18.12.2005












POBREZA, VIOLENCIA, PERO TAMBIÉN MARGINACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA

Brasil pone los problemas
de la mujer en primer plano

Ministra de Políticas para la Mujer, Emília Fernandes: Al asumir, Lula destacó dos compromisos de inclusión muy fuertes: con las mujeres y con los afrodescendientes y pueblos indígenas. Se creó dos ministerios, que funcionan bajo un criterio de transversalidad: las secretarías impulsan las políticas, pero responde el gobierno como un todo. Se lanzó un programa de prevención, asistencia y combate a la violencia contra la mujer. La ministra propone a Uruguay un diagnóstico conjunto en las áreas de frontera para incorporar la cuestión del género a la agenda.

EN PERSPECTIVA
Viernes 14.11.03, 08.50.


EMILIANO COTELO:
Fue la primera mujer riograndense que llegó al Senado Federal de Brasil, y hoy es ministra del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. Tiene a su cargo la Secretaría Especial de Políticas para la Mujer, con rango de ministerio desde enero de este año. Se llama Emília Fernandes, tiene una trayectoria como maestra y pedagoga, y es nuestra invitada hoy para conversar a propósito de cuál es la situación de la mujer hoy en Brasil, cuáles son las principales desigualdades que hay que atacar, y sobre todo si es necesario un ministerio que se ocupe específicamente de estos asuntos.

Emília Fernandes, ¿ministra, secretaria? ¿Cómo le tenemos que decir?

EMÍLIA FERNANDES:
En el Brasil tenemos el status de ministra, por lo tanto nos llamamos ministra de la Secretaría de Políticas para las Mujeres.

EC - Emília tiene 53 años de edad y es una mujer de la frontera con Uruguay, de Santa Ana do Livramento, donde comenzó su carrera política como vereadora, lo que nosotros llamamos edil, en tres períodos de gobierno.

EF - Sí, 12 años.

EC - En 1994 llegó al Senado Federal y se convirtió en la primera mujer riograndense en alcanzar ese tipo de responsabilidades. Es pedagoga con un posgrado en Planeamiento Educacional; ejerció como maestra durante 23 años; y fue integrante de la dirección del sindicato de profesores del estado de Rio Grande do Sul. Este es sólo un pantallazo de una trayectoria muy movida, en la que se han mezclado la docencia, la actividad sindical y la política.

EF - Muy bien, exactamente. Nací en Dom Pedrito, una ciudad también cercana a la frontera, pero viví toda la vida, la vida política, la vida de mujer y ciudadana, en Santa Ana do Livramento. Trabajé muchos años en la escuela pública, siempre escuelas de periferia, dando las clases iniciales por opción; estudié, me casé, tuve dos hijos en la frontera, y ya tengo tres nietos. Tuvimos una vida que empieza en la militancia sindical y también en la política.

EC - En la política durante muchos años vinculada al PDT, el Partido Demócrata Trabalhista.

EF - Empecé mi vida política en el Partido Demócrata Trabalhista, sí; hoy estoy en el partido donde están todos los trabajadores.

EC - Con Leonel Brizola, por ejemplo.

EF - Sí, empecé con él, empecé en la frontera con Brizola.

EC - ¿Por qué no hablamos de la responsabilidad que lleva adelante desde que se instaló el gobierno de Lula? Apenas asumió la Presidencia Luiz Inácio Lula da Silva le dio carácter de ministerio a lo que antes era Secretaría de Estado para los Derechos de la Mujer. ¿Por qué Brasil tenía que tener un ministerio dedicado a estos asuntos?

EF - Es importante que se registre que la lucha de las mujeres para tener espacios institucionales que pueden llamarse ministerios, secretarías, coordinadurías, consejos, es una lucha internacional. Cuando en 1995 se hizo la Conferencia Internacional de Mujeres de todo el mundo, en Beijing, China, se resolvió que todos los países debían buscar eso; Brasil es signatario de esa resolución, y dígase de paso que es signatario de todos los acuerdos internacionales sobre los derechos de la mujer. Hay una lucha muy fuerte en Brasil de los movimientos feministas y de mujeres que siempre reivindicaron eso.

Y nuestro presidente Lula, muy comprometido con la lucha por la igualdad y la concepción de la igualdad, no sólo de género sino también racial, se comprometió en su programa de gobierno. El primer día de enero de este año, cuando tomó el cargo de presidente de Brasil, hizo que la secretaría, que estaba vinculada al Ministerio de Justicia, por lo tanto segundo escalón de gobierno, pasase a ministerio, al primer escalón.

