la renta del salario.
EC - En el PN no se rechaza la idea del IRPF últimamente.
JAR - Pero se da de patadas con la propuesta del doctor Gallinal y el doctor Lacalle, que han negociado con el ministro Alfie derogar el adicional al IRP –gran parte del tributo– para el año 2004.
Ahora derogaron o en están en vías de derogación de las dos franjas de abajo, pero para el año 2004 es la eliminación del IRP o del adicional. Esto es justo al revés de lo que se debe hacer: si algo tiene de malo el IRP con tasas progresivas es que grava sólo los salarios y las jubilaciones; y debería gravar los honorarios profesionales, la renta del dinero, los intereses, los arrendamientos de inmuebles, los dividendos de acciones. No grava esos conceptos, entonces es regresivo en las tres franjas de mayores ingresos que en la sociedad uruguaya perciben la mayor parte de sus ingresos no de salarios sino de rentas, que están exentas. Se paga más con tasas progresivas, como debe ser, desde la más baja hasta el séptimo decil de la población uruguaya.
Peca por poco, no por mucho, y mis compañeros de partido quieren derogarlo. No encuentro razón ni argumento válido para eso. Es lo contrario, es aumentar la injusticia tributaria y por lo tanto la desigualdad entre los uruguayos.
EC - ¿Qué tiene que ver esta discusión con esa definición que usted hizo hace algunos días que leímos en la prensa: “No hay nadie más antilacallista que yo”? ¿Cómo encaja en el debate?
***
EC - Usted exponía por dónde ha estado haciendo política, aunque no muy visiblemente quizás, no con una participación activa en el debate, como tienen con una intensidad fuerte varios de sus colegas del partido. Todo eso venía a cuento de la pregunta de por qué se movía tan discretamente; usted explicaba qué estaba haciendo hacia adentro del partido.
Resulta que sale al interior del país, como salió la semana pasada, va a Durazno y termina señalando algo tan fuerte como esto: “No hay nadie más antilacallista que yo”. ¿Cómo se ata una cosa con la otra?
JAR - La culpa es del que tituló en el diario El País, porque lo sacó de contexto absolutamente; después uno lee la crónica y entiende el sentido de la frase. El periodista –como tantos compatriotas, en particular como tantos correligionarios– cree que la solución para el país, o para el PN en forma más limitada, está en juntarse los no lacallistas contra Lacalle. Mi respuesta a eso fue “Mire, todos saben que no hay nadie más antilacallista que yo, punto; pero no estoy de acuerdo en juntarnos solamente por estar en contra de Lacalle”.
EC - ¿Pero usted es antilacallista o es no lacallista?
JAR - Es lo mismo.
EC - No, no es lo mismo; está claro que hoy usted no está con Lacalle, pero una cosa es “no estar con” y otra es ser “anti”.
JAR – Anti - Lacalle dentro del partido; es cierto que yo tuve un enfrentamiento muy duro en 1999, nadie escapa a eso, todos lo saben. Pero hay una especie de sobrentendido de que los Larrañaga, más Abreu, más Long, más Gallinal y eventualmente más Ramírez deberían juntarse para hacer el bloque no lacallista –póngale el nombre que quiera, anti o no lacallista–. Creo que nadie discute que yo no me caso con Lacalle, pero no admito que nos reunamos simplemente por estar en contra de algo. Ese es mi razonamiento. Yo he reclamado...
EC - ¿Usted va a ser precandidato en la interna del PN?
JAR - Lo que he reclamado a los que me instan a este tipo de asociación es identidad de pensamiento. ¿De qué vale formar un grupo político si únicamente somos anti-Fulano, contra Fulano, o “sin” Fulano, póngale el nombre que quiera? No sirve de nada.
EC - La última Encuesta Factum que tenemos disponible, correspondiente al mes de agosto, muestra en la interna del PN: Luis Alberto Lacalle, 37 por ciento; Jorge Larrañaga, 26 por ciento; Juan Andrés Ramírez, 8 por ciento; Francisco Gallinal, 7 por ciento; otros (Sergio Abreu y Arturo Heber), que suman 6 por ciento; e indecisos, 16 por ciento. Este es el último cuadro que tenemos. Es curioso: a usted no le va muy mal, aparece como tercer nombre pese a que no tiene una actividad proselitista, ni siquiera ha sido proclamado precandidato aún.
La consulta es: ¿cómo se dirime la interna del PN?