EC - ¿No implica, por ejemplo, el riesgo de aumentar la burocracia?

EF – No; no se creó ningún cargo nuevo en Brasil con estos nuevos espacios que fueron creados, se sacó a funcionarios de otros departamentos de gobierno, entonces no hubo un aumento de la cantidad de cargos. ¿Por qué es importante? Porque hoy con status de ministerio asesoramos directamente al presidente, hablamos directamente con el presidente sobre todas las políticas públicas para las mujeres; hablamos con todos los ministerios, con los ministros y las ministras de igual a igual. Yo soy también la presidenta del Consejo Nacional de los Derechos de la Mujer; el Consejo está formado por mujeres de la sociedad y por 12 ministros de gobierno, entonces construimos la transversalidad; son políticas, pero de este modo no soy yo quien debe dar todas las respuestas, sino el gobierno como un todo.

EC - Si entiendo bien, el ministerio que usted encabeza no es necesariamente el que ejecuta las políticas en relación con la mujer; está claro que varias de las medidas y varios de los planes que pueden implementarse en esa materia corresponden a otros ministerios.

EF - Nuestro presidente Lula definió que, cada dos meses, todos los ministerios –de Salud, Educación, Agricultura, Industria, Comercio, todos– tienen que dar cuenta a mi ministerio de qué están haciendo en materia de políticas para las mujeres. Así vamos construyendo conjuntamente, implementando, evaluando; vamos construyendo una política de gobierno; esa es la orientación.

EC - ¿Cuál es la situación actual de la mujer en Brasil, que requiere este tipo de políticas, que requiere un ministerio específico?

EF - No es distinta de la situación en todo el mundo. Me he reunido con ministros de Suecia, de Canadá, de muchos países de América del Sur y de Asia –hace pocos días recibimos en Brasil a mujeres de Unión de Corea– y el problema es muy parecido. Hay problemas de discriminación, de exclusión y mucha violencia contra la mujer, principalmente violencia doméstica intrafamiliar. En Brasil tenemos investigaciones que muestran que cada 15 segundos una mujer es víctima o sufre un acto de violencia.

EC - Cada 15 segundos…

EF - Violencia sexual, violencia física o psicológica. Tenemos un programa muy fuerte de combate, de enfrentamiento a la violencia contra la mujer. El presidente hizo un gran lanzamiento dentro del Palacio de Gobierno, presentando él mismo el Programa de prevención, asistencia y combate de la violencia contra la mujer.

EC - Hace muy pocos días.

EF - Ese programa es coordinados por nosotros y trabajamos junto con el Ministerio de Justicia; ahí está todo lo que es explotación de niñas, de adolescentes, tráfico de mujeres...

EC - Enseguida vamos a profundizar en ese plan. Antes me gustaría profundizar un poco más en el tema discriminación.

EF - Discriminación en el mercado laboral, porque los sueldos que ganan las mujeres todavía son más bajos que los de los hombres; los cargos de decisión, tanto en el espacio público como en el privado, son más ocupados por hombres; estamos trabajando para que las mujeres participen más en la política, tenemos ley de cuotas para mujeres (30 por ciento), pero todavía tenemos más o menos 10 por ciento de mujeres en la política. Tenemos muchas cosas por hacer.

La pobreza de Brasil, que afecta a millones de personas, tiene también cara femenina.

EC - ¿Por qué?

EF - Porque hay un número muy grande de mujeres jefas de familia, de hogar, que están en situación de mayor exclusión, principalmente las mujeres negras e indias enfrentan una sobrecarga, una doble discriminación.

***

EC – Se integra a la charla María Elena Laurnaga, socióloga, docente universitaria, integrante de La Tertulia.

Estos temas son una de tus especialidades. ¿Alguna pregunta a propósito de lo que escuchabas en los primeros minutos de esta charla?

MARÍA ELENA LAURNAGA:
La primera preocupación y pregunta es: ¿cuál es su experiencia en términos de gestión pública? ¿Cómo se gestiona una política transversal? ¿Usted tiene presupuesto propio, tiene posibilidades de orientar parte del presupuesto, por ejemplo del Ministerio de Salud o del Ministerio de Justicia o del Ministerio de Bienestar Social con estos objetivos de equidad que se propone? ¿Cómo hacen los hombres de los otros ministerios y las mujeres para aceptar la transversalidad?