JAR - Lo que he tratado de explicar hasta ahora es que se debería dirimir por el pensamiento filosófico - político.
EC - No entiendo. La elección interna del PN será, como la de todos los partidos, en junio del año que viene. ¿Lacalle va a ir por un lado y cada uno de los otros aspirantes por el suyo? En esas condiciones, en ese esquema…
JAR - Yo soy muy amigo, por ejemplo, de Sergio Abreu…
EC - …Lacalle les gana a todos…
JAR - …pero muy amigo.
EC - …por la división, digamos.
JAR - Pero no es ese el tema. A ver si me explico: en el año 66 el PN tuvo una gran derrota en manos del PC, que le ganó por una mayoría aplastante al PN, que era gobierno y quedó desplazado. ¿Quiénes eran los candidatos del PN en el año 66, en noviembre del 66? Dos hombres muy inteligentes pero anquilosados, envejecidos ideológicamente: el doctor Echegoyen y el doctor Gallinal.
En 1969-1970 aparece Wilson Ferreira con un pensamiento político completamente distinto, con un cambio ideológico clarísimo, un corrimiento del PN de la derecha conservadora, que era la del Herrerismo de Echegoyen y el Nacionalismo Independiente de Gallinal, ambos muy conservadores. Wilson Ferreira aparece con una propuesta política que es un corrimiento al centroizquierda clarísimo, tanto es así que una cantidad de blancos se fueron del partido, dijeron “Este hombre es comunista, nos vamos”; se fueron con Pacheco; otros votaron a Aguerrondo como la quintaesencia del conservadurismo nacional dentro del PN.
Era clarísimo que Wilson Ferreira planteó una opción ideológica totalmente distinta a través de “Nuestro compromiso con usted”. Yo defendiendo que ahora las asociaciones dentro del PN para la interna no sean “Como con Lacalle perdemos, entonces vamos a elegir al que esté mejor en las encuestas (como aparece en alguna propuesta) para que sea el candidato de los no lacallistas”. No me sirve eso.
EC - ¿Qué le sirve?
JAR - Me sirve que si yo sé que Juan, Pedro, Manuel y María piensan como yo desde el punto de vista de las cuestiones esenciales –léase la justicia social, la distribución de la riqueza y de las expectativas, la condición de los humildes, qué posibilidades tienen de realmente tener un amparo en sus derechos fundamentales y sus expectativas como seres humanos–, si coincidimos peleemos juntos; si no, no vale la pena.
EC - ¿Con quiénes de los nombres que hoy están en danza dentro del espacio no lacallista usted percibe esas coincidencias? Larrañaga se presenta a sí mismo como inspirado en el pensamiento wilsonista; Gallinal también.
JAR - Claro, es bárbaro: mencionan a Wilson pero sin embargo cuando hablan de “Nuestro compromiso con usted” dicen: “No; eso era para aquella época, para el año 1971”. Y pretenden la derogación del IRP, que se da de patadas, como decíamos recién: la derogación del único impuesto progresivo implica abonar el sistema regresivo, aumentar la diferencia entre las clases sociales en Uruguay.
EC - ¿Con quiénes percibe mayor afinidad?
JAR - Por eso es que dije en mi última presentación pública, no en Durazno sino en Montevideo, que instaba a los dirigentes blancos a reunirnos para dirimir primero las cuestiones ideológicas y después ver si estábamos de acuerdo. Si estábamos de acuerdo, entonces sí; primero las banderas, después los abanderados.
EC - Es un llamado que usted está haciendo a los no lacallistas. Antes hablábamos de lo que usted pretende para el partido, para el programa del partido; ahora parece haber pasado a otro nivel: qué hacemos los que no estamos de acuerdo con Lacalle, que está claro que es una opción presidencial.
JAR - ¿Pero por qué no estamos de acuerdo con Lacalle? Algunos dicen: “Con Lacalle no estoy de acuerdo porque con él perdemos”. No sirve, eso. Yo, hincha de Nacional, no digo: “No elijo a Fulano de Tal porque perdemos con Peñarol”, no es ese el tema. Y créame, muchos dirigentes políticos dicen: “No, con Lacalle perdemos, ya pedimos y vamos a volver a perder”. No es ese el tema.
Si me dicen “Con Lacalle no estoy de acuerdo porque representa el pensamiento más conservador del PN”, entonces sí estoy de acuerdo. Yo vi a Lacalle y al doctor Sanguinetti ayer, leí la prensa, los vi en televisión y leí alguna frase y no me conforma la identidad aparente que se manifiesta entre el pensamiento político del doctor Sanguinetti y el doctor Lacalle.