EC - Antes que nada, ¿cuántas ministras hay hoy en el gobierno de Brasil?

EF - Tenemos cinco ministras mujeres.

EC - ¿En un total de ...?

EF - De 35; es poco todavía, pero es el mayor número que Brasil ha tenido en sus 500 años de historia.

MEL - Aquí no hay ninguna.

EC - Supo haber en su momento.

MEL - Una.

EC - Pasemos a la pregunta de María Elena.

EF - Mucho gusto, María Elena. Oí hablar de ti y sé que también tienes un conocimiento muy amplio de todos los temas.

La cuestión de la transversalidad, que es cómo se hace para que un gobierno tenga políticas públicas con perspectiva de género, dirigidas a las mujeres. No es una cosa fácil, porque no hay esta cultura; hasta ahora las personas y los gobiernos piensan las políticas como un todo. Y exactamente por tratar a todas las personas de forma igual es que una parte significativa queda fuera de la inclusión social, política y económica. Por eso tenemos pobreza, miseria, hambre, ... Estamos estudiando, porque la cuestión de la gestión pública con perspectiva de género tiene que ser estudiada, aprendida por nosotros, por los gobiernos y por los hombres principalmente; ¿no, Emiliano?

(Risas)

EC - Me mira de reojo con cara de mala.

MEL - En los países vecinos también.

EF - Porque las mujeres ya saben más, hace mucho que hablamos, los movimientos de mujeres de Brasil, como aquí también, tienen una plataforma, tienen sus reivindicaciones, que tienen que ser incorporadas por los gobiernos. Es imposible que Uruguay, por ejemplo, un país tan adelantado, no tenga todavía mujeres en los ministerios, no tenga un espacio para lo que se podría llamar ministerio o secretaría... El Instituto de la Mujer es muy importante, pero hay que darle fuerza, presupuesto. Nosotras, como no tenemos que ejecutar, no somos un ministerio con grandes recursos, pero para el año viene el presidente nos asignó más de 500 por ciento de lo que teníamos para este. Eso ya es bueno.

Como cada ministerio tiene que elaborar sus políticas, estamos estudiando incluso con especialistas de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para presentar y construir una propuesta de política de gobernabilidad y género.

EC - La pregunta era cómo hace su ministerio para incidir en los presupuestos de los otros.

EF – El primer día de gobierno el presidente dijo en reunión ministerial –nosotras participamos de todas– que teníamos dos compromisos de inclusión muy fuertes: uno con las mujeres y otro con los afrodescendientes, los negros, las negras y los pueblos indígenas. Por eso tenemos dos ministerios, uno que trata de negros, negras e indios, y el nuestro que trata de mujeres. Trabajamos en forma permanente, pero cada dos meses los ministerios tienen que darnos cuenta de qué están haciendo. Por ejemplo, el Hambre Cero, que es un programa muy importante en Brasil, para combatir el hambre, tiene varias acciones, incluso dirigidas a las mujeres, de combate a la desnutrición, la mortalidad materna e infantil, planificación familiar, pero da un dinero, un recurso para las familias de extrema, extrema pobreza que pone en manos de la mujer, es la mujer que lo recibe; es una forma de darle poder, de empoderarla.

MEL - Eso es muy interesante porque por lo menos en Uruguay hay una función muy importante de la mujer, porque además de vivir situaciones de exclusión propias en realidad es la mano de obra de la pobreza...

EC - ¿Cómo es eso de que es la mano de obra de la pobreza?

MEL - Claro, es la persona que se encarga de proteger a su núcleo familiar en situaciones de extrema pobreza. Las situaciones de pobreza recaen sobre la mujer no sólo porque ella vive pobreza sino porque se hace cargo de sus hijos pobres y de su familia pobre.

EF - En Brasil estamos poniendo una mirada muy atenta en las mujeres; los programas sociales están siendo direccionados hacia las mujeres, tenemos cursos de capacitación de mujeres, de alfabetización de mujeres y la parte de salud de la mujer tiene en el Ministerio de Salud recursos designados a atenderla. Y así en las otras áreas.

EC - Esta semana, antes de venir a Uruguay, usted tuvo participación protagónica en el lanzamiento del Programa de Prevención, Asistencia y Combate de la Violencia; la violencia doméstica, la violencia de género. ¿De qué se trata exactamente? ¿Por dónde va en el caso de Brasil lo principal que se está proponiendo como línea de acción?

EF - Nosotros comprendemos que la violencia es algo que existe en todo el mundo, que tenemos que combatir. ¿De qué forma? Con acciones de prevención que pasan por la escuela, por la formación de los maestros, de los policías, por los libros didácticos y los programas, y también de asistencia a las mujeres en situación de violencia. En Brasil estamos colocando todo nuestro esfuerzo y nuestros recursos en coordinaciones del gobierno federal y los gobiernos de los estados, juntando los recursos para lo que llamamos centros de referencia de la mujer en las ciudades, donde las mujeres pueden tener atención de la salud, judicial, para que pueda salir de la situación de pobreza, de exclusión y hasta de violencia.

EC - ¿Esos centros no existen por ahora?

EF - Sí, existen, pero estamos invirtiendo más, estamos estimulando, incluso en asociación con nosotros. Era un programa más de la ciudad, de los estados, y la unión no aplicaba dinero; nosotros estamos invirtiendo en eso.

Después tenemos la Policía para mujeres.

MEL - Las comisarías.

EF - Nosotros les llamamos delegacías. En Brasil tenemos 339 comisarías de atención a la mujer, donde los policías son capacitados, hacemos cursos de capacitación para humanizar la atención. Vamos a triplicar ese número de comisarías de atención a la mujer, esa es la meta.

En todo Brasil los movimientos de mujeres están trabajando con este programa, nosotros trabajamos mucho con los movimientos de mujeres; en el Consejo de la Mujer, que yo presido, que es un órgano colegiado que tiene gobierno y sociedad: están desde la empleada doméstica hasta las empresarias.

EC - María Elena, ¿qué dices tú sobre estos lineamientos que estaba reseñando la ministra, si comparamos con Uruguay?

MEL - Nosotros todavía tenemos una enorme dificultad para consolidar comisarías de la mujer. Más allá de una muy buena disposición del Ministerio del Interior, es todo un trabajo de transformación que trasciende el armado de la comisaría, que implica cambiar las cabezas y las prácticas. De eso se trata.

Me impresiona mucho el sustento de toda la política que usted está describiendo. Es una enorme voluntad política y una enorme capacidad de liderazgo. Nos queda claro en Uruguay cuál es la fortaleza de Lula para ejercer este liderazgo y todo lo que ha hecho en este tiempo.

También nos queda claro su liderazgo, estuve consultando ayer a mujeres que conocen mejor que yo el movimiento de mujeres que nos decían: “Ella fue una sorpresa, no era una mujer que venía de las militantes vinculadas al PT; viene de otro partido, ahora se integra al PT y es una mujer que se ha ganado el respeto” de un movimiento que es duro, todos sabemos de la fortaleza del movimiento feminista y de mujeres en Brasil.

EC - Está claro que Emília Fernandes tiene dotes de liderazgo, tiene una personalidad muy fuerte, como ha quedado de manifiesto en estos minutos que hemos estado conversando con ella aquí en la radio. Su trayectoria política también señala esa característica.

Es interesante lo que marcaba María Elena: usted no había militado en organizaciones de defensa de los derechos de la mujer, no era ese su ámbito de actuación. ¿Cómo le resultó asumir esta responsabilidad?

EF - Es necesario hablar aquí de cómo encaramos, qué es el movimiento feminista, o de mujeres. Yo considero que siempre fui una feminista, pero una feminista de los nuevos tiempos…

EC - ¿O sea?

EF - El movimiento feminista tuvo –en Brasil fue muy marcado– diferentes etapas. En una etapa necesitábamos tener visibilidad, pero hoy las mujeres tenemos una perspectiva de que para participar y estar en el poder tenemos que ampliar las cuestiones que tratamos. Entonces de la educación, de la salud, que siempre fueron temas con cara de mujer, estamos hablando de soberanía, de conflictos, de paz, de economía, estamos trabajando en presupuestos, en gestión pública... Esta es una nueva fase de la lucha de las mujeres, así yo me entiendo, porque empecé como una maestra trabajando con los niños pero buscando decir que la presencia de la mujer en la casa, en el trabajo, en el espacio laboral, tiene que tener un contenido nuestro: de la sensibilidad, de la visión de madre, pero que también tenemos que poner de administradoras, de personas que saben trabajar con la política, con los partidos y con los hombres para buscar la igualdad.