EC - ¿Está en conversaciones con otros dirigentes blancos para intentar esos acuerdos programáticos, filosóficos...? ¿Cómo los califica?
JAR - De principios; es un orden jerárquico: primero los principios –lo cual es obvio– y después los programas.
EC - ¿Tiene en marcha ese tipo de conversaciones?
JAR - No, por ahora simplemente estoy tratando de convencer a los blancos de a pie, a la ciudadanía nacionalista, a los que están y a los que se fueron. En 10 años el PN perdió la mitad del electorado, más de la mitad del electorado.
EC - O sea que sin estar proclamado como candidato usted está haciendo campaña en este sentido.
JAR - Como dije: lo que importan son las banderas, no los abanderados. Yo estaría encantado de no ser candidato...
Espero que la gente me crea: no fui candidato en el año 1994 al Senado, desde febrero de 1995 no tengo ningún cargo público salvo la docencia universitaria; tampoco fui candidato al Senado en 1999. Sigo peleando. Para pelear sólo me pido autorización a mí mismo; para ser candidato preciso que me digan que sí, que quieran que lo sea. Esto es como el noviazgo, me caso si la novia dice que sí, y preciso que haya gente que crea que yo debo ser candidato, pero no me importa eso, lo que quiero es que mi partido político sea el partido defensor de la mayor equidad en la sociedad uruguaya. Y por ahora no lo es.
EC - ¿Y si no lo logra?
JAR - Si no lo logro, seguiré peleando.
EC - ¿Dónde? Porque algún oyente le pregunta: ¿es la única opción para usted el PN?
JAR - No, no es la única opción. Pero créanme, no lo tengo pensado. En algún momento se dijo que yo me iba para el FA, hace dos o tres años, Rafael Michelini fue a visitarme al estudio, hubo prensa…
EC - Se han ido incorporando a la Nueva Mayoría algunos nombres provenientes del PN.
JAR - Sí, sí, pero no era mi intención, se lo dije a Michelini. Mi intención es pelear dentro del partido. Porque además encuentro que en las verdaderas raíces filosóficas del PN está esa propuesta, porque si somos el partido de la libertad (la libertad no es solamente la libertad política, la libertad de prensa, la libertad ambulatoria, la libertad de sufragio o la representación proporcional como una forma de libertad), la libertad más profunda de todas por la que hoy podemos pelear es la que debemos custodiarle a cada ser humano para que pueda definir por sí mismo, sin influencia, sin importar dónde nació, en qué hogar, si es adinerado o no, si sus padres son cultos o no, si en el interior perdido o en un pequeño poblado o una capital departamental o en Montevideo; que no dependa de eso, ni siquiera de su capacidad física o intelectual darle a cada uno la libertad de definición de cuál es su destino. Ese debe ser mi partido, el PN, no me sirve un PN que no custodie esos valores.
EC - ¿Cómo encaja en ese proceso el referéndum que tendrá lugar dentro de un mes? Cuando recorre el país, cuando estuvo en Durazno, por ejemplo, ¿estaba haciendo campaña por el Sí, por el No…?
JAR - Yo les digo a la gente y a los periodistas que voy a votar por el no, creo que es una ley necesaria. Pero no se juega ahí el destino del país, ni siquiera el de Ancap; el destino de Ancap se va a jugar, primero, el día en que se redacte el pliego de licitación o de concurso, y luego el día que se hagan las cláusulas del contrato; ahí se va a jugar el destino de Ancap. Por eso me parece bien la ley propuesta por Iván Posada de establecer una comisión que controle la redacción de las cláusulas, me parece una buena garantía.
EC - O sea que usted está con el no, con el mantenimiento de la ley, pero no está haciendo campaña.
JAR - No, no. Creo que los problemas de los uruguayos son mucho más agudos, muchos más intensos, me preocupa mucho más que seguimos teniendo una sociedad con 7.000 y pico de reclusos, donde el 53 por ciento de los niños nace por debajo del nivel de pobreza, donde la calidad de la enseñanza en las escuelas públicas está por debajo de la calidad en las escuelas privadas, donde la calidad de la salud en Salud Pública está muy por debajo de la calidad en el sistema mutual... Esos son los temas que realmente me preocupan, porque de otro modo estamos aumentando la distancia y destruyendo a la sociedad uruguaya.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón
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