EC - ¿Y las militantes, las dirigentes, las mujeres con trayectoria en esas organizaciones de defensa de los derechos de la mujer la aceptaron fácilmente? ¿Cómo fue su inserción en ese mundo, nada menos que como ministra?

EF - Las mujeres de Brasil, como todos, conocieron más mi trabajo en los últimos ocho años cuando estuve en el Senado. Al Senado llevé las dos cosas, la presencia de la mujer, entonces organizamos toda la bancada femenina, tanto de diputadas como de senadoras (yo era una de las coordinadoras), diciéndoles precisamente que primero necesitamos una unidad independiente de los partidos políticos para poner nuestras reivindicaciones, para ser oídas dentro del Congreso Nacional. Y salimos muy bien, tuvimos buenos avances y leyes que fueron aprobadas. Mi participación se dio también en asuntos como soberanía de Brasil, Mercosur, integración de los países, valorización de las lenguas españolas... materias que pasaban fronteras. Eso hizo que las mujeres reconocieran mi trabajo como participación de la mujer.

***

EC - Hemos conversado de algunas de las líneas de acción que impulsa la secretaría que usted encabeza, pero nos interesaba consultarla en particular sobre algo que mencionó al pasar, que es el sistema de cuotificación de la participación de la mujer en las listas al Parlamento, por mencionar un caso. El PT fue de los primeros que introdujeron las cuotas en su propio funcionamiento interno; después la obligatoriedad se terminó trasladando al sistema político por ley. ¿Cómo está hoy? ¿Cuál es el sistema de cuotas que rige?

EF - Desde el año 2000 tenemos una cuota del 30 por ciento.

EC - ¿O sea?

EF - Significa que dentro de la lista de los candidatos que cada partido presenta el 30 por ciento como mínimo tiene que ser de mujeres.

EC - ¿Cómo ha repercutido esto en la participación real, efectiva, de la mujer en los órganos de gobierno en Brasil? Se lo pregunto porque es una discusión que en Uruguay está pendiente, hubo un proyecto de ley que naufragó, ¿verdad, María Elena?.

MEL - Sí, se aprobó en Diputados, naufragó en el Senado y ahora hay otra iniciativa en el Senado. El sistema político rechazó la ley de cuotas por ahora, y el movimiento sindical acaba de aprobarlo.

EF - Es una reivindicación internacional; claro que es distinta en cada país porque las realidades son distintas, pero es una política muy avanzada de participación.

EC - ¿Ha sido efectivo el sistema en Brasil?

EF - En Brasil está dando resultados muy positivos- En el Congreso se duplicó el número de mujeres electas; también en las ciudades aumentó el 100 por ciento el porcentaje de mujeres. Pero todavía hay que trabajar más, porque el problema no está en la ley sino en los partidos que no valoran a las mujeres, los cuadros femeninos, no capacitan; hasta financieramente las mujeres tienen menos recursos para participar. La ley de cuotas es una cosa muy importante en Brasil, cada vez más; ahora estamos con una gran campaña nacional porque el año que viene tenemos elecciones y estamos trabajando mucho con todos los partidos para que las mujeres participen en la política.

EC - En su caso personal, ¿cómo influyó el sistema de cuotas en su trayectoria política, en los cargos que ha ocupado, por ejemplo en el Congreso?

EF - Yo fui senadora y el Senado no tiene en Brasil ley de cuotas.

EC - ¿Ah, no?

EF - No, no; es sólo para diputados y ediles; el Senado es una cosa aparte. El voto es nominal, personal, cada uno tiene su partido pero los electores escogen su candidato. Yo tuve más de dos millones de votos en las últimas elecciones.

EC - En la hoja de votación tienen que marcar al lado del nombre que están eligiendo.

EF - Sí; ahora las elecciones son electrónicas, pero cada persona tiene que poner su número; el voto es individual. Yo tuve más de dos millones de votos, en un mismo día más de 2 millones de personas fueron a las urnas para escogerme.

EC - No está mal, ¿no? Dos millones de votos en el estado de Rio Grande do Sul. ¿Por qué?

EF - Porque cada senador se elige por estado.

EC - ¿Qué porcentaje de los votantes de Rio Grande do Sul implica esa cifra?

EF - Cerca del 30 por ciento, porque tenemos seis millones de electores y dos millones votaron por mí.

MEL - Son dos Uruguay y casi un Uruguay la votó a usted, ese es el resultado. Es interesante; uno de los argumentos fuertes aquí en contra de la cuota es que las mujeres no van a ser electas por sus méritos ni por sus propios votos. Pero en Uruguay, aún con la “ley de lemas” no hay ningún senador ni diputado, ni senadora ni diputada que efectivamente haya conseguido ese porcentaje de votos; usted lo consiguió sin cuota. Es interesante el resultado de la ley que usted acaba de plantear.

EF - Por eso tenemos una responsabilidad muy grande que va más allá del trabajo que estoy haciendo hoy, de las políticas para las mujeres. Trabajo todos en los temas hasta ahora, fui senadora ocho años y trabajo en muchos temas en los cuales trabajo. Particularmente por mi origen, porque vengo de la frontera de Brasil y Uruguay en Santa Ana do Livramento y Rivera, trabajé mucho con las autoridades uruguayas por políticas para nuestra región fronteriza.

EC - ¿Eso tiene algo que ver con su visita estos días a Montevideo?

EF - También; estamos en Montevideo en una reunión de Remm (Reunión Especial de Mujeres del Mercosur) buscando construir estrategias y propuestas conjuntas de trabajo para todas las mujeres del Mercosur. Pero ayer estuve también con el ministro Espinoza, de Aladi, del Mercosur, tratando un proyecto muy importante que es la nueva agenda de cooperación y desarrollo fronterizo. Como senadora ya trataba esos temas, ahora estoy trayendo una propuesta a Uruguay en nombre de nuestro gobierno y de nuestro Ministerio de la Mujer, para la incorporación de la propuesta de género en todas las discusiones de todos los grupos que están ocurriendo en el marco de la nueva agenda fronteriza Brasil-Uruguay: grupos de salud, medio ambiente, educación, seguridad pública. También estamos poniéndonos a disposición de Uruguay para hacer conjuntamente un estudio científico con el objetivo de hacer un diagnóstico de la situación de la mujer en las áreas de frontera Brasil - Uruguay para poder después incorporar la cuestión de género en la nueva agenda.

MEL - Es muy interesante. Usted señalaba la diferencia entre lo que yo llamo la agenda de mujeres y la agenda de género. La agenda de mujeres son aquellos temas que en particular nos competen, como el lugar en el hogar, el papel, etcétera; la agenda de género son todas las políticas con esa perspectiva de equidad.

EF - La situación de la mujer en el contexto social, político, económico y educacional. Cuando se habla de género nosotros pensamos así; ¿no?

MEL - Exacto. Acá hay algunas iniciativas, la Comisión de la Mujer de la Intendencia lo ha hecho; en el Mercosur nos parece un impulso muy importante su presencia. Yo como mujer, como mujer también feminista de la nueva era agradezco el impulso que implica una agenda propuesta por Brasil en este momento y una agenda propuesta por una mujer con su perfil. Acá hay contrapartes que seguramente van a responder a ese desafío.

EC - Las preguntas también llegan desde la audiencia. José Irazábal estuvo recibiendo algunas de estas interrogantes, ¿Pepe...?

JI – Ministra, ¿cómo es la situación actual del aborto en Brasil y en qué políticas se está trabajando?

EF – Bueno, el aborto en Brasil todavía no es legalizado. Sólo lo está en caso de riesgo de vida de la madre o de violaciones. Es un tema que está en debate en el Congreso Nacional, y todavía estamos trabajando junto con la discusión del Planeamiento Familiar, y de la paternidad actuante y consciente.

JI - ¿Y tienen algún tipo de relevamiento sobre cuál es la opinión de los brasileños a propósito del tema del aborto?

EF – Hoy hay una comprensión muy fuerte de que tenemos que ampliar la legislación sobre el aborto, porque el número de adolescentes embarazadas en Brasil es muy grande y las muertes de niñas por el aborto ilegal también es muy grande.

JI - ¿Hay cifras de aborto clandestino?

EF – Sí, hay datos que dicen que es muy grande y que este fenómeno se está cobrando muchas vidas.

JI - ¿Esto se estaría definiendo en qué tiempos? ¿El año que viene?

EF – En Brasil se aprobó una ley que señala que el año 2004 será el Año de la Mujer, por lo que me parece hay muchos temas que van a estar en discusión en el congreso y éste es uno de ellos.

---------------------------------------
Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón

recomendar esta nota




En perspectiva
l Dinámica Rural l Deportes l Página principal

Para escuchar la radio en vivo necesita el Real Player
Optimizado para Internet Explorer a 800x600
Copyright Espectador.com All Rights Reserved